Explotación/ Los satánicos molinos de Amazon. [Antara Haldar]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Sep 28 23:49:09 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

28 de septiembre 2022

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Explotación



Los satánicos molinos de Amazon



Cada vez queda más claro que Amazon debe gran parte de su éxito a la
estrategia de tratar a sus trabajadores como unidades de producción de las
que pueden prescindir en cualquier momento. El modelo de producción y
gestión combina elementos de taylorismo, fordismo y robotización.



Antara Haldar *

Revista Ñ, 27-9-2022

https://www.clarin.com/revista-enie/

Traducción de Elisa Carnelli



Hanoi. En un momento en el que Gran Bretaña sufre la peor crisis de costo de
vida en décadas –debido a la alta inflación y al aumento del precio de la
energía–, cientos de trabajadores de un depósito de Amazon en Coventry este
mes exigieron un aumento salarial. Si la demanda no se ve satisfecha, dicen
que irán a la huelga en noviembre, justo antes del Black Friday y la
temporada de compras navideñas. Al igual que otras acciones sindicales
recientes de los trabajadores ferroviarios estadounidenses y los empleados
de Royal Mail británico, el movimiento de los trabajadores de Amazon ha dado
lugar a un debate sobre quién tiene la culpa de la amenaza de interrupción
de las tareas: ¿los elfos del taller o Papá Noel?



Amazon debe su éxito a una serie de factores, entre ellos un complejo
enfoque basado en datos. Pero su verdadera genialidad estriba en sus avances
logísticos –como la optimización de las rutas, la planificación de las
flotas y la gestión de los metadatos–, que le permiten minimizar el tiempo
"del clic al envío" y ofrecer a los clientes entregas rápidas y confiables
que no tienen precedentes. Aviones y camiones que llevan la marca Amazon
Prime transportan paquetes por todo el mundo, funcionando como un reloj
incluso durante una pandemia que paralizó gran parte del resto de la
economía.



El cerebro de la operación es un hombre llamado Jeff Wilke, que combinó el
taylorismo (dividir la producción en tareas repetitivas muy definidas,
cuidadosamente supervisadas y medidas) y el fordismo (técnicas de cadena de
montaje) para crear un modelo logístico capaz de procesar más de un millón
de unidades por día. Con la ayuda de robots y una estrecha vigilancia,
"recolectores" y "operadores de logística" humanos ahora procesan varias
veces más mercancías por hora que antes.



Pero el sistema se ha hecho tristemente famoso por poner a prueba los
límites de los empleados humanos. Investigaciones recientes han demostrado
que gran parte de la comodidad de la que disfrutan los clientes de Amazon se
logra a expensas de los trabajadores peor pagos de la empresa.



Por ejemplo, el año pasado The New York Times descubrió que las condiciones
de trabajo en el "centro de logística" de Amazon en Nueva York eran
absolutamente dickensianas. Los trabajadores dicen que, después de atravesar
puertas de seguridad similares a las de los aeropuertos, están sometidos a
un duro trabajo físico, largos turnos (de 10,5 a 12 horas) y una alta
incidencia de lesiones y accidentes (que duplica el porcentaje de los
almacenes que no son de Amazon). Para mayor indignidad, todos están
estrechamente controlados por un sistema de vigilancia distópico que castiga
infracciones como hablar con los compañeros de trabajo o incumplir los
objetivos de productividad (que a menudo exigen procesar 30 paquetes por
minuto o tardar sólo un minuto en total para desempacar, embalar y enviar un
artículo).



La amenaza de ser despedido –o lo que la empresa llama ser "liberado"–
parece siempre inminente, y los trabajadores que piden ayuda a través de
recursos humanos se encuentran con un sistema kafkiano especializado en usar
tácticas evasivas, en particular cuando se trata de solicitar licencia o
subsidio por discapacidad. Entre las historias de terror están las de
conductores de Amazon que tienen que orinar en botellas de plástico o
defecar en bolsas de plástico para cumplir el horario. Se ha informado de
trabajadores que venden sus alianzas de casamiento o que dependen de cupones
de alimentos para llegar a fin de mes. En respuesta a estos relatos, la
empresa da torpes respuestas corporativas como "salas de meditación" que
parecen grandes ataúdes.



No es de extrañar que las iniciativas de sindicalización en las
instalaciones de Amazon hayan aumentado. A pesar de los esfuerzos
sistemáticos de la compañía para impedir la sindicalización, la campaña que
se realizó en un depósito de Amazon en Staten Island tuvo éxito a principios
de este año, después de que una iniciativa similar en Alabama se frustrara
por estrecho margen. En 2018, el senador estadounidense Bernie Sanders
presentó la ley Stop Bad Employers by Zeroing Out Subsidies o"Stop BEZOS"
(detener a los malos empleadores quitando subsidios), que gravaría a las
empresas por el 100% de los beneficios públicos que reciben del gobierno. Y
ahora, la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos
ha iniciado investigaciones sobre las condiciones de trabajo en Amazon.



Estas escaramuzas han herido de muerte al relato que las grandes
tecnológicas cuentan sobre sí mismas. Puede que Amazon sea pionera en
logística, pero no depende menos de la explotación de los trabajadores que
los "molinos satánicos" de la Primera Revolución Industrial. Según la
historia del origen de Amazon, todo comenzó cuando Jeff Bezos se puso a
vender libros en su garaje y hacía sonar una campana cada vez que llegaba un
pedido. Sin embargo, incluso en los primeros días, había una cultura
incipiente de exceso de trabajo (se esperaba que los empleados trabajasen al
menos 60 horas por semana), incumplimiento de las normas, condiciones de
trabajo peligrosas (cuchillos sin embalar que se caían de las cintas
transportadoras) y supervisión orwelliana del rendimiento.



Amazon es ahora una de las empresas más grandes del mundo. Pero, como he
argumentado en otro lugar, más grande no siempre es mejor. Mientras que
algunas de sus prácticas podían considerarse innovadoras y flexibles cuando
era mucho más pequeña, la compañía hoy reduce sistemáticamente a los
empleados a puntos en un gráfico. Antes de dejar el cargo de CEO el año
pasado, Bezos consideraba que la rotación de personal era más una
característica que un error del modelo de Amazon. Tener una fuerza de
trabajo arraigada, según dijo, era "marchar hacia la mediocridad". De ahí
que la empresa registre una rotación de personal de aproximadamente el 150%
anual –el doble del promedio del sector–, lo que significa que toda la
nómina se reemplaza cada ocho meses.



Este modelo no sólo es poco ético e inhumano; también probablemente sea
insostenible. Los estudios demuestran que los trabajadores felices son más
productivos. Y, como advertía un memorándum interno de la empresa a
principios de este año, "si seguimos como hasta ahora, Amazon agotará la
oferta de mano de obra disponible en la red estadounidense para 2024" .



Con un patrimonio neto estimado en unos 140.000 millones de dólares, Bezos
fue el hombre más rico del mundo entre 2017 y 2021. Está claro que se ha
desconectado del empleado común de Amazon tanto como la magnitud de su
riqueza podría indicar. Como dijo un trabajador en 2020: "Estoy seguro de
que el señor Bezos no podría hacer un turno completo en [el almacén de Nueva
York] como jefe encubierto" .



Los trabajadores de Coventry que exigen un ajuste por costo de vida sin duda
estarían de acuerdo. Los ejecutivos de Amazon tienen que pensar mucho en el
costo humano de su modelo de negocio. Si necesitan un lugar tranquilo para
evaluar la cuestión, siempre pueden probar con uno de los ataúdes de
meditación.



* Antara Haldar, profesora asociada de Estudios Jurídicos Empíricos de la
Universidad de Cambridge, es miembro visitante del cuerpo docente de la
Universidad de Harvard, ex becaria del Centro de Estudios Avanzados en
Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Stanford e investigadora
principal con una beca del Consejo Europeo de Investigación sobre derecho y
cognición.



Nota de la traductora



El título original del artículo es Amazon’s Satanic Mills. La expresión
satanic mills proviene de un poema de William Blake que a menudo se
interpreta como referido a los comienzos de la Revolución Industrial y su
destrucción de la naturaleza y las relaciones humanas, y en particular haría
referencia a los Albion Flour Mills (molinos harineros) de Southwark, la
primera gran fábrica de Londres. La expresión original de Blake es Dark
Satanic Mills. (Artículo publicado originalmente en Project Sindicate:
https://www.project-syndicate.org/)

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