Brasil/ Apoteosis fascista. [Valerio Arcary]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Sep 10 01:14:56 UYT 2021


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Correspondencia de Prensa

10 de septiembre 2021

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Brasil



Apoteosis fascista



Valerio Arcary *

Esquerda Online, 9-9-2021

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Traducción de Correspondencia de Prensa



1. El grito de la avenida Paulista (centro de San Pablo: ndt) en el día del
grito de Ipiranga era la victoria o la muerte. Al anunciar su estrategia,
Bolsonaro dejó claro que no renunciará a la lucha sin cuartel por el poder,
cueste lo que cueste. Acumuló fuerzas. Los dos objetivos tácticos inmediatos
de la movilización contrarrevolucionaria fueron la advertencia a la
oposición liberal de que incendiará el país en caso de peligro de
impeachment, y la polarización contra los ministros del STF (Supremo
Tribunal Federal) Alexandre de Moraes y Barroso que cercan a su corriente y
su familia con investigaciones y prisiones. Pero es mucho más grave. Deja en
el aire para la fracción de la clase dirigente que se ha pasado a la
oposición en los últimos cuarenta días la amenaza de que no aceptará el
resultado de las elecciones si pierde. No respetará las reglas del régimen
liberal-democrático, no habrá transmisión pacífica de la banda presidencial
en Brasilia en enero de 2023. El jefe de los neofascistas busca reubicarse
para las elecciones de 2022, pero promete que está dispuesto a todo, por lo
que agita a su base social, también, por la posibilidad de una ruptura
institucional en algún momento. En otras palabras, todo o nada, o amenaza de
guerra civil.



2. La contraofensiva ha tenido lugar en el marco de un debilitamiento
ininterrumpido, desde mayo, con el pico de la segunda ola de la pandemia.
Pero ha demostrado que no está derrotado. El mayor error de la izquierda en
los últimos tres años fue subestimar al bolsonarismo. La delantera de Lula
en las encuestas, en este momento, no es garantía de nada. Considerar
únicamente los grados de aprobación y rechazo que revelan las encuestas es
insuficiente para calibrar la relación de fuerzas sociales y políticas. Ante
cientos de miles de personas muy fanatizadas, Bolsonaro se hizo más fuerte.
No fue un fiasco. Bolsonaro aún no tiene un registro electoral, pero
demostró que controla un "partido de combate", es decir, la organización de
un movimiento contrarrevolucionario que tiene ideología neofascista,
estrategia política, poder social, capacidad financiera de
autosostenimiento, iniciativa en las calles y redes sociales, relaciones
internacionales, fuerte influencia militar y policial y un liderazgo con
autoridad mesiánica.



3. La táctica de Bolsonaro, en este momento, consiste en ganar tiempo.
Muerde y sopla. Ocupa los centros de las ciudades, pero no autoriza los
disturbios. Fomenta el bloqueo de las carreteras por parte de los
camioneros, pero luego les ordena que se retiren. Hace amenazas de golpe,
pero emite una carta de apaciguamiento. Ni la presión por la tutela militar,
ni Sergio Moro o Paulo Guedes, ni el acuerdo con el Centrão (partidos
clientelares  y oportunistas que cambian cargos y favores por apoyo
parlamentario al gobierno: ndt), ni mucho menos Michel Temer, un cadáver
político sin vida, podrán detener a Bolsonaro. Pero, ¿cuál es la estrategia?
¿Para garantizar un mejor reposicionamiento para la disputa electoral, y
asegurar la reelección? Sí, pero eso no es todo. El gobierno de extrema
derecha dirigido por un neofascista no es un gobierno "normal" con una
agenda de contrarreformas neoliberales. La estrategia de Bolsonaro es una
nueva localización del capitalismo brasileño en el mundo en una alianza
estratégica con una fracción del imperialismo estadounidense contra China.
El plan de recolonización se basa en la expectativa de que las inversiones
extranjeras son la clave para reanudar el crecimiento económico. Pero para
ello es necesario imponer una derrota histórica a la clase trabajadora y al
pueblo pobre y oprimido. Un cambio cualitativo en la relación social de
fuerzas sólo es posible con la subversión del régimen que puede garantizar
la máxima concentración de poder. El proyecto es golpista, bonapartista,
contrarrevolucionario. Las formas, los tiempos, los diseños de las
iniciativas insurreccionales son tácticos. Pero inevitables.



4. La política de la oposición liberal ha cambiado con el giro, por el
momento individual, de Doria (José Doria, gobernador de San Pablo por el
PSD: ndt)  y Kassab (Gilberto Kassab, diputado federal del PSD: ndt) hacia
el impeachment. La clase dirigente está dividida. Bolsonaro es cada vez más
disfuncional y disruptivo. La fracción burguesa que ha desplazado a la
oposición es muy poderosa y ha tratado de ejercer presión institucional.
Pero duda en avanzar hacia la destitución. La derecha liberal está mucho más
preocupada por la posición de las Fuerzas Armadas que por el Centrão. Y hay
una inmensa incertidumbre sobre el papel de Mourão (Antonio Hamilton Mourão
general retirado, vicepresidente de la República: ndt). En cualquier caso,
ante el nuevo momento de coyuntura, es necesario un cambio de táctica en la
izquierda. La táctica de unidad en la acción se ha vuelto más importante
porque un sector de la oposición liberal se ha pasado finalmente a la
defensa del impeachment. Es incierto y delicado, pero necesario luchar, en
serio, por actos unitarios para el Fuera Bolsonaro. Pero debemos preparar la
iniciativa respetando los espacios construidos del Frente Único de
Izquierda, y la independencia política en defensa de las reivindicaciones de
los trabajadores.



5. La decisión de los Frentes Brasil Popular y Pueblo sin Miedo, de la
Coalición Negra por derechos, de mantener el Día Nacional de Lucha el 7 de
septiembre, resultó acertada. No fueron grandes, pero fueron dignas. Y
recibieron el abrazo de un clamor nacional en la misma noche. Era correcto
porque el peligro de división y, en consecuencia, de desmoralización de
partes de la militancia de todos los movimientos y partidos era real. Es
necesario conservar la firmeza, la capacidad de cálculo táctico y la lucidez
estratégica. Cinco años de derrotas acumuladas han dejado heridas. Hay
inestabilidad en nuestras filas. Deben causarnos perplejidad las
oscilaciones "bipolares" en la evaluación de la situación, pasando del
desánimo a la euforia en días, incluso en medios de izquierda. No tiene
sentido que durante una semana haya prevalecido una visión apocalíptica de
"peligro real e inmediato" de autogolpe y, a posteriori, la conclusión de
que el bolsonarismo habría "fracasado". Tenemos prisa, así que nos movemos
con responsabilidad. Volveremos a las calles y seremos mayoría, pero es
necesario construir movilizaciones a un nivel más alto que en mayo, junio y
julio. No será fácil, pero es posible ir más allá. El impacto de las
manifestaciones bolsonaristas no debe dividir a la izquierda. Ya hemos visto
que la pulverización de posiciones en la jornada del 7 de septiembre fue un
desastre, y las declaraciones intempestivas se desintegraron. Un cambio de
táctica no debería dividir a la izquierda. La fragmentación es un peligro
real. El Frente Único fue el mayor paso adelante en 2021. La cuestión
central es que la capacidad de la izquierda para poner en marcha su base
social de implantación se ha revelado, por el momento, insuficiente para
allanar el camino del impeachment. No fue suficiente la tragedia sanitaria,
económica, social y política que nos amarga. Seiscientos mil muertos, una
desocupación superior a los 14 millones de indigentes, 20 millones en
inseguridad alimentaria, la inflación en el 10%, el peligro de un apagón
eléctrico, los incendios en el Pantanal y en la Amazonia, la invasión de
tierras indígenas, la reducción del 30% de las matrículas en el Enem (Examen
Nacional de Enseñanza Media), no fueron suficientes. El dilema central de la
estrategia de la izquierda es que la táctica quietista de esperar a las
elecciones de 2022 es moral, política y estratégicamente equivocada.
Bolsonaro no es el enemigo ideal en 2022.



Es el momento de luchar por el impeachment. y seguir adelante. El reto es
convertir a la mayoría social opositora en una fuerza social de choque para
derrocar a Bolsonaro.



* Historiador, militante de la corriente Resistencia/PSOL, columnista de
Esquerda Online.

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