Ecuador/ Karol Noroña: "La guerra contra las drogas es un fracaso asesino". [Gabriela Ruiz Agila]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Abr 18 22:55:03 UYT 2023


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Correspondencia de Prensa

18 de abril 2023

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Ecuador



“La guerra contra las drogas es un fracaso asesino”



La impunidad permanente en la lucha contra el crimen organizado lleva al
exilio a la periodista ecuatoriana Karol Noroña, esta es parte de su
historia



Gabriela Ruiz Agila

Pie de Página, 14-4-2023

https://piedepagina.mx/



El viernes 24 de marzo, la periodista ecuatoriana, Karol Noroña de 27 años,
debió abandonar su país nata, Ecuador. El medio digital donde trabajaba,
comunicó que existía una situación que amenaza su vida e integridad física,
relacionada a su cobertura de la crisis carcelaria y el crimen organizado.
¿Son los mismos autores del crimen de tres periodistas en la frontera Norte
en abril del 2018 quienes nos quitaron a Karol Noroña? El3 8 de abril, se
cumplen cinco años del homicidio de Paúl Rivas, Javier Ortega y Efraín
Segarra del diario El Comercio. Crímenes contra periodistas que continúan en
la impunidad.



“La lucha por el periodismo es una lucha por la vida”



La última vez que vi a Karol fue en la ceremonia de Premiación de la Unión
Nacional de Periodistas, el 2 de febrero. Recibió una mención de honor en la
categoría Crónica, por su trabajo periodístico titulado “Los hijos
invisibles de la coca”; narra la historia de un barrio en Portoviejo,
provincia de Manabí, territorio del microtráfico de cocaína.



Tomó la palabra para pronunciar un breve discurso que entregaría el mensaje
de hastío y digna rabia del pueblo masacrado por el abandono del gobierno de
Lasso: “Pese a la discriminación, pese a todo lo que están viviendo, pese a
esa violencia sistemática  que han vivido no sólo desde el Estado sino
también desde nosotros, los medios de comunicación, al no haber girado el
rostro para contar sus historias y frente a toda esa violencia, extorsión, y
amenazas que viven, (Ana Morales, madre de una de las víctimas de las
masacres carcelarias), ella me decía: el miedo es total solo cuando hay
miedo. Pero cuando hay algo más en el corazón, hay algo más que nos
enciende.”



La escritura de esta crónica, explicaba Karol, “me hizo entender que la
guerra contra las drogas es un fracaso, y es un fracaso asesino. Frente a
eso, el periodismo tiene que decir cosas, y espero que las sigamos
diciendo”. Después de dos años de cubrir once masacres carcelarias, Karol
Noroña, tomó posición como periodista y ser humano: “Frente al miedo, lo
importante es denunciar, decir, contar. Y seguir enfrentando un Estado que
nos está dejando morir”.



“La lucha por el periodismo es una lucha por la vida” dijo Karol mientras
miraba a los ojos a varios de nosotros, para estremecer a la prensa que
sostiene uno de los pilares de la democracia. “Lo más importante es seguir
contando la vida. No dejemos de seguir haciendo periodismo” pedía a los
colegas, “es un acto de esperanza”.



.El Paro Nacional de octubre de 2019 abre una brecha en el periodismo
ecuatoriano donde no son los caudillos, sino los temas que elegimos contar,
los que separan los granos, el fuego, la vida de la muerte. Así fue que me
encontré con los reportes de la joven cronista que escribía en Diario El
Comercio, sobre Marco Oto, acorralado por los policías motorizados en el
Puente de San Roque desde donde cayó junto a José Chiluisa; y otras
historias que se sucedieron en los once días de Paro Nacional.



Escritoras de crónica no se leen todos los días y menos en un medio marcado
por el machismo y racismo. La crónica se reportea con el cuerpo,
acompañando, junto a los protagonistas de las historias, se hace un
periodismo de a pie. Siendo yo también cronista de medio ambiente y derechos
humanos, la reconocí como tal. Recuerdo que se fue a reportear la ceremonia
de despedida a los compañeros caídos en el paro de octubre de 2019 junto a
la comunidad en Cotopaxi, y registró la ofrenda y los discursos, las
lágrimas que corrían por los muertos. Lo hizo de pie junto al movimiento
indígena.



¿Cuántos de nosotros podemos honrar las lágrimas de otros? ¿Cuántos podemos
honrar la palabra y la memoria de las víctimas para no revictimizarlas?



Si bien los periodistas no hacemos justicia porque eso le corresponde a los
operadores del sistema judicial, nuestras palabras pueden dar consuelo,
mostrar otras realidades, hacer que los lectores se pongan en el lugar de
los protagonistas, cambiar la Historia. Con Karol añorábamos editar un libro
con las crónicas del Paro Nacional, y nos llegó el siguiente, el Paro
Nacional de Junio 2022. Hablamos muchas horas, contrastamos fuentes, y
también nos dimos consuelo.



Porque no es fácil, no, entrevistar mientras el mundo de las personas se
derrumba, mientras las casas se queman y los ríos se secan para saciar la
ambición de las élites en este país. Me han perseguido y amenazado. Me han
hecho una demostración de poder. Me envían mensajes recomendando que
abandone la cobertura. Es como ciertos sectores políticos perciben el
trabajo periodístico que tiene por protagonistas a los grupos vulnerables.



Esta era una preocupación permanente para Karol y para mí. Un día como hoy,
es una realidad. Ni Karol ni yo deberíamos ser valientes para contar una
historia. “Los periodistas no somos mártires. Ninguna historia vale la vida”
finaliza el comunicado de GK. En este medio independiente encontró un
espacio para contar las historias y colegas con quienes fortalecer su
oficio. Pero lo que Karol es proviene del paisaje interior que cada ser
humano reserva para proteger y cuidar la vida en comunidad.



Esta es —sin duda— una de las historias más dolorosas que he escrito y no
quería compartirla hasta que Lucía, su protagonista, la leyera.



La trayectoria de Karol abarca el periodismo militante. Manteníamos un
debate permanente sobre esta toma de posición. Karol me decía que “no era
una activista”, claramente la sociedad ecuatoriana la reconoce como una. La
elección de temas comprometidos con el enfoque de derechos humanos y de
género se convirtieron en crónicas sobre temas tan complejos como la
interrupción del embarazo, la afectación de políticas públicas a niñas y
adolescentes, así como a grupos LGBTIQ+.



Varias organizaciones y actores sociales levantaron su voz en rechazo de las
amenazas contra la integridad de Karol Noroña y publicaron comunicados:
Surkuna, Comisión de Derechos Humanos Guayaquil (CDHGYE), INREDH, CFWIJ, la
Alianza por los Derechos Humanos Ecuador que demandó al Estado ecuatoriano
adopte medidas de protección y garantía por los hechos de agresión y amenaza
contra la integridad de la periodista: “Noroña pone nuevamente en evidencia
la falta de garantías para el desarrollo de labores de defensa y
exigibilidad de derechos… reiterando que el Estado ecuatoriano y
particularmente, el gobierno de Lasso, omite cumplir con las obligaciones de
protección reforzadas reconocidas en el corpus iuris internacional”. El
gobierno de Lasso no emitió ningún comunicado ni reacción a la salida de
Karol del país.



Por lo general, los periodistas que cubrimos las fuentes de organizaciones
de la sociedad civil, enfrentamos los mismos retos, riesgos y amenazas en
territorio, a la hora de hacer nuestro trabajo periodístico. Esto queda
claro en las marchas y plantones, pero con la publicación y seguimiento de
temas como las masacres carcelarias y el crimen organizado, los riesgos se
multiplican. La debilitada democracia ecuatoriana y la inacción del gobierno
del presidente Lasso, no logran garantizar los derechos más básicos como el
derecho a la vida.



Karol es miembro de la organización Chicas Poderosas Ecuador. Publicó en
medios locales e internacionales. Obtuvo el segundo lugar del premio
“Periodistas por tus derechos”, otorgado por la Unión Europea en Ecuador y
que publicó con las ilustraciones de Axel. Es Coautora del libro
“Periferias: crónicas del Ecuador invisible” donde investigó el crimen de
Paúl Rivas, Javier Ortega y Efraín Segarra, del equipo periodístico de
diario El Comercio.



La investigación denunció “la negligencia del Estado por no seguir una pista
importante: los celulares y las comunicaciones que tuvieron los hombres de
Guacho en la cárcel de Latacunga”. Dicha información entre otros datos
relevantes del caso, estuvo en conocimiento de los mandos de la Policía
Nacional del Ecuador, dejando en la impunidad el crimen e impidiendo el
levantamiento de reserva de la información en instancias como el Ministerio
del Interior o la propia Policía.



¿Qué otros datos tiene el Departamento de Vigilancia Técnica Electrónica
parte de la Secretaría de Inteligencia (SENAIN) activa hasta 2018? Este caso
y el seguimiento de las once masacres carcelarias representan para Karol
Noroña, el blanco de hostigamiento y exposición del que ha sido víctima y
nunca antes se ha visto en Ecuador hacia un periodista.



¿En qué contexto político tuvo que abandonar el país la periodista
ecuatoriana, Karol Noroña? En Ecuador hay un promedio de 16 asesinatos cada
día, una tasa que ubica a este país entre los más violentos en América
Latina. Ecuador tiene un récord de femicidios: una mujer fue asesinada cada
26 horas en 2022. Fueron un total de 332 en el año.



El sábado 1 de abril, el presidente Lasso autorizó la tenencia y porte de
armas para uso civil, en respuesta al aumento de crímenes, dejándonos a
merced de la delincuencia. “La inequidad en nuestro país es vergonzosa: uno
de cada cuatro ecuatorianos vive en situación de pobreza; siete de cada diez
ecuatorianos no cuenta con un empleo formal; con los niveles de desnutrición
infantil perdemos generaciones de niños y niñas” dice el Manifiesto de la
Asamblea del Libro donde también se reconoce la labor de la Karol.



Los muertos y los vivos vienen a contar



El 8 de marzo de 2021 nos conocimos en persona, reporteando la marcha del
Día Internacional de la Mujer. Yo traía dos trenzas vikingas, y Karol su
largo cabello negro suelto. Nos dimos un abrazo en medio de la Marea Verde
que desbordaba la plaza de Santo Domingo. Casi todos los periodistas activos
ese día, éramos mujeres. Ese día, nos sentamos a descansar junto a una
Iglesia en el Centro Histórico, y fue como arrimar el corazón sobre algo en
qué creer, y juntamos los hombros para sostener nuestras sombras en el
camino. Desde entonces fue así.



Acompañamos a la primera Caravana por las personas desaparecidas organizada
por INREDH y la Asociación de Familiares y Amigos de Personas Desaparecidas
en Ecuador (Asfadec) en marzo de 2021. En esa ocasión, visitamos varias
ciudades para acompañar a los familiares de las víctimas de desaparición que
exigían verdad, justicia y reparación frente a juzgados, escritorios, y la
indolencia de las autoridades.



Al llegar a Guayaquil, nos alojamos en la sede de la CDH de Guayas. Esa
noche, Karol visitó a una familia de un desaparecido y se alojó en su casa.
Yo me quedé con el resto del grupo. Mientras platicábamos, el azote de una
puerta detrás mío, me perturbó. ¿De dónde venía la corriente de aire que
cerró la puerta?, me pregunté. No había ninguna ventana ni entrada de aire.



Al día siguiente, Karol me cuenta, que en casa de esta familia, se fue la
luz y debieron encender velas. También, el apagón y la corriente de aire.
Los ruidos de golpes. ¿De dónde vienen?, se preguntó. “Una coincidencia”, le
dije, tratando de buscar explicación para lo que sólo percibe la intuición.



La caravana hizo una parada en la Iglesia de la Estación de Bucay. Ahí nos
tomamos de las manos con los familiares de los desaparecidos, entre ellos,
los combativos y valientes: Lidia Rueda, presidenta de ASFADEC; Valeria
Campos y Fernando Monenegro, padres de Michelle Montenegro; Yanera
Constante, madre de Giovanna Pérez Constante, por mencionar algunos. Una vez
más, a quienes reclamaron frente a la Fiscalía general del estado, les
echaron a la policía. En Loja, Karol leyó el poema Desde mi trinchera», en
honor a los hermanos Restrepo, desaparecidos en 1988. Para Karol, los
desaparecidos no eran una lista de nombres, eran sus familiares y amigos.



Porque para escribir, para hacer periodismo, se necesita abrir bien los
ojos, escuchar largo rato, observar, contrastar fuentes, y carácter, si
quieres cuestionar al poder. Y nosotras sabíamos que podíamos escuchar
mensajes que vienen con los vivos y los muertos.



¿Seré la próxima?



Entre 2022 y 2023 se han registrado tres asesinatos, cuatro atentados contra
la integridad de medios y periodistas y cinco actos de terrorismo; entre
junio de 2021  a febrero de 2023, se registraron 144 agresiones a mujeres
periodistas entre agresiones físicas, impedimentos de cobertura y
desclificaciones en redes sociales, según Fundación Periodistas Sin Cadenas.



¿Seré la próxima?, es una pregunta que a veces se nos pasaba por la mente,
ya sea por empatía, ya sea por temor infundido. Cada ser humano atraviesa
una hoguera, una grieta, la lluvia. Karol sostuvo mi mano para atravesar el
fuego de la ira, el miedo de los escribas, emociones con las que lidiamos. 



“Karol Noroña es representante de las voces críticas que se formaron en el
periodismo con enfoque ético y el trabajo  en la calle directamente con los
protagonistas de sus crónicas, ya al llegar el declive en seguridad y cuando
el crimen organizado empezó a enraizarse en el país, ella entendió que su
compromiso era contar, y su trabajo creció conforme el país se inundaba en
sangre” me comparte su colaborador y amigo, Axel.



Escribo este texto para Karol y los lectores del presente, los lectores del
futuro, quienes sin duda la leerán. Su periodismo es valiente, preciso,
conmovedor, humano. Ecuador se ha convertido en un infierno al que se
intenta sobrevivir y del que otros huyen. Los cronistas dejamos registro de
estas realidades y recogemos testimonios.



De tu integridad así como de la vida de otros colegas periodistas, hacemos
al gobierno responsable. Solicitamos el apoyo de las organizaciones
internacionales que protegen la libertad de expresión y el ejercicio del
periodismo, así como de los gremios y colegas. Mientras tanto, nos
mantenemos firmes porque la lucha del periodismo, es una lucha por la vida.

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