Brasil/ Evangélicos, el codiciado voto que puede ser decisivo. [Naiara Galarraga Gortázar]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Sep 25 23:28:16 UYT 2022


  _____

Correspondencia de Prensa

25 de septiembre 2022

https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

germain en montevideo.com.uy <mailto:germain en montevideo.com.uy>

  _____



Brasil



Evangélicos, el codiciado voto que puede decidir el presidente de Brasil



El país con más católicos del mundo vota en medio de una gran transformación
de su electorado: los evangélicos son ya un tercio de la población y
protagonizan una revolución silenciosa a la que el ‘establishment’ no presta
atención porque muchos son pobres



Naiara Galarraga Gortázar, corresponsal en Brasil

El País, 25-9-2022

https://elpais.com/



La sequía y la pobreza empujaron desde mediados del siglo XX a millones de
brasileños del noreste hacia las ciudades ricas del sur. Llegaban a un
ambiente hostil en el que se encontraban desamparados por un Estado ausente.
Y fueron abrazando una nueva fe en expansión. Iglesia Cuadrangular,
Convención General de las Asambleas de Dios, Iglesia Universal del Reino de
Dios, Iglesia Pentecostal Dios es Amor, Iglesia Presbiteriana
Fundamentalista, Bola de Neve Church… son algunas de las denominaciones
evangélicas más conocidas de Brasil. El país con más católicos del mundo
vive una profunda transformación que se puede resumir en dos o tres datos:
cada año se abren aquí 14.000 templos protestantes, más de uno cada hora.
Mientras, el Papa pierde fieles a ritmo acelerado. Los católicos rondan la
mitad de la población (108 millones), y los evangélicos, un tercio (65
millones), pero se estima que, en solo una década, estos últimos superarán a
los bautizados en la Iglesia de Roma.



En un país con 156 millones de electores, los evangélicos conforman una
comunidad de fieles pujante y cada vez más codiciada por los políticos;
especialmente ahora, a las puertas de las elecciones del 2 de octubre, en
las que se medirán dos titanes: Luiz Inácio Lula da Silva, de 76 años, y
Jair Bolsonaro, de 67. Si ninguno obtiene más del 50% de los votos, habrá
segunda vuelta el 30 de octubre.



Aunque hasta los años setenta los evangélicos brasileños dieron la espalda a
la política, luego la abrazaron con entusiasmo. Tienen un poder formidable
en el Congreso y, con Bolsonaro, influyen más que nunca en la cúpula del
poder. Como votan de manera mucho más homogénea que otros colectivos, fueron
cruciales para la victoria del ultraderechista, un candidato criado en la fe
católica y rebautizado en el Jordán por un pastor evangélico, y cuya esposa
e hijos son evangélicos. Misógino, malhablado y nostálgico de la dictadura,
en cada acto se presenta como temeroso de Dios y defensor de la familia más
tradicional. Siete de cada diez evangélicos le votaron en 2018 y él los
mima. Colocó en el Tribunal Supremo un juez “terriblemente evangélico”, en
palabras del propio Bolsonaro.



Pronostican las encuestas que ahora el apoyo estará más repartido entre Lula
da Silva y Bolsonaro, pero de nuevo este último cosechará el respaldo de la
mayoría. Antaño algunos líderes fueron aliados de los gobiernos
progresistas.



Los evangélicos protagonizan una revolución, sostiene el antropólogo
brasileño Juliano Spyer, autor del libro Povo de Deus. Quem são os
evangélicos e por que eles importam (Pueblo de Dios. Quiénes son los
evangélicos y por qué importan). Un cambio al que el establishment y las
clases acomodadas —blancos— no prestan atención porque sus protagonistas son
pobres. La impulsa una legión de madres de familia, mujeres pobres, negras o
mestizas, que viven en la periferia de las ciudades, donde faltan servicios
públicos y sobra violencia.



Cristianos de la rama protestante, carecen de un poder centralizado y no
adoran imágenes. El motor de la transformación que vive Brasil no son las
Iglesias tradicionales, como la luterana o la presbiteriana, sino las más
nuevas y más seguidas pentecostales y neopentecostales. Estas interpretan la
Biblia de manera literal, tienen a Jesucristo como gran pilar y consideran
imprescindible tener la voluntad de ser bautizado y hacer proselitismo. La
música y un fervor que roza el éxtasis son elementos clave de sus
exuberantes ritos. Y los neopentecostales suman a esos ingredientes la
meritocracia y la búsqueda del éxito.



La primera advertencia que hace al profano cualquiera que estudia a los
evangélicos brasileños es que tanto Iglesias como fieles componen una
comunidad extremadamente diversa. Es un mosaico que abarca elementos tan
dispares como la Iglesia Universal, que es un auténtico emporio —posee
canales de televisión, emisoras, un periódico y un partido político,
republicanos, con 44 diputados— y es el gran símbolo de la Teología de la
Prosperidad, o el templo que abre en un garaje con lo básico: una Biblia y
un puñado de sillas de plástico. Es un universo que incluye elementos que
dejan atónito a cualquiera: el caso de la diputada federal de Río de Janeiro
Flordelis de Souza, madre adoptiva de 50 chavales, actriz y cantante de
góspel, acusada de ordenar a uno de sus hijos el asesinato a tiros de su
marido. O los pastores dedicados a rescatar almas de criminales para que
puedan abandonar la banda sin que sus antiguos colegas los castiguen con la
muerte.



Junto a esas realidades tan llamativas, existe la rutina: esa mujer negra,
discreta, canosa, con falda por debajo de las rodillas y sin maquillaje
—como recomienda su Iglesia— que se gana la vida como manicura en un barrio
rico o el conductor de Uber que lleva la Biblia en la guantera o sobrelleva
los descomunales atascos escuchando sermones.



Unos u otros están en cada rincón de este país de tamaño continental.
También en lo más remoto de la Amazonia, como el pequeño templo de madera
sobre palafitos de la Asamblea de Dios —la mayor congregación brasileña, con
12 millones de miembros— que se alza en una aldea de la reserva natural de
Mamirauá. Cuentan los locales que el cura católico recala por allí una vez
al mes mientras el pastor evangélico y su esposa llegaron para instalarse.



La Iglesia católica de Brasil intentó convencer al Vaticano de que en
Amazonia permitiera ordenar sacerdotes a hombres respetados en sus aldeas,
aunque estuvieran casados, en un intento de paliar la escasez de curas y
frenar la dura competencia del protestantismo, que lo permite. La respuesta
en el sínodo de 2019 fue negativa.



Teología de la prosperidad



Domingo. Escuela bíblica en la Iglesia de la Asamblea de Dios en Ipiranga,
São Paulo. Las protagonistas de esta revolución a menudo ignorada son
mujeres como Edjane Gama, de 45 años, o las hermanas que la escuchan hablar
sobre el tema del día, cómo administrar el dinero de manera cristiana. De
pie tras un atril, con voz firme y lenguaje sencillo, Gama las alerta sobre
las tentaciones del consumismo, los riesgos de confiarse al crédito (“cuando
pagas en efectivo, tu poder adquisitivo es mucho mayor”) y las adentra en
los misterios de los tipos de interés y la inflación (“está alta, pero no ha
explotado como en Argentina”). Información bien útil en hogares humildísimos
como los suyos, donde aprovechar cada real es imperativo para sacar adelante
a la familia.



Los fieles se reparten en grupos: mujeres, hombres, jóvenes y niños.



Estas Iglesias —ricas y humildes, grandes o pequeñas— suplen infinidad de
vacíos provocados por la debilidad del Estado. Ahí reside su atractivo. En
su despacho en São Paulo, el antropólogo Spyer explica: “No se dedican a
discutir si la Biblia en latín o en hebreo significan lo mismo. Hablan de
robos, de embarazo adolescente, de violencia, de violencia doméstica. Es una
religiosidad con rostro del pueblo, que habla el lenguaje del pueblo y que
se refiere a los problemas que lo acucian de manera muy intensa”. Desempleo,
violencia, pobreza, malos tratos…



Escucharlos ayuda a entender, por ejemplo, hasta qué punto cualquier
sugerencia sobre ampliar los derechos al aborto, de la comunidad LGTBQ o
legalizar drogas causa enorme repulsa en millones de brasileños. La mayoría
del electorado (60%) prefiere un candidato que defienda los valores de la
familia (tradicional, se entiende) que tener buenas propuestas económicas,
según la encuesta Datafolha.



Resignarse no va con ellos. Buscan cura para los dolores del alma y éxito
personal. Llegada desde Estados Unidos a mediados del XX, la Teología de la
Prosperidad que predican los neopentecostales ha calado profundamente en
Brasil. Y desde aquí se extiende al resto del continente, a África y a
Europa. Va de la mano de ese espíritu emprendedor y de la creencia en que la
disciplina y el esfuerzo individual permiten superar todas las adversidades.
La Teología de la Prosperidad, dice el obispo Estevam Hernandes, fundador de
la Iglesia Renascer em Cristo, “es un concepto muy manipulado. No se trata
solo de (conseguir prosperidad en) asuntos financieros, sino de tener éxito
en todo lo que hagas, ya sea en tu vida profesional, financiera, espiritual,
ministerial o personal”.



En este universo, el diezmo juega un papel esencial, aunque los pastores
recalcan que no es obligatorio y que a nadie se le fiscalizan sus dineros.
Existen Iglesias donde se entregan billetes pequeños en sobres; otras
despliegan agresivas campañas en televisión o la web y ofrecen todo tipo de
facilidades para donar. Es frecuente hacerlo con tarjeta.



Cada brasileño converso tiene su relato sobre qué le llevó a “descubrir a
Cristo” y cómo transformó su vida, pero abundan los testimonios de
redención. A muchos la Iglesia los ayudó a desengancharse de la droga o el
alcohol. Eliane Sampaio, de 44 años, alumna de la escuela bíblica dominical
de Ipiranga, era alcohólica. Cuenta: “Bebía mucho los fines de semana, me
peleaba con todos”. Y sufría terriblemente. Con disciplina, esfuerzo
titánico y fe, logró recuperar las riendas de su vida. Ahora ayuda a otros.
Desde hace un mes, acoge con su marido y sus hijos al hijo de tres años de
una drogodependiente a la que intenta ayudar a salir del pozo. “Existe una
batalla constante entre ella y el vicio. Por ahora no consigue resistir,
pero la tenemos que amparar. Lo digo porque se va a convertir y logrará
vencer ese vicio”, afirma.



La oferta de actividades, más allá de los cultos de los predicadores, es de
lo más variada. Entre ellas, las más trascendentales, en opinión de Spyer,
fundador del Observatorio Evangélico, son las actividades extraescolares
para los hijos de quienes salen a trabajar al amanecer y solo regresan tras
caer el sol. “La escuela solo les ocupa la mañana o la tarde, lo cual deja a
los hijos sin una actividad supervisada durante medio día. Y eso deja
espacio para el contacto con drogas recreativas, prostitución, grupos
criminales…”. Y ahí están los evangélicos con sus clases de ballet, de
música… Suponen un refugio y un bálsamo en un ambiente casi siempre hostil,
donde la amenaza del desempleo, los narcos, la policía, es constante.
Alimentan hambrientos, curan adicciones.



Cada día, millares y millares de brasileños pobres se convierten porque son
testigos de cómo mejora la vida de quienes los precedieron. Lo más habitual
es que el primer paso lo dé la mujer, que después lleva a su familia. Y paso
a paso se puede crear un círculo virtuoso que el pastor Douglas Fidalgo, de
44 años, de la Asamblea de Dios de Ipiranga, sintetiza así: “Fueron
ayudados, liberados del vicio, crearon familias, dejaron de gastar en
bebida… Y sobró dinero para atender mejor a los hijos, para invertir en
educación”. Esa es a menudo la llave para un empleo mejor, o incluso para
llegar a la universidad y cumplir el sueño de tantas familias. Que sus hijos
trabajen en una oficina, sentados.



Las elecciones han vuelto a poner de actualidad a los evangélicos en los
medios. A ellos no les suele gustar como se los retrata. Pero son los más
cortejados, junto a las mujeres, en este duelo que enfrenta a Bolsonaro y a
Lula. El izquierdista, atacado desde el bolsonarismo con la falsedad de que
podría cerrar Iglesias si gana las elecciones, se defiende como puede.
Recuerda que sacó la ley de libertad religiosa, que es creyente, critica el
uso de la religión para lograr votos e intenta no cometer errores. Sabe que
se mueve en terreno resbaladizo. Hace cuatro años, el candidato de su
partido, Fernando Haddad, llamó “fundamentalista charlatán hambriento de
dinero” al obispo Edir Macedo, líder de la Iglesia Universal, que suma casi
dos millones de miembros.



Recientemente una discusión entre los fieles dentro de un templo del Estado
de Goiás, en el centro de Brasil, acabó con un herido de bala. La bronca
empezó después de que el pastor recomendara no votar a candidatos de
izquierdas.



El pastor más cercano a Bolsonaro, Silas Malafaia, dice que “es imposible
que un cristiano sea de izquierdas”. Y muchos líderes protestantes
explicitan sus candidatos preferidos. Es el caso del obispo Hernandes, de la
Iglesia Renascer em Cristo: “Apoyamos la reelección del presidente, Jair
Bolsonaro. Pero no es una imposición de la Iglesia, estamos a favor de que
cada uno elija libremente”, dice en respuesta a preguntas por escrito. “Lo
apoyamos porque creemos que representa nuestros valores y nuestros deseos
para Brasil”.



En cambio, el pastor Fidalgo, de la barriada de Ipiranga, prefiere que la
política quede fuera del templo donde predica: “Aquí no se les dice a quién
votar, en otras Iglesias sí hay pastores que apoyan a un candidato o
repudian a otro. Aquí no se habla de política”.



Para ilustrar la enorme diversidad incluso dentro de la gigantesca Asamblea
de Dios, Gedeon Alencar, autor de diversos libros sobre el pentecostalismo
brasileño, hace al teléfono una clara distinción. “Los templos-shopping
ofrecen cultos todos los días, mañana, tarde y noche. Son espacios en los
que la gente entra y sale sin crear lazos de afecto. Como son televisados,
la gente va muy arreglada. Necesitan aparcamiento. Tienen tienda, librería,
restaurante. Un abismo lo separa del templo-casa, que suele estar en las
periferias. Allí los fieles y el pastor son del mismo barrio. Si alguien se
ausenta, van a su casa a preguntar. Todos saben quién tiene trabajo, quién
lo perdió, quién se enamora y quién se separa. Es una comunidad moral”,
concluye este doctor en Ciencias de la Religión.



Dos diferencias más. En los primeros, el pastor, los músicos, el sistema de
luz y sonido están profesionalizados. En el segundo, son voluntarios. Y
hasta los asientos reflejan la disparidad: “En el templo casa, bancos
corridos; en el templo shopping, mullidas butacas individuales”. Pero banco
corrido o butaca, el consenso es casi absoluto cuando se trata de la familia
tradicional, el aborto, los derechos LGBTQ y las drogas.

  _____







--
Este correo electrónico ha sido analizado en busca de virus por el software antivirus de Avast.
www.avast.com

------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20220925/2e99170a/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa