<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.2600.0" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#800000 size=4>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></EM></STRONG></DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - 20 de marzo 2006 - Redacción:
</FONT></FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=4>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
<DIV align=center>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Colombia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Entrevista a Héctor
Mondragón</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>"La violencia ha
hecho que los movimientos sociales colombianos creen nuevas formas de
resistencia"</FONT></STRONG><BR><BR><STRONG>En Colombia pertenecer a un
movimiento social significa, no sólo exigir derechos, sino jugarse la vida. Esto
lo sabe bien Héctor Mondragón, que como asesor de organizaciones de base conoce
esta realidad y recibe amenazas y persecuciones.<BR><BR>Silvia
Torralba</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial size=2>Redacción de </FONT><FONT
face=Arial size=2>Canal Solidario</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.canalsolidario.org/"><STRONG>http://www.canalsolidario.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><BR>Desde hace más de 20 años, Héctor
Mondragón asesora a organizaciones campesinas e indígenas y a movimientos
sociales urbanos en Colombia. Su labor le permite conocer de cerca los problemas
diarios de todos estos grupos y de sus dirigentes, saber cómo se organizan y
denunciar los ataques de los que son víctimas.<BR><BR>Hace unos días, Mondragón
visitó Barcelona para presentar su libro Movimientos sociales, una alternativa
al conflicto colombiano, publicado con el apoyo del colectivo Maloka. Durante su
estancia, el activista colombiano conversó con Canal Solidario sobre la enorme
violencia contra los movimientos sociales en su país, las estrategias de
supervivencia que éstos han desarrollado, la impunidad ante amenazas y
asesinatos de líderes y la presión que él mismo recibe.<BR><BR><STRONG>¿Cuál es
la realidad de los movimientos sociales en Colombia?</STRONG><BR><BR>Los
movimientos sociales colombianos comparten las luchas fundamentales del
movimiento social que hay en todo el mundo, pero presentan algunas diferencias.
La principal es que el movimiento social en Colombia está tremendamente
desangrado por la violencia y ha costado la vida a miles de personas,
campesinos, indígenas, miembros de sindicatos y de movimientos urbanos... la
lista de los dirigentes que han sido asesinados es
interminable.<BR><BR><STRONG>¿Quiénes son los culpables de estas muertes y
amenazas? ¿Los actores armados?</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>La mayoría de los dirigentes han sido asesinados para
eliminar su acción social y por sectores poderosos. Se pagan sicarios y algunas
veces se utiliza a los grupos armados, como los paramilitares, pero realmente
estaríamos en un error si creyéramos que la mayoría de las muertes se deben al
conflicto armado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se trata de intereses económicos y de una práctica que
está logrando eliminar los derechos humanos y laborales en Colombia. Por
ejemplo, en poco más de 20 años los grandes propietarios del campo han pasado de
tener el 32% de la tierra a tener el 61%, cifra que refleja esa liquidación de
los dirigentes sociales. En este contexto, algunos movimientos como el indígena
han logrado conservar sus derechos, aunque por eso mismo son objeto de más
asesinatos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Todo esto no significa que el movimiento social haya sido
derrotado definitivamente, al contrario, hay una persistencia que en cierta
manera es milagrosa. Porque, si en un país como España el movimiento sindical
hubiera perdido en los últimos 20 años 4.000 activistas ¿seguiría existiendo y
trabajando? Toda esta violencia ha hecho que los movimientos sociales adquieran
mecanismos de resistencia que le han permitido resistir.<BR><BR><STRONG>¿La
justicia colombiana ampara a los movimientos sociales de toda esta
violencia?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En Colombia el sistema jurídico es todavía bastante
democrático pero no se refleja en la realidad de la sociedad. Hasta hace poco
existían todas las posibilidades para que la víctima reclamara, pero el actual
Gobierno adapta las normas a la realidad, cuando esta realidad no es
democrática. Un ejemplo es la Ley de Prescripción de la Propiedad, que ha bajado
de 20 a 10 años el plazo para que la gente con títulos de propiedad reclame su
tierra y que sólo da cinco años de margen para reclamar a los campesinos, ¡en un
país con tantos desplazados!</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con las leyes anteriores era muy difícil reclamar pero
algunas veces se ganó. El problema, entonces, era que un éxito judicial podía
generar un castigo tremendo para la gente que se había atrevido a reclamar sus
derechos judicialmente. Todo esto marca al movimiento social, pero sigue
luchando. Un ejemplo claro son los campesinos e indígenas, que en estos momentos
juegan un papel determinante. Fueron los indígenas quienes, tras 14 años
esperando a que el Gobierno cumpliera su promesa y les devolviera una hacienda,
decidieron ocuparla, movilizaron a mucha más gente y forzaron negociaciones con
las autoridades.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Movilizaciones de este tipo se dan también en las
comunidades afrocolombianas y en regiones como el Chocó, donde a pesar de las
represiones y los asesinatos de varias gentes, han continuado las movilizaciones
contra la guerra, contra el Tratado de Libre Comercio y contra las reformas
constitucionales que propone el Gobierno de Álvaro Uribe.<BR><BR><STRONG>¿Los
movimientos campesinos e indígenas son ejemplos a seguir por el resto de
organizaciones sociales?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Sobre todo el movimiento indígena, que a pesar de todas
las dificultades se sigue movilizando. En 1996, por ejemplo, y después de ocupar
la conferencia episcopal y tomar carreteras y oficinas públicas de todo el país,
el Gobierno dialogó con los indígenas y acordó crear tres organismos permanentes
de diálogo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se trata de una comisión de derechos humanos que
investigue y repare a comunidades víctimas de violencia, una Mesa de
Concertación en la que consultar a los indígenas las medias legislativas y
administrativas nacionales que les pueden afectar, y una Comisión de Territorios
Indígenas que vele por la propiedad de las tierras. Estos organismos funcionaron
dos años pero el actual Gobierno los ha boicoteado. Sin embargo, en estos
momentos el movimiento social ve en los grupos indígenas un modelo a seguir,
centrado en la cuestión de la tierra pero también en otros temas como el Tratado
de Libre Comercio, y muy bien organizado.<BR><BR><STRONG>¿De qué manera se
inspiran en el movimiento indígena?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Un caso muy claro es el del movimiento estudiantil, que
se ha visto muy influido por las luchas indígenas y ha adoptado muchos de sus
mecanismos. Los estudiantes protestan contra una reforma que quiere reducir a
cuatro años los estudios en la universidad pública y que les daría títulos menos
cualificados que los de la universidad privada, que mantendrá las carreras de
cinco años.<BR>Por eso se manifiestan y responden con imaginación a la represión
que se ejerce contra ellos, una represión muy grande que ha acabado con la vida
de varios jóvenes. Y ellos, en lugar de optar por el enfrentamiento directo,
llenan de flores los vehículos de la policía, pintan consignas, organizan bailes
en la calle...</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por todo esto, es de esperar que el movimiento social no
se acabe en muchos años, porque si los muchachos participan masivamente
tendremos muchos años de lucha social.<BR><BR><STRONG>¿Significa esto también
que los movimientos sociales se están renovando académicamente?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Sí. Muchos jóvenes campesinos estudian en la universidad
pública, están implicados en el movimiento estudiantil y del campo, saben
informática, inglés y tienen una capacidad de comunicación inmensa. En las
comunidades indígenas, por ejemplo, es impresionante ver lo que saben del
Tratado de Libre Comercio e incluso en muchas universidades es difícil encontrar
gente que hable de este tema tan fluidamente como en las comunidades
indígenas.<BR><BR><STRONG>Las mujeres dirigentes sufren violaciones y ven cómo
secuestran a sus hijos para obligarlas a dejar los movimientos sociales. En todo
este contexto, ¿qué papel juegan las mujeres?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Un papel muy importante. En los últimos años el asesinato
de líderes del movimiento campesino ha llevado a muchas mujeres a puestos de
dirección, y lo han hecho muy bien, tanto que hoy día comparten la persecución
al mismo nivel que los hombres. Muchas de éstas líderes campesinas están ahora
exiliadas en España y otros países europeos. En España está la presidenta de la
Asociación de Mujeres Campesinas Indígenas y Negras, una organización
terriblemente agredida desde 2003. En esta campaña de terror se ha secuestrado a
sus hijos para exigir a las mujeres su renuncia a la organización y se han hecho
violaciones múltiples a mujeres de movimientos sociales, para atemorizarlas a
ellas y a sus compañeras. También muchas han muerto
asesinadas.<BR><BR><STRONG>Como asesor de muchos de estos movimientos, ¿recibes
también presiones y amenazas?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Sobre todo he colaborado con organizaciones campesinas e
indígenas. Soy asesor de la Convergencia Campesina Negra e Indígena, una entidad
que aglutina numerosos movimientos campesinos, indígenas y negros. Colaboro con
la Organización Nacional Indígena, con entidades afiliadas a Vía Campesina y con
compañeros del Cauca, de la Amazonía... pero también de las ciudades y con
sindicatos como el petrolero. Por trabajar con el movimiento campesino fui
detenido y torturado, y aún sufro las secuelas de esa
tortura.<BR><BR><STRONG>¿Cómo te ha afectado a ti y a tu familia?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante un tiempo me marché fuera con mis hijos, porque
todavía eran muy niños. Ahora ya son mayores y todos vivimos en Colombia.
Durante cinco años no hablé por teléfono y son las razones por las que estoy
vivo. No tengo oficina ni una rutina. No acepto tener una rutina porque,
analizando los casos de miles de amigos asesinados, te das cuenta de que el
factor fundamental que se aprovecha para asesinar a una persona es la rutina.
Compañeros del sindicato minero pidieron a la empresa que les dejara vivir en la
mina porque les iban a matar del trabajo a casa y en la mina estarían seguros.
Pero la empresa no aceptó y hoy están todos muertos. A la mayoría de los
dirigentes los matan de camino al trabajo, a otros en el mismo trabajo, o en su
casa... no se puede tener una rutina. Que un activista social tenga una rutina
en Colombia significa dejarse matar.<BR><BR><STRONG>¿Alguna vez has pensado en
exiliarte?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>No. He estado fuera por la seguridad de mis hijos y dando
clases en Estados Unidos, en el marco de un programa para defensores de derechos
humanos en peligro. Pero nunca he tenido la perspectiva de irme porque tengo la
esperanza de que la lucha que estamos haciendo va a servir de algo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las cosas están empezando a cambiar en América Latina.
Desde luego, el último lugar donde cambiarán es Colombia, porque es donde más
violencia hay contra el movimiento social pero nosotros seguiremos trabajando
para que la situación mejore.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080>La información contenida en el boletín es de
fuentes propias, sitios web, medios periodísticos, redes alternativas,
movimientos sociales y organizaciones políticas de izquierda. Los artículos
firmados no comprometen la posición editorial de Correspondencia de Prensa.
Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
<BR></FONT></DIV></BODY></HTML>