América Latina/ La higiene menstrual está vedada a las mujeres más pobres. [Humberto Márquez]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Mayo 30 23:11:39 UYT 2023


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Correspondencia de Prensa

30 de mayo 2023

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América Latina



La higiene menstrual está vedada a las más pobres



Este artículo es parte de la cobertura de IPS sobre el Día de la Higiene
Menstrual, el 28 de mayo.



Humberto Márquez, desde Caracas

Inter Press Service, 26-5-2023

https://ipsnoticias.net/



La higiene menstrual es un bien huidizo para millones de mujeres, niñas y
jóvenes en América Latina, que sufren porque sus condiciones de vida en la
pobreza bloquean el acceso a recursos y servicios que puedan hacer de la
menstruación una experiencia tranquila.



“Cuando llega el período falto al clases tres o cuatro días. En casa no
tenemos plata para comprar las toallas sanitarias que necesitamos mi hermana
y yo. Nos colocamos telas para recoger la sangre, aunque a mí me produce una
erupción que es molesta”, cuenta Omaira *, de 15 años, estudiante de
secundaria.



Vive en la humilde barriada Brisas del Sur, en Ciudad Guayana, a 500
kilómetros al sureste de Caracas, desde donde habla con IPS por teléfono:
“Tampoco compramos pastillas para calmar el dolor, y mi período es
irregular, no aparece todos los meses, pero aquí no hay servicios médicos
para ir a tratarse eso”.



En Venezuela “una de cada cuatro mujeres no cuenta con productos de higiene
menstrual e improvisan alternativas antihigiénicas, como ropa vieja, paños,
cartones o papel higiénico para elaborarse compresas que funcionan como
toallas sanitarias”, dice a IPS la activista Natasha Saturno, de la oenegé
Acción Solidaria.



“La pobreza genera que adolescentes y mujeres falten a días de colegio o de
trabajo por no contar con los insumos para atender su menstruación. Se
convierte en un círculo vicioso, porque se afecta su rendimiento académico o
laboral, dificultando sus posibilidades de desarrollar su máximo potencial y
acceso a mejores ingresos”: Natasha Saturno.



“El gran problema con estos insumos es que pueden provocar, en el mejor de
los casos, incomodidad y vergüenza, y, en el peor, infecciones que
comprometen su salud”, expone Saturno, directora de exigibilidad de derechos
en la oenegé que conduce programas de asistencia, encuestas y documentación
en el tema salud.



Problema universal, enfoque integral



¿Un problema local, focalizado? En absoluto: “En un día cualquiera, más de
300 millones de mujeres en todo el mundo están menstruando, y se estima que
un total de 500 millones carecen de acceso a productos menstruales e
instalaciones adecuadas para la gestión de la higiene menstrual”, reporta un
estudio del Banco Mundial.



“Hoy más que nunca necesitamos visibilizar la situación de mujeres y niñas
que no cuentan con el acceso y la educación a una higiene menstrual. La
comunicación hace la diferencia”, ha resaltado Hugo González, representante
en Perú del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).



El Unfpa considera que hay un amplio acuerdo sobre lo que las personas
necesitan para una buena salud menstrual, y sostiene que los enfoques
integrales que combinan la educación con la infraestructura y con los
productos y esfuerzos para combatir el estigma son los más exitosos para
lograr una buena salud menstrual.



Los elementos esenciales son: suministros seguros, aceptables y confiables
para manejar la menstruación; privacidad para cambiar los materiales;
instalaciones para lavar de forma segura y privada; e información para tomar
decisiones adecuadas.



Sobre esa base, el Fondo estableció como tema de este año para del
internacional Día de la Higiene Menstrual, que se celebra cada 28 de mayo,
“Hacer de la menstruación un hecho normal de la vida para el año 2030”, el
año de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
establecidos por la comunidad internacional en las Naciones Unidas.



El impuesto rosa



Nueve de 31 países de la región consideran como productos de primera
necesidad los de higiene menstrual, lo que permite que estén exentos de
impuesto al valor agregado o tengan un IVA reducido, según el estudio
“Impuestos Sexistas en América Latina”, de la alemana Fundación Friedrich
Ebert.



Tras la campaña “Menstruación libre de impuestos”, Colombia se convirtió en
2018 en el primer país americano que eliminó el IVA de 16 % a los productos
de higiene menstrual. Su vecina Venezuela mantiene en vigor esa tasa, y es
aún más elevada (entre 18 y 22 %) en Argentina, Chile, República Dominicana
y Uruguay.



A Colombia se sumaron Ecuador, Guyana, Jamaica, México -en cuyas calles se
hizo campaña contra ese IVA-, Suriname y Trinidad y Tobago. Otros países han
aplicado reducciones, como es el caso de Costa Rica, Panamá, Paraguay y
Perú, mientras que en Brasil el IVA difiere entre estados y promedia 7 %.



Ese “impuesto rosa” incide obviamente en el precio de productos de higiene
menstrual como toallas desechables, reciclables y copas, lo que se torna
especialmente gravoso en países de elevada inflación y moneda depreciada,
como Argentina y Venezuela.



Diez toallas sanitarias desechables, promediando los precios de las marcas
más económicas, pueden costar menos de un dólar en México, 1,50 en Argentina
o Brasil, 1,60 en Colombia, Perú o Venezuela, y casi dos dólares en Costa
Rica.



“Es un problema importante”, destaca Saturno, “en un país como Venezuela, en
el que la mayoría de la población vive en la pobreza y el salario mínimo
–aunque ampliado con algunos bonos- todavía se mantiene en cinco dólares
mensuales”.



Entorno hostil, educación magra



“Si no puedes comprar toallas sanitarias con frecuencia, ese es el problema
más pequeño. Lo peor es la pena (vergüenza) si al ir al trabajo la tela o el
paño falla en tapar la sangre sobre la ropa o si agarras una infección”,
dice a IPS Nancy *, quien a sus 45 años ha sido trabajadora informal en
numerosas puestos y oficios en Caracas.



Madre de cuatro jóvenes, vive en Gramoven, humilde barriada del noroeste
capitalino. Sus dos hijas, solteras de 18 y 22 años, han pasado por
angustias como las de Nancy camino del colegio, en el vecindario, en el
autobús y en el Metro.



“Es que el período no se ve como algo natural, los muchachos y hombres
adultos lo ven como algo sucio, en los trabajos a veces no comprenden que si
hay dolor uno debería quedarse en la casa, y cuando uno trabaja por su
cuenta tiene que salir como sea, porque si no sales no ingresa plata”,
comentó.



Saturno destaca que “la pobreza genera que adolescentes y mujeres falten a
días de colegio (educación media)  o de trabajo por no contar con los
insumos para atender su menstruación”.



“Se convierte en un círculo vicioso, porque se afecta su rendimiento
académico o laboral, dificultando sus posibilidades de desarrollar su máximo
potencial y acceso a mejores ingresos”, añadió.



Pero el problema “va mucho más allá de los insumos, no se agota en la
obtención de productos, y comprende educación y condiciones dignas de
trabajo para las mujeres”, dijo a IPS desde la ciudad colombiana de
Medellín, la psicóloga Carolina Ramírez, quien dirige en esa ciudad la
oenegé educativa Princesas Menstruantes.



Por ello “nosotras no empleamos el término ‘pobreza menstrual’ y hablamos de
dignidad menstrual, reivindicando la necesidad de que la sociedad, las
escuelas, los centros de labor y los Estados promuevan la educación en torno
a la menstruación y se desmonte el analfabetismo en esa materia”, expuso
Ramírez.



Como ejemplo mencionó el rechazo persistente al uso de tampones y copas “por
los viejos pruritos de que la vulva no se toca, la vagina no se mira”, amén
de que muchas áreas y colectividades en países latinoamericanos no solo
carecen de espacios o útiles para esterilizar productos sino que a menudo no
disponen de agua limpia.



Una preocupación que plantearon tanto Saturno como Ramírez es la de la gran
vulnerabilidad en que están, en materia de salud menstrual y general, así
como de seguridad, las mujeres migrantes en la región, que en los últimos 10
años ha recibido el aluvión de seis millones de personas desde Venezuela.



Otro tema preocupante es el de las mujeres en la mayoría de las cárceles de
América Latina, pues están imposibilitadas de procurarse una higiene
menstrual adecuada, al no acceder ni a productos desechables ni a
posibilidades de esterilizar otros insumos.



En toda la región “se requieren mayores esfuerzos para derribar los tabú que
se revierten en vulneración de derechos fundamentales a la salud, la
educación, el trabajo y el libre tránsito, y para que la menstruación pueda
ser una tranquila experiencia humana”, concluyó Ramírez.

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