Ucrania/ Nueve meses de guerra. ¿Qué hace y qué piensa la izquierda ucraniana? [Jan Ole Arps]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Ene 13 23:30:29 UYT 2023


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Correspondencia de Prensa

13 de enero 2023

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Ucrania



Nueve meses de guerra



¿Qué hace y qué piensa la izquierda ucraniana?



Suministro eléctrico destruido, nacionalismo creciente y economía
destrozada: ¿qué hace la izquierda ucraniana? Una visita a Kiev.



Jan Ole Arps*

A l’encontre, 13-1-2023

http://alencontre.org/

Traducción de Correspondencia de Prensa



Sobre la cuestión de ir o no al refugio en caso de ataque aéreo, las
opiniones difieren. "Si puedo, siempre voy", dice Brie, un activista de
izquierda que trabaja en la reconstrucción de las regiones liberadas de
Ucrania. "Nunca he estado en un refugio", anuncia con orgullo Aleksandr
Skyba. "Tendrías que tener muy mala suerte para que te golpee -además, ¿qué
es esa porquería?"



Skyba es maquinista de locomotoras y conduce trenes de mercaderías por todo
el país; al principio de la guerra transportaban suministros de emergencia y
personas que huían, ahora son materiales de construcción o equipos
militares. El hecho de que no se preocupe demasiado por los ataques con
proyectiles es preferible en su trabajo: los trenes funcionan, haya ataque
aéreo o no. Por ejemplo, el miércoles 23 de noviembre, cuando el sistema de
alerta empezó a sonar, poco después de la una de la tarde.



Ese día, Skyba nos invitó al depósito ferroviario, que incluía un viaje en
tren. En el depósito al este de Dnipró, en Kiev, hay vagones de mercaderías.
Es ahí donde los maquinistas vienen a recoger sus formularios para el
transporte. Se respira un ambiente tranquilo. Al principio de la guerra, las
jornadas laborales solían durar entre 20 y 30 horas, pero hoy en día es
diferente. Después de casi un año de guerra, la economía se encuentra por el
suelo, se han reducido las horas de trabajo, muchos trabajadores
ferroviarios sólo trabajan un tercio del horario habitual y, por lo tanto,
cobran menos. La mayoría de los colegas tienen problemas financieros,
informa Skyba. Trabajar en las locomotoras antiguas es peligroso, las
lesiones son frecuentes. La locomotora, cuya cabina está en mantenimiento,
data de los años 70, modelo WL80. WL son las siglas de Vladimir Lenin.



Skyba es representante en Kiev del Sindicato Libre de Trabajadores
Ferroviarios de Ucrania (VPZU, https://www.kvpu.org.ua/en/), la alternativa
más radical a la gran FPTU (Federación de Sindicatos del Transporte de
Ucrania). Hasta ahora, han conseguido evitar los despidos. ¿Cómo?
"Amenazamos a la dirección", sonríe Skyba. ¿Con qué? "Tenemos nuestros
métodos". No dice nada más. Entonces, se corta la corriente, la locomotora
se detiene en un pequeño bosque al sureste de Kiev. Los misiles habían
cortado la electricidad en todo el país. En un momento dado, Skyba me dice:
"Vamos a pie". Y avanza, caminando en la nieve.



Todas las centrales eléctricas, excepto los tres reactores nucleares que
quedan en Ucrania, fueron impactadas por los misiles, las subestaciones
eléctricas destruidas. Para no sobrecargar la red, todos los hogares se
quedan sin electricidad a horas fijas, varias horas al día. Los más ricos
invirtieron en generadores y se oye el zumbido de éstos por todas partes. El
centro de la ciudad ofrece así una imagen de relativa normalidad: las
tiendas están iluminadas, las carteleras publicitarias brillan, los bares y
restaurantes están abiertos. Si uno se aleja del centro, las calles se
vuelven más oscuras.



¡Que paguen los oligarcas!



Los ataques con misiles, inicialmente declarados por Moscú como reacción a
la voladura del puente de Crimea, se han convertido en una táctica de guerra
permanente del Kremlin. La destrucción del suministro energético es un acto
de terror contra la población civil y, en tanto que ataque selectivo contra
objetivos civiles, es un crimen de guerra. Pero Rusia no tiene el monopolio
al respecto. Turquía está atacando la red energética de las zonas kurdas del
norte de Siria. Arabia Saudita destruyó infraestructuras civiles en Yemen en
2015. La OTAN utilizó este método en 1999, en la guerra contra Serbia. Un
portavoz de la OTAN explicó en ese entonces que ello demostraba que la OTAN
podía "cortar los sistemas de suministro cuando lo quisiera". La amenaza de
un apagón en Ucrania también es motivo de reflexión para quienes llevan
mucho tiempo acostumbrados a la situación. "No te acostumbras a los
tiroteos", dice Brie, activista de Socialnij Ruch (Movimiento Social). "Los
ataques son siempre estresantes. Pero no te puedes imaginar cómo puede ser
cuando tres millones de personas no tienen agua y están en apartamentos
helados".



Socialnij Ruch es una pequeña organización de izquierda implantada en Kiev.
Fue fundada en 2015 para construir una "nueva izquierda" socialista,
democrática, feminista y ecológica. No es tan sencillo en estos tiempos,
afirma Vitaliy Dudin, presidente de la organización: la ley marcial facilita
a la policía la dispersión de las concentraciones; existe un sentimiento
generalizado de que la sociedad debe mostrarse unida para no comprometer su
defensa. "Pasará mucho tiempo antes de que podamos volver a la vida política
normal con manifestaciones y huelgas". Así, Socialnij Ruch sólo critica los
planes sociopolíticos del gobierno, no la defensa militar, que apoya. La
organización de izquierda apoya las protestas contra el cierre de
instituciones culturales en Kiev, cuyos fondos están siendo recortados, y
las acciones de las enfermeras del oeste de Ucrania, que reclaman salarios
pendientes de pago. El gobierno de Kiev viene deconstruyendo la legislación
laboral en los últimos meses. Los subsidios por desempleo se han reducido a
6.700 jrivnia, unos 180 euros, y la duración de las prestaciones ha sido
limitada a 90 días. El Estado se está quedando sin dinero. Los ingresos se
han desplomado, la ayuda financiera internacional es absorbida por el
elevado gasto de defensa.



"El neoliberalismo belicista del gobierno no ofrece perspectivas", dice
Dudin. "En lugar de ir a buscar el dinero de los oligarcas, reforzar el
sector público y desarrollar nuestra propia industria pública de armamentos,
debilita nuestra sociedad y la hace más dependiente de los países de la
OTAN. No creo que las personas que huyeron al extranjero tengan muchas ganas
de trabajar aquí después de la guerra por salarios bajos. Muchos tratarán de
quedarse en el extranjero".



Los activistas de Socialnij Ruch están convencidos de que existe apoyo en la
sociedad para las ideas de izquierdas. Los ucranianos han hecho la
experiencia de que lo único que funciona bien son los ferrocarriles
públicos, que pusieron a salvo a decenas de miles de personas. No puede
decirse lo mismo de la economía privada. "Ahora mismo estamos viviendo la
crisis más grave en el suministro de energía y electricidad", afirma Vitaly
Dudin. "Sí, Rusia es responsable de esto. Pero la gente se pregunta por qué
estas empresas siguen en manos privadas. ¿Por qué pueden seguir
enriqueciéndose a costa de nosotros?".



En los últimos años, el gobierno ha prohibido muchos partidos de izquierda,
acusándolos de servir de brazo armado de Moscú. Aunque los activistas de
Socialnij Ruch no consideran a muchos de estos partidos como organizaciones
de izquierda: el signo de igualdad izquierda = nostálgico de la Unión
Soviética = pro-ruso es un arma política que puede utilizarse contra
cualquier orientación progresista. El auge de los sentimientos nacionalistas
en Ucrania va acompañado de un rechazo a todo lo que se considera ruso.



A finales de octubre, Oleksij Danilov, secretario del Consejo Nacional de
Defensa de Ucrania, pidió que la lengua rusa fuera prohibida en el ámbito
público. Cuando Socialnij Ruch se opuso a ello, el grupo sufrió un ataque
masivo desde la derecha hasta la izquierda. "Gran parte de nuestra sociedad
civil adopta actualmente una postura muy proucraniana", afirma Sergei
Movtschan. "Muchos, incluso en la izquierda, están de acuerdo con el
destierro de la cultura y la lengua rusas de la vida pública". Sergei
Movtschan es anarquista y participa activamente en Colectivos Solidarios,
una red de apoyo a los combatientes de izquierda del ejército ucraniano.
Anteriormente había documentado las actividades de la extrema derecha y
observa con preocupación el auge del nacionalismo ucraniano. "Hay muchas
personas en Ucrania que hablan ruso y les gustaría seguir haciéndolo.



¿Qué pasará con ellos?"



Sergei Mowtschan cree que el atractivo de los partidos prorrusos proviene
principalmente del hecho de que mucha gente quería que su cultura cotidiana
estuviera protegida. "La mayoría de la gente no votó a esos partidos porque
estuvieran a favor de Putin, sino porque representan esa idea:
'Representamos sus intereses como rusófonos'. La gente quiere proteger su
lengua, su cultura, su comprensión de la historia, pero no quieren soldados
rusos aquí"



La amenaza de la derecha



Sergei Mowtschan está preocupado por el rumbo que está tomando la sociedad
ucraniana en la guerra. Los militantes de izquierda en Occidente se han
preguntado a menudo si no es sobre todo la derecha la que saca provecho de
la guerra. "Por eso nos parece tan importante que la gente de izquierda
también luche en el ejército", afirma Sergei Mowtschan. "Si nosotros, la
izquierda, no formamos parte visible de esta lucha, no tendremos futuro".
Mowtschan espera que tras la guerra se inicie una competición entre las
fuerzas políticas; quien no pueda presentar combatientes no tendrá ninguna
oportunidad.



¿Quién ganará esta competición? "Nadie puede decirlo por el momento.
Personalmente, creo que, si Ucrania gana la guerra o llega a una buena
solución negociada, será considerado un éxito para Zelensky. Aunque luego
pierda rápidamente su protagonismo, al menos ofrecerá la posibilidad de un
desarrollo democrático. Pero si Ucrania pierde, si el resultado de las
negociaciones es malo, entonces el revanchismo aumentará masivamente y, por
supuesto, la extrema derecha encabezará esa oleada. Sé que mucha gente teme
que una victoria ucraniana azuce el nacionalismo. Desde mi punto de vista,
es lo contrario: si Ucrania pierde, aquí habrá una gran movilización de la
derecha en las calles, probablemente se produzca un salto adelante de la
derecha en la política."



Yuri Shelyashenko, portavoz del Movimiento Ucraniano por la Paz, del que se
desconoce la cifra exacta de miembros, ve las cosas de una manera muy
diferente. "Casi nadie quiere participar en la guerra", dice Sheliashenko.
"A la gente no le gusta luchar, matar y morir. Aunque actualmente, según las
encuestas, el 80% está a favor de la guerra, pocos están dispuestos a
alistarse en el ejército. La mayoría desoye las cartas de convocatoria o
encuentra otras razones para no enrolarse en el combate. Se habla poco de
ello. En nuestra cultura militarizada, la objeción de conciencia está
estigmatizada. Yuri Shelyashenko ve a Ucrania como una presa a disputar
entre los "atlantistas" y los representantes de una "Gran Eurasia".



Es algo que no convence a los activistas de Socialnij Ruch. El hecho de que
muchos activistas de izquierdas occidentales se muestren escépticos ante la
lucha contra el imperialismo ruso es motivo de decepción para ellos: "Sin
duda les resultaría más fácil si Estados Unidos nos hubiera invadido",
afirma Vladislav Starodoubtsev, estudiante de historia y también miembro de
Socialnij Ruch. "Pero desgraciadamente no podemos presentarles esa opción".
No es que estemos entusiasmados para ir nosotros mismos a la guerra. Algunos
miembros del grupo se han alistado en el ejército, la mayoría no. El
reclutamiento forzoso no está en el orden del día de Kiev, al menos hasta
ahora. Sin embargo, Brie explica que hay soldados que quieren dejar el
ejército, pero no pueden. Es un problema del que también oye hablar entre
sus allegados. Pero nadie duda aquí de la necesidad de oponerse al ejército
ruso. En Ucrania sigue habiendo libertades políticas, mientras que en Rusia
hay una dictadura. "Para que haya negociaciones de paz serias", dice Vitaly
Dudin, "el ejército ucraniano tendrá que conseguir nuevos logros."



* Jan Ole Arps visitó Kiev a finales de noviembre de 2022 y es redactor de
la revista de debate de izquierdas analyse & kritik, en la que se publicó
por primera vez una versión más extensa de este texto.



(Artículo publicado en el semanario Der Freitag, 13 de enero de 2023,
https://www.freitag.de/autoren/der-freitag/was-macht-die-ukrainische-linke)

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