Capitalismo global/ Viajes desesperados. ¡Sistema enfermo! [Against The Current]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mayo 14 14:29:17 UYT 2023


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Correspondencia de Prensa

14 de mayo 2023

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Capitalismo global



Viajes desesperados. ¡Sistema enfermo!



Against The Current, editorial, mayo-junio 2023

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Traducción de Correspondencia de Prensa

Las catástrofes convergentes del capitalismo global se abaten sobre
numerosas comunidades, pueblos y naciones, pero en ningún lugar con más
fuerza que sobre las poblaciones desplazadas, los refugiados y los
demandantes de asilo. Se calcula que ya hay 100 millones de personas en todo
el mundo que han debido huir de sus países de origen o se han convertido en
desplazados internos debido a la guerra, la represión política o la
violencia étnica; por la destrucción medioambiental o la crisis económica; o
en muchos casos, por una combinación letal de todas estas plagas modernas.



He aquí, sólo tomando en cuenta incidentes muy recientes, algunas de las
horribles historias que han sido mencionadas en los titulares:



Cuarenta y nueve demandantes de asilo de varios países latinoamericanos y
asiáticos, detenidos en Ciudad Juárez, México, a causa del cierre de la
frontera estadounidense, murieron quemados porque los guardias los dejaron
encerrados en sus celdas, aparentemente por orden del gobierno del
presidente "progresista" Andrés Manuel López Obrador.



Dos familias con hijos pequeños, al parecer procedentes de India y de
Rumania, se ahogaron cuando su embarcación se hundió en el río San Lorenzo
cuando intentaban una peligrosa y mortal travesía de Canadá a Estados
Unidos. La familia rumana quería llegar a Nueva York para reunirse con sus
parientes y evitar una deportación inminente. Esto se produjo después de que
unos refugiados murieran congelados cuando intentaban cruzar a EE.UU. en un
terreno baldío de la frontera de Manitoba - OTRA VEZ, con la esperanza de
encontrarse con unos parientes que vivían en EE.UU.



Mientras tanto, el presidente estadounidense Biden y el primer ministro
canadiense Justin Trudeau sellaron su cumbre de amistad con el cierre de un
"paso no oficial" hacia Quebec en un lugar llamado Roxham Road, utilizado
por cientos de demandantes de asilo cuyos casos tienen pocas o ninguna
posibilidad de éxito en el pesadillesco sistema de inmigración
estadounidense.



La administración Biden retomó la incalificable práctica de deportar a los
haitianos de vuelta a un país en ruinas, prácticamente destruido como
resultado de más de un siglo de explotación e intervenciones imperialistas.
La notoria insistencia estadounidense en deshacerse del popular presidente
haitiano Jean-Bertrand Aristide (¡no una sino dos veces!) fue lo que
contribuyó directamente al caos de los últimos 20 años.



Ni siquiera conocemos cuántos son los que han muerto en el desierto del
Tapón del Darién, entre Colombia y Panamá, en su viaje hacia el norte. Sólo
en los tres primeros meses de 2023, la asombrosa cifra de 87.000 migrantes
desafió la travesía del Tapón del Darién. (AP New, 12-4-2023)



En los últimos años, el desierto mexicano-estadounidense de Sonora se ha
vuelto cada vez más peligroso. Según Latino USA
(https://www.latinousa.org/2022/12/02/deathbypolicy/): "En las dos últimas
décadas, se han recuperado en esta región más de 4.000 restos de personas
que se cree que murieron al intentar cruzar la frontera. Y muchas más
personas han desaparecido. El año pasado se registraron 225 muertes en este
tramo del sur de Arizona. Se desconoce la cifra real de muertos, pero los
expertos dicen que es probable que sea mucho mayor de la que se ha
informado."



Detrás del recuento de muertes, es importante tratar de comprender la
extrema miseria cotidiana que hace de estas increíbles caminatas, y de los
enormes riesgos, un cálculo racional. Es una ventana que permite ver no sólo
el cinismo de las políticas gubernamentales, sino el colapso sistémico que
las origina.



Estadísticas brutas



Durante la última década, informa el Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Refugiados, la crisis mundial de refugiados se ha más que
duplicado. En 2022, el ACNUR anunció que la cifra de desplazados en el mundo
había superado la barrera de los 100 millones, lo que significa que más del
1,2% de la población mundial se ha visto obligada a abandonar sus hogares.
Esto incluye a unos 70 millones de desplazados internos, una dimensión de la
catástrofe que a menudo no se toma en cuenta.



El más mortífero de todos los viajes desesperados de los refugiados son las
travesías por el Mediterráneo desde el norte de África hacia Europa
(https://www.hrw.org/news/2022/09/13/endless-tragedies-mediterranean-sea),
donde se estima que han muerto 25.000 personas durante la última década,
según Human Rights Watch. ¿Cuál es la respuesta? El gobierno de Italia
criminaliza a los barcos de rescate que sacan a los sobrevivientes del agua
o de las balsas que se hunden.



Los Estados europeos subvencionan a los gobiernos de Marruecos y Libia para
que acepten a los refugiados obligados a regresar. Los que llegan a las
costas europeas son a menudo internados indefinidamente en islas o campos de
detención. La política de Australia hacia los refugiados es igualmente
brutal.



Aun con la crueldad de las políticas gubernamentales de inmigración en los
países más ricos, las políticas racistas y las reacciones de la derecha
siguen en aumento como respuesta a la afluencia de poblaciones de
refugiados. Incluso cuando los refugiados son blancos y europeos, como en el
caso de millones de ucranianos que huyeron a principios de la invasión rusa,
las cálidas bienvenidas iniciales se van desvaneciendo en los países vecinos
de Europa del Este -por no hablar de los abusos racistas de los que son
objeto en toda Europa los refugiados de Medio Oriente y África por ser
personas menos "deseables".



Como en Estados Unidos, los partidos conservadores y de extrema derecha
explotan el miedo a los inmigrantes para promover sus programas racistas.
Esto contribuyó significativamente al movimiento Brexit, al crecimiento del
partido "Rassemblement National" de Le Pen en Francia y de Alternativ fur
Deutschland en Alemania, al ascenso de la autodenominada "democracia
iliberal" de Viktor Orban (nacionalismo cristiano supremacista blanco) en
Hungría, a que el gobierno polaco aclame a los refugiados ucranianos por ser
"gente como nosotros" mientras que los de África son claramente mal
recibidos, a las prohibiciones en Suiza de construir minaretes en las
mezquitas, y a otras expresiones de xenofobia.



Pero Europa o Estados Unidos no tienen el monopolio de los prejuicios
reaccionarios. En el caso de Túnez, The Legal Agenda
(https://english.legal-agenda.com/the-racist-campaign-in-tunisia-strategies-
of-sowing-confusion-and-panic) señala el crecimiento de una teoría de la
conspiración del "gran reemplazo", dirigida contra lo que el presidente
tunecino llama "hordas de inmigrantes irregulares" procedentes del África
subsahariana, que cometen supuestos delitos y "prácticas inaceptables".



No sólo los extranjeros negros, sino también los tunecinos negros (10 a 15%
de la población) han sido sometidos a actos de "violencia, detenciones
arbitrarias basadas en el color de la piel, humillaciones, vandalismo,
despidos en el lugar de trabajo, desalojos e incitación a la violencia... en
un clima que recuerda la paranoia colonial del hombre blanco respecto a los
negros".



La crisis es internacional, y sistémica, y sólo mejora marginalmente en
aquellos países que tienen políticas relativamente liberales, o menos
descaradamente crueles y sádicas. Para comprender las profundas raíces de un
dilema global, resulta útil observar un conjunto de circunstancias: las más
cercanas en el hemisferio occidental.



Un estudio de caso en Norteamérica



Pongamos por ejemplo un pueblo agrícola del centro de México, donde los
jóvenes y los no tan jóvenes piensan en su futuro. ¿Sueñan con llegar a
EE.UU. y encontrar trabajo, digamos, en una planta empaquetadora de carne,
porque han oído decir que los inviernos del medio oeste son en realidad
mejores?



Probablemente no. Lo más probable es que el pueblo ya se esté vaciando
porque su agricultura autóctona ha sido masacrada por las exportaciones
agroindustriales estadounidenses fuertemente subvencionadas, facilitadas por
los acuerdos de "libre comercio" norteamericanos desde la década de 1990.



El impacto en la agricultura mexicana no es accidental ni involuntario. Fue
planeado, bajo la doctrina del libre mercado de las "ventajas comparativas",
según la cual la agricultura en México se orientaría hacia productos
especializados para el mercado estadounidense, y su mano de obra se
trasladaría en gran medida a las maquiladoras para obtener la producción que
se realizaba en los cinturones industriales de Estados Unidos, provocando
una reducción de los salarios y de los derechos laborales en todo el país.



Ese proyecto no funcionó en realidad, ya que el capital estadounidense
utilizó con toda lógica el "libre comercio" mundial para encontrar sitios
con salarios aún más bajos en el Sur Global.



Pero los desastres perpetrados por las políticas imperialistas van más allá
de los estragos del mercado. A través de las guerras contrarrevolucionarias
genocidas emprendidas por los regímenes aliados de Estados Unidos en
Centroamérica, las sociedades de Guatemala, El Salvador y Honduras fueron
desgarradas, con un mayor impacto en las comunidades indígenas y campesinas.



Mientras cientos de miles huían de los escuadrones de la muerte militares,
la "guerra contra las drogas" estadounidense, verdaderamente demencial desde
los años ochenta, provocó una devastación aún peor. El resultado totalmente
predecible es que la producción de drogas -cada vez más potentes y mortales,
precisamente porque no están reguladas- y la circulación y el contrabando en
el mercado estadounidense a escala industrial están en manos de grupos
criminales.



Las guerras entre estos grupos, el reclutamiento forzoso de jóvenes, las
medidas policiales violentas y arbitrarias, el hacinamiento en las cárceles,
los motines y los asesinatos, han hecho que algunas zonas de México, El
Salvador y otros países sean tan mortíferas que la huida se convierte en la
estrategia más sensata. Es en gran parte la razón por la que los padres
envían a sus hijos al norte, no acompañados -una opción que puede parecer
incomprensible.



El "golpe cuádruple" se completa con los estragos del cambio climático, que
destruye, por ejemplo, la producción de café en algunas partes de América
Central y contribuye a que los huracanes, las inundaciones y las sequías
sean cada vez más letales. Todos estos factores de la economía del "libre
comercio", la represión patrocinada por Estados Unidos, la política de
guerra contra las drogas y las catástrofes naturales interactúan para
producir una crisis irresoluble de desplazamiento de la población en el
continente.



Podemos señalar la crueldad y el oportunismo, de las políticas de
inmigración de todas las administraciones estadounidenses -"quédense en
México", Title 42, separación de familias, detenciones masivas y todo el
resto- más abiertamente racistas y sádicas bajo Donald Trump, algo menos y
mejor disimuladas bajo Biden o el "deportador en jefe" Obama. Se trata de
diferencias significativas pero secundarias. Bajo Biden, muchos niños que
fueron arrebatados a sus familias bajo Trump siguen separados o
desaparecidos.



Las agresiones diarias a inmigrantes y demandantes de asilo en la frontera
estadounidense, y el terror que sufren los indocumentados y sus familias que
viven en las ciudades estadounidenses, bajo el temor constante a ser
deportados, son crímenes contra la humanidad. Las atrocidades de la policía,
sin embargo, son en realidad síntomas de un sistema mundial disfuncional y
destructivo. Es desesperadamente necesaria una reforma humanitaria e
integral de la inmigración, pero hasta eso está muy lejos de ser una
solución de fondo.



Desorden global destructivo



Esta sinopsis de lo que ocurre en el continente norteamericano abre una
ventana sobre las crisis más amplias de desplazamiento en todo el mundo. A
veces olvidamos, lamentablemente, que existen catástrofes de guerras y
económicas a una escala igual a los horrores a los que tiene que hacer
frente Ucrania.



Tales calamidades en Medio Oriente y África del Norte han provocado que
cientos de miles de personas traten de llegar a un refugio seguro en Europa,
ya sea desde Siria a Turquía a las islas griegas, desde la costa libia hacia
Italia, desde Marruecos hacia España. Los países de los que huyen las
personas se extienden desde Afganistán y Birmania hasta Somalía, desde Sudán
del Sur y Etiopía hasta Malí.



En tan sólo un año, la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación
de Asuntos Humanitarios (OCHA) dio el siguiente informe: " Alrededor de 40,5
millones de personas se convirtieron en desplazados internos debido a
conflictos y catástrofes en todo el mundo a lo largo de 2020. De estas
personas, 30,7 millones fueron desplazadas por la violencia y los
conflictos, y 9,8 millones por catástrofes naturales." Son datos de dos años
antes de que Rusia invadiera Ucrania, lo que desencadenó una nueva sacudida
en el abastecimiento mundial de alimentos y fertilizantes.



Mientras persista un sistema mundial que empuja a decenas de millones de
personas a embarcarse en viajes desesperados
(https://www.iom.int/news/missing-migrants-caribbean-reached-record-high-202
2) con todos los riesgos mortales que esto conlleva, los movimientos
progresistas deben exigir el derecho de las personas a circular a través de
las fronteras para salvar sus vidas. La exigencia inmediata debe ser:
¡Déjenlas entrar!



Pero un mundo sin fronteras, sin políticas de inmigración crueles y sin
manipulación cínica por parte de políticos racistas de todo pelaje
(incluidos los centristas y liberales), sólo será posible en un sistema
transformado radicalmente. Las tibias declaraciones de la vicepresidenta
estadounidense Kamala Harris sobre los programas para ayudar a la gente a
que se quede en sus países de origen carecen de sentido en las condiciones
actuales, ¡sobre todo cuando los programas consisten principalmente en que
corporaciones como Pepsi-Cola se establezcan en el Sur Global!



El primer paso hacia la transformación necesaria debe incluir reparaciones y
la cancelación de la deuda provocada por la destrucción debida al
imperialismo y al colonialismo. Ningún ejemplo puede ser más flagrante en
estos momentos que el de Haití, donde la administración estadounidense trata
de empujar a Canadá a liderar la intervención militar que ha sido tan
desastrosa para el pueblo haitiano en cada una de las ocasiones anteriores.

Si Ucrania exige, con razón, reparaciones por la colosal destrucción de la
invasión criminal de Putin, ¿a cuánto ascienden las deudas de las potencias
imperialistas occidentales por los daños infligidos a los continentes
africano, asiático y americano?



No hablamos sólo de obligaciones morales, sino de iniciar una
reestructuración sostenible y ecosocialista de la economía tanto en el Sur
Global como en las sociedades ricas, pero brutalmente desiguales, del Norte
capitalista. Mientras esto no sea una realidad, las crisis de desplazamiento
y la huida de los refugiados -que en sí mismas son un síntoma de la amenaza
del capitalismo a la supervivencia de la civilización y de la humanidad-
seguirán creciendo.

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