Francia/ Reforma jubilatoria. Huelgas y manifestaciones. [Christian Mahieux]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Mar 24 16:25:32 UYT 2023


  _____

Correspondencia de Prensa

24 de marzo 2023

https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

germain en montevideo.com.uy <mailto:germain en montevideo.com.uy>

  _____



Francia



Reforma jubilatoria. Huelgas y manifestaciones



Christian Mahieux *

A l’encontre, 22-3-2023

http://alencontre.org/

Traducción de Correspondencia de Prensa



La introducción del artículo anterior, con fecha del 13 de marzo, decía:
"Este texto se inscribe en la continuidad de la contribución del 21 de
febrero Sobre todo lo relativo al contexto, a las reflexiones sobre la
construcción de una relación de fuerza, a las primeras lecciones que hay que
sacar del movimiento actual, conviene remitirse a él, con la idea de no
repetir las mismas cosas con algunas semanas de intervalo”.
.[https://ceriseslacooperative.info/2023/03/13/greves-et-manifestations-en-f
rance-2-2/] Lo mismo decimos hoy: estas reflexiones [1] son una continuación
de las anteriores, una puesta al día, teniendo en cuenta las aportaciones
del movimiento social que se sigue produciendo.



Un movimiento que dura desde hace dos meses



El primer día de huelgas y manifestaciones fue el 19 de enero. Más de dos
meses. Ganar lo más rápidamente posible es, por supuesto, el objetivo de
todos y todas los que entran en confrontación directa con los defensores del
orden capitalista: gobierno, patronal, dirección de empresas, etc. Pero todo
el mundo era también consciente del calendario propio de este proyecto de
ley y del marco en el que se inscribía: su examen en la Asamblea Nacional
[diputados] y en el Senado, las vacaciones escolares y universitarias de
febrero, la necesidad de construir un movimiento amplio para oponerse al
mismo.



El 7 de marzo, en su llamado, la intersindical (CFDT / CGT / FO / CGC / CFTC
/ UNSA / Solidaires /FSU) se fijó el objetivo de "paralizar Francia". En la
tarde de ese día, el mensaje de las mismas organizaciones interprofesionales
nacionales fue muy claro: "[la intersindical] apoya e incita a todos los
sectores profesionales a continuar y a ampliar el movimiento". A diferencia
de lo ocurrido durante movimientos similares en el último cuarto de siglo,
esta vez, la intersindical no fue en absoluto un freno; les guste o no a
algunos comentaristas "radicales" pero no huelguistas, o a algunos
"revolucionarios" cuyo propio sector no se destaca por el número de
huelguistas. Al contrario, su resistencia a largo plazo es un elemento
determinante en el nivel de movilización. Esto se observa, naturalmente, en
las manifestaciones, pero también en las huelgas, como en el caso de la SNCF
[ferrocarriles] donde, desde el 7 de marzo, los ferroviarios renuevan la
huelga, convocados por las cuatro federaciones CGT, UNSA, SUD-Rail
[Solidaires], CFDT. Con las diferencias relativas a la implantación
sindical, ocurre más o menos lo mismo en las otras profesiones, donde hay
huelgas masivas a escala nacional. La unidad es también muy visible en las
diferentes acciones decididas localmente a través de todo el país:
distribución de volantes en las entradas de las empresas o en lugares
públicos, bloqueo de peajes, rotondas o carreteras, apoyo a las ocupaciones
de centros de producción, etc. Existe una relación dialéctica entre el
mantenimiento de la intersindical nacional a lo largo del tiempo y las
consignas planteadas por cada una de las fuerzas sindicales. El efecto sobre
la realidad -y eso es lo que cuenta- se refleja en el alto nivel de la
movilización social.



La movilización social



La movilización es a la vez excepcional e insuficiente. Excepcional por el
número de manifestantes, por su duración, por la revuelta popular reactivada
por la elección gubernamental de "pasar a la fuerza" en la Asamblea
Nacional, y también por el hecho de que las huelgas afectan desde hace dos
meses a numerosas empresas privadas en diversos sectores profesionales.
Insuficiente, porque, como venimos diciendo desde el principio, "las
manifestaciones no bastan"; sin embargo, éste sigue siendo el modo de acción
preferido por muchos. Bloquear la economía, parar los medios de producción,
es decir, ir a la huelga, sigue siendo difícil de generalizar, a largo plazo
por supuesto, pero incluso durante las "jornadas nacionales". Las razones
son bien conocidas. En primer lugar, las insuficiencias sindicales en
términos de organización interprofesional local. Esto se debe al
antisindicalismo militante de la patronal (ausencia de derechos en las
empresas más pequeñas, cuestionamiento de los derechos en las demás,
desviación a través de "instituciones" representativas del personal cada vez
más institucionales y cada vez menos representativas, represión antisindical
en todas partes). Pero también se debe a las opciones de los propios
sindicatos: cuando se quiere cambiar radicalmente la sociedad y se piensa
que la huelga general es la forma de hacerlo, no se puede marginalizar la
dimensión interprofesional del sindicalismo en la actividad cotidiana



Si esta constatación es necesaria para avanzar, también lo es la necesidad
de reiterar el poderoso carácter de este movimiento de masas. Sin volver
sobre las enormes manifestaciones en el conjunto de los territorios, hay que
señalar los bloqueos, las concentraciones, que continúan desde el 7 de
marzo. No remplazan a la huelga, porque tienen un efecto más débil sobre la
economía, sobre la producción y, por lo tanto, sobre los beneficios de los
capitalistas. Pero sí ponen en acción, juntos, a equipos sindicales de CGT,
Solidaires, FSU, incluso FO o CFDT [estas dos últimas, más conciliadoras,
Réd.] de cada ciudad, de los mismos barrios de las grandes ciudades; son
iniciativas sindicales que reúnen a cientos, a veces miles, de
participantes. A corto plazo, esto refuerza la confianza popular en el
movimiento y en las organizaciones sindicales que lo organizan; a largo
plazo, crea una dinámica positiva para el movimiento sindical.



La crisis de su «democracia» burguesa



Resumamos el episodio anterior con una breve cita: "Durante unas semanas, la
'representación nacional' no ha hecho más que... una representación teatral;
lo que no es de extrañar. La oposición intervino para retrasar la adopción
del texto, el gobierno hizo lo propio para acelerar su validación. Cada
grupo fingió sentirse ofendido por los medios utilizados por la otra parte:
multiplicación de enmiendas, por un lado, voto bloqueado por el otro. No es
más que el juego institucional normal, previsto por la Constitución de la V
República francesa; esta república al servicio de la burguesía, construida
sobre la masacre de los Comuneros de 1871." Siguiendo esta lógica, en lugar
de someter su proyecto de ley a la votación de los diputados, y arriesgarse
así a su rechazo, el presidente de la República optó por la aplicación del
artículo 49-3 de la Constitución. Esto significa que el texto en cuestión se
considera adoptado por defecto, a menos que una moción de censura sea votada
en los días siguientes por la mayoría de los diputados. Hay, por supuesto,
una nueva artimaña aritmética y democrática detrás de esta opción: mientras
que la aprobación o el rechazo de una ley está determinada por una mayoría
relativa (las abstenciones y las ausencias hacen que baje el umbral, basta
con tener más votos "a favor" que "en contra"), la moción de censura que
sigue a la aplicación del artículo 49-3 requiere una mayoría absoluta del
número de diputados [presentes en el momento del voto o no. Red.]; en este
caso 287. Eso barre, de hecho, con la necesidad de una mayoría sobre el
texto: incapaz de reunir los votos que habría necesitado para que fuera
aprobado, el gobierno le exigió a la oposición parlamentaria que reuniera
287 votos para rechazarlo mediante una moción de censura. Tal como estaba
previsto, esta mayoría no se consiguió, con 278 votos (superior al número de
votos que el gobierno habría obtenido en ocasión de la votación ordinaria
del 16 de marzo).



Es necesario señalar que desde que existe el artículo 49-3, tanto los
gobiernos llamados de izquierda como los de derecha lo han utilizado
alegremente: antes de esta centésima edición, desde 1962 había habido 56
"49-3 de izquierda" y 33 "49-3 de derecha". Desde 1962, concretamente desde
1981, ningún gobierno integrado por las fuerzas de la izquierda, que tanto
se rasga las vestiduras desde la decisión Macron/Borne del 16 de marzo, no
esbozó siquiera una reforma destinada a suprimir esta modalidad
constitucional. Pero el hecho es que la decisión del presidente de la
República de recurrir a este método contribuyó a reavivar la revuelta en el
país. De hecho, el 49-3 vino a coronar todo el proceso: plazos cortos para
el examen del texto, votación bloqueada de todo el texto en el Senado y,
sobre todo, mentiras descaradas desde la presentación del proyecto. El mejor
ejemplo es el caso de la jubilación mínima de 1.200 euros para todos: las
primeras declaraciones se referían a 2 millones de personas [beneficiarias],
pero de desmentido en desmentido, el ministro de Trabajo llegó a la cifra de
10.000 al año. Otro ejemplo son los regímenes especiales de pensiones, que
son la fuente de tantos males según el gobierno: ¡los regímenes
escandalosamente ventajosos de los que gozan los parlamentarios no se ven
afectados! Hay una exasperación democrática en el país, en primer lugar,
entre los explotados del sistema capitalista. Y esto no es ajeno a lo que
estaba en la base de gran parte del movimiento de los Chalecos amarillos,
con el desprecio mostrado durante la crisis sanitaria del COVID, durante la
cual el gobierno dijo y se desdijo alegremente.



Violencia policial



Desde el 16 de marzo, sobre todo, se vuelve a hablar de contenedores de
basura quemados y de vidrios rotos. Por supuesto, en el periodo actual, no
son éstos signos de radicalidad, si entendemos este término como la
perspectiva de romper más rápidamente con el capitalismo. Pero la rabia es
grande y está muy extendida; ¡tanto peor si arden unos cuantos contenedores
de basura! "Dijimos varias veces que, al no sentirse escuchada, la gente
tendría ganas de radicalizarse. Lo sentíamos venir, incluso entre nuestros
militantes que no son anarquistas"[2]: ¡son palabras del presidente de la
Confederación Francesa de Trabajadores Cristianos (CFTC)!



La utilización que hacen las autoridades de estos escasos hechos para hablar
de "violencia" es inaceptable. ¡La violencia está en el hecho de que quieran
hacer perder a millones de personas dos años de jubilación! También está en
la represión policial, reforzada considerablemente en los últimos días. En
París, la Union Départementale Solidaires había declarado su intención de
organizar una concentración ante la Asamblea Nacional el día de la votación.
El día previo, ¡la prefectura de policía la prohibió! Fue necesario
presentar un recurso ante el Tribunal Administrativo para que la prohibición
fuera levantada. Miles de personas se congregaron allí en cuanto se anunció
el 49-3. Por la noche, ¡la policía detuvo a más de 200 manifestantes! Las
manifestaciones, concentraciones y represión policial volvieron a repetirse
en muchas ciudades en los días siguientes. En un comunicado de prensa del 20
de marzo titulado "La autoridad judicial no está al servicio de la represión
del movimiento social", el Sindicato de la Magistratura resumía muy bien la
situación: "La prohibición de la manifestación en la plaza de la Concordia
de París, el 18 de marzo, se saldó con una multitud de detenciones
policiales, sin ningún elemento que tipificara una infracción. De 292
detenciones, 283 fueron sobreseídas. Esta utilización abusiva de la
detención policial ilustra los desmanes en el mantenimiento del orden
[...]". El ejemplo citado se refiere a París, pero los mismos métodos -
detenciones sin motivo y violencia policial - fueron utilizados en muchas
otras ciudades.



Huelga por procuración, referéndum, Consejo constitucional



En términos de huelga nacional renovable, están la SNCF, las refinerías, el
sector de la energía. Otros sectores participan también, pero no a nivel
nacional (la limpieza, pero no bajo la forma de un movimiento reconducible).
Ante las dificultades de prolongar la huelga, una parte de las fuerzas
sociales trató de encontrar soluciones bajo otras formas. Se trata, en
primer lugar, del retorno de la "huelga por procuración": la insistencia en
los fondos solidarios de huelga en este tipo de periodo forma parte de esta
estrategia. Si bien la constitución de tales herramientas, a largo plazo, es
una necesidad para el movimiento sindical, no tiene sentido pretender pensar
en ello cuando ya se ha iniciado un movimiento que queremos que sea general:
aparte de los jubilados o las personas que están en el paro, ¿quién debería
entonces aportar a los fondos de huelga, sino aquellos que deberían estar en
huelga? La cuestión de la creación de verdaderos fondos solidarios de huelga
es importante. Es una pena caricaturizarlos de esta manera.



La oposición parlamentaria presentó un recurso ante el Consejo
constitucional; es posible que éste declare nulas algunas de sus
disposiciones; ¿pero alguien puede creer que lo invalidará en su totalidad?



¿Y qué decir del referéndum de iniciativa compartida [RIP, por sus siglas en
francés] para oponerse al aumento de la edad legal más allá de los 62 años?
Tiene la ventaja de congelar la ley durante nueve meses; pero se necesitan
4,7 millones de firmas para validar el proceso. Un proceso que conduce a la
convocatoria de un referéndum... a menos que el propio Parlamento examine la
solicitud en un plazo de seis meses. Y vuelta a empezar.

La dimensión internacional



No sorprende que la dimensión internacional de lo que ocurre actualmente en
Francia sea prácticamente ignorada por el movimiento social. Al igual que
ocurre con la actividad interprofesional, es la consecuencia de la
insuficiente importancia que se da al internacionalismo en el sindicalismo,
a escala mundial. Las organizaciones sindicales reciben mensajes de apoyo de
sus homólogas de otros países. Se han organizado algunas presencias
internacionales en manifestaciones, como lo han hecho en varias ocasiones
durante los últimos meses las organizaciones miembros de la Red Sindical
Internacional de Solidaridad y de Luchas [3]. También se han llevado a cabo
acciones transfronterizas. Esto es importante pero aún resulta demasiado
simbólico. En Europa, y más allá, todas las poblaciones han sido objeto de
los ataques capitalistas a las pensiones y jubilaciones; todas se ven
confrontadas además a lo que está detrás de la cólera popular y que también
está en el centro del movimiento actual en Francia: la propagación de la
miseria, la precarización del empleo, la destrucción de los servicios
públicos, la negación de la democracia y el desprecio de clase. Si
observamos solamente los países geográficamente cercanos, hubo, o hay aún,
huelgas importantes en Gran Bretaña, en el Estado español, en Grecia, en
Bélgica, en Alemania, en Portugal; y la lista dista mucho de ser exhaustiva.
Una de las claves de la victoria social es también la acción sindical
internacional.



La lucha continúa. ¿Gracias a quién?



Gracias a los millones de personas que participan en las manifestaciones; si
no hubiera sido por esos días de acción, la crisis política provocada por el
rechazo masivo del proyecto de ley del gobierno no habría alcanzado tal
magnitud. Esto es gracias a los huelguistas. Huelgas difíciles, huelgas
insuficientes, pero huelgas que dejan claro que esta ley no podrá aplicarse
por ahora, que el periodo de inestabilidad política institucional abre
perspectivas, siempre que no nos encerremos en dichas instituciones. Próxima
etapa, el jueves 23 de marzo: millones en las calles, una oportunidad para
lanzar una huelga allí donde todavía no había podido hacerse. Es necesario:
"Los ferroviarios llevamos una semana de huelga renovable. Lo mismo sucede
en otros sectores. [...] La mejor manera de apoyar a los que están en huelga
consiste en organizarla huelga allí donde ustedes trabajan. La mejor manera
de ganar rápidamente es luchar juntos." Este llamamiento de los trabajadores
ferroviarios [4] es del 10 de marzo.

El movimiento que empezó el 19 de enero es muy importante. Decenas de miles
de personas han descubierto o redescubierto la utilidad, la necesidad, de
organizarse dentro de su clase social, contra los capitalistas y sus
representantes. Es un primer logro político que engendrará otros.



* Christian Mahieux, ferroviario jubilado, sindicalista SUD-Rail [Union
syndicale Solidaires], miembro activo de la Red Sindical Internacional de
Solidaridad y de Luchas, miembro de los colectivos de redacción de Cerises
la coopérative, La Révolution prolétarienne, Les utopiques, coopera también
con éditions Syllepse.



Notas



1] Come los dos textos anteriores, éste es el resultado de intercambios con
militantes de Solidaires y de la CGT, plenamente comprometidos con el
movimiento actual. Gracias a ellas y a ellos.

2] Le Monde 20-3- 2023.

3] www.laboursolidarity.org <http://www.laboursolidarity.org>

4] Llamado de la federación de sindicatos de SUD-Rail.*



Artículos relacionados:



-Francia - ¿Qué hacer entre dos jornadas de movilización? ¿Paralizar
Francia? Lo social se hace política” [Christian Mahieux]
https://correspondenciadeprensa.com/?p=33049

- Francia – Reforma jubilatoria de Macron. Un proyecto rechazado
masivamente. [Léon Crémieux]  https://correspondenciadeprensa.com/?p=32107

  _____







--
Este correo electrónico ha sido analizado en busca de virus por el software antivirus de Avast.
www.avast.com

------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20230324/45b000a8/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa