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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#800000 size=4>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></EM></STRONG></DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - Nº 9360 - Febrero 17 - 2006 -
Redacción: </FONT></FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=4>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
<DIV align=center>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Bolivia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><FONT size=2></FONT><BR><STRONG>El MAS,
entre la utopía indigenista y el pragmatismo económico<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Hervé Do Alto</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Revista Viento Sur Nº
84</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Estado español, enero
2006</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.vientosur.info"><STRONG>www.vientosur.info</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><BR></FONT><FONT face=Arial
size=2><STRONG>El artículo que publicamos fue escrito inmediatamente antes de la
impresionante victoria del MAS en las elecciones bolivianas del pasado 18 de
diciembre. Precisamente la fuerza de esta victoria, es en sí misma, un dato
nuevo y muy importante para el futuro de Bolivia, dato con el que evidentemente
este artículo no podía contar. Pero el análisis que se realiza en el texto del
programa y la organización del MAS mantiene todo su interés y es una excelente
introducción para entender la dinámica del proceso, esperanzador y complejo, que
se ha abierto en el país. El autor es doctor en ciencias políticas, y
corresponsal de la revista Inprecor (Francia). Estuvo en diversas ocasiones en
Bolivia y conoció, directamente, el proceso de las luchas populares y el
desarrollo de los movimientos sociales en los últimos años.</STRONG>
</FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2> </DIV>
<DIV align=justify>Apenas tres años después de haberse quedado a las puertas de
la presidencia en las elecciones de 2002, el dirigente de los cultivadores de
coca y del movimiento campesino e indígena boliviano, Evo Morales, ve como se le
ofrece una nueva oportunidad de convertirse en el primer indígena presidente de
la República. Las elecciones generales del 18 de diciembre de 2005, fruto del
compromiso sellado entre el presidente Rodríguez y los movimientos sociales a la
salida de la crisis de mayo-junio. /1 podrían desembocar en la victoria del
presidente del MAS-IPSP (Movimiento hacia el Socialismo-Instrumento Político
para la Soberanía de los Pueblos), que encarna para muchos las luchas sociales
que conoce Bolivia desde 2000 y la “guerra del agua” de Cochabamba. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Una victoria del MAS significaría la vuelta al poder de una
izquierda, que está apartada de él desde el fracaso del gobierno de la UDP
(Unión Democrática Popular) frente a la crisis económica en 1985, pero se trata
de una izquierda de facetas infinitamente más diversas de aquella, una parte de
cuya herencia, a pesar de todo, reclama.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los éxitos electorales logrados por el MAS en las
elecciones generales de 2002, y luego en las municipales de 2004 (a pesar de no
haber ganado ninguna gran alcaldía), si bien expresan la popularidad innegable
de que goza Evo Morales, son también y sobre todo el símbolo de la irrupción en
el campo político de un movimiento campesino e indígena en consolidación. Este
movimiento, nacido a comienzos de los años 1990 es, de alguna manera, el fruto
de un proceso de creación de un “instrumento político” que permita la
representación directa de las organizaciones campesinas e indígenas bolivianas
/2. Los sindicatos de cultivadores de coca, comprometidos desde finales de los
años 1980 en un conflicto con el Ejército boliviano, que cuenta con el apoyo de
la DEA (Drug Enforcement Agency) estadounidense, forman parte de sus
fundadores.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Cruce de tradiciones</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><BR></STRONG>El objetivo de este “instrumento
político” es, entre otros, favorecer una representación llamada “orgánica” de
estos militantes sindicales, a través de la adhesión colectiva de sus
organizaciones. La puesta en marcha de este dispositivo estructural puede ser
interpretado, mirando a la historia de este movimiento, como una medida de
precaución en dos aspectos. En primer lugar, en relación al movimiento katarista
/3, movimiento inicialmente cultural que emerge a comienzos de los años 1970,
cuyo principal objetivo era rehabilitar una identidad indígena percibida como
oprimida y negada. Los dirigentes kataristas, entre los cuales hay que señalar a
Genaro Flores y Víctor Hugo Cárdenas, logran hacer del sindicalismo campesino un
bastión de la resistencia a las dictaduras militares, cuando había sido hasta
entonces uno de sus más fieles pilares /4. Sin embargo, inmediatamente después
de la democratización, la entrada en la política de los dirigentes kataristas
conlleva una división continua de este movimiento y no engendra más que una
amplia estela de partidos políticos sectarios, con una afiliación infinitamente
más reducida que la de la Confederación Sindical Unificada de los trabajadores
Campesinos de Bolivia (CSUTCB). Ideológicamente influenciados por el katarismo,
principalmente en su defensa de una Bolivia multiétnica y pluricultural, los
dirigentes del MAS habrán considerado también a esta corriente como un
contraejemplo desde el punto de vista organizativo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otro factor decisivo ha sido el deseo de construir una
relación de fuerzas con una izquierda que percibía, y percibe aún, al movimiento
campesino como un lastre para su propia emancipación. Este desdén casi
sistemático hacia un movimiento considerado incapaz de conducir las luchas
sociales del país puede ilustrarse por los estatutos, aún vigentes, de la
Central Obrera Boliviana (COB) que atribuyen el papel dirigente de la entidad
sindical a los mineros, entronizados como vanguardia del proletariado boliviano.
Una paradoja, cuando se sabe hoy que los mineros, laminados por las reformas
neoliberales de 1985, se han visto reducidos a la mínima expresión, mientras que
los campesinos, reforzados numéricamente por cocaleros, una buena parte de los
cuales proviene... de las minas, tienen una representatividad en el seno de la
COB inversamente proporcional a su peso en la arena política.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La casi ausencia de aparato partidario, querida y
teorizada por los dirigentes del “instrumento político” en nombre de las
relaciones “orgánicas” mantenidas por el MAS con las organizaciones que son
miembros de él, ha tenido sin embargo efectos inesperados sobre la composición
social del partido y de sus instancias de dirección.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al acercarse las elecciones generales de 2002 /5, la
falta de cuadros políticos tanto como el deseo de atraerse los votos de la
“clase media urbana” han incitado a Evo Morales en persona a lanzar numerosas
invitaciones a intelectuales provenientes de la izquierda. A título de ejemplo,
elige a Antonio Peredo, periodista y antiguo guevarista del Partido Comunista,
hermano de Inti y de Coco Peredo, que habían participado en la guerrilla del
Che, como candidato a la vicepresidencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El éxito electoral de 2002 (el MAS obtiene más del 20% de
los votos, y 35 parlamentarios, convirtiéndose así en el segundo partido
boliviano) tiene por tanto, como consecuencia inesperada, la puesta en primer
plano de personalidades salidas de la izquierda clásica, exteriores a las
corrientes indigenistas, en el seno de un partido que mezcla de forma atípica
dos tradiciones políticas que hasta ahora se cuidaban mucho de conservar su
independencia una respecto a otra.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Estas dos tradiciones, sin embargo, permanecen
sólidamente amarradas una a la otra por un fuerte sentimiento nacionalista,
nacido en los campesinos de la oposición a las ingerencias de Estados Unidos en
la vida política boliviana en general y en el tema de la coca en particular, y
de la tradición antiimperialista en el seno de la izquierda. De alguna forma, el
MAS ha recuperado a su cuenta el “nacionalismo revolucionario”, defendido
durante años por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) hasta que se
convirtiera al neoliberalismo en 1985, a la vez que lo articula a los
pensamientos katarista y, en un grado menor, marxista /6.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Movimientos sociales divididos</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>A pesar del peso preponderante del MAS en el campo
político de la izquierda, los movimientos sociales bolivianos permanecen muy
divididos /7, principalmente en razón de lógicas corporativas ligadas a temas
locales, y algunos aparecen a veces radicalmente críticos hacia el partido de
Evo Morales. Sin embargo, es la unidad de los movimientos sociales a través de
la firma de un pacto de unidad revolucionaria que reagrupa al MAS, al Movimiento
Indígena Pachakuti (MIP), la COB, los dos CSUTCB /8 y las organizaciones de El
Alto, en marzo de 2005, la que ha estado en el origen de la caída del gobierno
de Carlos Mesa /9. Una unidad que ha saltado inmediatamente en pedazos, en razón
de las disensiones relativas a la nacionalización del gas (el MAS ha permanecido
favorable mucho tiempo a una solución “50/50” antes de sumarse al objetivo de la
nacionalización tardíamente), y de la tradicional competencia de direcciones,
tan características de los movimientos sociales bolivianos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para enfrentarse a este problema, Evo Morales creyó haber
encontrado al candidato que le permitiría atraer a los últimos movimientos
reticentes, en al persona de Álvaro García Linera. Este sociólogo, que se ha
hecho popular principalmente gracias a sus intervenciones televisadas como
analista político, es en efecto un antiguo camarada de lucha de Felipe Quispe,
el dirigente del MIP, encarcelado a comienzo de los años 1990 por sus
actividades en el seno del Ejército Guerrillero Tupac Katari (EGTK). Desde
entonces se ha limitado a actividades esencialmente académicas, manteniendo
contactos con todos los movimientos sociales bolivianos, sin exclusivas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando aceptó ser el candidato del MAS a mediados de
agosto, fue con la ambición de reagrupar en una misma lista, pero tras Evo
Morales, a todos los movimientos con el objetivo de garantizar la unidad más
amplia de la izquierda obrera, indígena e intelectual.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hoy, la apuesta de Álvaro García y de Evo Morales sólo
parece haber tenido éxito a medias. Las alianzas realizadas por la dirección del
MAS van, en efecto, más allá de los aliados tradicionales del partido: entre
ellos, se cuenta así al Movimiento Sin Miedo (MSM) del alcalde de La Paz, Juan
del Granado; numerosos pequeños partidos de izquierda como el Partido Socialista
Democrático (PSD) o el Partido Comunista marxista-leninista de Bolivia (PCMLB,
maoísta), implantado en El Alto, y de los sectores obreros como la Confederación
de los Jubilados de Bolivia, la Confederación Nacional de los Micro y Pequeños
Empresarios (CONAMYPE) o también los mineros cooperativistas (FENCOMIN).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin embargo, si esta unidad electoral de la izquierda es
sin duda la más amplia desde la lograda por la UDP en 1982, los mayores
dirigentes sociales han permanecido al margen de ella: Felipe Quispe se presenta
de nuevo bajo la etiqueta del MIP, pero sin grandes esperanzas de renovar el
resultado obtenido en 2002, es decir, el 6%; la división de la CSUTCB parece
haberle debilitado de forma considerable. Roman Loayza aparece ya como el
dirigente legítimo de los campesino, incluso en el altiplano tradicionalmente
favorable al “Mallku” /10. Jaime Solares, el secretario ejecutivo de la COB, ha
estado a punto, por su parte, de convertirse en el candidato a vicepresidente
del MIP, pero el riesgo de perder su mandato en el seno de la Central parece
haberle incitado a dar marcha atrás. Por otra parte, éste parece apostar por la
construcción de un “instrumento político de los trabajadores” propio de la COB y
del movimiento obrero, considerando, según una visión marxista muy ortodoxa, que
“la clase obrera sigue siendo la única clase capaz de conducir al pueblo
boliviano hacia su emancipación, no el campesinado” /11.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ambos han sido llamados por Álvaro García para unirse a
las listas del MAS, pero el fracaso de esta alianza no tiene las mismas causas
para unos y otros. Mientras que Quispe y Solares plantean las divergencias
expresadas en la crisis de mayo-junio, García habla por su parte de un simple
problema de posiciones en las listas... Una versión que sigue siendo en
definitiva bastante creíble, si se ve la forma en que las negociaciones con la
Central Obrera Regional (COR) y la Federación de Comités de Barrios (FEJUVE) de
El Alto, ampliamente comentadas por los medios, han fracasado /12.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A pesar de haber estado a punto de representar al partido
de Evo Morales, los dirigentes de la COR y de la FEJUVE multiplican ahora las
críticas hacia el MAS, reprochándole principalmente no privilegiar la puesta en
marcha de la Asamblea Constituyente. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Una postura incomprendida por parte del MAS, como explica el
actual diputado y candidato Gustavo Torrico: “una ley de convocatoria de la
Asamblea Constituyente elaborada por el actual parlamento tendría todas las
oportunidades de favorecer el mantenimiento de la presencia de los sectores
sociales más conservadores en los sitios de poder”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las críticas incesantes contra el MAS han llevado incluso
a algunos dirigentes a relativizar la oposición entre Evo Morales y los
candidatos de la derecha, Samuel Doria Medina (Unidad Nacional, UN) y Jorge Tuto
Quiroga (Poder Democrático Social, PODEMOS), dando de esta forma la impresión de
que la radicalidad de su discurso no está forzosamente seguida de una actitud
consecuente en la práctica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Así ocurre con Edgar Patana, dirigente de la COR de El
Alto, que no votará “ni por Tuto, ni por Evo. Ambos deben dar pruebas”. Una
postura que no es sin embargo compartida por todos, como prueba Jaime Solares
que, si no da su apoyo a Morales, afirma sin embargo que “los principales
enemigos del pueblo boliviano son los neoliberales y proimperialistas,
representados por las candidaturas de Doria Medina y de Tuto Quiroga”.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Un programa electoral de contornos
ambiguos...</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Si Álvaro García no ha triunfado del todo en su tentativa
de atraerse los favores de los dirigentes de los movimientos sociales más
significativos al margen del MAS, ha logrado en cambio lo que era, de alguna
forma, el segundo objetivo de su candidatura: implicar a intelectuales de “clase
media urbana” en la campaña del MAS.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Alrededor de Álvaro García se ha dibujado, en efecto, un
equipo de economistas y de sociólogos (Carlos Villegas, Juan Ramón Quintana,
Elisabeth Salguero...) encargados de elaborar lo esencial del programa del MAS,
bajo la dirección del candidato a la vicepresidencia. No han sido pues los
principales dirigentes del partido los que han llevado a cabo esta tarea, aunque
han estado integrados en las comisiones de trabajo relativas al programa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Así, el fenómeno de “delegación” del trabajo político a
individuos cuyo origen es exterior al partido, ya presente en 2002, parece
haberse acentuado más aún con ocasión de esta campaña en 2005. Poco numerosos
son los “intelectuales orgánicos” salidos del movimiento campesino e indígena.
En cambio, la llegada de intelectuales, algunos provenientes de la izquierda
como Álvaro García, tiende a modificar, a veces sustancialmente, las
orientaciones programáticas del MAS, dándole a menudo un “toque tecnocrático”.
Sin embargo, no se puede concluir en un “malabarismo” por parte de intelectuales
que se habrían apropiado del partido. Se trataría más bien de lo que se podría
llamar un “intercambio de legitimidades recíproco”:</DIV>
<DIV align=justify><BR>Evo Morales que, en sus discursos, no ha dejado de
celebrar “la alianza entre los campesinos y los intelectuales”, intenta por este
medio hacer creíble la perspectiva de un gobierno del MAS; para los
intelectuales, se trata de legitimar en el campo político un saber a menudo
puramente “técnico” por desconexión -a veces a causa de su propia ausencia de
experiencia militante- de toda implicación política (principalmente en el
terreno económico).</DIV>
<DIV align=justify><BR>El programa del partido retoma un buen número de las
aspiraciones de la mayoría de los movimientos sociales: convocatoria de la
Asamblea Constituyente, nacionalización de los hidrocarburos y de los recursos
naturales, defensa e industrialización de la hoja de coca, definición de las
políticas, tanto nacional como extranjera, independientemente de los designios
de Estados Unidos (reivindicación expresada por el eslogan: “¡Nacionalizar el
gobierno!”). Otros tantos puntos que, en sí, van en contra de los intereses del
vecino norteamericano, así como de las multinacionales extranjeras implicadas en
el negocio del gas, de la madera o del agua.<BR><BR>Sin embargo, a pesar de esta
aparente radicalidad, el MAS no ha dejado, a través de la persona de Álvaro
García, de matizar sus tomas de posición proclamando frecuentemente que nadie
tiene razones para tener miedo de un gobierno masista, “con la excepción de
quienes verdaderamente han engañado al pueblo”. Lo que no deja de suscitar
tensiones o malentendidos en la propia campaña del MAS: mientras que Morales se
manifestaba contra el ALCA al lado de Hugo Chávez en Mar del Plata, Álvaro
García explicaba que eso no afectaba a posibles negociaciones bilaterales con
Estados Unidos en cuanto a un Tratado de Libre Cambio (TLC), un tratado deseable
“mientras no atente contra la soberanía económica de Bolivia” /13; mientras que
Morales celebra la fraternidad que le liga a Chávez o a Fidel Castro, Álvaro,
por su parte, confiesa su “admiración por la socialdemocracia europea” y piensa
que Venezuela, como “cualquier otro Estado, busca ante todo la satisfacción de
sus intereses en el marco de relaciones interestatales”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por tanto, nada de “revolución” en perspectiva, ni de
medidas muy radicales como una nueva reforma agraria o un ambicioso programa de
ayudas sociales, que podrían sin embargo aparecer como “socialmente necesarias”
en un país en el que reina una pobreza extrema. Tanto más teniendo en cuenta que
Evo Morales ha indicado que, a pesar de la mención en el programa de la
abrogación del decreto supremo 21060, en el origen de las privatizaciones
masivas de 1985, un gobierno masista debería, no obstante, comenzar a actuar con
leyes neoliberales... Los principales cambios radicales que el programa adelanta
están ante todo en la esfera productiva, a través de la rehabilitación del
Estado, cuyo papel sería coordinar las diversas plataformas que constituyen la
economía boliviana (grandes empresas, comunidades y micro-empresas artesanales),
lo que Álvaro García llama el “capitalismo andino-amazoniano”, con el objetivo
de lograr un “choque productivo” creador de empleos y de riquezas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero a pesar de la moderación aparente del programa y de
las garantías constantes ofrecidas por el binomio presidencial al capital
nacional y extranjero, sería erróneo anunciar por adelantado un escenario “tipo
Lula” en Bolivia en caso de victoria del MAS. Ciertas cuestiones, como la
despenalización de la coca propuesta por Morales, polarizan de hecho el tablero
político e incitan a la embajada norteamericana a intervenir, ciertamente de
forma discreta, pero eficazmente en la vida política local, como lo ha probado
el muy reciente “escándalo de los misiles” /14. Además, la polarización que
interviene igualmente a nivel regional debería tener efectos sobre un gobierno
así, al que puede imaginarse obligado a elegir rápidamente entre Washington y el
eje Caracas-La Habana /15.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que parece cierto hoy, es que un gobierno masista, a
la inversa de las experiencias de Gutiérrez o Lula, no disfrutaría de ningún
respiro tanto de parte de su oposición, como de parte de Estados Unidos. Para
estos últimos, una victoria de Evo sería una pesadilla, pues podría poner en
cuestión las estructuras de un Estado colonial que les ha beneficiado siempre
desde la instauración de la república en 1825 /16. Un gobierno masista tendría
también la responsabilidad de no decepcionar las esperanzas que los movimientos
populares, los más pobres y los excluidos han depositado en él. En Bolivia, las
elecciones llegan precedidas de movilizaciones
masivas...<BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>1/ Vermorel, T.“La seconde guerre du gaz: les mouvements
sociaux renversent Carlos Mesa”, Inprecor, n°507/508, julio-agosto 2005.</DIV>
<DIV align=justify>2/ Estas organizaciones son la Confederación Sindical
Unificada de los Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Confederación
Sindical de los Colonos de Bolivia (CSCB) y la Federación Nacional de las
Mujeres Campesinas de Bolivia (FNMCB), así como la Confederación de los
Indígenas del Este Boliviano (CIDOB).<BR>3/ El katarismo, en referencia al
dirigente indígena Tupac Katari que dirigió un levantamiento alrededor de La Paz
a finales del siglo XVIII, es una corriente que contribuyó a renovar un
sindicalismo campesino, hasta entonces aliado a los regímenes militares. Sus
dirigentes intentaron luchar contra la cooptación de los dirigentes sindicales y
elaborar una ideología indianista sobre la que apoyarse en las luchas. El
katarismo ha “reconstruido” una identidad indígena, allí donde los militares así
como los gobiernos del MNR no querían ver sino “campesinos”. De ahí deriva una
ideología que teoriza la doble opresión del campesino, por su condición
económica, pero también por su condición de indígena víctima de discriminaciones
en el seno de un estado colonial. Sus principales dirigentes, como Genaro
Flores, jugaron posteriormente un papel clave en la lucha por el
restablecimiento de la democracia. Los lazos con los militares fueron
definitivamente rotos con la fundación de la CSUTCB en 1979, y su adhesión a la
COB el año siguiente, primera etapa de la construcción de un sindicalismo
campesino de lucha en Bolivia.<BR>4/ Implícita a partir de comienzos de los años
1960, esta alianza se concreta en 1964 con la firma del pacto militar-campesino
(PMC) que liga a los dirigentes sindicales al régimen del general Barrientos.
Las frustraciones engendradas por la ausencia de una reforma agraria en
profundidad tras la revolución de 1952 son una de las causas de esta alianza a
primera vista insólita.</DIV>
<DIV align=justify>5/ Gracias a la adquisición de la sigla “MAS” reconocida por
el Tribunal Nacional electoral, la IPSP tiene la posibilidad de participar de
forma autónoma en las elecciones a partir de 2002, mientras que había debido
recurrir a alianzas con coaliciones de izquierda en 1993 (con el Eje Pachakuti)
y en 1997 (con Izquierda Unida).</DIV>
<DIV align=justify>6/ Ver Pablo Stefanoni, “MAS-IPSP : la emergencia del
nacionalismo plebeyo”, Observatorio Social de América Latina n° 12, 2003, pp.
57-68.<BR>7/ Sobre los diferentes polos que cuentan los movimientos sociales
bolivianos, Inprecor n° 507/508.<BR>8/ La CSUTCB, dirigida por Felipe Quispe
desde 1998, ha sufrido una escisión -en cuyo origen han estado los miembros del
MAS- en el Congreso de Sucre en junio de 2003. Existen por tanto ahora dos
centrales campesinas, una dirigida por Quispe y bajo la influencia del MIP, la
otra, mayoritaria, dirigida por un senador del MAS, Roman Loayza.<BR>9/ Ver el
artículo de Remberto Arias en Inprecor nº 511-512 y también Inprecor n°
507/508.</DIV>
<DIV align=justify>10/ El Mallku, que corresponde a un título en el seno de las
comunidades aymara, es el apodo de Felipe Quispe.<BR>11/ Ver entrevista con
Jaime Solares en Inprecor nº 511-512.<BR>12/ Cercano a Abel Mamani, el
secretario de la Organización de los Vecinos, Álvaro García esperaba hacer del
dirigente alteño el candidato al gobierno de La Paz por el MAS. Pero la COR y la
FEJUVE, adoptando una postura intransigente que no deja de recordar viejas
prácticas, han exigido las cuatro diputaciones uninominales que cuenta El Alto,
dos diputaciones plurinominales (para una de las cuales Edgar Patana, el
dirigente del COR, habría querido ser candidato) y un senador, además de la
candidatura de Mamani a la Gobernación (cf. “Por sus alianzas, el MAS tiene
problemas con sus candidatos”, La Razón, 8 de septiembre de 2005). Frente a
estas exigencias, el MAS ha finalmente preferido romper las negociaciones, a
riesgo de ver un poco erosionado su apoyo en esta ciudad.</DIV>
<DIV align=justify>13 / “El Estado es para hacerse amar, pero también para
hacerse temer”, La Razón, 11 noviembre de 2005.<BR>14/ El 18 de noviembre de
2005, el periódico Pulso reveló que 28 misiles del Ejército boliviano, comprados
a China a comienzos de los años 1990, han sido entregados en la mayor
confidencialidad a Estados Unidos, con la excusa de su destrucción debido a su
carácter obsoleto, por orden del gobierno Rodríguez. Después de que el
presidente negó haber entregado esos misiles al vecino norteamericano, el
ministro de Defensa, Gonzalo Méndez, reveló finalmente que la versión del
periódico era cierta, justificando la decisión con argumentos técnicos que
extrañaron hasta a los especialistas de la institución militar (cf. Abdel
Padilla y Pablo Stefanoni, “Historia secreta de los misiles”, Pulso, 18 de
noviembre de 2005; y A. Padilla y P. Stefanoni, “Operación Camuflaje”, Pulso, 25
de noviembre de 2005). Este escándalo, además de manchar la pretendida
neutralidad de un gobierno Rodríguez que no se ha contentado finalmente con
asegurar una “dulce transición” hasta las elecciones, permite formular numerosas
hipótesis sobre lo que Estados Unidos y ciertos sectores sociales bolivianos
están dispuestos a hacer para neutralizar todo lo posible un futuro gobierno
dirigido por Evo Morales.</DIV>
<DIV align=justify>15/ Aunque el desarrollo mismo de la última Cumbre de las
Américas en Mar del Plata (Argentina), por la actitud de Nestor Kirchner y Lula
da Silva, pueda llevar a moderar una tal dicotomía.<BR>16/ Tapia, L (2005). “El
Presidente colonial”, en Horizontes y límites del Estado y el poder, Muela del
Diablo, La Paz, pp. 77-110.
<HR>
<STRONG><FONT color=#000080>La información contenida en el boletín es de fuentes
propias, sitios web, medios periodísticos, redes alternativas, movimientos
sociales y organizaciones políticas de izquierda. Los artículos firmados no
comprometen la posición editorial de Correspondencia de Prensa. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></STRONG><A
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color=#000080>germain@chasque.net</FONT></STRONG></A>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify></FONT> </DIV></BODY></HTML>