Sudan/ Las mujeres siempre han estado en primera fila de la resistencia. [Shadia Abdel Moneim]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Dic 24 15:48:41 UYT 2021


  _____

Correspondencia de Prensa

24 de diciembre 2021

https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

germain en montevideo.com.uy <mailto:germain en montevideo.com.uy>

  _____



Sudán



Las mujeres siempre han estado en primera fila de la resistencia sudanesa



Shadia Abdel Moneim

Viento Sur, 22-12-2021

https://vientosur.info/l

Traducción de Viento Sur



Las manifestaciones contra el autoritarismo y los regímenes militares no son
nuevas en Sudán. Incluso la revolución que derribó el régimen de Omar al
Bashir en 2019 estuvo gestándose durante décadas. Hoy, poco más de dos años
después, un golpe militar llevado a cabo el 25 de octubre amenaza con anular
los avances conseguidos en la revolución de 2019. ¿Qué podemos aprender de
la historia de luchas contra el régimen anterior en Sudán? ¿Y cómo responden
al golpe los grupos que hicieron posible la revolución hace dos años,
especialmente los grupos de mujeres?



La oposición sudanesa contra el régimen de Al Bashir se remonta al primer
día de su acceso al poder en 1989. Durante 30 años, el régimen respondió a
la disidencia con una brutal represión, tratando de desbaratar toda
resistencia organizada. Atacó a sindicatos obreros y profesionales e hizo
todo lo posible por debilitar y dividir a los partidos políticos.



Como feminista que formó parte desde el principio de la lucha contra el
régimen de Al Bashir, recuerdo que las mujeres fueron conscientes desde muy
temprano de la naturaleza del mismo. Fueron su unidad de propósito y su
experiencia adquirida durante la larga confrontación con el régimen las que
les ayudaron a prepararse para constituir una de las secciones más
importantes que encabezaron la revolución de 2019. Si en 2019 las mujeres ya
estaban más organizadas y capacitadas para derribar el régimen que muchos
hombres, hoy, ante el golpe militar y la amenaza que este supone para los
avances revolucionarios en Sudán, podemos decir que los últimos dos años de
transición han ayudado a todos los sectores revolucionarios, incluidos los
grupos de mujeres, a estar mejor organizados y ser capaces de formar redes.



A la cabeza de las masas



El camino que condujo a la revolución de 2019 fue largo. Para comprenderlo,
tenemos que retroceder unas décadas. En 2007, tras el fracaso del acuerdo de
paz de 2005 entre el régimen de Al Bashir y el Movimiento de Liberación
Popular de Sudán, con base en el sur del país, el Partido Comunista Sudanés
(PCS) comenzó a movilizar a sus aliados en el seno de las Fuerzas del
Consenso Nacional, una coalición de partidos políticos contrarios al
régimen. El PCS impulsó la creación de comités de resistencia en los barrios
y, durante su Quinta Conferencia General, en enero de 2009, llamó
públicamente a derrocar el régimen. Los y las comunistas comenzaron a
construir grupos de resistencia, incluidos unos grupos de presión
feministas, entre las masas.



Las mujeres protagonizaron el lanzamiento de varias iniciativas, como No a
la opresión de las mujeres, un grupo formado días después de que una serie
de mujeres, entre ellas la periodista Lubna Ahmed Hussein, fueran detenidas
el 3 de julio de 2009 por llevar pantalón. No a la opresión de las mujeres
comenzó con una concentración de solidaridad con las mujeres detenidas,
algunas de las cuales fueron condenadas más tarde bajo la acusación de
llevar ropa “indecente”, y contra las normas de vestimenta impuestas por el
régimen de Al Bashir.



Además de los grupos de presión, empezaron a formarse redes profesionales
alternativas a los sindicatos controlados por el régimen. En 2008, una serie
de periodistas, inclusive quienes trabajaban en el periódico del PCS
Al-Medan, formaron la Red de Periodistas para oponerse a la constante
violación de la libertad de prensa. Poco después se formaron asimismo el
Comité de Médicos y la Alianza Democrática de la Abogacía. En 2012 se
constituyó extraoficialmente una alianza de sindicatos opuestos a la
autoridad de Al Bashir, que se llamó Tajamu, que significa confluencia en
árabe. En 2016, el grupo se registró oficialmente con el nombre de
Asociación Sudanesa de Profesionales (SPA), a la que se sumó también el
Comité de Enseñantes.



Para diciembre de 2018, la alianza estaba integrada por 17 entidades
sindicales no oficiales. La SPA dirigió el movimiento revolucionario en 2019
y la sentada masiva frente al Mando General de las Fuerzas Armadas de Sudán
en abril de ese año. Sin embargo, la SPA no era la única red de
coordinación. También se formaron comités de resistencia en diferentes
barrios tras la revuelta de septiembre de 2013, cuando estallaron protestas
populares en Uad Madani, Jartún, Omdurman y otras ciudades de toda Sudán,
después de que Al Bashir anunciara la supresión de los subsidios al
combustible y la implantación de otras medidas de austeridad. Las fuerzas de
seguridad respondieron a las protestas con violencia, incluso con fuego
real.



Se informó de que hubo más de 170 personas muertas, inclusive niñas y niños,
y cientos de heridas, detenidas y encarceladas, algunas durante semanas y
meses sin juicio, sin acceso a asistencia letrada y sin visitas de
familiares. Las personas encarceladas, especialmente las de Darfur,
consideradas enemigas del régimen desde la guerra de 2003 en la región,
sufrieron torturas. Esos comités fueron capaces de dirigir a las masas
cuando la revolución alcanzó su apogeo pocos años después. Desde entonces se
han formado muchos más comités y apareció un nuevo liderazgo que fue capaz
de coordinarlos y organizarlos para  convertirlos en una fuerza
revolucionaria viva.



Treinta años de agravios



No es exagerado decir que las mujeres fueron una de las fuerzas
revolucionarias más importantes sobre el terreno en 2019. No solo las
manifestantes marcaron una diferencia cualitativa en la lucha, sino que
también fueron cruciales a la hora de crear la imagen de la revolución,
tanto en Sudán como en el extranjero. Estas mujeres, de diferentes
procedencias políticas, sociales y étnicas, eran víctimas de agravios
cristalizados a lo largo de los 30 años que duró el régimen de Al Bashir. La
maquinaria represiva del régimen se cebó en ellas, utilizando la violación
como arma de guerra y deteniendo, matando y humillando a numerosas mujeres.
El régimen, que cometió crímenes de guerra contra sendas comunidades en
Darfur, Nilo Azul, Kordofan del Sur/Montes Nuba y Sudán del Sur, se opuso
sin tregua a la liberación de las mujeres.



El régimen anuló los avances que habían conseguido las mujeres en dura lucha
desde la independencia del país en 1956, mediante la promulgación de leyes
como la del Estatuto Personal de 1991, que permitía el matrimonio con niñas
de 10 años de edad, y del Código Penal ese mismo año. Este último, que
criminalizaba a las mujeres en seis de sus artículos, atribuía un peso
importante a los castigos físicos por los delitos de adulterio (100
latigazos), “actos intolerables” (40 latigazos), incumplimiento del código
de vestimenta (40 latigazos), atentado contra la “moral pública” (60
latigazos), estar implicadas en actos de prostitución, que en su
interpretación incluían la reunión de cualquier número de hombres y mujeres
en un espacio privado o cerrado, o en la gestión de un burdel (100 latigazos
en ambos casos). La “seducción” también se castigaba con 100 latigazos. El
régimen islamista radical utilizó estas leyes para oprimir a las mujeres,
especialmente las activistas, y liquidar los movimientos feministas
reduciendo la presencia de mujeres en la esfera pública.



Algunas mujeres ya se unieron para resistir los ataques del régimen en 1993,
organizando la resistencia y creando grupos de presión como la Asociación
Nuwieda, formada por mujeres de los Montes Nuba, y la Asociación de Mujeres
Asma, que trabaja abiertamente para capacitar a las mujeres y erradicar el
analfabetismo en zonas marginales. Estos grupos fomentaron la toma de
conciencia de sus derechos por parte de las mujeres y de la necesidad de
luchar contra el régimen y otros sectores. Hoy, los objetivos y demandas de
la revolución son todavía más claras: el rechazo de la cooperación con el
ejército, de la constitución vigente y del acuerdo de paz de Juba
incompleto, y la apertura de un periodo de transición dirigida por civiles.



Gracias a la larga experiencia de lucha contra el autoritarismo en Sudán,
las organizaciones revolucionarias y las manifestaciones en las calles son
capaces de enfrentarse al golpe del 25 de octubre y de imponer sus
condiciones: democracia y gobierno civil. (Artículo publicado en Open
Democracy: https://www.opendemocracy.net/)

  _____







--
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20211224/4eba76f7/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa