México/ 6 de junio: Elecciones en medio de pugnas burguesas y tragedias. [Manuel Aguilar Mora]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Mayo 27 16:53:56 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

27 de mayo 2021

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México



6 de junio: Elecciones en medio de pugnas burguesas y tragedias



Manuel Aguilar Mora *

Ciudad de México, 18 de mayo de 2021



La tragedia del Metro



La terrible tragedia del 3 de mayo cuando un convoy del tren urbano de la
Ciudad de México, popularmente conocido como el Metro, colapsó en un tramo
de su sector elevado, cerca de la estación Olivos de la Línea 12, ubicada en
Tláhuac una de las alcaldías más proletarias y pobladas, conmocionó a la
población de la ciudad y obviamente reverberó al nivel nacional: el balance
letal oficialmente fue de 26 muertos y hubieron alrededor de 80 heridos
muchos de ellos graves. Fue el peor desastre de construcción del enorme
Sistema de Transporte Colectivo (STC) que hoy después de más de 50 años de
existencia es una gigantesca red que sirve diariamente a más de seis
millones de usuarios, la abrumadora mayoría trabajadores y trabajadoras que
lo utilizan varias horas diarias para desplazarse en sus actividades,
constituyendo así las venas de la circulación vital de la gran concentración
urbana.



Los trabajadores y sus representantes en las diversas organizaciones
sindicales del Metro ya habían advertido la ostensible disminución de su
presupuesto y sus ominosas consecuencias que venía sufriendo el sistema. En
efecto una consulta a las finanzas del STC no deja lugar a dudas: a partir
de 2017 es palpable la disminución del presupuesto en varios cientoss de
millones de pesos, lo cual se hizo más patente durante los últimos dos años.
Una prueba elocuente de las políticas de austericidio y de privatización
impuestas por los gobiernos neoliberales, que ha seguido el presente
gobierno obradorista.



Fernando Espino dirigente de uno de los sindicatos del metro declaró en una
entrevista que desde 2012 se venían reportando regularmente a las
autoridades diversas fallas en la Línea 12, en especial de su viaducto
elevado como frenados, golpeteos, vibraciones, chirridos de las ruedas y
desgaste de los rieles. “Pero hasta el momento no nos han hecho caso”. (El
Universal, 05.05.2021). Otros dirigentes añadían informaciones sobre los
daños estructurales a lo largo de las decenas de kilómetros de la obra civil
causante de filtraciones de agua, los cuales se habían intensificado con
motivo del sismo del 29 de septiembre de 2017. También en una entrevista en
el mismo día que la anterior, la directora del metro Florencia Serranía,
quien por cierto no se presentó el 3 de mayo en la escena del desastre en
ningún momento, negaba del todo tales afirmaciones diciendo que en las
revisiones diarias nunca recibió reportes de fallas en su operación.



Una tragedia muy anunciada



Estamos ante un hecho que se venía venir. Desde la instauración de las
políticas neoliberales el STC ha sido sometido a una deficiente labor de
mantenimiento debido tanto a la mencionada política de austeridad como a la
cada vez más torpe y negligente conducta de los funcionarios al mando del
gobierno de la ciudad. En un reportaje a los trabajadores éstos afirman que
la situación del STC “es una bomba de tiempo” y que “la tragedia del lunes 3
de mayo podría repetirse en cualquier momento en alguna otra de sus
líneas”, (“El Metro es una bomba de tiempo”, Proceso, 09.05.2021).



Durante el periodo del PRIAN el descuido del Metro fue patente así como la
detención de su ampliación hacia sectores de la ciudad con imperiosas
necesidades de nuevos y mejores medios de transportación pública. La Línea
12 de STC ha sido la última construida hasta la fecha por el gobierno que
llegó al poder de la gran metrópoli de la Ciudad de México a partir de la
derrota del PRI en 1997. La llegada del PRD en ese año con Cuauhtémoc
Cárdenas como jefe de gobierno y después sucedido por Andrés Manuel López
Obrador (AMLO) en el 2000 convirtió a la Ciudad de México en el baluarte más
firme de este último, primero como candidato presidencial del PRD y después
como de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional). Fue en la Ciudad de
México que AMLO se proyectó como líder nacional y fueron precisamente
Iztapalapa, Tláhuac, Gustavo A, Madero, las grandes delegaciones proletarias
del oriente y el norte de la misma donde consiguió su primer apoyo masivo.
Finalmente AMLO después de tres campañas presidenciales derrotó al PRIAN en
2018 y conquistó la presidencia de la República.



Fue el sucesor de AMLO en la jefatura de gobierno de la Ciudad de México en
2006-2012, Marcelo Ebrard, quien inició la construcción de la Línea 12, que
bautizó como “Dorada”. Desde el inicio de su construcción fue viva materia
de polémica y controversias. La conducta de Ebrard como jefe de la obra
constructora de la Línea 12 está en el origen de la tragedia del 3 de mayo.
Fue durante su gobierno que se decidió que la mitad de su recorrido fuera en
una autovía elevada y no vía subterránea. Decisión contraindicada pues se
trataba de la trayectoria correspondiente a su recorrido por  Iztapalapa y
Tláhuac, dos alcaldías proletarias densamente pobladas de la ciudad situadas
en terrenos arcillosos muchos de los cuales todavía a principios del siglo
XX eran el asiento de lagos y lagunas. Todos los datos señalan que las
decisiones de Ebrard y su equipo, en el cual se encontraban tanto Miguel
Ángel Mancera, quien lo sucedió como jefe de gobierno en 2012-2018 y Mario
Delgado quien fue su secretario de finanzas y actualmente es el presidente
de Morena, se debieron a su decisión de seguir los criterios de construcción
prevalecientes inclinados a la utilización de materiales lo más económico
posible; trenes con ruedas de acero en lugar de llantas, convoyes
inadecuados para los rieles instalados, etcétera. Además Ebrard obviamente
quería inaugurar la Línea 12 lo cual aceleró el ritmo de las obras. En
efecto Ebrard la inauguró el 30 de octubre de 2012, sólo días antes del fin
de su periodo de gobierno. Finalmente el sobreprecio que costó la obra,
excediendo varios miles de millones de pesos su presupuesto original ha sido
desde entonces materia de especulaciones que apuntan a una enorme
corrupción.



Miguel Ángel Mancera, un personaje mediocre sin una pizca de orientación
ideológica progresista, sucedió a Ebrard como candidato del PRD. Mancera se
inclinó hacia Peña Nieto lo cual determinó que Ebrard en la práctica se
exilara y así permaneció hasta 2018. Se realizó una auditoría de la
construcción, aunque no se publicaron ninguna de sus conclusiones, las
cuales siguen sin ser conocidas. Mancera cerró el trayecto elevado de la
Línea 12 en el 2013 con el objetivo de revisar las ya muy evidentes fallas
en su construcción. Un alto funcionario involucrado en la construcción fue
inhabilitado para ejercer un trabajo en el gobierno por acusaciones de
irresponsabilidad y negligencia. Varios empleados más también fueron
señalados. Primero se pensó que el cierre del trayecto elevado sería de seis
meses, finalmente duró cerrado veinte, pero cuando se reabrió no parecía en
modo alguno que hubiera habido una verdadera y profunda compostura.
Trabajadores, usuarios y todos los habitantes de Iztapalapa y Tláhuac
seguían viendo directamente las fisuras en las columnas, oyendo los
chirridos de las ruedas sobre los rieles y sentían el temblor al paso de los
convoyes. Todos ellos no podían sino percatarse de que la Línea 12 estaba
mal construida. El temblor de 2017 que dejó su huella en las fisuras de
ciertas columnas y trabes tampoco pasaron desapercibidos.



Así estaban las cosas cuando en 2018 llegó, junto con AMLO, Claudia
Sheinbaum a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México y la situación
del Metro no cambió sino se agravó. Durante su jefatura antes del colapso de
los convoyes en la estación Olivos hubieron diversos accidentes entre los
cuales destacaron dos grandes y ominosos: un choque de trenes en la Línea 1
en la estación de Tacubaya el 10 de marzo de 2020 y un incendio del Puesto
Central de Control el 9 de enero de 2021 que obligó a suspender el servicio
en cuatro líneas durante varias semanas. En estos hechos siempre destacó la
torpeza de las “explicaciones” de la directora Florencia Serranía y cuya
ausencia y protección ante los medios después del colapso de la estación
Olivos sigue siendo una de las más escandalosas circunstancias de todo el
caso.

La reacción del obradorismo



El desplome de los vagones del tren de la Línea 12 es el golpazo más duro
recibido hasta la fecha por el grupo que constituye el corazón de la
dirección de la Cuarta Transformación (4T), Lo ha recibido en el peor
momento posible: sólo un mes antes de las elecciones de junio cuyos
resultados serán cruciales para la segunda parte del gobierno obradorista,
en la cual ya desde hoy se anuncian fuertes pugnas prematuras con vistas a
la sucesión presidencial de 2024.



La búsqueda de responsabilidades de la tragedia por parte de las autoridades
se topa sin remedio con ellas mismas. Se trata en primer lugar de los
personajes más cercanos a AMLO, Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum. Se venía
considerando ampliamente que alguno de los dos, él o ella, sería quien lo
sucederá en 2024. Ellos y sus respectivos grupos son quienes manejan y
deciden las políticas propuestas por AMLO, son sus operadores principales y
por ello disponen de un gran poder. La espantosa crisis que representa el
colapso del Metro ha caído sin remedio en el terreno del obradorismo: la
negligencia, la irresponsabilidad, la corrupción, la opacidad, todos los
aspectos nefastos que se expresan en la tragedia, AMLO no pudo atribuírselos
a sus opositores. Por ello la táctica que de inmediato adoptó es la de la
distracción. Referirse lo menos posible a lo sucedido en la estación Olivos.
A todo eso hay que agregar la hipocresía exhibida crudamente por el
presidente cuando por una parte declara que se irá a fondo en las
investigaciones, que no habrá impunidad, que será transparente la
información que merece el pueblo y poco después dice también que quienes
exigen en efecto lo mismo que él propone “zopilotean” con la tragedia. Y sus
seguidores en la Cámara de diputados la califican de “carroñería” y se
oponen a la exigencia de crear una comisión legislativa que investigue a
fondo lo sucedido y ejercen su mayoría para impedir que se cite a la
directora Florencia Serranía. Tampoco es posible ignorar su mueca cuando
contestó enojado en una mañanera a un reportero que le preguntaba que por
qué no se había presentado en el lugar de la tragedia: “¡Carajo! No es mi
estilo”



La tragedia ha repercutido obviamente en las filas mismas de Morena, en sus
niveles más altos. Menos de una semana después del desplome del Metro
Claudia Sheinbaum también se desplomó en las encuestas cayendo más de 20
puntos en sus índices favorables de popularidad, de casi 70 puntos (más que
el propio AMLO) a menos de 50. La situación en la que se encuentra el
canciller Ebrard no es de ninguna manera más cómoda. Las contradicciones
proliferaron entre diputados, senadores y en todos los rumbos de los grupos
burgueses oficiales y de oposición.



La bancada de congresistas de Morena se lanzó contra Miguel Ángel Mancera
proponiendo su desafuero como senador del PRD para procesarlo como el
principal responsable de la catástrofe. Sin embargo de modo inaudito la
iniciativa fue parada en seco por el jefe morenista del Senado Ricardo
Monreal argumentando que no hay que recurrir a “linchamientos” y esperar a
las investigaciones de los expertos extranjeros ya contratados que entreguen
sus veredictos sobre las causas técnicas de la tragedia. Es obvio que tanto
Monreal como muchos otros dirigentes morenistas son conscientes que los
involucrados son ante todo tres de sus dirigentes que están en la boca de la
opinión pública: Ebrard, Sheinbaum y en menor medida Delgado. Entonces ¿por
qué se protege a Mancera, quien también está involucrado directamente en las
causas de la tragedia y además puede ser un perfecto chivo expiatorio pues
ya no es un personaje importante en los corredores del poder del gobierno y
de Morena? Seguramente por el temor de que Mancera, arrinconado pueda ser
muy peligroso en su conducta para defenderse. De hecho eso está sucediendo
con los políticos opositores en todos los niveles. Un ejemplo del momento
actual muy notorio es el del gobernador panista de Tamaulipas Francisco
García Cabeza de Vaca quien ha sido desaforado por los diputados morenistas
y es perseguido por la justicia de Estados Unidos, ha sido defendido por la
Legislatura de su estado y sigue libre, él mismo a su vez persiguiendo y
arrestando a sus enemigos locales tanto opositores como de su propio
partido. Una situación de una bulla verdaderamente caótica reina en los
medios políticos gobernantes.



Tiempos difíciles



Para López Obrador la coyuntura a enfrentar en la recta final hacia las
elecciones de junio se deterioró demasiado. De hecho el desastre de la Línea
12 fue la cúspide de una serie de tropiezos y fracasos que se venían
acumulando. Su objetivo de lograr una victoria contundente como la de hace
tres años en las elecciones de junio ya no aparece tan evidente como ocurría
a principios de año. La crisis del desplome de los convoyes del Metro en la
estación de Olivos ha agregado a una situación de por si complicada las
pugnas internas en el gobierno y en Morena.



Complicaciones, enfrentamientos de todo tipo han proliferado y nublado el
horizonte electoral. Una importante razón fue la dirección de Morena. La
gestión de Mario Delgado, quien es un aliado clave de Ebrard, ha tenido
enormes fallas: candidatos y candidatas impresentables, choque constante con
las bases de militantes morenistas, torpeza mayúscula en su discurso
soberbio, crudo y prepotente. Su confrontación con el viejo lobo Porfirio
Muñoz Ledo, quien compitió con él para la dirección de Morena, le produjo
serias raspaduras. Muñoz Ledo lo denunció como corrupto y desnudó la
antidemocracia reinante en Morena.



Después en abril la confrontación con el Instituto Nacional Electoral (INE)
tuvo también serias consecuencias. El INE, en un acto de claro desafío, le
echó abajo a Morena dos candidatos en Michoacán Raúl Morón y en Guerrero
Félix Salgado Macedonio. En especial este último, defendido fuertemente por
AMLO, con una gran clientela en el propio Guerrero pero ampliamente
impugnado como violador por varias mujeres y con un historial de
arbitrariedades y complicidades impresentables, como contactos con el mundo
del narco en su estado denunciados por varios periodistas. Después de que
AMLO debió frenar cualquier represalia de sus seguidores contra el INE,
anunció que el INE, esta institución icónica de la “transición democrática”
tal y como hoy está deberá desaparecer después de las elecciones. Mientras
tanto, Salgado Macedonio en un acto del más crudo nepotismo impuso como la
candidata a gobernadora de Guerrero a su hija Evelyn Salgado.



Otra confrontación importante se ha dado estos días por parte de AMLO con
sectores clave del poder judicial. Dos leyes fundamentales para AMLO
aprobadas recientemente por el Congreso, la Ley de la de Industria Eléctrica
y la Ley de Hidrocarburos, con las cuales intenta echar abajo muchas normas
de las reformas energéticas de su antecesor Peña Nieto se han topado con
jueces que han aceptado suspenderlas ante las quejas de más de una docena de
permisionarios de los mercados eléctrico, de hidrocarburos, hidroeléctricos
y petroquímicos.



Precisamente sabiendo la importancia del control del poder judicial, AMLO
promovió en abril en el Senado una ley completamente inconstitucional
consistente en extender dos años el periodo de cuatro años del presidente de
la Suprema Corte de Justicia (SCJN),  Arturo Zaldívar, afín a la 4T, para
que también presidiera la judicatura durante todo el sexenio de AMLO.
Ciertamente todavía la SCJN, que es la instancia definitiva al respecto,
debe decidir finalmente, pero la intención de hacer un cambio constitucional
en esa importante relación entre los poderes judicial y ejecutivo ha sido
evidente por parte del presidente de la República.



El temple autoritario de AMLO tiende a desbordar los límites que representan
los jueces y todo el tinglado de la judicatura. Se trata de la
representación por excelencia del “estado de derecho”, la encarnación
sacrosanta de la Ley de la burguesía con mayúscula. Es decir una situación
cuya evidente transgresión va más allá de los límites institucionales
burgueses que hasta hoy la política obradorista ha respetado y aceptado. Lo
mismo ha ocurrido con respecto a la participación de AMLO en las campañas
electorales. Las pifias de Morena con candidatos impresentables como los de
Guerrero y Michoacán, fueron las más notables pero hubo otras.



Destacó mucho junto a las anteriores la de la candidata de Morena en Nuevo
León Clara Luz Flores, una antigua priista, apoyada también por los partidos
aliados, el Partido del Trabajo (PT), el Partido Verde (PVEM) y Nueva
Alianza. Al principio de la campaña iba en el primer lugar de las encuestas,
pero un video lanzado por su opositor del PRI fue directo a su línea de
flotación y la hundió quedando hoy en el cuarto lugar. (El video la
presentaba en una entrevista de una hora con Keith Raniere, jefe de la secta
NXIVM, sentenciado hace meses a cadena perpetua en EUA por crímenes
abominables). Después AMLO se ha dedicado a tratar que los candidatos
neoloneses opositores sean descalificados por delitos electorales pues para
él la gubernatura de Nuevo León, el estado sede de las grandes finanzas, es
muy importante. Esta situación lo ha confrontado con la influyente y
poderosa gran burguesía de la entidad la cual se encuentra actualmente en
muy malos términos con el presidente. El empresario Fernando Turner Dávila,
fundador y dirigente de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes
(ANEI) con sede en Monterrey y que fungió como uno de los colaboradores
cercanos de AMLO durante su campaña electoral y en los primeros meses de su
gobierno se ha alejado por completo de él. En una entrevista ha declarado
sin tapujos que “la intromisión del presidente en las elecciones aumenta
mucho el desasosiego entre empresarios, clase media y alta [….] Vemos que
hay un poder Ejecutivo autoritario que, sin límites, amenaza la libertad, la
vida y el patrimonio de casi cualquiera que el poder tenga el deseo de
afectar. Entre los empresarios lo que veo y oigo es un generalizado disgusto
por la actuación del gobierno federal en aspectos económicos, en la pandemia
y de seguridad y ahora en lo político”. (“Nada detiene el desplome de
Morena”, Proceso, 14.05.2021.)



Cunden los comentarios que la conducta de AMLO prefigura la de Trump, a
saber que se inclinaría a impugnar como fraudulentos los resultados
electorales que no le favorezcan. Aunque no es candidato, es claro que para
AMLO las elecciones son una suerte de plebiscito de su presidencia y es
consciente que su intervención es decisiva para lograr la contundente
victoria que desea obtener. Por ello ha decidido intervenir en ellas
sabiendo que se arriesga a ser acusado de violar las leyes electorales. Pero
el objetivo va más allá de las elecciones. De hecho la dinámica de su
política tiende a la imposición de un autoritarismo sin límites.



Carácter del obradorismo



Las elecciones que se realizarán en los próximos veinte días no les
ofrecen a los trabajadores y al pueblo de México en general prácticamente
nada. No hay un solo candidato o candidata entre los casi 90 por ciento de
los actuales diputados y diputadas que se intentan reelegir que responda
verdaderamente a los intereses profundos de las masas populares. Es el
caudillaje de AMLO el que está en el centro.



A partir de julio de 2018 en los tres años transcurridos en los que AMLO ha
presidido como el hombre fuerte del país, como el indiscutible líder
político mayoritario, México no ha salido de la profunda crisis que 32
millones de ciudadanos y ciudadanas que votaron por él tenían el deseo
ardiente de superar. Más bien el balance es negativo. La crisis se ha
profundizado: en 2019 el decrecimiento económico fue 2 por ciento negativo y
en el 2020 fue de 8.5 negativo, la peor depresión económica nacional en
noventa años. Ciertamente el efecto de la terrible pandemia del Covid-19 es
en buena parte responsable de la depresión, pero las políticas puestas en
práctica del gobierno de AMLO sin duda contribuyeron tanto a la mala gestión
de la economía como de la emergencia sanitaria producida por el Covid-19
cuya letalidad subestimó desde un principio. Cualquier estudiante
universitario de economía sabe que en las crisis económicas depresivas las
políticas indicadas son las anticíclicas, en cambio las políticas del
gobierno obradorista han enfatizado la austeridad del gasto gubernamental,
el apretarse el cinturón de las finanzas públicas a costa de las
inversiones, la concentración del presupuesto en proyectos de obras que no
influyen en la activación del empleo y del mercado interno. Tanto el tren
maya, como la refinería de Tabasco y el aeropuerto de Santa Lucía son los
ejemplos perfectos de proyectos que no inciden en el meollo de la crisis
para neutralizarla. Todo ello en detrimento del gasto social (o sea, el
colectivo no vía tarjetas individuales) en los rubros de la salud, la
educación y el necesario para atacar el desempleo explosivo que produjo la
pandemia. Un ejemplo elocuente de este desequilibrio  de las prioridades de
la 4T lo proporciona la construcción del tren maya y sus obras
complementarias: su costo podría llegar a 348 mil millones de pesos, suma
que pagaría el sistema de salud varias veces. Resultado, ha rebrotado la
pobreza masiva. En sus últimos informe el Coneval, el organismo que mide el
nivel de pobreza en el país, estima un aumento de entre 8.9 y 9.8 millones
de personas que no pueden cubrir el gasto de los alimentos básicos por la
crisis de la Covid-19. Ante este crecimiento masivo mayor de la pobreza los
programas de AMLO de compensaciones monetarias a las personas de la tercera
edad y a los jóvenes se demuestran claramente insuficientes.



En el balance obradorista es necesario señalar la política social por lo
menos conservadora sino es que reaccionaria del todo con respecto a las
mujeres y los trabajadores incluidos en el Apartado B del Artículo 123
constitucional. Sin duda uno de los choques más notorios y señalados del
presidente fue el que tuvo con las mujeres movilizadas que lo arrinconaron
en 2019 y que sólo el estallido de la pandemia evitó que se viera aún más
arrollado por la ira feminista. Es evidente que AMLO no es feminista pero ni
siquiera es sensible a las normas más elementales de la igualdad de género.
No hablemos de su posición con respecto al aborto sobre la cual nunca se ha
pronunciado clara y contundentemente siempre evadiendo su postura con el
argumento que “el pueblo decida”.



Con los maestros de la CNTE tampoco se ha comportado a la altura de sus
promesas de campaña. La “reforma educativa” de Peña Nieto sigue vigente en
su mayor parte y la imposición de la medición de las pensiones de acuerdo al
UMA (Unidad de Medida Actualizada) y no de acuerdo al salario mínimo ha
significado un auténtico atraco a los pensionados y jubilados al
reducírseles significativamente sus ingresos.

Y coronando todo un curso político estéril y peligroso no se puede dejar de
señalar el hecho nefasto que ha representado la estrategia de profundizar la
militarización iniciada por el panista Calderón y continuada por el priista
Peña Nieto. La creación de la Guardia Nacional irónicamente, en lugar de
contribuir a la disminución de las acciones delictivas ha coincidido con el
incremento de una devastadora oleada delictiva de asesinatos, desapariciones
e inseguridad omnipresente.



Perspectivas



Con su gobierno AMLO ha significado un drástico cambio de la dinámica que
“la transición democrática” quería imponer. El fracaso de lo que representó
el periodo de los 18 años del PRIAN fue para AMLO la gran coartada política
que sin embargo la ineficacia y la nula presentación de acervos notables en
los tres años de la 4T están agotando. Las elecciones próximas medirán la
maduración de la consciencia popular. Ciertamente la tragedia del Metro al
caer por completo en terreno obradorista ayudará a medir la maduración de la
indignación de sectores populares claves de la Ciudad de México, densamente
habitados por poblaciones proletarias afectadas directamente con las
nefastas consecuencias del desastre de la estación Olivos. La cuestión del
control y administración de este sistema de transportación pública crucial
para la gran concentración urbana planteará de entrada el control de sus
trabajadores y usuarios ante la ineficacia y negligencia de su
administración por parte del gobierno obradorista.



Ciertamente es imposible precisar lo que será el resultado de las elecciones
más grandes de la historia de México. Se pueden sin embargo sin grandes
riesgos prever algunas cuestiones centrales. En primer lugar que la ausencia
total de una alternativa que represente y exprese los verdaderos intereses
de la población trabajadora es un factor cuya importancia cae por su propio
peso. Como clase, como protagonistas los trabajadores y sus aliados las
mujeres, los indígenas y la juventud más oprimidos siguen sin representación
política. Un hecho que añade más volatibilidad a la coyuntura electoral que
es de por sí esencialmente volátil.



En lo referente al propio gobierno de AMLO toda la relación desplegada en
estas páginas podrá permitir comprender que las tendencias autoritarias
presentes en su seno tenderán a desplegarse después del 6 de junio con más
fuerza. No hay una vocación verdaderamente democrática en el proyecto
obradorista. Después del tiempo perdido, en las próximas elecciones es muy
probable que no se repita un tsunami electoral como el de hace tres años.
Así el nuevo régimen se inclinará hacia una dictadura aunque los obstáculos
han aparecido tanto de uno como de otro lado: cada vez más sectores
burgueses discrepan abiertamente con su gobierno y el giro que significó el
desplome del Metro abrió una primera gran brecha en la confianza popular
masiva.



Los tiempos después de las elecciones serán muy conflictivos. Las fuerzas
populares debemos permanecer independientes y concentradas en la preparación
de las movilizaciones que forjarán en las calles y en las huelgas los
frentes y las nuevas organizaciones que dirigirán y triunfarán en las luchas
que vendrán.



Una vuelta a las soluciones burguesas estilo PRIAN es imposible. Con el
proyecto de gobierno fuerte que es el de AMLO sólo puede repetirse la vuelta
de los gobiernos del auge del priismo, lo cual también representa un
gigantesco retroceso.



El pueblo de México se encuentra en una situación en la que los gobernantes
representantes de las clases capitalistas dominantes, sus fracciones
“nacionales” y los grandes capitalistas-imperialistas, en especial
estadounidenses, han conducido al país a su gravísima situación actual. Sólo
la lucha firme, democrática y emancipadora de los trabajadores y sus aliados
populares será capaz de superarla.



La agenda del pueblo mexicano señala a esa lucha de liberación como la tarea
histórica fundamental. Para prepararla y culminarla a ella hay que dedicar
la organización revolucionaria socialista.



* Manuel Aguilar Mora, militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS),
profesor de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), En 1968
integró el Comité de lucha de Filosofía y Letras al lado de José Revueltas.
Autor de numerosos libros sobre la historia política y social de México.

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