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<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#800000 size=4>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></EM></STRONG></DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - Nº 9285 - Enero 27 - 2006 -
Redacción: </FONT></FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=4>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Palestina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Hamas, un vecino
inesperado</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La formación integrista arrasó en
las elecciones palestinas</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Terremoto político en Medio
Oriente</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>En un golpe durísimo a lo que restaba del proceso
de paz, la facción fundamentalista islámica, armada y radical Hamas ganó ayer 76
de las 132 bancas del Parlamento palestino. Israel y Estados Unidos advirtieron
que no negociarán con el gobierno emergente.<BR> <BR>Donald Macintyre,
desde Gaza.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>The Independent de Gran Bretaña. Especial para
Página/12.<BR>Traducción de Virginia Scardamaglia.</STRONG> <BR><BR><BR>La
facción militante islámica Hamas envió olas de conmoción ayer a lo largo de
Israel, capitales occidentales e incluso en sus propias filas al conseguir una
mayoría parlamentaria que la convierte en la fuerza fundamental en la política
palestina. Asegurándose 76 de las 132 bancas en el Parlamento, a cuya existencia
se opuso por casi una década, la inesperada y abrumadora victoria desafió casi
todas las conjeturas sobre Medio Oriente y sumergió al conflicto
palestino-israelí en otro período de impredecibilidad casi total. Israel dijo
oponerse a cualquier negociación con un gobierno palestino que incluye a “una
organización terrorista armada que predica la destrucción” de su Estado, según
anunció el Ejecutivo en un comunicado ayer.<BR><BR>La victoria aplastante puso
fin abruptamente a lo que parecía un dominio indiscutible de la Autoridad
Palestina (AP) por Fatah, el movimiento nacionalista que fue fundado hace más de
35 años por Yasser Arafat, y que consiguió sólo 43 bancas luego de las primeras
elecciones del Consejo Legislativo en una década. Hamas, responsable por más de
400 muertes de civiles israelíes en aproximadamente 58 atentados suicidas en los
últimos cinco años, anunció inmediatamente que buscaría formar una coalición con
el vencido Fatah, que fue perseguido por la mala suerte durante las elecciones
por escisiones y una reputación de corrupción e ineficiencia al dirigir la
AP.<BR><BR>Mientras algunos gobiernos occidentales comenzaron a realizar un
análisis cauteloso sobre si el triunfo de Hamas es una nueva amenaza a la
estabilidad de la región o si podría ser el comienzo de una posible conversión
de militancia armada a una tendencia política, la nueva ministra de Exteriores
israelí, Tzipi Livni, urgió a la Unión Europea (UE), como los donantes más
importantes a la AP, a tomar una posición firme contra la Autoridad dominada por
Hamas, a menos que ésta renuncie a la violencia. Livni declaró: “Luego de la
toma de la AP por Hamas, es de incumbencia de la UE hablar clara e
inequívocamente de que no habrá comprensión europea de un proceso que
significaría el establecimiento de un gobierno terrorista”.<BR><BR>Ismail
Haniyeh, el candidato líder de Hamas, dijo a la BBC: “No tengan miedo. Hamas es
un movimiento palestino, es un movimiento consciente y maduro, políticamente
abierto en el plano palestino, a sus hermanos árabes e islámicos, y abierto de
forma similar al plano internacional”. Mientras Hamas pidió que el presidente
palestino Mahmud Abbas establezca inmediatamente negociaciones de coalición,
Mahmud Zahar, el líder de la facción en Gaza dijo que el llamado fue hecho “no
porque somos débiles, sino porque somos fuertes. Si no están dispuestos,
dirigiremos la AP solos y obtendremos un gran éxito”.<BR><BR>Saeb Erekat,
negociador palestino en jefe y reelecto miembro del Parlamento, arrojó serias
dudas sobre la formación de una coalición: “Nosotros en Fatah no nos uniremos a
ellos”, dijo. “Seremos una oposición leal y reconstruiremos el partido.” No
obstante, Ziad Abu Amr, un miembro independiente del Parlamento cercano a Abbas
que, sin embargo, fue apoyado por Hamas en las elecciones, declaró: “Es una
decisión muy seria para Hamas establecer un poder compartido. Es la única
solución lógica. Fatah puede estar renuente ahora porque están dolidos y
enojados, pero lo aceptará”.<BR><BR>Mientras el primer ministro palestino Ahmed
Qureia y su gabinete renunciaban en respuesta a la derrota, hubo tiros en medio
de peleas en Ramalá entre partidarios de Fatah y activistas de Hamas. Anoche
parecía claro que la enorme votación por Hamas no era un apoyo a la aspiración
de eliminar Israel, y mucho menos a un rápido retorno al conflicto armado y
ataques suicidas. Votantes tras votante en Gaza el miércoles se refirieron no a
eso, sino a la ineficacia, y en algunos casos, corrupción de Fatah y la AP que
dirigió por diez años como la razón principal para votar por
Hamas.<BR><BR>Khalil Shikaki, el encuestador más reconocido, que ha proyectado
el fenomenal aumento en la popularidad de Hamas, escribió esta semana que éste
no podía ser interpretado como apoyo por “sus visiones extremistas”. Por el
contrario, agregó: “Las encuestas que he llevado a cabo en los últimos 13 años
muestran que los palestinos nunca han sido tan moderados como lo son hoy en
día”. Hamas, que ha respetado la tregua que negoció con Abbas, enfocó su campaña
en asuntos internos de Palestina; y fue ampliamente exitoso al persuadir a los
votantes a hacer lo mismo. Fue catapultado por su reputación por distribución
equitativa de los fondos de caridad con los pobres, en contraste a lo que muchos
palestinos ven como una mala dirección de la AP de las donaciones
internacionales a Gaza y Cisjordania.<BR><BR>Factores externos también tuvieron
su parte, por supuesto. Ya que las encuestas también muestran que, además de las
profundas divisiones al interior de Fatah, las esperanzas menguantes de un
proceso de paz creíble lo socavaron. Funcionarios palestinos argumentan que
Abbas fue decepcionado no sólo por Israel sino también por la comunidad
internacional. Incluso el acuerdo relativamente mínimo para facilitar el acceso
de bienes y gente entre Gaza e Israel y Cisjordania, logrado por Condoleezza
Rice, ha estado lejos de ser implementado por completo. Que Estados Unidos y la
UE dejaran que eso pase sin una sombra de crítica fue difícilmente beneficioso
para Abbas o Fatah. En los ’90, el entonces presidente del Shin Bet
supuestamente advirtió a los ministros israelíes que “quienquiera que no quiera
a Arafat, obtiene a Hamas”. Reemplace a Abbas por Arafat, y es un mensaje que
tanto Occidente como Israel hubieran hecho bien en recordar.<BR><BR>El dilema
para Hamas es cómo acepta la responsabilidad política de la cual difícilmente
puede escapar luego de una victoria de un tamaño que no esperaba. ¿Cómo, por
ejemplo, convive con, y mucho menos les paga el sueldo, a más de 100.000
empleados de la AP mayormente leales a Fatah? El dilema para Occidente es que si
realiza sus repetidas amenazas de cortar los fondos de una AP dominada por Hamas
puede desestabilizar aún más una región ya inestable. El panorama de pesadilla
es que Hamas sea forzado a recurrir a dicha ayuda a Irán, cuyo presidente paria
Mahmud Ahmadineyad se reunió con el líder exiliado de Hamas Khaled Mashaal en
Damasco la semana pasada.<BR><BR>La sabiduría convencional en esas capitales,
por supuesto, será que la victoria de Hamas –en una elección alabada como limpia
por observadores internacionales– es un absoluto desastre. Podría precipitar un
giro a la derecha en la política israelí que llevaría a Benjamin Netanyahu a la
victoria –aunque la clara preferencia pública israelí por retiros unilaterales
de Cisjordania considerada por el centro político puede sobrevivir incluso esta
conmoción momentánea–. Netanyahu anunció la creación de “Hamastan” ayer y culpó
al retiro de Gaza por la victoria de Hamas. Sin embargo, otros panoramas son
posibles. Las ansias de Hamas de formar una coalición con Fatah no sugiere que
es inmune a la posibilidad de negociaciones.<BR><BR>Entre voces serias en Israel
que preguntaban ayer si el impresionante éxito electoral de Hamas no tendría un
lado positivo, el eminente politólogo profesor Yaron Ezrahi sugirió una
situación en la que Hamas moderara su plataforma –como lo hizo eventualmente la
Organización para la Liberación de Palestina (OLP)– como precio de adoptar
políticas viables. Remarcando que un acuerdo logrado con Hamas tendría más
credibilidad por “su poder sobre la calle (palestina)”, añadió: “Ya que tiene la
oportunidad de asegurar un Estado árabe musulmán, puede ser que Hamas sea una
punta de lanza de un giro de la violencia a la moderación y a la política,
porque puede mostrar que dicho camino tiene beneficios”. Delante de una elección
no es probable que algún político israelí sugiera un panorama tan benigno, con
implicaciones tanto globales como regionales. Pero que la victoria de Hamas
pueda ser discutida incluso en Israel como a la vez esperanzadora y catastrófica
es un signo de cuán impredecible es el cambio sísmico desatado por un millón de
palestinos en los centros de votación el martes.
<HR>
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