Estados Unidos/ La batalla en Alabama: el movimiento antirracista y la lucha por la organización sindical en Amazon. [Tatiana Cozzarelli]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Mar 30 00:10:55 UYT 2021


  _____  

Correspondencia de Prensa

29 de marzo 2021

 <https://correspondenciadeprensa.com/> https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

 <mailto:germain en montevideo.com.uy> germain en montevideo.com.uy

  _____  

 

Estados Unidos

 

La batalla en Alabama: el movimiento antirracista y la lucha por la
organización sindical en Amazon

 

La campaña de sindicalización de Amazon en Alabama revive la tradición
sindical de la comunidad negra en el sur profundo de Estados Unidos.

 

Tatiana Cozzarelli, desde Nueva York

Semanario Ideas de Izquierda, 28-3-2021

https://www.laizquierdadiario.com/

 

Jeff Bezos es el hombre más rico del mundo. Podría pagar bonos de 105.000
dólares a cada uno de los 1.2 millones de empleados en Amazon y aun así
seguir siendo igual de rico que antes de que comenzara la pandemia. Su
riqueza la obtiene mediante la extracción de enormes niveles de plusvalía de
la fuerza laboral en Amazon a través de un trabajo agotador, salarios bajos
y mano de obra no sindicalizada. Los 5.800 trabajadores del Fulfillment
Center (un depósito y centro de distribución) en Bessemer, Alabama, están
tratando de hacer lo que ningún otro empleado estadounidense de Amazon pudo
hacer: conquistar un sindicato. Esta campaña está siendo organizada casi en
su totalidad por trabajadores negros en un estado republicano.

 

Amazon está poniendo toda la carne al asador contra la campaña de
organización de sus trabajadores, desde la intimidación hasta un pago a sus
trabajadores para que renuncien, a un sinfín de llamadas y mensajes de texto
antisindicales. Tienen recursos casi ilimitados para esta pelea.

 

Esto es David contra el Goliat de Amazon. Y en esta historia, “David” está
representado por miles de afroamericanos, mujeres en su mayoría.

 

Black Lives Matter

 

La pelea por la sindicalización es un producto directo del movimiento Black
Lives Matter. El movimiento, conjuntamente con la devastación de la pandemia
del coronavirus, puso al descubierto todas las injusticias del racismo
capitalista. Aquellos que se movilizaron durante todo el verano (boreal)
manifestaron en términos inequívocos que la comunidad negra merece algo
mejor. Las vidas negras deberían importar. Pero no le importan a los
policías que sistemáticamente aterrorizan y asesinan afroamericanos. Y las
vidas negras tampoco le importan a Amazon. Claro, Amazon dice “Black Lives
Matter”. Incluso hizo donaciones a la red global de Black Lives Matter, la
cual fue sujeto de críticas por parte de grupos como BLM10 y Black Power
(inicialmente BLM Inland Empire). Pero es solo un intento desesperado para
tapar la negativa de Amazon a garantizar derechos básicos a sus
trabajadores, muchos de los cuales son negros.

 

Con una combinación de represión y cooptación, las protestas de este verano
fueron frenadas. Demócratas y Republicanos por igual gasearon, arrestaron y
golpearon manifestantes mientras los Demócratas se adjudicaban representar
al movimiento en las urnas. Joe Biden y Kamala Harris contuvieron las
explosivas protestas y desviaron su energía hacia el apoyo electoral al
Partido Demócrata; el cementerio de los movimientos sociales en acción. A
pesar de su largo historial de políticas neoliberales y racistas, Joe Biden
prometió ser un presidente pro-sindicatos y antirracista. Miles de
trabajadores y oprimidos lo votaron con la esperanza de que Biden concediera
al menos algunas reformas. Pero después de unas pocas semanas en la
presidencia, Biden está dando marcha atrás en muchas de sus promesas. Él y
el resto de los demócratas ni siquiera van a garantizar un mísero salario
mínimo de 15 dólares, destacando una vez más que hacen promesas para
suprimir movimientos pero no van a dudar en retractarse de ellas.

 

Casi habiendo abandonado las calles, el Black Lives Matter está quizás
reemergiendo de otra forma, en la pelea por la sindicalización. Esto es así
porque no hay límites reales entre la lucha obrera y los movimientos
sociales. Los trabajadores negros en Bessemer fueron parte de la resistencia
contra los capitalistas cuando inicio la pandemia y del Black Lives Matter.

 

Son parte de un largo legado de lucha sindical en Alabama donde se
fusionaron las demandas del trabajo con las del movimiento por los derechos
civiles. Este tipo de lucha sindical resalta que el racismo y la explotación
están unidos en este sistema capitalista racista. Esta dialéctica existió en
la historia de todo Estados Unidos, a pesar de los intentos capitalistas
para cooptar los movimientos y detenerlos. La lucha por la sindicalización
en Amazon tiene un inmenso potencial para abrir camino a más intentos de
sindicalización y para una nueva era de militancia en los lugares de trabajo
que conecte las luchas obreras al Black Lives Matter, así como a otras
luchas de los oprimidos.

 

Amazon, el Goliat

 

Cuando el levantamiento Black Lives Matter en Estados Unidos comenzó a
retroceder en agosto, los trabajadores de Amazon en Bessemer se acercaron al
Sindicato de Tiendas Minoristas, Mayoristas y Grandes Almacenes (RWDSU por
sus siglas en inglés). Ochenta y cinco por ciento son negros y muchas son
mujeres. El 8 de febrero, los trabajadores y trabajadoras comenzaron a votar
si unirse al sindicato RWDSU, el cual representa a 12.000 trabajadores
avícolas en Alabama y 100.000 trabajadores a nivel nacional.

 

Amazon es el segundo empleador privado más grande del país, solo superado
por Walmart. Su fuerza laboral se compone de un ejército de trabajadores de
depósitos y técnicos, así como también repartidores, muchos de los cuales
trabajan como “contratistas independientes”. Tal como explica el analista de
negocios Scott Galloway, “Amazon está construyendo la infraestructura en
logística más grande en la historia” [1]. Aun así, Amazon pagó menos del 3 %
en impuestos federales.

 

Amazon y Apple son las dos primeras compañías en la historia en valer un
billón de dólares. Como Kim Moody dice que “Jeff Bezos y su equipo de
técnicos y analistas simplemente hicieron lo que los barones ladrones
siempre hicieron: recaudar, gastar y a veces perder el dinero de otras
personas, eludir impuestos, estafar a los proveedores y evitar los
sindicatos” [2]. Y ahora, Bezos se convirtió en más que eso; es un
beneficiario de la pandemia, haciendo una fortuna con la crisis mundial sin
precedentes. Solo en 2020, Bezos tuvo $70.000 millones en ganancias. Como
resultado del aluvión de mala prensa, Bezos anunció recientemente que dará
un paso al costado en su papel de CEO, aunque va a continuar jugando un rol
en la compañía.

 

El ascenso de Amazon es un producto de la era neoliberal, caracterizada por
las cadenas globales de producción construidas bajo un creciente “libre”
comercio que facilitó el movimiento de commodities producidas por
trabajadores sobreexplotados del “Sur Global” y en empresas sin sindicatos
de los Estados Unidos. Esta era se caracterizó por brutales ataques al
movimiento obrero organizado y una caída masiva en las tasas de
sindicalización. Las corporaciones en los Estados Unidos aumentaron las
tasas de explotación flexibilizando las condiciones de trabajo,
generalizando los “contratistas independientes” (tercerización del trabajo)
y girando a una gig economy, mientras que al mismo tiempo se reducían los
impuestos a los grandes capitalistas. Estas políticas neoliberales
antiobreras, fueron llevadas adelante por demócratas y republicanos por
igual durante décadas. Este modelo económico está en crisis desde 2008, con
una recuperación parcial que fue destruida por la pandemia. Esta pandemia
solo profundizó la “Amazonificación” de la economía.

 

Amazon lleva años compitiendo contra Walmart para tener el puesto N.°1 como
la empresa principal en el Fortune 500. Alimahomed-Wilson, Allison, y Reese
dicen que estamos entrando en una era de “capitalismo amazoniano” que se
basa en las políticas neoliberales de las últimas décadas para poder crear
Goliats como Amazon. No solo Amazon creció exponencialmente, sino que además
“impulsó muchas características novedosas que animan la economía mundial
actual” [3], incluyendo el consumismo online y la entrega en el día de
muchos productos. Tal como ellos explican, Amazon hace que algunas
tendencias globales se hagan visibles: monopolización, crecimiento del
comercio online, quiebra de comercios tradicionales y aumento de la
importancia del sector logístico. Amazon es brutalmente exitoso porque
perfeccionó lo que se conoce como “Lean Production”, usando tecnología para
imponer un ritmo agotador a una fuerza laboral relativamente pequeña de
trabajadores. La empresa atomizó la fuerza laboral, incluyendo trabajadores
de depósito y subcontratados de reparto, quienes lentamente reemplazan al
Servicio Postal de los Estados Unidos (USPS por sus siglas en inglés)
sindicalizado. Como el USPS está sistemáticamente subfinanciado, Amazon
acapara más y más trabajo, desplazando al correo tradicional. Los
trabajadores negros son los más afectados, ya que están representados
desproporcionadamente entre los puestos de trabajo sindicalizados del USPS y
los trabajos no sindicalizados de Amazon.

 

Las tasas de sindicalización cayeron exponencialmente a lo largo de la era
neoliberal. En 1994 cuando se creó Amazon, el 10,9% de los empleados
privados y el 15.5 % de todos los trabajadores estaban sindicalizados. En
2020, el número decayó a 6.3 % y 10.8 %, respectivamente. Además, desde el
2000 hasta el 2020 la tasa sindicalización de trabajadores de transporte y
de depósito cayó de un 25.7 % a un 17 %. Eso se debe en parte al crecimiento
de Amazon. Y esta tendencia va a continuar, dado que Amazon está en camino a
convertirse el empleador más grande del país. Los trabajos en la empresa
aumentaron un 50 % durante el último año y medio.

 

La “Amazonificación” resalta la contradicción esencial del capitalismo en
2021: enormes riquezas y bajos impuestos para las corporaciones; el uso de
tecnología de punta en robótica y vigilancia para supervisar a los
trabajadores; y la explotación y deshumanización de los empleados. No es que
Amazon sea la manzana podrida, es que esta es otra iteración del
capitalismo. Pero centralizando miles de trabajadores y generando tanta
ganancia, Amazon también centralizó bronca y descontento. Después de la
pandemia y del movimiento BLM, está todo maduro para la organización y la
lucha.

 

Condiciones inhumanas de trabajo

 

La plusvalía creada por los trabajadores de Amazon la utilizó Bezos para
hacerse rico más allá de la imaginación. Marx explica que la ganancia
capitalista se obtiene de la extracción de plusvalía: lo que el patrón se
queda del tiempo de trabajo no pagado en la jornada diaria. Es esencialmente
la ganancia que los patrones hacen a costa del trabajo obrero.

 

Corporaciones como Amazon se enriquecieron extrayendo altas tasas de
plusvalía de sus trabajadores a cada paso. Como explica Kim Moody, “la
interacción de la infraestructura de Amazon, la velocidad con la cual los
bienes de mueven a través de ella, y la tasa en la cual los trabajadores
producen este valor (su nivel de explotación) está en el corazón de los
esfuerzos constantes de la compañía de aumentar la intensidad de trabajo y
bajar el costo de este labor” [4].

 

Como lo marca Moody, mientras los trabajadores de depósito de Amazon no
necesariamente producen mercancías, están creando plusvalor, y son parte de
la redistribución de la plusvalía creada en el capital productivo. Desde el
punto de vista de la creación del valor, volumen 2 de El capital, Marx es
muy claro: “el capital productivo invertido en esta industria [transporte]
agrega valor a los productos transportados, en parte a través del valor
añadido por el trabajo de transporte”. En otras palabras Marx creía que el
trabajo en la “industria del transporte” producía plusvalía. En la época del
imperialismo, tal como elaboró Lenin, el capital comercial y financiero se
combinan, creando monopolios como Amazon y Walmart. Estos monopolios
influencian las cadenas de valor y a veces controlan el capital industrial
en sí mismo, engullendo y redistribuyendo la plusvalía creada en la
producción. Entonces, los trabajadores de Amazon producen plusvalía directa
e indirectamente; forman parte de la distribución del plusvalor. En otras
palabras, el trabajo extenuante de estos trabajadores es fuente de la
riqueza extraordinaria para Bezos y más ampliamente, Amazon.

 

Los empleados de depósito en Amazon sufren condiciones inhumanas y
aborrecibles de trabajo. Amazon impone métodos tayloristas con un giro del
siglo XXI: ahora no son principalmente capataces supervisando trabajadores,
sino que lo hace un intrincado sistema de vigilancia que haría sonrojar al
Gran Hermano. Amazon rastrea automáticamente la productividad de cada
trabajador y genera advertencias sin la intervención de ningún supervisor,
por ejemplo, si alguien pasa mucho tiempo en el baño. A los trabajadores se
les asigna solo una mínima cantidad de “tiempo libre de tareas” (TOT), un
período en el que no están escaneando paquetes mecánicamente. Se realiza un
seguimiento de cada movimiento y los trabajadores que caen por debajo de “un
umbral de productividad” son disciplinados o despedidos. Basándonos en una
instalación de Baltimore, podemos estimar que los depósitos de Amazon
despiden hasta el 10 % de su fuerza laboral por año.

 

Como resultado, Amazon tiene una tasa de lesiones graves del 7.7 %, que es
aproximadamente el doble de la media más reciente del sector (que ya es
bastante alta). Ya que Amazon presiona fuertemente para mantener estos
ritmos de trabajo, los trabajadores a menudo no pueden usar el baño. No
tienen tiempo de atravesar un almacén enorme –a veces del tamaño de 17
canchas de fútbol– y volver a sus puestos. En consecuencia, a veces tienen
que orinar en botellas para poder mantener sus puestos de trabajo. Jennifer
Bates, una trabajadora de Amazon, lo explica:

 

Mis compañeros de trabajo y yo –de todas las edades– cojeamos de tanto subir
y bajar las escaleras del edificio de cuatro plantas. Una vez pregunté:
“Bueno, ahí mismo hay un ascensor. ¿Por qué no podemos usarlo?”. Mis
compañeros respondieron: “nos dijeron que no podíamos”. Podíamos poner los
productos en los ascensores y subirlos, pero luego teníamos que subir por
las escaleras. Es como si estuviera diseñado para castigarnos por alguna
razón.

 

Es una reminiscencia de las otrora “entradas de servicio” para los
trabajadores domésticos negros en la era de las leyes racistas “Jim Crow”.

 

Además, los trabajadores de Amazon se jugaron la vida en medio de una
pandemia mortal. Son esenciales: se aseguraron de que la gente recibiera los
EPP (Equipos de protección personal) y las recetas, así como los envíos para
actividades de ocio que también eran esenciales en cuarentena. Mientras
Bezos y otros capitalistas lanzaban loas a los héroes de primera línea, las
condiciones en los almacenes de Amazon solo empeoraron durante la pandemia.
Al principio, hubo poco o ningún distanciamiento social. Los trabajadores de
Amazon recibían una mísera de paga por riesgo de 2 dólares por hora al
principio de la pandemia, pero se terminó en junio de 2020, cuando muchos
estados aún no habían alcanzado su pico de casos de COVID. Casi 20.000
trabajadores de Amazon en los Estados Unidos se contagiaron de COVID-19, y
Amazon ha admitido que al menos 10 personas han muerto. Como dice Bates:

 

Incluso con el COVID-19, nos dijeron que nos avisarían si habíamos estado en
contacto cercano con alguien que tuviera el virus. Pero sabemos con certeza
que hemos trabajado junto a personas que tenían COVID y no se nos avisó.

 

Como resultado de estas condiciones, hubo una serie de paros durante el
verano. Los trabajadores que se quejaron y organizaron acciones, como Chris
Smalls de Nueva York, fueron despedidos. Un memorándum filtrado del consejo
general de Amazon decía que Smalls “no era inteligente, ni elocuente”, un
mensaje implícitamente racista. Podemos ver cómo el racismo es una parte
necesaria de las políticas antisindicales de Amazon.

 

Intimidación anti-sindical

 

Amazon ha contratado a analistas de inteligencia para seguir las “amenazas
de organización sindical” y ha espiado las interacciones de los empleados en
grupos cerrados de Facebook. Han despedido a “alborotadores” como Chris
Smalls y a innumerables personas cuyos nombres desconocemos. En 2014, un
pequeño grupo de trabajadores técnicos de Amazon intentó unirse a la
Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales.
Aunque más de la mitad había firmado inicialmente documentos en los que se
declaraba que se uniría al sindicato, Amazon se dedicó a todo tipo de
mentiras y maquinaciones que finalmente hicieron que el sindicato fuera
rechazado.

 

Del mismo modo, en Bessemer, Amazon ha hecho todo lo posible para frustrar
el esfuerzo de sindicalización, incluyendo todo tipo de amenazas de despido,
llamadas telefónicas a los trabajadores, reuniones antisindicales y un sitio
web anti-sindical muy ridículo con un perro como DJ. Mientras Amazon llena
los baños de propaganda antisindical, los organizadores sindicales se ven
obligados a reunirse con los trabajadores fuera de la propiedad. Amazon
solicitó con éxito a la ciudad que cambiara el tiempo de duración del alto
en los semáforos para que los organizadores y activistas tuvieran menos
tiempo para hablarles a los trabajadores en sus coches. Amazon le paga a
consultoras casi $10.000 al día para frenar el esfuerzo de sindicalización.

 

Incluso sin estas maniobras antisindicales, las leyes están en contra de los
trabajadores. En primer lugar, los trabajadores tienen que ratificar el
sindicato dos veces: la primera vez, firmando con sus compañeros de trabajo
para una petición sindical, y luego, semanas más tarde, consiguiendo que los
trabajadores certifiquen el sindicato. El largo periodo de tiempo que
transcurre entre el momento en que se hace pública la petición y la
ratificación del sindicato da a los empresarios mucho tiempo para interferir
en el proceso y contratar a estudios de abogados especializados en la
destrucción de sindicatos. Las represalias, la extorsión y la intimidación
son habituales, pero el enorme lapso de tiempo que transcurre entre el
registro de una queja y la obtención de una respuesta de la Junta Nacional
de Relaciones Laborales (NLRB) [5] –de siete a catorce semanas– significa
que los trabajadores disponen de pocos recursos legales. Es muy común que
los sindicatos tengan un apoyo abrumador antes de salir a la luz, pero que
luego sean derrotados en la votación de certificación. En más del 40 % de
los casos, la NLRB acusa a los empresarios de prácticas laborales desleales.
A los empresarios no les importa. La NLRB no puede obligarlos a pagar daños
y perjuicios, más allá de los salarios atrasados y la reincorporación. Para
los empresarios vale la pena ese esfuerzo antisindical.

 

La mayoría de los países europeos permiten la negociación sectorial, en la
que se establecen convenios que abarcan sectores enteros y no centros de
trabajo individuales. En Estados Unidos solo se permite la negociación a
nivel de empresa, lo que significa que los sindicatos deben organizarse de
lugar de trabajo en lugar de trabajo. Esto está diseñado para que se
enfrenten compañías enormes contra grupos de trabajadores atomizados.

 

Por otro lado, el sindicato de Amazon ha tenido cierto apoyo. La Asociación
de Jugadores de la Liga Nacional de Fútbol Americano, que representa a más
de 2.000 jugadores de la NFL en Estados Unidos, publicó un vídeo de apoyo, y
la Asociación de Jugadores de las Grandes Ligas de Béisbol también emitió un
comunicado. Los trabajadores de la industria avícola se apostaron frente a
Amazon para hablar con los trabajadores sobre la sindicalización y
sindicatos como National Nurses United que agrupa enfermeras y enfermeros
también han expresado su apoyo. En el último mes ha habido pequeñas acciones
de solidaridad en todo el país. Políticos como Alexandria Ocasio Cortez,
Bernie Sanders e Ilhan Omar enviaron videos en apoyo.

 

Casi tres semanas después de que los trabajadores de Amazon empezaran a
votar y ante la creciente presión de los sindicatos, Joe Biden envió un
vídeo en el que condenaba la intimidación y apoyaba el derecho de los
trabajadores a afiliarse a un sindicato. Sin embargo, no exigió ningún
castigo por la intimidación descaradamente ilegal. Esto contrasta
fuertemente con el duro lenguaje que Biden utilizó para condenar y exigir la
persecución de los manifestantes del BLM, mientras los policías de las
ciudades con alcaldes demócratas encarcelaban, golpeaban y gaseaban a los
manifestantes. Además, se negó a pronunciarse a favor de la Ley PRO [6], que
había sido una promesa su campaña. La Ley PRO promete terminar con una serie
de leyes antisindicales, prohibir las reuniones utilizadas por las empresas
para amedrentar a los trabajadores y aumentar las multas y sanciones para
los empresarios que incumplan las leyes laborales. Biden celebró el esfuerzo
del sindicato de Amazon pero no presentó ninguna propuesta concreta que
ayudara realmente a los trabajadores a sindicarse. Como es típico de los
demócratas, Biden utilizó una retórica florida para encubrir el hecho de que
gobierna únicamente del lado de los capitalistas.

 

Un empuje para conquistar el sindicato

 

Durante la pandemia, muchos trabajadores se dieron cuenta de lo esenciales
que son. Como resultado, se produjeron pequeñas movilizaciones y paros en
todo el país entre trabajadores de la sanidad, trabajadores de tiendas de
comestibles, profesores y otros. La comprensión de su propia “esencialidad”
llevó a una huelga en el mercado de Hunts Point de Nueva York, el mayor
mercado mayorista del país. Marcos, un trabajador de Hunts Point, resumió el
sentimiento: “Muchos de mis compañeros murieron conmigo aquí [en el
trabajo]. Mantuvimos este lugar abierto. [...] Mientras los jefes estaban en
casa, yo estaba aquí trabajando para ellos. Tenían dinero, tenían millones.
No lo compartieron con nosotros. Nos merecemos más”. El esfuerzo de
sindicalización de Amazon es parte del mismo sentimiento entre la clase
trabajadora.

 

La pandemia afectó de manera diferente a los distintos grupos étnicos y
clases sociales, con los trabajadores esenciales afroamericanos y latinos
puestos en primera línea para morir. Como resultado, los negros son
hospitalizados a un ritmo tres veces mayor que los blancos y mueren al
doble. Esto ayudó a alimentar la explosión del movimiento Black Lives
Matter.

 

Se calcula que el movimiento del verano pasado contra la violencia policial
racista fue el mayor de la historia de Estados Unidos. Aunque la mayoría de
las personas que se movilizaron eran trabajadores, el movimiento obrero solo
organizó unas pocas acciones. En junio, el sindicato de trabajadores
portuarios y de almacenes ILWU cerró todos los puertos de la Costa Oeste. En
julio, la Unión Internacional de Empleados de Servicios (SEIU) organizó una
jornada de huelga, que consistió principalmente en pequeñas protestas.
Fueron actos importantes de solidaridad, pero muy lejos de las huelgas y
movilizaciones que deberían haberse convocado para protestar contra la
violencia policial. Sin embargo, incluso estas pequeñas acciones, incluidas
las de los trabajadores de Amazon, establecieron conexiones clave con el
lugar de trabajo. Pero los trabajadores también encontraron formas de
expresar su solidaridad a pequeña escala, como los conductores de autobús
que se negaron a transportar a los manifestantes de BLM detenidos en San
Francisco, Nueva York y Minneapolis. Estas son pequeñas expresiones de
trabajadores que formaban parte del movimiento, pero que no se organizaron
en sus lugares de trabajo a causa de la dirección de los burócratas
sindicales.

 

No es exagerado decir que el actual esfuerzo de sindicalización de Amazon es
un producto del movimiento Black Lives Matter. Según el Wall Street Journal,
“algunos de los trabajadores [de Bessemer] participaron en el movimiento
Black Lives Matter durante el año pasado y se acercaron a este sindicato
porque estaban cansados de lidiar con la naturaleza agotadora de su trabajo.
Hay un clima político exacerbado”. La energía, el desafío, la conclusión
política de que, para que las vidas negras importen, hay que luchar, todo
ello condujo directamente a la campaña de sindicalización. Después de todo,
¿cómo se puede decir Black Lives Matter y luego ir a trabajar y ver a una
fuerza laboral mayoritariamente negra sufrir condiciones inhumanas sin
conectar ambas situaciones?

 

Bloomberg informó que la campaña sindical fue el resultado de “la creciente
aceptación de que el racismo sistémico ha perjudicado las perspectivas
económicas de las minorías raciales”. La creciente comprensión de que el
racismo es sistémico, no solo interpersonal, también alentó a los
trabajadores negros a mirar hacia arriba, a mirar de quién es la rodilla que
les aprieta el cuello. Son los policías, son los demócratas y los
republicanos, y también los patrones.

 

En las experiencias reales de los trabajadores oprimidos, no hay una
delimitación arbitraria entre estar oprimido como negro, inmigrante o mujer,
y ser explotado como trabajador. La vida de los negros debe importar tanto
cuando alguien camina por la calle como cuando trabaja en un centro de
distribución. Por eso los movimientos de masas como Black Lives Matter
tienen el poder de activar el movimiento obrero.

 

Sindicalismo en Alabama

 

La ciudad de Bessemer tiene 27.000 habitantes y es un 71 % negra. Tiene una
tasa de pobreza del 28 %, más del doble de la tasa nacional del 10 %. Estas
cifras ponen de manifiesto cómo las ciudades negras como Bessemer se han
empobrecido profundamente durante la era neoliberal. Jordyn Holman y Spencer
Spoer explican que Bessemer “fue una vez una próspera ciudad siderúrgica y
un centro de fabricación. Durante gran parte del siglo XX, U.S. Steel y el
fabricante de vagones Pullman-Standard emplearon a miles de lugareños,
catapultándolos a la clase media”. Pero la manufactura empezó a marcharse en
la década de 1970, y Pullman-Standard cerró en 1981. Como resultado, el
desempleo subió al 35 % y mucha gente abandonó la ciudad. Se dejó atrás una
comunidad predominantemente negra.

 

Todavía hay algunas industrias, como las plantas avícolas, en las que los
trabajadores están organizados en el RWDSU. La gente todavía entiende que
los sindicatos proporcionan puestos de trabajo con mayores ingresos. De
hecho, en un intento por detener el esfuerzo de sindicalización, Amazon dijo
a sus trabajadores que tenían suerte si ganaban 15 dólares la hora. Pero
algunos respondieron que los trabajadores avícolas cercanos ganan más de 15
dólares, lo que pone de manifiesto las ventajas de tener un sindicato.

 

El almacén de Amazon se inauguró hace aproximadamente un año y recibió $41.7
millones en exenciones fiscales para abrir. El esfuerzo de sindicalización
comenzó poco después. La escritora y activista Keeanga-Yamahtta Taylor
señala correctamente que “el movimiento Black Lives Matter tiene el
potencial de establecer conexiones profundas y crear relaciones con los
trabajadores organizados. Los trabajadores negros siguen estando
sindicalizados en mayor proporción que los blancos. La razón es sencilla:
los trabajadores negros sindicalizados ganan mucho más de lo que ganan los
trabajadores negros no sindicalizados, en salario y beneficios” [7]. Como
resultado, los afroamericanos ven a los sindicatos de manera
significativamente más favorable que otros grupos. Esto se debe en parte a
que los sindicatos han desempeñado un papel central en la historia de la
lucha de la comunidad. Alabama, en particular, tiene una poderosa historia
de sindicatos interraciales.

 

Si se consultan los libros de historia, Alabama es más conocida por su dura
oposición a la integración. Hoy, Alabama es uno de los estados más rojos [8]
del país y tiene una tasa de sindicalización del 8 %. Esta cifra es un 3 %
inferior a la media nacional, ya de por sí muy baja. Alabama fue uno de los
primeros estados en adoptar una ley antisindical de “derecho al trabajo”;
estaba en vigor desde 1953.

 

A primera vista, puede parecer un lugar extraño para tener el primer impulso
fuerte para sindicalizar un almacén de Amazon. Pero el libro de Michael
Goldfield The Southern Key hace referencia al “excepcionalismo de Alabama”
en los años 30 y 40: Alabama era muy diferente del resto de los estados
dixiecrat [9]. ¿Por qué? Porque tiene una profunda historia de sindicatos
fuertes. El almacén de Amazon en Bessemer se encuentra en realidad en un
terreno que antes era propiedad de U.S. Steel, donde los trabajadores
formaban parte de United Steelworkers.

 

El término utilizado por el historiador Robert Kornstad, “sindicalismo de
derechos civiles”, es apropiado: sindicalismo organizado por personas negras
que lucharon no solo por la sindicalización y los derechos laborales, sino
también por reivindicaciones de la comunidad negra como el derecho al voto,
contra la violencia supremacista blanca y vinculando activamente los
derechos civiles y los derechos laborales. Las tendencias hacia el
“sindicalismo de derechos civiles” tenían poderosos enemigos, entre ellos el
gobierno, la patronal y el KKK, que se empleó para aterrorizar y aplastar el
sindicalismo interracial. Aunque los líderes sindicales vinculados a los
capitalistas y la política de colaboración de clases del Partido Comunista
de finales de los años 20 en adelante limitaron el movimiento desde dentro,
vale la pena recordar y aprender de las luchas de las bases.

 

A principios del siglo XX, la Unión de Trabajadores Mineros (UMW) había
organizado a cerca del 65 % de los mineros de Alabama, negros y blancos
juntos. Era un sindicato interracial en plena época de Jim Crow. La UMW no
estaba exenta del racismo generalizado de la época, pero también tenía
tendencias muy progresistas hacia la unidad interracial contra la patronal.
Por ejemplo, los trabajadores negros fueron elegidos líderes de los locales
mineros. En un logro asombroso, en el Distrito 20 de Alabama, los
trabajadores obligaron a la patronal a poner fin a las diferencias
salariales entre los trabajadores negros y los blancos y forzaron a
Birmingham a permitir salas sindicales integradas para las reuniones. Como
ha ocurrido a lo largo de la historia, el gobierno utilizó una combinación
de racismo y represión para aplastar el sindicalismo interracial en Alabama.
El resultado fue un descenso de los trabajadores sindicados.

 

A finales de la década de 1920, los mineros del carbón volvieron a
desempeñar un papel central en el movimiento obrero del Sur. Ayudaron a
organizar a los trabajadores en Alabama, incluyendo a los trabajadores de la
madera, las lavanderas, los predicadores, los maestros de escuela y otros.
Prestaron un apoyo activo al Sindicato de Agricultores, que organizó a los
aparceros y arrendatarios negros y blancos. Como resultado, Alabama se
convirtió en el estado más sindicalizado del Sur.

 

El quid del sindicalismo por los derechos civiles es ir más allá de
organizarse en un sindicato, y los mineros del carbón en los años 20 y 30
justo hicieron eso. Como lo explica Goldfield:

 

Organizaron grupos de trabajadores blancos y negros para ir juntos a
registrarse para votar. A menudo pagaban los impuestos electorales de los
trabajadores blancos y negros. Decían que “si estás en el Ku Klux Klan, eso
es incompatible con ser miembro del sindicato y te expulsamos”. Así que si
estabas en Birmingham, o en Bessemer, y estabas relacionado con el Klan, te
sacaban.

 

Pero no solo los mineros desempeñaron un papel central en la lucha de clases
de Alabama. En 1933, el Sindicato Internacional de Trabajadores de Minas,
Molinos y Fundiciones (también conocido como Sindicato de Mineros), un
sindicato interracial organizado en gran parte gracias a los esfuerzos del
Partido Comunista, se ocupó de cuestiones clave relacionadas con los
derechos civiles. El historiador Robin D.G. Kelley escribe en Hammer and Hoe
(martillo y azadón): “El predominio de trabajadores negros y los objetivos
igualitarios del sindicato dieron al movimiento un aire de activismo por los
derechos civiles”. Continúa explicando que “los trabajadores negros –muchos
de los cuales habían adquirido experiencia en el movimiento de desempleados
dirigido por los comunistas– ocupaban la mayoría de los puestos de liderazgo
de nivel medio y bajo dentro del sindicato" [10].

 

Como resultado, Jamelle Bouie plantea que “durante la mayor parte de los
siguientes 20 años, los trabajadores negros de Mine Mill lucharían contra el
racismo y el capital en un impulso singular por la igualdad racial y la
emancipación del trabajo, ninguna de las cuales podría existir sin la otra”.

 

La policía, la patronal y el KKK acabaron por debilitar a estos combativos
sindicatos en la era McCarthy mediante la represión, el racismo y el
anticomunismo. Pero los trabajadores negros que se habían radicalizado
gracias a Mine Mill y al esfuerzo de la UMW se unieron a la NAACP [11] y
comenzaron a desempeñar un papel en el movimiento por los derechos civiles.

 

Estos ejemplos históricos son importantes. Por un lado, apuntan a una
profunda tradición sindical en Alabama, que sin duda muchos nativos de
Bessemer tienen en cuenta en su trabajo de organización. Por otro lado,
apuntan a una tradición de “sindicalismo por los derechos civiles” planteada
por los trabajadores negros en los sindicatos, utilizando el sindicato para
luchar por las reivindicaciones laborales así como por las demandas de
igualdad, tanto dentro como fuera del trabajo.

 

Tal vez no sea de extrañar, entonces, que esta lucha histórica esté
ocurriendo en un estado rojo con una fuerte historia laboral; después de
todo, la ola de huelgas de maestros comenzó en un estado rojo con una fuerte
historia laboral también. La profesora de Virginia de Oeste, Katie Endicott,
dijo: “En nuestras comunidades cercanas sabemos cómo resistir con valor
porque hemos visto a nuestros padres, abuelos y bisabuelos resistir en los
piquetes. La voluntad de resistir forma parte de nuestro ADN. Está en
nuestra propia sangre” [12].

 

Sindicatos para la lucha de clases en el siglo XXI

 

Los trabajadores negros de Amazon se están sindicalizando porque el
movimiento BLM creó una creciente conciencia de lo fundamental y
profundamente racista que es Estados Unidos, y de que ese racismo es
estructural.

 

Pero un sindicato es solo un paso en la lucha contra el capitalismo racista.
Una vez que los trabajadores tienen un sindicato, ese sindicato debe ser una
herramienta de lucha, retomando los mejores elementos del legado del UMW y
del Sindicato de Mineros. Los sindicatos pueden ser armas para el movimiento
Black Lives Matter y otros movimientos sociales. En otras palabras, pueden
reforzar la lucha contra la brutalidad policial y el racismo estructural
utilizando su posición estratégica en la economía. Pueden permitirnos no
solo cortar rutas sino también afectar la ganancia capitalista en defensa de
las vidas negras y los derechos de todos los oprimidos. Como Julia Wallace
explicó recientemente en un foro: “¿qué pasaría si cada vez que la policía
nos asesinara, nos negáramos a trabajar? Nosotros somos los que dirigimos la
sociedad”. Es importante que el futuro sindicato de Amazon –y todos los
sindicatos– actúen en interés de todos los trabajadores, luchando no solo
por sus propios miembros sino contra toda forma de opresión.

 

Sin embargo, la mayoría de los sindicatos no funcionan así. Suelen estar
dirigidos desde arriba por la burocracia sindical y se niegan a luchar
incluso por las reivindicaciones de sus propios trabajadores. Por ejemplo,
el RWDSU representa a los trabajadores de servicios que han estado en
primera línea de la pandemia, muchos de los cuales han enfermado o incluso
han muerto. Sin embargo, la dirección no ha convocado a ninguna huelga ni se
ha manifestado para proteger la vida de los trabajadores. Como lo explica
Jason Koslowski, “Cuando la crisis comenzó a golpear el pasado mes de marzo,
el presidente de la RWDSU, Stuart Applebaum, escribió una carta abierta para
el Daily News de Nueva York pidiendo más seguridad en el lugar de trabajo,
pero no dijo ni una palabra sobre cómo los trabajadores podrían ganar esa
seguridad, aparte de pedirla a los empresarios amablemente”. El boletín del
sindicato habla mucho de la “presión pública” sobre la patronal, no de cómo
obligar a la patronal a plegarse a la voluntad de los trabajadores mediante
acciones laborales militantes. Asimismo, no han organizado ninguna acción
masiva real en solidaridad con el esfuerzo de sindicalización de Amazon.

 

En lugar de eso, la dirección del RWDSU tiene la misma estrategia que la
mayoría de los demás sindicatos: pedir a los patrones que se preocupen más
por los trabajadores y se arrimen al Partido Demócrata, apoyando con
entusiasmo a los candidatos demócratas y donando $108,000 al partido. Aunque
Applebaum dice que la sindicalización de Amazon es una lucha por los
derechos civiles, es partidario de “Jim Crow” Joe (Biden), quien se opuso a
la integración en las escuelas. En ese sentido, Applebaum es un obstáculo
directo al sindicalismo de derechos civiles y al poder del BLM dentro del
sindicato. Como dice Trotsky, estos burócratas sindicales son los agentes de
los capitalistas en las filas de los trabajadores. Applebaum es un ejemplo
excelente: trata de desviar la fuerza del RWDSU al cementerio de los
movimientos, diciendo implícitamente que el quid del poder obrero está en
las urnas votando a los demócratas, no en nuestra capacidad de cerrar la
producción.

 

Por lo tanto, es esencial que los trabajadores de base luchen contra los
burócratas sindicales y su sumisión al Partido Demócrata; los trabajadores
deben organizarse y luchar por sindicatos fuertes y combativos. Los
trabajadores de Amazon podrían construir un tipo de sindicato diferente,
retomando el legado radical del sindicalismo de Alabama y la energía radical
del movimiento BLM. Para que el sindicato de Amazon luche contra la presión
de convertirse en una herramienta de campaña para los demócratas, los
trabajadores de Amazon tendrán que tomar el sindicato en sus propias manos.
Tendrán que organizar democráticamente el sindicato en el lugar de trabajo,
con asambleas de base para debatir y tomar decisiones. En este sentido,
conquistar un sindicato es ganar una herramienta, una que los trabajadores
de base pueden manejar, o una que puede ser bastante neutralizada por una
burocracia de arriba hacia abajo.

 

Un motor de arranque

 

Creo que esto será como un motor de arranque para muchas empresas. Algunas
personas han dicho: “Todos ustedes en Amazon nos han dado aliento de que
ahora podemos hablar y alguien nos escuchará”. Una vez que el sindicato sea
reconocido, creo que realmente sentiremos el impacto. Pero ahora mismo,
seguimos luchando.

 

La trabajadora de Amazon Jennifer Bates tiene razón. Todo el país está
pendiente del esfuerzo de sindicalización de Amazon. Estos trabajadores
negros podrían ayudar a inspirar una nueva ola de sindicalización, como lo
han hecho los trabajadores negros a lo largo de la historia de Estados
Unidos. Keeanga-Yamahtta Taylor sostiene que “los trabajadores blancos
siempre han seguido el ejemplo de los trabajadores negros” [13].

 

Y no es de extrañar. El racismo anti-negro es fundacional para la estructura
misma de Estados Unidos y ha sido sostenido por demócratas y republicanos
por igual. Sigue proporcionando beneficios adicionales a los más ricos del
país en el mundo, desde el trabajo semiesclavo en las cárceles, hasta el
salario mínimo miserable, pasando por los trabajadores de Amazon a los que
no se les da la dignidad básica de un descanso para ir al baño. Pero a lo
largo de la historia de Estados Unidos, los movimientos obreros y
antirracistas se han unido para luchar contra el racismo y la explotación
capitalista.

 

En la era neoliberal del “capitalismo de Amazon”, el trabajo por encargo y
una tendencia a la baja de la sindicalización y las leyes antisindicales del
“derecho al trabajo”, necesitamos desesperadamente sindicatos que luchen.
Esta lucha del almacén de Amazon, si tiene éxito, podría ser un trampolín
para muchos otros.

 

Esta lucha, que difumina los límites entre la lucha contra el racismo y la
lucha contra la explotación capitalista, podría ser un momento decisivo para
la clase obrera en la era Biden. Podría ser un punto de inflexión para
desarrollar un movimiento nacional que anule las leyes antisindicales y
luche por la sindicalización de los trabajadores por turnos, los
indocumentados y los desempleados, donde la comunidad negra y otras minorías
raciales están sobrerrepresentadas. Puede ayudar a moldear un nuevo
movimiento obrero militante que luche en el lugar de trabajo contra las
condiciones inhumanas impuestas por la patronal y en las calles contra la
violencia policial racista.

 

Un triunfo de los trabajadores de Amazon aumentaría la moral del movimiento
BLM y de la clase obrera. Podría ayudar al movimiento negro y a la clase
obrera a tomar conciencia de su propia fuerza, en lugar de poner sus
esperanzas en el Partido Demócrata, que utiliza retórica progresista para
mantener el control de los movimientos sociales y de la clase obrera
organizada. Podría enseñar a la clase trabajadora a luchar contra todas las
formas de opresión. Y podría servir como un ejemplo no solo nacional sino
internacional, como un golpe contra los métodos antisindicales de Amazon en
todo el mundo. Si te importan las vidas de los negros, apoya a los
trabajadores de Bessemer. (Este artículo fue publicado originalmente en Left
Voice, 7-3-2021: https://www.leftvoice.org/battlefield-bessemer) 

 

Notas

 

[1] Scott Galloway, The Four: The Hidden DNA of Amazon, Apple, Facebook, and
Google (London: Corgi Books, 2017), 41. 

[2] Kim Moody, “Amazon: Context, Structure and Vulnerability,” en The Cost
of Free Shipping: Amazon in the Global Economy, ed. Jake Alimahomed-Wilson
and Ellen Reese (London: Pluto Press, 2020), 21. 

[3] Jake Alimahomed-Wilson, Juliann Allison and Ellen Reese, “Introduction:
Amazon Capitalism”, en Cost of Free Shipping, 17. 

[4] Kim Moody, “Amazon: Context, Structure and Vulnerability”, ob. cit., 21.


[5] National Labor Relations Board (Junta Nacional de Relaciones Laborales),
agencia federal del gobierno dedicada a la conciliación y arbitraje de
conflictos obrero-patronales. 

[6] Protecting the Right to Organize Act o “Ley para la protección del
derecho a organizarse”, acortada a Ley PRO o PROAct. 

[7] Keeanga-Yamahtta Taylor, From #BlackLivesMatter to Black Liberation
(Chicago: Haymarket, 2016), 196. 

[8] La distinción en Estados Unidos en las últimas décadas divide a los
estados del país entre rojos, referentes a aquellos que votan al Partido
Republicano, y azules, que votan al Partido Demócrata. La frase de que es
“uno de los estados más rojos” hace alusión a que Alabama históricamente ha
sido un bastión del Partido Republicano y con una fuerte historia de
racismo, esclavitud, segregación racial y legislaciones anti-sindicales y
anti-obreras. 

[9] El término “Dixie” hace referencia a los estados del sur de Estados
Unidos que estaban al sur de la línea de Mason-Dixon. La línea Mason-Dixon
resolvió varias disputas fronterizas en Pennsylvania, Maryland, Delaware y
la entonces Virginia (hoy en Virginia del Oeste); al estallar la guerra
civil estadounidense, los estados que intentaron secesionarse estaban al sur
de dicha línea y desde entonces se les llama “Dixie” o “Dixielandia”. Los
“dixiecrats” eran una fracción dentro del Partido Demócrata, que brevemente
fundaron en 1948 el Partido Demócrata de los Derechos de los Estados para
oponerse a la eliminación de la segregación racial. Aunque luego volvieron
al Partido Demócrata, a aquellos políticos demócratas del sur de Estados
Unidos que apoyaban la segregación se les refería como “demócratas dixies” o
“dixiecrats”. 

[10] Robin D.G. Kelley, Hammer and Hoe (Chapel Hill: University of North
Carolina Press, 2015). 

[11] Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP
por sus siglas en inglés), organización fundada en 1907 para luchar contra
la segregación racial. 

[12] Elizabeth Catte and Jessica Salfia, en 55 Strong, ed. Elizabeth Catte
and Jessica Salfia (Cleveland: Belt Publishing, 2018), 23. 

[13] Taylor, From #BlackLivesMatter to Black Liberation, 205.

  _____  

 

 



-- 
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
https://www.avast.com/antivirus
------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20210330/ee17b95e/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa