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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial><STRONG>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><EM><FONT color=#800000 size=4>Boletín informativo - Red
solidaria de la izquierda radical</FONT></EM></DIV>
<DIV align=center><EM><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - 13 de abril 2006 - Redacción:
</FONT></FONT></EM><A href="mailto:germain@chasque.net"><EM><FONT color=#000080
size=4>germain@chasque.net</FONT></EM></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></STRONG>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Venezuela </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Entrevista con Roland Denis
(Movimiento 13 de Abril)</STRONG></FONT></DIV><FONT size=2>
<DIV align=justify><BR><FONT face=Arial size=3><STRONG>Destruir y
reconstruir</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT face=Arial size=3><STRONG>El nuevo Estado en
Venezuela y los movimientos populares</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Raúl Zelik *</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Revista Viento Sur, Nº 85, marzo
2006</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><A
href="http://www.vientosur.info/"><STRONG>http://www.vientosur.info/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial>Roland Denis militaba en los años 80 en la
corriente de izquierda Desobediencia Popular. Siempre ha estado vinculado a los
movimientos populares y es autor de un libro sobre el caracazo, La rebelión de
masas, en 1989. De 2002 a 2003 fue viceministro de Planificación y Desarrollo.
Acaba de publicar Rebelión en proceso. Forma parte de la organización Proyecto
Nuestra América - Movimiento 13 de Abril.</FONT></DIV><FONT face=Arial>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Raúl Zelik: Tu jefe Felipe Pérez y tú han salido
hace poco del Ministerio. Ustedes promovieron una política que trataba al
desarrollo como un problema de proceso social y organizativo. En este sentido,
fortalecieron el poder local y la autogestión. Los cambios de ministros no son
raros en la administración de Chávez. Pocos ministros se han mantenido más de 10
meses. Sin embargo, en el caso de ustedes uno se pregunta si su salida significa
un cambio de dirección del gobierno.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG><BR>Roland Denis: Mas que un cambio de
dirección diría que vemos la ausencia de una dirección. Hay unos principios
generales de la revolución bolivariana: democracia participativa, lucha por un
mundo multipolar, resistencia contra los imperios económicos, construcción de
una economía solidaria y alternativa. Felipe Pérez y yo intentamos interpretar
estos principios de una manera radical. “Radical” no en el sentido de
“extremista”, sino de consecuente, de “ir a las raíces”. Tratamos de profundizar
el control social, es decir de darles a las comunidades este poder que se
necesita para desarrollar nuevas relaciones con el Estado. Relaciones de
co-gobierno y co-gestión.<BR></DIV>
<DIV align=justify>Esta práctica provocó la resistencia de las instituciones
existentes, del ‘viejo Estado’ que sigue existiendo en Venezuela a pesar de los
cambios. No hay una visión concreta del gobierno Chávez como se podrían eliminar
los intereses burocráticos y económicos vigentes para transformar profundamente
al Estado. Por ello, nuestra política provocó fuertes conflictos.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: Se comenta que ustedes pidieron también que
Chávez asumiera medidas mas consecuentes contra la
corrupción.</STRONG><BR><BR>R.D.: No sólo contra la corrupción. Respecto al
Banco Mundial, al FMI, al poder bancario en general, al problema fiscal… En
todos los aspectos, donde pasamos del discurso general a la política concreta,
hubo choques dentro del aparato del Estado. Ésto por lo menos es mi
impresión.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: ¿Cómo hay que imaginarse los conflictos en
el Estado venezolano? ¿Es así como dice la oposición que Chávez saca y pone “a
dedo”, hay conflictos políticos entra la izquierda y la derecha dentro de los
partidos gubernamentales o simplemente son equipos que pelean por
puestos?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>R.D.: La esencia de los Estados, no sólo del Estado
venezolano sino de todos los Estados, es que son arenas de lucha por la
hegemonía. Los poderes fácticos tratan permanentemente de hacer valer sus
intereses. En este sentido, no se trata de una lucha entre izquierda y derecha.
El Estado venezolano está atascado desde el intento de golpe el 11 de abril de
2002. Mientras que el movimiento revolucionario dio un salto impresionante en
aquellos días -no olvidemos que fueron los movimientos populares que vencieron a
la dictadura de 24 horas de Pedro Carmona-, el Estado asumió una posición mas
conservadora. Chávez buscó, lo que para mí era uno de sus errores más grandes,
el diálogo con la oposición golpista y les cedió en varios puntos. Durante el
golpe petrolero en diciembre del 2002, el gobierno tuvo que radicalizarse
nuevamente. Pero no en base de una decisión propia, sino como consecuencia de la
presión de afuera, porque también este intento de golpe fue vencido por las
organizaciones de base. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Esto es lo que llamo el “atasco del Estado”. No hay una
política concreta frente a problemas como la agricultura, las relaciones
internacionales, el desarrollo, la industrialización. Se manejan discursos
generales; ahora por ejemplo todos hablan del desarrollo endógeno y reivindican
la economía solidaria. Pero cuando se trata de convertir esta política en
práctica, hay mucho temor, ya que se sabe que una política económica alternativa
transformaría profundamente a la sociedad.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: ¿No es comprensible esta actitud? La
pregunta que muchos se hacen, es ¿por qué hay contrarrevolución si no ha habido
revolución? La presión es fuerte. EE UU y España han apoyado abiertamente al
golpe en 2002. ¿Qué pasaría si se profundizara la transformación?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>R.D.: La intervención ya es un hecho. En el marco
internacional más que todo se lucha por políticas generales. EE UU nos quieren
imponer el ALCA sea como sea, lo que perpetuaría las relaciones de poder
existentes entre América del Norte y los países latinoamericanos. Si Venezuela
rechaza esta propuesta, desde el punto de vista de Washington ya se convierte en
enemigo de EE UU.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por esto, no creo que la actitud ambigua del gobierno
Chávez tenga que ver con temores por la intervención. Más bien es consecuencia
de una falta de claridad, de debates y de confianza en el pueblo; una falta de
confianza en la capacidad de autogobierno del pueblo. Los pobladores de barrio
apoyaron incondicionalmente al gobierno durante los golpes, arriesgaron sus
vidas. Pero el Estado va muy poco a los barrios. Hay una concepción demasiado
cerrada, casi cuartelaria del poder.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: ¿Este fenómeno, a qué se debe? ¿A las
viejas burocracias que todavía ocupan al 98% del aparato estatal, a los
conceptos de la vieja izquierda que está en el gobierno, o a la influencia de
los militares?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>R.D.: Allí se mezclan las cosas. Está la cultura del
Estado venezolano y su sistema de partidos, están los militares, está la vieja
izquierda con sus conceptos leninistas de poder estatal, vanguardia y control
vertical. Nuestra constitución habla de la democracia participativa, una
democracia en la cual las comunidades tienen el papel protagónico. Y si para mí
algo ha quedado claro en este año de viceministro, es la experiencia que sí son
posibles el autogobierno, el nuevo Estado, otras relaciones entre gobierno y
comunidades. Ha habido discusiones horizontales impresionantes sobre la
utilización del presupuesto y el desarrollo de proyectos concretos. El problema
sólo era que en el aparato estatal hubo gran miedo de estos cambios. Miedo o
desinterés.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: Para extranjeros, el panorama político en
Venezuela es bastante confuso. En Colombia hay puntos de referencia históricos:
las organizaciones políticas e insurgentes tienen, de una u otra manera, una
influencia sobre los movimientos sociales. En Venezuela, mientras tanto, no
parece haber estructuras orgánicas de la izquierda.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>R.D.: En este sentido, uno no puede comparar Venezuela
con Colombia. Aquí desaparecieron todas las organizaciones políticas
tradicionales, tanto de la izquierda como de la derecha. Los grupos guerrilleros
de los años 60 y 70 fueron vencidos. Por el otro lado, también los partidos de
referencia de la derecha, la Acción Democrática (miembro de la Internacional
Socialista) y COPEI (miembro de la Internacional demócratacristiana), se
desmoronaron.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En los otros países latinoamericanos, el Estado es un
instrumento de la burguesía para garantizar la acumulación de capital. A
diferencia de esto, el Estado venezolano se convirtió en el sitio de la
acumulación capitalista privada. La única fuente de riquezas en este país es la
renta de petróleo. Todas las estructuras que se movían dentro de este Estado,
sindicatos, partidos políticos de la derecha, la izquierda reformista, se
hundieron. Se convirtieron en una parte del mecanismo de acumulación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por esto, empezamos a discutir en los años 70 sobre
nuevos caminos de transformación. Abandonamos los conceptos de las vanguardias
armadas. La única salida viable pareció ser una insurrección masiva que tenía
que ser apoyada por estas partes del sistema que podían cambiar sustancialmente
la correlación de fuerzas. Esto fueron los militares. Conformamos así una
alianza con actores dentro del Estado que quisieron destruir al Estado. Este
concepto finalmente se materializó con la rebelión popular del caracazo en
febrero de 1989 y las dos insurrecciones militares en febrero y noviembre del
1992. Las subjetividades que surgieron en esta fase no tienen nada en común con
los actores políticos que uno conoce en las sociedades formadas occidentales: no
son partidos, organizaciones o sindicatos. Tienes que ir muy a la base, a las
comunidades o los pueblos, para encontrar los nuevos actores. Nosotros llamamos
esta dinámica el Proceso Popular Constituyente. Es decir, no enfocamos hacia la
construcción de organizaciones, sino hacia la conformación de un nuevo Estado.
Por ello, no puedes describir el proceso venezolano con las categorías políticas
tradicionales que parten de minorías organizadas de izquierda y de derecha que
luchan por el poder.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: ¿Los partidos del Polo Patriótico, es decir
el Movimiento Quinta República (chavista), Patria Para Todos (comparable quizás
con un PT brasileño pequeño) y Podemos (socialdemócrata), entonces no juegan un
papel mayor?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG><BR>R.D.: Como aparatos de movilización
quizás. Pero exactamente esta falta de una línea política es parte del dilema.
Estos grupos no presentan proyectos políticos claros. Chávez sí ha intentado
asumir las reivindicaciones de los movimientos populares y a la vez tener en
cuenta las condiciones reales en el Estado. En este sentido, hay que aplaudirle
ya que hubiera podido jugar otra carta y alejarse de las bases.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero por el otro lado también hay que señalar que el
Estado venezolano sigue siendo el viejo Estado. Es un espacio de acumulación
privada donde los partidos políticos no luchan por la hegemonía ideológica, sino
por puestos. Los partidos del Polo Patriótico siguen siendo parte de este juego,
lo que evidentemente está en contradicción con los principios del proceso
revolucionario. Muchas veces se malinterpreta la realidad venezolana. Aquí hay
tres mundos: hay un proceso revolucionario que no está representado
principalmente por el gobierno sino por los movimientos populares. Está el
gobierno que muchas veces no asume posiciones definidas. Y finalmente está la
oposición de la oligarquía y las clases medias controladas ideológicamente por
ésta.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: ¿Qué quiere decir? ¿Hay un proceso de
transformación o no?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>R.D.: Sí, claro. Hay un proceso de organización desde
abajo que es inédito en el mundo. Se están construyendo bases para una economía
alternativa y de cooperativas. En muchos espacios, se está conformando una
democracia participativa y protagónica. Todo esto no lo ha habido en otras
revoluciones o proyectos de reformas. ¿Por qué es diferente nuestra realidad?
Por que se trata de un proceso constituyente. El gobierno no es la vanguardia
del proyecto y por eso el proceso va más allá del gobierno de Chávez.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: ¿Qué habría que hacer para radicalizar al
proceso? ¿Qué pasos tendría que asumir el gobierno? ¿O son sólo los movimientos
que pueden profundizar al proceso?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG><BR>R.D.: No le exijo mucho al Estado. En
principio sólo dos cosas: primero que garantice la eficencia de su gestión y
asuma medidas contra la corrupción y segundo que siga funcionando como un muro
de contención contra las fuerzas fascistas. El resto lo podemos hacer nosotros
mismos. Al final, no se puede construir una sociedad nueva a través de decretos.
El papel de un gobierno es de posibilitar el protagonismo de las masas sin
imponerle una dirección.<BR><BR>Hemos defendido al gobierno y a la persona
Chávez y seguiremos defendiéndolos porque son un muro de contención. Pero esto
no quiere decir que estemos completamente identificados con ellos. El gobierno
no sólo frenó a la derecha sino en muchas ocasiones también a los movimientos
populares y al proceso social. Para mí “la revolución dentro de la revolución”
se daría si el Estado empezara a gobernar con las masas. No entregando
ministerios, sino cambiando los mecanismos de decisión. Hasta que el gobierno
haya aprendido esto, sin embargo, habrá todavía muchos conflictos y muchos
choques.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: ¿Qué habría que socializar primero? ¿El
acceso a los medios?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>R.D.: El acceso a los medios, a la tierra, a la
producción, los créditos, la tecnología y la planificación. La política de
desarrollo tendría que definirse en base de aquello que discuten las redes de
autogestión. Habría que descentralizar la entrega de recursos. Para todo aquello
hay propuestas concretas. Hay planes que han sido desarrollados
independientemente por las comunidades, incluso contra la resistencia de partes
del Estado, programas agrarios como “Todas las manos por la siembra” por
ejemplo. Estos proyectos arrancaron por que los movimientos sociales lucharon
por ellos.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: La corriente de la cual provienes,
Desobediencia Popular, discutía mucho con la organización política colombiana A
Luchar durante la década de los 80. Hubo un debate intenso sobre nuevas
relaciónes entre población y organizaciones y se planteó el concepto del Poder
Popular. ¿Dirías que Venezuela es la prueba que las vanguardias políticas son
innecesarias, que pueden ser remplazadas por redes?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG><BR>R.D.: Sí creo que las vanguardias
colectivas son necesarias. Vanguardias sociales que no se definen en base de una
posición de poder. Siempre hay vanguardias porque siempre alguien es el primero.
Pero el hecho que tu hagas un paso primero, no significa que todos luego te
seguirán. Tú eres vanguardia siempre cuando otros tengan tus acciones y pasos
como un punto de referencia. Pero no porque dirijas, sino por que otros te
consideran una referencia. Si un grupo establece una asamblea de barrio en una
vecindad y si este modelo es copiado en otras vecindades, el grupo se convierte
en vanguardia. El ejemplo se multiplica porque funciona y por que le ayuda al
barrio a articularse. Pero aquí se trata de iniciativa y no de control.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: Estructuras asamblearias no pueden
remplazar completamente a la organización política. En Venezuela no existen
tales organizaciones. Hay grupos pero no hay proyectos
nacionales.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>R.D.: Es verdad. Pero hay un elemento que logra
cohesionar a estos movimientos dispersos y difusos: la persona de Chávez. Él no
representa la vanguardia, sino el carácter de masas de estos movimientos.
Nosotros, es decir varias corrientes, empezamos a decir a principios de los 90
que no se trata de construir organizaciones políticas, sino campos de hegemonía.
Campos en los que ciertos conceptos se hacen hegemónicos. Con esta propuesta
muchos han trabajado, sin estructura orgánica, pero sí con criterios comunes, en
diferentes áreas: en los movimientos campesinos y obreros, en las redes
pedagógicas y socioculturales, en la construcción de una economía solidaria. En
Venezuela, se han configurado campos enteros que reflejan estas posiciones
hegemónicas: los medios alternativos por ejemplo. No son centralizados pero sí
se extienden. Claro que hay aspectos que deberíamos centralizar, que mejor
podríamos administrar centralmente. Ahí nos falta a veces madurez.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero sin embargo, el campo hegemónico sigue creciendo con
mucha dinámica. O las redes pedagógicas. El problema no sólo consiste en las
ideas buenas. En Colombia, hubo muchísimas publicaciones importantes sobre el
trabajo popular, de barrio y de conciencia. En cuanto a la concepción de Poder
Popular le debemos mucho al aporte de los colombianos(as). Pero en Venezuela se
logró masificar estos conceptos. Se han convertido en una parte de la práctica
política y Hugo Chávez en su locutor. Creo que Chávez no sabe demasiado sobre
los conceptos de pedagogía popular. Pero los movimientos populares han propuesto
estos conceptos y ya que Chávez sabe que tiene que convivir con esta nueva
hegemonía, con este sueño de un mundo diferente, la difunde.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para mí, todo esto es un gran triunfo civilizador y
cultural. En Venezuela, se ha demostrado que un proceso social puede arrancar
sin vanguardias orgánicas, e incluso a veces puede arrancar mucho mejor sin
estas vanguardias. Se ha vista que redes y movimientos en condiciones concretas
pueden remplazar a los partidos y organizaciones clásicos.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: Me parece que otro aspecto es muy
importante. En algunas partes aquí se ha logrado reconciliar movimientos de base
inspirados por el anarquismo con una concepción diferente del Estado. Así se
está diseñando una respuesta al conflicto histórico entre el poder local y la
sociedad en su conjunto. Hay proyectos en Venezuela que muestran que sí es
posible superar la contradicción entre autogobierno y Estado. Por el otro lado,
me pregunto cómo se podría generalizar esta experiencia. En fin, el 98 por
ciento del aparato estatal consiste en viejas élites, el 1,9% es gente que
quisiera convertirse en éstas.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>R.D.: El proceso popular constituyente tiene que seguir.
Con este Estado no vamos a lograr nada. No se trata simplemente de remplazar
algunos funcionarios. A este Estado hay que destruir y reconstruirlo. Y esta
reconstrucción tiene que partir de nuevas bases y generar nuevas formas de
centralización de poder mas locales y participativos. Nadie puede decir si
realmente vamos a lograrlo. En nuestros análisis, un poco fantásticos, hablamos
de un proceso que durará 20, 30 años. Y claro que podemos ser derrotados y
eliminados en este camino. La pregunta decisiva es si lograremos a cambiar las
correlaciones de poder. De hecho, podemos observar procesos en esta
dirección.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En las fuerzas armadas, por ejemplo, se están conformando
nuevas actitudes y prácticas que no tienen nada que ver con fuerzas armadas
tradicionales. Lo que sí es seguro es que no vamos a hacerlo solos. Si esta
lucha no se continentaliza, podemos irnos a casa. La revolución bolivariana es
totalmente diferente del proceso cubano. Aquí no se trata de un socialismo de
Estado que se puede encerrar en si mismo. Nuestro proyecto se filtra por todas
partes. Sólo puede sobrevivir si no se aísla. Si emitimos luz para otras partes
y recibimos luz de estos otros lados.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: En Alemania muchos términos que ustedes
utilizan, no se entienden bien: ‘soberanía nacional’, ‘conducción’, ‘alianza
cívico-militar’. No podemos discutirlos todos. Pero sobre un punto quisiera
preguntar más: sobre la Constitución. Yo diría que una constitución siempre es
papel muerto, una mezcla entre garantía de propiedad privada y promesa
incumplida de libertad. Para ustedes la Constitución es el centro del proyecto
revolucionario ¿Por qué?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>R.D.: Aquí no hubo una organización revolucionaria que
asumiera el papel de conducción. Aquí sólo hubo movimientos insurreccionales,
primero de masas, luego de militares. Estos movimientos fueron heterogéneos,
dispersos, fragmentados. Lo que los unió fue el proyecto de desarrollar un
fundamento común, es decir la Constitución. Nadie hubiera sido capaz de
centralizar este movimiento alrededor de un programa, ni siquiera Chávez. Su
conducción es indiscutible pero sus ideas no eran suficientes para cohesionar al
movimiento. La Constitución llenó este vacío. Es un programa político y un marco
para el proceso futuro a la vez. Por esto, la Constitución no es un texto
muerto. En ella se reflejan muchos valores y principios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Y es una constitución profundamente libertaria y
igualitaria. Quizá no lo suficiente. Quizá tendremos que reformarla, quizá no
será necesaria en algún momento. Pero en este momento juega el papel de un libro
rojo. Refleja las reivindicaciones y los objetivos de los movimientos
populares.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: ¿Pero en qué consiste su importancia
concreta? ¿Realmente define el contenido progresista de nuevas leyes o es al
revés: el movimiento político que reivindica a la Constitución como símbolo o
programa, decide sobre el carácter de las nuevas leyes?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG><BR>R.D.: Las dos cosas. Claro, la
Constitución también puede ser útil para la derecha en un momento concreto. Pero
para mí, sobre todo, es didáctica. Piensa en los millones de personas que nunca
antes habían discutido políticamente y que ahora leen la Constitución. No son la
mayoría de la población pero si son una minoría grande. Y esta gente estudia con
la Constitución también una forma de pensamiento político por que es una
Constitución muy influenciada por las ideas de igualdad y justicia social.
Además, la Constitución es un instrumento de lucha. El Estado burgués gira, por
definición, alrededor de su Constitución. Así, ésta se convierte en un marco en
el que podemos actuar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Claro que podríamos discutir abstractamente sobre la
genealogía de las constituciones burguesas. Pero en esta situación concreta
juega un papel muy, muy grande. Como momento concientizador, como programa, como
marco para actuar. Sin Constitución no hubiéramos hecho nada. Chávez no es el
centro de este proceso. Es el comunicador. El centro consiste en las ideas y
ésto es en nuestro caso, la Constitución.<BR><BR><STRONG>R.Z.: Entonces ¿qué es
más importante: la Constitución como libro o el proceso como se
desarrolló?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG><BR>R.D.: El libro da continuidad al
proceso. Todos los reglamentos sobre la socialización de la política de
planificación y del control social de los presupuestos públicos están ya
definidas en la Constitución. Lo mismo podemos decir sobre la economía solidaria
y alternativa, la política endógena de desarrollo y el rechazo al
neoliberalismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>R.Z.: ¿Cómo seguirá el proceso en Venezuela?
¿Habrá nuevos golpes? ¿Se extenderán los paramilitares que ya están actuando en
las regiones fronterizas con Colombia?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>R.D.: Lo más probable es que el conflicto se agudizará.
Si las fuerzas imperiales sufren una derrota decisiva en su reconformación
mundial pronto, para lo cual lamentablemente no hay muchos indicios, la
revolución bolivariano en Venezuela podrá sobrevivir un tiempo. Pero en este
sentido soy muy pesimista. El nuevo poder del Imperio no es eterno, pero por lo
menos los próximos diez años serán terribles.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si el proceso bolivariano entonces no desmorona por su
propia degradación y si se mantiene la relación difícil, pero productiva entre
gobierno y movimientos populares, se dará un choque fuerte. Con la excepción de
Cuba y algunos otros países, Venezuela es la gran anomalía en el mundo de hoy.
Una anomalía que quieren borrar del mapa. O para expresarlo en las palabras de
la oposición: “hay que exterminar la enfermedad chavista”. Para ellos, esto no
significa exterminar unas ideas o derrotar un proyecto en las urnas, sino
eliminar físicamente a sus protagonistas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desafortunadamente, los medios de comunicación han creado
una subjetividad política en las clases medias que no sólo saludaría a la
eliminación del movimiento chavista, sino que también participaría activamente
en ella. Esta campaña ya empezó. Grupos paramilitares asesinaron más de 70
líderes campesinos en los últimos tres años. Casi todos los asesinatos políticos
de los cuatro años se han dirigido contra partidarios del gobierno.
Paradójicamente, hasta la mayoría de los asesinatos contra la oposición fue
cometida por la ultra derecha.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La pregunta es si podremos parar esta política de
exterminio. En los últimos 18 meses el movimiento popular ha derrotado dos veces
a la derecha y en las fuerzas armadas por lo menos hay un sector considerable
que resistiría a una ofensiva ultraderechista.<BR></DIV>
<DIV align=justify><BR>* Raúl Zelik realizó esta entrevista en Venezuela, donde
se encontraba invitado por el Kulturstiftung des Bundes y el Caracas Urban Think
Tank. Agradecemos su autorización para publicarla.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080>La información contenida en el boletín es de
fuentes propias, sitios web, medios periodísticos, redes alternativas,
movimientos sociales y organizaciones políticas de izquierda. Los artículos
firmados no comprometen la posición editorial de Correspondencia de Prensa.
Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
<BR></DIV></FONT></FONT></BODY></HTML>