Nicaragua/ La otra muerte de Sandino. [Julián Pérez Rodríguez]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Nov 14 22:56:05 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

14 de noviembre 2021

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Nicaragua



La otra muerte de Sandino



Julián Pérez Rodríguez

La Joven Cuba, 12-11-2021

https://jovencuba.com/



Apenas tenía 22 años y era, según cuenta Gabriel García Márquez, «una
muchacha muy bella, tímida y absorta, con una inteligencia y un buen juicio
que le hubieran servido para cualquier cosa grande en la vida». Lo más
grande que decidió, y por lo que dejó la carrera de Medicina, fue la lucha
guerrillera.



Aquel 22 de agosto de 1978 formó parte del comando de veinticinco militantes
sandinistas que ejecutaron con precisión milimétrica el asalto y toma del
Palacio Nacional de Managua, lograron mantener a los allí reunidos como
rehenes y, más de cuarenta horas después, que el tirano Anastasio Somoza
Debayle liberara a los presos políticos del país.



Para la acción su seudónimo fue Comandanta Dos, tercera en la escala de
mando luego de Cero y Uno. Aquel «disparate magistral» del asalto y otras
muchas osadías, la consagraron como heroína. Tras el triunfo sandinista se
convertiría en Ministra de Salud. Su nombre: Dora María Téllez. El mismo que
destelló en titulares de prensa el pasado 13 de junio de 2021 cuando fuera
arrestada en su finca por las fuerzas represivas del régimen de su otrora
compañero de armas y sueños: Daniel Ortega Saavedra.



***



El mensaje, breve y contundente como un mazazo, le dio la vuelta al mundo,
el pasado 8 de septiembre:



“ La dictadura de la familia Ortega me ha acusado a través de su propia
fiscalía, y ante sus propios jueces, de los mismos delitos de incitación al
odio y la violencia, menoscabo de la integridad nacional, y otros que no he
tenido tiempo de leer, acusaciones por las que se encuentran presos en las
mazmorras de la misma familia muchos nicaragüenses dignos y valientes.



No es la primera vez que ocurre en mi vida. En el año de 1977 la familia
Somoza me acusó por medio de su propia fiscalía, y ante sus propios jueces,
de delitos parecidos a los de ahora: terrorismo, asociación ilícita para
delinquir, y atentar contra el orden y la paz, cuando yo luchaba contra esa
dictadura igual que lucho ahora contra esta otra”.



Escribió desde el exilio, porque ya su país, en el que edificó una
literatura que le valió el Premio Cervantes, no era tierra segura. Su
nombre: Sergio Ramírez. Su represor: aquel presidente, del cual fue vice en
los lejanos y hermosos tiempos de la Revolución Sandinista: Daniel Ortega
Saavedra.



***



No tengo dónde vivir./ Escogí las palabras./ Allá quedan mis libros/ Mi
casa./ El jardín, sus colibríes. (…) Me fui con las palabras bajo el brazo/
Ellas son mi delito, mi pecado/ Ni Dios me haría tragármelas de nuevo. (…)
Me fui con mis palabras a la calle/ Las abrazo, las escojo/ Soy libre/
Aunque no tenga nada.



Si solo fuera un poema, un imaginativo ejercicio lírico, tendría motivos
para conmover. Pero en el caso de esta mujer, el poema es su vida. La
primera vez que se exilió, por combatir a la dictadura somocista, tenía 25
años de edad; ahora cuenta 72. Tomó el camino del exilio —casi podría
decirse del destierro— ante la «reciente redada de treinta y seis opositores
y de otros 140 prisioneros políticos», denunció.



«A los más recientes les han impuesto una modalidad carcelaria violatoria de
sus derechos humanos en extremo: llevan más de 100 días incomunicados en
celdas, con luces que no se apagan por la noche, con escaso alimento e
interrogatorios intempestivos a diario. No les han permitido un libro, ni un
papel, ni un lápiz. La mayoría lucen famélicos».



Se llama Gioconda Belli, sus poemas de amor y desamor han recorrido
Hispanoamérica. El Presidente Daniel Ortega Saavedra parece no haberlos
leído.



***



Antes de que lo apresaran, previsoramente, el general filmó un video de
denuncia. «La dictadura de los Somoza no logró encarcelarme. Luchamos duro,
murieron muchos compañeros. Tengo 73 años, nunca pensé que en esta etapa de
mi vida iba a estar luchando de forma cívica y pacífica contra una nueva
dictadura», dijo.



En el mítico Asalto al Palacio (casa de los chanchos), ocupó el puesto de
Comandante Uno. Ya para ese momento era —a juicio de García Márquez—, un
«veterano guerrillero de treinta años, con una formación política tan
eficiente como su formación militar».



Sobre sus espaldas pesaba entonces una condena en ausencia de treinta años
de cárcel por haber participado en otra célebre operación guerrillera: el
secuestro de una fiesta de familiares de Somoza en 1974. Aquella temeraria
acción, en la que Hugo Torres Jiménez también fue el Comandante Uno,
pretendía lo mismo que la toma de la Chanchera cuatro años más tarde: la
liberación de los presos políticos del régimen, entre ellos, un joven que
llevaba más de un lustro en cautiverio: Daniel Ortega Saavedra.



***



Elecciones. Así llaman a eso que sucedió en Nicaragua el pasado domingo 7 de
noviembre, en lo que cualquier observador con un mínimo de raciocinio y
pudor, podría ver otra cosa. Otra cosa turbia, macabra, más cercana a un
circo o un gran teatro, que a un legítimo proceso en democracia.



«Con los principales aspirantes a la Presidencia encarcelados —Cristiana
Chamorro, Arturo Cruz, Félix Madariaga, Juan Sebastián Chamorro, Miguel
Mora, Medardo Mairena, Noel Vidaurre y Berenice Quezada—, más que un proceso
de expresión de la voluntad popular, lo ocurrido ayer fue una nueva sima en
la degradación de la institucionalidad nicaragüense y un espectáculo de
simulación que no engaña a propios ni a extraños», señaló el periódico La
Jornada, de histórica filiación izquierdista.



«Por su absoluta falta de legitimidad y legalidad, la previsible relección
de Ortega [finalmente consumada] amenaza con reavivar el descontento social
hacia su gobierno y relanzar al movimiento de protesta que en 2018 aglutinó
a los más diversos sectores, una verdadera irrupción ciudadana que la
autocracia orteguista sólo consiguió sofocar al costo de más de 300 muertos,
la creación de grupos de choque paramilitares y la instauración de un
verdadero Estado policial», detalló el diario mexicano.



Mientras desde muchos países se alzaron voces de condena a semejante
espectáculo electoral, desde Cuba, el NTV, Cubadebate, Con Filo y otros
espacios oficiales, informaron con jolgorio del triunfo de la pareja
presidencial —el Presidente y su esposa y vice presidenta Rosario— y su más
del 75% de los votos. «Estos comicios han demostrado que la mayor parte del
pueblo nicaragüense continúa confiando en el mandatario (…) tras cuatro
períodos presidenciales y múltiples intentos desestabilizadores perpetrados
en su contra», resumió Cubadebate, con información de Telesur.



No era de extrañar, cuando el Presidente y primer secretario del Partido
Comunista de Cuba tuiteó: «Felicidades al hermano pueblo de #Nicaragua, a
Daniel Ortega y a Rosario Murillo, por el resultado de las elecciones de
este domingo, que fueron una demostración de soberanía y civismo ante la
cruel campaña mediática que sufren. Cuenten siempre con el apoyo de #Cuba.
Un abrazo».



“ Felicidades al hermano pueblo de #Nicaragua, a Daniel Ortega y a Rosario
Murillo, por el resultado de las elecciones de este domingo, que fueron una
demostración de soberanía y civismo ante la cruel campaña mediática que
sufren. Cuenten siempre con el apoyo de #Cuba. Un abrazo.
pic.twitter.com/FkDzQUac3U

— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) November 8, 2021



***



De odio y de bala murió Sandino. También de confiar en la palabra de algunos
hombres que resultaron poco más que alimañas. Su «pequeño ejército loco de
voluntad de sacrificio», como lo eternizó Gabriela Mistral, combatió no solo
una profusa tropa terrestre, sino la metralla constante de los aviones
estadounidenses. En una época en que se calcula que había unos seiscientos
aviones en todo el mundo, EEUU llegó a concentrar en los bombardeos a
sandinistas hasta setenta de estos aparatos, refiere Gregorio Selser.



El «general de hombres libres», que tanto inspiró a revolucionarios cubanos
como Pablo de la Torriente Brau, logró con su tropa en harapos expulsar a
los gringos de tierra nica en 1933, en la que constituyó la auténtica
primera derrota del Imperialismo en América. Pero antes de partir, los
yanquis habían plantado la semilla de la tiranía, una Guardia «Nacional»
encabezada por Anastasio (Tacho) Somoza García.



La revolución finalmente masacrada, inspiró la otra, gestada en las décadas
del sesenta y setenta, cuando otro joven —Carlos Fonseca Amador— sistematizó
el pensamiento de Augusto César y organizó el Frente Sandinista de
Liberación Nacional (FSLN), fuerza que entraría triunfante en Managua el 19
de julio de 1979.



Dora María, Sergio, Gioconda y Hugo fueron parte de aquella legendaria
victoria y de los empeños subsiguientes por construir una patria justa y
digna.



Daniel y Rosario también lo fueron.



Pero su madera, hoy lo sabemos, era de otra calaña.

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