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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#800000 size=4>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></EM></STRONG></DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - 11 de marzo 2006 - Redacción:
</FONT></FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=4>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>América
Latina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La dimensión militar se impuso al
mercado como eje ordenador *<BR><BR>Ana Esther Ceceña</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Observatorio Latinoamericano
de Geopolítica</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Boletín Electrónico Nº
18</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>10 de marzo
2006</STRONG><BR><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Caracterizar el momento actual sobre
la base de la militarización de las visiones y estrategias hegemónicas no
descarta la identificación de la guerra, de la sustancia de la guerra, como un
elemento inmanente, consustancial, a las relaciones capitalistas. Hace cinco
años o un poquito más nadie estaba hablando de que el militarismo fuera el
elemento dominante y sin embargo estábamos en este mismo sistema. Se hablaba del
neoliberalismo, del mercado, de que el eje ordenador de la sociedad eran las
relaciones de mercado y que era a través de estas relaciones de mercado como se
disciplinaba y como se concebía a la sociedad en su conjunto.<BR><BR>El uso de
categorías y conceptos tales como imperialismo o sistema de dominación parece
expresar consensos muy amplios que no necesariamente son tales. En la manera
como abordamos los problemas o en el enfoque de análisis hay diferencias de
matiz que pueden dar lugar tanto a interpretaciones o apreciaciones variadas
sobre los desafíos de la realidad como al desentrañamiento de las estrategias de
los sujetos en acción. Es importante, por ejemplo, no perder de vista los
límites históricos del imperialismo, las diferencias de sustancia y alcance de
los imperialismos que el mundo ha conocido y la inscripción de cada uno de ellos
dentro de la lógica general de las relaciones de poder y
dominación.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Como provocación yo diría que el imperialismo es una de
las formas que asume la dominación, pero no es la única. Con la desaparición del
imperialismo no se resuelve la dominación que abarca dimensiones tan complejas
como las de las relaciones de género, de cultura, de lengua y muchas otras que
significan las prácticas relacionales en los micro y macroniveles. Las lógicas
del poder, que se transforman aparencialmente de acuerdo a las situaciones y
circunstancias históricas, adoptan formas imperiales pero también formas
consensuales para imponer sus reglas del juego. Los acuerdos aprobados en la
OMC, las reglas legitimadas del FMI, las disposiciones perversas de los tratados
de libre comercio e incluso las reglas de las democracias formales que padecemos
son otras tantas formas de establecimiento consensual de las relaciones de
dominación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como estudiosos de los fenómenos económicos y
sociopolíticos contemporáneos, como pensadores críticos y actores políticos,
estamos obligados a ser muy precisos y desentrañar la sustancia oculta de éstos
sin simplificaciones abusivas que en vez de contribuir a una buena comprensión y
al diseño de estrategias de lucha inteligentes, nos lleven a enfrentamientos de
conjunto, incapaces de penetrar por las porosidades del poder. Si seguimos
hablando hoy de imperialismo estamos obligados a caracterizarlo; a marcar sus
diferencias con el imperialismo de otros tiempos y a marcar también sus propias
limitaciones. Es necesario elaborar teóricamente la posibilidad de una fase del
capitalismo caracterizada por la dominación sin consenso para ver si esto, que a
simple vista se muestra como insensato, tiene condiciones de posibilidad. O si
se trata de momentos temporalmente limitados, y muy riesgosos por cierto, dentro
del capitalismo, valorar su contribución a incrementar las condiciones generales
de vulnerabilidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tenemos que profundizar en las diferencias de estatuto
general y de contenidos específicos entre imperialismo y colonialismo. Al menos
en la lucha de los pueblos americanos el problema no se terminaría aboliendo las
relaciones de explotación, aunque seguramente sería un punto de partida muy
atractivo, sino que tenemos que enfrentar simultáneamente problemas de clase, de
discriminación racial, de género y muchos otros que tienen que ver con la
difícil conformación de una socialidad impuesta, contradictoria y resistida. La
colonización no se realizó en la esfera del trabajo o de la producción, aunque
también, sino que sobre todo se enfocó a los cambios de mentalidad, a la
extirpación cultural e histórica de los pueblos mesoamericanos, caribeños y
andinos, a la conquista de las mentes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Estoy convencida de que no podemos ser antiimperialistas
sin ser anticapitalistas y anticolonialistas. Sin saber hasta dónde el
antiimperialismo conduce a la construcción del otro mundo que estamos buscando.
Es necesario precisar el significado del antiimperialismo y sus límites, así
como el valor que tiene dentro de la lucha general contra el sistema de
dominación, que es nuestra lucha. Hay que rechazar la idea de que cuestionar el
uso de ciertas categorías es posmoderno, o que el uso de ellas nos ubica de un
lado o de otro de la cuestión. Los conceptos son herramientas para entender
mejor la realidad y para transformarla. Los cientistas sociales no toman
partido, analizan desde una posición de compromiso, eso sí. Buscan los matices,
hurgan en los meandros, se sumergen en las profundidades para poner en evidencia
las complejidades del sistema de poder; para encontrar nuevos caminos
desentrañando la esencia del poder. La esencia de las relaciones sociales, de
las relaciones entre sujetos que no están establecidos o conformados de una vez
y para siempre, ni emanan naturalmente de las estructuras. Los sujetos se
construyen a sí mismos en el proceso social, en la lucha, en la resistencia y a
través de esa lucha es que se van modificando también las formas y modalidades
de la dominación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No sería posible explicar de otro modo la tónica
militarista que invade las escenas de la “libertad de mercado” impulsadas por el
neoliberalismo como mecanismo privilegiado de reordenamiento social. No hay más
libre mercado, si es que lo hubo. Las normatividades que se van estableciendo
universalmente por la vía de los tratados económicos y de las negociaciones en
organismos internacionales como la OMC, no propician la libertad sino la
imposición, pero además se acompañan, cada vez más, de medidas de control
militar y militarizado ahí donde el rechazo de la población se manifiesta de
forma organizada y/o masiva.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Decir que se trata de políticas imperialistas no nos
aporta elementos para entender las maneras específicas en que esta
militarización se despliega sobre el mundo y sobre América Latina. No permite
saber la diferencia entre los procesos de militarización de los años setenta y
los actuales, por ejemplo, ni encontrar el modo de desmontarlos desde su
esencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La modalidad militarizada del capitalismo de nuestros
días juega con mecanismos de involucramiento generalizado y aborda
científicamente la dimensión simbólica y de creación de sentidos que permite
construir un imaginario social sustentado en la existencia de un enemigo siempre
acechante y legitimar la visión guerrera de las relaciones sociales y las
políticas que la acompañan (Ceceña, 2004). Esto supone que la militarización de
las relaciones sociales es un fenómeno complejo que no se restringe a las
situaciones de guerra abierta sino que incluye acciones de contrainsurgencia muy
diversas, que comprenden ese manejo de imaginarios, todos los trabajos de
inteligencia, el control de fronteras, la creación de bancos de información de
datos personales, la introducción de nuevas funciones y estilos en las policías
ocupadas de la seguridad interna, e incluso la modificación del estatuto de la
seguridad en el conjunto de responsabilidades y derechos de los Estados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Caracterizar el momento actual sobre la base de la
militarización de las visiones y estrategias hegemónicas no descarta la
identificación de la guerra, de la sustancia de la guerra, como un elemento
inmanente, consustancial, a las relaciones capitalistas. Pero si bien la guerra
es sólo otra forma de entender la competencia, históricamente se van modificando
los énfasis o los terrenos en los cuales se desatan las estrategias de clase, en
este caso de la clase dominante, y en que se configuran las diferentes
modalidades o momentos en las relaciones de dominación. Hace cinco años o un
poquito más nadie estaba hablando de que el militarismo fuera el elemento
dominante y sin embargo estábamos en este mismo sistema. Se hablaba del
neoliberalismo, del mercado, de que el eje ordenador de la sociedad eran las
relaciones de mercado y que era a través de estas relaciones de mercado como se
disciplinaba y como se concebía a la sociedad en su conjunto.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hoy eso nos es insuficiente para entenderla, pero también
le es insuficiente al poder para reorganizarla y controlarla; entre otras cosas
por que es una sociedad que se mueve tanto, que se insubordina tanto, que no
permitió que el mercado la disciplinara, obligando a usar otro tipo de
herramientas. No quiere decir que el mercado desaparezca como disciplinador,
quiere decir que la dimensión militar se sobrepone al mercado desplazándolo de
su carácter de eje ordenador, que la visión del mundo adopta un contenido
particularmente militarizado, y que es a partir de la visión militar que la
totalidad no sólo se reordena sino que cobra un nuevo sentido.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La hegemonía consiste en universalizar una visión del
mundo, pero la universalización se hace de muchas maneras. A través de imágenes,
a través de imposiciones, de discursos, de prácticas. Por ejemplo, haciéndonos
aceptar como algo natural que la presencia de Bush en Mar del Plata justifica la
llegada de aviones de guerra estadounidenses cargados de armamento en suelo
argentino, lo que no es normal, no es natural, no es algo que tengamos que
aceptar, pero esto forma parte de las imágenes que naturalizan las relaciones de
poder y sus normatividades.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Me parece que en el caso de esta militarización de los
últimos tiempos la batalla más importante la están ganando los poderosos en el
terreno cultural, a través de una serie de mecanismos, entre los cuales los
medios de comunicación son muy importantes pero no son los únicos. Están ganando
la batalla en la medida en que logran convencer de que el mundo es un lugar de
competencia, de disputa, en el que tenemos que batirnos unos con otros para
ocupar nuestro espacio, por lo demás, siempre incierto. Tenemos que competir
entre nosotros por un empleo, por los planes de desempleo, por la seguridad
social. Batirnos a muerte por ser incluidos en el reino de los explotados y
precarizados, como si esa fuera nuestra utopía de mundo para el futuro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esa batalla cultural es una batalla por la construcción
de sentido, no es de colocación de bases militares. La militarización se está
metiendo en las cabezas y no solamente en las bases militares. Se está metiendo
en las leyes, antiterroristas o simplemente de control de movimientos, y no
solamente con la presencia de soldados, aunque también con la presencia de
soldados en bases militares.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Percibo que en términos de los paradigmas de
militarización para América hay una construcción de capas envolventes en las
cuales se van abarcando diferentes dimensiones de establecimiento de relaciones
de sometimiento. Entre esas capas envolventes se encuentran, como círculos
concéntricos, los cambios de normatividad, el establecimiento de normas
continentales para la seguridad interna, el cuidado de las fronteras, los
ejercicios militares en tierra, los ejercicios en los ríos y canales de
internación en los territorios, el establecimiento de una red continental de
bases militares y los ejercicios navales que permiten circundar todo el
continente, estableciendo una última frontera, más allá de las jurisdicciones
nacionales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde Irak hasta la Patagonia, los poderosos han puesto
especial cuidado hoy en construir una legalidad que justifique sus acciones de
intromisión. Ante una legitimidad fuertemente cuestionada se generalizan las
leyes antiterroristas que tienden a crear, por un lado, una complicidad entre
todos los Estados y por esa vía van imponiendo políticas y juridicidades
supranacionales y, por el otro, una paradójica situación de estado de excepción
permanente en el que todos los ciudadanos serán rigurosamente vigilados porque
todos son sospechosos, aunque todavía no se sepa ni siquiera de qué.
Generalmente de pretenderse sujetos. El derecho se coloca al servicio de la
impunidad aunque se reivindique democrático y los cuerpos de seguridad empiezan
a construir el panóptico que vigila desde todos los ángulos: con cámaras de
video en los bancos, en los semáforos, en las calles transitadas; que permite la
intercepción telefónica en casos que así lo ameriten; que permite la tortura
cuando se trata de detenidos catalogados como terroristas sin ningún juicio
previo y que admite la detención de cualquier ciudadano sin orden de aprehensión
previa, simplemente para investigar. Es decir, se trata de imponer la cultura
del miedo en una población que no podrá saber previamente a la detención si era
sospechosa de algo, como medio para paralizar y disuadir de conductas
terroristas o insurgentes. Los delincuentes comunes tienen construida toda otra
red de relaciones que sólo casualmente son tratados de acuerdo a estas mismas
normas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como parte del panóptico y nuevamente como otra de las
paradojas de los discursos del poder, al lado de la pregonada libertad de
tránsito para las mercancías, las inversiones y los cuerpos de seguridad, se ha
ido restringiendo cada vez más el libre tránsito de personas. Los mejores y más
trágicos ejemplos son las fronteras impuestas al pueblo palestino en su propia
tierra y los muros de contención a migrantes desesperados en la frontera entre
México y Estados Unidos y en el sur de España, no obstante, las fronteras no
siempre se cierran de manera tan visible y evidente. Mucho más sutil pero quizá
más peligroso por la amplitud y alcances que puede llegar a tener es el control
de inteligencia que hoy utiliza los adelantos de la tecnología para aprovechar
el tránsito a través de las fronteras como mecanismo de seguimiento
personalizado. El panóptico se materializa en las nuevas fotografías que
incluyen los pasaportes, con reconocimiento de iris o con otro tipo de
identificación biogenética que inmediatamente incorporan los movimientos de la
persona a un banco de datos centralizado en Estados Unidos y que está a
disposición de los servicios migratorios de la región (en el caso nuestro del
Continente americano) como en otro momento y con menos recursos tecnológico ya
se hizo con el Plan Cóndor. La eficacia macabra con la que el Cóndor desarticuló
los movimientos sociales en los años de las dictaduras militares en América del
Sur tiene hoy posibilidades multiplicadas al poder usar tecnologías que son a la
vez mucho más precisas y mucho más abarcantes; sin embargo tiene en contra,
evidentemente, el aprendizaje de los pueblos y su capacidad de lucha y
resistencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este control de fronteras y la imposición de leyes con
implicancias supranancionales, combinado con la dilución de los límites
internacionales, convierten en una ilusión las soberanías nacionales. La
pretensión de privatizar las aduanas de México, los tratados transfronterizos
para la gestión de recursos naturales que caen bajo la jurisdicción de más de un
Estado y que están permitiendo evadir leyes nacionales, por ejemplo, son
mecanismos de conculcación de soberanía. En el caso del acuífero Guaraní, por
citar un caso muy delicado y relevante, la negociación se hace entre los cuatro
países implicados y con la intervención de Estados Unidos (en el esquema del
cuatro más uno) mediante el apoyo experto del Banco Mundial. Lo mismo ocurre con
selvas, oleoductos u otros recursos que pasan a ser tratados ya sea como
novedosos y por tanto no contemplados en las legislaciones nacionales, ya sea
como problemas de “seguridad nacional”. Y en este continente se sabe que
seguridad nacional es seguridad nacional de Estados Unidos en el territorio que
no es de Estados Unidos, o no solo en territorio que es de Estados Unidos. Las
fronteras, que hasta ahora eran custodiadas por las fuerzas garantes de la
seguridad interna en la vieja acepción, hoy se han convertido en zonas de
seguridad estratégica custodiadas cada vez más por los cuerpos de seguridad del
gendarme mundial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En diversos casos los ríos o lagos son los que marcan las
fronteras. Pues bien, estos son justamente los espacios privilegiados de
localización de los ejercicios militares conjuntos (con Estados Unidos, se
entiende) actualmente. Los ríos son un canal de penetración muy distinto al que
se estaba utilizando cuando se hacían los ejercicios directamente en tierra y
permiten además no sólo la utilización de fuerzas anfibias sino la definición de
actividades tanto en agua como en tierra, matando dos pájaros de un tiro. En
esta situación se encuentra la zona del río Paraná. Curiosamente, cuando se
trata de ejercicios ribereños, es más fácil evadir la aprobación de los
Congresos de los países limítrofes porque el río aparece como territorio
relativamente neutro. Es como si se estuviera ante una legislación ausente o
vacía ya que se refiere a un territorio fluido y no fijo.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Una de las capas envolventes más importantes por su capacidad
de influir en los modos de uso de los territorios y en los modos de control de
los sujetos críticos consiste en la colocación de bases militares de Estados
Unidos en puntos seleccionados del continente con dos propósitos explícitos y
evidentes: garantizar el acceso a los recursos naturales estratégicos y
contener, disuadir y/o eliminar la resistencia ante las políticas hegemónicas y
la insurgencia abierta. Actualmente Estados Unidos cuenta con un sistema de
bases que ha logrado establecer dos áreas de control: 1. el círculo formado por
las islas del Caribe, el Golfo de México y Centroamérica, que cubre los
yacimientos petroleros más importantes de América Latina y que se forma con las
bases de Guantánamo, Reina Beatriz, Hato Rey, Lampira, Roosevelt, Palmerola,
Soto Cano, Comalapa y otros tantos puestos militares de menor importancia; 2. el
círculo que rodea la cuenca amazónica bajando desde Panamá, en el que el canal,
las riquezas de la región y la posición de entrada a América del Sur han sido
esenciales, y que se forma con las bases de Manta, Larandia, Tres Esquinas, Caño
Limón, Marandúa, Riohacha, Iquitos, Pucallpa, Yurimaguas y Chiclayo, que a su
vez enlazan con las de la zona más al norte.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las posiciones llegan hasta Bolivia y se han hecho
intentos por colocarlas en Brasil y la punta de Argentina. Recientemente, el
convenio de inmunidad para las tropas de Estados Unidos en sus acciones en
Paraguay completa la cobertura permitiendo extender hasta el sur lo que hasta
hace poco sólo abarcaba hasta la cuenca amazónica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algo que podría ser concebido como la última frontera o
la capa envolvente más externa, está conformada por los ejercicios militares en
los océanos Pacífico y Atlántico y en el Mar Caribe: en todo lo que circunda a
América Latina. Hasta ahora la percepción que se tenía era la de ejercicios
circunstanciales y esporádicos y en parte por esa razón no se les ha concedido
demasiada importancia. Mucho menos se les ha considerado parte de la estrategia
continental de control. Sin embargo, de acuerdo con nuestras investigaciones,
por lo menos en los últimos cinco años se trata de ejercicios sistemáticos, que
permiten realizar un patrullaje constante alrededor de América Latina y mantener
ahí una presencia más o menos permanente. Son ejercicios que tienen un carácter
secuencial, evolutivo, y que marcan en verdad un circuito de frontera que, por
ser externa a las aguas territoriales de los países correspondientes, queda a
cargo, nuevamente, del gendarme mundial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora bien, estas capas envolventes, que atañen a América
Latina en su conjunto, van a estar focalizadas en tres áreas distintas en las
que parecen atender a tres estrategias diferenciadas. Esas tres subregiones se
caracterizan también por tres paradigmas distintos de dominación y sus
diferencias geopolíticas son muy claras. En los tres casos, por diferentes
razones, se trata de puntos estratégicos tanto por los recursos que albergan
como por su posición geográfica específica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La primera región es la constituida por Colombia y su
área circundante. Yo destacaría dos elementos en este caso, relacionados con la
estrategia contrainsurgente y de ocupación militar: 1. el experimento de la
polarización para valorar hasta dónde es posible dominar, controlar e incluso
hegemonizar a través de un esquema de polarización exacerbada, y 2. hasta dónde
es posible, a partir de asentamientos o de construcciones sociales como la
colombiana, el control de la que Estados Unidos considera la mayor amenaza hoy
en el continente, que es Venezuela, evaluando el carácter de las tensiones
fronterizas que se desarrollan y la capacidad de control de la insurgencia
venezolana desde Colombia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La segunda subregión es la del Caribe y la cuenca del
Golfo de México, extendida hasta Venezuela. El enclave paradigmático en este
momento se localiza en el caso de Haití, aunque, evidentemente, con fuertes
implicaciones para Cuba. Haití es un caso muy importante porque es donde se está
ensayando otra manera de establecer la hegemonía a través de la complicidad casi
obligatoria de todos los ejércitos del continente, sin olvidar la de Francia,
que asegura tener ahí un conflicto de intereses. La ocupación de Haití, así sea
por los llamados cuerpos de paz, es una ocupación militar, impuesta. Todos
sabemos que la figura de cuerpos de paz fue creada como parte de los mecanismos
de penetración contrainsurgente de la USAID en los momentos inmediatos
posteriores a la Segunda guerra mundial. Aunque ahora esta figura esté
sancionada por la ONU, la conformación latinoamericana de los ocupantes de Haití
está involucrando una estrategia que hasta ahora no había tenido éxito, y es que
los países de América Latina todavía no acaban de aceptar en el Consejo
Hemisférico la construcción de la fuerza militar hemisférica, como fuerza
multinacional, porque saben el riesgo que tiene en términos de pérdida de
soberanía, y sin embargo ya les es impuesta a través de su participación en
Haití; son Brasil, Argentina, Uruguay y Chile los que están a cargo del
disciplinamiento y la represión al pueblo haitiano, de la destrucción de la
organización política del pueblo haitiano en razón de su supuesta incapacidad
para autogobernarse.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los brasileños, que encabezan las fuerzas de ocupación,
justifican su presencia y su actuación asegurando que están ahí para garantizar
la seguridad del pueblo haitiano; pero ellos son los que están matando al pueblo
haitiano, acompañados de militares chilenos como el General Aldunate, en calidad
de segundo responsable de la MINUSTAH, señalado por haber pertenecido a la
policía militar, la DINA, en la época de la dictadura de Augusto Pinochet.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El otro eje del paradigma, el otro ensayo de estrategia,
es el caso de Paraguay. Es un caso urgente dado que el país completo ha sido
convertido en base militar, con implicaciones regionales de primera importancia.
Por las características del convenio firmado, que ya está en práctica, se puede
inferir la reactivación, sobre bases mucho más modernas, del siniestro Plan
Cóndor. Simultáneamente, Paraguay es el corazón de una subregión que si bien ha
sido escenario de acción de dictaduras militares que se significaron por su
creatividad perversa en todo tipo de torturas y por ser máquinas implacables de
desaparición y muerte, hasta ahora no tenía bases militares directamente de
Estados Unidos. Los ejercicios conjuntos en Paraguay han sido sistemáticos pero
el carácter de la ocupación militar actual no tiene precedente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta subregión concentra una enorme porción del agua
dulce del planeta en sus abundantes ríos y lagos, en los acuíferos subterráneos
y en los glaciares del sur, además de minerales y otros recursos valiosos como
petróleo y gas, particularmente en Argentina y Bolivia. Es en este sentido de
una importancia indudable. El convenio con Paraguay, la insistencia en que la
triple frontera (Paraguay, Argentina y Brasil) es lugar de refugio de
terroristas, y la visita de Bush a Mar del Plata han acelerado la aprobación de
leyes antiterroristas en los países sureños tan ambiguas como permisivas, casi
cheques en blanco.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Y bien, volviendo a lo mencionado en un inicio, estamos
en territorios en disputa. Los pueblos latinoamericanos están movilizados una
vez más para defender la vida. Si algo se ha demostrado en los últimos diez años
es que su acción ha detenido por lo menos una parte de lo que implicaba esta
estrategia, diseñada por cierto antes del 11 de setiembre de 2001. Se ha
detenido la instalación de algunas bases militares, se ha impedido la
realización de algunos ejercicios; se ha parado la desapropiación de tierras, el
envenenamiento de los ríos, la construcción de represas que dañan el medio
ambiente y las posibilidades y modos de vida de los pueblos y comunidades.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como pensadores críticos, como cientistas sociales,
tenemos la responsabilidad de hacer un buen análisis de estos procesos para
aportar elementos precisos y claros sobre su esencia, su dinámica y sus
tendencias; sobre sus límites y la capacidad de los pueblos movilizados para
detenerlos y cambiar el rumbo de la historia, pero también de movilizarnos con
los pueblos en contra de estas tendencias y contribuir a crear una sociedad más
parecida a lo que tenemos en nuestros sueños.<BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Publicado en: Pensamiento y Acción por el Socialismo. Rosa
Luxemburgo. América Latina en el Siglo XXI 2006 (Buenos Aires: FISYP y
FRL)</DIV>
<DIV align=justify><BR>Bibliografía: Ceceña, Ana Esther 2004 “Estrategias de
construcción de una hegemonía sin límites” en Ceceña, Ana Esther (comp)
Hegemonías y emancipaciones en el siglo XXI (Buenos Aires: CLACSO).
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080>La información contenida en el boletín es de
fuentes propias, sitios web, medios periodísticos, redes alternativas,
movimientos sociales y organizaciones políticas de izquierda. Los artículos
firmados no comprometen la posición editorial de Correspondencia de Prensa.
Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
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color=#000080>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>