Brasil/Debate/ Ruptura en el PSOL: el apoyo a Lula y las alianzas políticas, claves de una separación "precipitada". [Manifiesto - Valerio Arcary]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Jun 10 00:33:15 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

10 de junio 2022

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Brasil/Debate



¡Romper con el PSOL!



Carta - Llamamiento

https://rupturapsol.wordpress.com/

Traducción de Correspondencia de Prensa



"Ganaremos si no hemos desaprendido a aprender".

Rosa Luxemburgo



1. La elección de Lula a la presidencia en 2002 expresó el rechazo al modelo
neoliberal implantado en el gobierno de Collor y consolidado en los dos
mandatos de FHC (Fernando Henrique Cardoso. Su gobierno, sin embargo, fue la
negación de esta expectativa, y acabó convirtiéndose en un agente de defensa
de los intereses del gran capital y de la "conciliación" de clases,
concretada en la reforma de la Previsión Social de 2003 y la corrupción del
mensalão (esquema de corrupción y de compra de apoyos políticos implementada
por la dirección del PT durante el primer mandato de Lula: ndt) en 2005. La
fundación del PSOL fue una forma de rechazar el colaboracionismo de clase y
de apoyar las luchas de los trabajadores, con el rescate de la independencia
política popular expresada en los movimientos sindicales y sociales, que
pronto pasaron a contar con la militancia del PSOL. El método central del
PSOL era la construcción del partido, basada en la experiencia en la
realidad objetiva y viva de las luchas de base de los explotados y
excluidos. También articuló la lucha por el socialismo con las luchas contra
todas las opresiones, las injusticias y la barbarie cotidiana, y por la
libertad. Y muchas agendas fueron centrales, como la de los LGBTQIA+, la
defensa de los derechos de las mujeres y las personas con discapacidad y la
lucha contra el racismo, agendas construidas por los sectores temáticos
siempre junto a las luchas autónomas de los movimientos sociales. El PSOL
fue protagonista de movilizaciones y acciones directas, de apoyo a las
huelgas y a las luchas sindicales de los trabajadores (petroleros,
basureros, profesores, vendedores ambulantes y muchas otras categorías), de
los desempleados, de los sin techo y de los sin tierra. El PSOL nació y
creció hasta la primera mitad de la década pasada conduciéndose con lo mejor
del legado de participación popular y lucha de clases del Brasil
post-dictadura



2. El PSOL nació, por tanto, como resultado de la resistencia militante al
proyecto de adaptación del PT al orden burgués. Rompimos con el PT - no sólo
con la sigla, sino también con la política de "conciliación" de clase, de
apaciguamiento de las luchas sociales, de degradación del proyecto político,
de ataques a los derechos de los trabajadores, de represión de los
movimientos sociales, de despolitización de los trabajadores y de sumisión y
adhesión total a la política de cooptación, sea del Estado o del gobierno,
de los cuadros y direcciones políticas.



3. En este sentido, el PSOL surgió como una esperanza y posibilidad, para
los diversos luchadores que se vieron privados de una organización política,
de construir una nueva organización, con independencia de clase, que fuera
radical, pero no sectaria, que se dirigiera a las masas como un nuevo polo
de aglutinación de los que luchan por la construcción de una sociedad
socialista. Para ello, el PSOL fue pensado como una herramienta para
arraigar en la lucha concreta de los trabajadores a través de núcleos de
base que se extenderían por los territorios, los centros de trabajo, los
lugares de estudio y los movimientos sociales. Los núcleos y los sectores
temáticos serían la principal herramienta política del partido.



4. Sin embargo, el debate sobre la superación del programa democrático
popular, que subyace a la estrategia de priorizar la lucha dentro de las
instituciones, fue sistemáticamente bloqueado, y la práctica del partido
nunca logró ir más allá del horizonte electoral. Como consecuencia, la
disputa del partido se redujo progresivamente a una interminable guerra
fratricida por el control del aparato del partido, por el acceso al fondo
del partido y por los espacios en las instituciones del Estado.



5. En los últimos años, especialmente desde el congreso de 2015, con la
intensificación de la ofensiva del capital sobre el trabajo, se han
fortalecido las corrientes partidarias más afines a la improvisación
petista. Siempre vale la pena señalar que el partido y sus órganos de
decisión nunca han priorizado a los militantes en sus congresos, sino a los
afiliados - la mayor demostración histórica de esto, que cambió radicalmente
la correlación de fuerzas, fueron las recurrentes distorsiones congresuales
en Amapá, donde el PSOL era el mayor partido en afiliados en el estado, pero
con poca expresión política y social (e incluso esta poca expresión estaba
basada en alianzas espurias y con políticas muy reaccionarias). Con el golpe
parlamentario de 2016, producto en gran medida de la decepción de los
trabajadores con los ataques a sus derechos perpetrados por el gobierno de
Dilma y la política explícita del PT de desmovilizar las luchas sociales, la
dirección del PSOL se adaptó progresivamente a los parámetros de la
institucionalidad burguesa. Como consecuencia, el espacio para la defensa
del socialismo se fue desterrando del debate interno.



6. Este escenario de crisis política se desencadenó en junio de 2013 con una
campaña masiva por los derechos, seguida de las manifestaciones contra el
Mundial en 2014, ambas duramente reprimidas por el Estado burgués, incluidos
los gobiernos del PT. Todo esto ocurrió en medio de una crisis económica
mundial, que provocó una nueva ola de políticas de austeridad e hizo que la
burguesía profundizara su ataque a los fondos públicos.



7. El PSOL fue concebido para funcionar en base a la construcción de núcleos
y sectoriales en la base. Sin embargo, la dirección burocrática comenzó a
adoptar cada vez más una política de boicot a la organización e intervención
de la base del partido. En el congreso del partido de 2017, la línea
política del PSOL era ya claramente conciliadora, y el método político de
intentar establecer un arraigo social a través de núcleos y sectoriales se
convirtió en el blanco de ataques sistemáticos. Como en estos espacios había
una mayor crítica a las líneas del partido, se vaciaron deliberadamente,
para cercenar la crítica y la autonomía política de los militantes. Desde
entonces, se intensificó el boicot a las expresiones de la base del partido,
comprometiendo totalmente el poder de decisión de los militantes sobre las
direcciones del PSOL.



8. El agravamiento de este escenario partidario acompañó la profundización
de la crisis mundial y sus efectos devastadores en la sociedad brasileña. La
crisis se amplificó en todas las direcciones y en todos los sentidos; la
catástrofe medioambiental se hizo patente; las crisis políticas se
internacionalizaron; la crisis económica generó una dantesca crisis social,
de carácter estructural, desencadenando otras crisis: humanitaria,
migratoria, etc. Así, llegamos a las elecciones de 2018, un momento clave
para que el partido se presente por fin como aglutinador de las luchas
sociales y políticas, convirtiéndose en un referente en los procesos de
movilización contra la barbarie capitalista y presentando un proyecto
alternativo para la sociedad. Sin embargo, en lugar de esto, el PSOL eligió
ser una legitimación de la izquierda del petismo. No es de extrañar que ese
año tuviéramos los peores resultados electorales. La elección culminó en la
segunda vuelta con una polarización entre una ruptura a la derecha del
orden, encarnada en Bolsonaro, y un salto hacia atrás, presentado por
Haddad. Con la victoria de Bolsonaro, los ataques a los derechos de los
trabajadores se intensificaron con la reforma de la Seguridad Social y la
acentuación de la precarización del proceso laboral.



9. Bolsonaro profundizó los ataques contra la clase trabajadora, los
oprimidos y el medio ambiente, y desestabilizó aún más la democracia
burguesa, trabajando día y noche para crear las condiciones políticas y
sociales para cerrar el régimen por completo. Justo cuando más necesario
sería un enfrentamiento con la burguesía, el proyecto fundacional del PSOL
se derrumbó definitivamente. Con la pandemia y el aplazamiento del congreso
del partido, todo empeoró: el congreso se convirtió aún más en un espacio
para los afiliados, el debate político se redujo casi a cero, y la
militancia del PSOL se vio completamente alejada de cualquier papel
decisivo.



10. El congreso del PSOL de septiembre de 2021 optó por un frente electoral
de izquierdas y la creación de un programa sin participación de los
militantes, ni guiado en los espacios de base del partido. En 2022, la
dirección del partido traicionó las deliberaciones del congreso y aceptó una
pizarra frontal con enemigos históricos de la clase obrera; además,
deliberó, sin ninguna discusión con la base militante, una federación del
partido con REDE Sustentabilidad (liderado por Marina Silva, ex ministra de
medioambiente de Lula, y activista contra el derecho al aborto: ndt), un
partido ecocapitalista financiado por el gran capital, que cooperó con
numerosas contrarreformas, como la reforma de la Previsión Social, y que se
posiciona en contra de las agendas históricas del feminismo.



11. La crisis capitalista actual es monumental y afecta a todos los aspectos
de la vida. La emergencia climática demuestra que las condiciones
socio-naturales para la reproducción de la vida están gravemente amenazadas.
Las condiciones para la reproducción del medio ambiente en la tierra se han
colapsado. La crisis económica se agudiza. La crisis sanitaria provocada por
el coronavirus, producto del propio modelo de producción capitalista, ha
matado y sigue matando a millones de personas por la sencilla razón de que
el poder económico y político está centrado en una minoría a la que nunca le
han importado las dramáticas condiciones de vida del resto de la población,
mientras crezcan sus beneficios. La crisis política, expresión principal de
la confluencia de estas otras crisis, muestra que las soluciones no se
encontrarán dentro del orden capitalista. La guerra de Ucrania, el Brexit,
las políticas de la OTAN, la nueva ruta de la seda indican un patrón de
acumulación ultra-destructivo, que se basa en la sobreexplotación del
trabajo y la depredación del medio ambiente, señalando los límites del ciclo
capitalista de la globalización.



12. Los trabajadores están desarmados para afrontar los retos del momento
histórico. El PSOL, construido para ser esta herramienta de organización de
los trabajadores, ha sido derrotado. Los intereses inmediatos del partido
son los mismos intereses de un pequeño partido del campo ideológico opuesto.
La elección se ha convertido en un fin en sí mismo: sobrevivir en el
parlamento para tener el fondo electoral para poder elegir más
parlamentarios, para sobrevivir en el parlamento... En esta lucha por la
supervivencia institucional, el PSOL dejó de privilegiar las disputas más
viscerales por la vida de los trabajadores. A esto se suma, como dijimos
antes, el derrumbe de la estrategia central del PSOL: ser un instrumento de
lucha política por el socialismo.



13. Mientras la lucha de clases exige herramientas de organización para
superar el orden burgués, la dirección del PSOL sólo piensa en cómo salvar
el acceso al fondo del partido y disputar la representación parlamentaria en
las instituciones burguesas. El PSOL abandona la defensa intransigente de
los intereses de los trabajadores y el lema del socialismo por la fantasía
de que habrá un cambio sustancial en la vida de los de abajo con un
mejorismo sin fundamento práctico, inspirado en la narración de un pasado
nostálgico que nunca ocurrió. De forma más inmediata en la política, la
dirección del partido ha optado por intentar derrotar a Bolsonaro a través
de una estrategia puramente electoral. Frente a los avances golpistas del
gobierno, quizás esto no sea suficiente: necesitamos armar nuestra lucha
para derrotarlo en las calles y enterrar el bolsonarismo y la defensa del
proyecto burgués que representa su gobierno y la mayoría del Congreso. Para
ello, necesitamos ocupar las calles y enfrentarnos a las contradicciones del
capitalismo brasileño.



14. La dirección del PSOL abandonó su programa, aliándose con sectores
enemigos de nuestra clase; abandonó su método político y sus herramientas de
deliberación formal; destruyó la estrategia de núcleos como herramienta de
capilarización social y política, abandonando así al gran contingente de
militantes del partido; ignoró sistemáticamente las deliberaciones y
resoluciones de los grupos sectoriales para presentar posiciones políticas
contrarias a las debatidas en el partido; Abrió un proceso de supresión de
la propuesta histórica del partido con la formación de una federación con la
Red, sin ningún debate, sin convocar ninguna instancia mayor que el castillo
de naipes marcado por la dirección nacional, y finalmente, abrió un proceso
de silenciamiento colectivo de todas las diferentes posiciones dentro del
partido. La dirección rompió con el método, con el programa y con las
políticas históricas del PSOL.



15. El PSOL que hemos construido y en el que militamos con tanta dedicación
ha sido destruido. El partido creado para combatir el orden burgués ya no es
un espacio para organizar la lucha por el socialismo y la libertad.
Entendemos que el giro político e ideológico que representa el aval a la
candidatura de Lula-Alckmin y la federación con la Red representa un golpe
irreparable al proyecto original y a los militantes que construyeron el
partido como instrumento de lucha de los trabajadores. Se pierde
definitivamente la posibilidad de establecer estrategias y tácticas
indispensables para un partido que luche por los intereses inmediatos e
históricos de la clase obrera.



16. Somos conscientes de que el PSOL sigue teniendo una militancia
entusiasta y comprometida con la lucha de los trabajadores, pero nuestro
tiempo en el PSOL ha terminado. Estamos seguros de que nos encontraremos más
adelante, fuera de las cadenas de los partidos burgueses. Nos vamos de la
fiesta con la cabeza alta y sabiendo cuáles son nuestras tareas. La primera
de ellas es la necesaria y urgente superación del programa democrático
popular.



17. Es hora de buscar nuevas direcciones. En la lucha política es imposible
no cometer errores. ¡Que sean nuevos errores! La tarea fundamental es hacer
pedagógicamente una crítica radical -teórica, metodológica, práctica y
ética- de la breve trayectoria del PSOL como partido de izquierda.



18. Es el momento de fortalecer la lucha política con la clase trabajadora y
contra las opresiones (en defensa de los derechos de las mujeres, de los
negros y negras, de los pueblos indígenas y quilombolas, de los LGBTQIA+, de
las personas con discapacidad y de otras minorías políticas), creando nuevas
herramientas organizativas que ayuden a la autonomía política, a la
organización y al arraigo de las ideas del socialismo entre los explotados y
oprimidos, y es por este camino por el que marcharemos. Construiremos nuevos
caminos; no podemos seguir repitiendo las fórmulas existentes que sólo
conducen a la perpetuación de lo establecido.



19. Las derrotas de los trabajadores nunca son definitivas. Son las
contradicciones irreductibles del capitalismo las que alimentan la lucha de
clases, renovando incesantemente la legión de trabajadores que luchan por el
socialismo y la libertad. La lucha de clases se polariza a escala nacional e
internacional entre rebeliones populares y giros reaccionarios, revolución y
contrarrevolución. La tarea prioritaria es unir a la izquierda contra el
orden. Estamos comprometidos con la construcción de organizaciones
revolucionarias que estén a la altura de los desafíos de la revolución en
una coyuntura histórica particularmente adversa, que, debido a la gravedad
de la crisis ambiental, pone en peligro la propia supervivencia de la
humanidad, poniendo a la orden del día la urgencia de un cambio profundo en
el modo de vida y de producción de la sociedad.



20. Nuestra carta de renuncia política es un llamamiento a todos los
compañeros y compañeras comprometidos con la superación del PSOL y que
comparten las mismas inquietudes, para que juntos construyamos espacios de
acogida, estudio, debates, síntesis y direcciones políticas que nos permitan
desvelar nuevos horizontes para la militancia política por la emancipación
del ser humano.



Ecosocialismo o extinción!



Adelante!



****



Una ruptura precipitada con el PSOL



Evaluar que la decisión de apoyar a Lula fue un "golpe" que "destruyó" al
PSOL es una conclusión apresurada, temeraria e imprudente.



Valerio Arcary *

Esquerda Online, 8-6-2022

https://esquerdaonline.com.br/

Traducción de Correspondencia de Prensa



Lo que tiene que ser tiene mucha fuerza.

Quien toma atajos, se mete en problemas.

Más vale un caballo con una silla de montar que tres sillas de montar sin un
caballo.

Sabiduría popular portuguesa.



Las decisiones de apoyar a Lula desde la primera vuelta y de federarse con
la Red precipitaron una ruptura precipitada por parte de un colectivo de
militantes, que concluyó que el partido ya no era un instrumento útil.
Evidentemente, esta ruptura debilita a PSOL y debe ser lamentada. Militantes
como Plínio de Arruda Sampaio Jr. y Marinalva Oliveira, entre otros más de
150 valiosos compañeros, merecen respeto por su trayectoria. El PSOL pierde
el impulso revolucionario con esta escisión. Desgraciadamente, el vértigo de
la fragmentación sigue prevaleciendo en la izquierda brasileña.



Los disidentes sostienen que el PSOL se ha convertido irremediablemente en
un satélite del PT. En la versión más cruel y sarcástica, se ha convertido
en un "satélite" del PT. La polémica sobre la centralidad del Frente Único
de Izquierda con el PT para construir una oposición popular a Bolsonaro a
partir de 2019 nos ha dividido. Pero este juicio es, como mínimo, demasiado
duro, ya que la Conferencia Nacional del PSol dejó claro que la decisión de
unirse a la campaña de Lula no significa que el PSOL esté dispuesto a
participar en un gobierno de Lula, e incluso rechazó cualquier negociación
de este tipo. Es cierto que el PSOL tiene defectos, limitaciones,
imperfecciones e incoherencias y las presiones electoralistas que sufre son,
dramáticamente, peligrosas. Resulta que los análisis que pierden el sentido
de la proporción son erróneos. Se ha producido una inflexión en la coyuntura
y estamos en un momento de transición con una mayoría social opositora a
Bolsonaro. La experiencia y la prudencia sugieren que sin una victoria
política no saldremos de la defensiva. La victoria de Lula es, por tanto,
decisiva. Pero estas diferencias tácticas no deben impedir una paciente
militancia común.



La idea más poderosa del manifiesto de ruptura es que la decisión sobre la
táctica electoral equivale a una rendición estratégica. El PSOL estaría
condenado como instrumento político progresista. "El giro político e
ideológico que supone la adhesión a la candidatura Lula-Alckmin y la
federación con la Red representa un golpe irreparable al proyecto original
del PSOL". El manifiesto enuncia la tesis, pero no la demuestra. ¿Por qué
habrían sido fatales estas decisiones? ¿La anticipación del voto a Lula de
la segunda a la primera vuelta es un golpe "irreparable"? ¿No es una
exageración? El apoyo a Lula es un cálculo táctico ante el peligro que
representa Bolsonaro. De hecho, un cálculo que se ha confirmado con la
creciente posibilidad de que la elección se decida en la primera vuelta, lo
que impediría "dar la vuelta" para apoyar a Lula en la segunda. Y retirar
una candidatura presidencial no es posible ni legal ni políticamente después
de la inscripción en el TSE (Tribunal Superior Electoral).



La decisión de apoyar a Lula, presentando sus propias candidaturas a
gobernador y senador en varios estados, así como la federación con la Red,
son decisiones tácticas. Se puede argumentar que están equivocados, pero son
tácticos. Se impusieron por condiciones objetivas adversas. Si rompemos el
partido por diferencias tácticas es imposible construir instrumentos
políticos duraderos. No hay atajos. Este criterio condenará inevitablemente
a los firmantes del Manifiesto de ruptura con el PSOL a sucesivas e
irreparables divisiones entre ellos. Reflexionemos juntos: ¿no fue correcto
haber apoyado a Fernando Haddad contra Bolsonaro, en la segunda vuelta de
2018? Si lo fuera, lo que parece obvio, ¿por qué no se puede pedir el voto
para Lula en 2022, si Bolsonaro está en el poder y amenaza con una
estrategia golpista? La federación con la Red fue más que un error, pero la
sobredramatización no es razonable. El acuerdo legal para la protección
mutua de la cláusula de barrera no impone un sacrificio de la independencia
política. Por último, aunque comprendo la decepción de los compañeros, que
es legítima, la decisión de ruptura es precipitada. La construcción de un
núcleo militante al margen del PSOL es posible, pero implica una renuncia a
la intervención en el espacio institucional, criterio ajeno al marxismo.
Ajeno a cualquier marxismo. Las presiones de la "marginalidad" política,
donde prosperan las ideas anarco-movimiento, pueden ser devastadoras.



El manifiesto va más allá en la aclaración de las diferencias cuando señala
que "el debate sobre la superación del programa democrático popular, que
subyace en la estrategia de priorizar la lucha dentro de las instituciones,
fue sistemáticamente bloqueado, y la práctica del partido nunca logró ir más
allá del horizonte electoral". Como consecuencia, la disputa del partido se
redujo progresivamente a una interminable guerra fratricida por el control
del aparato del partido, por el acceso al fondo del partido y por los
espacios en las instituciones del Estado". En este apartado se resumen tres
cuestiones de naturaleza distinta y muy diferentes del debate sobre la
táctica electoral.



La primera es si el PSOL ha roto con los límites del programa
democrático-popular aprobado en el V Encuentro Nacional del PT en 1987. No
los ha superado, y esta crítica es justa. El PSOL es un partido plural,
dentro del cual se organizan corrientes con diversas hipótesis estratégicas,
pero dispuestas a actuar juntas para construir una línea táctica común. Esta
debilidad es real. Sucede que todos somos débiles, ¿no? Dentro de las
corrientes organizadas también hay ambigüedades programáticas, lo cual es
comprensible, dadas las transformaciones ocurridas en Brasil y en el mundo
desde 1989-1991 con la restauración capitalista. Estas imprecisiones no han
impedido que el PSol consiga, desde 2004, construir un consenso en torno a
resoluciones políticas y, en gran medida, una intervención unificada en la
lucha de clases. Esto ha revelado madurez, e incluso algo de sabiduría. Al
fin y al cabo, si la ambigüedad estratégica permaneció sin resolver durante
dieciocho años, ¿por qué romperla ahora? Por otro lado, entre los que
decidieron separarse, ¿hay una visión programática madura en común?

Evaluar que la decisión de apoyar a Lula fue un "golpe" que "destruyó" al
PSOL es una conclusión apresurada, temeraria e imprudente. No demuestra que
el PSOL se hubiera adherido a una estrategia "mejorista". Los posibilismos
han sido históricamente diferentes formas de reformismo que tienen como
denominador común la ilusión de que es posible regular el capitalismo. Por
qué la decisión de apoyar a Lula frente a Bolsonaro autoriza a concluir que
el PSOL habría adherido a la estrategia de conciliación de clases o
"mejorista" del PT? El manifiesto no lo explica, porque no puede. El
proyecto del PSOL no era construir un partido revolucionario con
homogeneidad teórico-programática, sino un partido de la izquierda
anticapitalista. A ninguna de las principales tendencias internas del PSOL
se le ocurrió intentar aprobar "su" estrategia, porque esta tentación haría
implosionar al partido. Nunca se ha exigido la disolución de los colectivos
internos que se organizan en torno a una tradición y una experiencia
comunes. PSOL decidió defender un programa para la revocación de la herencia
del golpe, y para los cambios estructurales y las medidas anticapitalistas.
Por eso condenó la elección de Alckmin. Por eso el apoyo a Lula es
fundamental. PSOL no se hace ilusiones de que un gobierno de Lula sea un
gobierno con impulso revolucionario. Pero considera que la derrota de
Bolsonaro será una victoria política que cambia la relación social de
fuerzas a favor de la clase obrera y los oprimidos, abriendo una nueva
situación mucho más favorable.



La segunda cuestión es que la práctica del PSOL nunca habría ido más allá
del "horizonte electoral". Hay un grano de verdad en la crítica de que el
PSOL es un partido que sufre fuertes presiones electorales. Pero cuando una
caracterización es desaforada, o una idea es llevada a su extremo, el juicio
es injusto, por lo tanto falso. PSOL no es sólo eso. El PSOL organiza
campañas políticas en apoyo de las luchas de los movimientos obrero,
femenino, negro, estudiantil, LGBT, indígena, de derechos humanos,
medioambiental y cultural. En las calles y en las redes es un instrumento de
lucha para la movilización. Podría y debería, es cierto, hacer más y mejor.
Por otra parte, es errónea la expectativa de que las amplias masas
populares, o incluso la mayoría de la vanguardia más activa, hayan superado
ya la etapa de la experiencia democrático-parlamentaria. No lo han hecho.
Siguen depositando sus esperanzas de cambio político en las elecciones. Peor
aún, en comparación con los años ochenta, la conciencia de clase ha
retrocedido. La dirección del PT y Lula no son inocentes, por supuesto. Ir
más allá del "horizonte electoral" no depende sólo de un impulso
voluntarista, sino de la relación social de fuerzas. Por supuesto, también
depende de la voluntad.



La carta de la ruptura ignora que en estas elecciones no hay espacio para
una candidatura de izquierda radical a la presidencia. El problema no es que
tengamos menos del 1%. Una candidatura del PSol sería testimonial e
invisible. Al contrario que en 2018, no sólo no se nos escucharía, sino que
se nos acosaría en nuestra propia base social. Sería imposible explicar por
qué nuestra necesidad de defender las ideas revolucionarias debería tener
prioridad sobre la necesidad de destituir a Bolsonaro de la presidencia. El
PSOL necesita elegir al menos once diputados federales para defender su
legalidad. Preservar la legalidad no es electoralismo, es una necesidad de
la existencia política fuera de la marginalidad. El PSOL no sólo sufre
presiones para adaptarse. También sufre presiones sectarias que alimentan
evaluaciones excesivamente optimistas de la relación social de fuerzas. Un
mínimo de realismo e inteligencia táctica exige considerar las condiciones
en las que tendremos que luchar.



La tercera es que la lucha interna se reduciría a una disputa por el control
del aparato interno, divorciada de la discusión de ideas, y guiada por el
afán fratricida de apropiarse del dinero de los fondos públicos. Esta
evaluación "apocalíptica" es una exageración. La intervención en la
legalidad favorece la formación de una burocracia partidista de funcionarios
que desarrollan sus propios intereses. Esta peligrosa dinámica es real, pero
no es un destino inexorable, hay una disputa, una lucha, un combate. El
fatalismo es un mal consejero. El modelo de organización del PSOL imita la
experiencia del PT en los años 80. Pero el aparato interno no domina el
PSOL. En la preparación del último Congreso, algo así como diez mil
militantes activos movieron a cincuenta mil afiliados. Una ínfima minoría de
esta militancia, no más de unos cientos, son funcionarios. La inmensa
mayoría son activistas desinteresados. En las condiciones de la pandemia fue
un proceso saludable, aunque imperfecto. Perder el sentido de la proporción
también es peligroso.



El PSOL no está condenado. El partido se organiza en torno a corrientes
internas, aunque miles de militantes y dirigentes independientes, como el
propio padre de Plinio de Arruda Sampaio, han ocupado un lugar destacado en
su representación pública. Este modelo de organización, impuesto por las
dificilísimas condiciones de actuación en la legalidad institucional, que
exigen pisos para superar la cláusula de barrera, de otro modo insuperable,
fue esencial para asegurar la permanencia del PSOL. Y valió la pena. Dicho
esto, buena suerte compañeros. Nos reuniremos en las luchas.



* Militante de la corriente Resistencia/PSOL, y columnista de Esquerda
Online.

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