Sin fronteras/ Más amor, por favor. A la memoria de bell hooks, afrofeminista y escritora. [Fernanda Olivar]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Dic 23 11:21:29 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

23 de diciembre 2021

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Sin fronteras



A la memoria de Bell Hooks (1952-2021)

Más amor, por favor



Con más de 40 libros publicados, una vastísima obra en vida y un cúmulo
invalorable de aportes intelectuales a la humanidad, el miércoles 15 de
diciembre Bell Hooks abandonó este plano.



Fernanda Olivar *

Brecha, 23-12-2021

https://brecha.com.uy/



Nacida como Gloria Jean Watkins, al crecer decidió tomar el nombre de su
bisabuela materna y ser llamada bell hooks. Así, sin mayúsculas, sin reglas
heteropatriarcales ni euronormativas. «Lo importante no es cómo me llamo,
sino lo que escribo», sostuvo con humildad. Siendo una niña, experimentó las
vejaciones de crecer en un país que pregonaba la libertad, la justicia y la
democracia mientras aún imperaban las leyes de Jim Crow, promulgadas por los
estados con legislaturas supremacistas blancas y explícitamente racistas.
Bajo el lema «Separados pero iguales», estas leyes instituyeron por siglos
la idea de que las personas afrodescendientes no iban a ser respetadas y
mucho menos bien recibidas cuando osaran ocupar lugares por fuera de lo
permitido. Pero, sobre las figuras y los cuerpos de Ruby Bridges, Linda
Brown, Vivian Malone Jones, la misma bell hooks y tantas otras, el campo
educativo estadounidense demostró con hechos que el racismo estaba ahí, que
su presencia era irrefutable. Fueron rechazadas y vapuleadas en su ingreso y
permanencia educativa. «Todo lo que el entorno me comunicaba parecía
confirmar que la ausencia de amor estaba a la orden del día», recuerda hooks
en su último libro, publicado en el 2000.



Educadora, intelectual, activista afrofeminista y escritora, hooks dedicó su
vida a la educación, explorando la conexión entre la pedagogía y los
problemas de raza-etnia, género y clase. En su escrito Viviendo de amor
plantea que el amor es, para ella, acción e intención al mismo tiempo y que
posibilita a las personas expandirse y nutrirse espiritualmente. Así,
proporcionó un insumo fundamental para comprender la situación de la
población afro en Estados Unidos: las condiciones en las que se ha
desarrollado el pueblo negro, al decir de la autora, han dificultado el
crecimiento y la nutrición espiritual, lo que ha afectado tanto los vínculos
interpresonales como los de las personas consigo mismas y ha llevado a la
proyección, la introyección y la reproducción del sistema racista. De esta
forma, incursionó en una dimensión hasta entonces poco abordada del racismo
e inauguró una corriente de pensamiento desde los estudios culturales que
alimentó tanto a la praxis académica como a los movimientos sociales
afrofeministas. «Muchas mujeres negras sienten que en sus vidas existe poco
o ningún amor. Esa es una de nuestras verdades más intimas, que raramente
discutimos en público. Es una realidad tan dolorosa que las mujeres negras
raramente hablamos abiertamente sobre ello», advierte, mordaz. Esta
reflexión, que surgió de su experiencia como estudiante, docente y
académica, marcó el rumbo de su producción intelectual y aportó conceptos
fundamentales para el desarrollo de una educación antirracista.



En 1994 escribió Enseñar a transgredir: la educación como práctica de la
libertad, obra en la que entabla un diálogo con el trabajo de Paulo Freire.
Como educadora, apostaba a la elocuencia del acto de enseñar. Estaba
convencida de que el éxito del proceso de enseñanza-aprendizaje surge de la
necesidad de buscar, dentro de quien educa, la fuerza y la motivación para
ser y estar en esa tarea, en ese momento, logrando una afectación en los
estudiantes que permita transitar procesos pedagógicos sensibles, empáticos
y transformadores de las realidades coexistentes. «La capacidad de sentirse
asombrado, emocionado e inspirado por las ideas es una práctica que abre
radicalmente la mente», decía sin pelos en la lengua, colocando el afecto
como categoría de vital relevancia para comprender las problemáticas
sociales. Como Freire, hooks plantea los procesos educativos desde la óptica
de la educación popular y desarrolla un método de alfabetización que no se
conforma con enseñar a leer y escribir, sino que busca producir un cambio
efectivo y real en la persona y en su comprensión de sí misma y del mundo
que la rodea. Su método es participativo, se gesta en la medida en que
quienes lo transitan realmente se comprometen con él.



Su mayor contribución radicó en poner el acento en conocer los trayectos
individuales y colectivos, en una lógica de historias de vida con
características compartidas, unidas en algún punto por dimensiones de la
matriz de dominación compuesta por la supremacía blanca como eje y norte de
todo el proyecto civilizatorio, que tiende a la extinción de las personas y
los pueblos racializados. Su obra es un pilar insoslayable en la práctica
educativa antirracista. No solo por romper el ciclo de la violencia
epistémica, sino también por abonar al surgimiento y la consolidación de un
pensamiento afro referenciado en el ámbito académico afrodiaspórico. El
legado de su obra radicó en interpelar la normatividad que impone la
blanquitud. «Fue particularmente desafiante abordar la cuestión de si
podemos aprender de pensadores y escritores que son racistas y sexistas»,
dice la autora en uno de sus ensayos, haciendo una pregunta de enorme
importancia para la lucha antirracista dentro del campo educativo.



Entendiendo que toda práctica educativa lleva consigo un proyecto político,
para hooks los proyectos antirracistas deben fortalecer el valor democrático
de las sociedades a través de una educación de las relaciones interétnicas
interraciales, ya que el acceso a los servicios esenciales –y, dentro de
ellos, a la educación– está imbuido de la imbricada conexión entre la tríada
básica: raza-etnia, clase y género. Vista desde su perspectiva, la famosa
frase de Angela Davis «En un mundo racista no basta con no ser racista, hay
que ser antirracista», cobra aún más vigencia. A su entender, la democracia
no debe ser un derecho de nacimiento, sino algo que es necesario trabajar y
mantener, y que requiere de un compromiso profundo y continuo con la
justicia social. La habilidad de sostener la democracia, decía hooks, se
consigue a través de una educación comprometida.



Lo que llamó sabiduría práctica es, en definitiva, el objetivo de la
educación: «Uno de los beneficios más enriquecedores y generosos que se
obtienen cuando nos involucramos en el pensamiento crítico es la
intensificación de la conciencia plena, que aumenta nuestra capacidad para
vivir plenamente y bien. Cuando nos comprometemos a convertirnos en
pensadores críticos, ya estamos tomando una decisión que nos coloca en
oposición a cualquier sistema de educación o cultura que nos haga receptores
pasivos de formas de conocimiento. El vínculo vital entre el pensamiento
crítico y la sabiduría práctica es la insistencia en la naturaleza
interdependiente de la teoría y los hechos, junto con la conciencia de que
el conocimiento no puede separarse de la experiencia. Y, en última
instancia, existe la conciencia de que el conocimiento arraigado en la
experiencia da forma a lo que valoramos y, como consecuencia, a cómo sabemos
lo que sabemos y cómo usamos lo que sabemos».



La activista afrofeminista planteó con vehemencia que si el mundo está
sostenido por desequilibrios de poder que se materializan en desigualdades,
inequidades y desventajas para una gran parte de la población mundial y si
somos capaces de reconocer que la clase, la raza-etnia y el género son los
principales ejes de la desigualdad, entonces la educación debe trabajar
sobre esos temas. Conceptualizó largamente acerca de la interconexión entre
la supremacía blanca, el racismo y el patriarcado, advirtiendo que, al
abordarlos por separado, se pierde capacidad analítica y explicativa. El
pensamiento y la práctica de hooks abrieron caminos, enseñaron a ver el aula
como un lugar lleno de posibilidades, en el que otro mundo puede ser creado.




* Fernanda Olivar es antropóloga, docente e investigadora de la Universidad
de la República. Pertenece al Colectivo de Estudios Afrolatinoamericanos.

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