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<DIV align=center><FONT face=Arial color=#800000 size=4><STRONG><EM>Boletín
informativo - Red solidaria de la izquierda
radical</EM></STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR><FONT color=#000080>Año III - 15 de julio 2006 - Redacción:
</FONT></FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=4>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Fútbol</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial>En el escenario de la cordura, un
ataque de locura...</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El Mundial de
Zidane</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial>
<DIV align=justify><BR></FONT><FONT face=Arial><STRONG>Eduardo
Galeano</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>Semanario Brecha</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>Montevideo, 14-7-06</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>En el escenario de la cordura, un ataque de
locura.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>En un templo consagrado a la adoración del fútbol y al
respeto de sus reglas, donde la Coca-Cola regala felicidad, Master Card otorga
prosperidad y Hyundai brinda velocidad, se disputan los últimos minutos del
último partido del campeonato mundial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Éste es, también, el último partido del mejor jugador, el
más admirado, el más querido, que está diciendo adiós al fútbol. Los ojos del
mundo están puestos en él. Y súbitamente este rey de la fiesta se convierte en
un toro furioso y embiste a un rival y lo voltea, de un cabezazo en el pecho, y
se va.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se va echado por el árbitro y despedido por la rechifla
del público, que iba a ser una ovación. Y no sale por la puerta grande, sino por
el triste túnel que conduce a los vestuarios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el camino, pasa junto a la copa de oro reservada al
equipo campeón. Él ni la mira.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* * *</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Cuando este Mundial empezó, los expertos dijeron que Zinedine
Zidane estaba viejo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mariano Pernía, el argentino que juega en la selección
española, comentó:</DIV>
<DIV align=justify><BR>—Viejo es el viento, y sigue soplando.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Y Francia derrotó a España y Zidane fue, en ese partido y
en los partidos siguientes, el más joven de todos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Después, al fin del campeonato, cuando ocurrió lo que
ocurrió, fue fácil atacar al malo de la película. Pero era, y sigue siendo,
difícil comprenderlo. ¿Será verdad? ¿No será una pesadilla, un sueño equivocado?
¿Cómo pudo abandonar a los suyos cuando más lo necesitaban? Horacio Elizondo, el
árbitro, le sacó la roja con toda razón, pero ¿por qué Zidane hizo lo que
hizo?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Según parece, el zaguero italiano Marco Materazzi le
ofreció algunos de esos insultos racistas que los energúmenos suelen chillar
desde las tribunas de los estadios. Zidane, musulmán, hijo de argelinos, había
aprendido a defenderse, allá en la infancia, cuando recibía ataques así en los
suburbios pobres de Marsella. Conoce bien esos insultos, pero le duelen como la
primera vez; y sus enemigos saben que la provocación funciona. Más de una vez le
han hecho perder los estribos de esta sucia manera, y Materazzi no es, que
digamos, famoso por su limpieza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este Mundial estuvo signado por las consignas que las
selecciones enarbolaron, al comienzo de los partidos, contra la peste universal
del racismo, y Zidane fue uno de los jugadores que lo hizo posible.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El tema arde. En vísperas del torneo, el dirigente
político Jean-Marie Le Pen proclamó que Francia no se reconocía en sus
jugadores, porque eran casi todos negros y porque su capitán, el árabe éste, no
cantaba el himno. Algún tiempo antes, el entrenador de la selección española,
Luis Aragonés, había llamado “negro de mierda” al jugador francés Thierry Henry,
y el presidente perpetuo del fútbol sudamericano, Nicolás Leoz, presentó su
autobiografía diciendo que él había nacido “en un pueblo donde vivían quinientas
personas y tres mil indios”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* * * </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Pero, ¿se puede reducir a un insulto, o a varios insultos,
esta tragedia del ganador que elige ser perdedor, el astro que renuncia a la
gloria cuando la está rozando con la mano?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Quizás, quién sabe, esa loca embestida fue, aunque Zidane
no lo quisiera ni lo supiera, un rugido de impotencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Quizás fue un rugido de impotencia contra los insultos,
los codazos, las escupidas, las pataditas arteras, las simulaciones de los
expertos en revolcones, maestros del ay de mí, y contra las artes de teatro de
los farsantes que te matan y ponen cara de yo no fui.</DIV>
<DIV align=justify><BR>O quizás fue un rugido de impotencia contra el éxito
arrollador del fútbol feo, contra la mezquindad, la cobardía y la avaricia del
fútbol que la globalización, enemiga de la diversidad, nos está imponiendo. Al
fin y al cabo, a medida que el campeonato avanzaba, se iba haciendo cada vez más
claro que Zidane no era de este circo. Y sus artes de magia, su señorío, su
melancólica elegancia, merecían el fracaso, así como el mundo de nuestro tiempo,
que fabrica en serie los modelos del éxito, merecía este mediocre campeonato
mundial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* * * </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Y de alguna manera también se puede decir que Italia merecía
la copa, porque todas las selecciones, quien más, quien menos, jugaron a la
italiana y con el mismo esquema de juego, línea de cuatro atrás, defensa cerrada
y goles robados por contraataque.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se impuso Italia, como tenía que ser. Al fin y al cabo,
el cerrojo, el catenaccio, le ha dado muchos bostezos, pero también le ha dado
cuatro trofeos mundiales. Y a lo largo de esta cuarta victoria sólo recibió dos
goles, uno en contra y otro de penal, y en la retaguardia, no en la vanguardia,
tuvo sus mejores jugadores: Buffon, arquero, y Cannavaro, zaguero.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ocho jugadores de la Juventus llegaron a la final en
Berlín: cinco jugando por Italia y tres por Francia. Y se dio la casualidad de
que la Juventus era la escuadra más comprometida en los chanchullos que se
destaparon poco antes del Mundial. De las “manos limpias” a los “pies limpios”:
la justicia italiana parecía decidida a mandar al exilio, a la serie B y a la
serie C, a los clubes más poderosos, incluyendo a la Lazio, a la Florentina y al
Milan del virtuoso Silvio Berlusconi, que practicó el fraude y la impunidad en
el fútbol, en los negocios y en el gobierno. Los jueces comprobaron toda una
colección de trapisondas, compra de árbitros, compra de periodistas,
falsificación de contratos, adulteración de balances, reparto de posiciones en
la liga italiana, manipulación de los programas de la tele…</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un ministro del gobierno anunció la amnistía si Italia
ganaba el Mundial. Italia ganó. ¿Quedará todo en la nada, una vez más y como
siempre? A Zidane el juez lo echó por mucho menos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* * * </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Alguien, no sé quién, supo resumir así esta copa 2006:</DIV>
<DIV align=justify><BR>—Los jugadores tienen una conducta ejemplar. No beben, no
fuman, no juegan.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los que de vez en cuando embocaban al arco, no jugaban
lindo, y los que jugaban lindo nunca embocaban al arco. Toda África quedó
afuera, desde temprano, y al rato nomás también marchó al exilio toda América
Latina.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>El campeonato mundial se convirtió en una eurocopa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los resultados recompensaban esto que ahora llaman
sentido práctico: altos muros defensivos y adelante algún goleador, un Llanero
Solitario, implorando un favorcito de Dios. Como suele ocurrir en el fútbol y en
la vida, pierde el que mejor juega y gana el que juega a no perder.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los penales ayudaron a la injusticia. Hasta 1968, los
partidos difíciles se definían al vuelo de una moneda. De alguna manera, así
sigue siendo. Concluido el alargue, los penales se parecen demasiado al capricho
del azar. Argentina fue más que Alemania y Francia más que Italia, pero unos
pocos segundos pudieron más que dos horas de juego y Argentina tuvo que volverse
a casa y Francia perdió la copa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* * * </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Poca fantasía se vio. Los artistas dejaron lugar a los
levantadores de pesas y a los corredores olímpicos, que al pasar pateaban una
pelota o un rival.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tan aburrido resultó el Mundial que los dueños del
negocio no han tenido más remedio que ponerse a imaginar proyectos para inyectar
entusiasmo al decaído espectáculo. Una de las ideas nacidas en el seno de la
fifa propone castigar el empate con cero punto. Otra sugiere agrandar los arcos
para aumentar los goles. Y otra, si no te gusta la sopa, dos platos, proyectan
una copa cada dos años.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el fútbol profesional, espejo del mundo, juega por
ganar, no por disfrutar, y el cálculo de costos se burla de estas inútiles
piruetas imaginarias de los burócratas que comandan el fútbol mundial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Menos mal que el fútbol profesional no es todo el fútbol.
Basta con asomarse a las calles, a las playas, a los campitos, para comprobar
que todavía la pelota puede rodar con alegría.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el fútbol profesional, el que sale en la tele, poca
alegría se ve. Parecemos condenados a la nostalgia del viejo tiempo åde los
cinco forwards, y a la triste comprobación de que ahora nos queda uno sólo, y al
paso que vamos ni uno quedará: todos atrás, nadie adelante.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como ha comprobado el zoólogo Roberto Fontanarrosa, el
delantero y el oso panda son especies en extinción.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080>La información contenida en el boletín es de
fuentes propias, sitios web, medios periodísticos, redes alternativas,
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color=#000080>germain@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
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</FONT></DIV></BODY></HTML>