<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.2600.0" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><STRONG><EM><FONT size=4>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></EM></STRONG>
<DIV align=center><FONT face=Arial color=#800000 size=4><STRONG><EM>Boletín
informativo - Red solidaria de la izquierda radical</EM></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=center><FONT face=Arial size=2><STRONG><EM><FONT size=4><IMG alt=""
hspace=0 src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG"
align=baseline border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - 18 de abril 2006 -
Redacción: </FONT></FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=4>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify></FONT><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Francia</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El sabor agridulce de una
victoria</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Hugo Moreno *
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.sinpermiso.info"><STRONG>www.sinpermiso.info</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><BR></FONT><FONT face=Arial size=2><EM>"Este conflicto,
que hizo irrumpir en el escenario social a una nueva generación, puede ser
considerado a justo título como una gran victoria contra el neoliberalismo
europeo. Ha sido un rotundo ‘No’ a la política económica y al proyecto de
dominación de las clases dominantes."</EM></FONT></DIV><FONT face=Arial
size=2><EM></EM>
<DIV align=justify><BR>Dos meses de protestas y movilización social contra el
Contrato de Primer Empleo (CPE) –artículo 8 de la « ley de igualdad de
oportunidades » — terminaron con una retirada sin gloria por parte del primer
ministro Dominique de Villepin y del gobierno presidido por Jacques Chirac. Esta
semana, la Asamblea nacional y el Senado resolvieron precipitadamente «
reemplazar » el polémico CPE por una serie de medidas destinadas a facilitar el
empleo de jóvenes en dificultad. De hecho, se trató de la derogación del mismo y
de su substitución por medidas ya existentes en otras resoluciones. Las
propuestas para anular otras disposiciones de la ley, formuladas por la
izquierda, no fueron aceptadas. (1) Lo único novedoso es el mayor aporte
estatal, con subsidios de 400 euros por cada empleo en el primer año, y 200 en
el siguiente, involucrando unos 150 millones de euros en beneficio de las
empresas. Estas medidas, por cierto, son apenas un paliativo y, nadie se llama a
engaño: no pueden resolver la gravísima cuestión del desempleo que golpea
particularmente a los jóvenes entre 18 y 26 años (estimado en alrededor del 25
%, sobrepasando el 40 % en los barrios suburbanos, cuando la media general es el
9 %).<BR> <BR>Por otra parte, se mantienen otras medidas regresivas
contenidas en la ley, como la autorización para trabajar a partir de los 14 años
o el trabajo nocturno a partir de los 15. Sin embargo, la supresión de hecho del
CPE –símbolo de la precarización del empleo, en un contexto de enfrentamiento
social y político genera – ha sido un gran triunfo de la juventud. Ésta salió a
las calles, atrajo y motivó el apoyo de las federaciones sindicales, y logró
ganarse a una mayoría de la opinión pública, lo que constituye en sí mismo un
hecho histórico. Las cinco grandes jornadas entre el 7 de marzo y el 4 de abril
–con paros, huelgas y millones de personas manifestándose contra el CPE (en la
última, más de tres millones en unas 250 ciudades)— fueron expresión de un
poderoso movimiento contra el conjunto de la política económica y social del
gobierno Chirac-Villepin-Sarkozy. Por su duración, combatividad y fuerza
unitaria, estos dos meses de revuelta popular y democrática han sido el punto
culminante de la resistencia a la ofensiva desplegada por la derecha
conservadora desde 1995. Este conflicto, que hizo irrumpir en el escenario
social a una nueva generación, puede ser considerado a justo título como una
gran victoria contra el neoliberalismo europeo. Ha sido un rotundo « No » a la
política económica y al proyecto de dominación de las clases dominantes. Sus
antecedentes más recientes fueron el rechazo de la Constitución europea, el 29
de mayo 2005, y, con otras motivaciones y formas, el estallido de los jóvenes
suburbanos en noviembre del año pasado.<BR> <BR>La movilización contra el
CPE sacó a luz la crisis de la V República oligárquica, de sus
instituciones y de su forma de canalizar la representación política. Sin
embargo, el régimen logró encontrar una válvula de seguridad, cediendo en lo que
ya no podía defender, manteniendo los mismos fantoches que, con un mínimo de
dignidad, hubieran tenido que renunciar, como es el caso del primer ministro
Villepin. No se equivoca Jean-Louis Bourlanges, diputado de la derecha centrista
(UDF), cuando aprovecha para señalar que Chirac sumó un exiguo 19 % de sufragios
en abril de 2002 y logró ser reelegido, en la segunda vuelta, con el apoyo de
los electores de izquierda ante el espectro de Le Pen y de la extrema derecha.
Su opinión sobre Villepin también fue terminante : « Se mostró un émulo digno de
Chirac, un papagayo que se quería hacer pasar por un águila, sin éxito.
»<BR> <BR>El divorcio entre la juventud y las elites gobernantes nunca fue
tan grande ni evidente. Empero, este formidable movimiento social logró ser
canalizado en las condiciones mencionadas. El movimiento se desinfló, por así
decirlo, en 24 horas. Las organizaciones sindicales se apresuraron a aceptar el
cambio propuesto, sin reticencias, y los partidos de la oposición, manifestando
algunas reservas, colaboraron en la « solución al conflicto social ». A
excepción de algunas organizaciones como la LCR, nadie propuso lo que era una
evidencia : derogación de la ley y dimisión de Chirac y su gobierno. Al
contrario, se creó la apariencia de un consensus para asegurar el mantenimiento
del orden vigente y del funcionamiento institucional. Prevalecieron el diálogo y
los acuerdos « entre colegas », pues, al fin y al cabo, la casta política
que gobierna se diferencia en cuestiones tácticas, de oportunidad y de
carrerismo político, pero comparte buena parte de los valores, salvo honrosas y
raras excepciones. Esto puede parecer sorprendente, pero es parte de la crisis
profunda del régimen y de las elites políticas de derecha y de izquierda (aunque
por cierto, como aconseja la inteligencia y la prudencia, no hay que meterlas en
la misma bolsa).<BR> <BR>El desencanto no resulta entonces sorprendente.
Por ahora, solo algunos grupos de estudiantes persisten en la tentativa de
relanzar el conflicto, pero la mayoría retomó las vacaciones, los trabajos y la
preparación de los exámenes, en un extraño ambiente. Después de la combatividad,
las invectivas, la festividad y la algarabía de la revuelta juvenil durante más
de dos meses, el sentimiento que prevalece es, desde luego, el de haber
derrotado al gobierno, pero amalgamado con la acritud de la decepción. Una
amargura resultante de la desproporción entre la magnitud de la fuerza desatada
y expresada, de las energías e invectivas puestas en marcha, y los modestos
resultados conseguidos ¿Toda esta lucha, entonces, para qué ?, se preguntan
muchos. Pues precisamente lo que estaba, y sigue estando, en cuestión no era
sólo el artículo 8 de la ley – el CPE –, sino el enfrentamiento con un régimen
que apareció desnudo, con formas ubuescas, exhibiendo una carencia total de
legitimidad.<BR> <BR>Los jóvenes sienten, con la inteligencia y la
intuición de los veinte años, que una victoria les ha sido usurpada, como
absorbida por los juegos entre bambalinas del poder en ejercicio y de la
oposición. Prevalecen las rivalidades, enfrentamientos, luchas por el poder, en
la carrera ya abierta por las candidaturas para las elecciones del 2007. En
detrimento de la movilización social, el juego electoral volvió a ocupar el
centro de la escena política, aunque ni el cuadro ni los personajes tengan
la misma presencia. A la derecha, el ministro del interior, Nicolás
Sarkozy ha marcado un punto fundamental a su favor, con el entierro simultáneo
del CPE, del cual se diferenció proponiendo su modificación, y con el desplome
de su principal rival, Dominique de Villepin, que perdió la arrogancia y las
plumas, aunque sigan, él, como inquilino del Hotel Matignon, y su padrino
Chirac, como morador del Palacio del Eliseo. Ocupan los lugares y los sillones,
pero el poder se les ha escapado de las manos.<BR> <BR>El peligro de una
derecha dura –aunque no tenga nada que ver con el fascismo— representada por
Sarkozy, que aparece como el único líder de una derecha descompuesta, árbitro
capaz de poner orden y restaurar la disciplina, es real. Este partidario del
neoliberalismo y de la alianza con Estados Unidos, hombre del orden y de la
represión contra el movimiento social y la inmigración, oportunista que no
vacila en acudir al lenguaje execrable de la exprema derecha para cosechar la
xonofobia y el racismo, es uno de los ganadores, paradojicamente, de este
formidable movimiento social que ha sacudido Francia. Pues Sarkozy aparece, en
definitiva, como el único candidado creíble de la UMP para las presidenciales,
con un Villepin obligado a eclipsarse detrás de un vergonzante « yo siempre he
dicho que no tenía ambiciones presidenciales… » Menospreciar este peligro sería
probablemente un error fatal. Los partidarios de los valores republicanos y
democráticos y quienes luchan por la construcción de una alternativa socialista
a la ofensiva avasalladora del capital no pueden soslayarlo.<BR> <BR>Las
consecuencias de esta victoria primaveral agridulce son un dato esencial de la
escena social y política de los próximos tiempos. La incorporación a la política
de una nueva generación es el hecho fundamental, quizá lo más importante, sin
que por ahora sea posible vislumbrar las formas en que ésta se expresará. La
extraordinaria experiencia vivida en las calles, en las asambleas, en las luchas
–donde se construyen los lazos de solidaridad indispensables para avanzar, en
ruptura con el individualismo y la resignación que la ideología dominante
pretende imponer— está adquirida. Quizá la enseñanza práctica mayor haya sido
que no hay resignación aceptable, que hay que luchar para defender las
conquistas del pasado, premisa fundamental para obtener otras nuevas. Eso ya, en
sí mismo, es un paso adelante fundamental. Pero, al mismo tiempo, esta
experiencia y sus resultados alimentan la desconfianza hacia los partidos
políticos, en particular hacia la izquierda en torno del partido socialista,
como también hacia las organizaciones sindicales, otro dato que no hay que
minimizar. Se ilusionan los dirigentes socialistas, que ya están contando los
meses para un supuesto retorno al poder, en una pelea interna donde los
principios y la dignidad están sometidos a los apetidos desenfrenados de carrera
y de poder. Deberían tener en cuenta, si consejo se puede dar, que entre el
mundo y las aspiraciones de la nueva generación, y el de los círculos del poder,
del dinero y de las instituciones políticas, la brecha abierta se ha convertido
en un profundo abismo. No solo en relación a la derecha conservadora
descalificada, sino también respecto a la izquierda que no logra y no quiere
romper con el sistema.<BR> </DIV>
<DIV align=justify>¿Lograrán las fuerzas de esta izquierda, en todas sus
expresiones y matices, recomponerse y ser capaces de responder a este desafío ?
Vencer a la derecha conservadora, ahora mismo, se ha demostrado que es posible.
Pero se trata también de elaborar y proponer un proyecto alternativo y creíble,
orientado hacia una transformación social radical. Eso es mucho más difícil. No
hay que olvidar las consecuencias devastadoras del neoliberalismo, que ha sido
capaz de sentar las condicones para una regresión ideológica, cultural y
política mayor en Francia y en Europa. La izquierda tradicional, en particular
los socialistas, tienen una buena parte de responsabilidad. ¿ Acaso es posible
cerrar los ojos ante el rotundo hecho de que el PS gobernó durante muchos años
desde la victoria de François Mitterrand en 1981 ? ¿De que buena parte de la
cúpula socialista ya ni siquiera postula hacer reformas –tarea que
correspondería por antonomasia a los reformistas—, sino gobernar y gestionar el
capitalismo según el modelo de Toni Blair, tan apreciado por Segolène Royal,
candidata ascendente a la presidencia ?<BR> <BR>La izquierda francesa, y en
particular su ala republicana y democrática radical, está confrontada a este
desafío mayor. En primer lugar, se trata de reconquistar una credibilidad
perdida, lo que es imperioso para el PS, cuyos dirigentes están en buena parte
subidos al carro del social-liberalismo, pero también para el PCF y el resto de
las organizaciones y grupos que se reclaman de la democracia y del cambio
social. Elaborar y reconstruir una alternativa pasa, entre otras cosas, por el
rechazo a las instituciones caducas de la V República y su degeneración
bipartidista, estableciendo los mecanismos políticos y sociales de una República
democrática basada en la participación de los ciudadanos y productores en la
gestión de la economía y de la sociedad entera. En esta tarea están involucrados
los militantes de diversos colectivos asociativos, sindicales y otros, así como
militantes del PCF, LCR, socialistas disidentes e independientes, que
constituyeron la Convergencia ciudadana por una Alternativa de izquierda,
reunidos en el cuadro de un llamado a candidaturas antiliberales unitarias en
2007 y 2008, una de las pocas iniciativas que se registran en esta dirección.
Por cierto, eso no se puede realizar sin enderezar el rumbo de una Europa
embarcada en la aventura del neoliberalismo sin límites ni fronteras. Tampoco
sin una buena brújula, se puede llegar al buen puerto.<BR> <BR>Quizá por
aquí pasa la única forma de proponer una alternativa al Estado de la seguridad,
regresivo y racista que puede ofrecernos la derecha conservadora actual, en
particular en su versión estilo Nicolás Sarkozy. La resistencia contra la
desocupación, la precariedad, la pobreza, el racismo –incluída la resistencia
contra las guerras en curso y venideras del capitalismo– pasa por el gran
esfuerzo por construir una perspectiva para el socialismo del siglo XXI. Eso es
lo único que puede canalizar el deseo de cambio y el rechazo al sistema que
pueden observarse hoy en buena parte de la juventud y de la población francesa.
La reciente y formidable movilización lo ha puesto nuevamente sobre el tapete.
Perder la oportunidad sería nefasto. Pues en caso de victoria del enemigo, la
barbarie que acecha no tendrá piedad. Como decía Walter Benjamin, entonces ni
los muertos en sus tumbas estarán seguros. El sabor agridulce de la victoria
reciente contra el gobierno conservador de Chirac-Villepin-Sarkozy, podría así
transformarse en una fuente de esperanza, en el sentido de que otro mundo es no
solo necesario, sino posible. No hay para ello otro camino, sino la
perseverancia en la resistencia y la lucha social en todas sus formas</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>París, 15 de abril 2006.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Hugo Moreno, docente investigador en la Universidad de
París 8, es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO.<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U>Nota</U></STRONG><BR> <BR>(1) El
texto fue aprobado en la Asamblea el miércoles 12 de abril, por 151 votos (UMP,
UDF) contra 93 (PS, PCF) ; en el Senado, al día siguiente, por 153 (UMP) contra
123 (PS, PCF). Una mayoría de senadores de la derecha centrista del UDF no
tomaron parte en la votación.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><STRONG><EM><FONT color=#000080>La información contenida en
el boletín es de fuentes propias, sitios web, medios periodísticos, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones políticas de izquierda. Los
artículos firmados no comprometen la posición editorial de Correspondencia de
Prensa. Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV
align=justify><BR> <BR><BR> <BR><BR><BR><BR><BR><BR><BR> </FONT></DIV></BODY></HTML>