Chile/ Imposible de esquivar. La despenalización del aborto en la agenda política. [Bárbara Sepúlveda - Entrevista]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Vie Ene 22 09:46:42 UYT 2021
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Correspondencia de Prensa
22 de enero 2021
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Chile
Con la abogada feminista chilena Bárbara Sepúlveda
Imposible de esquivar
El Congreso de Chile comenzó a discutir la despenalización del aborto en el
arranque de un año marcado por un histórico proceso constituyente. En
diálogo con Brecha, Sepúlveda repasa las perspectivas que esto abre para el
avance en los derechos de las mujeres en ese país.
Valentina Diaz Mesa
Brecha, 22-1-2021
https://brecha.com.uy/
El primero en sentir la sacudida de lo sucedido en Argentina con la reciente
despenalización y legalización del aborto fue el vecino Chile. En 2017, las
chilenas habían logrado la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria
del Embarazo, que permitía practicarse un aborto en los casos de violación,
riesgo de vida de la mujer o inviabilidad fetal extrauterina. Este paso
significó obtener nuevamente un derecho que las mujeres ya tenían antes de
la dictadura de Augusto Pinochet.
Sin embargo, según esta ley, quienes asisten o tienen un aborto que no entra
en esas tres causales pueden sufrir penas que van desde 541 días hasta cinco
años de prisión. En 2018, las organizaciones Corporación Humanas y Mesa de
Acción por el Aborto impulsaron un proyecto que apuntaba a la
despenalización de la práctica, pero este no logró avanzar y quedó olvidado
en un cajón hasta el 13 de enero de este año, cuando entró en discusión en
la Comisión de Mujeres y Equidad de Género de la Cámara de Diputados.
El debate estará signado por otras decisiones relevantes. La sociedad
chilena tendrá que tomar varias este año: en abril se elige quiénes formarán
parte de la Convención Constitucional, que comenzará a trabajar en mayo para
elaborar una nueva carta magna (véase «Recién comienza», Brecha, 30-X-20);
también en abril se eligen alcaldes, concejales y gobernadores; en julio son
las primarias legislativas, y, finalmente, en noviembre las presidenciales.
En ese contexto, la abogada feminista y candidata a la Convención
Constitucional por el distrito 9 de Santiago de Chile Bárbara Sepúlveda
explicó en conversación con este semanario cuáles son las perspectivas para
el avance de los derechos de las mujeres en el país, un proceso que parece
tener un camino prometedor en la nueva Constitución.
—Después de dos años, se retoma el proyecto de despenalización del aborto y
se integra a la agenda política, ¿por qué ahora?
Hay dos factores. Uno es que Argentina dio una señal muy importante a
Latinoamérica y al mundo al establecer la despenalización y el aborto legal.
En ese sentido, marcó una agenda política y legislativa para quienes somos
promotoras de los derechos de las mujeres y diversidades sexuales. El otro
factor importante es que la nueva presidenta de la Comisión de Mujeres lo
primero que hizo al asumir fue poner en tabla [a consideración] este
proyecto. No es que la anterior presidenta no haya tenido la voluntad
política de impulsarlo, pero ahora hay una señal clara de que la autonomía
de las mujeres y sus derechos son una prioridad, una señal que saca de
encima esa distorsión del debate sobre el aborto que habían planteado los
sectores conservadores, que lo tratan como parte de una agenda valórica. Yo
creo que eso es un error. Se trata no sólo del derecho a la salud, del
acceso a la salud pública, es también descriminalizar a las mujeres y
especialmente a las de ciertos sectores socioeconómicos: descriminalizar la
pobreza de las mujeres y las diversidades sexuales.
—En el Congreso parece no haber posiciones partidarias claras. ¿Cuáles son
los apoyos y resistencias que se presentan?
Las diputadas que presentaron el proyecto están apoyadas por las
organizaciones feministas y los grupos que promueven el acceso a la
interrupción del embarazo. Las resistencias son un poco parecidas a las que
se dieron en Argentina y están vinculadas a los partidos conservadores de
derecha y de ultraderecha, especialmente a aquellos sectores que no son
liberales. En los sectores de derecha más liberales puede que sí haya apoyo
a la iniciativa, pero eso, en todo caso, lo veremos en las próximas semanas,
cuando esté más avanzado el proyecto de ley.
La Comisión de Mujeres lo va a ver muy rápido porque son sólo dos sesiones y
luego tiene que pasar a la sala. La verdad es que normalmente estos
proyectos no suelen ponerse en tabla para su tratamiento. Desde 2018 esta
iniciativa estaba durmiendo, por eso consideramos que es un avance que ya se
debata en la comisión, para entregar un informe a la sala y poder discutirla
con todos los diputados y diputadas.
—A diferencia del aprobado en Argentina, este proyecto busca la
despenalización de la interrupción del embarazo, pero no garantiza el acceso
a ella. ¿Por qué no se plantea un proyecto más amplio?
En el ámbito de la legalización se habla de regular. Por ejemplo, en los
casos en que se produzcan abortos que están dentro de las 14 semanas, se
plantea que existan garantías de acceso a los derechos a la salud, la salud
reproductiva y la planificación familiar. Eso involucra luego una actividad
estatal en materia regulatoria, que es algo que los diputados y diputadas,
senadores y senadoras no pueden hacer actualmente en Chile.
—¿Cuáles son las expectativas sobre su aprobación?
Recién se está discutiendo, pero soy optimista y creo que podemos avanzar.
Habrá que ver qué es lo que pasa en el Senado, que es la cámara más
conservadora. Pero creo que es posible porque durante el proceso
constituyente esto también va a ser un debate. Va a estar sobre la mesa una
y otra vez cuando hablemos del derecho de las mujeres, del derecho a la
salud, cuando hablemos de autonomías, de libertades. Es ineludible. Quienes
quieran aplazarlo probablemente no encuentren eco en el debate ciudadano,
que va a estar bastante álgido a propósito del proceso constituyente y donde
vamos a plantear que los derechos fundamentales de las mujeres incluyen los
derechos sexuales y reproductivos, entre ellos el acceso a la planificación
familiar, a la maternidad deseada, a tener una vida sexual libre, a poder
establecer si queremos o no tener hijos. Esa es una de las grandes
discusiones que se va a generar en ese proceso.
—¿Qué influencia tiene en este contexto que este año sean también las
elecciones presidenciales?
Las elecciones presidenciales también se van a producir durante el proceso
constituyente. Pienso que va a ser un poco parecido al proceso argentino:
algunos de los posicionamientos más importantes de quienes fueron candidatos
a la presidencia tenían que ver con el aborto. Eso es algo que en otros
tiempos no era parte de la agenda política. Ahora, la definición sobre este
asunto puede impulsar a una candidatura sobre otra. Creo que es un factor a
considerar.
—¿De qué se habla cuando se plantea una Constitución feminista?
Quienes formamos parte del feminismo sabemos que este debe atravesar todos
los aspectos de la nueva Constitución. La transversalidad que requiere el
enfoque de género no es algo que uno pueda definir en un par de artículos o
disposiciones. Es algo que va desde las bases de la institucionalidad y su
diseño, desde la infraestructura del Estado, la arquitectura del poder, la
incorporación de los derechos específicos de las mujeres, de las
adolescentes y de las niñas. Tiene que ver con un enfoque que también ponga
en el centro los cuidados, la corresponsabilidad social, la igualdad de
género. No nos vamos a contentar con la declaración de la igualdad formal
ante la ley entre hombre y mujer, porque eso no sólo ya existe en la
Constitución de los ochenta, sino que en la práctica no sirve para nada.
Hay que tener en cuenta, además, que muchas veces la ambigüedad permite que
no se cumplan o no se respeten los derechos. A veces, mandatos que se le
hacen al Estado aparecen como mandatos generales de los que nadie se hace
cargo, como por ejemplo: «el Estado podrá», «el Estado deberá». Eso no nos
dice cuál es el poder del Estado que se hace cargo, qué significa ese
mandato. Claramente, hoy en día el lenguaje juega un rol muy importante. En
ese sentido, para trascender la fórmula liberal formal de los derechos y del
constitucionalismo, es muy importante la incorporación del lenguaje
inclusivo que no se agota en el binario hombre/mujer. Hay varios desafíos de
los que tenemos que hacernos cargo quienes hoy impulsamos la Constitución
feminista.
—¿Qué expectativas hay sobre el debate constituyente?
Después de la señal que se dio el 25 de octubre, cuando en el plebiscito
ganó con más del 80 por ciento la opción de Convención Constitucional y con
un 78 por ciento la opción del apruebo, es claro que hay un fuerte impulso
ciudadano a favor de un proceso de transformación. Nadie se puede hacer el
ciego ante esa realidad y por eso auguro que vamos a tener un buen resultado
en las elecciones a la Convención Constitucional, de forma que la integren
las personas que sí están alineadas con las demandas sociales y no aquellas
que se les oponen. No obstante, todavía hay muchas complejidades que
sortear. El sistema electoral no es favorable a esta dispersión de listas
que existe hoy en la izquierda. El sistema de toma de decisiones dentro de
la Convención tampoco es favorable a las demandas sociales: tiene un cuórum
altísimo, de dos tercios. Es complejo, pero no creo que sea imposible.
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