Alternativas/ Vigencia del ecosocialismo: la propuesta
anticapitalista para el siglo XXI. [Daniel Libreros Caicedo]
Ernesto Herrera
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24 de noviembre 2021
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Alternativas
Vigencia del ecosocialismo: la propuesta anticapitalista para el siglo XXI
Daniel Libreros Caicedo*
Revista Izquierda N° 101, Bogotá, noviembre 2021
Dedicado in memoriam a Oscar Torres López, amigo entrañable y compañero de
la causa ecosocialista
Pandemia, especulación financiera y “genocidio de mercado”
El Wall Street Journal al reseñar hacia finales de agosto la última reunión
de Jackson Hole [1] utilizó el siguiente título en página editorial. “Los
ricos son cada vez más ricos y las tasas de interés cada vez más bajas “,
una buena síntesis de la implementación de la política monetaria expansiva
(flexibilización cuantitativa ad infinitum) de la Reserva Federal
norteamericana (FED) desde cuando se oficializó la pandemia del Covid 19.
Efectivamente, en este período la FED ha emitido el 40 % aproximado de los
dólares que circulan en la economía mundial, los cuales vienen siendo
utilizados en la compra de títulos del Tesoro, de pasivos corporativos y en
la oferta de liquidez a las cadenas internacionales de valor y suministro
con bajas tasas de interés. La mayor parte de esa emisión pasa por el filtro
de un sistema financiero altamente monopolizado y controlado por los grandes
grupos financieros (Bancos de Inversión, Inversionistas institucionales),
cuyos dueños al obtener ese dinero a bajo costo compran y recompran activos
financieros propios en el mercado de capitales, valorizándolos
artificialmente con poco riesgo.
La cantidad de dólares que actualmente emiten la Fed y los bancos centrales
de los países con economías más desarrolladas [2] constituye una masa de
circulante mucho mayor a la del crecimiento de la producción de bienes y
servicios. En el caso de la economía norteamericana el aumento del PIB
durante el segundo trimestre de 2021 fue del 1,6 % respecto al primer
trimestre, un crecimiento escaso. Mientras tanto el nivel de inflación llegó
al 8.5 % en septiembre, aunque existe consenso en la mayoría de los
analistas, incluyendo los oficiales, en que el nivel de la inflación es
mucho más elevado y mediatizado por las estadísticas. El escenario de la
“estanflación” (recesión acompañada de inflación) que conoció la economía
internacional en los inicios de la década del setenta vuelve a salir a la
superficie, aun cuando ahora con una masa mayor de capital ficticio
circulando y con las fórmulas de solución transitorias que han venido
implementándose desgastadas.
Mientras las elites financieras aumentan sus ingresos al ritmo febril de las
emisiones de los bancos centrales, en plena pandemia la pobreza afecta a
millones de seres humanos en el planeta. “Las consecuencias de la crisis
social y económica del coronavirus empujarán a la pobreza a unos 115
millones de personas, y aquellas que ya vivían con menos de dos dólares al
día, más de 700 millones, serán afectados aún más profundamente. La ONU pide
que se utilicen mecanismos de protección social para aliviar su
situación...”. [3]
Adicionalmente, otro segmento del excedente de liquidez apropiado por los
grupos financieros transnacionales (principalmente los fondos de inversión)
ha sido colocado en los mercados emergentes en la compra de bonos soberanos,
incrementando así el endeudamiento público en los países atrasados, lo que
conforme a las reglas de la actual “arquitectura financiera internacional”
significa la ejecución de planes de ajuste en contra de las poblaciones
impulsados por las IFIS y las calificadoras de riesgo. Una investigación
reciente realizada por Eurodad [4] sobre el contingente de acreedores
internacionales de bonos soberanos mediante el “desglose de monedas,
cupones, vencimientos, leyes vigentes, presencia de Cláusulas de Acción
Colectiva (CAC), suscriptores y tenedores de bonos identificados a través de
bonos soberanos...” confirma que “sesenta y dos países de ingresos medianos
y bajos han emitido quinientos cuarenta y nueve bonos soberanos por un valor
nominal excepcional de US$ 691 millardos ...”, e incluye las siguientes
conclusiones:
“1) Los países en desarrollo deberán pagar 330 mil millones de dólares sobre
el servicio de la deuda de estos bonos durante los próximos cinco años. 2)
Los tenedores de bonos identificados están compuestos por un grupo de 501
inversores institucionales de 31 países. Estas firmas tienen un total de US
$169 mil millones en tenencias de bonos soberanos. 3) Los 25 principales
inversores en bonos soberanos, encabezados por gestores de activos con sede
en EE. UU., como BlackRock, PIMCO y AllianceBernstein, tienen un total de
42,7 billones de dólares en activos. 4) En gestión, esta cifra es
equivalente a cuatro veces el PIB de los 62 emisores de bonos soberanos
cubiertos en este informe...”[5]. Diagnóstico con cifras escalofriantes.
El endeudamiento público constituirá, a no dudarlo, el debate central tanto
en política económica como en política social en los países periféricos y en
Colombia, en particular, durante los próximos años [6].
La gestión económica de la pandemia del Covid 19 -que ha terminado por
enriquecer aún más al 1 % de la población mundial al tiempo que condenó a la
pobreza a millones de seres humanos en el planeta- grafica el funcionamiento
de la globalización financiera y el control de las elites financieras sobre
los Estados.
Las reformas neoliberales incluyeron la mercantilización de la salud y la
pandemia confirmó lo nefasto de sus alcances. A pesar de los casi cinco
millones de fallecidos que ha producido el virus, los dueños de las grandes
empresas farmacéuticas (“big pharma”) mantuvieron los derechos sobre las
patentes. Adicionalmente, la desigualdad de ingresos entre los países
metropolitanos y periféricos relegó a estos últimos a demorar los planes de
vacunación con un enorme costo humano. La pobreza endémica a la que vienen
siendo sometidos millones de seres humanos, acompañada de la imposibilidad
de obtener atención médica a causa de la privatización de clínicas y
hospitales, incrementó de manera absurda el número de fallecidos. La gestión
neoliberal de la pandemia puede calificarse como un “genocidio de mercado”,
otra de las manifestaciones de la barbarie a la que el capitalismo ha
condenado a la humanidad.
La sempiterna dominación imperialista: El tal “capitalismo nacional” no
existe
Contrario a la cantaleta que sin fundamento teórico repite la izquierda que
reivindica un programa de unidad estratégica con el liberalismo, la
posibilidad de consolidar un proyecto de “capitalismo nacional” nunca
existió. Desde finales del siglo XIX, y a causa de las transformaciones
económicas que ocurrieron después de la crisis económica de 1873 ( segunda
revolución tecnológica, aumento de las inversiones en el área de los bienes
de capital, ampliación de los mercados de capitales y surgimiento de los
grupos monopólicos), los grandes inversionistas de las metrópolis
encontraron en la exportación de capitales una forma de organizar la
acumulación de capital a escala internacional integrando de manera desigual
a la periferia al conjunto del sistema capitalista.
La exportación de capitales, en un primer momento, privilegió el área de las
materias primas respondiendo a una de las exigencias de la acumulación
capitalista cual es la de obtener un volumen mayor de estos recursos en la
medida en que la composición orgánica de capital aumenta en las empresas y
por ende la productividad del trabajo”[7]. Este cuadro inicial de la
división del trabajo metrópoli/periferia cambió durante la segunda posguerra
cuando quedó en evidencia un incremento en el sector de los bienes de
capital en las empresas productoras de materias primas, al punto que
hicieron poco llamativa la contratación del trabajo barato periférico en
esta área del procesamiento de recursos naturales. La consecuencia fue el
desplazamiento de la producción de materias primas a la metrópolis,
iniciando la elaboración masiva de materias primas sintéticas. Este giro
espacial en las inversiones abrió el camino a la cristalización del modelo
de “sustitución de importaciones”, el cual incluyó áreas industriales con
procesamientos manufactureros[8].
Independientemente de las invocaciones nacionalistas y desarrollistas que
atravesaron la implementación del modelo sustitutivo y de las
transformaciones económicas que lo acompañaron (protección arancelaria,
fomento empresarial mediante políticas fiscales y monetarias ), la
dominación imperial no fue transgredida. La transferencia de valor de los
centros imperiales continuó su marcha.
En el caso de América Latina las estadísticas lo confirman [9]
Las limitaciones estructurales del modelo sustitutivo (ausencia de
competencia de los inversionistas para la renovación de los bienes de
capital, salarios bajos como consecuencia de la sobreexplotación del trabajo
y achatamiento de la demanda interna) lo llevaron a una encrucijada desde
los inicios de la década del ochenta. Gabriel Misas ha realizado un buen
resumen de esas limitaciones para el caso colombiano: “Los altos niveles de
protección, al mismo tiempo que hacían posible la producción nacional de una
amplia gama de bienes, le impedían una mayor articulación al comercio
mundial. El poco reconocimiento que la elite les otorgó a las clases
subalternas en cuanto consumidores de sus productos quedó reflejado en el
tardío desarrollo que tuvo el crédito de consumo en nuestro medio...”. Esta
ausencia de sistema de crédito, acompañada de salarios bajos, acható la
demanda interna necesaria para que el sector moderno obtuviera las ventajas
de la economía de escala, por lo que terminamos presenciando “una escasa
división social del trabajo, así, por ejemplo el escaso desarrollo de buena
parte de las ramas industriales, y el poco capital por trabajador, ha dado
lugar a una baja o reducida productividad de la fuerza laboral y en
consecuencia a bajos ingresos laborales, lo cual se ha reflejado en el modo
de vida de los asalariados. La canasta de consumo de los asalariados
presenta una proporción relativamente baja de bienes manufacturados...”.
Termina afirmando que los intentos de crear una tercera demanda por parte
del Estado mediante empleos y subsidios a las capas medias fracasó cuando
llegó la hora de los déficits fiscales[10].
En los inicios de la década de los ochenta, el modelo sustitutivo entró en
estado terminal y las imposiciones que el capital financiero logró
utilizando el mecanismo del endeudamiento externo terminaron en el catálogo
del “Consenso de Washington” que dictaminó la inclusión forzada de
Latinoamérica en la globalización financiera. A escala internacional la
dominación imperialista tomó la forma de un control corporativo por parte de
los grandes grupos financieros mediante la organización de cadenas de valor
y de suministros La obtención de plusvalía mediante inversiones que
aprovechan las desigualdades salariales en diversos espacios nacionales
vertebran el funcionamiento de estas cadenas. “Las cadenas de valor-trabajo
implican una forma de intercambio desigual basado en una jerarquía mundial
de salarios, en la que el capital global (empresas con sede en el Norte
global) captura el valor del Sur a través de la súper o excesiva explotación
del trabajo de los trabajadores que fabrican los bienes. En esencia, se
obtiene más mano de obra por menos. Las multinacionales oligopólicas
aprovechan los costos laborales unitarios diferenciales dentro de un sistema
imperialista de valor mundial; controlan gran parte del mercado mundial a
través de sus operaciones internacionales”[11].
Este cuadro transnacional explica la regresión laboral oficializada
normativamente en el país desde la Ley 50 de 1990, pasando por la Ley 789 de
2003 que suprimió la mayoría de los derechos laborales, hasta el
reconocimiento actual de la contratación por horas, la reducción continua
del nivel de vida de los trabajadores y el desmonte de la seguridad social.
Adicionalmente, en esta organización corporativa de la producción por parte
del capital globalizado América Latina quedó condenada a la producción de
bienes primarios, al extractivismo que incluye la agroindustria y destruye
los territorios, desplaza poblaciones y contamina el ambiente.
En Colombia, ese extractivismo ha privilegiado la explotación de petróleo.
Es el renglón de la economía que recibe la mayor cuota de la Inversión
Extranjera Directa (IED), apalancando mediante la obtención endógena de una
parte de las divisas resultado del negocio de la exploración un modelo de
dependencia financiera. “La tasa de retorno de activos/pasivos externos -
transferencia de riqueza financiera en el lapso 1990-2020 fue de USD 215 mil
millones equivalente al 80 % del PIB (tomando como referencia el de
2020)”[12].
La sobreexplotación del trabajo que realiza en la periferia el capital
globalizado queda en evidencia con la captura del trabajo precario tipo
maquila. Tal es el caso de los miles de trabajadores amontonados en los
llamados “barcos fábrica” en la “alta mar” del Océano Pacífico, autorizados
por el gobierno chino. Para seguir citando ejemplos, en Bangladesh, a las
afueras de Dhakar, en abril de 2013, 1.130 trabajadores, de la industria
textil, mayoritariamente mujeres, murieron y 2.000 quedaron heridos al
desplomarse el edificio “Rana Plaza”, en el que laboraban subcontratados por
cinco empresarios locales que abastecían a una treintena de marcas
internacionales[13]. La crueldad laboral en la industria textil volvió
confirmarse en Marruecos en febrero de este año cuando murieron 25
trabajadoras en un taller clandestino en Tánger. “Barrios enteros de Tánger
-comenta un empresario local- son una sucesión de sótanos dedicados
informalmente a la fabricación de material textil, de zapatos o de lavado de
automóviles, con conocimiento de todo el mundo. Estas unidades más o menos
clandestinas carecen de las más mínimas normas de seguridad en el
trabajo...”[14].
En ciudad Juárez, al Norte de México, aproximadamente 320 empresas
multinacionales contratan a cerca de 300.000 trabajadores. En los meses
iniciales de la pandemia, y a pesar de los decretos de emergencia
gubernamental que exigían el cierre de las empresas, estas se negaron a
hacerlo causando muertes y agravando la crisis sanitaria [15]. En esa misma
ciudad, la industrialización empujada por fábricas maquiladoras beneficiadas
por la normatividad del TCLAN opera el feminicidio como una práctica
recurrente. Desde 1993, mujeres pobres que provienen de zonas rurales o
migrantes centroamericanas aparecen asesinadas sin que se conozcan los
autores. Los registros oficiales contabilizan 2.632 asesinatos desde 2009;
la mayoría de ellos queda en la impunidad.
El patriarcado con un origen histórico previo al capitalismo, pero
prolongado en su funcionamiento cotidiano constituye el telón de fondo de
estos feminicidios, una práctica in-humana desafortunadamente generalizada.
“Con una tasa de 1,6 por cada 100.000 habitantes, América Latina es la
segunda región más letal para las mujeres después de África, según un
informe publicado por Naciones Unidas. El mismo reporte revela que 137
mujeres son asesinadas cada día en el mundo por un miembro de su familia. Y
que dos de cada tres asesinatos de mujeres son cometidos por las parejas o
familiares. En resumen: el hogar es el sitio predilecto para los
feminicidas...”. [16]
En Colombia, según datos de la Fiscalía, Durante el año 2018 se registraron
320 asesinatos. Para 2019, se reportaron 321 casos. En 2020, el total fue de
294. [17] Ese patriar-cado marginaliza y condena igualmente a la población
LGBTI: “En el mundo 72 países siguen criminalizando al colectivo LGTBI y en
Arabia Saudí, Irak, Irán, Nigeria, Siria, Somalia, Sudán y Yemen la
homosexualidad se castiga con pena de muerte. Por sentir y amar diferente,
se enfrentan a detenciones arbitrarias y violencia, se les niegan derechos
de reunión, expresión e información, sufren discriminación en el empleo,
la salud y la educación. Según la Organization for Refugee, Asylum &
Migration (ORAM) más de 175 millones de personas LGTBQ viven en condiciones
de peligro o violencia en todo el mundo, pero se estima que menos de 3.000
reciben protección internacional cada año...”. [18] Estos ejemplos
constituyen manifestaciones de la crisis civilizatoria y la barbarie a la
que nos ha sometido el capitalismo.
Ecosocialismo o barbarie
En el análisis de las causas que produjeron la pandemia del Covid-19 John
Bellamy Foster [19], aceptando la tesis ya anotada de la dominación
imperialista actual organizada en cadenas de valor y suministro para la
obtención de plusvalía mediante inversiones en espacialidades desiguales,
añade que esa reestructuración corporativa “también fue impulsada en parte
por un arbitraje global de tierras que tuvo lugar simultáneamente a través
de corporaciones multinacionales de agronegocios”. El estímulo a las
inversiones en el “sur global” parte de la diferencia entre el precio y la
renta de la tierra, por lo que incorporar nuevas tierras aumenta las
ganancias. “Las oportunidades de arbitraje de tierras surgen al traer nuevas
tierras, con una renta atractiva, al mercado mundial de tierras, donde las
rentas pueden capitalizarse realmente”. [20] El inicio de esta práctica
extensiva fue la “revolución ganadera” propiciada hace algunas décadas, la
cual convirtió al ganado en un producto globalizado basado en corrales de
engorde gigantes y monocultivos genéticos. [21]
Esta práctica extensiva denominada eufemísticamente “reestructuración
territorial”, continúa señalando Foster, produjo el despojo masivo por parte
de las grandes multinacionales del “agro business” de miles de agricultores
de subsistencia y pequeños propietarios rurales, así como la deforestación y
la destrucción de los ecosistemas boscosos. El alza pronunciada del precio
de los alimentos que ocurrió después de la crisis financiera de 2008 aumentó
las apetencias por las tierras periféricas. “El resultado fue la mayor
migración masiva en la historia de la humanidad, con personas expulsadas de
la tierra en un proceso global de descentralización, alterando la
agroecología de regiones enteras, reemplazando la agricultura tradicional
con monocultivos...”. [22]
Lo ocurrido con el covid-19 y la amenaza de nuevas pandemias en el futuro
inmediato son el resultado de esta imposición imperial que terminó por
desestabilizar no tan solo los ecosistemas sino también “las relaciones
entre especies, creando una infusión tóxica de patógenos” que, a su vez,
remite a la existencia de “un sistema de valorización global basado en el
tratamiento de la tierra, los cuerpos, las especies y los ecosistemas como
tantos “obsequios” para ser expropiados, independientemente de los límites
naturales y sociales...”. [23] Una mercantilización globalizada de la vida
impuesta por lo que ha sido caracterizado como Imperialismo Ecológico.
La expansión planetaria de la inversión transnacional bajo la forma de
cadenas de valor y suministros agroindustriales remite igualmente a las
reglas de juego de la acumulación de capital y al tema de los recursos
naturales. Efectivamente, el incremento de la composición orgánica de
capital disminuye la tasa de plusvalía y, por ende, la tasa de ganancia. No
ocurre lo mismo con el volumen de las mercancías producidas que cristalizan
en el mismo ciclo productivo una cantidad elevada de materias primas.
Adicionalmente, este decrecimiento de la tasa de ganancia puede compensarse
por parte de los capitalistas preservando la tasa de plusvalía con “masa de
plusvalía” mediante un aumento del capital variable (una mayor contratación
de trabajadores) [24], con una utilización de materias primas en una escala
superior.
Luego, existe una contradicción entre el funcionamiento de la acumulación de
capital que le otorga una potencialidad ilimitada para la obtención de
riqueza a los inversionistas y los límites de los recursos de la naturaleza,
que son finitos. La denominada “huella ecológica” o “huella ambiental”,
entendida como “la superficie ecológicamente productiva necesaria para
producir los recursos consumidos por un individuo, así como la necesaria
para absorber los residuos que genera”, confirma estadísticamente los
alcances de esta contradicción. “La huella ecológica de cada ser humano es
de 2,7 hectáreas. Sin embargo, nuestro planeta tan sólo es capaz de otorgar
a cada uno de sus habitantes cerca de 1,8 hectáreas (WWF, 2012). Esta
diferencia indica que cada uno de nosotros utiliza más espacio para cubrir
sus necesidades de lo que el planeta puede darnos...”. [25]
Esta situación continúa acentuándose con graves consecuencias: “No se puede
soportar este crecimiento con los recursos que hay. Si haces cuentas, ves
que la población aumenta con una tasa del 1 % anual. Y que la depredación de
recursos crece más, hasta un 3 %. No solo hay más gente, sino que la gente
que hay quiere más. En una generación habremos consumido tanto como en toda
la historia del ser humano. Está clarísimo que esto estallará de alguna
forma. Ya estamos viviendo estas consecuencias; los microchips son solo una
muestra. Pero realmente todas las materias primas están sufriendo subidas
brutales, porque la demanda sube de manera exponencial y no hay fábricas que
sean capaces de dar abastecimiento ni recursos suficientes para proveerlas.
Tenemos un problema serio que hay que abordar inmediatamente...”. [26]
El otro aspecto a tener en cuenta en la explicación de la crisis ecológica
contemporánea es el de la asociación entre el incremento de la productividad
en la historia del capitalismo y la utilización intensiva de energía fósil:
“Entre 1850 y 2007, la productividad (aquí medida por el PIB mundial por
habitante) se multiplicó por 9,5. En ese mismo periodo, las emisiones
globales de CO2 se multiplicaron por 155, pasando de 54 millones de
toneladas a 8.365...”. [27] Debe resaltarse el caso del petróleo y sus
derivados que a partir de la segunda posguerra, además del papel
convencional energético que venían desempeñando en el transporte y en las
empresas, devinieron base de las “materias primas sintéticas” [28],
aumentando considerablemente la contaminación ambiental.
La elaboración de “materias primas sintéticas” debe incluirse como otro
elemento compensatorio “al aumento del valor de las materias primas dentro
del valor producto de las mercancías” en la medida en que aumenta la
productividad del trabajo, tesis que ya hemos reseñado como parte del acervo
teórico del marxismo. Interpretándola en términos de temporalidades ello
significa que el incremento de la capacidad productiva del trabajo precipita
un tiempo cada vez más reducido en la producción de mercancías, el cual
antagoniza con el tiempo más lento que la naturaleza requiere para elaborar
los recursos naturales. Producir materias primas en laboratorio, lo cual ha
sido caracterizado como la construcción de una “segunda naturaleza”,
acompasa de manera forzada esos tiempos desiguales, pero contaminando y
destruyendo la naturaleza. La misma fórmula productivista viene siendo
aplicada en el caso de los animales con la obtención de las “razas
mejoradas” y, en el caso de las plantas, con los transgénicos. La “fractura
metabólica” entre la sociedad capitalista y la naturaleza llevada a su
máxima expresión. La utilización intensiva del petróleo y sus derivados está
llegando a su límite. “En 1971, [el geofísico M. King] Hubbert previó que el
pico llegaría en 2005. Eso no quiere decir que se acabaría todo el petróleo.
Efectivamente, en 2005 se llegó al máximo de la producción del petróleo
crudo convencional: lo certificó la Agencia Internacional de la Energía en
su informe de 2010 (...). Entre 1998 y 2014 las compañías multiplicaron por
tres su esfuerzo para buscar nuevos yacimientos. Desde el 2014, viendo que
estaban perdiendo muchísimo dinero, redujeron drásticamente su inversión, un
60 %. La Covid lo ha acelerado. En EEUU hay una avalancha de quiebras en el
sector del ‘fracking’: veo imposible que se recupere. El World Energy
Outlook de 2020 de la Agencia Internacional de la Energía prevé que la
producción podría llegar a caer hasta un 50 % dentro de 2025, en el peor
escenario...”. [29]
La alternativa energética que proponen las elites capitalistas preservando
los mecanismos del mercado (impuestos verdes, subsidios presupuestales,
derechos de emisión intercambiables) y aumentando el uso de la biomasa
dentro de lo que ha sido presentado como “capitalismo verde” no es viable.
La utilización generalizada de este tipo de energía reduciría la
productividad del trabajo y la producción de bienes y servicios afectando
los fundamentos de la acumulación de capital. Y el consumo de masas. “El
capitalismo verde es un oxímoron”. Por ello las conclusiones de las cumbres
climáticas de Naciones Unidas han quedado reducidas a discursos declarativos
que incluyen los diagnósticos ya suficientemente conocidos sobre las
nefastas consecuencias del cambio climático por el aumento de los gases
“efecto invernadero”, la desertificación de áreas enteras del planeta que
han conllevado desplazamientos poblacionales masivos, la erosión de los
casquetes polares que al expulsar enormes bloques de hielo amenazan con un
alza del agua en los océanos que amenaza con inundaciones a la mayoría de
las ciudades costeras, el crecimiento inusitado de la morbilidad
respiratoria causada por la contaminación ambiental, etc., pero, sin
derroteros fiables de acción tal y como acaba de ocurrir en Glasgow con la
cumbre del COP 26, la cual fue rechazada en las calles por movimientos
ecologistas y organizaciones campesinas e indígenas provenientes de los
distintos rincones del planeta.
Quienes se han favorecido con este tipo de reuniones son los grandes grupos
financieros, dado que la emisión de “bonos verdes” hace parte de esta
política justificada en la reducción de emisiones de CO2. Estos títulos han
terminado por convertirse en un segmento importante del mercado de
capitales. En Glasgow los voceros de los grupos financieros que asistieron
manifestaron disponer en sus arcas de un monto aproximado de US$130 billones
para ejecutar proyectos ambientales. El interés por este tipo de proyectos
cuenta con el aliciente de mejores comisiones bursátiles comparándolas con
las de los no sostenibles. Estas inversiones quedan mayoritariamente en la
esfera de la especulación financiera o en las empresas asociadas a la
energía fósil. Taric Fancy, quien fuera el primer director global de
BlackRock (uno de los mayores fondos de inversión con cobertura
internacional) durante los años 2018 y 2019 en el área de las “inversiones
ver-des” lo ha reconocido públicamente: “Las empresas cuentan con unas pocas
iniciativas verdes que cumplen los requisitos (ESG) que pueden financiar a
través de bonos verdes; sin verse obligados a cambiar mínimamente su plan
estratégico” (...) “Nada les impide llevar a cabo actividades claramente no
sostenibles con sus otras fuentes de financiación”. Por lo que, concluye, se
trata de “un peligroso placebo que perjudica el interés público”. [30]
Especulación financiera y destrucción de la vida en el planeta constituyen
manifestaciones de la barbarie que soporta la humanidad en los inicios del
siglo XXI. Solamente una transición ecosocialista puede sacar a la humanidad
de esta encrucijada.
* Daniel Libreros Caicedo, docente de la Facultad de Derecho, Ciencias
Políticas y Sociales. Director del Centro de Pensamiento de Política Fiscal,
Universidad Nacional de Colombia. Es militante del Movimiento Ecosocialista.
Notas
1] Desde 1981 Paul Volker quien fuera presidente de la Reserva Federal y
quien jugó un papel de primer orden en el rediseño del sistema financiero
internacional escogió a Jackson Hole, un pueblo situado en el Estado de
Wyoming, para realizar reuniones de diagnóstico y propuestas de ‘política
monetaria’ por su afición a la pesca. Cada año, y en secuencia que se repite
cerca a la finalización de la estación de verano en el hemisferio norte,
banqueros centrales, ministros de Finanzas y académicos acuden a ese lugar a
presentar sus planteamientos. Durante los dos últimos años y obligados por
la pandemia del Covid 19 las sesiones han sido virtuales. Por razones obvias
el gerente de la FED, actualmente Jeremy Powel, protagoniza las discusiones.
En la última realizada entre el 23 y el 25 de agosto del año en curso los
grandes inversionistas financieros se encontraban en “estado de alerta” por
un posible anuncio de Powel de frenar la llamada “flexibilización
cuantitativa” (compra masiva de títulos de deuda pública) y un alza en las
tasas de interés como respuesta al incremento internacional de la inflación.
2] Esta política monetaria expansiva ya la venían aplicando los bancos
centrales de las economías más importantes del mundo, el Banco Central
Europeo, el de Japón y el de China, y al igual que la FED la profundizaron
inclusive durante la pandemia del Covid 19.
3] “La pandemia de COVID-19 representa una “doble crisis” para los más
pobres”, Noticias ONU, 17 octubre 2020, en
https://news.un.org/es/story/2020/10/1482552
4] Daniel Munévar, “ Sleep now in the Fire , Sovereing bonds and the
Covid-19 debt crisis”, Eurodad, 26 de mayo del 2021:
https://www.eurodad.org/sovereign_bonds_covid19
5] Ibid.
6] Para el caso de América Latina, “Mientras que, en el año 2019, la deuda
pública representaba 68,9 % del PIB de la región, al cierre del año pasado
se alcanzaron niveles de 79,3 % del PIB regional, es decir, más de diez
puntos porcentuales, de acuerdo con las estimaciones del Fondo Monetario
Internacional (FMI)...”. La deuda pública de América Latina llegó a 79 % del
PIB de la región el año pasado...”, Diario La República, 1 de marzo del
2021, en
https://www.larepublica.co/globoeconomia/deuda-publica-de-latinoamerica-repr
esento-79-del-pib-de-la-region-durante-el-2020-3132452 . La deuda pública
total en Colombia, según las estadísticas del Ministerio de Hacienda,
ascendió en mayo de este año al 63 % del PIB, una cifra equivalente a $668
billones, lo que significó un crecimiento del 14 % frente al monto reportado
en mayo de 2020. “Deuda interna del Gobierno colombiano llega a 61 % del PIB
en mayo”, Forbes portal web, 22 de junio del 2021, en
https://forbes.co/2021/06/22/economia-y-finanzas/deuda-interna-del-gobierno-
colombiano-llega-a-61-del-pib-en-mayo/
7] “Por consiguiente, en la proporción en que se desarrolla la capacidad
productiva del trabajo, nos encontramos con que el valor de la materia prima
forma una parte integrante cada vez mayor del valor del producto- mercancía
(..) porque en cada parte alícuota del producto total van reduciéndose
constantemente la parte que repone el desgaste de la maquinaria y la que
constituye el trabajo aña¬dido. Y como resultado de esta curva descendente
aumenta relativamente la otra parte del valor que forma la materia prima,
siempre y cuando que este aumento no se vea contrarrestado por la
correspondiente disminución de valor de la materia prima, derivada de la
creciente productividad del trabajo empleado en su propia producción, Carlos
Marx, “El Capital – Tomo 1”, citado por Ernest Mandel en ”El Capitalismo
Tardío”, Ediciones Era, México, 1972, p. 28.
8] El inicio de la “sustitución de importaciones” en América Latina estuvo
acompañado de transformaciones en los regímenes políticos. Los gobiernos de
corte populista que surgieron en México, Brasil y Argentina apoyados en
movimientos de masas estatizaron los ingresos de la exportación, lo que
posibilitó una ampliación de la capacidad del Estado para incidir en la
formación bruta de capital, para subsidiar a las empresas y para elevar los
salarios y mejorar el nivel de vida de los trabajadores integrando a las
organizaciones sindicales al funcionamiento estatal. En Colombia, por el
contrario, la transformación sustitutiva dejó en manos de la Federación de
Cafeteros la renta exportadora. La llamada “revolución en marcha” de López
Pumarejo respetó el “estatus quo” anterior, el concordato y el latifundio.
El mito de la reforma agraria codificada en la ley 200 de 1936 carece de
fundamento. El análisis documentado y reconocido de Catherine Legrand lo
desnuda: “La Ley de Tierras atacó la confusión legal entre dominio público y
privado, en la cual se habían originado los conflictos. Pero no condujo a la
realización de una nueva política agraria, sino más bien a lo contrario. Es
cierto que al adoptar el concepto de la función social de la propiedad, la
Ley 200 buscaba estimular la explotación de la tierra. Pero la ley era
opuesta a la desintegración de los latifundios, clave de la reforma agraria.
No abocó el problema de la desigualdad en la distribución de la propiedad
territorial en Colombia. Tampoco impidió la Ley 200 la continua apropiación
de baldíos en las regiones de frontera. Conscientes de la realidad histórica
de la usurpación de baldíos, los legisladores sin embargo parecen haber
estado ciegos frente a ese proceso continuo...” “Colonización y Protesta
campesina en Colombia-1850-1950”, Universidad Nacional, Bogotá, p. 203.
9]“Theotonio dos Santos calcula que para el periodo 1946-1968 hubo una
salida de 15 mil millones de dólares de América Latina a Estados Unidos en
la forma de dividendos, intereses, etcétera, sobre inversiones de capital
extranjero. El nuevo capital realmente exportado de Estados Unidos a América
Latina sumó sólo 5 mil 500 millones de dólares neto y fue, por tanto, mucho
menor que el drenaje de plusvalía...”, Citado en Ernest Mandel, Ibidem, p.
30.
10] Gabriel Misas Arango, “La Ruptura de los Noventa,”, Universidad Nacional
–sede Bogotá, mayo de 2002, en
http://www.fce.unal.edu.co/media/files/CentroEditorial/catalogo/Libros_Digit
alizados/L_rup-tura-90.pdf
11] Intan Suwandi, La morada oculta de la producción global, Viento Sur, 7
de marzo de 2020, en
https://vientosur.info/la-morada-oculta-de-la-produccion-global/. Sobre el
tema John Foster consta¬ta: “Los costos laborales unitarios en India en 2014
fueron del 37 por ciento del nivel de EE. UU., mientras que los de China y
México fueron del 46 y 43 por ciento, respectivamente. Indonesia fue mayor
con costos laborales unitarios al 62 por:
https://monthlyreview.org/2020/06/01/covid-19-and-catastrophe-capitalism/
12] “Integración Financiera subordinada y Efecto de la crisis pandémica en
Colombia” , Manuel Martínez Presentación - resumen de tesis como Estudiante,
PHD en Desarrollo económico UNICAP (Brasil) y ELADES -CEPAL (Chile), julio
de 2021.
13] Más de 1000 muertos en el derrumbe en Bangladesh, Radio Canadá
internacional, 10 de mayo de 2013,
https://www.rcinet.ca/es/2013/05/10/mas-de-1000-muertos-en-el-derrumbe-en-ba
ngladeh-encuentran-una-sobreviviente/
14] “Mueren al menos 25 trabajadores en un taller textil clandestino en
Marruecos”,
https://www.rcnradio.com/internacional/mueren-al-menos-25-trabajadores-en-un
-taller-textil-clandestino-en-marruecos
15] “Las Maquiladoras de Ciudad Juárez van cesando su actividad a golpe de
muertos”. El País digital, 23 de abril de 2020 , en
https://elpais.com/internacional/2020-04-23/las-maquiladoras-de-ciudad-juare
z-van-cesando-su-actividad-a-golpe-de-muertos.htm
16] “Una mujer es asesinada cada dos horas en América Latina por el hecho de
ser mujer”, France-24 en
https://www.france24.com/es/20200303-dia-de-la-mujer-feminicidios-latinoamer
icano-violencia-genero
17] “Que ser mujer no nos cueste la vida”, Portal Radiónica en
https://www.radionica.rocks/analisis/panorama-feminicidios-colombia
18] “Los Perseguidos LGBTI, El País, Madrid 25 de Marzo del 2019, en
https://elpais.com/elpais/2019/03/25/planeta_futuro/1553517984_827632.htm
19] John Belamy Foster y Intan Suwandi, “COVID-19 y el capitalismo
catastrófico. Cadenas de productos básicos y crisis
ecológica-epidemiológica-económica”, Monthly Review, 1 de junio de 2020, en
https://monthlyreview.org/2020/06/01/covid-19-and-catastrophe-capitalism/
J. Foster es un reconocido ecologista-marxista que ha recuperado para los
debates actuales sobre crisis ambiental el pensamiento ecológico en Marx y
Engels. Para ello, ha venido resca¬tando el sesgo interpretativo que Marx
definió como la “fractura metabólica entre sociedad y naturaleza”, partiendo
del papel del proceso de trabajo en su relación con la naturaleza, el cual
constituye “la relación metabólica entre la humanidad y la naturaleza”.
“Este metabolismo necesariamente tomó una forma mediada socialmente,
abarcando las condiciones orgánicas comunes a toda vida, pero también
tomando un carácter claramente humano-histórico a través de la producción.
(...) “el rompimiento del ciclo de la tierra en la agricultura capitalista
industrializada constituía nada menos que “una fractura” en la relación
metabólica entre los seres humanos y la naturaleza ...”. Recuerda Foster que
mientras Marx estudiaba el problema de la renta de la tierra leyó autores
que ya venían analizando las consecuencias de la agricultura industrial y
que fue impactado por la obra de Justus von Liebig (su reflexión teórica es
más importante que la de todos los economistas juntos, le alcanzó a escribir
a Engels), quien en su obra mayor “Química orgánica y su aplicación a la
agricultura y a la fisiología” “había diagnosticado que el problema se debía
al agotamiento del nitrógeno, el fósforo y el potasio, pues estos nutrientes
esenciales de la tierra iban a parar a las ciudades cada vez más pobladas,
donde contribuían a la contaminación urbana...”.
La universalización de esa “fractura metabólica entre sociedad y naturaleza,
según Marx, hace parte del “metabolismo universal de la naturaleza”,
asociándola al “vasto ámbito natural en el que surgió la sociedad humana, y
en el que existía necesariamente...”, constituye “la condición universal
para la interacción entre la naturaleza y el hombre, y como tal, una
condición natural de la vida humana”. La humanidad, a través de su
producción, “extrae” sus valores de uso naturales de este “metabolismo
universal de la naturaleza”, al mismo tiempo “insuflando una [nueva] vida” a
estas condiciones naturales “como elementos de una nueva formación
[social]”, generando por ese motivo una especie de segunda naturaleza. Sin
embargo, en una economía mercantil capitalista esta segunda naturaleza asume
una forma alienada, dominada por el va¬lor de cambio antes que por el valor
de uso, conduciendo a una fractura en este metabolismo universal...”. Esta
tesis es de suma importancia en la explicación de la crisis ecológica
contemporánea. J.B. Foster, “Marx y la fractura en el metabolismo universal
de la naturaleza”, Revista Herramienta,
https://herramienta.com.ar/articulo.php?id=2177
20] John Belamy Foster y Intan Suwandi citan a Eric Holt-Giménez autor del
libro referenciado en “A Foodie’s Guide to Capitalism”, en
https://foodfirst.org/a-foodies-guide-to-capitalism-understanding-the-politi
cal-economy-of-what-we-eat/
21] “La mejora genética animal hacia “razas mejoradas” ha tenido
consecuencias devastadoras para los animales domésticos. “La FAO estima que
al menos el 30% de las razas de animales domésticos están en grave riesgo de
extinción, ello supone la desaparición de 3 razas cada 2 semanas.
Especialmente grave resulta la situación de zonas donde la RG está
claramente implantada: Europa representa el 75% de esa y afecta al 73% de
las razas europeas, mientras que en zonas donde la RA todavía no ha llegado
plenamente como en África el % baja al 7%...”, Veterinarios sin fronteras en
http://www.uco.es/zootecniaygestion/img/pictorex/26_11_41_7._la_revolucion_g
anadera.pdf
22] John Belamy Foster y Intan Suwandi, “COVID-19 y el capitalismo
catastrófico” Ibidem. En ese mismo artículo los autores saludan el
surgimiento de la escuela de interpretación de la etiología de la enfermedad
llamada Structural One Health, la clave es determinar cómo las pandemias en
la economía global contemporánea están conectadas a los circuitos de capital
que están cambiando rápidamente las condiciones ambientales. Un equipo de
científicos, incluidos Rodrick Wallace, Luis Fernando Chaves, Luke R.
Bergmann, Constância Ayres, Lenny Hogerwerf, Richard Kock y Robert G.
Wallace...”
23] Ibid.
24] “La masa del plusvalor producido es, por tanto, igual al plusvalor que
suministra la jornada laboral del obrero individual, multiplicada por el
número de obreros utilizados. Pero, además, como la masa de plusvalor
producido por el obrero individual estando dado el valor de la fuerza de
trabajo, se determina por la tasa del plusvalor, tendremos entonces: la masa
del plusvalor producido es igual a la magnitud del capital variable
adelantado multiplicada por la tasa del plusvalor, o bien se determina por
la razón compuesta entre el número de las fuerzas de trabajo explotadas por
el mismo capitalista y el grado de explotación de cada fuerza individual de
trabajo” Carl Marx, “Tasa y Masa del Plusvalor”, El Capital, Tomo 1,
capítulo 9, Fondo de Cultura Económica, México, 1972. (subrayados en el
original)
25] “Que es la huella ecológica”, Gobierno de México, en
https://www.gob.mx/semarnat/articulos/que-es-la-huella-ecologica?idiom=es
Estadística-mente está comprobado que desde 1980 la “huella ecológica” llegó
al 100 % de la superficie del planeta y que en 1999 la excedió.
26] Tomado de Alicia Valero, experta reconocida en temas energéticos en la
Unión Europea en la entrevista titulada “No Encontrar lo que buscamos en las
tiendas será el pan de cada día”,
https://www.elcritic.cat/entrevistes/alicia-valero-no-encontrar-lo-que-busca
mos-en-las-tiendas-sera-el-pan-de-cada-dia-104301 . En esa misma entrevista
recuerda el tema ya reiterado de la desigualdad en el uso energético ente
metrópolis y periferia: “Se estima que del 20 al 30 % de la población
mundial consume el 70-80 % de los recursos extraídos cada año de la
biosfera. Por tanto, es de este 20 a 30 % que el cambio debe venir, es
decir, en su mayor parte, los pueblos de América del Norte, Europa y Japón.
Es una condición para los países del Sur, que se enfrentan ellos también en
la crisis ecológica...”.
27] M. Husson, “El capitalismo en 10 lecciones”, Editorial Caña verde, Cali,
2017, p. 64.
28] El giro hacia la producción de materias primas en los países
metropolitanos que inició una nueva división internacional del trabajo
coincidió con la elaboración a gran escala de materias primas sintéticas.
“He aquí algunas cifras relativas al aumento en la producción de materiales
sintéticos en comparación con las materias primas naturales. La
participación de la producción de fibras sintéticas en la producción mundial
de textiles aumentó del 9.5 % en 1938 y el 11.5 % en 1948 al 27.6 % en 1965.
El porcentaje ocupado por el hule sintético en la producción mundial total
de hule natural y sintético aumentó de 6.4 % en 1938 al 25.9 % en 1948 y al
56 % en 1965”. Véase Paul Bairoch, Diagnostic de l’évolution économique du
Tiers-Monde, 1900-1966, París, 1967, p. 165. La producción de plásticos en
el mundo capitalista se elevó de 2 millones de toneladas en 1953 a 13
millones de toneladas en 1965: más del total de la producción mundial de
metales no ferrosos. Bairoch también informa de una economía mucho mayor en
el consumo de materias primas (menor cantidad de materia prima empleada para
obtener la misma cantidad de producto final) como resultado del progreso
técnico...” Ernest Mandel, “El capitalismo Tardío”, Ibidem, p. 162.
29] Antonio Turiel, “Las consecuencias del pico del petróleo se nos echan
encima”, en
https://www.elperiodico.com/es/entre-todos/20210111/antonio-turiel-consecuen
cias-pico-petroleo-11434959
30] El Economista.com, “Un ex/director de Blackrock califica la Inversión
sostenible de peligroso placebo para la opinión pública”., en
https://www.eleconomista.es/mercados-cotizaciones/noticias/11369722/08/21/Un
-ex-director-de-Blackrock-califica-la-inversion-sostenible-de-peligroso-plac
ebo-para-el-interes-publico.html
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