Debates/ La guerra en Ucrania y el antiimperialismo. [Gilbert Achcar - Stathis Kouvelakis]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Mar 12 23:47:53 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

12 de marzo 2022

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Debates



La guerra en Ucrania y el antiimperialismo



R茅plica a Stathis Kouvelakis



Gilbert Achcar *

Viento Sur, 9-3-2022

https://vientosur.info/

Traducci贸n de Viento Sur



Stathis Kouv茅lakis (SK) ha publicado una respuesta de 51.900 caracteres (ver m谩s abajo a mi memor谩ndum de s贸lo 6.300 caracteres; m谩s bien se trata de una cr铆tica, ya que mi texto no tiene nada que ver con sus posiciones, que yo desconoc铆a, a no ser que quisiera actuar como portavoz de mis detractores neocampistas. En ese texto, SK abre muchas puertas de par en par. El cuestionamiento de la decisi贸n de ampliar la OTAN se expresa hoy en d铆a en todas partes, incluso en los principales medios de comunicaci贸n burgueses e imperialistas. Realmente no tiene mucho sentido dedicarle tanto espacio si el objetivo era responderme, sobre todo porque SK sabe muy bien que llevo mucho tiempo denunciando esta decisi贸n y sus desastrosas consecuencias, en particular en mi libro The new cold war. Le monde apr猫s le Kosovo, publicado en 2000 (estoy preparando una segunda edici贸n muy ampliada), y que incluso cita m谩s de una vez.



SK podr铆a haberse dado cuenta de que mi Memor谩ndum (leer 鈥淢emor谩ndum sobre una posici贸n antiimperialista radical a prop贸sito de la guerra en Ucrania鈥: https://correspondenciadeprensa.com/?p=24512) pretend铆a definir de forma inmediata una posici贸n concisa sobre las cuestiones m谩s directamente relacionadas con la invasi贸n rusa, y no recapitular las posiciones de siempre. Y si se hubiera tomado la molestia de escuchar la entrevista que conced铆 el 2 de marzo a Julien Salingue para el NPA (Nuevo Partido Anticapitalista), se habr铆a dado cuenta de que no soy yo quien necesita ser convencido de la necesidad de pronunciarse a favor de la disoluci贸n de la OTAN. Dicho esto, analicemos, de todos modos, los argumentos de SK . S贸lo comentar茅 aquello que me parece problem谩tico de lo que dice, no las cosas con las que s贸lo puedo estar de acuerdo, la mayor铆a de las cuales he dicho muchas veces. Y pido disculpas por la longitud de este texto, aunque es menos de la mitad del de SK. Esto se debe a que, para restablecer los argumentos, he tenido que citar pasajes enteros de su respuesta, as铆 como de mi memor谩ndum.



Empecemos por el escenario que SK establece antes de desplegar sus argumentos. Cree ver una "divisi贸n Norte-Sur" en el hecho de que,como 茅l lo describe



"En cambio, en los pa铆ses del Sur Global, en Am茅rica Latina, 脕frica, el mundo 谩rabe-musulm谩n, y en gran parte de Asia el apoyo a Rusia, o al menos cierta benevolencia hacia ella, est谩 mucho m谩s extendido, tanto en la opini贸n p煤blica como en algunos sectores de la izquierda.



Una tendencia que, seg煤n 茅l



se refleja tambi茅n en las posiciones de un importante n煤mero de gobiernos, treinta y cinco de los cuales se abstuvieron en la ONU durante la votaci贸n de la resoluci贸n de condena de la invasi贸n rusa, entre ellos China, India, Vietnam, Cuba, Venezuela y Bolivia.



Veamos primero los hechos. En la parte del mundo de donde provengo, la zona de habla 谩rabe, los 煤nicos partidos de izquierda que apoyaron la invasi贸n rusa fueron los vinculados al r茅gimen sanguinario de Bashar al-Assad, bajo protectorado ruso. Los dos principales partidos comunistas de la regi贸n, el de Irak y el de Sud谩n, han condenado abiertamente la invasi贸n rusa, al tiempo que han denunciado (convenientemente) la pol铆tica del imperialismo estadounidense. En su comunicado, el PC de Sud谩n, tras denunciar los conflictos entre fuerzas imperialistas, "condena la invasi贸n rusa de Ucrania y exige la retirada inmediata de las fuerzas rusas de ese pa铆s, al tiempo que condena la continuaci贸n, por parte de la alianza imperialista liderada por Estados Unidos, de su pol铆tica de atizar las tensiones y la guerra, y de amenazar la paz y la seguridad mundiales". Los comunistas sudaneses est谩n bien situados para conocer la verdad sobre el imperialismo ruso, la 煤nica de las grandes potencias que apoya abiertamente a los golpistas en su pa铆s.



En la votaci贸n de la Asamblea General de la ONU sobre la condena de la invasi贸n rusa, como dice SK, treinta y cinco pa铆ses se abstuvieron. Y todos ellos est谩n en el Sur Global, por la buena raz贸n de que los pa铆ses del Norte Global votaron a favor (todos los pa铆ses occidentales y aliados) o en contra (la propia Rusia y Bielorrusia). Sin embargo, no hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que entre los 141 pa铆ses que votaron a favor de la resoluci贸n, hab铆a mucho m谩s de 35 pa铆ses del mismo Sur global. As铆 pues, 驴se trata de una "divisi贸n Norte-Sur", como afirma SK, o de una divisi贸n entre amigos y/o clientes del imperialismo occidental, por un lado, y amigos y/o clientes del imperialismo ruso, por otro? Y como la mayor铆a de estos 煤ltimos son tambi茅n amigos y/o clientes del imperialismo occidental, prefirieron abstenerse antes que sumar sus votos a los de los cinco Estados que votaron en contra de la resoluci贸n, que, adem谩s de los dos ya nombrados, son Corea del Norte, Siria y Eritrea.



SK comenta "forma campista en que se percibe a la Rusia de Putin, una potencia imperialista secundaria y regresiva, en la escena mundial", explicando que "esta percepci贸n distorsionada, subproducto de la abrumadora dominaci贸n de Estados Unidos, es la que, mediante una especie de ilusi贸n 贸ptica, le atribuye algunas de las caracter铆sticas de la URSS de anta帽o" y la que hace que los Estados "del Sur que pretenden jugar su propia carta (es decir, con algunas excepciones, tambi茅n los pa铆ses capitalistas como China o India), lo ven con diversos grados de benevolencia, como un aguafiestas frente a la hiperpotencia estadounidense". (Cabe se帽alar de paso que Rusia tiene el mayor arsenal nuclear del mundo, no el segundo como afirma SK en su texto. Incluso tiene m谩s cabezas nucleares que las tres potencias nucleares de la OTAN -Estados Unidos, Francia y Reino Unido- juntas).



Estar铆amos en un mundo a煤n m谩s terrible de lo que ya es si "los pa铆ses del Sur que pretenden jugar su propia carta" fuesen todos de la misma cala帽a que China -de por s铆 objeto de debate en cuanto a su car谩cter imperialista, lo que demuestra lo simplista que es el esquema Norte-Sur en pol铆tica- o la India fascista de Narendra Modi. Pero, 驴por qu茅 la India de Modi iba a "jugar su propia carta" y no, por ejemplo, el M茅xico de AMLO, el Afganist谩n de los talibanes, el Brasil de Bolsonaro (aunque admirador de Putin), el Myanmar de los generales (amparado por Pek铆n) o la Filipinas de Duterte, todos los cuales votaron a favor de la resoluci贸n de la ONU? De hecho, la presentaci贸n sesgada de los hechos por parte de SK s贸lo sirve para poner de relieve su enfoque general del tema.



Esto me lleva a la "nueva Guerra Fr铆a" que, seg煤n mi an谩lisis de hace m谩s de veinte a帽os, comenz贸 con el cambio de siglo, con la guerra de Kosovo (1999) que precipit贸 una situaci贸n que se hab铆a estado gestando durante toda la primera d茅cada postsovi茅tica. SK no ley贸 bien lo que escrib铆 en mi Memor谩ndum:



La invasi贸n rusa de Ucrania es el segundo momento decisivo de la nueva Guerra Fr铆a en la que se ha sumido el mundo desde el cambio de siglo, como consecuencia de la decisi贸n de Estados Unidos de ampliar la OTAN. El primer momento definitorio fue la invasi贸n estadounidense de Irak en 2003.



Esto significa, nada m谩s y nada menos, que en esta nueva Guerra Fr铆a que se comenz贸 "con el cambio de siglo", ha habido hasta ahora dos momentos determinantes: la invasi贸n de Irak en 2003 y la invasi贸n de Ucrania en la actualidad. Desde luego, no he cambiado de opini贸n sobre cu谩ndo empez贸, como puede haber pensado SK.



El tono de su respuesta sube a medida que avanza el texto. En el Memorandum se帽alo que, tras su aplastante derrota en Irak, "



la propensi贸n del imperialismo estadounidense a invadir otros pa铆ses se ha reducido mucho, como lo confirma la reciente retirada de sus tropas de Afganist谩n". Y luego a帽ado:



El destino de la invasi贸n rusa de Ucrania determinar谩 la propensi贸n de todos los dem谩s pa铆ses a la agresi贸n. Si fracasa, el efecto sobre todas las potencias mundiales y regionales ser谩 de una fuerte disuasi贸n. Si tiene 茅xito, es decir, si las botas de Rusia logran "pacificar" a Ucrania, el efecto ser谩 un cambio importante en la situaci贸n mundial hacia una ley de la selva sin l铆mites, envalentonando al propio imperialismo estadounidense y a sus aliados para que contin煤en con su propio comportamiento agresivo.



Este razonamiento es doblemente insostenible", escribe SK. "En primer lugar", contin煤a, "el paralelismo entre la invasi贸n de Ucrania y la de Irak es muy enga帽oso. Es cierto que ambos fueron actos de agresi贸n y violaci贸n de la soberan铆a e integridad de un Estado. Pero la comparaci贸n termina ah铆. Porque Irak est谩 a miles de kil贸metros de Estados Unidos y no se trataba de que se uniera a una alianza militar hostil a Washington [...]. Actualmente, Ucrania cuenta con el apoyo militar, econ贸mico y diplom谩tico de todo el campo occidental, encabezado por Estados Unidos, mientras que Irak no contaba con el apoyo de nadie y los talibanes s贸lo con el de Pakist谩n.



Aparte de que ya he se帽alado estas diferencias, m谩s que en ning煤na otra web en la web en la que participa SK [Contretemps] 驴en qu茅 la lejan铆a de Irak y el hecho de que no fue apoyada por nadie hacen que el destino de la invasi贸n rusa de Ucrania no determine "la propensi贸n de todos los dem谩s pa铆ses a la agresi贸n"? Misterio. SK contin煤a:



Si, gracias al masivo apoyo occidental, gana militarmente, lo que ser铆a justo en la medida en que defiende la integridad de su territorio contra un invasor, ser谩 todo el bloque occidental el que celebre esta victoria como propia. Y, precisamente por esta victoria, podr谩 borrar las desastrosas im谩genes de Kabul y Bagdad, que es sin duda una de las principales razones de la histeria belicista que recorre actualmente las capitales y los medios de comunicaci贸n occidentales. Al borrar sus im谩genes de derrota, se envalentonar谩 para continuar su marcha hacia el este y seguir imponiendo su dominio a nivel mundial, aunque de forma menos costosa que las expediciones como las de Irak y Afganist谩n.



En resumen, seg煤n SK, una victoria ucraniana ser铆a "justa" pero de consecuencias desastrosas. Uno se pregunta si, por la misma l贸gica, la justicia no deber铆a sacrificarse a la batalla suprema contra el "bloque occidental", como sostienen algunos en la pseudoizquierda neocampista. Por mi parte, escrib铆 que un 茅xito ruso -que, por cierto, sigue siendo la hip贸tesis m谩s probable en el futuro inmediato- envalentonar铆a "al propio imperialismo estadounidense y a sus aliados para que contin煤en con su propio comportamiento agresivo". SK le da la vuelta al mismo t茅rmino para decir que un fracaso ruso har铆a lo mismo. No estoy de acuerdo: Estados Unidos ya se ha beneficiado enormemente de las acciones de Putin. Deber铆an estar muy agradecidos al aut贸crata ruso.



El 茅xito de la invasi贸n de Ucrania por parte de Rusia animar铆a a Estados Unidos a reanudar su camino de conquista mundial por la fuerza en un contexto de exacerbaci贸n de la nueva divisi贸n colonial del mundo y de endurecimiento de los antagonismos globales, mientras que un fracaso ruso -que se sumar铆a a los fracasos estadounidenses en Irak y Afganist谩n- reforzar铆a lo que se conoce en Washington como el s铆ndrome de Vietnam. Adem谩s, me parece bastante claro que una victoria rusa reforzar铆a enormemente el belicismo y la presi贸n para aumentar el gasto militar en los pa铆ses de la OTAN, mientras que una derrota rusa proporcionar铆a unas condiciones mucho mejores para librar nuestra batalla por el desarme general y la disoluci贸n de la OTAN.



Las siguientes palabras de SK no encajan bien con la coletilla [de la redacci贸n de Contretemps] que precede a su art铆culo, en la que se afirma que la redacci贸n no transigir谩 con "nuestro respetuoso marco". Cito:



la posici贸n radical antiimperialista que defiende GA equivale a abogar no por la paz, sino por una victoria militar para Ucrania, que el apoyo log铆stico occidental debe hacer posible. Esta posici贸n asume su belicismo, de ah铆 su pretensi贸n de radicalidad, a la que dota de una dimensi贸n antiimperialista, ya que se trata de derrotar al imperialismo ruso, salvo que en este aspecto es Joe Biden quien se convierte en el verdadero campe贸n del antiimperialismo.



Esto es tan lamentable que no merece ser comentado. Sigamos leyendo:



Ignorando el car谩cter interimperialista del conflicto actual, malinterpreta las consecuencias -por muy previsibles que sean- de una victoria obtenida en estas condiciones; a saber, una Ucrania avasallada, integrada org谩nicamente en la OTAN, una Rusia asediada por todos lados por una alianza militar que la trata como un objetivo, un atlantismo triunfando sin oposici贸n sobre Europa y m谩s all谩.



Si Ucrania consiguiera deshacerse del yugo ruso, se ver铆a avasallada, argumenta SK, lo que, en efecto, es m谩s que probable. Pero lo que no menciona es que si no lo hiciera, estar铆a esclavizado a Rusia. Y no hace falta ser medievalista para saber que ser vasallo es incomparablemente mejor que ser siervo. Lo que ocurre es que SK, a pesar de sus esfuerzos, no puede ocultar que lo que quiere es una especie de empate, m谩s que una derrota rusa. Escribe:



Esta sombr铆a posibilidad no hace que la resistencia ucraniana a la invasi贸n rusa sea menos leg铆tima, pero debemos tener claras las implicaciones de la configuraci贸n actual y no enga帽arnos. La dificultad fundamental a la que se enfrenta la izquierda contra la guerra en este momento es que, como en cualquier conflicto interimperialista, la victoria de uno u otro bando tiene consecuencias devastadoras, la peor de las cuales es sin duda una conflagraci贸n generalizada en Europa.



Su problema es que es ilusorio esperar un empate en caso de invasi贸n de un pa铆s por otro. El cese de los combates con una retirada incondicional del invasor hasta las fronteras antes del 24 de febrero ser铆a una victoria para Ucrania. El cese de los combates con la ocupaci贸n de una gran parte del territorio ucraniano, si no el sometimiento de toda Ucrania, ser铆a una victoria para Rusia. Un resultado intermedio ser铆a un 茅xito moderado para Mosc煤.



Pasemos ahora a la cuesti贸n del armamento de la resistencia ucraniana. Yo escrib铆:



Estamos a favor de la entrega incondicional de armas defensivas a las v铆ctimas de la agresi贸n, en este caso, al Estado ucraniano que lucha contra la invasi贸n rusa de su territorio. Ning煤n antiimperialista responsable le pidi贸 a la URSS o a China que entraran en guerra en Vietnam contra la invasi贸n estadounidense, pero todos los antiimperialistas radicales estaban a favor de un mayor suministro de armas de Mosc煤 y Pek铆n a la resistencia vietnamita. Darles a los que luchan en una guerra justa los medios para luchar contra un agresor mucho m谩s poderoso es un deber internacionalista elemental. Oponerse en bloque a estas entregas contradice la solidaridad elemental debida a las v铆ctimas..



Comentarios de SK:



Este paralelismo con Vietnam parece, como m铆nimo, de mal gusto. Zelenski no es el nazi al que se refiere Putin, pero tampoco es Ho Chi Minch... El gobierno ucraniano es un gobierno burgu茅s, al servicio de los intereses de una clase de oligarcas capitalistas, similar al que domina Rusia y en las dem谩s rep煤blicas de la antigua URSS, y que pretende incorporar al pa铆s al campo occidental sin preocuparse de las previsibles consecuencias de semejante opci贸n. Si bien es v铆ctima de una agresi贸n inaceptable, no representa ninguna causa progresista m谩s amplia y ser铆a completamente absurdo que las fuerzas de izquierda dignas de ese nombre defiendan que se arme.



Seg煤n esta l贸gica, s贸lo se puede apoyar a un pueblo que resiste contra una invasi贸n imperialista sobrearmada si su resistencia est谩 dirigida por comunistas y no por un gobierno burgu茅s. Se trata de una vieja posici贸n ultraizquierdista sobre la cuesti贸n nacional, que Lenin ya critic贸 en su tiempo. El apoyo a una lucha justa contra la opresi贸n nacional, por no hablar de la ocupaci贸n extranjera, debe darse independientemente de la naturaleza de su liderazgo: si se trata de una lucha justa, implica que la poblaci贸n afectada est谩 activamente involucrada y merece apoyo, independientemente de la naturaleza de su liderazgo.



Ciertamente, no son los "oligarcas capitalistas" los que se movilizan en masa con las fuerzas armadas ucranianas en forma de guardia nacional improvisada y de petroleras [referencia a las mujeres que combatieron por la Comuna] de nuevo cu帽o, sino el pueblo trabajador de Ucrania. Y en su lucha contra el gran imperialismo ruso, dirigido por un gobierno autoritario y olig谩rquico ultrarreaccionario que preside el destino de uno de los pa铆ses m谩s desiguales del planeta, el pueblo ucraniano merece todo nuestro apoyo, que no es, sin embargo, acr铆tico hacia su gobierno.



El problema central de SK es que se equivoca sobre lo que es una guerra interimperialista. Si bastara con que fuera una guerra en la que cada bando fuera apoyado por un rival imperialista, entonces todas las guerras de nuestro tiempo ser铆an interimperialistas, ya que por regla general basta con que un imperialista rival apoye a un bando para que el otro apoye al bando contrario. Una guerra interimperialista no es eso. Se trata de una guerra directa entre dos potencias, no de una guerra por delegaci贸n, cada una de las cuales pretende invadir el dominio territorial y (neo)colonial de la otra, como lo fue claramente la Primera Guerra Mundial. Como le gustaba llamarla a Leni, se trata de una "guerra de saqueo" por ambas partes,.



Calificar el actual conflicto en Ucrania, en el que 茅sta no tiene ninguna ambici贸n, y mucho menos intenci贸n, de apoderarse del territorio ruso, y en el que Rusia tiene la intenci贸n declarada de subyugar a Ucrania y apoderarse de una gran parte de su territorio, como conflicto interimperialista, en lugar de guerra imperialista de invasi贸n, es una escandalosa distorsi贸n de la realidad.



Hoy en d铆a, escribe SK, dada la naturaleza de las fuerzas implicadas, la entrega de armas a Ucrania s贸lo puede tener un prop贸sito, asegurar su futuro vasallaje y transformaci贸n en un puesto avanzado de la OTAN en el flanco oriental de Rusia.



Esto no es cierto. El 煤nico objetivo de suministrar armas a Ucrania es ayudarle a oponerse a su esclavitud, aunque tambi茅n quiera su vasallaje creyendo que es la 煤nica garant铆a de su libertad. Por supuesto, tambi茅n debemos oponernos a su vasallaje, pero por el momento debemos ocuparnos de los asuntos m谩s urgentes.



SK contin煤a su carga:



Dados los incalculables riesgos que conllevar铆a, 驴por qu茅 oponerse, como argumenta el GA, s贸lo a la intervenci贸n militar directa en este conflicto y no a cualquier forma de intervenci贸n militar? 驴Es 煤nicamente el innegable riesgo nuclear una raz贸n suficiente para limitar la restricci贸n a la intervenci贸n directa?



La respuesta es: s铆, por supuesto. Ciertamente, es una condici贸n suficiente, pero no es la 煤nica: la raz贸n m谩s directa -la que, a diferencia de la nuclear, no es hipot茅tica (la disuasi贸n mutua obliga), sino cierta- es que la entrada en guerra directa del otro bando imperialista transformar铆a el conflicto actual en una verdadera guerra interimperialista, en el sentido correcto del concepto, un tipo de guerra al que somos categ贸ricamente hostiles.



"La l铆nea que separa la intervenci贸n directa de la indirecta es menos clara de lo que algunos parecen pensar", dice SK. La l铆nea es m谩s clara de lo que piensa. Por eso, los miembros de la OTAN son un谩nimes (y no solo Emmanuel Macron, cuya sabidur铆a alaba SK) al declarar que no cruzar谩n la l铆nea roja de enviar tropas para combatir a las fuerzas armadas rusas en suelo ucraniano, o derribar aviones rusos en el espacio a茅reo ucraniano -a pesar de las exhortaciones de Volodimir Zelenski. Esto se debe a que temen, con raz贸n, una espiral fatal, esc茅pticos, como se han vuelto, sobre la racionalidad de Putin, que no dud贸 en blandir la amenaza nuclear desde el principio.



Si la lucha de los ucranianos contra la invasi贸n rusa es justa, como admite SK a rega帽adientes, entonces es justo ayudarles a defenderse de un enemigo muy superior en n煤mero y armamento. Por eso estamos, sin dudarlo, a favor de entregar armas defensivas a la resistencia ucraniana. 驴Qu茅 significa eso? Aqu铆 tambi茅n, SK no ve m谩s que fuego.



Por ejemplo, estamos ciertamente a favor de suministrar misiles antia茅reos, port谩tiles o no, a la resistencia ucraniana. Oponerse a esto ser铆a decir que las y los ucranianos s贸lo tienen m谩s opci贸n que ser masacrados y ver sus ciudades destruidas por la aviaci贸n rusa, sin tener los medios necesarios para defenderse o huir de su pa铆s. Pero, al mismo tiempo, no s贸lo debemos oponernos a la irresponsable idea de imponer una zona de exclusi贸n a茅rea sobre Ucrania o parte de su territorio; tambi茅n debemos oponernos a la entrega de aviones de combate a Ucrania, como prev茅 Joe Biden. Los cazas no son un arma estrictamente defensiva, y suministrarlos a Ucrania supondr铆a, de hecho, el riesgo de intensificar el bombardeo ruso.



En resumen, estamos a favor de suministrar a Ucrania armas antia茅reas y antitanques, as铆 como todo el armamento necesario para defender un territorio. Negarse a entregar estas armas es simplemente ser culpables de no ayudar a un pueblo en peligro. Pedimos la entrega de esas armas defensivas para la oposici贸n siria. Estados Unidos se neg贸 a hacerlo e incluso impidi贸 que sus aliados locales las entregaran, principalmente por el veto israel铆. Sabemos cu谩les fueron las consecuencias.



El pen煤ltimo punto: las sanciones. Yo escrib铆:



Las potencias occidentales decidieron toda una serie de nuevas sanciones contra el Estado ruso por su invasi贸n de Ucrania. Algunas de ellas pueden reducir efectivamente la capacidad del r茅gimen autocr谩tico de Putin para financiar su maquinaria b茅lica, otras pueden perjudicar a la poblaci贸n rusa sin afectar demasiado al r茅gimen o a sus ac贸litos olig谩rquicos. Nuestra oposici贸n a la agresi贸n rusa, combinada con nuestra desconfianza en los gobiernos imperialistas occidentales, significa que no debemos apoyar sus sanciones ni exigir su levantamiento.



Otra forma de traducir esto es decir que apoyamos las sanciones que afectan a la capacidad de Rusia para hacer la guerra y a sus oligarcas, pero no las que afectan a su poblaci贸n. Esta 煤ltima formulaci贸n es correcta en principio, pero debe traducirse en t茅rminos concretos. No tenemos los medios para examinar el impacto de toda la gama de sanciones ya impuestas por las potencias occidentales a Rusia.



En cuanto a SK, el cree que



La tarea de la izquierda es denunciar la funci贸n pol铆tica de este dispositivo y mostrar que es sobre todo un instrumento para asfixiar a un pa铆s que perturba el orden mundial configurado por la supremac铆a estadounidense y occidental, un instrumento que, en el fondo, se diferencia poco de un acto de guerra.



Una vez m谩s, no ver que diferentes sanciones pueden desempe帽ar diferentes papeles es un signo de falta de percepci贸n dial茅ctica. A diferencia de las posiciones dogm谩ticas del SK, nosotros definimos nuestra posici贸n a la luz del "an谩lisis concreto de la situaci贸n concreta", como bien dijo un gran cr铆tico del dogmatismo de izquierdas. En cuanto a la caracterizaci贸n del imperialismo ruso como "un pa铆s que perturba el orden mundial configurado por la supremac铆a estadounidense y occidental", esto revela de nuevo la esencia del pensamiento de SK.



Al final del art铆culo, SK se帽ala un 谩rea de acuerdo: "Por otro lado, s贸lo se puede estar de acuerdo con GA en el 煤ltimo punto que menciona: la acogida incondicional de los refugiados ucranianos". Sin embargo, se apresura a a帽adir: "Pero no se puede hacer sin se帽alar que el cuasi-consenso que lo rodea es un ejemplo flagrante del doble rasero del c铆nico discurso dominante". En mi texto, muy conciso, SK parece no haberse dado cuenta de que ya lo planteo indirectamente al pedir que "que se abran todas las fronteras a los refugiados de Ucrania, como deber铆a hacerse con todos los refugiados que huyen de la guerra y la persecuci贸n, independientemente de su origen". Para nosotros, esto es evidente, al igual que la hostilidad hacia la OTAN. (Publicado en https://www.contretemps.eu/guerre-ukraine-reponse-achcar-anti-imperialisme/)



* Gilbert Achcar es profesor de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres.



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Una respuesta a Gilbert Achcar



Stathis Kouvelakis

Viento Sur, 9-3-2022

Traducci贸n de Viento Sur



Partamos de la siguiente constataci贸n: hoy en d铆a, en el seno de la izquierda radical, la  se ha movilizado contra las guerras imperiales de las 煤ltimas d茅cadas, existen enfoques diferentes y, en ciertos puntos, divergentes sobre la guerra de Ucrania. En Europa y, m谩s en general, en los pa铆ses occidentales (este t茅rmino problem谩tico adquiere sin embargo un significado m谩s preciso en este contexto), las posiciones de apoyo a Rusia son marginales. Incluso partidos comunistas abiertamente nost谩lgicos de la URSS, como el griego y el portugu茅s, han condenado la invasi贸n rusa como una "guerra imperialista" y han subrayado que el r茅gimen de Putin es "capitalista" y busca la "unificaci贸n capitalista de los pa铆ses de la antigua URSS". En cambio, en los pa铆ses del Sur Global, en Am茅rica Latina, 脕frica, el mundo 谩rabe-musulm谩n, y en gran parte de Asia el apoyo a Rusia, o al menos cierta  benevolencia hacia ella, est谩 mucho m谩s extendido, tanto en la opini贸n p煤blica como en algunos sectores de la izquierda. Ahora bien, incluso esos pa铆ses, muchas organizaciones de la izquierda radical (las m谩s importantes son los partidos comunistas de Chile e India) han condenado la invasi贸n de Ucrania, aunque de forma menos contundente.



Esta tendencia se refleja tambi茅n en las posiciones de un importante n煤mero de gobiernos, treinta y cinco de los cuales se abstuvieron en la ONU durante la votaci贸n de la resoluci贸n de condena de la invasi贸n rusa, entre ellos China, India, Vietnam, Cuba, Venezuela y Bolivia. De ese modo se perfila una fractura Norte-Sur, que hay que comprender antes de condenarla o descalificarla, porque las guerras son, sobre todo, reveladoras de las fracturas que atraviesan el mundo y anuncian las que vendr谩n.



El hecho es que, en los sectores de la izquierda europea y occidental que se han opuesto a las guerras imperiales, y que ahora est谩n unidos en su condena de la guerra contra Ucrania, est谩n surgiendo diferencias que son cualquier cosa menos secundarias. Se refieren en particular a temas como: el grado o el tipo de responsabilidad de los gobiernos occidentales en la situaci贸n que condujo a la guerra actual, las valoraciones que se hacen del actual r茅gimen ucraniano y sus responsabilidades en el resultado actual, y las formas que debe adoptar la actividad contra esta guerra. La cuesti贸n de la OTAN, la solicitud de env铆o de armas a Ucrania y la actitud ante las sanciones est谩n en primera l铆nea de estas diferencias.



El texto de Gilbert Achcar, "Memor谩ndum para una posici贸n radical antiimperialista sobre la guerra en Ucrania", permite debatir muchas de estas cuestiones. Antes de explicar mis puntos de acuerdo y desacuerdo con las posiciones que defiende, me gustar铆a: a) hacer una puntualizaci贸n metodol贸gica sobre las formas que puede adoptar la discusi贸n dentro de la izquierda que se opone a esta guerra y b) aclarar mi propio punto de vista.



En las guerras, las voces disidentes siempre han sido acusadas, por los gobiernos y las clases dirigentes implicadas en estos conflictos, de hacer el juego al enemigo. A Jaur猫s se le acus贸 de ser pro-alem谩n (lo pag贸 con su vida), a Lenin de agente del Kaiser (hay toda una literatura reaccionaria sobre el vag贸n blindado [1]), a Trotsky de ser pro-Hitler (en el discurso estalinista)... M谩s recientemente, la izquierda que se opuso a las intervenciones imperialistas occidentales despu茅s de la ca铆da de la URSS fue acusada regularmente de ser pro-Saddam Hussein, pro-Milosevic y, 煤ltimamente, islamo-izquierdista, c贸mplice del terrorismo del Estado Isl谩mico  y sus consortes. Hoy en d铆a, ya podemos ver que quienquiera que formule objeciones al discurso imperante, que se niegue a la demonizaci贸n del adversario y al belicismo que satura el discurso medi谩tico, es etiquetado de forma similar, pro-Putin, derrotista , etc. En un art铆culo reciente, David Broder lleva raz贸n cuando dice que la izquierda no debe dejarse intimidar por esas declaraciones, que debe "defender [su] derecho a hablar sin miedo y sin acusaciones de deslealtad", lo que tambi茅n significa que debe tener cuidado de no reproducirlas dentro de sus filas.



Sobre el car谩cter de la guerra en Ucrania



Este conflicto se inscribe en la agudizaci贸n de las contradicciones interimperialistas que rigen el mundo tras la ca铆da de la URSS. El campo comunista se desintegr贸 en un capitalismo globalizado, pero el campo occidental, bajo la hegemon铆a estadounidense, se mantuvo, ampliando su dominio militar y econ贸mico y redefiniendo el campo de sus adversarios. Por otra parte, Rusia se ha convertido en un Estado capitalista cuya clase dirigente es una oligarqu铆a que se form贸 mediante el saqueo de la antigua propiedad estatal, con el pleno consentimiento y ayuda de Occidente. Bajo el mandato de Putin, su aparato estatal, destruido bajo Yeltsin, est谩 siendo revitalizando bajo los auspicios de una gobernanza cada vez m谩s autoritaria y una ideolog铆a reaccionaria, compuesta por legados heterog茅neos del pasado ruso y cimentada por el nacionalismo y el anticomunismo. Impulsado por una voluntad imperial de poder, su expansionismo, al igual que en el pasado, se despliega a las zonas lim铆trofes de su territorio, empezando por las que formaban parte de la URSS, y mediante las intervenciones exteriores de baja intensidad, la m谩s significativa de las cuales es la de Siria, 煤nico pa铆s fuera de la zona ex-sovi茅tica donde tiene una base militar.



El discurso de Putin del 21 de febrero, que anunci贸 el inicio de la invasi贸n de Ucrania, debe ser tomado en serio. Rebosante de anticomunismo, culp贸 a Lenin y a los bolcheviques de los males de Rusia, de la reducci贸n de su territorio y de su poder, y les acus贸 de crear artificialmente Ucrania como entidad separada. En consonancia con la tradicional narrativa nacionalista-imperialista de la Gran Rusia, la Revoluci贸n de Octubre y el comunismo se asimilan a elementos destructivos de la naci贸n rusa. A Stalin se le conceden algunas circunstancias atenuantes, pero, en 煤ltima instancia, incluso 茅l habr铆a quedado atrapado en el marco de Lenin.



Sin embargo, aunque revela la ideolog铆a de su r茅gimen, esta ret贸rica enmascara m谩s que ilumina los verdaderos objetivos de Putin. Por el momento, 茅stos no est谩n claros: 驴cree realmente que la instalaci贸n en Kiev de un r茅gimen a su entera disposici贸n y la ocupaci贸n duradera del territorio ucraniano podr铆an conducir a otra cosa que no sea el estancamiento de un conflicto a largo plazo y la creciente implicaci贸n del campo occidental? 驴Busca la partici贸n de Ucrania, a la que el reconocimiento de las dos rep煤blicas separatistas servir铆a de preludio, y que permitir铆a la constituci贸n de una zona tap贸n bajo control ruso? 驴Se trata, como sugiere la propia celebraci贸n de las negociaciones ruso-ucranianas, o las palabras de un asesor de Zelensky sobre un posible estatuto de neutralidad para Ucrania, de situarse en una posici贸n de fuerza para alcanzar un compromiso que descarte el ingreso de Ucrania en la OTAN? Es demasiado pronto para decirlo, y es bastante realista pensar que la resistencia ucraniana combinada con la movilizaci贸n de la opini贸n p煤blica -empezando por la de Rusia, donde una fracci贸n no despreciable de la poblaci贸n rechaza la guerra (y la rechazar铆a a煤n m谩s si se empantanara)- puede influir positivamente en el curso de los acontecimientos. Sin embargo, siempre que esta movilizaci贸n junto al pueblo ucraniano evite el deslizamiento hacia el belicismo, debe tener una comprensi贸n de la complejidad de la situaci贸n y tambi茅n debe bloquear los planes agresivos del imperialismo estadounidense y del campo occidental.



Una cosa es cierta: esta guerra no puede ser de ninguna manera la guerra de las fuerzas que luchan por la emancipaci贸n humana; por sus  objetivos y su propia l贸gica, es su exacta negaci贸n. Es una agresi贸n dirigida contra el pueblo ucraniano, cuyo derecho a la autodeterminaci贸n es negado por Putin y que, independientemente de su gobierno, no tiene otra opci贸n que luchar para defender su pa铆s. Esta guerra est谩 cargada de terribles consecuencias y peligros para Europa y el mundo: el de una escalada y extensi贸n del conflicto, con el riesgo del uso de armas nucleares (de las que Rusia posee el segundo arsenal m谩s grande del mundo). La primera de todas sus consecuencias perjudiciales es que complica a煤n m谩s las tareas vitales de la izquierda occidental: negarse a solidarizarse con su imperialismo sin ceder en nada en su condena de la agresi贸n rusa. Porque la cuesti贸n es la siguiente: la invasi贸n rusa de Ucrania se inscribe en un contexto m谩s amplio, configurado por la actual relaci贸n de fuerzas a nivel europeo y mundial. Ahora bien, y este es el punto decisivo al que volver茅 en un momento, en esta relaci贸n de fuerzas, dominan el imperialismo estadounidense y sus aliados del campo occidental, que tienen una gran responsabilidad en la escalada de tensi贸n que condujo a la guerra actual.



El imperialismo en la nueva guerra fr铆a



A continuaci贸n, voy a referirme al texto de Gilbert Achcar (GA). Gilbert comienza planteando una tesis tan esencial como relevante, que sit煤a la coyuntura actual en la secuencia de las 煤ltimas d茅cadas:



La invasi贸n rusa de Ucrania es el segundo momento decisivo de la nueva Guerra Fr铆a en la que se ha sumido el mundo desde el cambio de siglo, como consecuencia de la decisi贸n de Estados Unidos de ampliar la OTAN. El primer momento definitorio fue la invasi贸n estadounidense de Irak en 2003



En escritos previos, GA comenz贸 -creo que acertadamente鈥 a establecer esta "nueva Guerra Fr铆a" en un momento anterior, el de la intervenci贸n de la OTAN en Yugoslavia (1999), momento que compar贸 con el de la Guerra de Corea (1950-1953) en los albores de la "primera Guerra Fr铆a"[2].



Sea cual sea la versi贸n que retengamos, la conclusi贸n no cambia mucho: la nueva configuraci贸n global est谩 determinada por la supremac铆a de EE UU y la centralidad de la OTAN. La OTAN no s贸lo no se disolvi贸 tras el final de la URSS y el Pacto de Varsovia, sino que sigui贸 expandi茅ndose, integrando a tres pa铆ses del antiguo bloque sovi茅tico en 1999, y a otros trece hasta la fecha. Son, como escribe GA, estas "decisiones" las que han "sumido al mundo en la nueva Guerra Fr铆a", expresi贸n del reajuste de la supremac铆a estadounidense a nivel global. Por supuesto, otros actores, especialmente los imperialismos secundarios como la Rusia postsovi茅tica, Francia y el Reino Unido, tambi茅n desempe帽aron su papel, pero no fueron ellos quienes determinaron la base del orden mundial que prevaleci贸 durante todo este periodo.



La ampliaci贸n de la OTAN es una parte clave de este redespliegue imperialista, pero no se limita a ella. Hay que a帽adir la evoluci贸n de la doctrina militar estadounidense, que, tras centrarse en enemigos asim茅tricamente d茅biles (el "eje del mal" Corea del Norte-Ir谩n-Libia, la "guerra contra el terrorismo"), designa ahora como objetivos a "adversarios militares de nivel equivalente", a saber, China y Rusia [3]. Bajo la presidencia de Trump, EE UU se retir贸 del tratado para el desarme nuclear firmado con la URSS, una decisi贸n que Biden no ha revertido, a diferencia de su decisi贸n sobre el tratado clim谩tico. Por supuesto, como se帽ala GA, estas d茅cadas han estado marcadas por m煤ltiples intervenciones militares a gran escala por parte de Estados Unidos y sus aliados, desde la guerra de Irak (desde 1990, por cierto, no s贸lo desde 2003) hasta Afganist谩n y Yugoslavia. Pero no menos importantes, y con consecuencias penales, son las sanciones que Estados Unidos impone a cualquier pa铆s que considere adverso, pero rara vez a los pa铆ses que violan flagrantemente las decisiones de la ONU.



Tambi茅n en este caso, aunque el mecanismo ya exist铆a (v茅ase el embargo a Cuba, en vigor desde 1962), la desaparici贸n de la URSS "dio paso a lo que se conoce como la d茅cada de las sanciones, durante la cual el Consejo de Seguridad [de la ONU] adopt贸 no menos de trece reg铆menes restrictivos" [4]. Las sanciones afectan actualmente a unos cuarenta pa铆ses, con reg铆menes pol铆ticos muy diversos (de Ir谩n a Cuba, de Venezuela a Corea del Norte), pero no a Israel, ni a Turqu铆a, que sin embargo ocupa partes del territorio de tres de sus vecinos, en Irak, Siria y nada menos que el 40% de Chipre, el 煤nico pa铆s de la UE cuya capital sigue dividida por un muro...



Recordemos las palabras de Madeleine Albright, secretaria de Estado con Clinton, que, en relaci贸n a los cientos de miles de muertos iraqu铆es (en su mayor铆a ni帽os y personas fr谩giles) como resultado del embargo, dijo: "Creemos que el precio vali贸 la pena". GA se refiere con raz贸n al embargo como un "coste cuasi-genocida para la poblaci贸n", ya que es una empresa de deshumanizaci贸n de poblaciones enteras, a las que se les puede condenar a la muerte masiva. Los que piensan que los pueblos del Sur han olvidado este tipo de humanismo se equivocan...



As铆 pues, Estados Unidos contin煤a siendo el imperialismo archidominante, e incluso dominante  de forma asim茅trica respecto a otros imperialismos. Por supuesto, si nos ponemos en el lugar de Mal铆, Chipre o Ucrania, entran en juego otras potencias, ya sean regionales o mundiales. Las relaciones internacionales implican una multiplicidad de actores, pero siguen estando marcadas por la posici贸n asim茅trica que ocupa Estados Unidos, su capacidad para cimentar una verdadera hegemon铆a, para asumir el liderazgo de un campo m谩s amplio (Occidente) que, tras la desaparici贸n del bloque sovi茅tico, no tiene ning煤n competidor serio a nivel mundial. Ning煤n otro pa铆s es capaz de igualar su poder铆o militar, ni su potencia econ贸mica y tecnol贸gica; China podr铆a hacerlo en un futuro no muy lejano, pero por el momento sus ambiciones expansionistas son econ贸micas. En cuanto a Rusia, a pesar de su arsenal nuclear (que envejece, pero sigue siendo el segundo del mundo), es un imperialismo secundario y desmantelado, como Francia o el Reino Unido, que busca recuperar su posici贸n de potencia mundial. Su exportaci贸n de armas contin煤a floreciendo, convirti茅ndose en el segundo pa铆s del mundo, pero su gasto militar es menos de una doceava parte del de Estados Unidos, comparable al de Francia, Alemania y el Reino Unido. Su PIB es inferior al de Italia y la estructura de su econom铆a, basada en su inmensa mayor铆a en los hidrocarburos y las materias primas, es la de los llamados en v铆as de desarrollo, por decirlo discretamente, y no la de una potencia industrial.



Sobre campismo e internacionalismo



Todo esto pesa sobre la forma campista en que se percibe a la Rusia de Putin, una potencia imperialista secundaria y regresiva, en la escena mundial, y que merece como m铆nimo algunas explicaciones. Porque esta percepci贸n distorsionada, subproducto de la abrumadora dominaci贸n de Estados Unidos, es la que, mediante una especie de ilusi贸n 贸ptica, le atribuye algunas de las caracter铆sticas de la URSS de anta帽o, a pesar de que su r茅gimen se enorgullece de su anticomunismo y apoya a las fuerzas radicales de derecha y extrema derecha en todo el mundo. As铆, los pa铆ses que se consideran parte del campo occidental ven a Rusia con diversos grados de hostilidad, mientras que los otros, es decir, los del Sur que pretenden jugar su propia carta (es decir, con algunas excepciones, tambi茅n los pa铆ses capitalistas como China o India), lo ven con diversos grados de benevolencia, como un aguafiestas frente a la hiperpotencia estadounidense. Y a煤n cuando se trata de pa铆ses no muy democr谩ticos, hay muchas razones para creer que, al menos en este aspecto, sus gobiernos gozan de un apoyo popular masivo. Porque en estas partes del mundo, el discurso moral de Estados Unidos y de los pa铆ses occidentales, y su defensa del derecho, tan selectiva como absurda, se perciben ampliamente como lo que son, es decir, una monumental hipocres铆a al servicio de una empresa de esclavizaci贸n. De ah铆 la reacci贸n de China, India, Vietnam (驴deber铆a sorprendernos?), de algunos pa铆ses latinoamericanos y de la opini贸n p煤blica de estos y otros pa铆ses, incluso de sectores de la izquierda.



A riesgo de escandalizar, podemos atrevernos a hacer esta comparaci贸n: tras el final de la guerra de Argelia, la Francia gaullista goz贸 de una indulgencia comparable en amplias zonas del mundo. Es cierto que hab铆a librado espantosas guerras coloniales, y todo el mundo comprend铆a que se trataba de un pa铆s imperialista debilitado y que manten铆a (y sigue haci茅ndolo en la medida de sus menguantes medios) un neocolonialismo caricaturesco en su patio trasero francoafricano. En el segu铆a siendo una fuerza que perpetuaba su dominaci贸n a trav茅s de los sectores econ贸micos compradores y las 茅lites pol铆ticas corruptas y brutales. Sin embargo, en otros lugares gozaba de cierto prestigio, que todos los presidentes que han sucedido a De Gaulle han tratado de recuperar.



Por supuesto, esta actitud llevaba consigo una referencia a la historia, al mito de 1789, al pa铆s de los derechos humanos, etc. Pero, por decirlo de forma sencilla, entendimos la diferencia entre De Gaulle y, por decirlo de forma r谩pida, Guy Mollet, el primer ministro socialista que lanz贸 Francia a la expedici贸n de Suez y a la escalada asesina del conflicto argelino (los poderes especiales). A De Gaulle se le agradec铆a el mostrar una cierta autonom铆a respecto a Estados Unidos -no a pesar, sino porque trataba de salvar lo que se pod铆a salvar del poder imperialista franc茅s- y, en consecuencia, por permitir un cierto equilibrio en las relaciones internacionales, facilitando as铆 objetivamente la tarea de los pa铆ses que trataban de hacer o铆r su propia voz, aunque estuvieran lejos de compartir las orientaciones pol铆ticas e ideol贸gicas del general. Es as铆 como se desarrollaron relaciones privilegiadas entre China y Francia, primer gran pa铆s occidental que reconoci贸 oficialmente a la Rep煤blica Popular (1964), e incluso la empat铆a especial con Cuba, en aquellos momento en pleno apogeo de su compromiso internacionalista, alimentado por "la pol铆tica exterior de De Gaulle... que se gan贸 la admiraci贸n del gobierno revolucionario cubano" [5].



Las relaciones internacionales, de Estado a Estado, se rigen de hecho por la l贸gica de la relaci贸n de fuerzas y no por grandes principios morales o ideol贸gicos. Los dirigentes bolcheviques lo sab铆an perfectamente cuando, confrontados a la intervenci贸n militar y el bloqueo de los imperialismos vencedores de la Entente, firmaron acuerdos con los perdedores de la Primera Guerra Mundial (en particular el llamado tratado de fraternidad con Atat眉rk en 1921 y el tratado de Rapallo con Alemania en 1922), rompiendo as铆 el frente unido de los capitalistas. M谩s prosaicamente, estos tratados, fruto de complejas maniobras diplom谩ticas, sacaron al joven Estado sovi茅tico del aislamiento; hicieron posible el desarrollo de relaciones econ贸micas, diplom谩ticas e incluso militares, modificando a su favor la relaci贸n de fuerzas, literalmente asfixiante. Pero los dirigentes bolcheviques tuvieron cuidado de distinguir los acuerdos entre Estados de las relaciones pol铆ticas con las organizaciones revolucionarias de los pa铆ses en cuesti贸n.



Es en este terreno, y s贸lo en 茅l, donde se impone el internacionalismo de clase  -aunque haya que apostar por su eficacia a largo plazo-, como explica Trotsky en un conocido pasaje de La revoluci贸n traicionada (p. 129):



"Desde entonces, el Gobierno de los soviets fi rm贸 diversos tratados con los Estados burgueses: el tratado de Brest-Litovsk en marzo de 1918; el tratado con Estonia en febrero de 1920; el tratado de Riga con Polonia, en octubre de 1922, y otros acuerdos diplom谩ticos menos importantes. Sin embargo, ni al Gobierno de Mosc煤 ni a ninguno de sus miembros se les ocurri贸 jam谩s presentar a sus socios burgueses como 鈥渁migos de la paz鈥 ni, con mucha mayor raz贸n, de invitar a los partidos comunistas de Alemania, de Estonia o de Polonia, a que sostuvieran con sus votos a los gobiernos burgueses signatarios de esos tratados. (...) La idea b谩sica de la pol铆tica extranjera de los soviets era que los acuerdos comerciales, diplom谩ticos y militares del Estado sovi茅tico con los imperialistas, acuerdos inevitables, en ning煤n caso deb铆an frenar o debilitar la acci贸n del proletariado en los pa铆ses capitalistas interesados; pues la salud del Estado obrero no est谩 asegurada en 煤ltima instancia, m谩s que por el desarrollo de la revoluci贸n mundial.



"En 煤ltima instancia", es decir, en una temporalidad que no es la del momento, sino la de un tiempo desarticulado, lleno de tensiones y abierto a bifurcaciones, incluso hacia lo peor... Mientras tanto, en cuanto se conquista una posici贸n en uno de los eslabones d茅biles de la cadena imperialista, se trata de aguantar. Lo mejor que se pueda. Aferr谩ndose al m谩ximo a ambos extremos -las maniobras entre y con los Estados y la pol铆tica de las fuerzas vivas- sin confundirlos, ni sacrificar las una por las otras.



El papel de la OTAN



Pero volvamos a la cuesti贸n de la ampliaci贸n de la OTAN. Se sabe que para obtener el acuerdo de Gorbachov sobre la reunificaci贸n alemana y la disoluci贸n unilateral del Pacto de Varsovia, James Baker, el Secretario de Estado de EE UU, y otros l铆deres occidentales (incluidos los alemanes) se comprometieron verbalmente a no ampliar la OTAN. Este punto, largamente controvertido, ha sido confirmado por documentos estadounidenses desclasificados. El propio Yeltsin, que no era precisamente un enemigo de Occidente, como es bien sabido, hab铆a intentado obtener tales compromisos de Occidente y de los dirigentes ucranianos de la 茅poca, especialmente en lo que respecta a Ucrania, pero sin 茅xito. Cabe se帽alar que la decisi贸n de ampliar la OTAN se tom贸 bajo el mandato de Clinton, cuando Yeltsin a煤n estaba en el poder (aunque solo se anunci贸 tras su reelecci贸n en 1996); es decir, antes de que Putin se convirtiera en presidente y antes de que su plan para restaurar el poder铆o ruso tomara forma. Cuando se anunci贸 la primera ampliaci贸n [de la OTAN], George Kennan, el cerebro de la pol铆tica de contenci贸n anticomunista de la Guerra Fr铆a, declar贸 en un famoso art铆culo de opini贸n del New York Times en febrero de 1997:



La ampliaci贸n de la OTAN ser铆a el error m谩s desastroso de la pol铆tica estadounidense en la era posterior a la Guerra Fr铆a. Cabe esperar que una decisi贸n de este tipo inflame las tendencias nacionalistas, antioccidentales y militaristas de la opini贸n rusa; que tenga un efecto negativo en el desarrollo de la democracia rusa; que restablezca la atm贸sfera de la Guerra Fr铆a en las relaciones Este-Oeste; y que dirija la pol铆tica exterior rusa en direcciones que no nos gustan en absoluto....



Y esto lo escribi贸 cuando esta ampliaci贸n s贸lo afectaba a tres pa铆ses (Hungr铆a, Rep煤blica Checa y Polonia), ninguno de los cuales tiene frontera con Rusia...



Este escenario se viene repitiendo desde entonces de forma id茅ntica: sucesivas oleadas de pa铆ses de Europa del Este que se incorporan a la OTAN y que, cada vez, suelen preceder en varios a帽os a su integraci贸n en la Uni贸n Europea, una cuesti贸n de rodaje, sin duda. Con la primera ampliaci贸n, se di贸 la se帽al para la guerra que GA hab铆a descrito en su libro de 1999 como el momento inaugural de la "nueva Guerra Fr铆a". Como recuerda el historiador brit谩nico Perry Anderson:



Doce d铆as despu茅s de que Polonia, Hungr铆a y la Rep煤blica Checa se unieran a la Alianza, estall贸 la Guerra de los Balcanes, la primera ofensiva militar a gran escala de la historia de la OTAN. La exitosa guerra rel谩mpago fue una operaci贸n americana, con  ayuda simb贸lica de tropas auxiliares europeas, y con el consentimiento pr谩cticamente un谩nime de la opini贸n p煤blica. Eran tiempos de armon铆a en las relaciones euroamericanas. La competici贸n entre la UE y la OTAN en el Este todav铆a no hab铆a comenzado: Bruselas acataba las prioridades de Washington, que a sucez estimulaba e impulsaba los progresos de Bruselas"[6]



La actual impotencia de la UE, cruelmente revelada durante los vanos intentos de mediaci贸n desplegados por la pareja franco-alemana en las semanas previas a la invasi贸n, viene pues de lejos. Proviene de su creciente subordinaci贸n a Estados Unidos, acentuada por la continua ampliaci贸n, bajo las alas de la OTAN, hacia esa nueva Europa tan querida por el difunto Donald Rumsfeld.



Por tanto, es rid铆culo afirmar, como repiten incansablemente los gobiernos y los medios de comunicaci贸n occidentales, que Putin nos es m谩s que un paranoico desequilibrado que fantasea con que Rusia est谩 asediada por potencias hostiles. No, todo esto es desgraciadamente cierto, y empez贸 a suceder mucho antes de Putin, cuando Rusia estaba completamente exang眉e y de rodillas ante Occidente, por no mencionar que el propio Putin lleg贸 al poder siguiendo inicialmente los pasos de Yeltsin y sus pol铆ticas prooccidentales. Esta actitud del bloque capitalista dominante no se debe a una metedura de pata ideol贸gica o a una voluntad de poder desencarnada , sino a su naturaleza imperialista. Para perseverar en su ser, necesita enemigos, y tras la ca铆da de la URSS nunca acept贸 invitar a su mesa a la nueva clase capitalista rusa, ni siquiera cuando estaba dirigida por un sumiso como Yeltsin, porque siempre ha prevalecido la idea de Rusia como alteridad inasimilable y amenaza potencial. Tambi茅n hay que se帽alar que las 茅lites de los pa铆ses del antiguo bloque sovi茅tico, o de la propia URSS (incluida Ucrania, sobre todo despu茅s de 2014), jugaron esta carta a fondo, para consolidar el poder de los nuevos estamentos capitalistas y legitimar su posici贸n frente a los pueblos que se vengaban del antiguo poder tutelar.



Por lo tanto, no se puede jugar al juego de la inocencia ultrajada y pretender que la ampliaci贸n de la OTAN no es m谩s que un pretexto, o una distracci贸n inventada por Putin, cuando, desde hace muchos a帽os, Estados Unidos y sus aliados occidentales se dedican a una escalada de presi贸n y de cerco a Rusia, que cada vez es m谩s expl铆citamente considerada como un adversario sist茅mico, aunque ya apenas exista una divergencia de reg铆men socioecon贸mico con Occidente. Como dijo Bernie Sanders, dif铆cilmente asimilable a un campista o un estruendoso antiimperialista, que tambi茅n conden贸 en茅rgicamente la invasi贸n de Ucrania: "驴Alguien cree realmente que Estados Unidos no tendr铆a algo que decir si, por ejemplo, M茅xico formara una alianza militar con un adversario de Estados Unidos? " Y acordarse de su reacci贸n ante la instalaci贸n de misiles nucleares sovi茅ticos en Cuba, a pesar de que Estados Unidos hab铆a intentado invadir la isla a trav茅s de comandos anticastristas y de que la realidad de la amenaza militar para la isla era innegable.



Un extra帽o olvido



Recordemos lo esencial: el texto de GA comienza con un an谩lisis justo, en sus l铆neas generales, de la secuencia actual. Sin embargo, una vez enunciada, esta observaci贸n inicial es como dejada de lado. Tras se帽alar la importancia de la ampliaci贸n de la OTAN en el desencadenamiento de la nueva Guerra Fr铆a, este factor desaparece del resto del texto, como si no hubiera desempe帽ado ning煤n papel en la espiral que condujo al estallido de la guerra actual. El razonamiento contin煤a con un paralelismo entre la invasi贸n rusa de Ucrania y la invasi贸n estadounidense de Irak, se帽alando el fracaso de esta 煤ltima y las consecuencias positivas que derivaron de ella: "la propensi贸n del imperialismo estadounidense a invadir otros pa铆ses se ha reducido mucho, como lo confirma la reciente retirada de sus tropas de Afganist谩n". GA concluye que:



El destino de la invasi贸n rusa de Ucrania determinar谩 la propensi贸n de todos los dem谩s pa铆ses a la agresi贸n. Si fracasa, el efecto sobre todas las potencias mundiales y regionales ser谩 de una fuerte disuasi贸n. Si tiene 茅xito, es decir, si las botas de Rusia logran "pacificar" a Ucrania, el efecto ser谩 un cambio importante en la situaci贸n mundial hacia una ley de la selva sin l铆mites, envalentonando al propio imperialismo estadounidense y a sus aliados para que contin煤en con su propio comportamiento agresivo.



Este razonamiento es doblemente insostenible. En primer lugar, el paralelismo entre la invasi贸n de Ucrania y la de Irak es muy enga帽oso. Es cierto que ambos fueron actos de agresi贸n y violaci贸n de la soberan铆a e integridad de un Estado. Pero la comparaci贸n termina ah铆. Porque Irak est谩 a miles de kil贸metros de Estados Unidos y no se trataba de que se uniera a una alianza militar hostil a Washington, ni siquiera de sugerir que, revisando sus compromisos anteriores, podr铆a renegar de su abandono de las capacidades nucleares, como hizo Zelenski en referencia al Memor谩ndum de Budapest de 1994 en su discurso del 19 de febrero en Munich.  Actualmente, Ucrania cuenta con el apoyo militar, econ贸mico y diplom谩tico de todo el campo occidental, encabezado por Estados Unidos, mientras que Irak no contaba con el apoyo de nadie y los talibanes s贸lo con el de Pakist谩n. Si, gracias al masivo apoyo occidental, gana militarmente, lo que ser铆a justo en la medida en que defiende la integridad de su territorio contra un invasor, ser谩 todo el bloque occidental el que celebre esta victoria como propia. Y, precisamente por esta victoria, podr谩 borrar las desastrosas im谩genes de Kabul y Bagdad, que es sin duda una de las principales razones de la histeria belicista que recorre actualmente las capitales y los medios de comunicaci贸n occidentales. Al borrar sus im谩genes de derrota, se envalentonar谩 para continuar su marcha hacia el Este y seguir imponiendo su dominio a nivel mundial, aunque de forma menos costosa que las expediciones como las de Irak y Afganist谩n.



Aqu铆 es donde se ponen de manifiesto las consecuencias de abandonar por el camino el an谩lisis del papel de la OTAN. Porque lo que se oculta entonces es el lugar de Ucrania en este proyecto de ampliaci贸n que altera la naturaleza misma del conflicto en curso, incrust谩ndolo en las contradicciones interimperialistas que oponen Occidente a Rusia. En consecuencia, como volveremos m谩s adelante, la "posici贸n radical antiimperialista" que defiende GA equivale a abogar no por la paz, sino por una victoria militar para Ucrania, que el apoyo log铆stico occidental debe hacer posible. Esta posici贸n asume su belicismo, de ah铆 su pretensi贸n de "radicalidad", a la que dota de una dimensi贸n "antiimperialista", ya que se trata de derrotar al imperialismo ruso, salvo que en este aspecto es Joe Biden quien se convierte en el verdadero campe贸n del antiimperialismo. Ignorando el car谩cter interimperialista del conflicto actual, malinterpreta las consecuencias -por muy previsibles que sean- de una victoria obtenida en estas condiciones; a saber, una Ucrania avasallada, integrada org谩nicamente en la OTAN, una Rusia asediada por todos lados por una alianza militar que la trata como un objetivo, un atlantismo triunfando sin oposici贸n sobre Europa y m谩s all谩. En otras palabras, no la paz, sino una carrera precipitada hacia la militarizaci贸n de las relaciones y la certeza de nuevos conflictos en el Viejo Continente.



Esta sombr铆a posibilidad no hace que la resistencia ucraniana a la invasi贸n rusa sea menos leg铆tima, pero debemos tener claras las implicaciones de la configuraci贸n actual y no enga帽arnos. La dificultad fundamental a la que se enfrenta la izquierda contra la guerra en este momento es que, como en cualquier conflicto interimperialista, la victoria de uno u otro bando tiene consecuencias devastadoras, la peor de las cuales es sin duda una conflagraci贸n generalizada en Europa. Una conflagraci贸n catastr贸fica para el continente, pero perfectamente manejable para Estados Unidos, que est谩 separado del teatro de operaciones por todo un oc茅ano, lo que le asegura una c贸moda posici贸n de retirada. Tanto m谩s cuanto que la "ley de la selva" mencionada por GA como consecuencia de un posible 茅xito ruso es sencillamente la que rige las relaciones internacionales y siempre lo ha hecho en cierto sentido. Porque, a diferencia de lo que ocurre dentro de los Estados, en las relaciones interestatales no hay una autoridad superior que pueda imponer normas de derecho a las partes libres e iguales. El funcionamiento de las Naciones Unidas, que se deriva de su propia estructura, se rige por las relaciones de poder entre los Estados, como en la granja orwelliana donde algunos animales resultan ser m谩s iguales que otros. Por tanto, la cuesti贸n es si s贸lo uno de estos depredadores podr谩 reinar en la jungla o si tendr谩 que lidiar con los dem谩s de alguna manera, lo que implicar铆a una profunda alteraci贸n del orden mundial que sucedi贸 a la bipolaridad de la primera Guerra Fr铆a.



驴C贸mo salir de la guerra?



De los seis puntos enumerados por GA, las fuerzas que se oponen a la guerra pueden compartir ampliamente los tres primeros  e: la retirada de las tropas rusas de todo el territorio ucraniano, la resoluci贸n de las disputas sobre las provincias escindidas y Crimea "mediante el libre ejercicio por parte de los pueblos afectados de su derecho a la autodeterminaci贸n democr谩tica", y el rechazo a la "intervenci贸n militar directa" o a una "zona de exclusi贸n a茅rea", que conlleva el riesgo de una guerra mundial entre potencias nucleares. GA reconoce as铆 que las cuestiones de Crimea y de las rep煤blicas separatistas del Donb谩s son cuestiones reales y no una mera estratagema propagand铆stica de Putin. Aunque se hayan celebrado en condiciones cuestionables, los referendos de Crimea y Donetsk no pueden descartarse sin m谩s. En lo que respecta a las rep煤blicas separatistas, el r茅gimen ucraniano tiene una gran responsabilidad en el deterioro de la situaci贸n, por su negativa a aplicar los acuerdos de Minsk, la continuaci贸n de los bombardeos y la pol铆tica de discriminaci贸n de sus ciudadanos rusoparlantes, sobre todo en lo que respecta al idioma. No olvidemos que la difusi贸n de ideas y s铆mbolos comunistas y sovi茅ticos est谩 prohibida en Ucrania desde [que se implantaron]  las "leyes de descomunizaci贸n" de 2015, que las actividades de las organizaciones comunistas (incluso su participaci贸n en las elecciones) est谩n bloqueadas, al mismo tiempo que un Stepan Bandera, l铆der de la OUN (Organizaci贸n de Nacionalistas Ucranianos), colaborador de los nazis y participante en el exterminio de jud铆os, es reconocido como h茅roe nacional [7] y que el regimiento Azov, una milicia neonazi activa en el frente del Donbass, se integra en las fuerzas armadas ucranianas[8].



La disputa resurge en el cuarto punto, en el que GA defiende el env铆o de armas a Ucrania, que los gobiernos occidentales se han apresurado a proporcionar -incluida Alemania, donde est谩n cayendo los 煤ltimos diques contra la remilitarizaci贸n de su pol铆tica exterior. GA escribe:



Estamos a favor de la entrega incondicional de armas defensivas a las v铆ctimas de la agresi贸n, en este caso, al Estado ucraniano que lucha contra la invasi贸n rusa de su territorio. Ning煤n antiimperialista responsable le pidi贸 a la URSS o a China que entraran en guerra en Vietnam contra la invasi贸n estadounidense, pero todos los antiimperialistas radicales estaban a favor de un mayor suministro de armas de Mosc煤 y Pek铆n a la resistencia vietnamita. Darles a los que luchan en una guerra justa los medios para luchar contra un agresor mucho m谩s poderoso es un deber internacionalista elemental. Oponerse en bloque a estas entregas contradice la solidaridad elemental debida a las v铆ctimas.



Este paralelismo con Vietnam parece, como m铆nimo, de mal gusto. Zelenski no es el nazi al que se refiere Putin, pero tampoco es Ho Chi Minch... El gobierno ucraniano es un gobierno burgu茅s, al servicio de los intereses de una clase de oligarcas capitalistas, similar al que domina Rusia y en las dem谩s rep煤blicas de la antigua URSS, y que pretende incorporar al pa铆s al campo occidental sin preocuparse de las previsibles consecuencias de semejante opci贸n. Si bien es v铆ctima de una agresi贸n inaceptable, no representa ninguna causa progresista m谩s amplia y ser铆a completamente absurdo que las fuerzas de izquierda dignas de ese nombre defiendan que se arme. Adem谩s, si los "antiimperialistas radicales" de anta帽o pidieron a China y a Rusia que entregaran armas, no fue porque eran "solidarios con las v铆ctimas", como quiere la ideolog铆a humanitaria de nuestro tiempo, sino porque, a pesar de las cr铆ticas (perfectamente justificadas) a sus reg铆menes, consideraban que los pa铆ses en cuesti贸n compart铆an algo de la causa antiimperialista y revolucionaria de los vietnamitas, que tambi茅n era la suya. Hoy en d铆a, dada la naturaleza de las fuerzas implicadas, la entrega de armas a Ucrania s贸lo puede tener un prop贸sito, asegurar su futuro vasallaje y transformaci贸n en un puesto avanzado de la OTAN en el flanco oriental de Rusia.



Esa cuesti贸n tambi茅n se puede plantear de otra manera. Dados los incalculables riesgos que conllevar铆a, 驴por qu茅 oponerse, como argumenta el GA, s贸lo a la "intervenci贸n militar directa" en este conflicto y no a cualquier forma de intervenci贸n militar? 驴Es 煤nicamente el innegable riesgo nuclear una raz贸n suficiente para limitar la restricci贸n a la "intervenci贸n directa"? 驴El env铆o de armas a Ucrania, como han anunciado a bombo y platillo Estados Unidos y la Uni贸n Europea, no conduce tambi茅n a una escalada y ampliaci贸n del conflicto, convirtiendo a los pa铆ses implicados en cobeligerantes y complicando la futura convivencia con Rusia, que es inevitable sea cual sea el r茅gimen y el resultado de este conflicto? 驴No podr铆a la entrega de armas, acompa帽ada de sanciones, fomentar una intervenci贸n m谩s amplia, si parece que estos medios son insuficientes para detener el avance de las tropas rusas? 驴Por qu茅, habiendo puesto el dedo en la llaga, Occidente no va a pasar a un nivel superior, sin enviar tropas pero estableciendo, por ejemplo, una "zona de exclusi贸n a茅rea" como insiste la parte ucraniana, apoyada por la parte m谩s belicosa del establishment estadounidense? Esto significar铆a derribar los aviones rusos que sobrevuelan Ucrania, avanzando as铆 hacia un enfrentamiento directo con Rusia, que posiblemente llevar铆a a un tercer conflicto mundial. La l铆nea que separa la intervenci贸n directa de la indirecta es menos clara de lo que algunos parecen pensar.



Como podemos ver, la cuesti贸n de negarse a una escalada militar del conflicto mediante la entrega de armas a Ucrania marca una l铆nea divisoria entre las fuerzas de la izquierda. El caso de Espa帽a es especialmente interesante en este sentido. La derecha espa帽ola se mostr贸 disconforme con las reticencias de Podemos, que participa en el Gobierno presidido por el socialista Pedro S谩nchez, a aprobar la entrega de armas a Ucrania y pidi贸 a S谩nchez que les expulsara del Ejecutivo, acus谩ndoles de ser "aliados del enemigo, enemigos de los ucranianos, de Europa, de la paz y de la libertad". [Por otra parte], tras no lograr enmendarla, Podemos acab贸 votando a favor de la resoluci贸n del Parlamento Europeo que pide reforzar las sanciones contra Rusia y la entrega de armas a los ucranianos. Los dem谩s partidos de la izquierda radical ib茅rica (los comunistas, la izquierda vasca de Bildu y Anticapitalistas, la secci贸n de la Cuarta Internacional del Estado espa帽ol) estuvieron m谩s firmes en su oposici贸n a la escalada militar, ya que sus representantes electos se abstuvieron (en el caso de los dos primeros) o, en el caso del eurodiputado de Anticapitalistas Miguel Urb谩n, votaron en contra del mismo texto.



Pero este asunto va m谩s all谩 de  la izquierda. Cualesquiera que sean estas motivaciones, ciertamente relacionadas con el deseo de preservar un margen de autonom铆a en una configuraci贸n europea marcada por un atlantismo exacerbado, 驴no demostr贸 Emmanuel Macron (al menos en el plano discursivo) una sabidur铆a mayor que la del "antiimperialismo radical" defendido por GA al declarar, en su 煤ltimo discurso que "no estamos en guerra con Rusia" y evitando mencionar, entre las acciones implementadas, cualquier alusi贸n al armamento de Ucrania (en el que participa Francia)?



Lucha contra la duplicidad y la hipocres铆a



Queda la cuesti贸n de las sanciones contra Rusia. GA apoya una especie de posici贸n agn贸stica, se帽alando sus consecuencias contradictorias, algunas de las cuales pueden perjudicar a Putin y su r茅gimen, otras s贸lo a la poblaci贸n rusa. Recordando que los antiimperialistas han realizado y siguen realizando campa帽as a favor de sanciones contra Estados como la Sud谩frica del apartheid o Israel, finalmente concluye con un ni-ni [ni lo uno, ni lo otro]:



Nuestra oposici贸n a la agresi贸n rusa, combinada con nuestra desconfianza en los gobiernos imperialistas occidentales, significa que no debemos apoyar sus sanciones ni exigir su levantamiento.



Se podr铆a estar de acuerdo con esta advertencia, pero tambi茅n en este caso los paralelismos establecidos son enga帽osos. Por supuesto, los antiimperialistas y la izquierda antiguerra no son en principio hostiles a las sanciones contra los Estados. Sin embargo, cuando se movilizan por estos objetivos, no es para apoyar las acciones de sus gobiernos, sino para oponerse a ellas. Lo fue para poner fin a las florecientes relaciones econ贸micas que todos los pa铆ses occidentales manten铆an con el r茅gimen del apartheid y ahora es para dejar de apoyar a Israel, un Estado que lleva m谩s de medio siglo ignorando todas las resoluciones de la ONU que condenan la ocupaci贸n y la colonizaci贸n de los territorios invadidos en 1967 y que no s贸lo sigue sin ser sancionado,  sino que se beneficia de la "cl谩usula de naci贸n m谩s favorable" de la UE.



Esta duplicidad constante hace simplemente  indefendibles los reg铆menes de sanciones que Occidente lleva aplicando desde hace d茅cadas, y su capacidad para hacerlo sirve para confirmar su supremac铆a econ贸mica, ya que China y Rusia son s贸lo marginalmente responsables de los acontecimientos relacionados con dichas medidas (3% en 2020[9]). La tarea de la izquierda es denunciar la funci贸n pol铆tica de este dispositivo y mostrar que es sobre todo un instrumento para asfixiar a un pa铆s que perturba el orden mundial configurado por la supremac铆a estadounidense y occidental, un instrumento que, en el fondo, se diferencia poco de un acto de guerra.



Por otro lado, s贸lo se puede estar de acuerdo con GA en el 煤ltimo punto que menciona: la acogida incondicional de los refugiados ucranianos. Pero no se puede hacer sin se帽alar que el cuasi-consenso que lo rodea es un ejemplo flagrante del doble rasero del c铆nico discurso dominante. 驴Qu茅 podemos decir, por ejemplo, de la alcaldesa de Calais, que se enorgullece de acoger a los refugiados ucranianos y facilitar su paso al Reino Unido, mientras que al mismo tiempo exige constantemente la intensificaci贸n de la caza estatal de (otros) migrantes en su ciudad desde hace a帽os, llegando incluso a prohibir la distribuci贸n gratuita de alimentos y agua? 驴C贸mo admitir el cinismo de Gerald Darmanin [Ministro del interior franc茅s], que se permite criticar la falta de humanidad de los brit谩nicos al negarse a acoger a los ucranianos, mientras 茅l mismo no deja de hacer gala de su destreza en la caza de inmigrantes?



Si bien no se puede hacer pagar a los refugiados ucranianos la pol铆tica asesina de la Fortaleza Europa, no es menos inadmisible defender, aunque sea por omisi贸n, una acogida selectiva, que opera seg煤n criterios (no tan) inconfesables. Porque si a unos se les concede lo que a otros se les niega, es seguramente porque tienen la triple desgracia de no ser v铆ctimas de los rusos, de no ser blancos y, sobre todo, de ser musulmanes. As铆 que s铆 a la acogida de los ucranianos, pero sin excepciones, en igualdad de condiciones con todos los que huyen de las guerras y las persecuciones.



A modo de conclusi贸n: sobre el significado del antiimperialismo en la actualidad



El mundo actual est谩 profundamente afectado por fuerzas oscuras, que tienen sus ra铆ces en la violencia de las relaciones de explotaci贸n inherentes al capitalismo y al orden mundial que garantiza la perpetuaci贸n de este sistema. La guerra no es m谩s que la expresi贸n concentrada de esta violencia, la tormenta que la nube de este sistema lleva dentro, parafraseando a Jaur猫s. Por eso la "guerra contra la guerra", seg煤n el famoso lema de Clara Zetkin, es una l铆nea de acci贸n orientadora para las fuerzas de la emancipaci贸n, y una l铆nea de demarcaci贸n fundamental dentro de la propia izquierda.



Si las palabras a煤n tienen sentido, adoptar una posici贸n antiimperialista e internacionalista equivale a desvincularse del propio imperialismo, o del bloque al que pertenece un pa铆s secundario, y combatirlo sin descanso sin apoyar el de un rival de la misma naturaleza. Para los antiimperialistas rusos, significa luchar contra la guerra de Putin, como han empezado a hacerlo, con un riesgo considerable. Para las fuerzas antiimperialistas del mundo occidental, significa demostrar que est谩n asumiendo la pesada tarea de los que est谩n "en el vientre de la bestia".



En cuanto a la guerra en Ucrania, la movilizaci贸n masiva para exigir su cese inmediato y la retirada de las tropas rusas debe ir acompa帽ada de la condena de las acciones expansionistas de la OTAN y la exigencia de la retirada de nuestros respectivos pa铆ses de esta alianza que constituye una gran amenaza para la paz mundial. No se puede, como hace GA, subrayar el papel de la ampliaci贸n de la OTAN en el desencadenamiento de la "nueva guerra fr铆a" y no exigir su desmantelamiento como condici贸n para una paz duradera en Europa. No se puede calificar de "antiimperialista radical" una posici贸n que consiste en alinearse con las decisiones de los gobiernos occidentales que conducen a una escalada del conflicto y a las secuelas de nuevas guerras. Por 煤ltimo, no se puede querer una Ucrania verdaderamente independiente dentro de fronteras reconocidas, respetuosa de la autodeterminaci贸n de sus pueblos, sin poner fin a esta carrera de ampliaci贸n de la alianza militar (y militarista) que asegura a Estados Unidos la perpetuaci贸n de su papel de polic铆a mundial, sin retomar la v铆a del desarme nuclear y sin trabajar por el abandono de las ambiciones imperiales de ambas partes.



En el per铆odo actual, es obligado constatar que las luchas populares no toman la forma de guerras de liberaci贸n o de levantamientos armados, sin caer en una ilusoria no violencia. En este contexto, el antiimperialismo y el internacionalismo de los oprimidos toman necesariamente la forma de la m谩s amplia movilizaci贸n por la paz, por la soberan铆a democr谩tica de los pueblos y por la ruptura de la l贸gica de los bloques, de las alianzas militares y de las zonas de influencia. Sectores significativos de la izquierda est谩n, a nivel internacional, en esta longitud de onda. Por ejemplo, M茅lenchon y France Insoumise en Francia, Jeremy Corbyn, la Coalici贸n Stop the War y otros movimientos antiguerra en el Reino Unido, Democratic Socialists of America, los sectores progresistas de las iglesias cat贸lica y protestante, y muchas otras fuerzas.



S贸lo siguiendo este hilo podemos:



afirmar una posici贸n aut贸noma de condena de la agresi贸n rusa, al tiempo que se resiste al belicismo de nuestros gobiernos; preservar la posibilidad de una Ucrania verdaderamente independiente y una paz duradera en Europa;



convencer a los sectores progresistas de los pa铆ses del Sur que, de forma reactiva, por odio -absolutamente justificado- al imperialismo estadounidense y a la prepotencia occidental, se muestran benevolentes con un Putin; refundar un internacionalismo capaz de enfrentar y derrotar a las fuerzas de destrucci贸n y muerte que surgen de un mundo sometido al dominio indiviso del capital. (Publicado en: https://www.contretemps.eu/guerre-ukraine-reponse-achcar-anti-imperialisme/)



Notas



[1] Su punto de partida fue el "documento Sisson", una falsificaci贸n difundida por el gobierno estadounidense en 1918 para justificar su participaci贸n en la Primera Guerra Mundial y para justificar la caza de los activistas de izquierda que se opon铆an a ella. V茅ase Alfred Erich Senn, "The Myth of German Money during the First World War", Soviet Studies, vol. 28, n潞 1, 1976, pp. 83-90.

[2] Gilbert Achcar, The New Cold War. Le monde apr猫s le Kosovo, Par铆s, PUF, 1999, p. 8.

[3] Olivier Zajec, "A l'heure de l'茅lection am茅ricaine, l'ordre international qui vient", Le Monde diplomatique, noviembre de 2020, p. 16-17.

[4] H茅l猫ne Richard, Anne-C茅cile Robert, "Le conflit ukrainien entre sanctions et guerre", Le Monde diplomatique, marzo de 2022, p. 22.

[5] Hortense Faivre d'Arcier-Flores, "La r茅volution cubaine et la France gaulliste : regards crois茅s", en Maurice Va茂sse (ed.), De Gaulle et l'Am茅rique latine, Nueva edici贸n [en l铆nea]. Rennes: Presses universitaires de Rennes, 2014, disponible en books.openedition.org/pur/42552.

[6] Perry Anderson, El nuevo viejo mundo, Madrid: Akal 2012, p. 83.

[7] Laurent Geslin, S茅bastien Gobert, "Ukraine, jeux de miroirs pour h茅ros troubles", Le Monde diplomatique, diciembre de 2016.

[8] V茅ase Louise Couvelaire, "Au camp d'entra卯nement des petits soldats d'Ukraine", Le Monde, 19 de agosto de 2016.

[9] H茅l猫ne Richard, Anne-C茅cile Robert, "Le conflit ukrainien...", art. cit. p. 23.

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