Nicaragua/ Elección del 7 de noviembre: "no llega ni siquiera a mascarada, es un total circo". [Mónica Baltodano - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Oct 5 11:13:37 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

5 de octubre 2021

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Nicaragua



Entrevista a Mónica Baltodano



Elección del 7 de noviembre: “no llega ni siquiera a mascarada, es un total
circo”



La resistencia popular tiene que pasar a un periodo de acumular fuerzas para
protagonizar nuevas sublevaciones, esta vez con un horizonte mucho más
claro”.



desInformémonos, 4-10-2021

https://desinformemonos.org/



La activista refugiada en Costa Rica reconoció que no se vislumbra “un
camino claro” para superar la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.



Con franqueza admite la incertidumbre sobre el futuro de su país. Sin
embargo, a su manera y dentro de sus posibilidades, Mónica Baltodano
participa con convicción desde la Articulación de Movimientos Sociales de la
resistencia contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.



Baltodano no solo fue comandante guerrillera en el conflicto armado que
culminó con el derrocamiento de Anastasio Somoza, sino que llegó a ser
diputada bajo la bandera sandinista a finales de los años 90, cuando terminó
de desencantarse con todo el proyecto político a raíz de los acuerdos a que
Ortega llegó con el derechista Arnoldo Alemán.



En agosto de 2018, pocos meses después de la amplia insurrección que el
régimen de Ortega aplacó de forma violenta, ofreció una entrevista a
Universidad en la que analizó las estratagemas mediante las cuales Ortega ha
buscado perpetuarse en el poder y la corrupción de los ideales sandinistas.



Ahora, tres años después, Baltodano se encuentra en Costa Rica en condición
de refugiada, y de nuevo repasó la situación actual de su país, a pocas
semanas de que el régimen lleve a cabo un proceso supuestamente electoral,
de cara al cual desató una represión que ha llevado a la cárcel a personas
activistas de la oposición, incluso candidatas a la Presidencia.



-Hace tres años manifestó que “ese fervor de la sublevación fue resuelto por
el orteguismo con un derramamiento de sangre que lejos de resolver
políticamente su dilema ha significado la derrota estratégica de Ortega”.
Desde entonces pareciera que más bien se ha consolidado en el poder.



El orteguismo, como fuerza que intenta conseguir hegemonía, realmente fue
derrotado. Lo que pasa es que a partir de la sublevación y de lo que
aconteció posteriormente, se mantiene en el control del poder de forma
absoluta exclusivamente por la fuerza de las armas y del control que él
ejerce sobre las instituciones. Sin embargo, ha perdido completamente la
posibilidad de tener mayoría dentro de la sociedad, y realmente hay un
repudio de la mayoría. Por tanto, también sufrió una derrota desde el punto
de vista de la opinión pública internacional.



-En el plano internacional es muy generalizada esa opinión negativa, pero
¿debilita de alguna manera al régimen?



La comunidad internacional no ha encontrado todavía la forma de ser eficaz
contra el orteguismo. Organismos financieros internacionales como el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) y, particularmente, el
Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) lo siguen apoyando con
recursos para su funcionamiento y, sobre todo, para su estabilidad
macroeconómica.

En ese sentido, la dictadura sigue funcionando con alguna eficiencia a nivel
nacional y puede pagar a la policía, que ha incrementado en número, en
armamento y en la capacidad de comunicaciones. No solamente en la policía,
sino también en el ejército.



Como decía, él se sostiene con base en las armas, de tal manera que aún con
el control absoluto del Consejo Supremo Electoral (CSE) —que con una reforma
a principios de año incrementó su control sobre las organizaciones políticas
y, sobre todo, el proceso electoral— no pudo arriesgarse a realizar unas
elecciones y tuvo que meter presos a todos los candidatos.



Eso demuestra que realmente su control del poder, el cual va a mantener a
partir del 7 de noviembre con la supuesta reelección —que es como un
atornillamiento en el poder a partir del fraude electoral, de la mentira y
del engaño—, su prolongación en el gobierno va a ser de una gran fragilidad,
porque con todo lo que ha pasado últimamente el repudio internacional es
enorme y prácticamente él está prisionero dentro del territorio nacional; no
puede salir a ningún lado con ninguna solvencia o seguridad, ni él ni su
familia.



-Menciona que el régimen se está sosteniendo básicamente con capital foráneo
proveniente de organismos financieros, y está claro el papel de la policía.
¿Qué otros sectores de la sociedad nicaragüense apoyan al régimen en este
momento?



Hay sectores de la jerarquía evangélica que claramente han expresado su
respaldo y han tratado de aprovechar las contradicciones con la iglesia
católica para fortalecerse y recibir más apoyo institucional a través del
presupuesto.



La conferencia episcopal mantuvo una postura sumamente crítica, han pasado,
desde 2019, a una especie de observación bastante silenciosa, salvo algunos
sacerdotes u obispos que mantienen una posición mucho más beligerante, como
el obispo Álvarez en Matagalpa.



Lo mismo ha pasado con el gran capital, pues de tener una actitud
beligerante dentro de la alianza cívica, pasó en la última etapa, como
resultado de los propios golpes represivos, a un mutismo absoluto. Están
preocupadísimos por sus negocios y por la estabilidad de sus ingresos. Es un
silencio que no contribuye en nada. Por ejemplo, ante esta última oleada
represiva no han dicho una sola palabra, a pesar de que dentro de los presos
está quien fue su principal dirigente durante más de diez años, José Adán
Aguerri, ni tampoco se han referido a las capturas de otros empresarios o
líderes de la banca, como el gerente general del Banpro (Grupo Promérica),
pero tampoco han dicho absolutamente nada frente al proceso electoral.



Hay un silencio resultante también de los niveles brutales de la represión,
la gente calla y sectores que antes hablaban, callan por temor a que les
invadan las propiedades, por temor a que les congelen cuentas bancarias, que
es lo que está haciendo el régimen.



-En estos últimos meses se ha desatado la represión contra posibles
candidatos y cantidad de personas que han sido detenidas. ¿Cómo está la
situación de las personas presas políticas?



Después de la presión internacional y los acuerdos adoptados en el marco del
diálogo nacional, se liberó a unos 700 presos políticos en junio de 2019.
Después, empezó a practicar lo que se llama la puerta giratoria, es decir,
capturan a cien, liberan 80, quedan 20. Luego otras 50 capturas, 40
liberados, quedan diez. De cada oleada de captura va quedando detenida una
cantidad de prisioneros hasta completar para junio de este año más o menos
unos 130 presos políticos. Habría que incluir a los de antes de 2018, los
cuales son diez.



En esas fechas inició una brutal oleada en donde, como se sabe, ya hay más
de 25 presos, la mayoría candidatos a la Presidencia, líderes nacionales de
organizaciones y hasta héroes de la Revolución, el caso de Dora María Téllez
y Hugo Torres.



La diferencia es que estuvieron detenidos 90 días solo en el proceso de
investigación para poderles formular cargos, durante los cuales no tuvieron
contacto ni con sus abogados, y estuvieron en condiciones carcelarias
brutales de aislamiento. Ahora sabemos que también estuvieron con poca
comida, algunos incluso sin ningún tipo de contacto con nadie en absoluto,
como el caso de Dora María Téllez, sin poder tener ni una revista, un lápiz,
ni un papel, en condiciones que se consideran desde el punto de vista de los
acuerdos internacionales de derechos humanos como tortura, como la oscuridad
o luz excesiva todo el día y la noche, que son formas de tortura más
sofisticada.



Por otro lado, han incrementado de forma exponencial su relato de que todo
es un plan del imperialismo norteamericano contra una revolución, que de
revolución nada tiene, es un gobierno que no tiene absolutamente nada de
revolucionario, de izquierda, pero utiliza ese discurso para engañar a unos
cuantos que todavía quedan, que son las izquierdas conservadoras del mundo.



Recientemente en Costa Rica se dio un hecho muy grave, el atentado contra la
vida del activista opositor Joao Maldonado. ¿Hay alguna duda de parte suya
de que se trató de una acción del régimen?



No puedo tener absoluta seguridad mientras no concluyan las investigaciones,
que espero las autoridades de Costa Rica realicen de la manera más profunda
posible. Pero estoy convencida de que la mano de los órganos represivos del
régimen de Ortega puede llegar más allá de la frontera, en medio de los
refugiados y de los migrantes no deben de faltar esos agentes que sabemos
que andan por acá. Por eso, es importante para todos los refugiados mantener
la prudencia, las medidas de seguridad y tener claro que la represión
también puede llegar acá.

Obviamente sentimos de parte de la sociedad costarricense —y lo digo como
recientemente acogida a solicitud de refugio—, la solidaridad de los
distintos actores de Costa Rica y la posición del gobierno ha sido clara,
tal como quedó establecida en el discurso del Presidente en Naciones Unidas.



-¿Qué significa ese proceso electoral del 7 de noviembre para la resistencia
nicaragüense en estas condiciones?



}Había sectores que apostaban por la participación, aún después de la
reforma a la Ley Electoral que endureció las condiciones para la oposición y
que ya auguraba que lo que iba a haber era una farsa. Sin embargo, el
régimen con estas capturas prácticamente terminó de ilegalizar a todos los
demás partidos, incluso aquellos dispuestos a participar y, de alguna
manera, legitimarlo.



Los sectores de la Articulación de Movimientos Sociales apostamos a que la
participación en esas condiciones era legitimar al régimen.



Lo que va a haber es un circo, una total farsa peor que lo que hacía Somoza,
que por lo menos le dio a la oposición los acuerdos famosos de minorías
congeladas. Esto que va a ocurrir ahora es peor que esas farsas electorales
de Somoza.



Creo que el régimen está tratando de ganar tiempo, porque saben que ese
circo no le va a dar ninguna legitimidad y que, por el contrario, va a
permitir que toda la comunidad internacional pueda cerrar filas para
rechazarlo como ilegítimo.



Sin embargo, creo que apuestan todavía al respaldo de Rusia y a que la
política de “no meterse en nada” de China les dará algún oxígeno. Pero lo
que va a haber el 7 de noviembre no llega ni siquiera a mascarada, es un
total circo. Por eso, la Articulación de Movimientos Sociales ha hecho un
llamado a la huelga electoral: que el 7 de noviembre la gente se quede en su
casa, que sea evidente la no participación, el silencio en las calles y que
solo sea la mínima fuerza que todavía le respalda la que concurra para que
no quede duda; es decir, un paro electoral que paralice completamente la
movilización ciudadana en las calles y que sea evidente el repudio de la
ciudadanía a esa farsa.



-Una vez que se dé esa “farsa electoral”, ¿cuál va a ser la manera de
concretar que efectivamente ese apoyo internacional que sostiene el régimen
deje de hacerlo?



Tenemos que decir con toda franqueza que el diagnóstico de lo que está
pasando no nos permite definir o afirmar con absoluta claridad cuál es el
camino, qué es lo que va a pasar en Nicaragua o cómo va a salir el pueblo de
esta dictadura.



En otras épocas de dictaduras sangrientas en América Latina teníamos claro
el camino de la lucha armada. Sin embargo, ahora las puertas de la lucha
armada han sido cerradas por la propia ciudadanía que dice “a nada nos
condujo” un germen revolucionario del que terminó surgiendo un árbol
podrido, como el de Ortega.



La sublevación popular requiere de la presencia de los líderes y la mayoría
están presos o en el exilio, y todas las redes que habíamos logrado
construir están afectadas por la represión.



Estamos absolutamente seguros de que tienen que venir oleadas de nuevas
formas de resistencia que van a resultar de la propia creatividad popular y
que vamos a lograr salir principalmente con el esfuerzo de los
nicaragüenses, porque apostar a que la comunidad internacional nos va a
resolver creo que realmente es una apuesta equivocada. Somos los propios
nicaragüenses los que tenemos que resolver, claro con solidaridad
internacional, con solidaridad moral, con apoyo de organizaciones
internacionales, sí, exigiendo respeto a los derechos humanos y la libertad
de los presos políticos.



Pero ¿qué salida a avizoro? Solo sé de las posibilidades que tiene la
resistencia popular, que tiene que pasar a un periodo de acumular fuerzas
para protagonizar nuevas sublevaciones, esta vez con un horizonte mucho más
claro, con liderazgo mucho más definido para que no se desperdicie la
energía popular como de alguna manera pasó en la sublevación de 2018, pero
un camino así de claro no lo tenemos. (Publicado en Semanario Universidad,
28-9-2021: https://semanariouniversidad.com/mundo/)

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