Cuba/Debate/ El espíritu de la Revolución. [Ivette García González]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Ene 23 13:16:57 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

23 de enero 2022

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Cuba/Debate



El espíritu de la Revolución



Ivette García González *

La Joven Cuba, 18-1-2022

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La tristeza y la desesperanza que inundaron muchos hogares cubanos en este
tránsito de año, me hizo meditar sobre el espíritu de la Revolución,
aquellas ideas claves que inspiraron y movilizaron a amplios sectores de la
sociedad contra una dictadura y por un nuevo proyecto de país.



Han pasado sesenta y tres años desde aquel triunfo de enero. El país ha
vivido restructuraciones, rectificaciones, reformas, procesos
constitucionales y ordenamientos. El pueblo ha resistido por la Revolución
que el gobierno dice representar, aunque hace más de treinta años no ve
progreso ni esperanzas; simplemente sobrevive y resiste.



Todo indica que estamos en un callejón sin salida. Volver al origen puede
ofrecer algunas luces para verificar cuánto nos apartamos de aquellos
ideales.



-I-



Entre 1953 y 1958 se esbozaron y articularon ideas clave que configuraron el
espíritu de la Revolución y permitieron articular la unidad. Estas se
encuentran en cinco documentos: La historia me absolverá, la Carta de
México, el Manifiesto de la Sierra, el Manifiesto del Movimiento 26 de julio
al Pueblo y el Pacto de Caracas, que permitió conformar el Frente Cívico
Revolucionario con las principales y diversas fuerzas políticas
opositoras.[1]



El primero de ellos —título con el que trascendió el alegato de autodefensa
de Fidel en el juicio por los asaltos armados en Santiago de Cuba y Bayamo—,
sentó las bases, por la denuncia, el diagnóstico y la integralidad de su
visión del cambio.



Tales denuncia y diagnóstico contemplaron: la ilegitimidad del gobierno y el
pisoteo sistemático de la Constitución; la existencia de «un poder único que
ha usurpado y reunido en uno solo los (….) de la nación», en lugar de la
separación del legislativo, ejecutivo y judicial,  de modo «que se
equilibren y contrapesen unos a otros».



También la represión, falta de libertades públicas, primacía de los
militares sobre el derecho, violaciones del debido proceso —aislamiento,
obstáculos para asistencia letrada y violaciones de la privacidad
abogado-cliente—; juicios cerrados, con poca prensa y fuertemente
custodiados por fuerzas militares; lo absurdo de mantener en prisión a
intelectuales y las torturas para obtener declaraciones falsas. Igualmente,
la desigualdad y pobreza existentes frente a inversiones para favorecer
intereses de sectores acomodados y conservadores.



-II-



La visión del cambio se puede resumir en cuatro pilares expuestos en el
primero y ratificados en los otros documentos:



1.- Democracia y preservación de la tradición republicana y civilista de
Cuba con apego a la Constitución y las leyes.Garantía absoluta de todos los
derechos y libertades públicas consagradas en la Constitución; derecho de
rebelión o resistencia al orden existente amparado en la soberanía popular,
sin el cual «no puede concebirse la existencia de una colectividad
democrática», apego de las instituciones armadas a la Constitución y al
pueblo y «el propósito de apartar al Ejército de la política».



2.- Primacía de la soberanía popular, la integridad nacional y el rechazo a
toda injerencia de otras naciones en los asuntos internos. Devolver a Cuba
el «honor y la integridad nacional», «la paz ansiada y el encauzamiento
democrático que conduzcan a nuestro pueblo al desarrollo de su libertad, (…)
riqueza y (…) progreso».



3.- El sujeto y destinatario de la Revolución es el pueblo: «la gran masa
irredenta (…) que anhela una patria mejor y más digna y más justa», los
desempleados, obreros del campo e industriales, agricultores pequeños,
maestros y profesores, pequeños comerciantes, profesionales jóvenes «que
salen de las aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de esperanza
para encontrarse en un callejón sin salida».



4.- Resolver los problemas socioeconómicos fundamentales—tierra,
industrialización, vivienda, desempleo, educación y salud—, lograr una
«política financiera sana que resguarde nuestra moneda» y eliminar la
injusticia, la pobreza y las desigualdades en pos del mejoramiento humano y
el progreso.



-III-



¿Cuál es la realidad actual en Cuba? Señalo algunos elementos que evidencian
su disonancia con el espíritu de la Revolución.



1.- Tenemos un poder único constitucionalmente, carecemos de mínimos
democráticos y contamos con un partido político que está, incluso, por
encima de la Constitución. Las instituciones armadas están imbricadas en la
política y los poderes públicos, tienen impunidad, invaden la vida ciudadana
y concentran el poder económico ensamblado en el poder político.



La Constitución está más en función de defender al Estado y la autoridad del
Partido, que a ponerle límites a este y proteger los derechos ciudadanos. En
texto reciente, el jurista Eloy Viera Cañive concluyó que el cubano es ante
todo un modelo «autocrático en el que la falta de libertades, de toda
índole, constituye (…) la base de todo».



Las denuncias de Fidel relativas a violaciones del debido proceso judicial
en aquella época, son tímidas comparadas con las de hoy. En redes sociales y
medios alternativos pululan denuncias sobre violaciones en tal sentido,
celdas de castigo, persecución y hostigamiento a familiares, encarcelamiento
de cientos de personas, incluidos menores de edad.



2.- La soberanía popular fue usurpada por una nueva clase, que no rinde
cuentas al pueblo y usa la defensa nacional frente a los EE.UU. para
asegurarse consenso y justificar vacíos democráticos. El gobierno ha sido
eficiente en el control social mediante instituciones armadas y
organizaciones sociales y de masas. En consecuencia, no se tolera ningún
tipo de disenso o resistencia.



3.- Las medidas implementadas con el triunfo lograron resultados
beneficiosos para las mayorías durante las primeras décadas. Invito a
repasar los problemas fundamentales de la nación hoy, sus puntos de contacto
con los de entonces y a reflexionar cómo resolverlos sin un nuevo proyecto
de país. A mediados del 2019, por ejemplo, el economista Omar Everleny
examinó el crecimiento de la pobreza y la desigualdad en Cuba. En esa fecha
el Coeficiente Gini había ascendido a más del 0.40, lo que evidencia una
sociedad muy desigual.



4.- El pueblo de hoy no es el mismo de hace sesenta y ocho años, pero
siguiendo la lógica de su definición entonces, al presente tampoco serían
los «sectores acomodados y conservadores», sino «la gran masa irredenta»,
los desempleados, profesionales frustrados, estudiantes, obreros, que vienen
protagonizando protestas hace tiempo. Desde octubre de 2020 estas han
crecido exponencialmente. Más del 68% por temas de carácter cívico y
político, con tendencia a ser individuales o de pocos implicados por la ola
de terror impuesta en el país. En diciembre pasado fueron el doble respecto
a ese mes del año anterior, sobre todo a causa de la injusticia que se
comete contra los manifestantes del 11-J.



Los listados de la Comisión Justicia 11-J, Prissioner Defenders muestran
datos alarmantes. El Informe más reciente de esta última —que contiene
testimonios de encarcelados—, reconoce 842 prisioneros políticos en
diferentes categorías. Además, otros 11.000 jóvenes civiles no
pertenecientes a organizaciones opositoras, la mayoría convictos, y más de
2.000 con penas de dos años y  diez meses de cárcel por «conductas
pre-delictivas».



Cuando menos, sobresaltan las condenas de 1953 [2] por asaltos armados
comparadas con las de hoy. Las numerosas y arbitrarias sanciones por las
protestas de julio del año pasado y el incremento de la represión, caen como
cubos de hielo sobre el espíritu de la Revolución. ¿Se le puede invocar
cuando el país se hunde económicamente, miles emigran a cualquier parte,
otros van presos y los que mejor salen pierden el trabajo y reciben por
respuesta la muerte civil en su país?



La represión y el incremento de destierros y exilios no frenarán
indefinidamente la protesta, expandirán el disenso y radicalizarán
posiciones. Porque, como ocurrió en los cincuenta del pasado siglo y bien
expresó el mexicano Ricardo Flores Magón: «No son los rebeldes los que crean
los problemas del mundo, son los problemas del mundo los que crean a los
rebeldes».



El espíritu de la Revolución puede ayudar a refundar la esperanza.
Necesitamos un nuevo proyecto de país donde la soberanía popular y nacional,
la democracia, la justicia social, el progreso, la tradición republicana y
civilista con apego al Estado de derecho sean una realidad. Vuelvo a aquel
alegato cívico de 1953: «Cuba debería ser baluarte de libertad y no eslabón
vergonzoso de despotismo».



* Ivette García González  Doctora en Ciencias Históricas, Profesora Titular
y escritora cubana.



Notas



[1] Excepto el Partido Socialista Popular (comunista) que apoyó luego la
lucha sumándose a la unidad.

[2] Los 32 juzgados recibieron condenas de entre 7 meses y 15 años que fue
la máxima impuesta a Fidel. Los de 3 años y más solo cumplieron 22 meses. En
mayo de 1955 todos los asaltantes fueron amnistiados por el dictador
Fulgencio Batista  en virtud de la presión popular encabezada por amigos,
familiares y sobre todo, las madres.



Ivette García González  Doctora en Ciencias Históricas, Profesora Titular y
escritora cubana.

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