Venezuela/ 8 días que sacudieron el tablero político. {Luis Bonilla-Molina]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Ene 21 14:06:30 UYT 2023


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Correspondencia de Prensa

21 de enero 2023

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Venezuela



8 días que sacudieron el tablero político venezolano



Luis Bonilla-Molina [1]

Blog, 16-1-2023

https://luisbonillamolina.com/



1. Una semana movida



La semana del 9 al 16 de enero de 2023 ha sido de centralidad del movimiento
social, especialmente del magisterio y los obreros de las empresas básicas
de Guayana, el epicentro del proletariado industrial venezolano. En menor
medida se han incorporado los gremios médicos de Lara y de la salud de
Caracas, asociaciones de jubilados de la administración pública y del sector
judicial, el sector de trabajadores eléctricos, entre otros.



En las 23 capitales y la mayoría de ciudades del país se presenciaron
movilizaciones, en su mayoría masivas, con la característica central de
estar integradas por partidarios y opositores al gobierno de Maduro, dada su
naturaleza reivindicativa. Son las primeras grandes movilizaciones
despolarizadas y masivas del movimiento social desde 1999. El carácter de
auto convocadas ha hecho que las federaciones sindicales del magisterio
estén a la cola del movimiento y solo los líderes de unos pocos sindicatos
combativos de base han podido ser reconocidos como parte del liderazgo
natural. Esto cuestiona seriamente la legitimidad de las dos grandes
centrales sindicales (CBST [2] y CTV) [3], así como a las federaciones
gremiales. Las directivas de las federaciones magisteriales han sido
obligadas por sus bases, a colocar en la mesa de negociaciones sus
planteamientos, mientras hace solo días llamaban a aguantar sin protestar.



Las movilizaciones obligaron a incluir el tema de la protesta social en la
agenda de la reunión ordinaria de la dirección nacional del PSUV del 9 de
enero, tal y como lo informó Fredy Bernal, gobernador del Estado Táchira. El
propio Bernal aseguró en entrevista concedida a la periodista Mary Pili
Hernández, que el gobierno exploraba fórmulas para un aumento salarial
sustentable en el tiempo. A la par, el Gobernador tachirense, expresó su
preocupación por la “ostentación de algunos altos funcionarios”, algo que
habíamos denunciado en nuestro artículo anterior.  Es decir, el partido y el
alto gobierno están al tanto de la situación y los reclamos.



La burocracia sindical, especialmente la vinculada al gobierno, insistió
durante toda la semana, en el argumento que la movilización social era “una
conspiración desde el imperio”, para intentar de manera desesperada
desmovilizar y desinformar. La burocracia sindical, absolutamente desbordada
por las bases magisteriales intento cumplir su rol de instrumento de
contención, sin lograrlo, mostrando un precario sentido de sobrevivencia y
limitada utilidad política para el propio gobierno que dicen defender.



En el caso de Guayana, la lucha fue impulsada por trabajadores de base, pues
las dirigencias sindicales burocráticas han perdido todo reflejo de clase y
ni siquiera acompañaron institucionalmente el movimiento de la clase
trabajadora. La demanda central fueron las condiciones salariales (necesidad
de anclar el salario al dólar), contractuales (cumplimiento de cláusulas de
la convención colectiva) y de seguridad social (hospitalización, medicinas,
cirugía, maternidad). Durante una semana resistieron en el portón 4 de
SIDOR, a pesar que el martes 10 por la noche la Guardia Nacional arremetió
contra la concentración disolviendo temporalmente a los tomistas reunidos en
la puerta de SIDOR. Esa misma mañana la burocracia sindical de la CBST había
llamado a tomar el resto de las empresas de Guayana, para evitar que se
extendiera la situación conflictiva. El miércoles por la noche y jueves
fueron detenidos casi una decena de dirigentes de base (otras fuentes hablan
de 15), algunos de ellos pasados a tribunales. A pesar de ello, la
movilización y concentración masiva de los sidoristas continuó hasta que el
viernes por la noche se hizo presente Ángel Marcano, Gobernador del estado
Bolívar, quien se reunió con una comisión de diez trabajadores y
trabajadoras de base para firmar un acta de acuerdo que contemplaba el cese
de la paralización a cambio de la libertad de los obreros presos y  de los
judicializados, el establecimiento de una comisión gubernamental que estudie
las demandas de la clase trabajadora y la garantía que serán eliminados
todas las imputaciones judiciales, evitando los anuncios de despido.



El sabor que quedó después de la negociación en SIDOR, fue que el cese del
conflicto había sido solo a cambio de promesas, que podían ser incumplidas.
Sin embargo, el conflicto mostró que la clase trabajadora se puede organizar
y convocar a paros por encima de las instancias burocráticas, quedando
pendiente la urgencia de establecer capacidades en negociación colectiva
cuando se sienten con representaciones oficiales. Por donde se le mire, el
conflicto de SIDOR fue una victoria de la clase trabajadora industrial, que
sienta un importante precedente.



Después de cinco días de grandes movilizaciones docentes a lo largo y ancho
del país, el gobierno convocó a una contramarcha denominada “Vamos a marchar
por nuestros maestros y Maestras de la patria”, para el sábado 14 de enero,
un día antes de la celebración en Venezuela del día del Maestro y la
Maestra, la cual concentró a funcionarios gubernamentales y militantes del
partido de gobierno, algo que repitió el lunes 16, en este último caso en
franca oposición al llamado del magisterio a “salir todos a la calle por un
salario justo”. La lógica de las contramarchas oficiales contra el
movimiento social de protesta, sienta un precedente peligroso que
analizaremos más adelante.



El lunes 16 se realizó la más importante movilización del magisterio y la
clase trabajadora, realizada en las últimas tres décadas en Venezuela. A
pesar que el magisterio evalúa la vuelta a clases para construir un nuevo
plan de protestas y exigencias, en solo ocho días ha logrado construir una
narrativa de futuro que aún no termina de leer la clase política y muestra
la urgencia de una nueva forma de entender lo político. La titánica y
valiente movilización de los y las docentes, muestra el despertar de este
sector como actor colectivo de transformación social.



2. La ausencia de Robín Hood y el héroe colectivo



Los ingresos de Venezuela, aún en el contexto de las criminales medidas
coercitivas unilaterales norteamericanas, resultan suficientes para
garantizar un salario diez veces mayor al actual. El problema es el enfoque
monetarista de quienes dirigen el gobierno y una concepción elitista de la
distribución de la riqueza, que no tiene como lugar de enunciación el mundo
del trabajo.  Los maestros han sacado cuentas de cómo podría haberse usado
los cinco mil millones de dólares que inyectó el Banco Central de Venezuela
a la Banca privada, o de los ingresos fiscales del país, y las cuentas
desmienten la versión oficial que señala que no hay dinero para un aumento
sustantivo.



Por eso, el vocero del PSUV [4] (partido de gobierno), el gobernador Bernal
planteó que el presidente de la República estaba estudiando un aumento
salarial sustentable en el tiempo [5], es decir, no sujeto a la contingencia
del precio del dólar, algo que se ha convertido en la mayor exigencia de la
clase trabajadora nacional. A pesar que Bernal informó que el gobierno haría
un anuncio al respecto en los siguientes días, ello no ocurrió.



El jueves 12 de enero, el presidente de la República rindió cuentas anuales
ante el parlamento y la esperanza colectiva era que allí anunciara el
“aumento sustentable”, pero muy por el contrario la alocución se centró en
señalar las dificultades económicas del país, algo que fue interpretado como
negativa a aumentar sueldos y salarios. La decepción colectiva recorrió a
las bases que exigen redefiniciones salariales, sobre todo porque la mayoría
de quienes protestan votaron para la elección de Maduro y muchos de ellos
son militantes del partido de gobierno.



El viernes 13 de enero, la dirigencia sindical vinculada al gobierno anunció
que realizarían la contramarcha para mostrar el apoyo de los trabajadores al
presidente de la República y su gestión, a la par de plantear que
entregarían un petitorio salarial avalado por la CBST.  Eso generó la
esperanza que al final de la concentración el presidente de la República
anunciara el aumento salarial, presentándolo como una conquista de la
burocracia sindical. Circularon informaciones que a las 6 de la tarde el
presidente tendría una alocución centrada en el aumento salarial, algo que
no ocurrió. Al final del día fue la vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien
dio una rueda de prensa señalando que el presidente estaba estudiando los
escenarios salariales.



La celebración del día del Maestro, el domingo 15 de enero, se convirtió en
una disputa de narrativas en las redes sociales, respecto al papel de los
docentes en la actual coyuntura.  Quedó claro que el 16 marcharían los y las
docentes, con la expectativa que fueran concentraciones muy importantes, en
términos cuantitativos y cualitativos, algo que en efecto ocurrió.  Por su
parte la burocracia logró realizar una contra marcha, de menores dimensiones
que la anterior.



3. Contramarchas: ¿El Estado contra movimiento social?



Las contramarchas se popularizaron en Venezuela desde 1999, fundamentalmente
entre partidarios y opositores del proyecto Bolivariano. En las semanas
previas al golpe de Estado de 2002, las “contra marchas” se
institucionalizaron como forma de disputa entre fuerzas políticas. Luego,
desde 2013, se fueron tornando en disputas callejeras entre las dos
fracciones burguesas, hasta que, en el marco de la Constituyente de 2017, la
derecha fue derrotada y su capacidad real de movilización disminuida y
neutralizada.



Cuando se creía que las “contra marchas” eran cosa del pasado, el gobierno y
la burocracia sindical las desempolvan, pero en este caso, convirtiéndolas
en una peligrosa modalidad, pues las movilizaciones de enero de 2023 no son
entre fracciones políticas o burguesas, sino el resultado de exigencias del
movimiento social. En consecuencia, ocurre una inflexión, pues ahora las
“contra marchas” son del Estado versus el movimiento social, que
paradójicamente está integrado en buena medida por electores del actual
gobierno. Este giro parece haber sido inducido por la incapacidad de las
castas burocráticas de generar contención social y por la necesidad de
mostrar que el gobierno cuenta con base social importante, incluso más allá
de los límites de lo que se considera justo para su proyecto político.



Este paso, en terreno fangoso, puede convertirse en un descalabro total para
el gobierno y la pérdida de hegemonía política en amplios sectores de su
base social, lo cual puede tener repercusiones no solo electorales (2024)
sino también de fractura de imaginarios y narrativas que sustentaron su
permanencia en el poder.



De esta crisis el gobierno debería salir pronto con una propuesta
contundente de aumento salarial sostenible y la recomposición de su
liderazgo sindical, abriéndose a algo a lo cual se ha negado, la
democratización de las estructuras sindicales y gremiales que le son afines.
Aún está a tiempo de corregir la plana, si logra construir la voluntad
política para ello.



4. El síndrome de abstinencia verbal de la dirigencia de derechas



Es sintomático de su compromiso de clase, las escuetas declaraciones y
omisiones de la dirigencia de derecha sobre las aspiraciones magisteriales.
Más allá de intentar cabalgar la ola de protestas con llamados genéricos a
aumentos salariales, no han querido adentrarse en montos ni aumentos de
sueldos que sean sustentables.



Esto evidencia el juego de roles que han asumido las oposiciones de derecha,
que carecen de una propuesta sustantiva y viable de justicia salarial. Claro
está, en su caso, el compromiso es con la voracidad empresarial, desoyendo
incluso algunas voces de empresarios que han llamado a un cambio en la
actual situación. Ni siquiera han emulado a FEDECAMARAS, la asociación
empresarial más importante del país, que señaló que el sueldo mínimo debe
estar en los 300 dólares mensuales y no en los 7 dólares actuales.  Señores
de la oposición, su sordera es sintomática de la enfermedad de desconexión
con la realidad de la cual padecen.



5. La agenda de la protesta



Las movilizaciones del 16 de enero, por su carácter descentralizado y auto
convocado, ha establecido agendas regionales y locales, que pueden
establecer algunas diferencias, pero en su mayoría son convergentes.



Por ejemplo los acuerdos en Calabozo, Guárico fueron:



-No recibir alumnos en las aulas



-Enviar clases y trabajos virtuales los días lunes



-Recibir las tareas y hacer evaluaciones los viernes



-Martes. Miércoles y jueves mantenerse en asambleas permanentes



-De no recibir respuestas del ejecutivo a las demandas salariales y
contractuales activar los paros escalonados a partir del 23 de enero



En otros lugares la eliminación del instructivo ONAPRE fue puesto en mayor
relieve. En otros se planteó un modelo móvil de protesta, asamblea y trabajo
en aulas. Es decir, el desarrollo fue desigual y combinado. Estos puntos
pueden ser enriquecidos por las asambleas municipales y estadales.



6. Conclusión



En solo 8 días se ha producido un movimiento telúrico en el piso político
venezolano, que no solo ha sacudido los cimientos de la clase política
gubernamental y de oposición, sino que ha iniciado la construcción, por
abajo, de un nuevo proyecto de país, sobre el cual hablaremos en nuestro
próximo artículo.



Este nuevo proyecto político de país, aún imperceptible para la ceguera
epistemológica de las direcciones políticas, no solo construye imaginarios y
narrativas desde los bordes de lo institucionalizado, sino que ha comenzado
a reconstruir los parámetros de gobernabilidad. Este es un punto de
inflexión con consecuencias políticas de corto mediano y largo plazo,
independientemente que el movimiento telúrico, propio de la protesta social,
sea de onda corta o larga duración. El desafío para las ciencias sociales es
encontrar las pistas que permitan develar cómo a partir de esta inflexión,
el sujeto político que la expresa, se constituye en actor colectivo con
vocación de poder.



Notas



[1] Doctor en Ciencias Pedagógicas, Postdoctorados en Pedagogías Críticas y
Propuestas de Evaluación de la Calidad Educativa. Miembro del Comité
Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).  Socio
de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la educación. Integrante de
la Asociación latinoamericana de Sociología (ALAS) y la Fundación Kairos.
Director de investigaciones del Centro Internacional de Investigaciones
Otras Voces en educación (CII-OVE). Profesor universitario.

[2] Central Bolivariana Socialista de Trabajadores, vinculada al gobierno de
Maduro

[3] Central de Trabajadores de Venezuela, la menguada central asociada a la
oposición al gobierno de Maduro

[4] Partido Socialista Unido de Venezuela

[5] Ver escenarios planteados al final de mi anterior artículo
https://wordpress.com/post/luisbonillamolina.com/2286

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