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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#800000 size=4>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></EM></STRONG></DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - 21 de mayo 2006 - Redacción:
</FONT></FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=4>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Argentina</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Trabajo esclavo y
sobreexplotación...</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>A destajo</STRONG></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2></FONT><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>Talleres textiles con empleados bolivianos. Extensión horaria
en comercios minoristas y en supermercados. Condiciones precarias en call
centers y en la construcción. Subcontratación y tercerización en medianas y
grandes industrias. Precariedad en fileteros de pescado y en el sector agrícola.
Desde una posición moral se lo denomina “trabajo esclavo”. Pero todos esos casos
son de sobreexplotación, organización de las relaciones laborales que busca
ganancias extraordinarias.<BR><BR><STRONG>Verónica Gago</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Suplemento Cash</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Página/12, Buenos Aires, 21-5-06</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR>El trabajo textil no es el único que se caracteriza por
ser informal y producir a destajo. También en los empleos del comercio
minorista, en los supermercados, en los centros de atención y venta telefónica
(call centers) y en la construcción. Situación similar se verifica en industrias
grandes y medianas que subcontratan trabajadores y tercerizan empleo. Otros
casos son los fileteros de pescado y ciertos segmentos del trabajo agrícola,
como la recolección de fruta en el Sur y Norte del país, y la zafra de la caña
de azúcar en Tucumán. Se suman las subcontrataciones que hace el sector público
para tareas de limpieza y mantenimiento. Ese panorama laboral proyecta una
tendencia que se ha generalizado: la sobreexplotación del trabajo. No se trata
de la idea de tono moral del “trabajo esclavo”, como se popularizó a partir de
los talleres textiles que emplean a bolivianos, sino en la más extendida y raíz
de ganancias extraordinarias de la sobreexplotación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hoy, en la Argentina, más del 39 por ciento de la mano de
obra ocupada trabaja un promedio de doce horas por día. Además de la extensión
horaria, los empleos de sobreexplotación se definen por la precarización
contractual (trabajo en negro) y por salarios que son variables y muchas veces
por debajo de los mínimos legales. Las condiciones laborales –tanto espaciales
como sanitarias– suelen ser de alto riesgo y se constatan sus consecuencias en
el rápido crecimiento de los accidentes de trabajo. Los altos índices de
desocupación y un modelo exportador que no requiere demasiada mano de obra son
la contraparte de esta sobreexplotación que, en los países periféricos, se
consolida como una ventaja comparativa para las empresas. Más que “trabajo
esclavo”, lo que se registra en el mercado laboral es una forma organizativa y
productiva del trabajo precario para amplios sectores, que pasan a formar parte
de una mano de obra cada vez más diferenciada y jerarquizada entre sí.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El fenómeno no es sólo local. Siendo que la producción
está sometida a una feroz competencia internacional, la sobreexplotación del
trabajo es una exigencia creciente más que un exabrupto aislado de algunas ramas
o de espacios geográficos excepcionales como las fronteras. La sobreexplotación
se nutre de los altos grados de flexibilización laboral y de la posibilidad de
emplear trabajadores temporarios. Esas características permiten elevar la
productividad del trabajo y al mismo tiempo pagarlo cada vez menos con relación
a lo que produce. Tras los efectos de procesos de privatización, tercerización y
desindustrialización, un cierto tipo de regulación estatal e institucional
sostiene esta reconfiguración del mundo del trabajo o directamente es incapaz de
controlarla.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Héctor Palomino, director de Estudios de Relaciones del
Trabajo del Ministerio de Trabajo, considera que durante la década del ‘90 fue
desarticulada la política estatal de inspección. Aunque ahora hay una “política
de Estado para regularizar el trabajo”, señala que uno de los problemas, sobre
todo en el segmento de confección de la industria textil, se debe a que una gran
parte de los trabajadores se localiza en establecimientos de menos de 5
ocupados, los cuales quedan invisibilizados para la inspección. Los datos,
entonces, son “aproximaciones indirectas” a la hora de contabilizar esa
informalización del trabajo.<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Extremos</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En la industria textil aparecen los rasgos más extremos
de esas condiciones. Por su lado, en la industria del pescado, el pago es mísero
tras jornadas de hasta 16 horas diarias, con empleos en negro, sin cobertura
médica ni previsional. Pero la situación no deja de ser precaria en áreas
sumamente modernas como las celdillas en que decenas de jóvenes son empleados
como teleoperadores de empresas tercerizadas contratadas por trasnacionales. En
esas labores, más que la extensión horaria es la intensificación del trabajo y
la altísima rotación lo que las caracteriza como paradigma de sobreexplotación.
El trabajo en regiones agrícolas y, a su vez, la flexibilización se registran
por jerarquías: hay una diferenciación creciente entre un grupo reducido de
trabajadores, estables, calificados y con mejor retribución, y un número grande
de empleados discontinuos, con menor calificación y salario, en situación de
riesgo social.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La sobreexplotación se entiende con un mapeo general del
mercado laboral que debe partir, según Claudio Lozano (CTA), de dos datos clave:
una desocupación de 14,1 por ciento (computando los planes sociales) y bajos
ingresos promedio. El salario medio es de 722 pesos para ocupados, cuando a
fines del 2005 la línea de pobreza ya se sitúa en los 860. “Esto produce una
elevada disponibilidad de la fuerza laboral que pone límites al salario
promedio, que crece muy por debajo del Producto. Es esta alta tasa de
disponibilidad la que deteriora las condiciones de empleo, brindando así
situaciones de sobreexplotación. El alto nivel de desempleo tiñe al mercado
laboral en todos sus sectores: nadie queda a salvo del miedo de pasar a engrosar
sus filas.<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Fileteados</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El 39 por ciento de los ocupados tiene una jornada
laboral promedio de 12 horas. Uno de los casos emblemáticos es el de los
fileteros de pescado, situación precaria que comparten 4500 trabajadores sólo en
la industria de Mar del Plata. Cada medianoche, cientos de personas van a las
puertas de las empresas a esperar si consiguen una “changa”: esto significa que,
hasta que no llega la carga de pescado, no saben si son contratados durante esa
jornada. A diferencia de quienes están agrupados en cooperativas (otra forma de
la tercerización), quienes changuean deben lograr cada día conseguir una “mesa”.
El trabajo empieza a las 2 o 3 de la mañana y se extiende entre 12 y 16 horas.
Todo lo necesario para hacer el trabajo (equipo blanco, botas, cuchillos,
tablas, etc.) lo debe proveer cada trabajador. El pago de la changa nunca se
sabe cuánto será hasta el final del día. Depende de factores como la cantidad de
kilos fileteados, y el tamaño y la calidad del pescado. Por jornada, hoy se paga
entre 40 y 70 pesos.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Los invisibles</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El empleo rural y agroindustrial, en particular el sector
exportador de frutas frescas y derivados, es difícil de medir. La investigadora
Mónica Bendini, del Grupo de Estudios Sociales Agrarios de la Universidad del
Comahue, comentó a Cash que la fruticultura en Río Negro y Neuquén se
caracteriza por “diversas modalidades de tercerización que mediatizan las
relaciones laborales y la persistencia de trabajo no registrado”. De acuerdo con
estimaciones sindicales, el trabajo en negro oscila entre 25 y 35 por ciento,
dependiendo de la zona y del tipo de unidad productiva. En Mendoza, donde la
producción de fruta está en cifras record, una página web de análisis empresario
señala algo imposible de captar aún por los datos estadísticos: el sector
privado le transmitió su preocupación al gobierno provincial en caso de que se
adelante el inicio de las clases en el 2006 y que se “restrinja la presencia, en
las plantaciones, de muchas madres que deberán entrar en el ritmo escolar, junto
con sus hijos, antes de lo previsto”. Bendini ratifica así esa otra modalidad de
la flexibilización: “La feminización del trabajo en cultivos”.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Flexibilidad</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La reconfiguración de los sectores obedece a una doble
flexibilidad: por un lado, por incorporación de tecnología, que reordena los
procesos de producción y suprime o modifica puestos de trabajo. Por el otro, una
flexibilidad laboral que inestabiliza la condición del trabajador. Ambas
combinadas generan el terreno, en muchos segmentos productivos, para la
sobreexplotación. El contexto donde las confecciones clandestinas y en negro se
vuelven mayoritarias fue producto de la reorganización del sector entre 1993 y
el 2003, cuando “presentó una evolución global muy desfavorable en términos del
número de obreros ocupados y de las horas trabajadas en la industria, un
estancamiento en los niveles de productividad laboral agregada y una reducción
persistente en los salarios reales percibidos por los empleados del sector”,
según un informe de la Cepal. La Secretaría de Industria del Ministerio de
Economía registra la situación de los call centers, muchos de ellos offshore:
“Importantes empresas del exterior han elegido a nuestro país para brindar desde
aquí servicios de atención telefónica a sus clientes en diferentes países del
mundo, entre ellas se encuentran: Motorola, Microsoft, Hewlett Packard, IBM,
Sony, Reuters y HBO”. Este expansivo sector laboral (que llegaría a los 50 mil
puestos este año) se promueve debido a que “la Argentina cuenta con importantes
ventajas competitivas en los costos de los principales insumos que demanda esta
actividad: energía eléctrica, telecomunicaciones y mano de obra”. Los costos de
la mano de obra, según el informe, son “jornales aproximados a 2,50 dólares la
hora en Córdoba y Rosario, comparado con 3 dólares la hora en Buenos Aires, 4,25
en Ciudad de México; 5,25 en Costa Rica y 5,60 en Chile”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De esta manera, lo que diversos sectores confirman es una
organización del trabajo que presiona sobre la totalidad del mercado laboral,
difundiendo la flexibilización general de la mano de obra y, en particular, la
sobreexplotación en algunos segmentos de la producción como requisito de
rentabilidad para las empresas locales y trasnacionales que se radican en el
país.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>“Condiciones de libre
explotación”<BR><BR>Osvaldo Battistini</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>CEIL-PIETTE</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>¿Cómo caracterizaría la sobreexplotación del trabajo
en Argentina?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–No es novedosa ni es solamente referida a los casos de
trabajadores cuasi esclavizados en talleres clandestinos. Está directamente
relacionada con un modelo cuyo objetivo principal es generar condiciones de
libre explotación de la fuerza de trabajo. Esto comenzó con la dictadura militar
y se profundizó con Menem y Cavallo que, por medio de la flexibilización laboral
y el aumento constante del desempleo, facilitaron a los empresarios la
sobreutilización de la fuerza de trabajo.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Cómo se instrumentó?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Las señales del Estado hacia el empresariado los
inducían a condiciones de contratación determinadas por ellos mismos. Si ese
Estado también disolvía, desde mediados de los ‘70, la inspección del trabajo,
no realizaba controles sobre las condiciones de trabajo y derivaba parte de esa
actividad a organismos privados, a partir de la Ley de Accidentes de Trabajo y
la creación de las ART y la Superintendencia de Trabajo, estaba diciendo: “lo
que ocurra en las empresas, de la puerta para adentro, ya no es un problema
público”.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Es un caso limitado a ciertos
sectores?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–No sólo hay que hacer hincapié en que se trata de un
problema de los sectores más empobrecidos de la población o de los inmigrantes.
Hay que ver cuántos jóvenes de clase media están obligados a trabajar tiempo
extra en sus empleos sin que éste sea pagado. Cuántos deben llevar trabajo a sus
casas sin retribución, convencidos de que se trata de una forma de obtener el
beneplácito de sus jefes y calificar así para futuros ascensos. Hay que observar
cuánto de competencia individual se establece entre ellos y de qué manera
beneficia la sobreexplotación.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Qué rol cumple el Estado?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Si existen leyes pero nadie controla su cumplimiento,
esas leyes no tienen sentido. El máximo culpable de que esto suceda es el que no
controla a pesar de tener poder de policía respecto de las empresas. Los
empresarios, a su vez, apoyaron y presionaron para que el conjunto de políticas
laborales de orden neoliberal se lleve a cabo y son hoy quienes usufructúan de
tasas de ganancia impresionantes. Una política de control de precios también
puede realizarse teniendo en cuenta la retribución del trabajo.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>“El Estado tolera la
situación”<BR><BR>Pablo Levin <BR>UBA</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>¿Cómo se entiende la sobreexplotación?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Sus manifestaciones son múltiples, pero hay que subrayar
que la causa que genera la sobreexplotación es absolutamente necesaria desde el
punto de vista del desarrollo del capitalismo, como consecuencia de procesos de
diferenciación del capital. En la economía esto se expresa como la necesidad de
que ciertas empresas que están cerca del piso de la estructura jerárquica, sólo
puedan existir como tales si sobreexplotan a los trabajadores.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿El trabajo denominado “esclavo” es abordado
desde la moral?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–No es que estas empresas podrían ser más buenas y no
quieren: la sobreexplotación es la única forma posible que tienen para
mantenerse. Y esto es así porque en otro tramo de la misma pirámide, otras
empresas obtienen “normalmente” tasas de ganancia extraordinarias sin acudir
ellas mismas a la sobreexplotación.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Por qué?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–La existencia simultánea de una explotación que con
muchas aclaraciones podríamos llamar “normal”, junto con la sobreexplotación,
sólo es posible ante la gigantesca masa de desocupados que presionan sobre los
salarios de los subocupados y que indirectamente presionan sobre toda la
jerarquía de calificaciones que, a su vez, reflejan la jerarquía de las
empresas.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Qué efectos tuvo la devaluación en este
escenario?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Impactó en el salario relativo. A principios de los ‘70,
la cuenta general de salarios era bastante más de la mitad del Producto Bruto y
mucho más si se calcula sobre el producto neto. Esa proporción ha caído mucho y
presenta hoy niveles que antes se hubieran creído incompatibles con el
funcionamiento de la economía. Eso enmascara el aumento masivo de la
desocupación: hoy los trabajadores que perciben salario ya son muy pocos. La
única forma de realización del capital es por medio de negocios rápidos y
precarios que no instalan capacidad productiva importante.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Qué papel tiene el Estado en esta forma de
organización del trabajo?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–El Estado tolera esta situación, responde a los
conflictos tratando de atenuarlos y convertirlos en situaciones normales. Muchas
veces, el tipo de instrumento que utiliza, sólo agrava las cosas, como sucede
con los planes sociales.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080>La información contenida en el boletín es de
fuentes propias, sitios web, medios periodísticos, redes alternativas,
movimientos sociales y organizaciones políticas de izquierda. Los artículos
firmados no comprometen la posición editorial de Correspondencia de Prensa.
Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>