<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.2600.0" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><FONT color=#800000 size=4><STRONG><EM>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</EM></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=center><FONT color=#800000 size=4><STRONG><EM><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - 13 de mayo 2006 - Redacción:
</FONT></EM></STRONG></FONT><A href="mailto:germain@chasque.net"><FONT
color=#000080
size=4><STRONG><EM>germain@chasque.net</EM></STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Brasil</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>La expansión del capital “brasileño” por
América Latina es la otra cara de la falta de una reforma agraria en Brasil, de
la brutal especulación financiera y la desregulación
laboral....<BR><BR>Subimperialismo.br</FONT></STRONG></DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV></FONT><FONT face=Arial size=2><STRONG>No debería sorprender que se hable
de imperialismo en referencia a Brasil. En realidad, el carácter imperial de
Brasil no depende del gobierno de Lula, ni éste puede modificarlo, salvo que
siga el camino de Chávez y de Evo y se decida, por ejemplo, a tomar el control
de Petrobras. <BR> <BR>Raúl Zibechi *</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>ALAI</STRONG></DIV>
<DIV><BR> <BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>La nacionalización de los
hidrocarburos decidida por el gobierno de Evo Morales, además de comenzar un
proceso de recuperación de los recursos naturales del país, tiene la enorme
virtud de desnudar contradicciones a menudo solapadas bajo agradables discursos
sobre la “integración regional”. Las reacciones que ha provocado la decisión
soberana de Bolivia son muestras de ello. El canciller de Brasil, Celso Amorim,
fue muy claro al manifestar la “incomodidad” del presidente Luiz Inacio Lula da
Silva con el único presidente sudamericano que apoya activamente la
nacionalización. Amorim dijo a la prensa que el apoyo de Hugo Chávez a la
decisión boliviana “colocaba en riesgo no sólo el gasoducto -que debe llevar gas
de Venezuela a Argentina, pasando por Brasil-, sino la propia integración
sudamericana”.<BR> <BR>Por su parte, el presidente de Petrobras, José
Sergio Gabrielli, se mostró mucho más enérgico rechazando la nacionalización,
adelantando que la empresa dejará de invertir en Bolivia y advirtiendo que puede
recurrir a los tribunales de Nueva York. Evo Morales reaccionó diciendo que
Petrobras “chantajea” a Bolivia y que la empresa ha trabajado ilegalmente en su
país. <BR> <BR>Más allá de la declaración diplomática del gobierno de Lula,
reconcociendo el derecho de Bolivia sobre sus recursos naturales, sólo los
movimientos sociales estuvieron a la altura de los acontecimientos. Un
Manifiesto firmado por decenas de organizaciones (en el que destacan los sin
tierra y organismos de la conferencia episcopal), afirma que “la soberanía no se
discute, se respeta”, y aplauden “el significado emancipador del gesto del
gobierno de Morales”. <BR> <BR>El problema de fondo es que Petrobras no es
una empresa brasileña. O, mejor dicho, dejó de serlo en los 90 bajo el gobierno
de Fernando Henrique Cardoso. Hoy el Estado brasileño controla apenas el 37% de
las acciones de la empresa, en tanto el 49% están en manos de estadounidenses y
el 11% en manos de testaferros en Brasil. Pero en los 90, Petrobras se volcó a
Bolivia y a conquistar reservas de petróleo en otros países sudamericanos y
tiene importantes negocios en Nigeria. El economista Carlos Lessa sostiene, con
razón, que Petrobras “está más preocupada en atender a los especuladores de la
Bolsa de Nueva York que de actuar como institución del Estado nacional
brasileño” (Valor Económico, 10/5/05). <BR> <BR>En paralelo, Petrobras
controla el 20% del PIB boliviano, donde ha invertido unos 1.500 millones de
dólares desde 1997, representa la mitad de los impuestos recaudados en Bolivia,
responde por el 100% de la refinación de petróleo y el 57% del gas boliviano
(Glauco Bruce Rodrigues en www.mst.org 5/5/06). La mitad del gas que
importa Brasil procede de Bolivia, y el suministro es vital para la industria
paulista. Más aún: son brasileños buena parte de los terratenientes que producen
soja en el departamento de Santa Cruz, y una parte de ellos serán afectados por
la reforma agraria que prepara el gobierno de Evo Morales. En suma, Brasil tiene
intereses muy importantes en Bolivia. Pero también los tiene en otros países de
América Latina. Petrobras tiene importantes inversiones en Ecuador (donde tiene
conflictos con pueblos originarios), en Argentina (donde en 2005 sus ganancias
crecieron un 145%) y en Uruguay. Otras empresas brasileñas siguen los pasos de
Petrobras, que se ha convertido en la segunda empresa más importante del
continente.<BR> <BR>El imperialismo ha sido definido como una fase del
capitalismo caracterizada por el dominio de los monopolios y el capital
financiero, por el papel decisivo de la exportación de capital en busca de
mayores ganancias, por el reparto del mundo entre los trusts internacionales y
los países más desarrollados. Por otro lado, cuando hablamos de subimperialismo
brasileño no podemos olvidar que este país ha sido definido como el
“campeón mundial de la desigualdad”. Los empresarios brasileños, que son tales
sólo porque viven en Brasil y allí tienen sus empresas pero en realidad son un
eslabón del capital mundializado, buscan expandir sus negocios fuera de
fronteras para evitar una mínima distribución de sus riquezas en el país. En
este sentido, tanto los accionistas estaodunidenses de Petrobras como los
hacendados que invierten en Santa Cruz buscan más ganancias sobre las mismas
bases que amasaron sus fortunas en Brasil, o en cualquier otro lugar del mundo:
bajos salarios, pésimas condiciones de trabajo, impunidad y ausencia de
controles estatales. <BR> <BR>Dicho de otro modo: la expansión del capital
“brasileño” por América Latina es la otra cara de la falta de una reforma
agraria en Brasil, de la brutal especulación financiera y la desregulación
laboral. El capital monopólico ha tomado porciones importantes del Estado
brasileño, como Petrobras, y busca convertirlas en punta de lanza de la
conquista del continente. La empresa petrolera es apenas una de las naves, pero
quizá la más ambiciosa es la Iniciativa para la Integración de la
Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) lanzada en setiembre de 2000 por
Cardoso, que busca una integración regional a la medida de los mercados.
<BR> <BR>Mientras el Estado brasileño no recupere el control sobre
Petrobras, la empresa seguirá siendo utilizada para la conquista de los recursos
naturales y no para la integración continental, más allá de las buenas
declaraciones del gobierno Lula. Recuperarla puede suponer -como sucedió en
Venezuela- atravesar un período de desestabilización política, económica y
social, porque no es posible salir del neoliberalismo sin enfrentar el riesgo de
turbulencias de todo tipo. No hacerlo, supone ahondar las divisiones entre los
países y los pueblos del continente, y seguir poniendo al Estado al servicio de
la acumulación del capital. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>* Periodista del semanario Brecha,
investigador y docente, integra el espacio Hijos (derechos humanos) en
Montevideo. Recientemente ha publicado "Dispersar el poder. Los movimientos como
poderes antiestatales", Textos rebeldes, La Paz, 2006, un riguroso análisis
sobre los movimientos sociales en Bolivia, con énfasis en El Alto. </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
L<STRONG><EM><FONT color=#000080>a información contenida en el boletín es de
fuentes propias, sitios web, medios periodísticos, redes alternativas,
movimientos sociales y organizaciones políticas de izquierda. Los artículos
firmados no comprometen la posición editorial de Correspondencia de Prensa.
Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>