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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#800000 size=4>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></EM></STRONG></DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - Nº 9253 - Enero 16 - 2006 -
Redacción: </FONT></FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=4>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
<DIV align=center>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Rosa
Luxemburgo</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>A 87 años del asesinato de la gran
revolucionaria polaca<BR></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Bárbara Funes
*</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><A
href="http://www.pts.org.ar"><STRONG>www.pts.org.ar</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><BR><STRONG><EM>"El socialismo dejó de ser un esquema,
una bonita ilusión o un experimento realizado en cada país por grupos de obreros
aislados, cada uno librado a su propia suerte. Programa político de acción común
para todo el proletariado internacional, el socialismo se vuelve una necesidad
histórica resultado del accionar de las propias leyes del desarrollo
capitalista." [1]<BR><BR></EM>Rosa Luxemburgo<BR></STRONG><BR><BR>Corría el año
1871. Días antes de que los obreros franceses proclamaran la Comuna de París[2],
el 5 de marzo, nació Rosa Luxemburgo en el seno de una familia judía en Polonia,
una mujer cuya vida estuvo signada por la revolución. En esa época Alemania y
Rusia se disputaban el territorio polaco. En 1874, su familia se trasladó a
Varsovia. Para rusificar el país, el zarismo prohibió hablar polaco. El uso
clandestino de esa lengua se convirtió en la forma de protesta de los
estudiantes; las escuelas eran núcleos de agitación contra el absolutismo. Ya al
terminar sus estudios, a Rosa se le negó la medalla de oro, a causa de su
actividad clandestina. A los dieciséis años, Rosa militaba en el Partido
Revolucionario Socialista Proletariat, influido por el marxismo. Bajo el terror
zarista, en 1889, se creó la Federación de Trabajadores Polacos, en la que
también participó. Una huelga convocada en la ciudad de Lodz concluyó con la
masacre de cuarenta y seis obreros, asesinados por la guardia zarista. La
persecución política obligó a Rosa a exiliarse en Zurich, donde ingresó en la
universidad. Rosa y León Jogiches[3] con Proletariat, la Federación de
Trabajadores Polacos y dos grupos escindidos del Partido Socialista Polaco (PPS)
fundaron el nuevo partido socialista polaco, que en 1893 comenzó a editar en
París el periódico Sprawa Robotnizca (La Causa Obrera). Rosa tenía tan sólo
veintidós años. Cuando el partido pidió su adhesión a la IIº Internacional [4],
ella redactó el informe, revelando su gran capacidad dirigente. De esa época es
su planteo de que la autodeterminación de los pueblos era una herencia de la
revolución burguesa, no una tarea socialista, diferenciándose de Lenin, que
sostenía el derecho a la autodeterminación de las naciones
oprimidas.[5]<BR></DIV>
<DIV align=justify>En 1896, en Silesia, Rosa fue la voz del SPD para la
agitación política entre los mineros polacos y, entonces, demostró la capacidad
de transmitir y llegar a las masas obreras con un mensaje revolucionario. Los
trabajadores le llevaban flores y le rogaban que los ayudara en sus luchas. En
1903 fue juzgada y condenada por insultar al Kaiser.<BR><BR><STRONG>1898:
Reforma o Revolución<BR></STRONG><BR>En 1898, Rosa escribe Reforma o Revolución,
un folleto polémico contra las posiciones reformistas de Eduard Bernstein[6],
uno de los dirigentes del SPD. Esta fue su entrada en escena en el partido.
Bernstein planteaba que se podían obtener mejoras para el nivel de vida de las
masas trabajadoras, sin necesidad de hacer la revolución. Para Rosa, integrante
del ala izquierda de la IIº Internacional, la lucha por las reformas era un
medio para conseguir un fin: la conquista del poder político por parte de la
clase obrera. Para Bernstein, por el contrario, "El objetivo final sea cual
fuere, es nada; el movimiento es todo"[7]. Para él, en ese momento en Europa
occidental, no se podía hablar de reacción: la situación de los obreros estaba
mejorando. Las consecuencias de su caracterización son contundentes. Bernstein
constituyó el brazo teórico de las tendencias oportunistas dentro del SPD, que
años después llevaría a la traición histórica de votar los créditos de guerra,
avalando la masacre imperialista.[8]</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las ideas de Rosa se difundieron a partir de este
trabajo, abriendo una discusión teórica profunda en el seno del SPD y de la IIº
Internacional, incluso llegaron a aprobarse resoluciones de repudio a Bernstein
que fueron votadas por él mismo; pero tan formalmente que Bernstein y sus
aliados permanecieron dentro del SPD. La unidad de las distintas alas dentro del
partido obrero mejor organizado, mantenida hasta la revolución de 1918, tuvo un
costo político enorme: el proletariado alemán se vio privado de una dirección
revolucionaria decidida, a la que no le temblara el pulso a la hora en que la
clase obrera estuviera en condiciones de tomar el poder.[9]<BR><BR><STRONG>Entre
las guerras y las revoluciones</STRONG><BR><BR>La revolución rusa de 1905 tuvo
también sus brotes en la Polonia oprimida por la Rusia imperial.[10] Comenzó con
la huelga general en repudio a la masacre del Domingo Sangriento. A partir de
entonces se sucedieron las huelgas obreras en Varsovia, Lodz y Sosnovitz por la
reducción de la jornada laboral y por aumento de salario en la industria
metalúrgica, la construcción, telefónicos, hilanderías, imprentas, obreros del
calzado, entre muchos otros. Entre una y otra huelga, entre la cárcel y el
lock-out patronal o estatal, los trabajadores organizaron los primeros
sindicatos en la clandestinidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En la IIº Internacional sólo Rosa se interesaba por las
cuestiones rusas y por la escisión en el partido ruso que estaba afiliado a la
Internacional, el POSDR[11] y, una vez estallada la revolución, escribe
numerosos artículos y pronuncia conferencias ante los obreros alemanes, mientras
la burocracia del SPD miraba con mejores ojos a los kadetes[12] y los
eseristas[13]. Esto le costó una condena por incitación a la violencia y una
temporada en prisión. Al salir, en diciembre de 1905, se traslada
clandestinamente a Varsovia, todavía en guerra, a pesar de los consejos de sus
camaradas de no hacerlo porque opinaban que era peligroso para una mujer. Al
llegar desplegó una febril actividad, a pesar de su frágil estado de salud:
desde la redacción de folletos, artículos y proclamas hasta empuñar el revólver
para obligar a los impresores a editar los materiales de su partido; desde
la participación en huelgas y manifestaciones hasta pronunciar discursos a las
puertas de las fábricas, diciendo que era necesario un
levantamiento<BR>general.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mientras tanto, el zarismo ruso, derrotado por Japón en
la guerra, y ante la acción revolucionaria de las masas, se vio obligado a
reconocer algunos derechos políticos básicos y tuvo que convocar a elecciones.
En la división que se provocó dentro del partido ruso entre mencheviques y
bolcheviques, Rosa Luxemburgo se mantuvo equidistante. Su concepción de la
"organización como proceso" se enfrentaba a la tesis leninista de la necesidad
de un partido dirigente, organizado conforme a los principios del centralismo
democrático.[14] No eran ésos los fundamentos de la socialdemocracia alemana,
sólo preocupada por los recuentos electorales. Contra el conservadurismo
político de esa organización, Rosa puso el acento en el papel de las masas
obreras en acción, en los pasos que eran capaces de dar sin dirección
consciente. Estaba profundamente impresionada por la capacidad revolucionaria de
la clase obrera en la acción. Creía que las masas tenían que desbordar y barrer
a los dirigentes conservadores y crear organizaciones revolucionarias nuevas. Su
postura partía de una errónea interpretación del concepto de autoemancipación
del proletariado formulado por Marx: "La emancipación de los trabajadores será
obra de los trabajadores mismos". Este gran revolucionario demostró, mediante un
análisis económico y social científico, que en el sistema capitalista la única
clase social capaz de revolucionar la sociedad es la clase obrera. Pero también
llegó a formular que para cumplir ese rol histórico, la clase obrera debe tener
su propio partido político independiente de la burguesía y de la
pequeñoburguesía. Por lo tanto, la autoemancipación del proletariado es válida a
nivel histórico, pero no como estrategia política. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>En su obra Marxismo contra dictadura Rosa escribe "no pueden
existir departamentos estancos entre el núcleo proletario consciente,
sólidamente encuadrado en el partido, y las capas envolventes del proletariado,
ya adiestradas en la lucha de clases, y entre las que aumenta cada día más, la
conciencia de clase". Para ella, las masas se volvían revolucionarias en el
transcurso de la lucha y en ese momento se creaban las condiciones para que
superaran a sus direcciones conservadoras (léase, para ella, la
socialdemocracia). En 1906, en su folleto Huelga de masas, partido y sindicatos
sostiene que "En la movilización revolucionaria de las masas, la lucha política
y la económica se funden en una, y la frontera artificial entre sindicalismo y
socialdemocracia como dos formas de organización del movimiento obrero
independientes entre sí es barrida por la marea." [15].</DIV>
<DIV align=justify><BR>Rosa concebía la conciencia de clase del proletariado
como una consecuencia mecánica de su situación en el modo de producción
capitalista. No comprendió que entre la conciencia histórica del proletariado
(encarnada en el partido) y su conciencia inmediata existe una relación
contradictoria. No contempla las rupturas que se producen en la conciencia de la
clase obrera en su<BR>camino desde las luchas económicas hasta las luchas
políticas, producto de derrotas físicas, de desvíos, de cooptación de las
direcciones y de sectores enteros del proletariado. Subestima el poder de la
burguesía que detenta el aparato ideológico del Estado encarnado en las
escuelas, las universidades, los medios de comunicación, la Iglesia. Y
sobreestima la capacidad de la clase obrera de poder liberarse de la influencia
de ese aparato ideológico por sí misma, a pesar de las condiciones de opresión y
explotación en las que vive. Lenin, por el contrario, concebía al partido
revolucionario como la conexión indispensable entre el movimiento de masas y la
teoría de la revolución. La construcción del partido debía ser una decisión
política consciente. Luchó por forjar un partido que reconociera que al
capitalismo hay que derrotarlo en la lucha y comprendiera que la clase obrera
debía ser dirigida por una organización capaz de mantenerse en pie bajo la
presión del combate, que durante años se prepara para el papel que deberá
desempeñar en las luchas decisivas, que comprende la necesidad vital de una
organización y dirección conscientes.<BR></DIV>
<DIV align=justify>Pero volviendo a Rosa, en 1907, también participó en la
Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, informando de la labor de la
Oficina Socialista Internacional, de la que era la única mujer miembro. Ante los
preparativos de la Primera Guerra Mundial, las críticas contra Rosa arreciaron
en las propias filas del SPD. Era presentada por la prensa como "la polaca
sanguinaria". Como testimonio quedaron algunas cartas entre Bebel[16] y
Adler[17]: "La perra rabiosa aún causará mucho daño, tanto más cuanto que es
lista como un mono (blitzgescheit), mientras por otra parte carece de todo
sentido de responsabilidad y su único motivo es un deseo casi perverso de
autojustificación"[18]; "Con todos los chorros de veneno de esa condenada mujer,
yo no quisiera que no estuviese en el partido"[19] Pero también había camaradas
que la admiraban. Dijo Ledebour (que no era amigo de Rosa): "La camarada
Luxemburgo ha entrado frecuentemente en conflicto conmigo... [Pero] las
manifestaciones de masas contra la guerra y los belicistas, como las que han
ocurrido, no son realización de Müller y del ejecutivo... sino de la camarada
Luxemburgo, gracias a sus críticas."[20]</DIV>
<DIV align=justify><BR>Rosa reunía características poco favorables para una
sociedad opresiva y discriminatoria: era mujer, judía, discapacitada físicamente
y extranjera, pero lo que más contribuyó a que los problemas la persiguieran
hasta dentro de su partido fue su espíritu revolucionario. A los veintisiete
años, replicó los insultos de la redacción del diario Vörwarts que censuraba sus
artículos porque llamaban a la huelga general y a la insurrección. Acusó a los
"falsos socialistas" con epítetos como el que sigue: "Existen dos tipos de seres
vivos, los vertebrados que gracias a eso pueden andar y, en ocasiones correr, y
los invertebrados, que solamente pueden reptar y vivir como
parásitos."[21]</DIV>
<DIV align=justify><BR>En los inicios de la Primera Guerra Mundial, el 4 de
agosto de 1914, el bloque de diputados de la socialdemocracia votó casi
unánimemente los créditos de guerra, con la honrosa excepción de Karl
Liebknecht[22]. La primera conferencia internacional antibélica fue organizada
por mujeres socialistas. Rosa debía acompañar a Clara Zetkin[23] para hacer los
arreglos finales de esta conferencia, pero el 18 de febrero de 1915 fue
detenida. Se le abrió un primer juicio por incitación a la insubordinación de
las tropas, en el cual Rosa acusó al militarismo alemán. El fiscal pidió un año
de prisión y el encarcelamiento inmediato; Rosa replicó que si al fiscal le
pidieran un año de cárcel, huiría, pero ella no iba a echar a correr: podían
encarcelarla o hacer con ella lo que quisieran porque jamás claudicaría en sus
convicciones. Su condena levantó una oleada de indignación y sus denuncias del
militarismo, el rearme y la guerra imperialista encontraron cada vez más
auditorio. En este campo, Rosa encontró a su aliado más fiel, Karl Liebknecht,
con el que también coincidía en el internacionalismo. Juntos crearon, en enero
de 1916, la fracción dentro del partido socialdemócrata con el nombre de
Espartaco, en honor al legendario jefe de la rebelión de los esclavos
romanos.<BR><BR><STRONG>1918: el año de la revolución en
Alemania</STRONG><BR><BR>Las oleadas de la revolución rusa llegan a Alemania:
comienza la revolución en uno de los países centrales y el derrumbe del régimen
imperial. El 28 de enero de 1919 se declara la huelga general y se inicia la
formación de los Consejos Obreros. El proletariado mejor organizado del mundo se
había lanzado a la batalla: como nunca antes estaba en juego el futuro de la
revolución mundial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 31 de enero la huelga es prohibida y se declara el
estado de sitio. La represión comenzó. En marzo son encarcelados Rosa Luxemburgo
y otros espartaquistas que difundían propaganda revolucionaria en el ejército.
Entre el 15 y el 17 de abril se producen huelgas de masas en Berlín. En
septiembre los dirigentes reformistas del SPD deciden participar en el gobierno.
El 1º de octubre la Liga Espartaco realiza una Conferencia Nacional y efectúa un
llamamiento para formar Consejos de Obreros. El 20 de octubre, Liebknecht es
liberado de la prisión de Luckau y es recibido en Berlín por más de veinte mil
trabajadores. El 30 de octubre se producen los primeros motines en barcos de la
marina de guerra. Son reprimidos y cuatrocientos marinos caen prisioneros. El 1º
de noviembre, una gran asamblea de marinos en Kiel exige la libertad de los
detenidos. El 3 de noviembre se producen nuevos motines y sus dirigentes son
encarcelados. La consecuencia es una marcha que, en su recorrido, consigue
desarmar a varios oficiales y diversas patrullas militares. También en Munich
hay una manifestación revolucionaria. En Kiel nuevas unidades militares se suman
a la rebelión: ya son veinte mil marineros y soldados. Se organizan en Consejos
de Soldados -los primeros de la revolución alemana- presididos por el marinero
Artelt. Los dirigentes revolucionarios de las grandes empresas hacen un
llamamiento a la huelga general. En Stuttgart hay una manifestación a favor de
la República Socialista. El día 5 todo Kiel está en huelga. Todo el poder pasa a
manos de los Consejos de Obreros y Soldados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El ministro Noske[24] promete amnistía a cambio de que
todo vuelva a la normalidad. El 6 de noviembre, los obreros abandonan las
fábricas y, tras algunas escaramuzas con soldados, toman el control de la
ciudad. Lo mismo sucede en Bremen, Cuxhaven y otras ciudades. El día 7, la
revolución y la formación de Consejos de Obreros se extienden a Munich,
Wilhemshaven, Schwerin, Hannover, Colonia y Brunswick. El 8 de noviembre, las
masas revolucionarias llegan a las puertas de la prisión de Breslau (Polonia) y
liberan a Rosa. Ese día la marea de la revolución y la formación de Consejos de
Obreros llega a Oldenburg, Rostock, Magdeburg, Halle, Leipzig, Dresden, Chemitz,
Düsseldorf, Frankfurt, Stuttgart, Darmstadt y Nürnberg. Friedrich Ebert,
dirigente socialdemócrata, se comunica con el canciller Max de Bade y le dice:
"Si el emperador no abdica, la revolución social es inevitable. Tampoco yo dese
o la revolución. Para mí es como un pecado."[25] En Munich, el Consejo de
Obreros y Soldados va al Parlamento, declara el fin de la dinastía de Baviera y
proclama la República destituyendo al gobierno monárquico. El 9 de noviembre, la
revolución llega a Berlín. La policía abandona sus puestos y los cuarteles son
abiertos a las masas, los soldados se muestran neutrales o se unen al
movimiento. El canciller Max de Bade anuncia la renuncia del emperador y del
príncipe heredero. Entonces, los dirigentes socialdemócratas del SPD proponen a
los socialdemócratas independientes la formación de un gobierno común. Max de
Bade renuncia y Ebert, socialdemócrata, es nombrado canciller del reich. A las
dos de la tarde, Scheidemann proclama la República Alemana en el Reichstag. Se
nombra un Consejo de Comisarios del Pueblo integrado por seis miembros: tres del
SPD y otros tres socialdemócratas independientes. Los espartaquistas editan ese
día el primer número del periódico Die Rote Fahne (Bandera Roja).</DIV>
<DIV align=justify><BR>El día 10, Ebert es nombrado jefe del Consejo de
Comisarios del Pueblo y se pone inmediatamente en contacto con el Estado Mayor
para preparar la lucha contra lo que denominaba el "bolchevismo". El 12, el
Consejo de Comisarios del Pueblo saca un conjunto de leyes que entre otras cosas
promete la implantación de la jornada laboral de ocho horas a partir del 1º de
enero de 1919. El día 22 los Consejos de Soldados de Hamburgo deciden apoyar al
nuevo gobierno. Les siguen otros consejos. Del 16 al 21 de diciembre se reúne el
Primer Congreso de los Consejos de Obreros y Soldados de Alemania. El programa
que los espartaquistas defendieron se basaba en reclamar todo el poder a los
Consejos de Obreros y Soldados, la disolución del Consejo de Comisarios del
Pueblo presidido por Ebert, el desarme de la contrarrevolución y dotar de
armamento al proletariado, formando además la Guardia Roja, y un llamamiento
internacional a los proletarios de todo el mundo para la formación de Consejos
de Obreros y Soldados para llevar a cabo la revolución socialista mundial. Pero
el Congreso adoptó el programa socialdemócrata sin discutir los puntos que
planteaban los espartaquistas. El programa aprobado se basaba en dar todo el
poder al Consejo de Comisarios hasta que la Asamblea Constituyente estuviese
formada, reservando al Consejo Central de los Consejos de Obreros y Soldados un
papel de "supervisión parlamentaria". Se decide adelantar las elecciones para la
Asamblea Constituyente al 19 de enero. Mientras tanto, la burguesía trataba de
reorganizar sus fuerzas armadas y contraataca en varias ciudades, formando
"Cuerpos de Seguridad".<BR><BR><STRONG>Fui, soy y seré</STRONG><BR><BR>La
traición de la socialdemocracia se evidenciaba plenamente. Entonces, de las
mismas filas espartaquistas surge el Partido Comunista Alemán (KPD), el cual se
instituye en un Congreso celebrado entre el 30 de diciembre de 1918 y el 1º de
enero de 1919: nacía el primer partido comunista en un país económicamente
desarrollado. Rosa fue quien redactó el programa de la nueva<BR>organización
revolucionaria que se aprobó en el Congreso fundacional. El 1º de enero es
desarmado uno de los regimientos revolucionarios más importantes en Bremen. El
día 4 es destituido el jefe de policía de Berlín, Eichhorn, miembro del ala
izquierda de los socialdemócratas independientes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se suceden las manifestaciones contra esta destitución.
El día 5 se forma una comisión entre los socialdemócratas independientes y el
Partido Comunista para seguir luchando contra la destitución de Eichhorn con un
llamamiento a la huelga general y a una gran manifestación el 6, a las once de
la mañana. Los revolucionarios van ocupando todos los diarios. Se le otorgan
plenos poderes a Noske para frenar el movimiento. Él contesta: "Bien. Uno de
nosotros debe ser el perro policía. No temo esa responsabilidad."[26] El propio
Noske escribió más tarde: "Si las masas hubiesen tenido jefes decididos, con
objetivos claros y precisos, en lugar de pronunciar hermosos discursos, al
mediodía de aquella jornada habrían sido completamente dueñas de
Berlín."[27]</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se realizan huelgas de solidaridad con los
revolucionarios berlineses en diversas ciudades. Hay enfrentamientos en las
calles de Berlín y Spandau. El día 11, los locales del diario socialdemócrata
Vorwärts, ocupados por los revolucionarios, son asaltados por las tropas. Noske
hace una demostración de fuerza desfilando por las calles de Berlín. El 15 de
enero, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht fueron asesinados por soldados que
cumplían órdenes del ministro socialdemócrata Noske. El día 25 es el entierro de
Liebknecht y de los demás combatientes revolucionarios asesinados. Pero el
cadáver de Rosa aún no había aparecido.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 16 es prohibido el diario espartaquista Bandera Roja.
A partir de la celebración de las elecciones a la Asamblea Constituyente el 19
de enero el gobierno se consolida, mientras los consejos son despojados de su
poder. Del 20 al 23 de enero se producen huelgas de protesta por el asesinato de
Rosa y Liebknecht. El 23, el gobierno declara el estado de sitio en Hamburgo. El
3 de marzo se declara la huelga general en Berlín, reclamando el reconocimiento
de los Consejos de Obreros y Soldados, la libertad y el sobreseimiento de todos
los presos políticos, la formación de una Guardia Obrera Revolucionaria y la
disolución de las fuerzas represivas, además del establecimiento de relaciones
económicas y políticas con la Rusia revolucionaria. El gobierno declara el
estado de sitio, que continuará hasta el 5 de diciembre. Se dan choques armados
en Berlín hasta el día 6, en que las tropas de Noske ocupan la prefectura de la
policía. Fracasa la huelga general y se reanuda el trabajo en toda la Alemania
central a partir del día 8.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify> El día 10 Leo Jogiches es encarcelado y la policía
anuncia que ha muerto al intentar escapar. Nuevos combates se producen
entre el 15 y 18 de abril, día en que las tropas causan mil doscientos muertos
al disparar contra las manifestaciones de marineros y trabajadores. Recién el 31
de mayo se encuentra el cadáver de Rosa Luxemburgo. El Partido Comunista y todas
sus publicaciones son prohibidos. A lo largo de 1919 se suceden las luchas y las
huelgas, cada vez enfrentadas a un ambiente de mayor represión y persecución por
parte del gobierno y las tropas de Noske. El 7 de abril se proclama la República
de los Consejos de Baviera, que dura hasta el 4 de mayo cuando las tropas de
Noske penetran en Munich y desencadenan una feroz represión. Son fusilados
decenas de dirigentes y militantes revolucionarios. La represión se prolonga
hasta junio. Las luchas acabaron con el fin de la huelga de los metalúrgicos de
Berlín, el 11 de noviembre.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 5 de diciembre se levanta el estado de sitio en
Berlín. La revolución ha sido derrotada, pero no ha muerto. Y sin embargo, esta
derrota tuvo un terrible costo para la revolución mundial: el primer estado
obrero de la historia, la Unión Soviética, no pudo contar con el vital auxilio
del proletariado alemán, uno de los más fuertes de Europa. No contó ni con su
capacidad tecnológica ni con su cultura. Los dirigentes más reconocidos de esta
revolución alemana fueron Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. Junto a ellos
cayeron en las calles miles de obreros revolucionarios; otros inauguraron los
primeros campos de concentración. Dicen que todavía se repite una pintada en los
muros de los barrios obreros alemanes, que es muy habitual: "¡Trotzalledem!".
(¡Adelante a pesar de todo!), la frase que pronunció Liebknecht al enterarse de
las amenazas de muerte que pendían sobre ellos. No han muerto en vano. Las
lecciones de la revolución alemana y sus protagonistas contribuirán a la
emancipación del proletariado mundial. Pero hay quienes hemos tomado el relevo
en la lucha por una sociedad sin explotación ni opresión. En nuestros oídos aún
resuenan las palabras finales del artículo El orden reina en Berlín, escrito por
esa pequeña mujer que fue una revolucionaria gigante, Rosa Luxemburgo, en la
víspera de su asesinato: "'¡El orden reina en Berlín!', ¡esbirros estúpidos!
Vuestro orden está edificado sobre arena. La revolución, mañana ya 'se elevará
de nuevo con estruendo hacia lo alto' y proclamará, para terror vuestro, entre
sonido de trompetas: ¡Fui, soy y seré!" [28]</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Artículo inédito que forma parte de una obra más
extensa sobre mujeres revolucionarias, de próxima aparición. Fue enviado por la
compañera Andrea D'Atri para Correspondencia de Prensa.
<BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>[1] Utopías pacifistas, de Rosa Luxemburgo.<BR>[2] Ver
Louise Michel, en el capítulo I.<BR>[3] Leo Jogiches (1867-1919): Fue uno de los
fundadores del Partido Socialdemócrata Polaco y de la Liga Espartaco. Compañero
de Rosa Luxemburgo, fue arrestado y asesinado por la policía un mes después de
la muerte de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo.<BR>[4] La IIº Internacional,
fundada en 1889 como sucesora de la Iº Internacional, en sus inicios fue una
asociación libre de partidos nacionales laboristas y socialdemócratas, en la que
se nucleaban elementos revolucionarios y reformistas.<BR>[5] Rosa Luxemburgo
sostenía que era era incorrecto que los revolucionarios afirmaran el derecho
incondicional de todas las naciones a la autodeterminación, dado que eso podría
fortalecer a los movimientos nacionalistas dirigidos por la burguesía nacional.
Sus posturas están desarrolladas en el folleto Junius y en el texto La
Revolución Rusa. A estas afirmaciones, Lenin replicaba que es incorrecto afirmar
que no puede lograrse la autodeterminación bajo el capitalismo, como lo demostró
Noruega, cuando en 1905 obtuvo la independencia de Suecia con la ayuda de los
obreros suecos. Por otro lado, si bien es cierto, como decía Rosa, que las
clases dominantes se oponen con el discurso contra la explotación y la opresión,
los revolucionarios debemos demostrar en la acción a las minorías nacionales
oprimidas y explotadas que nuestras consignas no son huecas, como las de los
capitalistas. Un gobierno socialista puede ganar como aliadas a las minorías
oprimidas solamente si está dispuesto y es capaz de demostrar su apoyo
incondicional al derecho de ese pueblo de formar un estado separado si así lo
quiere.<BR>[6] Eduard Bernstein (1850-1932): Fue uno de los fundadores y más
destacados dirigentes de la socialdemocracia alemana. A la muerte de Engels,
inició y encabezó un movimiento revisionista del marxismo tanto en su teoría
como en la práctica. Tras abandonar la vía revolucionaria, abogó por la reforma
gradual y pacífica del sistema capitalista.<BR>[7] Citado por Rosa Luxemburgo en
Reforma o Revolución.<BR>[8] La política de la socialdemocracia alemana se
reducía al parlamentarismo -presentarse a elecciones y obtener bancas a costa de
grandes concesiones políticas- y al sindicalismo -los socialdemócratas que
trabajaban en el movimiento obrero temían a cualquier lucha que fuera más allá
de las exigencias de aumento de salario o mejoras en las condiciones de
trabajo.<BR>[9] Como escribió Trotsky años más tarde, un partido leninista de
combate, su dirección, sus cuadros, su programa y su experiencia no se pueden
improvisar en la hora de la revolución.<BR>[10] La revolución rusa de 1905
surgió del descontento creado por la guerra ruso-japonesa y el despotismo
zarista. Comenzó en enero con la masacre de una manifestación pacífica, conocida
como el "Domingo Sangriento", y desató una oleada de huelgas que culminaron en
la formación de un incipiente poder dual en los soviets (Consejos Obreros). El
más importante fue el de San Petersburgo. Fue derrotada en diciembre del mismo
año.<BR>[11] Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. En el Congreso de 1903,
realizado en Londres, se originó una debate sobre al tipo de organización
revolucionaria que debía construirse. Lenin obtuvo la mayoría: desde
entonces se conoció a su tendencia con el nombre de "bolchevique" que significa
mayoría en ruso, que sería la dirección de la Revolución Rusa de 1917. La otra
fracción, la "menchevique" (minoría, en ruso) se opuso a la Revolución de
Octubre. Lenin en su obra Un paso adelante, dos atrás da cuenta de esta
polémica.<BR>[12] Kadetes es el nombre con el que se designa a los miembros del
KDT (Partido Constitucional Demócrata). Partido burgués de Rusia fundado en
1905, dirigido por Miliukov, apoyó la monarquía constitucional, luego se inclinó
hacia una república. Participó en el Gobierno Provisional de 1917, trabajó por
la derrota del Gobierno soviético después de la Revolución de Octubre. Después
de la Guerra Civil existió sólo en la emigración.<BR>[13] Eseristas es el nombre
con el que se conoce a los miembros del Socialismo Revolucionario, partido
pequeñoburgués en Rusia, que surgió a comienzos de 1902 como resultado de la
unificación de diferentes grupos y círculos populistas. Las concepciones de los
eseristas constituían una amalgama ecléctica de las ideas del populismo y el
revisionismo; los eseristas intentaban, según expresión de Lenin, "arreglar los
desgarrones del populismo con remiendos de la 'crítica' oportunista en boga
del<BR>marxismo."<BR>[14] Lenin y los bolcheviques defendían la necesidad de un
partido centralizado de revolucionarios conscientes. Contra la concepción
menchevique de una organización laxa, sin límites definidos, Lenin sostenía que
para ser miembro del partido era indispensable demostrar un compromiso a través
de llevar adelante las resoluciones tomadas por la organización. La disciplina
estaba basada en una discusión interna democrática. Esa forma de organización
les permitió mantener la actividad revolucionaria incluso en los momentos de
mayor reacción, con los dirigentes presos o en el exilio. Los mencheviques, por
el contrario, estaban constituidos por un grupo de líderes y una base amplia sin
poder real en la toma de decisiones.<BR>[15] Este libro estaba dirigido a
enfrentar el creciente oportunismo de la socialdemocracia alemana que escindía
las huelgas económicas de la lucha política, restringida a proponer leyes en el
Parlamento alemán que mejoraran las condiciones de vida de la clase
obrera.<BR>[16] August Bebel (1840-1913): Fue uno de los fundadores y dirigentes
del Partido Socialdemócrata Alemán y de la IIº Internacional. Fue autor de La
mujer y el socialismo.<BR>[17] Víctor Adler (1852-1918): Físico y político
socialdemócrata, dirigente de la sección austríaca.<BR>[18] Víctor Adler a
August Bebel, 5 de agosto de 1910.<BR>[19] Respuesta de Bebel a Adler, 16 de
Agosto de 1910. Ambas correspondencias están recopiladas en Rosa Luxembug
de Peter Nettl.<BR>[20] Citado en Rosa Luxemburgo, la liberación femenina y la
filosofía marxista de la Revolución, de Raya Dunayevskaya.<BR>[21] Artículo
publicado en 1898 en la Leipziger Volkszeitung, revista de la socialdemocracia
alemana.<BR>[22] Diputado socialdemócrata cuando estalló la Primera Guerra
Mundial. Aunque acató la disciplina partidaria y votó los empréstitos de guerra
el 4 de agosto de 1914, no tardó en repudiar esta política pro-bélica y estuvo
encarcelado de 1916 a 1918 por esa razón.<BR>[23] Ver Clara Zetkin, en este
mismo capítulo.<BR>[24] Dirigente del ala derecha de la socialdemocracia
alemana. Fue ministro de asuntos militares y responsable político de los
asesinatos de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.<BR>[25] Friedich Ebert
(1870-1925): Dirigente del bloque socialdemócrata en el parlamento alemán,
chovinista durante la guerra. Asumió el gobierno en 1918 para impedir la
revolución y salvar la monarquía. Luego fue premier del gobierno previsional y
primer presidente de la república.<BR>[26] Declaraciones ante el parlamento
alemán.<BR>[27] Notas de Noske citadas en el artículo "Rosa Luxemburgo y la
revolución alemana de 1918-1919", de Jesús María Pérez.<BR>[28] Escrito en
alemán por Rosa Luxemburgo el 14 de enero de 1919, la víspera de ser asesinada
por los soldados de la Caballería de la Guardia del gobierno del SPD.
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