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<DIV align=center><EM><STRONG><FONT color=#800000 size=5>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></STRONG></EM></DIV>
<DIV align=center><EM><STRONG><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR>Año III - 26 de agosto 2006 - Redacción: </FONT></STRONG></EM><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><EM><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></EM></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Venezuela<BR><BR>Movimientos sociales,
gobierno y burocracia en el proceso bolivariano</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>La revolución desde la
izquierda</FONT></STRONG> <BR><BR><FONT size=3><STRONG>Roland Denis
*</STRONG></FONT><BR></DIV></FONT>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Revista
Diagonal</STRONG></FONT></DIV>
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href="http://www.diagonalperiodico.net/"><STRONG>http://www.diagonalperiodico.net/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify>Ni el chavismo ni la ‘revolución bolivariana’ son fenómenos
políticos nacidos desde un lugar de izquierda, ése es su pecado original. Nacen
en la rebelión de las calles, en las insurrecciones de los cuarteles y no desde
la decisión racional de una vanguardia o bloque político de izquierda que empuja
un proceso revolucionario hacia su victoria. <BR><BR>Estamos hablando entonces
de un fenómeno cargado de un barroquismo originario tremendamente complejo que
se fue alimentando afortunadamente de los insumos más libertarios y radicales
que en una época de nuestra historia empezaron a regarse por múltiples rincones
de la sociedad y del movimiento popular, hasta llegar actualmente a enarbolar
las banderas del anticapitalismo y el socialismo. <BR><BR>Si hay entonces una
‘base clasista’ en este movimiento, se generó con la ayuda de ciertos núcleos
combativos del movimiento obrero y marxista, pero sobre todo de un tipo de
debate e influencia de corrientes históricas de lucha completamente heterodoxas
y diversas (las resistencias culturales, el cristianismo liberador, el
‘cimarronismo’, la democracia de la calle reivindicada desde los barrios,
movimientos sociales de todo tipo muchas veces inesperados, la lucha
estudiantil, las sublevaciones populares espontáneas, los movimientos de
liberación nacional, el bolivarianismo revolucionario, la lucha armada, el
marxismo crítico latinoamericano, el indigenismo, etc.). Y allí el segundo
pecado original del ‘movimiento bolivariano’, su insólita diversidad y
heterodoxia, hoy representado en la figura de Hugo Chávez. <BR><BR><STRONG><FONT
size=3>Las críticas de la izquierda <BR></FONT></STRONG><BR>Por un lado hay una
izquierda que radicaliza su discurso a partir de la valoración del ‘carácter de
clase’ de este Gobierno (burgués, pequeño burgués), y de los visos ‘populistas’,
‘reformistas’, ‘nacionalistas’ que corren en su seno por razones de clase,
siendo por tanto un Gobierno condenado a defender los intereses del capital
nacional e imperialista (nos referimos a la mayoría de las corrientes
trotskistas, hoy muy activas en algunos sectores obreros). <BR><BR>Esto puede
ser totalmente cierto si nos atenemos a un parámetro de comprensión totalmente
formal y sociológico donde se contraponga en nuestra imaginación política este
Gobierno a uno dominado por delegados de los trabajadores y de las clases
explotadas en general, organizados e identificados como tal. Una pregunta un
poco estúpida quizás: ¿después de la Comuna de París y el primer gobierno
soviético (1917-1919) ha habido un solo Gobierno en la historia que cumpla con
ese parámetro y haya perdurado más de dos meses en ‘el poder’? Si lo hubo,
manden la información. En todo caso preferimos admitir que la historia ha
demostrado que este modelo adolece de inmensas carencias e impotencia política.
<BR><BR>Otra crítica de izquierda muy difundida es la que llamaríamos
radical-nacionalista. Su centro crítico se centra en el problema de soberanía,
más concretamente, en la ambigüedad demostrada por el Gobierno ante su posición
‘antiimperialista’. Se critica que por un lado el Gobierno enfrente
declarativamente el dominio imperial norteamericano y por otro se establezca una
alianza privatizadora con el capital transnacional petrolero a través de las
empresas mixtas. A ello se anexan todo un conjunto de denuncias que cubren el
problema del ‘modelo productivo’ en su conjunto; se critica que es una simple
reproducción del capitalismo desarrollista, dependiente y depredador, los planes
de minería, el plan carbonífero, el gasoducto del sur (red única gasífera de
Venezuela hasta Argentina), la anexión de Venezuela al IIRSA (otra cara del ALCA
desde el ángulo de las inversiones en infraestructura), el pago de la deuda
externa... Por otro lado, planes como los del desarrollo carbonífero en el
Zulia, la penetración transnacional en los territorios dedicados a la minería
(oro, diamante, fundamentalmente), los modelos de desarrollo que se plantean, la
misma visión de integración continental, el papel privilegiado concedido al
capital financiero, nos deja bien claro que al menos la ‘transición hacia el
socialismo’ es todavía muy dudosa y contradictoria. <BR><BR>Ahora bien: ¿esto
quiere decir que Hugo Chávez y su Gobierno no son más que una pieza clave del
imperialismo? Nuevamente se impone un pensamiento formal, vacío de hechos,
completamente abstracto e impotente políticamente como en efecto lo han
demostrado muchas de estas tendencias del ultranacionalismo. <BR><BR>Otra
crítica, muy de izquierda también, pero que es quizás la más ingenua, dice que
Chávez es un hombre honesto, un verdadero revolucionario, un hombre del pueblo
comprometido con sus ideales, pero rodeado de una cuerda de traidores, de gente
falsa, de corruptos que se aprovechan de su liderazgo, organizados
principalmente en los partidos oficialistas (básicamente MVR, Podemos y PPT) que
a su vez los utilizan como instrumentos principales de apropiación de los
puestos de Gobierno y de los mandos en general tanto del Estado como una buena
parte del espacio popular organizado. Se dice entonces que el problema
fundamental de la ‘revolución bolivariana’ es la corrupción y el burocratismo,
reiterando su apoyo total al presidente, pero alejándose cada vez más de las
nuevas elites que monopolizan la representatividad política del proceso
revolucionario. <BR><BR>Lo más importante de esta crítica no es su acertividad
de análisis o profundidad teórica (debilidad evidente: la idealización de
Chávez, la personalización del poder), sino que se trata de la única crítica que
ha tomado un rango masivo, se ha hecho ‘popular’ en todo el sentido de la
palabra, y que poco a poco se va exigiendo a ella misma dar saltos cualitativos
que la obligan a pasar del comentario al hecho político y la construcción de
estrategias de acción colectiva que le permitan destruir el enemigo odiado de la
corrupción y el burocratismo. <BR><BR><STRONG><FONT size=3>Qué decir y qué
hacer</FONT></STRONG> <BR><BR>Más allá de las interpretaciones dentro de las
esferas de vanguardia o en el espacio popular, resulta importante en estos
momentos percibir lo que es el desarrollo de un movimiento social que aunque
muchas veces fue estimulado a crearse desde las esferas burocráticas de las
direcciones de Gobierno (Comités de Tierra, Consejos Comunales, Comités de
salud, de energía, de agua), comienza a tomar distancia de estas formas de
dirección y establecer sus propias políticas y estrategias, desarrollando una
actitud crítica ante el Estado en su conjunto. Junto a los movimientos sociales
autónomos más importantes (campesinos, empresas recuperadas, populares,
estudiantiles, indígenas), esta base organizada del movimiento popular es la
matriz de clase imprescindible para la profundización de la revolución. Si ella
no encuentra un teatro común de acción política y construcción societal, lo más
probable es que la ‘revolución bolivariana’ comience en los próximos años un
declive de tal magnitud que desaparezca como fenómeno real de ejercicio de
justicia, libertad y construcción de soberanía, independientemente de Chávez.
<BR><BR>Hoy en día nos encontramos en un momento de ‘máxima confusión’ ya que
por un lado la ofensiva imperialista sobre Venezuela, la evolución del ‘Plan
Balboa’ junto al ‘Plan Colombia’, en tanto diseños militares de ataque a
Venezuela, y la presión de la campaña electoral (la campaña por los diez
millones de votos), ayudan a cohesionar las bases populares sobre la figura de
Chávez y la posición del Gobierno. Pero al mismo tiempo la descomposición
institucional que se vive, siendo cada vez más patente dentro de los gobiernos
municipales y estatales (alcaldías, gobernaciones, en una inmensa mayoría en
manos del ‘bloque del cambio’) produce una impotencia colectiva que raya o en la
desesperación o muchas veces en la desesperanza. <BR><BR>Por otro lado, los
mismos mandos institucionales se inquietan, generando por su lado una tendencia
cada vez más agresiva de control tanto de los procesos sociales de organización,
de autogobierno, como de experiencias productivas y obreras tanto en la esfera
cooperativa como dentro de las empresas recuperadas. Una situación de ‘máxima
confusión’ ante la cual las dirigencias de base tienden a repetir el mismo
esquema aprendido desde hace al menos cuatro años: callar, esperar, seguir
organizando, no confundir el enemigo, pero esto también ya empieza a hacerse
corto. <BR><BR>Se necesita dar un paso adelante conjunto. Hasta ahora los
intentos han sido interesantes pero no suficientes (la movilización emprendida
por sectores de los movimientos indígena, minero, campesino, obrero, sobre
todo). Esta situación nos obliga a dar un salto cualitativo conjunto que nos
coloque al límite de una nueva situación donde la relación entre Gobierno y
movimiento popular ‘no administrado’ cambie radicalmente. <BR><BR>Hoy han
surgido por la geografía nacional núcleos críticos y de lucha que prácticamente
inundan todo el conjunto del espacio organizado de base. Estas luchas dispersas
defienden la ‘revolución bolivariana’, pero a la vez constituyen un fiel
testimonio del agotamiento del esquema institucional de Estado como palanca
central del proceso transformador.<BR><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Roland Denis es miembro del Proyecto
Nuestramérica-Movimiento 13 de Abril y ex viceministro de Planificación y
Desarrollo con Hugo Chávez.</DIV>
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<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información contenida en el boletín es
de fuentes propias, sitios web, medios periodísticos, redes alternativas,
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firmados no comprometen la posición editorial de Correspondencia de Prensa.
Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
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