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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
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<DIV align=center><FONT color=#800000 size=4><STRONG><EM>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</EM></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><EM><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - Nº 9287 - Enero 28 - 2006 -
Redacción: </FONT></EM></STRONG></FONT><A
href="mailto:germain@chasque.net"><FONT color=#000080
size=4><STRONG><EM>germain@chasque.net</EM></STRONG></FONT></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Mujeres
revolucionarias</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Natalia Sedova
(1892-1962)</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>En el aniversario de su
fallecimiento</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>La revolución en género
femenino<BR><BR>Bárbara Funes y Gabriela Vino *</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Partido de los Trabajadores Socialistas
(Argentina)</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.pts.org.ar"><STRONG>www.pts.org.ar</STRONG></A> </DIV>
<DIV align=justify><BR> <BR><EM>“Ustedes han enviado a L. D. al destierro
por ‘contrarrevolucionario’, amparándose en el artículo 56. Procederían ustedes
lógicamente si declarasen que no les interesaba en lo más mínimo su salud. Con
esto, no harían más que proceder de un modo consecuente. Con esa consecuencia
anonadora que, si no se le pone remedio, acabará por mandar a la sepultura, no
sólo a los mejores revolucionarios, sino también al partido y a la propia
revolución. Pero, por miedo seguramente a la clase obrera, les falta a ustedes
valor para llegar a esa consecuencia. (...). El hecho de que se les obligue a
dar cuenta a las masas de este asunto e intenten ustedes salir del paso de una
manera tan indigna, demuestra que la clase obrera no cree las mentiras políticas
que le dicen acerca de Trotsky.” [1]</EM><BR> <BR>N. J. Sedova
Trotskaia<BR> <BR>Con la derrota de la revolución, para Natalia y León
comenzó un exilio de diez años. Al tiempo fueron a vivir a las afueras de Viena
donde en 1908 nació su segundo hijo Serge. Aún cuando Trosky mantuvo
colaboración con la prensa democrática rusa, en esos años la familia pasó
algunas penurias económicas. Esta pareja estuvo unida por la lucha
revolucionaria, el empleo de sus tiempos y energías para cambiar su realidad
junto con la de millones, la posibilidad y la realización del gobierno de la
clase obrera con el triunfo de la Revolución Rusa de 1917. Su vida en común es
una larga coreografía de encarcelamientos y exilios desde antes de la revolución
al igual que más tarde, cuando comienza la brutal persecución lanzada por Stalin
contra la enorme figura política en que se había convertido Trotsky; pero
también lo es de innumerables victorias. <BR><STRONG> <BR>La revolución en
género femenino</STRONG><BR> <BR>El 22 de febrero de 1917[10] un
grupo de mujeres se reunió para discutir la organización del Día Internacional
de la Mujer al día siguiente. V. Kaiurov, un dirigente obrero del comité de San
Petersburgo del partido bolchevique, les aconsejó no precipitarse: “Pero para mi
sorpresa y mi indignación, el 23 de febrero, en una conferencia de urgencia de
cinco personas en los corredores de la fábrica Erikson, fuimos notificados por
el camarada Nikifer Ilyin de la huelga en algunas fábricas textiles y de la
llegada de numerosas delegadas de las trabajadoras, quienes anunciaron que
tenían el apoyo de los trabajadores metalúrgicos. Yo estaba extremadamente
indignado por la conducta de las huelguistas, porque habían ignorado las
decisiones del comité del partido y también porque habían iniciado la huelga
luego de que les había indicado la noche anterior mantener la calma. Con
reticencias, los bolcheviques acordamos apoyar la huelga y fueron seguidos por
otros trabajadores mencheviques y socialrevolucionarios. Pero una vez que hubo
una cantidad importante de huelguistas debían llamar a todos a las calles.”
[11] </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>El Pravda reconoció la deuda de la revolución a las mujeres
en una editorial y les rindió homenaje: “¡Salud a las mujeres! ¡Salud a la
Internacional! Las mujeres fueron las primeras en ganar las calles de Petrogrado
en su día, el Día Internacional de la Mujer. Las mujeres en Moscú en muchos
casos determinaron la necesidad de quebrar al ejército; fueron a las barracas
militares y convencieron a los soldados de pasarse al lado de la Revolución.
¡Salud a las mujeres!” [12] Natalia, en los días anteriores a octubre, trabajaba
en el sindicato de la madera, de mayoría bolchevique, donde accionaba
conjuntamente en la preparación del alzamiento en el que trabajaban, según sus
palabras, durante todo el día. En los ecos del tiempo nos llegan sus palabras:
"En los últimos días de los preparativos para el movimiento de octubre, nos
fuimos a vivir a la calle de Taúrida, L.D.[13] se pasada los días en el Smolny.
Yo seguía trabajando en el Sindicato de Obreros de la madera, en que tenían
mayoría los bolcheviques y donde se respiraba una atmósfera muy caldeada. Las
horas de servicio se nos pasaban discutiendo la cuestión del alzamiento. El
presidente del Sindicato compartía el "punto de vista de Lenin y Trotsky" (que
era como se decía entonces), y yo le ayudaba en la campaña de agitación. En
todas partes y por todo el mundo se hablaba del alzamiento: en las calles, en
los establecimientos de comidas, en las escaleras de Smolny entre la gente que
se cruzaban. La comida era escasa: el sueño, corto; la jornada de trabajo, de
veinticuatro horas. Casi nunca veíamos a los chicos, y durante aquellos días de
octubre no me abandonó un momento la preocupación de lo que pudiera ocurrirles…"
Y más lejos, añade: "L.D. y yo no parábamos un momento en casa. Los chicos,
cuando volvían de la escuela y no nos encontraban allí, se echaban también a la
calle. Las manifestaciones, los disturbios callejeros, los tiroteos, que eran
frecuentes, me infundían en aquellos días mucho miedo, por ellos; téngase en
cuenta que eran la mar de revolucionarios(...) Los pocos ratos que pasábamos
juntos se ponían a contarnos, muy contentos: </DIV>
<DIV align=justify><BR>-Hoy fuimos en el tranvía con unos cosacos que iban
leyendo la proclama de papá, "Hermanos cosacos". <BR>-¿Y qué? <BR>-Pues la
leían, se la pasaban unos a otros, era muy hermoso... <BR>-¿Les gustaba
eso? <BR>-Si mucho." <BR>"Tarde por la noche, regresábamos a nuestra casa de la
calle Taúrida para separarnos otra vez a la mañana siguiente, bien temprano,
L.D. camino de Smolny y yo a mi Sindicato. Cuando ya los acontecimientos fueron
creciendo, no salía de Smolny ni de noche ni de día, L.D. se pasaba días y días
sin aparecer por la calle de Taurida, ni siquiera a tumbarse un rato a dormir.
Yo me quedaba también muchas veces en el Smolny, donde pasábamos la noche
recostados en un sofá o sillón, sin desnudarnos. No hacía calor; era un tiempo
otoñal, seco, gris, y soplaba un airecillo frío. Las calles principales estaban
desiertas y silenciosas. En este silencio palpitaba una tensión de desasosiego.
El Smolny hervía de gente. La magnífica sala de fiestas, en la que brillaban las
mil luces de sus espléndidas arañas, estaba abarrotada de gente día y noche. En
las fábricas y talleres reinaba también una intensa actividad. Pero las calles
seguían silenciosas, mudas, como si la ciudad muerta de miedo, hubiese escondido
la cabeza debajo del ala."[14] </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Después de la revolución, Natalia Sedova estuvo a cargo del
Servicio de Museos y Monumentos Históricos, dependiente del Comisariado de
Instrucción Pública, mientras Trotsky, Comisario del Pueblo de Guerra, estaba
casi todo el tiempo en el frente. Las funciones públicas de Sedova y Trotsky
consumían todo el interés y tiempo de ambos, quienes dedicaron sus esfuerzos a
materializar sus sueños e ideales. Como recuerda Trotsky: "Mi mujer trabajaba en
el Comisariado de Instrucción Pública, donde tenía a su cargo la dirección de
los museos, monumentos históricos, etc. Le cupo en suerte defender bajo las
condiciones de vida de la guerra civil los monumentos del pasado y por cierto
que no era empresa fácil. Ni las tropas blancas ni las rojas sentían gran
inclinación en preocuparse del valor histórico de las catedrales de las
provincias ni de las iglesias antiguas. Esto daba origen a frecuentes conflictos
entre el Ministerio de la Guerra y la dirección de los museos. Los encargados de
proteger los palacios y las iglesias echaban en cara a las tropas su falta de
respeto por la cultura; los comisarios de guerra reprochaban a los protectores
de los monumentos de arte el dar más importancia a objetos muertos que a hombres
vivientes. El caso era que, formalmente, yo tenía que estarme cada paso
debatiendo en el terreno oficial con mi propia mujer. Este tema daba lugar a
buen número de chistes y de bromas." [15] En tiempos de guerra civil era muy
difícil convencer a la clase obrera y al campesinado de no destruir las obras
artísticas y los monumentos históricos del pasado, que eran vistos como una
extensión de las propiedades capitalistas y de la nobleza en sí mismas. Trotsky
señala “Era pernicioso abordar el “legado cultural” del pasado con menosprecio
nihilista. La clase obrera tenía que tomar posesión de ese legado y
preservarlo.(...) Las conquistas de la civilización habían servido hasta ese
entonces a un doble propósito: habían ayudado al hombre a obtener conocimientos
y dominio sobre la naturaleza y a desarrollar sus capacidades; pero también
habían servido para perpetuar la división de la sociedad en clases y la
explotación del hombre por el hombre. En consecuencia algunos de los elementos
del legado tenían significación y validez universales, mientras que otros
estaban vinculados a sistemas sociales caducos o en vías de caducar.” [16]
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>La tarea que Natalia, estudiante de historia del arte en su
temprana juventud, había asumido en los tiempos de la revolución consistía en
resumidas cuentas en considerar el “legado cultural” dialécticamente y señalar
sus contradicciones históricamente creadas para que la clase obrera pudiera
apropiarse de las conquistas culturales del sistema precedente. Dice al respecto
Joseph Hansen[17], “estaba en su naturaleza rechazar lo peor y buscar lo mejor
en la cultura que hemos recibido del pasado, de buscar proteger y cultivar esta
herencia. Esta actitud exige la capacidad de resistir a todas las fuerzas que
pudieran destruir esta cultura, y esta capacidad en su revolución significa la
convicción de que nuestra cultura no puede permanecer inmóvil. Ella no puede
estar a salvo más que a través de su desarrollo. A nuestra época esta salvación
reclama la lucha revolucionaria. La aceptación de estos hechos constituye el
centro de la perspectiva de Natalia. Ella fue una rebelde. Una de las mejores de
esta gran generación de rebeldes que realizaron la primer revolución proletaria
victoriosa.” Un año después de la muerte de Lenin, en enero de 1925, Trotsky es
relevado del frente en sus funciones de Comisario del Pueblo para la Guerra y
dirigente del Ejército Rojo, y tras luchar durante años dentro del partido
contra la camarilla burocrática de Stalin, es excluido conjuntamente con toda la
Oposición de Izquierda en el XVº Congreso del Partido. El desarrollo, la defensa
y la difusión de la teoría de la revolución permanente costó a Trotsky y Natalia
la expulsión de Rusia en enero de 1929. Ésta será la última década de exilio;
replegados a la obra político-literaria fundamentalmente, transcurren años de
difícil trabajo, sorteando atentados, sesenta negativas de asilo político en
diferentes países, editando el boletín de la Oposición y numerosos escritos. La
asistencia de Natalia fue un esos años fundamental para el desarrollo de la obra
de Trotsky. <BR> <BR>Cuenta Jean van Heijenoort, uno de los
secretarios que tuvo Trotsky “Estuve en Domène en octubre, para traducir la
primera parte de ¿Hacia dónde va Francia?...el manuscrito ruso debía ser puesto
en un sitio seguro. Natalia lo cosió en la valenciana de mi chaqueta cuando tuve
que volver a París”.[18] Natalia, militante revolucionaria, eligió ser el hada
en las sombras que sostuvo a uno de los estrategas más brillantes que tuvo la
clase obrera y como él sufrió el desarraigo, necesidades, el hostigamiento de la
burguesía y del stalinismo. Trotsky, el amor de esta luchadora modesta y fuerte,
es asesinado en 1940 por un agente de la GPU[19]. Sus hijos también fueron
asesinados en este período. En un atentado en que la casa de Coyoacán en México,
es ametrallada pocos meses antes del asesinato de León, Natalia se precipitó
sobre Trotsky al escuchar la ráfaga de proyectiles, cubriéndolo con su propio
cuerpo. Cualquier comentario palidece ante un acto como ése, la palabra heroísmo
debe resignificarse aquí lejos de toda épica de casta dominante, porque la
acción rehusa fosilizarse en los bronces burgueses. La memoria y en particular
la memoria de clase es esa cosa viva que escapa al monumento.
<BR> <BR>Natalia fue una mujer de letras, pero la escritura fue concebida y
ejercida por ella como parte y extensión de la acción. La vida de un dinamismo
poco común entrelazada con los escritos que proliferan febrilmente, desordenados
por las constantes mudanzas al tener que escapar una y otra vez, a los
voluntarios que ofician alternándose como secretarios junto a Natalia (y a su
hijo León Sedov durante su corta vida), dan cuenta de estas existencias
convulsionadas por la pasión de lucha por la clase obrera. Isaac Deutscher,
biógrafo de Trotsky, señala el talento de escritora de Sedova, al que marca como
excepcional. Los testimonios escritos de quienes la conocieron coinciden en
resaltar la sensibilidad artística de esta mujer oculta por voluntad propia de
las candilejas y los brillos fatuos de la notoriedad pública. Trotsky la
describe como un ser musical, sin ser música, para evocar la suerte de
magnetismo que ejercía sobre quienes la conocían. Todos sus hijos
murieron, incluso las dos hijas que Trotsky tuvo con su primer pareja,
Aleksandra Lvovna, con quien Natalia tuvo muy buena relación y quien murió
también en un campo de concentración en Siberia a manos del estalinismo. Luego
del asesinato de Trotsky, Natalia vivió veintidós años más después del último
devastador atentado de su existencia, años de inclaudicable esfuerzo en el
sostenimiento de los ideales de toda su vida y en la lucha por preservar la obra
de su compañero. <BR> <BR>Lejos de sumirse en la desolación ante tanto
espanto, la esperanza forjada en sus largos años de lucha, la motivó a seguir de
cerca y apoyar las luchas obreras de todo el mundo, carteándose con
diferentes agrupaciones y denunciando la degeneración de la URSS, bajo la
burocracia criminal estalinista. En 1951 renuncia a la Cuarta
Internacional[20], con todas las connotaciones cismáticas que tal decisión
implica, sosteniendo “la revolución ha sido completamente destruida por el
estalinismo”[21]. Una carta enviada al periódico France-Soir tres meses antes de
su muerte revela el ideal que latió en ella hasta sus últimos días: “Considero
el actual régimen de China[22], así como el régimen de Rusia[23] o cualquier
otro construido sobre el mismo modelo, tan lejanos del marxismo y de una
revolución proletaria como el régimen de Franco en España. El terror
policial y las calumnias de Stalin fueron sólo los aspectos políticos de una
lucha a muerte contra la revolución, conducida por el conjunto de la burocracia.
Por tanto, uno no puede esperar el restablecimiento de la verdad de ninguna otra
manera que a través de la aniquilación de la burocracia por la clase trabajadora
que ellos han reducido a esclavos. No tengo esperanzas por el partido ruso ni
por sus imitadores, quienes son básicamente anticomunistas. Cualquier
desestalinización resultará ser un truco de confianza si no conduce a la toma
del poder por el proletariado, y la disolución de las instituciones policial,
política, militar y económica, las bases de la contrarrevolución, que estableció
el Estado capitalista estalinista. Suya sinceramente, Natalia
Sedova-Trotsk. 9 de noviembre de 1961”[24] ¿Error político? La génesis de
la Unión Soviética como el primer estado obrero que se sostuvo a lo largo de
muchas décadas fue parte de su vida. Su propia experiencia, los años de exilio,
de persecución a sus seres queridos y finalmente el asesinato de su amado
compañero influyeron fuertemente en esa decisión de Natalia. Joseph Hansen la
describe, en el libro antes citado, como un juicio inexacto en el plano
político, pero no dice que esa decisión haya implicado un abandono de los
principios. <BR> <BR>Pierre Frank [25] hablando de los últimos días
de esta singular luchadora escribe: “Modesta, muy modesta, ella rechazó a menudo
destacarse y no quiso usar el nombre de Trotsky sino en circunstancias
excepcionales. Pero cuando ella estaba convencida de que era su deber hacer
algo, nada la podía detener. De este modo, en su lecho de muerte, menos de
cuarenta y ocho horas antes de entrar en coma, en esas circunstancias ella
demuestra ya dificultades para hablar, quiso servir una vez más a la
memoria de Trotsky, de León Sedov, de los bolcheviques abatidos por Stalin, ella
acepta dejarse filmar y pronuncia algunas palabras, reafirmando su certeza en la
victoria de la revolución socialista.”[26] Al volver la vista atrás
podemos ver todavía a la joven Natalia, robando horas a la vida, al amor, al
arte para darlo todo por la revolución que guió su camino. Admiración.
Respeto. <BR> <BR>Sus convicciones la hicieron de hierro y le
permitieron sostener a su compañero en los mejores y en los peores momentos y
atravesar con la cabeza altiva el triunfo de la primera revolución obrera que
triunfó en la historia, de la cual ella fue una de sus protagonistas. Como nota
Deutscher, esta mujer fue perseguida sucesivamente por la Ojrana zarista[27],
las civilizadas democracias occidentales (todos lo países, excepto México les
negaron asilo político), y finalmente los calumniadores, agentes provocadores y
asesinos estalinistas. Fue una de las miles de mujeres que vivieron y
construyeron la Revolución Rusa de cuerpo presente, pero tuvimos la suerte de
que la historia no ocultara por completo su nombre bajo el polvo del tiempo. En
sus últimas palabras escritas, Trotsky ocupa palabras centrales de
agradecimiento a una de sus más grandes colaboradoras, “Agradezco calurosamente
a los amigos que me siguieron siendo leales en las horas difíciles de mi vida.
No nombro a ninguno en especial porque no puedo nombrarlos a todos. Sin embargo,
creo que se justifica hacer una excepción con mi compañera, Natalia Ivanova
Sedova. El destino me otorgó, además de la felicidad de ser un luchador de las
causas del socialismo, la felicidad de ser su esposo. Durante los casi cuarenta
años que vivimos juntos ella fue siempre una fuente inextinguible de amor,
bondad y ternura. Soportó grandes sufrimientos, especialmente en la última etapa
de nuestras vidas. Pero en algo me reconforta el hecho de que también conoció
días felices(...). Natasha se acerca a la ventana y la abre desde el patio para
que entre más aire en mi habitación. Puedo ver la brillante franja de césped
verde que se extiende tras el muro, arriba el cielo claro y azul, y el sol
brilla en todas partes. La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la
libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente.”[28]</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* El artículo que aquí presentamos es inédito y forma parte
de un libro sobre biografías de mujeres revolucionarias de próxima
aparición.<BR></DIV>
<DIV align=justify><U><STRONG>Notas</STRONG></U></DIV>
<DIV align=justify><BR>[1] Fragmento del telegrama enviado por Natalia Sedova a
Uglanof, por entonces secretario de la organización de Moscú, el 20 de
septiembre de 1928, citado por León Trotsky en su libro Mi vida.<BR>[2] Los
narodniki (populistas) eran una organización de intelectuales rusos del siglo
XIX que luchaban por la liberación campesina. Utilizaban tácticas conspirativas
y terroristas.<BR>[3] Natalia Sedova: una vida de revolucionaria, de Bonnet,
Marguerite, en Hommage a Natalia Sedova-Trotsky (1882-1962).<BR>[4] Georgii
Plejanov (1856-1918): comenzó adhiriendo a los narodniki. En 1882 se publicó su
traducción del Manifiesto Comunista con un prefacio de Marx y al año siguiente
publicó su primer ensayo contra el populismo y formó en Ginebra el grupo
“Emancipación del Trabajo” que fue el centro dirigente del marxismo ruso a fines
del siglo XIX. Fue el introductor del marxismo en el movimiento obrero ruso.
Frente a la Primera Guerra Mundial se convirtió en un socialpatriota.<BR>[5] The
Russian Women’s Movement 1859-1917 (PhD thesis, University of Rochester 1976),
de Rothchild-Goldberg.<BR>[6] Rothchild-Goldberg, op. cit.<BR>[7]
Rothchild-Goldberg, op. cit.<BR>[8] Iz moei zhizni i raboty (Moscú 1974), de
Alexandra Kollontai.<BR>[9] Rothchild-Goldberg, op. cit.<BR>[10] 7 de marzo en
nuestro calendario.<BR>[11] Six Days in the February Revolution, de V. Kaiurov
en Proletarskaia revoliutsiia, No.1:13 (1923).<BR>[12] Rothchild-Goldberg, op.
cit.<BR>[13] L.D.: León Davidovich (Trotsky).<BR>[14] Notas de un diario íntimo
de Natalia Sedova citadas en el artículo Natalia Sedova: una vida de
revolucionaria, de Marguerite Bonnet.<BR>[15] Mi vida, de León Trotsky.<BR>[16]
Obras, vol. XXI, de León Trotsky.<BR>[17] Director del diario neoyorkino
socialista “The Militant”, citado en Hommage a Natalia Sedova-Trotsky.
1882-1962.<BR>[18] Con Trostky, de Prinkipo a Coyoacán. Testimonio de siete años
de exilio, de Jean van Heijenoort. <BR>[19] Policía política de la Unión
Soviética.<BR>[20] Tras la derrota de la clase obrera alemana en 1933,
consecuencia de las traiciones del estalinismo, Trotsky llegó a la conclusión de
que la reforma de la burocracia soviética y de la Tercera Comunista
Internacional ya no era posible. Un nuevo partido internacionalista tenía que
establecerse en la clase obrera internacional. Cinco años luego, en 1938, se
fundó la Cuarta Internacional, cuyo programa es el Programa de
Transición.<BR>[21] Resignation from the Fourth International, de Natalia
Sedova, traducción especial para este artículo.<BR>[22] Régimen maoísta:
en 1949 fue proclamada la República Popular China y Mao Tsé-Tung la
presidió hasta 1958, cuando el enfriamiento de relaciones con la Unión Soviética
le obliga a dejar la presidencia, aunque continuó manteniendo su poder
político.<BR>[23] Los marxistas revolucionarios consideramos que la Unión
Soviética, a partir de 1925 aproximadamente se transformó en un estado obrero
deformado, dado que los trabajadores tuvieron cada vez menos intervención en la
vida pública, incluso en el terreno de las cuestiones relativas a la producción.
Un sector de trabajadores que se había abocado a las tareas de la administración
del estado se transformaron en una casta de funcionarios que definían la
política de la Unión Soviética en función de mantenerse ellos en el poder. Sin
embargo, la propiedad de los medios de producción no había cambiado de manos: no
existía una clase capitalista propietaria de las empresas que extrajera
plusvalía de los trabajadores. Ante las duras condiciones internacionales y el
aislamiento político, la clase obrera de la Unión Soviética, hija de
guerras, hambrunas y revoluciones, había delegado su poder en la burocracia
stalinista, una casta proveniente de su propio seno. No obstante, si se atiende
el proceso histórico, se puede ver las grandes conquistas del proletariado a
partir de la revolución: educación, salud, vivienda, trabajo, seguridad social.
Esas conquistas son las que defendemos y hoy son arrebatadas por el proceso de
restauración capitalista en curso. <BR>[24] Corrections to
France-Soir Interview, de Natalia Sedova, traducción especial para este
artículo. <BR>[25] Secretario del Partido Comunista Internacionalista,
miembro del secretariado de la IV Internacional.<BR>[26] Hommage a Natalia
Sedova- Trotsky, varios autores.<BR>[27] Policía política del régimen
zarista.<BR>[28] Testament.o, de León Trotsky.[2]
<HR>
<STRONG><FONT color=#000080>La información contenida en el boletín es de fuentes
propias, sitios web, medios periodísticos, redes alternativas, movimientos
sociales y organizaciones políticas de izquierda. Los artículos firmados no
comprometen la posición editorial de Correspondencia de Prensa. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><FONT
color=#000080>germain@chasque.net</FONT></STRONG></A>
<HR>
<BR> <BR><BR><BR><BR><BR> <BR> </FONT></DIV></BODY></HTML>