América Latina/ Covid y discriminación agravaron mortalidad materna. [Mario Osava]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Mayo 27 22:36:00 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

27 de mayo 2022

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América Latina



Covid y discriminación agravaron mortalidad materna



Mario Osava, desde Río de Janeiro

Inter Press Service, 27-5-2022

https://ipsnoticias.net/



Brasil se adjudicó el título de campeón de la mortalidad materna durante la
pandemia de covid-19, con un aumento de 77 por ciento en esas muertes entre
2019 y 2021, acompañado por una América Latina con niveles un poco menos
funestos.



Un total de 1575 mujeres murieron en el parto o en las seis semanas
siguientes en el año anterior a la pandemia en el más extenso y poblado país
latinoamericano, con 214 millones de habitantes. Dos años después fueron
2787, según datos aún preliminares del Sistema de Informaciones sobre
Mortalidad, una dependencia del Ministerio de Salud.



En México, segundo país más poblado de la región, con 129 millones, el
aumento fue de 49 %, al alcanzar 1036 muertes maternas en 2021. En Perú, 63
% y 493, respectivamente. Pero su población es menor, 33 millones de
habitantes.



En Colombia, como en general, los datos recientes no son consolidados, pero
se reconoce que en 2021 la covid-19 se volvió la primera causa de muertes
maternas, así como en México.



Brasil es el ejemplo extremado de muchos errores y de la terquedad
negacionista que condujo a muchas muertes evitables, en particular de
mujeres gestantes, según especialistas y activistas de los derechos
femeninos, cuando este sábado 28 de mayo se celebra el Día Internacional de
Acción por la Salud de las Mujeres, que en América Latina tiene a la
mortalidad materna como gran problema.



La Organización Panamericana de la Salud (OPS), filial continental de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), asegura que “la mortalidad materna
es inaceptablemente alta”, que se trata de muertes “mayoritariamente
evitables”, que afectan especialmente a las gestantes de las áreas rurales.



Esos niveles, añade, alejan la meta del 3 de los 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) de que las muertes maternas se contengan por debajo de 70
por cada 100 000 nacidos vivos para 2030.



Algo podrido



“Una asistencia prenatal y obstétrica inadecuada”, en buena parte debido a
la también inadecuada formación médica en esas áreas, es la causa de la
tragedia en Brasil, evaluó la médica y epidemióloga Daphne Rattner,
profesora de la Universidad de Brasilia y presidenta de la Red por la
Humanización del Parto y el Nacimiento.



“La síndrome hipertensiva es el principal factor de las muertes en Brasil,
mientras en el mundo son las hemorragias. Es decir alguna falla en un
diagnóstico sencillo como la hipertensión y en manejarla durante el embarazo
y el parto”, señaló en entrevista con IPS desde Brasilia.



De las 38 919 muertes maternas entre 1996 y 2018 en Brasil, 8186 se debieron
a la hipertensión y 5160 a hemorragias, según un informe del Ministerio de
Salud. Se trata de causas obstétricas directas, que responden por poco más
de dos tercios de los óbitos. El resto tiene causas indirectas, enfermedades
previas que complican el parto, como diabetes, cáncer o enfermedades
cardiopatías.



Un exceso de cesáreas es otro factor de la mortalidad. Es “una epidemia” de
1,6 millones de operaciones anuales, reconoce el Ministerio de Salud, lo que
corresponde a cerca de 56 % del total de partos. Alcanza 85 % en los
hospitales privados y 40 % en los servicios públicos, muy por encima de la
tasa de 10 % recomendada por la OMS.



“No practican obstetricia, sino cirugía, no saben cuidar clínicamente y el
resultado son más muertes maternas”, lamentó Rattner.



La pandemia hizo más trágica la situación.



Una protesta de mujeres negras en demanda de sus derechos en Brasil. Las
mujeres negras son las mayores víctimas de la mortalidad materna provocada
por la covid-19 en el país. Suman casi el doble de las muertes de madres
blancas, según un estudio de la Fundación Oswaldo Cruz, mayor institución
nacional de estudios en salud. Foto: Fernando Frazão / Agência Brasil



El fin de la cigüeña



Brasil incumplió la meta de reducir la mortalidad materna en 75 % hasta
2015, en comparación a 1990, pero avanzaba en esa dirección. La razón de
mortalidad materna (RMM) por 100 000 nacidos vivos en el país bajó de 143 a
60 en los indicadores oficiales, es decir 58 %.



Para eso contribuyó la Red Cigüeña, una estrategia gubernamental adoptada em
2011 para mejorar la asistencia a las embarazadas y la infraestructura de
maternidades, humanizar el parto, asegurar la planificación familiar y mayor
atención a los niños.



La covid-19 y la respuesta que le dio el gobierno provocaron un retroceso de
por lo menos dos décadas en el brasileño índice de mortalidad materna.



La enfermedad provocada por el coronavirus mató más de 2000 gestantes y
puérperas en los dos últimos años y quedan por lo menos otras 383 muertes
por síndrome respiratorio agudo grave que pueden ser de covid-19, según la
Red Feminista de Salud, un movimiento de activistas que lucha por los
derechos sexuales y reproductivos desde 1991.



“Fue un genocidio materno, no solo un desastre” la forma como actuó el
gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, acusó Vania Nequer Soares,
enfermera, doctora en salud pública y miembro de la Red Feminista de Salud.



El negacionismo y actitudes gubernamentales agravaron la mortalidad en
general, que ya supera 666 000 muertes, y la materna. Las autoridades
sanitarias llevaron más de un año para reconocer que las embarazadas son un
grupo de alto riesgo para la covid-19, les dificultaron los cuidados
intensivos y retardaron su vacunación, arguyó Soares.



Para empeorar, decidieron desmontar la Red Cigüeña, cuyas políticas públicas
tenían resultados prometedores, para imponer nuevas reglas de “violencia
obstétrica” incluidas en la flamante Red de Atención Materna e Infantil
(Rami), que concentra todo el poder en los médicos y hospitales, en desmedro
de otros actores y el diálogo, señaló a IPS por teléfono desde Lisboa.



Subnotificación y trampas



Las cifras de muertes maternas son probablemente mayores. Brasil tardó a
usar pruebas de diagnóstico de covid-19 y siempre en escasa cantidad cuando
lo hizo. Y como era dudosa la identificación clínica de la nueva enfermedad,
seguramente hubo muchas madres murieron sin el diagnóstico correcto,
especialmente en el primer año de la pandemia, razonó Rattner.



Un estudio publicado este mes en la revista científica The Lancet Americas,
(*) con testimonios de las familias de 25 embarazadas muertas de covid-19,
reveló tres trampas que condenaron a la muerte muchas mujeres al borde del
parto.



Primero los médicos se negaron a hospitalizar o examinar mejor las que se
quejaban, por ejemplo, de la respiración difícil. Lo atribuían al final del
embarazo y retardaban un diagnóstico que podría salvar por lo menos una
vida.



En otros casos los centros de salud justificaban el rechazo por estar
dedicados a la emergencia de la covid-19, hecho que impediría acoger
embarazadas, incluso por el riesgo de contagiarlas. Y en las maternidades se
las rechazaba exactamente para evitar el coronavirus.



Por último, a las embarazadas que lograron hospitalizarse se negó los
cuidados intensivos, bajo el pretexto de preservar la gestación. Es decir,
se optó por salvar el feto, en desmedro de las madres, sin consultar las
familias.



Eso se constató por el hecho de que las 25 gestantes murieron, pero
sobrevivieron 19 hijos. Cuatro familias dijeron que su opción sería salvar
la madre, incluso porque ella podría tener otros hijos en el futuro, pero
resultó en vano.



El estudio de tres investigadoras del Instituto Anis de Bioética, Derechos
Humanos y Género, con sede en Brasilia, corrobora la denuncia de la Red
Feminista de Salud, de que 20 % de las embarazadas y puérperas no tuvieron
acceso a cuidados intensivos y 32,3 % quedaron sin aparatos de respiración
artificial.



Es necesario rescatar el protagonismo de la mujer, para que “ella se apropie
del proceso de la maternidad, incluso del parto”, opinó Ligia Cardieri,
socióloga y coordinadora ejecutiva de la Red Feminista de Salud.



Menos intervenciones mecánicas, reducción de las cesáreas que aumentan los
riesgos, incluso los anestésicos, y mayor participación de las enfermeras y
otros actores de la salud materna son otras recomendaciones para evitar
tanta mortalidad materna, dijo a IPS desde Curitiba, capital del sureño
estado de Paraná.



En otros países latinoamericanos, las gestantes enfermas de covid-19
sufrieron bloqueos y traumas similares.



Cerca de un tercio de ellas no pudieron contar con cuidados intensivos ni
apoyo respiratorio durante la pandemia, reveló un estudio con 447 gestantes
de ocho países, siendo cinco de Sudamérica, dos de Centroamérica y uno del
Caribe, según datos de la OPS.



* El estudio, publicado en The Lancet Health-Americas, es del Centro
Latinoamericano de Perinatología, Salud de la Mujer y Reproductiva (CLAP),
dependiente de la OPS.

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