Museos y Esclavitud/ Holanda se enfrenta a la otra cara de su "siglo de oro". [Ludovic Lamant]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Jul 12 15:11:36 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

12 de julio 2021

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Museos y Esclavitud



Trata de esclavos: Holanda se enfrenta a la otra cara de su “edad de oro”



Ludovic Lamant, Ámsterdam

Mediapart, 10-7-2021

https://www.mediapart.fr/

Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa



Una exposición en Ámsterdam documenta diez vidas vinculadas a la trata de
esclavos, desde el Brasil hasta Indonesia. Una forma de desconstruir el
“siglo de oro” asociado a Rembrandt y a Vermeer, reafirmando el papel clave
de los museos en los debates memoriales actuales.



En el otoño de 2019, cuando el Museo de Historia de Ámsterdam decidió
retirar el término “Siglo de Oro” (“Gouden Eeuw”) de sus salas, estalló la
polémica. La institución quería adoptar una visión más "polifónica" del
pasado. Quería hacer justicia a los “explotados” -y en particular a las
personas reducidas a la esclavitud- que habían hecho posible que los Países
Bajos se convirtieran en la primera potencia comercial de aquella época
(1584-1702).



¿Olvidar el “Siglo de Oro” neerlandés, asociado a los cuadros de Rembrandt,
Vermeer o Frans Hals? El liberal Mark Rutte, jefe de gobierno, lo calificó
de “absurdo”. Por su parte, Taco Dibbits, el director del prestigioso
Rijksmuseum, equivalente lejano del Louvre para la historia cultural de los
Países Bajos, había afirmado que seguiría utilizando el controvertido
término. Pero Dibbits se comprometió a abrir “otras perspectivas” sobre la
historia nacional.



Con algunos meses de retraso debido a la pandemia, la exposición que se
presenta este verano en el Rijksmuseum [
https://www.rijksmuseum.nl/en/whats-on/exhibitions/slavery ] es una
contribución magistral a este importante asunto del papel de los museos en
los debates actuales sobre la memoria. Llamada “Esclavitud”, la exposición
presenta, de manera inevitablemente fragmentada, la trayectoria de diez
individuos, a partir de objetos, pinturas y escritos: esclavos en Brasil o
en el Golfo de Bengala, antiguos esclavos convertidos en sirvientes “moros”
en Ámsterdam, “negros marrones” revolucionarios en Surinam, pero también
jefes de plantación o abolicionistas con ideas ambiguas..

El alcance de la exposición resulta sorprendente para los visitantes
franceses: la trata de esclavos no sólo se refiere al triángulo
transatlántico (Europa, África Occidental y América), sino también a los
viajes a Asia. Con dos actores principales durante un periodo de más de 200
años: la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales (GWC, en holandés) y
la Compañía de las Indias Orientales (VOC). Desde el siglo XVII hasta el
XIX, aproximadamente un millón de personas fueron sometidas a la esclavitud
por las autoridades holandesas,



"Durante mucho tiempo, la ausencia del tema de la esclavitud en las
colecciones permanentes del museo fue justificada por la ausencia de obras o
piezas para contar dicha historia. Pero, ¿era así en realidad?", se
preguntan Eveline Sint Nicolaas y Valika Smeulders, dos de las cuatro
curadoras (todas ellas mujeres), en la introducción del catálogo. La
exposición, que es el resultado de cuatro años de trabajo colectivo, se basa
en una revisión crítica de las colecciones del Rijksmuseum para identificar
más indicios y representaciones de la trata de esclavos.



Hay dos cuadros de Rembrandt que brindan un ejemplo extraordinario de este
enfoque: un doble retrato de cuerpo entero de tamaño natural de un joven
matrimonio de la alta burguesía de Ámsterdam (1634). En ellos abundan los
signos de riqueza, hasta el punto de que estos dos cuadros (uno de ellos
propiedad del Louvre, el otro del Rijksmuseum) parecen un encargo real.



Pero la mirada se desplaza en la exposición y podemos descubrir que su
fortuna procedía en parte del comercio de esclavos. El padre del novio,
Maerten Soolmans dirigía la mayor refinería de azúcar de Ámsterdam, que
importaba de plantaciones de Brasil en las que trabajaban esclavos. Tras la
muerte prematura de su primer marido, Oopjen Coppit se casó con un ex
soldado que había servido en la Compañía Holandesa de las Indias
Occidentales en Brasil, Maerten Daey. Un documento legal presentado en la
exposición afirma que Daey mantuvo cautiva a una mujer africana durante
cuatro meses, la violó y se negó a reconocer al niño nacido de esta relación
forzada. No se sabe si Oopjen conocía esta historia.



Esa otra cara de la obra maestra de Rembrandt no empaña la deslumbrante
ejecución de los lienzos, la representación de los encajes y el estilo
austero del maestro. Pero esta obra participa, modestamente, en la
recuperación de la memoria de un crimen contra la humanidad. "Es un buen
ejemplo de cómo la historia de la trata de esclavos y la de los Países Bajos
están estrechamente vinculadas", afirma el director del Rijksmuseum.

Otro ejemplo de objeto “redescubierto” gracias a la exposición es un collar
de latón, fabricado en 1689, cubierto de finas hojas de acanto. Había
entrado en las colecciones del museo en 1881 como un “collar de perro”. Las
curadoras consideran que es muy probable que este collar lo llevara un
“moro”, nombre que recibían los sirvientes negros en Ámsterdam, que a menudo
eran antiguos esclavos traídos a los Países Bajos con su amo. La exposición
consigue incluso identificar al probable usuario de este collar, lo ubica en
el borde izquierdo de un cuadro [de esa época]. Durante 140 años, el
Rijksmuseum disimuló así la función de un objeto estrechamente relacionado
con la trata de esclavos y sus derivados.



El museo es conocido el mundo entero por La ronda de noche, de Rembrandt.
Fue inaugurado en 1800 (el Louvre en 1793), "en una época en la que los
museos se construían para difundir un discurso nacionalista, para mostrar lo
que Europa había conseguido, para subrayar que habían llevado riqueza y
prosperidad", dice Valika Smeulders, una de las curadoras. Así, la
exposición actual resulta como una especie de profanación del propio museo
que la acoge.



Las representaciones de la trata de esclavos en esa época son limitadas.
¿Qué vemos? Por ejemplo, a europeos señalando a una pareja africana y a su
hijo para comprarlos, los que aparecen en el fondo de una escena tallada en
un lujoso caparazón de tortuga con incrustaciones de oro [
https://www.rijksmuseum.nl/en/collection/NG-NM-824], que el museo consideró
durante mucho tiempo como un simple tesoro del arte rococó (recién en 2013,
un responsable de las colecciones descubrió ese detalle relacionado con la
trata negrera). También se pueden ver esclavos negros trabajando en las
plantaciones, pintados en escupideras [
https://www.rijksmuseum.nl/en/collection/BK-NM-12400-403]  utilizadas en la
decoración de los ricos fumadores de Ámsterdam. Hay pocos objetos.



Los cuadros parecen aplicar algo así como un filtro tranquilizador -e
incómodo para el observador de hoy- a lo que aparece representando en ellos.
Un paisaje de 1662 muestra las islas Banda, incorporadas en 1605 por los
Países Bajos y situadas en el archipiélago indonesio de las Molucas. El
paisaje es apacible, el cuadro no tiene ningún encanto particular. Pero el
autor no menciona en absoluto que los holandeses acababan de masacrar a
14.000 de los 15.000 habitantes de estas islas para apoderarse de sus
plantaciones de mirísticas, el árbol de la nuez moscada.



En una sala dedicada a Surinam, territorio limítrofe con la actual Guayana
Francesa, vuelve esa sensación de repulsión. A principios del siglo XVIII,
el propietario de una plantación, que se había quedado en Ámsterdam, envió a
un pintor para que documentara la situación en que se encontraban sus
propiedades. Los dibujos de Dirk Valkenburg
[https://www.rijksmuseum.nl/en/my/collections/33721--marie-claire-fakkel/dir
k-valkenburg-tekeningen-en-schilderijen-suriname/objecten#/RP-T-1905-103,2]
describen con gran precisión el estado de los terrenos y los
resplandecientes edificios, pero se interesan poco y nada por los seres
humanos que viven en ellos, relegados a lejanas siluetas...



El carácter inclusivo de la exposición permite escuchar, en las audioguías,
las voces de los descendientes de las víctimas de la trata de esclavos, que
relatan la vida de diez personas involucradas en la esclavitud (también se
pueden encontrar en forma de clips en
https://www.rijksmuseum.nl/en/stories/slavery ). La muestra prefiere el
término “persona reducida a la esclavitud” en lugar de “esclavo”, que es más
reductor. Tras su cierre, esta exposición dejará huellas duraderas en todo
el museo; gracias a su estímulo, fueron corregidas 77 etiquetas de las
colecciones permanentes, en unos casos para comentar la discreta presencia
de un negro, en otros para explicitar los vínculos de un burgués
representado con la economía de las plantaciones.



La exposición, que fue inaugurada en junio por el Rey, se inscribe en una
dinámica de fondo en el medio cultural neerlandés. En Rotterdam, el
prestigioso centro de arte contemporáneo Witte de With cambió su nombre en
2020, para que se olvidara el nombre de ese almirante naval del siglo XVII
vinculado al imperio colonial holandés (un nombre que evoca irónica y
explícitamente los diferentes matices de blanco...). En La Haya, el museo
Mauritshuis, donde se puede admirar La joven de la perla, de Vermeer, debe
su nombre a Jean-Maurice de Nassau-Siegen, que fue gobernador de las
colonias neerlandesas en Brasil. Esta institución también tiene previsto
cambiar de nombre, a pesar de algunas reticencias. Mientras tanto, en 2019,
organizó una exposición [
https://www.mauritshuis.nl/en/press/persarchief/2019/shifting-image-in-searc
h-of-johan-maurits/ ] con el objetivo de desconstruir esa engorrosa imagen.



Por último, en 2020, la Casa de Rembrandt en Ámsterdam [
https://www.rembrandthuis.nl/wp-content/uploads/2020/02/press-release.-here-
black-in-rembrandts-time.-the-rembrandt-house-museum-amsterdam.pdf] organizó
también una exposición para recuperar la visibilidad de los negros en las
pinturas holandesas del siglo XVII, incluidas las de Rembrandt. Cada uno a
su manera, con los medios de que disponen, estos museos están buscando la
manera de contar una historia más compleja de los Países Bajos y que a la
vez sea más inclusiva para el público, habitualmente ignorado. La llegada al
Louvre de Laurence des Cars [que dirigirá este museo francés desde el
1-9-2021], quien fuera responsable de la exposición “Modelo negro” en el
museo de Orsay [
https://www.musee-orsay.fr/fr/evenements/expositions/aux-musees/presentation
-generale/article/le-modele-noir-47692.html?cHash=74dcf14e5f] podría
contribuir, en Francia, a remediar una situación similar.

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