Colombia/ "Para las reformas de fondo hay que hacer consensos previos". [Gustavo Petro - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Jun 4 22:55:42 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

4 de junio 2022

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Colombia



Petro: “Para las reformas de fondo hay que hacer consensos previos”



Juan Francisco Valbuela

El Tiempo, 4-6-2022

https://www.eltiempo.com/



Pese a tener que enfrentarse a un candidato que pocos se esperaban, como
Rodolfo Hernández, y a que las primeras mediciones de intención de voto lo
ubican detrás de él en el segundo lugar, Gustavo Petro no pierde la calma y
el optimismo en que va a ganar la Presidencia de la República.



En esta entrevista con EL TIEMPO, el candidato del Pacto Histórico insistió
en que solamente necesita un millón de votos para ganar, explicó en qué
consiste el “acuerdo nacional” que le propuso a su rival en las urnas y
afirmó que si llega a la jefatura del Estado el primer proyecto de ley que
presentará será la ratificación del Acuerdo de Escazú, que sigue atascado en
el Congreso, en estos momentos.



-Tras una semana de la primera vuelta, ¿cómo está viendo el panorama
electoral?



Creo que toda la votación conservadora de este país, en términos de la gente
que realmente no quiere el cambio, se aglutinó en la otra candidatura. Y lo
contrario, un sector de la sociedad que quiere que este país cambie, se unió
al lado nuestro. No creo que sea una reproducción del viejo
uribismo-antiuribismo que Uribe usó para generar una construcción de
sectarismos y odios. A pesar de que hay una distancia política entre un
sector y otro, se pueden construir las avenidas, los consensos de las
grandes reformas.



-Las primeras mediciones de intención de voto no son favorables para su
campaña. ¿Cómo analiza esos resultados?



Esa ha sido una imagen que se ha querido poner en la mente de los
colombianos desconociendo que yo gané en las elecciones. No es una encuesta,
fue la realidad, que mostró el triunfo de Petro, por segunda vez, en esta
campaña. De ahí partimos. Aquí lo que hay es la intención de ver cómo las
maquinarias de Fico pudieran trasladarse y ahí va a haber las primeras
dificultades. Las primeras mediciones muestran un empate técnico. Esa
pareciera ser la circunstancia, con tendencia a la baja de Rodolfo y de
crecimiento nuestro.



-¿Usted contempló seriamente que Rodolfo Hernández podría pasar a la segunda
vuelta?



Sí, aquí fue estudiada esa posibilidad.



¿Entonces no lo sorprendió?



No. Se veía muy claramente en las tendencias. El segundo siempre fue
Hernández. Federico nunca conquistó esos espacios de opinión ni el voto
uribista. Rodolfo fue mucho más capaz en eso a través de su carácter.



-Hay quienes dicen que con el paso de Rodolfo Hernández a la segunda vuelta
usted perdió el discurso contra el Gobierno, contra Duque y contra el
continuismo. ¿Eso es cierto?



El continuismo va a entrar allí, va a intentar ser gobierno. Eso dependerá
del resultado electoral. La corrupción está ahí. Incluso en la misma familia
del candidato. Incluso en el candidato. Los indicios son muy fuertes
alrededor de una persona que realmente es un hombre de negocios, que cuando
entra a la política la usa para hacer negocios y esa es la definición de la
corrupción. Aquí lo que queremos es acabar con la corrupción. Una Colombia
igual a la que tenemos hoy estaría allí; una diferente, que no significa
simplemente un cambio de gobernante o partido, sino de la visión económica,
social y del mundo, está acá.



-¿Qué busca exactamente la propuesta que le hizo a Rodolfo Hernández de un
acuerdo nacional?



Cambiar la dinámica de la política en Colombia, por lo menos la que se ha
construido durante todo el siglo XXI, que es sectarismo y odio. Ustedes le
llaman a eso polarización. Yo le llamo sectarismo y odio. No es que Colombia
tenga posiciones diferentes en política. Eso se da en toda democracia. La
diferencia incluso constituye una riqueza. La diversidad misma colombiana,
étnica, regional, provoca diferenciaciones políticas. El problema es cuando
esas diferencias políticas se tramitan vía sectarismo y odio, que es
recurrente en la historia.



-¿Y en este caso entonces qué pasaría?



Que si soy presidente, cambio totalmente esa lógica. Lo que hago es invitar
al candidato de la oposición, porque Rodolfo quedaría allí, a dialogar con
nosotros de manera inmediata. Cambia totalmente la lógica del sectarismo, no
de las posiciones diferentes, porque las seguirá habiendo. Si logramos
acuerdos en temas fundamentales para la sociedad colombiana, como las
pensiones, la reforma tributaria y la visión económica hacia, por ejemplo,
reconstruir el proceso de paz y puntos de acuerdo fundamentales, cambiamos
la lógica de la política del siglo XXI.



-¿Y usted espera que si él es el Presidente lo invite a lo mismo?



Sí claro, podría hacerlo si quiere también destruir esa lógica del
sectarismo y el odio.



-¿Podría decirse que esta propuesta también buscaría una especie de
compromiso por parte de Rodolfo con algunas propuestas suyas?



No. Es mi compromiso como posible gobernante de cambiar la lógica de la
política de Colombia que lleva a la violencia permanentemente.



-¿Es decir que si Rodolfo Hernández es elegido, usted no pelearía con él ni
sería su enemigo?



En democracia, cuando hay segunda vuelta, el que gana es el gobierno y el
que pierde es la oposición. Si yo gano, él es la oposición. En una
democracia oposición y gobierno no deben odiarse, deben obviamente
criticarse, si es el caso, controlarse o construir perspectivas comunes.



-Mucha gente dice que en la primera vuelta se demostró que la mayoría de la
gente quiere el cambio, pero todavía hay temor a elegir a un exguerrillero
con ideas de izquierda como Presidente. ¿Usted qué opina?



En cualquier persona siempre habrá temores. La realidad de las elecciones es
que hubo 8,5 millones de electores que apostaron firmemente por cambiar a
Colombia con Petro y Francia Márquez. No comieron de la piel, del racismo,
del sectarismo, del prejuicio de las campañas que generaban miedo o temor.
Esa fue una fuerza fundamental y solo se necesita, hoy por hoy, de acuerdo
con esos tracking que se han publicado, un millón de personas más. Estamos
muy cerca.



-¿Por qué un millón de personas?



Porque vamos en 45 por ciento y los cinco puntos restantes son un millón de
personas.



-¿Y cómo va a hacer en estas dos semanas de campaña para conquistar ese
millón de votos?



Lo primero es que si usted observa el resultado del domingo, las regiones
que votaron mayoritariamente por Petro tuvieron más alta abstención. Las que
votaron por Rodolfo tuvieron menos abstención y ahí hay un campo bastante
grande. Hay una tendencia hoy ante un candidato que era desconocido el
domingo, que provoca un salto, una sorpresa, porque la mayoría esperaba otra
cosa. Nosotros esperábamos que él ganara, pero la mayoría de la sociedad
pensaba otra cosa y no tenía los mismos elementos de juicio. Esa sorpresa es
seguida por una búsqueda de la ciudadanía de saber de quién se trata. En eso
creo que no le está yendo bien.



-¿Por qué?



Porque de la idea de que es un candidato anticorrupción, lo que va a
apareciendo es que está acusado de corrupción y en una fase elevada por la
calidad y la gravedad de los indicios. Ya está en manos de los jueces, no de
los fiscales. Eso provoca, incluso, que si fuese elegido, entraría a la
Corte Suprema con un grave problema para Colombia.



-¿Cuál sería ese problema, según su análisis?



Que en la norma colombiana si un presidente pasa a ser juzgado, no
investigado, sino juzgado por la Corte Suprema, se le suspende
inmediatamente. Entonces estaríamos ad portas de un gran problema jurídico.
Si es elegido y se aplica la norma, debe ser suspendido. Eso haría que un
candidato responsable, si está en un problema de esa magnitud, no siga. A mí
me han denunciado más de cien veces, pero nunca los procesos han superado la
etapa preliminar o algo así. Pero si cualquier candidato está en ese nivel,
que ya no es de investigación, sino de juicio, no debería ser candidato. Ahí
no veo que pueda conservar sus grandes banderas. No es posible luchar contra
la corrupción si se está enjuiciado por ello.



-¿Cómo es el proceso que se abrió contra usted en España por el secuestro de
Pacheco y qué tanto lo puede afectar?



Esa es una composición de la alianza entre la extrema derecha colombiana con
la española. De facto, casi que automáticamente, el acuerdo de paz con el
M-19 no permite procesamientos nuevos sobre hechos que hayan sucedido en el
periodo de la insurgencia. No se puede iniciar un proceso con eso que
anuncia la prensa en España, sin que haya habido un impulso desde el Estado
colombiano. No son los familiares de Pacheco. Los están buscando. Hay que
investigar quién inició eso, pero el impulso tiene que haber provenido por
alguna sección del Estado colombiano. Eso se llama una ruptura del acuerdo
de paz con el M-19 con un objetivo político.



-Usted ha dicho que no conoció a Pacheco…



Ni a Pacheco ni al entrevistado, que era Jaime Bateman. En 1981 estábamos
bajo estado de sitio con el Estatuto de Seguridad de Julio César Turbay. En
ese entonces, un periodista que entrevistara a un insurgente era castigable.
Las entrevistas con Bateman, que estaba proponiendo el proceso de paz,
tenían que hacerse bajo la forma de que el entrevistador no era libre, sino
que lo habían llevado, pero eso era pactado, porque era la forma de saltar
el Estatuto de Seguridad. Pacheco fue muy amigo de nosotros y se volvió,
incluso, un impulsor de la paz en ese periodo.



-Pero entonces, en otras palabras, ¿usted no tiene nada que ver en ese
secuestro?



En ese entonces ni siquiera había salido de la universidad. No había sido
concejal de Zipaquirá. Tenía mis ideas y mi militancia, pero yo vivía en mi
casa legalmente y solo desarrollaba mi actividad política en Zipaquirá. No
conocía incluso Bogotá.



-¿La retención de Piedad Córdoba en Honduras días antes de la primera vuelta
pudo golpearlo de alguna manera?



Es probable. Es sorprendente. Yo tengo una sospecha ahí, pero, por ahora,
considero que lo prudente es que, como lo he dicho antes, ella quede
separada. Nunca ha participado en mi campaña y debe pasar por una
investigación del cuerpo de ética del Pacto Histórico, no solamente por ese
hecho que sobreviene, sino por los anteriores. Cómo a una persona se le
ocurre una semana antes de las elecciones, cualquiera que sea el origen del
dinero, subirse a un avión con 68.000 dólares, cuando todos sabemos que eso
es un problema, así sean legales. No creo que la gente diga que eso tiene
que ver con nosotros, pero es algo oscuro, en mi opinión.



-¿Descartadas las manifestaciones en plaza pública para el tramo final de la
campaña?



Es un cambio de estrategia, no porque las manifestaciones no sean
importantes, sino porque hoy estamos bajo otras coordenadas y estas son más
la emoción. Nosotros tenemos que guiar las emociones del pueblo colombiano a
la razón, no a la sinrazón. Si las emociones del pueblo colombiano son
guiadas por la sinrazón, caemos al abismo. Peor que en el tiempo uribista.
Si es la sinrazón, la pura emoción la que gobierna al pueblo colombiano, eso
lleva a lo que le pasó al pueblo alemán en los años 30: un salto al vacío.



-¿Cuál sería su primer proyecto de ley si es elegido Presidente?



Tenemos el Acuerdo de Escazú, que este gobierno dejó empantanado. Para las
reformas de fondo hay que elaborar consensos previos y esto tiene que ver
con el acuerdo sobre lo fundamental. Esos consensos hacen que los proyectos
de ley en el Congreso sean fácilmente tramitables si hay acuerdos, pero en
un tiempo de unos meses, mientras se elaboran esos acuerdos.



-En esa relación con el Congreso, uno de los primeros pasos sería el trámite
del presupuesto. ¿Cómo se imagina ese trámite si es elegido Presidente?



Sí. El Gobierno tiene mucho margen de maniobra en el presupuesto. El
problema es que ese proyecto lo debe dejar presentado este gobierno, porque
se aplica el año entrante, y en agosto, cuando se posesiona el nuevo
mandatario, esa iniciativa ya está en el Congreso.



-Pero el nuevo gobierno tiene posibilidad de modificar lo que no le guste…



Sí, tiene que reformularse, pero para eso hay que estar listo. Usted no
puede esperar ahí, porque entonces se lo aprueban en el Congreso. Hay que
reformularlo planteando los objetivos del programa de gobierno.



-Finalmente, ¿qué labor tendría el exministro José Antonio Ocampo (1) en un
eventual gobierno suyo?



Hemos estado en conversaciones. No hay decisión. El apoyo que han expresado
Alejandro Gaviria públicamente, Cecilia López Montaño, los economistas que
han trabajado conmigo antes, como Ricardo Bonilla o el profesor Medina, y la
posibilidad de que José Antonio Ocampo ingrese configurarían un equipo
poderosísimo, incluso desde el punto de vista de la diversidad de
pensamientos económicos, algunos distantes de mí, para encarar la economía
colombiana en mi gobierno. Ese es uno de los elementos clave que se ha
venido configurando a lo largo de la campaña, pero lo que tendríamos es
mucha fuerza de pensamiento económico diverso, con figuras prominentes en
esas escuelas de pensamiento económico. Espero que él acepte, porque
entonces podemos conformar el equipo más capaz que en mucho tiempo se haya
presentado en Colombia.



Nota



1) Economista liberal. ministro de Hacienda y Crédito Público de Colombia
(1996–1997), se mantuvo en el cargo, coordinando toda la política económica
del gobierno de Ernesto Samper. Fue Secretario Ejecutivo de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) desde enero de 1998 hasta
agosto de 2003, y presidió el Comité Ejecutivo de Asuntos Económicos y
Sociales de la ONU. (Redacción Correspondencia de Prensa)

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