Estados Unidos/ Con recesión o sin ella, esta economía apesta. [Branko Marcetic]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Ago 7 12:23:18 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

7 de agosto 2022

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Estados Unidos



Con recesión o sin ella, esta economía apesta



Para los políticos y los medios de comunicación, el gran interrogante de las
últimas semanas parece ser si Estados Unidos está técnicamente en recesión o
no. Pero para las millones de personas que están luchando el día a día, la
pregunta es ¿cuál es la diferencia?



Branko Marcetic

Jacobin, 6-8-2022

https://jacobinlat.com/



¿Está Estados Unidos en recesión o no? Esa es la gran pregunta que ha
obsesionado a Washington las últimas semanas. Pero aquí hay una pregunta
mejor: ¿a quién le importa?



Por supuesto, deberíamos preocuparnos profundamente por las crecientes y
reales dificultades económicas que están sufriendo los estadounidenses de a
pie en estos momentos. Pero ante este sufrimiento, los metadebates sobre si
estas condiciones cuentan técnicamente como una recesión o no parecen
excesivamente triviales. El hecho es que, haya o no un fuerte crecimiento
del empleo, o por poco que se contraiga la economía en este o aquel
trimestre, los estadounidenses lo están pasando mal en una economía que se
les sigue diciendo que es fuerte.



En realidad, la pobreza está aumentando. Con el aumento de la inflación y el
fin de las ayudas federales, a los hogares les resulta de repente mucho más
difícil llegar a fin de mes. Desde que el crédito fiscal por hijos —que
tanto éxito tuvo— expiró, en diciembre, casi la mitad de los padres que se
beneficiaban del programa han declarado tener dificultades para alimentar a
sus familias y más del 60% dicen que no pueden pagar las necesidades
básicas. La pobreza infantil se disparó algo menos de 5 puntos porcentuales
entre diciembre de 2021 y enero de 2022, lo que significa que 3,7 millones
de niños más fueron arrojados repentinamente por debajo del umbral de la
pobreza.



No se trata solo de hogares con niños: el 54% de las mujeres solteras de
edad avanzada y el 45% de los hombres solteros de edad avanzada se
consideran pobres o no ganan lo suficiente para pagar lo esencial. El pasado
mes de junio, algo menos de dos tercios de los estadounidenses vivían al
día, lo que supone un aumento de 4 puntos porcentuales con respecto al año
anterior.



Las cifras de empleo y desempleo pueden ser útiles para los comunicados de
prensa de la Casa Blanca, pero no cuentan toda la historia. Consciente de
los límites de estas cifras, que no tienen en cuenta el subempleo y los
salarios de pobreza, el Instituto Ludwig para la Prosperidad Económica
Compartida (LISEP) ha desarrollado una medida diferente del desempleo que
tiene en cuenta cuántos trabajadores quieren un trabajo a tiempo completo
pero no lo tienen, o ganan menos de unos escasos 20 000 dólares al año (en
bruto, es decir, sin contar los impuestos). Según estas medidas, la tasa de
desempleo en junio de 2022 era de un 22,1%, más de seis veces superior al
3,6% registrado por la Oficina de Estadísticas Laborales ese mes.



Y las personas que tienen trabajo, mientras tanto, no ganan lo suficiente
por ello. Las noticias sobre el aumento de los salarios a menudo ignoran que
el coste de todo lo demás también está aumentando, y a un ritmo más rápido
del que los bolsillos de los trabajadores pueden seguir. Uno de cada tres
trabajadores gana menos de 15 dólares por hora, lo que ya vale bastante
menos que cuando se inició la campaña «Fight for $15» hace diez años,
mientras que aproximadamente 243 000 trabajadores ganan tan poco como el
salario mínimo federal, que ha estado estancado en el mismo nivel
insignificante durante trece años, y hoy vale lo menos que ha valido desde
hace sesenta años.



A su vez, los estadounidenses tienen cada vez menos capacidad para pagar el
precio desorbitado de mantener un techo sobre sus cabezas. El pasado mes de
mayo, el precio medio del alquiler en todo Estados Unidos superó los 2000
dólares al mes por primera vez en la historia, tras aumentar un 14,8%
respecto al año anterior. Esto significa que solo los hogares que ganan 80
000 dólares al año pagan ahora un alquiler oficialmente «asequible» según
los criterios del gobierno. Incluso las casas rodantes han visto dispararse
su alquiler, gracias a las empresas de capital privado y otros inversores
que las compran como si fueran la gallina de los huevos de oro.



Como resultado, la crisis de los sin techo en Estados Unidos, ya de por sí
grave, está empeorando de forma palpable. Los centros de acogida de todo el
país están viendo cómo se duplican y triplican las listas de espera, con
madres solteras e incluso familias con trabajo cada vez más propensas a
pedir ayuda. No se trata solo de un dato anecdótico: ciudades y estados de
todo el país registran un aumento.



Al mismo tiempo, los estadounidenses se endeudan cada vez más para
mantenerse a flote. El endeudamiento de los hogares va en aumento, y el 43%
de los estadounidenses espera hundirse aún más en los próximos meses, en su
mayor parte gracias a las hipotecas cada vez más caras, pero en gran parte a
través de las tarjetas de crédito. Para muchos, es la única forma de pagar
los tratamientos de salud y los problemas médicos, lo que, unido al
disfuncional sistema sanitario estadounidense —dominado por los seguros
corporativos y que avanza a trompicones sin reformarse—, ha dejado a cien
millones de personas con algún tipo de deuda sanitaria en la actualidad.



Cualquier persona sensata leería todo esto y diría que las cifras de empleo
y el PIB —que solo nos hablan de la riqueza total de un país en un sistema
en el que los que están en la cúspide se llevan una parte masiva de la misma
para sí mismos— no dan una imagen muy completa de esta economía. Pero
volvemos a estar en territorio conocido. Durante años, Barack Obama señaló
las cifras de crecimiento y empleo mientras los ingresos de los
estadounidenses caían y se retiraban del mercado laboral. Luego le tocó a
Donald Trump presumir de cifras macro que disimulaban lo desigual que era el
reparto del botín. Y ahora le toca a Joe Biden.



Así que por supuesto que hay que preguntarse si las cifras apuntan a una
recesión o no. Pero sea cual sea la respuesta, millones de personas seguirán
endeudándose más, luchando por pagar el alquiler y saltándose comidas para
alimentar a sus hijos. Es mejor preguntarse qué puede hacer el gobierno al
respecto.



* Branko Marcetic, redactor de Jacobin Magazine y autor de Yesterday’s Man:
The Case Against Joe Biden (Verso, 2020).

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