Brasil/ El guardián que defiende el derecho al aborto de las brasileñas más pobres. [Naiara Galarraga Gortázar]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Sab Feb 5 23:14:38 UYT 2022
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5 de febrero 2022
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Brasil
El guardián que defiende el derecho al aborto en el Brasil más pobre
El obstetra Barbosa Moraes, director de un hospital de Recife referencia en
la atención de niñas víctimas de violencia sexual, batalla para garantizar
los derechos reproductivos.
Naiara Galarraga Gortázar, desde Recife *
El País, 5-2-2022
https://elpais.com/
La niña tenía 10 años cuando entró en el hospital escondida en un taxi
mientras el doctor Olimpio Barbosa Moraes, de 60 años, despistaba a los
ultracatólicos y evangélicos que protestaban enfervorecidos. Violada desde
los seis años por un tío suyo, la cría había viajado desde un Estado vecino
hasta Recife, en agosto de 2020, para someterse a una interrupción del
embarazo contemplada en la ley. Lo extraordinario no era que una paciente
llegara al quirófano con un peluche, sino aquella concentración a las
puertas del hospital universitario. “Fue un caso extremo porque se divulgó,
pero aquí atendemos casos semejantes”, explica en su despacho este obstetra
que lidera un equipo de referencia en la atención a víctimas de violencia
sexual en esta región del Brasil empobrecido. Lo ilegal era que hubiera
trascendido el drama de la menor. Una bolsonarista reveló su identidad.
Afable, resolutivo y extremadamente puntual, Barbosa Moraes lleva décadas
batallando en despachos y quirófanos para que el aborto sea, además de una
frase en una ley, un derecho garantizado a todas las brasileñas, incluidas
las pobres, las menos instruidas o las que viven en zonas más remotas.
Asunto considerado políticamente tóxico en Brasil hace años, defiende hablar
claro y abordarlo como un tema de salud pública.
Habitualmente sin revuelo, el hospital Cisam, conocido en la ciudad como
Maternidade da Encruzilhada, suele recibir casos difíciles derivados por
otros servicios médicos o grupos feministas. “Piensan en nosotros porque
saben que no van a recibir un no, saben que no vamos a cambiar de opinión.
Tenemos una línea de actuación muy segura, muy consolidada”, dice. Su
especialidad son los casos más complejos, los que otros hospitales no pueden
o no quieren atender. Todos los días a las 6.30, el doctor participa del
cambio de turno para estar al tanto de las novedades.
Brasil fue en 1940 el primer país americano que legisló sobre el aborto,
antes que Canadá o Cuba. Sólo incluía la violación y el riesgo para la salud
de la madre hasta que en 2012 los tribunales lo ampliaron a la anencefalia.
Estos tres supuestos y la ausencia de debate público sobre los derechos
reproductivos más allá de las filas del feminismo colocan a este país
pionero entre los rezagados de la región. Argentina acaba de legalizar el
aborto, Colombia está pendiente de lo que decida la Corte Constitucional y
el nuevo presidente de Chile, Gabriel Boric, hizo campaña con ideas como
esta: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar,
aborto legal para no morir”. Pero en Brasil la batalla no es ampliar el
derecho, es por que se cumpla lo que estipula la ley.
La realidad es dramática. Más de 19.000 brasileñas de entre 10 y 14 años
dieron a luz en 2019. Aquí también la desigualdad se refleja con claridad:
tres de cada cuatro eran mestizas o negras. Tres menores fueron madres antes
de soplar las velas de su décimo cumpleaños. Los abusos sexuales a menores
son un crimen extendido y silenciado: cada hora cuatro niñas son violadas.
La llegada al poder de Jair Bolsonaro, un ultraconservador misógino al
frente de lo que el médico considera “un Gobierno fascista”, ha multiplicado
los intentos de restringir el derecho al aborto y agravado un retroceso que
venía de antes. El bolsonarismo tiene fuerza en los consejos médicos y ha
colocado a una pastora evangélica, Damares Alves, al frente del Ministerio
de la Mujer. Embarcada en el combate a los embarazos precoces, culpa a Tik
Tok de la erotización de las niñas.
La hostilidad contra los defensores del derecho al aborto ha aumentado, las
amenazas se multiplican. “Los Gobiernos, en cuanto se encuentran apurados,
lo primero que colocan en la mesa de negociación son las mujeres, son el
primer plato del banquete”, lamenta el obstetra.
Barbosa Morales recuerda con nostalgia los noventa y el inicio del siglo XXI
como una época de expansión de los servicios públicos para la interrupción
del embarazo. Pero cuenta que, cuando el entonces presidente Luiz Inácio
Lula da Silva se vio acosado por un escándalo de corrupción, “se aproximó a
los evangélicos y los fundamentalistas”. ¿Consecuencia? “Los derechos
reproductivos salieron de la agenda del PT (Partido de los Trabajadores) y
con Dilma (Rousseff) empeoró”. Para él, es mejor perder unas elecciones que
mercadear con los derechos sexuales de las mujeres.
A este profesional casado y padre de tres hijos que los domingos acompaña a
su madre a misa, le gusta recalcar que, si todos los embarazos fueran
deseados, nadie buscaría un aborto. Pero muchas de sus compatriotas ignoran
que en tres supuestos tienen derecho a uno. Y lo que es peor, en sus
ambulatorios no les informan, como refleja el dato de que el 94% de las
brasileñas que quedan embarazadas tras una violación siguen adelante con la
gestación.
Por eso a Barbosa Moraes lo que de verdad le apasiona es su otra faceta, la
de profesor. Durante los últimos 25 años, el hospital universitario Cisam ha
formado a profesionales para ejercer por Pernambuco y otros Estados. A
través de ellos, libra la batalla “contra la ignorancia y los prejuicios”,
consciente de que las brasileñas favorecidas sí que suelen tener medios para
acceder a una intervención o a medicamentos abortivos, pero las que tienen
menos recursos no.
El actual equipo del Cisam incluye a 35 obstetras, anestesistas y decenas de
enfermeras coordinadas por Benita Spinelli, de 61 años. Todos ellos conocen
presiones y polémicas. En 2009, vivieron el caso más sonado. Con leves
matices, seguía el guion del de 2020. La niña, bautizada por los medios como
Alagoinha, tenía nueve año y un embarazo de gemelos fruto de las violaciones
su padrastro. Enfrente, a un arzobispo católico que removió Roma con
Santiago para que siguiera con la gestación. Atendida por el equipo de
Barbosa Moraes tras un pulso, el drama alcanzó repercusión internacional. La
polémica sacudió a la Iglesia católica.
El arzobispo excomulgó a la madre y los médicos, pero salvó al agresor, como
recuerda la revista Piaui: “Ese padrastro ha cometido un gran crimen, pero
no está incluido en la excomunión. Más grave, ¿sabes lo que es? El aborto,
la eliminación de una vida inocente”, proclamó el arzobispo José Cardoso.
Para este médico, que Cisam sea un hospital que depende de la Universidad de
Pernambuco es clave porque disfruta de una independencia que impide al
Gobierno de turno intervenir en la gestión aunque se financie con fondos
públicos. Espera que, si la izquierda regresa al poder, “aprenda de los
errores “y coloque los derechos reproductivos de las mujeres en el lugar que
les corresponde.
En el día a día le preocupa las dificultades de las brasileñas pobres para
acceder a anticonceptivos de largo plazo, entre otras cosas porque solo los
médicos, y no las enfermeras, están autorizados a colocar un DIU. También le
quitan el sueño la interpretación restrictiva del riesgo grave para la salud
de la madre que colocan la vida de la mujer y del embrión al mismo nivel.
Tanto el director de la Maternidade da Encruzinhada como la jefa de
enfermeras están en edad de jubilarse, pero ya se han asegurado de dejar
profesionales que tomen el relevo de estos guardianes de los derechos
sexuales y reproductivos de sus compatriotas.
* Naiara Galarraga Gortázar, es corresponsal de El País en Brasil. Antes fue
subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y
enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En
un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para
Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo..
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