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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><EM><STRONG><FONT color=#800000 size=4>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></STRONG></EM></DIV>
<DIV align=center><EM><STRONG><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - 1º de abril 2006 - Redacción:
</FONT></FONT></STRONG></EM><A
href="mailto:germain@chasque.net"><EM><STRONG><FONT color=#000080
size=4>germain@chasque.net</FONT></STRONG></EM></A></DIV>
<DIV align=center>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Palestina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La limpieza étnica de Israel
<BR><BR>Edward Herman *</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>La Haine</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.lahaine.org"><STRONG>www.lahaine.org</STRONG></A> </FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2> </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Uno de los tópicos más turbios de los
“intelectuales humanitarios” partidarios de las intervenciones y de los editores
y magnates de la prensa, es que los derechos humanos se han convertido en una de
las principales preocupaciones de Estados Unidos y de las otras potencias de la
OTAN, y en uno de los ejes fundamentales de su política exterior en las últimas
décadas.</STRONG> <BR><BR>Para David Rieff: “en todas las grandes capitales
europeas, los derechos humanos se han impuesto como un principio, no meramente
teórico sino operativo”. Su colega Michael Ignateff- otro fanático del recurso a
las armas- asegura que nuestros ensalzados “principios morales” han reafirmado
la necesidad de intervenir cuando las masacres y la deportación se convierten en
política gubernamental”[3]. Esta perspectiva se ha elaborado en buena medida
sobre el análisis de la experiencia –y su interpretación equivocada- de ciertas
fases del desmantelamiento de Yugoslavia en los años 90, donde la línea
propagandística pretendía que la OTAN había intervenido tardíamente y de mala
gana en el conflicto- pero no sin éxito- con el fin de acabar con la limpieza
étnica y el genocidio perpetrados por los serbios. La intervención se suponía
que había sido una profunda muestra del humanismo de los señores Blair, Clinton,
Köhl y Schroeder, apoyada y reclamada por los periodistas y por los grandes
defensores de los derechos humanos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin embargo, un gran número de hechos de esta versión de
la historia reciente de los Balcanes eran inexactos y uno de ellos- y no de los
de menor importancia-, es el de que la intervención de la OTAN no fue, en ningún
caso, tardía sino lanzada con rapidez, y en sí misma fue una de las causas
principales de la limpieza étnica que la siguió, y que favoreció el estallido de
Yugoslavia de forma que dejaba sin protección a importantes minorías enclavadas
en las nuevas repúblicas constituidas, lo que introdujo uno de los elementos
principales del conflicto étnico. Además, la intervención socavaba los acuerdos
de paz firmados entre los diferentes Estados entre 1992 y 1994, y animaba a las
minorías no serbias a solicitar la ayuda militar de la OTAN para utilizar en su
favor los desacuerdos, algo que consiguieron efectivamente. Activa o
pasivamente, las potencias de la OTAN contribuyeron a la limpieza étnica más
sistemática de todas las guerras de los Balcanes, es decir, la de los serbios en
la provincia croata de Krajina y en el Kosovo ocupado por la OTAN a partir de
junio de 1999.[4]</DIV>
<DIV align=justify><BR>La idea de que la intervención de la OTAN fue, desde el
principio al fin, fundamentalmente humanitaria plantea, con seguridad, otros
problemas pero cometeríamos un error si olvidáramos el aspecto selectivo de esta
presentación de los hechos y de lo que hubiera podido haber de estrictamente
político. El silencio de los intervencionistas humanitarios fue clamoroso cuando
en los años 90 Indonesia perpetraba masacres y más masacres y deportaciones en
Timor Oriental, o cuando Turquía exterminaba a su minoría kurda e incendiaba
pueblo tras pueblo, o cuando millares de refugiados huían de las matanzas en
Colombia y el Congo (que se vio sometido a una guerra civil con un millón de
muertos anuales durante cinco años), en gran parte como consecuencia de la
presencia de los invasores ruandeses y ugandeses. Curiosamente, “el instinto
moral” de los políticos humanitarios parecía volatilizarse en ciertos casos:
aquellos en los que los verdugos eran buenos clientes de esos mismos políticos
de los que recibían equipamientos, apoyo y formación militar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Curiosamente, también, “los principios morales” de los
intervencionistas, intelectuales y periodistas humanitarios no consiguieron
superar la tendenciosidad de sus líderes políticos hasta el punto de coincidir
totalmente con ellos. Esta coincidencia facilitó mucho la tarea de los
dirigentes políticos que se encarnizaron con mayor violencia contra los
objetivos de combate, en parte para distraer la atención sobre los sinvergüenzas
reales y el daño que se infligía a sus víctimas ( que se reconocía
implícitamente) como carentes de interés alguno.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Israel, un caso de libro</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El caso más interesante, y sin duda el más flagrante, de
inhibición del “instinto moral” puede verse claramente en Israel, un país que ha
llevado a cabo durante décadas una política sistemática de expolio y limpieza
étnica de los palestinos, especialmente, en Cisjordania y Jerusalén Este, no
sólo sin que ello provocara una reacción firme por parte del ““mundo libre””,
sino con el indefectible apoyo de Estados Unidos y las efusiones de fervor y de
ánimo de sus democráticos aliados. La aversión espontánea de los dirigentes
políticos occidentales y de los intelectuales humanitarios y mediáticos hacia
los “mentirosos” oficiales, como Arafat, Chávez o Milosevic, mientras consideran
respetables hombres de Estado a Begin, Netanyahu o Sharon- que merecen sin lugar
a dudas nuestro apoyo económico, militar y diplomático-, resulta verdaderamente
un prodigio de hipocresía, de incoherencia, de doblez y de infamia moral.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Que las coacciones, al igual que la propia creación del
Estado de Israel se burlen abiertamente de todos los valores de la Ilustración,
que consideramos los cimientos por excelencia de las civilizaciones
occidentales, resulta en verdad algo incomprensible.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En primer lugar, se trata de un Estado racista,
ideológica y legislativamente. Israel es oficialmente un Estado judío, en el que
el 90 por ciento de las tierras se reserva exclusivamente para los judíos y en
donde se prohíbe a los palestinos cualquier compra o arrendamiento de las
tierras anexionadas por el Estado desde 1948, mientras que los judíos del mundo
entero pueden legalmente emigrar y obtener, con la nacionalidad israelí, gran
número de privilegios sobre los nativos no judíos. Este tipo de ideología y de
legislación era inaceptable cuando se trataba de la política del apartheid en
Sudáfrica- recordemos no obstante que Reagan no estaba “menos comprometido
constructivamente” con este Estado que, por su parte, Margaret Thatcher
consideraba completamente aceptable-, y que las operaciones “anti-terroristas”
sudafricanas se coordinaban con las del “mundo libre”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta coordinación de los servicios de seguridad y de los
“expertos” occidentales incluidos los del apartheid sudafricano, se describe en
The Terrorism Industry)[5]. El tratamiento de los nazis a los judíos en
Alemania, incluso antes de la puesta en marcha de los campos de exterminio, se
ha considerado monstruoso. Y lo sigue siendo. Lo mismo que la actitud de las
autoridades soviéticas frente a su comunidad judía, actitud que llevó a Estados
Unidos a la introducción de una legislación en contra de las restricciones a la
emigración de los judíos rusos y a favor de la devolución de sus bienes
confiscados en la antigua Unión Soviética (la ley Jackson-Vanik, todavía en
vigor). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero las leyes israelíes semejantes a las de Nuremberg, y
la construcción de un Estado que se basa en la discriminación racial, se siguen
considerando aceptables a los ojos de los herederos de la Ilustración. El
“pueblo elegido” ha reemplazado a la “raza de los superhombres”, y no sólo los
principios resultan aceptables sino que Israel se convierte en modelo de
democracia y “faro que alumbra al mundo” (Anthony Lewis). Y en consecuencia, el
que Israel haya creado una categoría de seres humanos que, de hecho ante la ley,
están clasificados de ciudadanos de segunda ( y todavía con una categoría más
baja aquellos de los territorios ocupados), oficial y políticamente considerados
“undermenschen” (infrahumanos), resulta completamente aceptable. Este es un
sistema único de “racismo de excepción”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En segundo término, al Estado de Israel se le ha
permitido considerar nulas y no acatar numerosas resoluciones del Consejo de
Seguridad de la ONU, las disposiciones de la Cuarta Convención de Ginebra en lo
que se refiere a la ocupación de Cisjordania, las decisiones del Tribunal
Internacional de Justicia relativas a su Muro del Apartheid. Se le ha permitido
expoliar, lisa y llanamente, a los palestinos de la mayor parte de sus tierras y
reservas de agua; a demoler sus viviendas por millares; a arrasar centenares de
miles de sus olivos; a destruir sus infraestructuras y a construir ilegalmente
en la Cisjordania ocupada una enorme red de carreteras modernas para uso
exclusivo de los judíos, estableciendo al mismo tiempo restricciones desmedidas
de los movimientos de los palestinos en el interior de Cisjordania.[6] </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta limpieza étnica sistemática la ha llevado a cabo un
ejército bien equipado y entrenado contra una población nativa literalmente
desarmada, con el fin de liberar el país para instalar a los colonos judíos,
violando el derecho internacional, aunque sólo fuera en lo relativo a las normas
que deben regir la conducta de una potencia ocupante. Es un sistema único de
“depuración étnica excepcional” de “licencia excepcional para violar las leyes y
para desacatar las decisiones del Consejo de Seguridad y del Tribunal
Internacional de Justicia”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En tercer lugar, Israel periódicamente ha traspasado sus
fronteras para atacar a sus vecinos- Egipto, Siria y Líbano-; ha llevado a cabo
bombardeos y acciones terroristas contra estos tres países, además de contra
Túnez e Iraq, y ha mantenido durante años una milicia terrorista en Líbano,
además de realizar en este país atentados terroristas de acuerdo con su política
del “puño de hierro”, que han ocasionado grandes pérdidas de vidas de los
civiles tomados como objetivo.[7] Aunque la invasión de Líbano en 1982, se haya
dicho que fue una respuesta a los atentados terroristas, en realidad lo fue a la
ausencia de atentados (a pesar de las deliberadas provocaciones israelíes) y al
temor de éstos a verse obligados a negociar con los palestinos en lugar de
limpiarlos étnicamente. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Yhoshua Porath, especialista israelí del movimiento
nacional palestino, escribía en Ha’aretz el 25 de junio de 1982: “creo que la
decisión del Gobierno (de invadir Líbano)...se debió precisamente a que (los
palestinos) habían observado el alto el fuego”[8]). Evidentemente, no se tomó
ninguna medida ni sanción contra Israel por todas estas iniquidades, ya que
Israel se beneficia de un “derecho excepcional a la agresión, al terrorismo de
Estado y al apoyo al terrorismo”, que es un privilegio que emana exclusivamente
de su condición de Estado clientelar y aliado predilecto de Estados
Unidos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En cuarto lugar, debido a su derecho a ejercer la
limpieza étnica y el terrorismo, violando las resoluciones del Consejo de
Seguridad y las leyes internacionales, a sus víctimas se les niega cualquier
derecho a defenderse: se les puede expulsar de sus tierras, destruir sus casas y
propiedades, arrancar sus olivos, dejar que el ejército o los colonos los
masacren, pero cualquier acto de resistencia violenta por su parte se considera
un “atentado terrorista”, inadmisible y profundamente censurable. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Más de mil palestinos fueron asesinados por los israelíes
durante su primera fase de resistencia no violenta, la primera Intifada
(1987-1992), pero su resistencia pacífica no tuvo consecuencia alguna sobre la
ocupación ilegal. La comunidad internacional no tomó ninguna medida para
defenderlos realmente, e Israel se pudo beneficiar del aval tácito de Estados
Unidos para responder violentamente a la Intifada, hasta acabar con la
resistencia. La proporción de víctimas palestinas e israelíes fue entonces de 25
a 1 pero, habida cuenta del derecho excepcional de Israel para recurrir al
terrorismo, sólo los palestinos fueron calificados de terroristas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Quinto, por el hecho de estar dispensados del
cumplimiento del derecho internacional y por su pleno derecho a practicar el
terrorismo y la limpieza étnica, los israelíes gozan del privilegio de poner a
la cabeza de su Gobierno al responsable de una serie de atentados terroristas
contra civiles y de la masacre, en Sabra y Chatila de entre 800 y 3.000 civiles
palestinos. Paradójicamente, la decisión del Tribunal Penal Internacional-
constituido para la antigua Yugoslavia (TPIY)- de considerar que se puede
deducir un intento de genocidio de toda acción dirigida a exterminar a los
miembros de un grupo determinado, en un lugar determinado, incluido el caso de
que esa acción no tenga el propósito de exterminar en cualquier otro lugar a
todos los miembros del mismo grupo, se basaba en una resolución de 1982 de la
Asamblea de Naciones Unidas, en la que se condenaba oficialmente las masacres de
Sabra y Chatila como un acto de genocidio[9]. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El juicio se apoyaba en una Resolución de la Asamblea
General de Naciones Unidas de 1982, en la que se establecía que el asesinato de
al menos 800 palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Chatila aquel año
había sido un acto de “genocidio”.[10] Aunque tales decisiones judiciales no
sirvieron más que para condenar a los serbios, en relación con Sharon no sólo
han sido papel mojado sino que no han impedido a los occidentales tratarle con
todos los honores como si fuera un jefe de Gobierno totalmente respetable.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En sexto lugar, debido al derecho que tiene Israel a
practicar el terrorismo y la limpieza étnica, tales términos no pueden aplicarse
en ningún caso a este Estado. Cuando se utilizaron para caracterizar las
operaciones serbias en Kosovo, levantaron una ola de indignación. Sin embargo
aquellas operaciones se inscribían en el marco de una guerra civil (atizada
desde el exterior) y en ningún caso tenían como objetivo- como en el caso de
Israel- el de limpiar a un país entero de su población nativa para reemplazarla
por otro grupo étnico. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Israel no sólo quedó eximida de oficio de este tipo de
calificativos sino que además tuvo el privilegio de que se le permitiera
recurrir a palabras como “seguridad” o “violencia”. Por muy grandes que fueran
la inseguridad o la violencia de las agresiones a las que debían enfrentarse los
palestinos, sin embargo fueron ellos quienes tenían que renunciar a la violencia
ya que lo que estaba en juego era por encima de todo la seguridad de Israel.
Para los dirigentes occidentales, la seguridad de los palestinos no era
relevante porque su suerte carecía de interés, y porque su inseguridad se debía
a su incapacidad para aceptar el proceso de depuración étnica y a su propia
resistencia a este proceso.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este proceso de limpieza étnica, que se basa en un
terrorismo de gran envergadura, y que es en realidad el origen y la causa misma
de la respuesta terrorista de los palestinos, es la excusa de los israelíes (de
la misma manera que la construcción del muro del apartheid), como si no formara
parte de una programa oficial de “redención de tierras”[11] en provecho del
pueblo elegido, sino como respuesta totalmente legítima y necesaria a los
atentados terroristas palestinos[12]. Ya los terroristas principales nadie los
ha criticado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Séptimo, Israel es el único Estado en Oriente Próximo que
dispone de un arsenal nuclear, a cuya constitución han colaborado no sólo
Estados Unidos sino también Francia y Noruega. Y esta colaboración se ha
materializado a pesar de los 39 años de limpieza étnica, de la violación
sistemática del derecho internacional y de un número récord de incumplimientos
de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, de las leyes
internacionales y de la invasión repetida de los países fronterizos. Este
privilegiado derecho al monopolio nuclear en la región y el mantenerse al margen
de la jurisdicción de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) y
del Tratado de No Proliferación Nuclear, se deriva naturalmente de los
diferentes privilegios ya enumerados y, de forma particular, de la protección
incondicional de la primera potencia mundial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En octavo lugar, el “ “mundo libre”” se ha indignado hace
poco ante la eventualidad de que Irán pudiera dotarse, antes o después, de
armamento nuclear. Se ha amenazado perentoriamente a Irán con “un cambio de
régimen”, con bombardeos y otro tipo de ataques israelo-estadounidenses, pero la
respuesta iraní desestabiliza una situación de excepción en la que sólo Israel
(y su poderoso aliado) pueden plantear un problema de seguridad y el derecho a
defenderse; a los demás, como a los palestinos de Cisjordania, se les exige que
asuman su situación de inferioridad, con su cuota de inseguridad, de limpieza
étnica, de muros de segregación y otras miserias. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Y quienes no lo aceptan, en particular Irán, deben
aceptar las consecuencias como la amenaza de un ataque y las sanciones por haber
iniciado unas actuaciones legales, pero quizás susceptibles de llegar a
conseguir una capacidad de defensa nuclear, sin el aval del ““mundo libre””,
demasiado ocupado en apaciguar la cólera de Estados Unidos y de su primer lacayo
en Oriente Próximo. De manera que Israel disfruta del privilegio no sólo de
disponer de un arsenal nuclear sino además de movilizar al ““mundo libre”” para
que le garantice el monopolio absoluto, para asegurarse el proseguir como le
venga en gana con su limpieza étnica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Noveno, el “mundo libre” ha manifestado también su
irritación con motivo de la victoria de Hamás en las elecciones palestinas del
26 de enero de 2006 en las que Hamás ha obtenido 76 escaños de un total de 132
en el Parlamento. Fatah obtuvo 43. Se ha afirmado casi unánimemente que el
“proceso de paz” corre el riego de sufrir por ello, y el mismo George Bush
declaraba que no está dispuesto a negociar con gentes ¡que han recurrido a la
“violencia”!, cuando la violencia es su especialidad y la de su país, con tres
grandes agresiones en estos últimos siete años y un programa de dominación
anunciado públicamente, basado en una absoluta supremacía militar. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin duda, la violencia de las operaciones israelíes
supera infinitamente todo lo que los palestinos pudieran realizar pero la
desvergonzada parcialidad de los occidentales sigue horrorizada ante los
“atentados suicidas” y no ante los “asesinatos selectivos”. Pero de la misma
forma que el término “terrorismo” no se sabría aplicar a las acciones de Estados
Unidos y de Israel, el de la “violencia” no les puede afectar sino como
víctimas. Son países que no hacen sino “responder” y que recurren de mala gana a
la violencia como “autodefensa”, para garantizar su “seguridad”, con las mejores
intenciones y con fines humanitarios. ¡Y los occidentales se lo tragan sin
ningún problema!</DIV>
<DIV align=justify><BR>La popularidad de Hamás se basa en gran medida en que
Fatah y sus dirigentes no han podido detener ni el proceso de limpieza étnica ni
la constante degradación de las condiciones de vida en Palestina. Al rechazar de
forma sistemática el considerarlos como interlocutores válidos, Israel condenaba
su mandato deliberadamente al fracaso. Hamás, por su parte, fue hace años
financiado por Israel con el propósito de dividir a los palestinos y de minar la
enorme influencia de Fatah. Una vez conseguido este objetivo, desde el momento
en que un grupo islamista ha tomado el poder, todo el mundo encontrará las
mejores razones para rechazar cualquier acuerdo negociado con unos palestinos
que se han pronunciado a favor de un partido que no excluye la violencia, ¡de la
misma manera que Sharon y Bush! </DIV>
<DIV align=justify><BR>Para los occidentales no sería razonable que Hamás
rechace el dejar las armas y se acoja al derecho de defender a su pueblo contra
la ocupación y la limpieza étnica encarnizada, habida cuenta de que sólo uno de
los contrincantes tiene derecho a defenderse y a garantizar su “seguridad”. Al
llegar a este grado de rechazo de los “principios morales”, el derecho a la
resistencia queda excluido totalmente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El “proceso de paz” es un “orwellismo” perfecto, tal como
lo describía hace muchos años en mi Doublespeak Dictionary (Diccionario del
doble lenguaje): “ toda acción dirigida o apoyada por el Gobierno de Estados
Unidos en una región en conflicto, en un momento determinado que no implica
decisión alguna, a corto o largo plazo, de poner fin al conflicto o a las
operaciones de pacificación”. De manera que el “proceso de paz”
israelo-palestino, constantemente avalado o activamente apoyado por el gobierno
estadounidense, se ha singularizado por la intensificación de la limpieza
étnica, la destrucción de las infraestructuras palestinas, la instalación de
unos 450.000 colonos en Cisjordania, la construcción de un muro de segregación y
la anexión de la mayor parte de Jerusalén Este. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En otras palabras, la instauración del terrorismo de
Estado, y de una enorme cantidad de “hechos consumados” hasta el punto de que
cualquier idea de un Estado palestino viable se ha convertido en algo
literalmente impensable. Sin embargo, para los órganos de propaganda del “mundo
libre”, el auténtico “proceso de paz” que estaba en marcha, corre riesgo de
fracasar a partir de ahora con la elección de Hamás.[13]</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Cómo se puede explicar que se haya llegado a tal
grado de hipocresía y de abominación?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Todo ello ha sido consecuencia de la ambición inicial de
los dirigentes israelíes de crear un “lebensraum”[14] para el pueblo elegido.
Los palestinos se encontraban en su camino y había que desembarazarse de ellos.
Para hacerlo, los israelíes se han beneficiado del indispensable apoyo
diplomático y militar de Estados Unidos. Un mecanismo que se ha retroalimentado,
de forma que el endurecimiento de la resistencia palestina, a pesar de su
vulnerabilidad y de su relativa debilidad, no podía sino exacerbar el carácter
fundamentalmente racista del proyecto de depuración étnica que, año tras año, no
ha cesado de acrecentar su brutalidad; una situación que no podía sino agravar
el nombramiento de un notorio criminal de guerra para la presidencia del
gobierno. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En este proyecto, la colaboración y la protección de
Estados Unidos resultaban cruciales porque obstruían cualquier intento de
respuesta internacional efectiva a unas políticas tan claramente contrarias al
derecho internacional y a la simple moral, y que, puestas en marcha por
cualquier otro Estado no aliado hubieran implicado bombardeos y procesos por
crímenes de guerra. (El 22 de mayo de 1999, Slobodan Milosevic fue considerado
culpable ante un Tribunal Yugoslavo por haber ordenado la muerte de 344
albaneses de Kosovo. La mayor parte de ellos muertos poco después del inicio de
los bombardeos de la OTAN, el 24 de marzo de 1999; Sharon, por su parte, fue
considerado culpable, incluso por una comisión de investigación israelí, de
haber ordenado las matanzas de Sabra y Chatila, durante las cuales fueron
masacrados (en el interior de los dos campos de refugiados) un número dos veces
mayor de palestinos, en su mayoría mujeres y niños. Pero, como hemos señalado ya
en el texto, Sharon se benefició de un tipo de trato y de valoración
completamente diferente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El papel de Estados Unidos y su renuncia a todo
“principio moral”, provienen en parte de consideraciones sociopolíticas y de la
situación de Israel como mandatario y punto vital de la política estadounidense
en la región, así como de la capacidad del lobby pro-israelí, de sus bases y de
sus partidarios de la derecha cristiana, para obtener de los medios de
comunicación y de la clase política el apoyo abierto o tácito al proceso de
limpieza étnica. La estrategia del lobby incluye la explotación agresiva de la
culpabilización, con las referencias al Holocausto; la equiparación de cualquier
crítica a la depuración étnica que llevan a cabo los israelíes con el
“anti-semitismo” y el recurso puro y simple a la intimidación para ahogar todo
análisis crítico al debate de fondo[15], reacciones que se intensifican
proporcionalmente a las exacciones perpetradas en el marco del proceso de
limpieza étnica.<BR>Los atentados de Nueva York y la “guerra contra el
terrorismo” han favorecido mucho estos mecanismos al justificar la demonización
de los árabes y al presentar las actuaciones israelíes como parte de esta
supuesta guerra. El lobby y sus representantes en el seno de la Administración
Bush, se encontraban entre los más fervientes partidarios de la invasión de
Iraq, y en la actualidad luchan esforzadamente a favor de la guerra contra Irán-
este lobby en realidad es el único sector de la sociedad (estadounidense) que
reclama un enfrentamiento con Irán, y prepara actualmente una gran campaña de
presión sobre Bush y el Congreso para conseguir que Estados Unidos inicie las
hostilidades. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La guerra contra Iraq se ha revelado como una excelente
tapadera para la intensificación de la limpieza étnica de Palestina, y un nuevo
conflicto, cualesquiera que sean los riesgos, podría justificar una nueva fase
de limpieza intensiva, incluso una eventual deportación (“transferencia”) de una
población que constituye siempre “un riesgo demográfico”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La actitud de la “comunidad internacional” ante este
programa de limpieza étnica es una auténtica vergüenza. Tras sus llamadas
vehementes a la guerra y la justicia contra los calificados como “malvados” de
la ex Yugoslavia, en la que Estados Unidos estuvo dispuesto a combatir de forma
selectiva la limpieza étnica, la Unión Europea, Japón, Kofi Anan, la mayoría de
las ONG y de los países árabes, se han tragado la vergüenza y han olvidado sus
“principios morales”, o se han estrellado lamentablemente contra el apoyo
incondicional de Estados Unidos a Israel, contra la potencia económica israelí y
la de su diáspora, contra la explotación del sentido de culpabilidad vinculado
al Holocausto y, en Europa, contra un viejo prejuicio racista con resabios
coloniales, exacerbado por una propaganda masiva que, respaldada por las
imágenes omnipresentes de los “atentados suicidas”, oculta la ilegalidad
absoluta de los asesinatos selectivos, y de la brutalidad y robos de tierras
cotidianos de la ocupación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La negación del Holocausto es absolutamente reprobable,
pero en el contexto político actual no afecta sino a una ínfima parte de nuestra
ciudadanía y no tiene impacto real alguno, excepto precisamente para servir de
distracción cuando se denuncia a quienes se empecinan en la “negación de la
limpieza étnica”, tendencia especialmente extendida entre nuestras elites
occidentales- cuando se trata de Israel- y llena de consecuencias.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Conclusiones</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Palestina es una región crítica por excelencia que carece
de derechos, en la que su población- literalmente indefensa- ha sido engañada,
humillada, reducida a la mendicidad, y expulsada por la fuerza, de forma
metódica, para beneficiar a los colonos protegidos por una colosal maquinaria
militar, una y otra vez, armada y defendida por Estados Unidos, con el apoyo y
aval tácitos, incluso públicos, del resto del “mundo libre”. Sin embargo, la
gran pregunta para el denominado “mundo libre” a partir de ahora es: ¿Sabrá
Hamás contenerse y aceptar la limpieza étnica (siempre en marcha) y, en el mejor
de los casos, un eventual estatuto de bantustanes o, amenazará con resistir
todavía y seguirá con sus operaciones “terroristas”? Ante esta pregunta crucial,
el poder y el racismo han neutralizado literalmente “los principios morales” de
los occidentales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si esta cuestión resulta crucial, lo es en especial
porque varios millones de palestinos, desposeídos completamente, se encuentran
inmersos en una espiral trágica frente a la cual la comunidad internacional y
Estados Unidos no tienen otra cosa que hacer que decir “se acabó”, suspender su
ayuda y amenazar con sanciones para que se pare en seco. Pero para el “mundo
libre”, la causa del conflicto no es la ocupación ni la limpieza étnica, sino la
resistencia a esos abusos. Abyecta y estúpida, esta perspectiva no es sino una
pobre racionalización del apoyo racista y oportunista a un proyecto de limpieza
étnica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La situación de Palestina, además, resulta crucial para
centenares de millones de árabes en el mundo y para miles de millones de otros
habitantes del planeta, que ven en el comportamiento de los occidentales hacia
Palestina el reflejo de la actitud racista y colonialista que mantienen respecto
a los árabes, a los musulmanes y, en general, hacia el conjunto de pueblos del
Tercer Mundo. Es un terreno prodigiosamente abonado para el terrorismo
anti-occidental pero, lo que es más fundamental, para la profunda cólera, para
el odio y para el desafío hacia los occidentales y hacia lo que los mueve. Un
cáncer que no augura nada bueno para la humanidad del porvenir.</DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>* Edward S. Herman es analista, economista y autor de
numeroso libros y artículos. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Fuente: Michelcollon.info. Traducido del francés para
Rebelión por Felisa Sastre. Este artículo aparecerá en el número de marzo de Z
Magazine, con el título de Le Nettoyage Ethnique israeli o “ ‘L’Iinstinc Moral
refoulé (el instinto moral reprimido). N. T. Española: En el texto original
publicado en Z Magazine, no aparecen los párrafos señalados en negrita y
cursiva, que sí están en la versión francesa. Tampoco las notas a pie de página
que en la versión en francés se incluyen entre corchetes en el propio
texto.<BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>[3] David Rieff, “A new Age of Liberal Imperialism?”,
World Policy Journal, verano de 1999. Donde se cita a Ignatieff.<BR>[4] Véase:
Susan Woodward, Balkan Tragedy (Brookings, 1995); Diana Johnstone, Fools’
Crusade (Pluto and Monthly Review, 1999); David Owen, Balkan Odyssey (Harcourt
Brace, 1995); Lenard J. Cohen, Serpent in the Bosom: The Rise and Fall of
Slobodan Milosevic (Westview, 2001).<BR>[5] Edward Herman y Gerry O’Sullivan,
The Terrorism Industry, Pantheon, 1990.<BR>[6] Para un descripción documentada
de este proceso de desposesión, de violencia y de maltratos de todo tipo,
véanse: Noam Chomsky, The Fateful Triangle (South End, 1999), cap. 8; Kathleen
Christison, The Wound of Dispossession (Ocean Tree Book, 2003; Norman
Finkelstein, Beyond Chutzpah (University of California, 2005, Part. 2; Michel
Warschawski, Toward An Open Tomb ( Monthly Review, 2004); Jelf Halper,
Despair:Irael’s Ultimate Weapon, Center for Policy Analysis on Palestine, 28 de
marzo de 2001. (http://www.thejerusalemfund.org/carryover/pubs/20010328ib.html
); y Jeff Halper, “The 94 Percent Solution: A Matrix of Control”, Middle East
Report, Otoño, 2000.<BR>(http://www.merip.org/mer/mer216/216_halper.html
).]<BR>[7] Noam Chomsky, Pirates & Emperors (Claremont Research: 1986),
chap. 2; Chomsky, Fateful Triangle, chap. 9.<BR>[8] Para más detalles, véase:
Chomsky, Fateful Triangle, pp. 198-209.<BR>[9] Veredicto del 2 de agosto de 2001
en el proceso contra Radislav Krstic (IT-98-33T)
(http://www.un.org/icty/krstic/TrialC1/judgement/index.htm), Section G,
“Genocide”
(http://www.un.org/icty/krstic/TrialC1/judgement/krs-tj010802e-3.htm#IIIG),
aprox. Pp. 589 - 595, et note 1306.<BR>[10] Résolution de l’Assemblée Générale
des Nations Unies intitulée : “ La Situation au Proche Orient ” (A/RES/37/123),
Section D, 16 décembre 1982
(http://www.un.org/documents/ga/res/37/a37r123.htm)]<BR>[11] La “redención de
tierras” es un elemento central de la ideología y de la política colonial
sionista. Este eufemismo sirve para cualquiera de las formas posibles de anexión
de las “tierras bíblicas” por el Estados de Israel, tanto si conservan o no el
estatuto oficial de colonia. El término hebreo “gueoula” significa exactamente
“redención”.<BR>[12] Cita de un politólogo israelí, Gerald Steinberg, en Chris
McGreal “World apart”, Guardian, 6 de febrero de 2006.
http://www.guardian.co.uk/israel/Story/0,,1703245,00.html<BR>[13] “Washington’s
Peace Process,” ch. 10, en: N. Chomsky, The Fateful Triangle.]<BR>[14] N.T.:
Espacio vital, en alemán, aspiración de los nazis para justificar su expansión y
el exterminio de los judíos y otros pueblos no arios en Europa.<BR>[15] Véase:
Joan Wallach Scott, “middle East Studies Under Siege”, The Link, enero-marzo,
2006.
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