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<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#800000 size=4>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></EM></STRONG></DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - 21 de junio 2006 - Redacción:
</FONT></FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=4>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>México</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Una frontera
caliente... <BR><BR>Sásabe, el pueblito que es la puerta de salida para millones
de mexicanos <BR><BR>Desde allí cruzan sin papeles a EE.UU. En la era Fox, la
cifra de emigrantes es récord</FONT></STRONG> <BR><BR></FONT><FONT face=Arial
size=2><BR><STRONG>Claudio Mario Aliscioni, enviado
especial</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Clarín, Buenos Aires,
20-6-06</STRONG><BR><BR><BR>Es una conmovedora ceremonia del adiós. La pareja se
despide, lentamente, suspendiendo el tiempo en un abrazo infinito. Colgados de
las faldas, los niños lloran. Los amigos contienen las lágrimas, aunque a veces
flaquean. Al fin, con una dulzura de miel, la esposa le coloca al cuello una
pequeña bolsa con un par de galletas, un peso mexicano para tentar a la fortuna
y una estampita de San Ludano contra los calambres y el dolor de
pies.<BR><BR>Ese es el inicio de la travesía al desierto de Evaristo Rivera,
natural de Puebla, 40 años de edad, quien deja atrás a su esposa Elaida y a sus
cuatro pequeños críos. "No sé cuándo vuelvo, pero hago lo mejor para mi
familia", dice en un suspiro mientras sus ojos se achinan, enrojecidos. Quizás
él no lo sepa, pero su éxodo a Estados Unidos, como el de otros 4,2 millones de
compatriotas, está haciendo historia en este país de múltiples
caras.<BR><BR>Según el gubernamental Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática, ésa es la cifra récord de mexicanos que emigraron en el
sexenio del presidente Fox, que concluye en noviembre próximo. Es una marca
indisputable, alimentada por un desempleo que entre enero y marzo último afectó
a 1,5 millones de trabajadores. La sangría es superior a la que se abatió sobre
México en 1995 con el Tequila —la peor crisis económica azteca— cuando se fueron
3 millones. Lo paradójico del caso es que la emigración actual se produce cuando
la economía —la décima del mundo— crece a un ritmo del 3% promedio desde 2004.
El asunto es de vital importancia para una nación en expansión y asoma como
carne de disputa de los candidatos para las presidenciales del 2 de
julio.<BR><BR>En Sásabe, nadie logra el consuelo de Elaida, la mujer de
Evaristo, cuando su hombre parte a pie, con 50 grados de temperatura, entre
arbustos de espinas agresivas, alacranes que lo acechan bajo piedras que hierven
y un par de zopilotes volando en círculo sobre el fondo azul del cielo. Es que
la odisea mexicana no es sólo una historia de deseo y esperanza de futuro.
También lo es de traiciones, engaño y muerte en las arenas del
desierto.<BR><BR>En el camino sin orillas que cruza la línea fronteriza, los
guías ("polleros" o "coyotes") no han dudado en abandonar a su suerte a niños,
enfermos, embarazadas y a todo ser débil que fuese incapaz de seguirles el paso.
Por una tarifa que oscila entre 1.000 a 3.000 dólares, circulan por veredas que
sólo ellos conocen, como esa tierra yerma lavada en arenisca roja a la que
llaman "Buenos Aires", entre Altar y Sásabe, hasta depositarlos al otro lado de
la frontera.<BR><BR>Se cuentan aquí múltiples historias, como las del niño de
tres años que murió deshidratado en tre las ramas de un arbusto o la de aquella
madre soltera que se perdió en el desierto sin límites con su beba de 20 meses.
Están, incluso, quienes desde la muerte delataron a su traidor. Es el caso del
"sin papeles" que dejó una nota bajo una piedra antes de morir: "El coyote es de
Teopisca, en Chiapas, se llama Pascual. Nos engañó. Me llamo Arturo Gómez C.".
La carta se usa en una campaña oficial para desalentar a los
migrantes.<BR><BR>El año último, patrullas de EE.UU. hallaron 463 cadáveres en
la zona. Unos 230 cuerpos estaban calcinados en el desierto de Arizona. Entre
enero y junio hubo 69 muertes. Es el área más usada hoy por los indocumentados
porque no hay aquí vallas y porque la guardia estadounidense, que es escasa,
suele zozobrar ante el intenso calor.<BR><BR>En ningún organismo hay una cifra
cierta del comercio de migrantes, aunque se estima que por año circulan un
millón de personas. "La mitad no lo logra", dice a Clarín Armando Arellano,
paramédico de la Cruz Roja de Sásabe. <BR><BR>Otro asistente, Juan Segovia,
explica que cada migrante debe beber 4 litros de agua por hora en su travesía.
Pero nadie puede cargar tanto peso durante tres días. "La deshidratación provoca
alucinaciones. Muchos se entierran para protegerse del sol y allí mueren",
comenta.<BR><BR>En Sásabe, un pueblo de 2.000 habitantes, viven de los
indocumentados. Sus habitantes se opusieron a asfaltar las rutas vecinas para
que las polvaredas alerten sobre la llegada de los autos policiales. Cualquiera
hace su agosto: los particulares, alquilando cuartos apestosos a "sin papeles"
por US$ 8 diarios; los almacenes, vendiendo chocolate, conservas, bidones de
agua y tequila para sobrevivir el cruce en las gélidas noches de
invierno.<BR><BR>Las elecciones son algo lejano aquí. No todos saben que en 2005
los emigrados enviaron US$ 20.000 millones a sus familias. Es la segunda entrada
de divisas del país después del petróleo. Y la tendencia crece. Sin embargo,
quienquiera sea el triunfador, reina el desaliento sobre el futuro. Temen que
cada vez haya más mexicanos que elijan irse. Como dijo un residente a este
enviado: "También es una manera de votar, pero con los pies".
<HR>
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