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<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#800000 size=4>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></EM></STRONG></DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - 26 de junio 2006 - Redacción:
</FONT></FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=4>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>México</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>A una semana de
los comicios presidenciales<BR><BR>Un triunfo de López Obrador no cambiaría
mucho las cosas en México <BR><BR>Lidera los sondeos y es de centroizquierda,
pero los analistas dicen que habrá continuidad</FONT></STRONG>
<BR><BR><BR><STRONG>Claudio Aliscioni, enviado especial a México <BR>Clarín,
Buenos Aires, 25-6-06</STRONG><BR><BR><BR>Habrá acaso un giro a la izquierda en
México como un calco del que, supuestamente, ha iniciado casi toda la región?
Ese es el gran interrogante que debería despejarse el próximo domingo 2 de
julio, cuando se abran aquí las urnas. A escasos días de las presidenciales,
sobresalen apenas algunos indicios para emitir un pronóstico. Sin embargo,
varios analistas consultados por Clarín descartaron la posibilidad de cambios
bruscos y sorpresas relevantes en el futuro inmediato.<BR><BR>La pregunta es
lícita porque todos los sondeos conceden por estrecho margen la victoria al
centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador, ante su rival del centroderecha,
el oficialista Felipe Calderón. La incógnita reside en determinar si, en efecto,
el líder de la oposición se apronta a aplicar una agenda que lo acerque a los
gobiernos englobados en la denominada "centroizquierda" que hoy manda en la
región. Una visión global del país ayuda a entender el escenario sobre el que se
desarrolla esta elección, la más reñida de toda la historia
mexicana.<BR><BR>Todos los candidatos deben atender las demandas de una
población fatigada de la política, abrumada por la inseguridad, resignada ante
la corrupción y los empleos precarios. El sexenio del presidente Vicente Fox,
quien en 2000 desbancó al PRI tras 70 años de hegemonía, acaba con buenos
números macroeconómicos pero sin resto como para abatir un cuadro social
lacerante: el 50% de los mexicanos es pobre y el 20% sufre de
indigencia.<BR><BR>Aunque la pobreza era algo estructural desde los años de la
Revolución Mexicana, viene agravándose desde los '80, cuando el PRI, entonces en
el poder, abrió como nunca la economía a los mercados internacionales. Un México
estable es esencial para EE.UU., a cuyo gobierno urge encontrar un freno al
creciente flujo inmigratorio de mexicanos expulsados por la
desocupación.<BR><BR>Fox se presentó como el emisario del cambio, pero poco pudo
hacer por dos razones esenciales: su programa fue trabado en el Congreso por la
oposición y el impulso reformista cayó de bruces ante la trama de negocios e
intereses corporativos que alimenta al Estado mexicano desde las épocas del PRI.
Muchos de los aliados de Fox, él mismo afín a la clase empresaria, han sido
históricos cuadros dirigentes de ese mismo aparato estatal.<BR><BR>Ahora, como
propuesta de gobierno, López Obrador pretende desembarazar al Estado de
"privilegios y contubernios" privados e impulsar políticas públicas con aliento
social. Calderón, a su vez, busca dar más lugar a la iniciativa privada. "Si se
cumplen los pronósticos y gana Obrador, no va a haber cambios estructurales",
dijo a Clarín el profesor Gustavo Vega, experto en relaciones internacionales
del prestigioso Colegio de México. "El país tiene tantos compromisos que haría
difícil romper un modelo que requiere equilibrios macroeconómicos",
agregó.<BR><BR>Una visión similar dio la economista Laura Juárez, de la
Universidad Obrera de México. "Creo que Obrador estará acotado —sostuvo— porque
hay políticas que trascienden al gobierno de cada período. Su programa es
neoliberal con algunos beneficios a los trabajadores", dijo. Ante la consulta de
Clarín, el director del Departamento de Economía de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), Roberto Escalante Semerena, acordó con el
diagnóstico. "Desde los 80, el margen de maniobra de un presidente para cambios
sustantivos no es muy grande. Yo no he escuchado que ahora se vaya a cerrar la
economía", comentó.<BR><BR>Un comentario del Financial Times refleja con acierto
el escenario que se viene: "México se enfrenta a la disyuntiva entre un político
que podría reformar pero no lo hará y otro al que le gustaría hacerlo pero no
podrá". En suma, cualquier cosa menos ese futuro apocalíptico que prometen
quienes piensan más en sus intereses puntuales que en la realidad concreta de
las cosas mexicanas.
<HR>
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