Estados Unidos/ Los límites del plan de Biden para "reconducir" la política exterior. [Lance Selfa]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Ene 23 18:43:43 UYT 2021


  _____

Correspondencia de Prensa

23 de enero 2021

https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

germain en montevideo.com.uy <mailto:germain en montevideo.com.uy>

  _____



Estados Unidos



Los límites del plan de Biden para "reconducir" la política exterior



Lance Selfa *

A l’encontre, 22-1-2021

http://alencontre.org/

Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa

Durante la campaña electoral de 2020, el equipo de Biden no insistió
demasiado en la forma en que conduciría la política exterior de los Estados
Unidos. Pero ahora que la administración Biden está en el poder, es
importante evaluar cuál será su política para fortalecer el imperio
estadounidense.

Esto es esencial por varias razones. En primer lugar, a pesar de la llegada
inesperada de Biden al poder con mayoría demócrata en el Congreso (Senado y
Cámara de Representantes), esa mayoría es muy exigua; algo que limitará los
márgenes de lo que la administración Biden puede lograr en materia de
legislación orientada a la política interna. Por el contrario, la libertad
de acción del poder ejecutivo está mucho menos limitada -y es más probable
que consiga lo que quiere- en el ámbito de las relaciones exteriores. En
segundo lugar, Joe Biden -que fue en dos ocasiones presidente del Comité de
Relaciones Exteriores del Senado y reconocido (aunque en forma errónea) por
la élite de la política exterior como un "experto"- buscará dejar su
impronta en la política estadounidense. Tercero, los socialistas debemos
prepararnos, tenemos que saber qué proyecta hacer Biden para saber a qué
tendremos que enfrentarnos durante su mandato.

El balance de Biden no es muy prometedor. Ha sido una de las figuras clave,
en la última generación a nivel de la construcción del orden neoliberal,
tanto a nivel nacional como internacional. En el Congreso, fue un firme
defensor y facilitador  de la intervención de los Estados Unidos en los
Balcanes en la década de 1990, la invasión de Afganistán en 2001, la
invasión de Irak en 2003 y la división de Irak en tres estados
etnorreligiosos separados. Desde hace mucho tiempo, es partidario del Estado
de Israel, en general sin crítica alguna. Como vicepresidente de Barack
Obama, apoyó el aumento de la presencia militar en Afganistán, un golpe de
Estado en Honduras [en 2009] y la intervención en Siria y Libia.

En otras palabras, el balance belicista de Biden -a menudo cubierto por una
retórica "multilateral" o "internacionalista liberal"- es más o menos el
mismo que el de un demócrata de la corriente principal de las últimas
décadas. Para entender lo que eso puede significar en una administración
Biden, podemos empezar con la revista Foreign Affairs, en la que casi todos
los principales candidatos presidenciales se dirigen a la élite imperial
para exponer su visión en cada año electoral. Las plumas que presentaron a
Biden fueron claras y pusieron énfasis en "Por qué América debe ser
nuevamente líder". Salvar la política exterior de los Estados Unidos después
de Trump" (marzo/abril de 2020).

En ese artículo Biden promete: "Tomaré medidas inmediatas para renovar la
democracia y las alianzas americanas, proteger nuestro futuro económico y
asegurar que los Estados Unidos sean nuevamente líderes mundiales".

Su primera idea consiste en "renovar la democracia estadounidense", con el
fin de restaurar "la fuerza de nuestro ejemplo" (llamado generalmente “soft
power", "poder blando" estadounidense) en el mundo. En ese marco, promete
una serie de reformas contra la corrupción, el blanqueo de dinero a nivel
mundial y los ataques de Trump a las normas democráticas. Se compromete a
organizar una cumbre de la democracia para contrarrestar la tendencia al
"autoritarismo" de los gobiernos a escala mundial.

Luego, propone una "política exterior para la clase media", en la que
algunos de sus programas internos, como un salario mínimo de 15 dólares por
hora o una inversión multimillonaria en infraestructuras, son presentados
como cuestiones de "seguridad nacional". También en este tema, hace hincapié
en el "comercio justo" y, en particular, en una guerra comercial más
focalizada contra China. Llama a una alianza comercial mundial (que él llama
un "frente único") contra China.

Ambas etapas lo llevan a la tercera y más importante parte de su programa,
que se titula "Volver a ocupar el primer lugar". Se trata del objetivo de
"liderazgo" estadounidense para evitar que otras potencias le arrebaten a
los Estados Unidos la dominación mundial o que el orden mundial se convierta
en un "caos". Para ocupar esa posición, Estados Unidos "terminará para
siempre las guerras" (como las de Afganistán), pero seguirá realizando
intervenciones militares con fuerzas especiales y drones, explica Joe Biden.
El país volverá a adherir a tratados como el Acuerdo de París sobre el clima
y a organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud,
de las que Trump había retirado a los Estados Unidos [dos decretos
presidenciales del 20 de enero lo confirman], seguirá aportando un "apoyo
indefectible" a Israel y renovará el compromiso de EE.UU. con la OTAN.

Por otra parte, en una reorientación de la retórica liberal con fines
geopolíticos, Biden critica la inversión extranjera de China en
infraestructuras, es decir, el "Belt and Road Initiative" ("Cinturón y
Carretera" o nueva ruta de la seda), calificándola de "destructora del
clima". Si bien es cierto que esta inversión de un billón de dólares en
cemento y acero va contra el medio ambiente, Biden y la clase dirigente de
los EE.UU. están mucho más preocupados por la posibilidad de que "Cinturón y
Carretera" sustituya a los EE.UU. como fuente de "ayuda extranjera" que por
la degradación del clima.

Como quiera que sea, el intento de Biden de revivir la política del "pivote
asiático" [“Pivot” to Asia] de su antiguo jefe Obama, que consiste en rodear
a China, transluce claramente en sus promesas de reforzar las relaciones con
las subpotencias asiáticas como Japón, Australia e India, y de reactivar el
acuerdo de Viena sobre el programa nuclear de Irán [JCPoA], que Trump se
encargó de demoler.

Un gabinete de expertos

En resumen, se trata más bien de una hoja de ruta para restablecer el statu
quo de Obama Biden, anterior a Trump, un giro en el ámbito de la política
exterior que un sociólogo de la Universidad de Berkeley, Dylan Riley, llama
"neoliberalismo multicultural". El resultado es el nombramiento de un grupo
homogéneo de asesores y administradores en relaciones exteriores, la mayoría
de los cuales trabajan desde hace tiempo en las oficinas de política
exterior del Partido demócrata. Muchos de ellos eran exponentes de alto
rango en la administración Obama y asesores de alto nivel durante la fallida
campaña presidencial de Hillary Clinton en 2016. Ahora vuelven a ser
promovidos bajo la dirección de Biden.

Son, en su mayoría, poco destacados y como la mayoría de los miembros del
gabinete de Biden, presentados ante los liberales por su diversidad racial,
étnica y de género, con la finalidad de camuflar el eje central de su
política, que es la de que "el barco no zozobre". Como secretario del
Departamento de Seguridad Nacional, Biden convocó a Alejandro Mayorkas, un
inmigrante cubano-americano y abogado de empresas que contribuyó a
implementar el programa de acción diferida para la acogida de niños (DACA,
por su sigla en inglés) en 2012 bajo la administración de Obama.[1] Para el
Ministerio de Defensa, Biden nombró a Lloyd Austin, un ex general
afroamericano que deberá contar con una dispensa especial del Congreso para
ocupar un puesto civil inmediatamente después de haberse retirado del
ejército. Para representar a Estados Unidos en las Naciones Unidas, Biden
eligió a Linda Thomas-Greenfield, una afroamericana [una diplomática que se
desempeñó como secretaria adjunta de los Asuntos Africanos de 2013 a 2017].

Muchos de ellos, en particular el Secretario de Estado designado Antony
Blinken [que ya fuera secretario de Estado adjunto de 2015 a 2017], apoyan
la "intervención humanitaria", el uso de la fuerza militar para derrocar a
los gobiernos que los Estados Unidos designan como violadores de los
derechos humanos -un castigo nunca contemplado contra los aliados de los
Estados Unidos como, por ejemplo, Arabia Saudita o Israel. Avril Haines, su
representante en el puesto de directora de Inteligencia nacional, defiende
oficialmente a los agentes de la CIA contra las acusaciones de torturas a
sospechosos durante la represión posterior al 11 de septiembre. Haines, ex
propietaria de una librería independiente muy a la moda en Baltimore, se
encargó de elaborar la justificación legal de los asesinatos con drones
cometidos por la administración Obama [en 2013, Barack Obama la nombró
subdirectora de la Agencia Central de Inteligencia: la CIA, entre 2015 y
2017, fue asesora adjunta de seguridad nacional; Avril Haines apoyó el
nombramiento por parte de Trump de Gina Haspel, la que se negó a condenar el
uso de la tortura, la existencia de prisiones secretas, además de su
actividad relacionada con las operaciones clandestinas de la CIA].

Estos son sólo algunos ejemplos de un equipo Biden que puede ser diverso
[hombres, mujeres, afroamericanos, etc.] pero que, políticamente, se
inscribe en la corriente dominante. Todos ellos son iniciados que forman
parte del establishment de Washington desde hace décadas. Es probable que
los senadores republicanos logren bloquear a alguno de ellos durante las
audiencias de confirmación, pero la mayoría podrá ocupar tranquilamente los
puestos para los que fueron designados.

Los liberales pueden adjudicarse el mérito de haber convencido a Joe Biden
de que no nombrara a Michèle Angélique Flournoy como jefa del Departamento
de Defensa, debido a la estafa que ésta perpetró con una empresa de lobbying
de "puertas giratorias" [revolvingdoor], WestExec, en la que varios
funcionarios de Obama utilizaron sus puestos al servicio de fabricantes de
armamentos [como Avril Haines]. Pero aunque Flournoy haya sido dejada de
lado, muchos de sus asociados y otros de la misma estirpe podrán encontrar
su lugar en la administración Biden. Como lo señaló John Feffer, del
Instituto de Estudios Políticos en Foreign Policy in Focus el 2 de diciembre
de 2020:



"Esta no es la versión de Trump de una vieja red de amigos, que se
caracterizaba por la corrupción, el amiguismo y el nepotismo. Biden prefiere
volver al juego más familiar del tráfico de influencias, que es técnicamente
legal pero moralmente sospechoso. WestExec forma parte, definitivamente, de
ese mundo. Entonces, ¿qué esperaban ustedes?, ¿que Biden nombrara a personas
que han pasado los últimos cuatro años como voluntarios de Hábitat para la
Humanidad [una ONG que se dedica al problema de la vivienda] en lugar de
aprovechar sus relaciones con la élite? Washington no funciona así".

Biden y la realidad del mundo

Las primeras semanas de la administración Biden van a estar dedicadas a las
batallas de investidura [audiencias del Senado] y a las decisiones sobre el
medio ambiente: Biden volverá al Acuerdo  de París sobre el clima y a la
OMS, lo que significa un cambio con respecto de la retórica de Trump hacia
los principales aliados de los Estados Unidos. Incluso, es probable que
exprese su apoyo a la cooperación internacional para hacer frente a la
pandemia de Covid-19. Pero, como siempre, lo que haga será más importante
que lo que diga o la manera en que lo diga. Por ejemplo, la primera promesa
concreta que hace en el artículo publicado en Foreign Affairs es "revertir
inmediatamente" la política de separación familiar de la administración
Trump en la frontera estadounidense. Pero los anuncios hechos durante la
"transición Biden" parecen indicar que esta acción podría ser postergada por
varios meses. Si alguien espera que la administración Biden adopte medidas
audaces y poco convencionales a favor de los asalariados, tendrá que esperar
mucho tiempo.

La pregunta es qué esperar de la propia "visión" de Biden. Y sobre esto,
podemos decir que tiene tanto que ver con la realidad como con su creencia
de que los republicanos entrarán en razones y lo van a ayudar a gobernar
según las normas bipartidistas.

En primer lugar, la suposición de que el mundo está simplemente esperando
que los Estados Unidos asuman nuevamente el liderazgo es un ejemplo del
típico orgullo estadounidense, que no encaja con el mundo actual. Está claro
que los desastres de las guerras de Afganistán e Irak no son una prueba de
la clarividencia del liderazgo estadounidense. Esos ejemplos de "liderazgo
estadounidense" han matado a cientos de miles de personas, han dejado a su
paso Estados en declive y una crisis mundial de refugiados, y han
contribuido también al ascenso del Estado Islámico (ISIS) en el Oriente
Medio. Así que no es difícil imaginar que muchos países digan "no gracias" a
las garantías de Biden de que los Estados Unidos "están de vuelta" y
"dispuesto al liderazgo".

En segundo lugar, la "visión" de Biden malinterpreta la distribución del
poder mundial hoy en día. El "momento unipolar" que permitió que los Estados
Unidos se convirtieran en la potencia indiscutible del mundo tras el fin de
la Guerra Fría con la URSS duró sólo unos veinte años. Desde entonces, los
desastres en el Medio Oriente, la Gran Recesión de 2008-09, el ascenso de
China hasta convertirse en la segunda economía más grande del mundo, y ahora
el catastrófico fracaso de los Estados Unidos ante la pandemia de Covid-19
han hecho arcaica (por no decir risible) la caracterización de los Estados
Unidos por la ex Secretaria de Estado Madeleine Albright [enero de
1997-enero de 2001 bajo Bill Clinton] como el "país indispensable" del
mundo. Como declaró recientemente Olivier Zajec en Le Monde Diplomatique
(edición en inglés, diciembre de 2020): "China es ahora lo suficientemente
fuerte como para ofrecer a sus socios -que deseen "subirse al tren expreso
del desarrollo [de China]", en palabras de Xi Jinping, tan calurosamente
aplaudido en el Foro económico mundial de Davos en 2017- un marco
alternativo de socialización geopolítica y geoeconómica al propuesto por los
Estados Unidos".

Cuatro años de Trump llevaron a los aliados de EE.UU. a buscar sus propios
acuerdos con China, Rusia y otras potencias porque no confían en los EE.UU.
No es seguro que se echen atrás completamente ahora porque Joe Biden está en
la Casa Blanca. "Esa pretendida excepcionalidad de cara al exterior no logra
comprender la creciente brecha entre el papel que los Estados Unidos
reclaman para sí mismos y el alcance real de su poder", escribe Olivier
Zajec. "Ya casi nadie los escucha."

Por último, la capacidad para lograr todo esto depende de un nivel de
consenso interno que no existe. Las consecuencias del asalto de la extrema
derecha al Capitolio el 6 de enero lo confirman. Se plantea también la
cuestión de la descomposición de la sociedad estadounidense -expuesta a la
pandemia- que hace inviable cualquier proyecto importante, ya sea en el
extranjero o a nivel nacional. La élite de los EE.UU., alineada en torno a
Biden, parece querer borrar esos problemas. Pero éstos provienen en última
instancia del realineamiento del poder económico y político mundial que ha
remodelado las relaciones entre las principales potencias capitalistas.

Biden, Trump y el futuro

Joe Biden pretende marcar un fuerte contraste con Trump, pero sus políticas
exteriores comparten hipótesis similares, en particular la de que China será
el principal competidor de los Estados Unidos en el futuro, tanto en el
plano económico como en el militar. Trump trató de presionar a China con sus
estúpidas políticas arancelarias, esas mismas que Biden dijo que mantendría.
Biden vuelve a presentar la posición agresiva de Trump contra China con una
retórica sobre el multilateralismo (por ejemplo, el "frente único" con la
UE) y la política industrial ("Build Back Better"). Como cada presidente de
EE.UU. que se compromete a darle al ejército "todo el apoyo que necesite",
Biden ya insinuó que estaría dispuesto a aumentar el presupuesto del
Pentágono con respecto a los ya obscenos niveles de Trump.

Desde el punto de vista del "soft power" estadounidense, ¿cuál es la
diferencia entre el "America First" de Trump y el "América debe liderar el
mundo" de Biden? ¿Entre "Make America great again" y "América está de
vuelta"?

Trump entendió que la preocupación de la élite neoliberal no es el nivel de
vida de la gente común ni abstracciones tales como el "libre comercio" o la
"gobernanza mundial". Las políticas de los trumpistas empeoraron la
situación de los trabajadores, pero identificaron un problema que la élite
neoliberal ignoró durante demasiado tiempo.

Si tenemos en cuenta que muchos miembros de la administración Biden son
halcones liberales que tratan de hacer retroceder a China y Rusia, es
posible que la administración Biden llegue a dar un paso en falso que
desemboque en una guerra. Además, como ya lo indicó el periodista
anticapitalista uruguayo Raúl Zibechi [Véase
https://correspondenciadeprensa.com/?p=16167], la administración Biden
podría mostrarse también más dispuesta que Trump a impulsar "revoluciones de
color" para asegurarse la existencia de gobiernos pro-estadounidenses en
América Latina.

La posición de Biden ante los aliados de Estados Unidos va a ser seguramente
menos antagónica. Y la administración hablará probablemente con más
franqueza sobre temas mundiales como la pandemia y el cambio climático. Pero
cabe preguntarse si esta administración será capaz de hacer cambios
sustanciales en esas áreas, incluso si sus enfoques neoliberales
funcionaran. Las políticas que requieren un apoyo masivo del Congreso pueden
no llevar a ninguna parte. A Joe Biden le resultará difícil restablecer el
acuerdo nuclear con Irán, sobre todo porque Israel y Arabia Saudita, los
principales aliados de Estados Unidos en la región, van a sabotear cualquier
esfuerzo. Del mismo modo, dada la forma en que los demócratas perdieron las
elecciones en el sur de Florida [donde viven casi 1,5 millones de exiliados
cubanos] en noviembre, Biden buscará evitar probablemente cualquier
acercamiento con Cuba.

El caótico fin de reino de Trump no modifica el hecho de que muchas de las
fuentes de "inestabilidad" mundial bajo el mandato de Trump seguirán
presentes durante la administración Biden. La pandemia seguirá causando
estragos en todo el mundo. La crisis mundial de refugiados no se detendrá. Y
aunque la economía mundial se recupere, como parece ser el caso, no volverá
a los niveles que alcanzó en 2019 o 2020 antes de que la pandemia golpeara
con toda su fuerza. Con todos esos problemas y conflictos internacionales
potenciales, los "internacionalistas" liberales de la administración Biden
pueden caer en la tentación de intervenir de una manera como no lo habría
hecho la administración Trump.

Las tareas de los antiimperialistas no cambian con el cambio de
administración. Reconocemos que la administración Biden presenta una forma
diferente de dirigir el imperio norteamericano con respecto a la de Trump.
Pero difiere más en el estilo que en el fondo. Seguiremos apoyando a los que
luchan contra las políticas imperiales de EE.UU., desde Palestina hasta
América Central, y seguiremos resistiendo contra cualquier intento de
provocar una "guerra fría" contra China, en particular en el seno del
movimiento de los trabajadores. (Artículo publicado en International
Socialism Project, 19-1-2021:
https://internationalsocialism.net/the-limits-of-bidens-plan-to-rescue-us-fo
reign-policy/



* Lance Selfa es miembro del International Socialism Project (ISP), autor de
The Democrats: A Critical History (Haymarket, 2012) y editor de U.S.
Politics in an Age of Uncertainty: Essays on a New Reality (Haymarket,
2017).

Nota



[1] Los inmigrantes menores de edad que entraron ilegalmente en el
territorio antes de cumplir los 16 años y que tenían menos de 31 años el 15
de junio de 2012 benefician de una moratoria de dos años antes de la
deportación y tienen derecho a un permiso de trabajo. Deben haber residido
en los Estados Unidos desde 2007, según la decisión de 2012.(Redacción A
l´encontre)

  _____





--
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus


------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20210123/da2fd98a/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa