Brasil/ "Incluso conciliando, Lula podría atacar las políticas neoliberales y contener la polarización de ultraderecha". [Ruy Braga - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Oct 29 00:51:15 UYT 2022


  _____

Correspondencia de Prensa

29 de octubre 2022

 <https://correspondenciadeprensa.com/> https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

 <mailto:germain en montevideo.com.uy> germain en montevideo.com.uy

  _____



Brasil



Entrevista a Ruy Braga *



Incluso conciliando, Lula podría atacar las políticas neoliberales y
contener la polarización de ultraderecha



Gabriel Brito

Correio da Cidadania, 28-10-2022

https://correiocidadania.com.br/

Traducción de Correspondencia de Prensa



Las elecciones presidenciales de este 30 de octubre están más cerca de un
plebiscito civilizatorio que de una decisión entre dos modelos de
administración pública. Por un lado, la ofensiva contra el tejido social y
la naturaleza, la ley del más fuerte, representada por Bolsonaro. Por otro,
un proyecto de conciliación que ponga las formas tradicionales de
explotación bajo algún acuerdo social. Esta es la síntesis que presenta Ruy
Braga, sociólogo del trabajo.



-¿Cómo ve el escenario para la disputa en segunda vuelta por la presidencia
de la República entre Lula y Bolsonaro, a la luz de la votación en primera
vuelta y de una performance del actual presidente que se escapó de lo
captado por las encuestas?



En primer lugar, creo que vale la pena señalar que, de hecho, hubo una
diferencia entre lo que medían las encuestas en los días previos a la
primera vuelta de las elecciones y el resultado final. Hubo una mayor
migración de votos previamente indecisos hacia el actual presidente que
hacia el ex presidente Lula.



Al mismo tiempo, tuvimos, digamos, un efecto que probablemente sentiremos en
la segunda vuelta, de una cierta comprensión de la población, sobre todo la
más pobre, de que la economía ha mejorado en relación con lo que ocurría
hasta hace unos meses, cuando había un escenario marcado por la alta
inflación, el aumento de los precios de los combustibles y todo lo que
seguimos desde principios de año. Y, por supuesto, está el efecto de las
ayudas de Brasil, asociadas a los préstamos de nómina.



El escenario de la segunda vuelta es muy similar al de la primera, es decir,
una carrera muy reñida y una pequeña diferencia de votos. La disputa será
hasta el final.



Mi pronóstico es que tendremos una recta final de campaña muy ajustada y si
tuviera que hacer una conjetura diría que el ex presidente Lula sigue siendo
el claro favorito, a pesar de esta reacción del actual presidente. Pero Lula
debería ganar con una diferencia de entre tres y seis millones de votos.
Este es el escenario que puedo imaginar



-¿Cuáles son los grandes dilemas que simbolizan estas elecciones para la
sociedad?



La sociedad brasileña se enfrenta a una encrucijada y tiene que elegir entre
dos caminos. El primer camino es un capitalismo, digamos, más organizado. Es
decir, un capitalismo en el que se respetan ciertas garantías
constitucionales y los derechos son efectivamente aplicados por el gobierno.
Un capitalismo que, desde el punto de vista económico, se estructura en
torno a sectores cuyo eje gravita en torno a la idea de explotación del
trabajo asalariado. Esto supone, entre otras cosas, el pago del valor de la
fuerza de trabajo, es decir, un contrato laboral reconocido por las partes y
garantizado por el Estado. En este sentido, se trata de un tipo de sociedad
en la que el trabajo se paga por su valor y se explota en la esfera
económica, en los lugares de trabajo, las fábricas, las explotaciones
agrícolas, etc., con los consiguientes intercambios equivalentes.



Es un tipo de capitalismo más o menos parecido a lo que fueron los gobiernos
del PT, al mismo tiempo con cierta vertebración de lo que podríamos llamar
“reformismo político”. Es decir, una ampliación de los derechos sociales que
garanticen las condiciones mínimas para la reproducción de la mano de obra
con dignidad.



La otra vía no es la explotación económica del trabajo asalariado, basada en
el intercambio de equivalentes, sino la expropiación de la sociedad, que se
manifiesta esencialmente en un tipo de economía que se basa en el
intercambio de no equivalentes, es decir, sobre la base del saqueo. Quizá el
ejemplo más típico y claro sea la deforestación ilegal de la Amazonia, para
la expansión de la minería ilegal, la expansión de la producción ganadera
ilegal y la ocupación ilegal de tierras. Este es el elemento más explícito.



Pero un elemento quizá no tan explícito es la propuesta que discute el
Ministerio de Economía de congelar el salario mínimo y las jubilaciones, y
desindexarlos de la inflación. Esta es también una forma de expropiación
social, es decir, que estaba en el orden contractual y en la constitución.
Debería hacerse una reforma constitucional para excluir a estos sectores de
esta forma de contratación, que a su vez se apoya en el intercambio de
equivalentes.



Esto en realidad corresponde a la dinámica que ya se ha implementado en el
país desde hace tiempo, de sucesivas contrarreformas, que afectan
directamente al interés de los trabajadores. Por supuesto, me refiero a la
reforma laboral de noviembre de 2017 y a la reforma previsional de 2018.



Es decir, una dinámica que se mueve en una determinada dirección, que
consiste justamente en rebajar las condiciones de reproducción de las clases
trabajadoras, de las clases subalternas del país, para asegurar una
expansión, en mi opinión bastante ilusoria, pero que de alguna manera
corresponde a intereses económicos muy poderosos, de la rentabilidad de
determinados sectores.



Así que estamos ante esta disyuntiva, entre una sociedad del trabajo basada
en la explotación del trabajo asalariado y un tipo de sociedad que se basa
en la expropiación social de las masas, del pueblo, en detrimento de sus
condiciones de reproducción y favoreciendo el beneficio inmediato de algunos
sectores económicos poderosos, como es el caso notorio del agronegocio, por
ejemplo.



-Independientemente del resultado, ¿qué imagina en el contexto político
brasileño para los próximos tiempos, con un avance general de la extrema
derecha, incluso en el tejido social, y un aplanamiento de la llamada
derecha moderada?



Independientemente de cuál sea el resultado del 30 de octubre, el país
seguirá en un estado de gran conflicto. Es decir, si el actual presidente
pierde las elecciones, tendremos una impugnación del resultado, que muy
probablemente movilizará a diferentes grupos de partidarios más fanáticos,
en el sentido de avanzar en la violencia política contra los sectores
democráticos. Tenemos una especie de interrogante sobre cuál será el papel
de las fuerzas armadas, si es que el resultado es estrecho. Es una
incertidumbre muy grande. Posiblemente, si la diferencia es muy pequeña
entre los dos candidatos tendremos algo parecido a lo que ocurrió en Perú,
donde Keiko Fujimori impugnó el resultado de las elecciones a través del
poder judicial y esa situación se prolongó durante mucho tiempo.
Probablemente creará un clima de incertidumbre económica y devaluación del
real frente al dólar, aumento del precio de los combustibles, etc.



Desde un punto de vista de corto plazo, preveo unos meses bastante
turbulentos para la sociedad brasileña tras las elecciones. En relación con
el tejido social podemos ver muy claramente que hay, en mi opinión, como
resultado de un proceso de desarrollo histórico reciente de la sociedad
brasileña, no sólo de los gobiernos, sino también de la economía y los
valores de la sociedad, una dirección hacia el deshilachado de este tejido.



Porque la economía brasileña, el Estado, el gobierno, no tienen un proyecto
de sociedad. Y estos sectores están formados básicamente por pequeños y
medianos propietarios, que a su vez producen, contratan. Muchos trabajadores
de estas pequeñas y medianas empresas, en los sectores que más se
beneficiaron del anterior ciclo de crecimiento en la década de 2010
-básicamente, la agroindustria, los minoristas, los mayoristas- no producen,
pero sí garantizan la circulación de bienes en el país. Se puede ver que
para estos sectores, incluido el bancario, el problema económico clave no es
el aumento de la productividad del trabajo con la consiguiente distribución
de las ganancias de productividad entre los grupos asalariados. Lo que vemos
es todo lo contrario, es decir, sólo pueden identificar las posibilidades de
aumentar sus márgenes de ganancia sobre la base de una reducción general de
las condiciones de reproducción de la clase trabajadora, lo que implica un
aumento de la degradación de los sectores asalariados, especialmente los que
están siendo empujados a la informalidad.

El ejemplo más evidente, el más típico, es el de los motoristas y
repartidores de Apps, todas esas enormes masas de trabajadores, que son
asalariados, pero que en realidad trabajan en la economía informal para
grandes empresas multinacionales, que explotan  este tipo de trabajo. Este
es el horizonte al que nos enfrentamos. Es decir, un tipo de sociedad basada
en una economía que no se distingue y se estructura en torno a las ganancias
de productividad, por consiguiente en la posibilidad de distribuir estas
ganancias entre los asalariados, sino lo contrario. Se trata de un tipo de
economía especializada en la expropiación del trabajo, que a su vez tiene
como consecuencia la rebaja de las condiciones de vida y que se organiza
básicamente en torno a la idea del intercambio de lo no equivalente, es
decir, del expolio social.



Esto acaba haciendo que el problema de la violencia política se imponga
sobre el eje aglutinador y garante de esta economía y sociedad. No por
casualidad Bolsonaro es el gran representante de la violencia política en el
país. Y se empeña en utilizar esta violencia política como forma de gestión
y de campaña, para atraer a los sectores que no pueden identificar bien un
futuro que no sea el de una sociedad organizada en torno a la expropiación
capitalista, es decir, una sociedad sostenida por la fuerza.



-En caso de una victoria de Lula, ¿es posible apostar por una reanudación de
las políticas mínimamente comprometidas con la inclusión y la justicia
social y económica sin fuertes movimientos de movilización de la sociedad?
¿Cuáles serían los caminos para un gobierno que ofrece mínimas perspectivas
de mejora?



La victoria de Lula representaría la opción de la sociedad, aunque muy
desgarrada y dividida, por un proyecto de país que se organiza en torno a
esta economía, de acumulación sustentada en la explotación del trabajo
asalariado, lo que significa una inclusión o un proyecto de inclusión de los
trabajadores en el sistema de intercambio equivalente y de garantías
constitucionales, de derecho laboral, en fin, de derechos sociales y demás.



¿Qué posibilidades hay de que prospere? Yo diría que la posibilidad es
pequeña si el gobierno apuesta por profundizar el proyecto neoliberal, de
concentración del ingreso, de aumento de la desigualdad, etc. Pero no me
parece que sea así, al menos cuando veo las propuestas del área económica de
la campaña de Lula.



Básicamente ha apostado por la idea de la distribución de la renta, a través
de un aumento real del salario mínimo y de políticas públicas que ataquen el
tema del endeudamiento familiar. Lo que propone al final es una especie de
gran renegociación de las deudas de las familias con el sistema financiero.
Me imagino que está pensando en utilizar el BNDES (Banco Nacional de
Desarrollo Económico y Social) o el Banco do Brasil y la Caixa Económica
como instrumentos de renegociación de dichas deudas.



Yo diría que desde un punto de vista inmediato, esto tiene el efecto de
reactivar la economía, con la inversión en el llamado crecimiento económico.
Inmediatamente, si se aplican estas medidas, circula más dinero en la
economía.



También está el refuerzo de los programas de transferencia de renta, algo
así como el Bolsa Familia y el mantenimiento del pago del Auxilio de
Emergencia en 600 reales (120 dólares mensuales). Todo esto debería hacer
que el escenario económico sea menos desastroso en el próximo período, en
términos de los intereses de los trabajadores.



Desde el punto de vista del escenario internacional, es muy probable que a
corto plazo sigamos experimentando una apreciación del valor de las materias
primas, lo que también favorece la inversión capitalista en el país y
garantiza un cierto respiro al inicio del gobierno. Existe un horizonte de
mejora a corto plazo de las condiciones de vida de las familias trabajadoras
del país con una victoria de Lula.



-¿Hay espacio para repetir las prácticas conciliadoras en un tercer mandato
de Lula? ¿No son inevitables los enfrentamientos con la clase dirigente del
país?



Sí, hay espacio en la medida en que el PT propone la formación de un
gobierno que en una época pasada llamaríamos de “salvación nacional”. El
gobierno de salvación nacional es un frente muy amplio, que contará con la
participación de sectores muy diversos y en gran medida contradictorios. En
otras palabras, la conciliación está en marcha. Este es el proyecto que está
siendo votado por el pueblo. Un proyecto de conciliación nacional. Creo que
si sólo se presenta este proyecto a la sociedad, especialmente a los
trabajadores, veremos en un futuro próximo una agudización de la lucha de
clases con un fortalecimiento de la extrema derecha en el país.



¿Por qué? Porque la conciliación tiene límites y estos límites se relacionan
exactamente con los límites distributivos de las políticas que implementará
el gobierno, sobre todo cuando se trata del capital financiero, de la
tributación de las grandes fortunas, de la financiación de las políticas
públicas, del rediseño del gasto presupuestario, de quién recibirá más, de
quién recibirá menos, de a dónde irán los recursos. Todo esto se expresará,
por supuesto, en el Congreso.



Por lo tanto, la conciliación tiene límites y queda por ver qué opciones
tomará el gobierno de Lula, qué sectores privilegiará dentro de una
propuesta global de conciliación. Mi expectativa es que el gobierno de Lula
priorice, aún por la realidad de la crisis social que vive el país, del
hambre y demás, el gasto público, las transferencias de renta a los sectores
más desfavorecidos y las inversiones capaces de recuperar rápidamente el
empleo. Normalmente, estas inversiones tienden a concentrarse en los
sectores de infraestructuras. Espero que al menos al principio del gobierno
esto ocurra y no entremos en una senda de austericidio que sólo alimentará a
la extrema derecha.



En particular, Lula debería utilizar a Petrobras como una especie de freno
de mano para el aumento de los precios de los productos, especialmente de la
canasta básica. Sin embargo, se trata de una medida electoral, no tiene nada
de estructural. La política de formación de precios de Petrobras no fue
revisada. Se contuvo en base a la presión política del gobierno, que es el
principal accionista, lo que ocurrirá si gana Bolsonaro. Si Lula gana,
necesitará una propuesta más seria para revisar la política de formación de
precios de Petrobras.



Si gana Bolsonaro, se retomará la política de precios anterior, de paridad
con el dólar y el barril en el mercado internacional, para asegurar
beneficios y dividendos a los accionistas privados de Petrobras. Lo que
puedo decir con cierta tranquilidad es que alrededor del PT, Lula y sus
aliados existe un proyecto alternativo, estructurado a grandes rasgos en
torno a la economía de explotación del trabajo asalariado y el intercambio
de equivalentes. Hay más espacio para pensar en un modelo de desarrollo más
inclusivo y, por supuesto, para revisar esta demencial política de formación
de precios para una aportación absolutamente estratégica.



Por lo tanto, creo que con la victoria de Lula podemos al menos empezar a
discutir más estructuralmente, más seriamente, una revisión general de estas
políticas neoliberales que tanto daño han hecho a la clase trabajadora en
los últimos años.



-¿Cuál es el papel de la izquierda, dentro y fuera del PT, en este posible
tercer mandato de Lula, ante una gobernabilidad que se ve tan difícil?



El papel de los sectores de izquierda, en mi opinión y ante la situación
actual de Brasil, la encrucijada en la que nos encontramos, con el avance
del Bolsonarismo como proyecto político de movilización de los sectores
populares sin precedentes en la historia del país, que es una especie de
extrema derecha popular, que sólo puede entenderse en su amplitud, como el
resultado de cambios muy profundos en la sociedad en los últimos 20, 30
años, es decir, el período en el que el neoliberalismo de hecho se impuso en
el país, es presionar de inmediato al gobierno para que pueda realmente
implementar políticas pro-laborales. Es decir, revisar la reforma laboral de
noviembre de 2017, ampliar los derechos laborales, fortalecer las políticas
de transferencias públicas para los sectores más vulnerables, discutir
seriamente la inversión en educación y salud, lo que implica, entre otras
cosas, revisar la política de techo de gasto del gobierno y ampliar las
ayudas de emergencia para las familias más vulnerables.



Es necesario impulsar una política fiscal que apunte a la redistribución de
la renta y que ataque a los sectores rentistas que prácticamente no pagan
impuestos en el país. Y que de hecho puede ofrecer un horizonte de
intervención política basado en esta idea, de reposicionamiento global de la
reconstrucción nacional, de reposicionamiento global de la sociedad
brasileña en el mundo, en fin, que de hecho podemos discutir una
intervención más activa de la izquierda basada en la reconstrucción de sus
bases, la reconstitución, la reconfiguración, la resignificación de su
proyecto político.



No podemos ser rehenes del gobierno del PT, pero al mismo tiempo no podemos
desconocer que el gobierno del PT significa hoy mantener el juego
democrático tal como lo conocemos y tal como lo ganaron las clases
subalternas brasileñas, a partir del proceso de redemocratización de los
años 80. Creo que, desgraciadamente, este es el modesto papel que le
corresponde a la izquierda brasileña en estos momentos.



Se trata de reconfigurarse, reinventarse y al mismo tiempo presionar al
gobierno para que apunte en una dirección que acoja los auténticos intereses
de los trabajadores del país y podamos tener un horizonte para salir de esta
encrucijada histórica en la que nos ha metido la reproducción, durante
décadas, de un modelo neoliberal de sociedad.



Sobre la cuestión de la gobernabilidad, es decir, la relación con el
Congreso y demás, diría dos cosas: la primera es que un eventual gobierno de
Lula conseguirá ciertamente formar un gobierno mínimamente viable, con
cierta coherencia, capaz de estructurarse.



La relación con el Congreso es siempre muy complicada por su composición.
Sin embargo, no soy de los que consideran que el resultado de las elecciones
legislativas, de diputados y senadores, ha sido desastroso y hace inviable
un gobierno de centro izquierda. En realidad, la composición política del
Senado fue más o menos similar a lo que ya era y en el caso de la cámara,
aún con esta votación récord para el LP, vemos que la distribución del poder
entre centro-derecha, centro-izquierda, izquierda, derecha, en fin, se
mantiene estable, con algún avance incluso de los sectores de
centro-izquierda.



Por lo tanto, me parece que, teniendo en cuenta las características de la
vida legislativa brasileña, la importancia del gobierno en el control del
presupuesto público, la capacidad efectiva y el margen de maniobra para
negociar intereses más parroquiales -y considerando la experiencia de Lula
como presidente que ya ha negociado con el Congreso con bastante éxito-, al
menos en este punto, soy un poco más moderadamente optimista. Creo que Lula
logrará constituir un gobierno viable y al mismo tiempo gobernar, aunque con
muchas fricciones con el Congreso, como las que existen hoy.



* Ruy Braga, profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de
San Pablo (USP). Ex director del Centro de Estudios de los Derechos de la
Ciudadanía de la USP. Integró el Consejo Editorial y la Secretaría de
Redacción de la revista Outubro. Es autor de numerosos libros, entre ellos,
A política do precariado, do populismo a hegemonía lulista  (Boitempo,
2012). (Redacción Correspondencia de Prensa)

  _____





--
Este correo electrónico ha sido analizado en busca de virus por el software antivirus de Avast.
www.avast.com

------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20221029/f2cabb3f/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa