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<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#800000 size=5>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></EM></STRONG></DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR>Año III - 5 de septiembre 2006 - Redacción:
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>Estados Unidos</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>Nueva Orleáns permanece
devastada</STRONG></FONT></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Un año después del
Katrina<BR></STRONG></DIV></FONT>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><FONT size=3><STRONG>Mike
Davis</STRONG></FONT> </FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Socialist
Worker</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.socialistworker.co.uk"><STRONG>www.socialistworker.co.uk</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducido por María Julia
Bertomeu para </STRONG><A
href="http://www.sinpermiso.info"><STRONG>www.sinpermiso.info</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Nueva Orleáns todavía está deshecha.
En la “hermosa franja de tierra” que acompaña el recorrido del río
–poblada mayormente por gente blanca— todavía se celebran “les bons
temps”; pero el corazón de la metrópolis afro-americana, poblado por barrios de
clase media y trabajadora, se asemeja a una ciudad fantasma.
Hay enormes áreas sin energía y todavía se localizan cuerpos entre
los escombros apestosos.<BR><BR>Mientras tanto, más de la mitad de la
población permanece en el exilio. Un cuarto de millón de Luisianenses –entre
ellos, al menos un 80 por ciento de negros— están en Texas; otros 100.000
en Atlanta.<BR><BR>Es increíble, pero los propietarios de casas de Nueva Orleáns
y de las parroquias vecinas todavía no han recibido ni un céntimo del dinero
federal para la reconstrucción. Sólo una pequeña minoría que tiene cobertura de
seguros está en condiciones de reconstruir sus casas.<BR><BR>Los inquilinos –la
mayoría de la población negra pre-Katrina— no han recibido nada, y la
administración Bush se niega a reiniciar gran parte de los planes
federales de viviendas de la ciudad.<BR><BR>El otro día hablé por teléfono
con un amigo mío cajun. Me dijo: “Quizás deberíamos invitar a Hizbollah a Nueva
Orleáns”. Acababa de leer un artículo en el New York Times en el que se
informaba sobre la velocidad y ausencia de burocracia con la que el movimiento
chiíta ha comenzado a reconstruir el sur del Líbano.<BR><BR>Mientras tanto, una
delegación de Sri Lanka y de otros países azotados por el tsunami que visitó la
zona, manifestó estar horrorizada por las condiciones incomprensibles que
encontraron en el lugar.<BR><BR>Es misterioso, sin embargo, que no se
hayan entrevistado con algunos activistas locales, o no hayan visto imágenes de
las muchas protestas callejeras. El documental de Spike Lee: When the Levees
Broke que acaba de ser transmitido por la televisión privada, es una
requisitoria en toda regla contra la negligencia criminal de los Cuerpos de
Ingenieros de la Armada, que construyeron muros de baja calidad que permitieron
que se inundara el grueso de la ciudad.<BR><BR>Spike –a diferencia del
Congreso— permitió que se expresara a sus anchas la gente común de Nueva
Orleáns, blancos y negros. Volver a escuchar el relato de sus vivencias es una
experiencia magnífica y desgarradora, al mismo tiempo.<BR><BR>Entretanto, actúa
la limpieza étnica. En estos momentos, Nueva Orleáns es una pequeña ciudad y,
probablemente, con mayoría de blancos. Se han perdido, cuando menos, 100.000
votos de negros que equilibraban la balanza de poder en Luisiana. El beneficio
es para los republicanos, y es muy probable que la pérdida sea
permanente.<BR><BR>Los precios de la propiedad en la “hermosa franja de tierra”
blanca que va desde Tulane hasta el Barrio francés se han disparado, y es
posible que otros tantos residentes negros deban emigrar en el futuro, por falta
de escuelas o de alquileres razonables.<BR><BR>Los inmigrantes latinos que
llegaron a Nueva Orleáns de la mano de constructores sin escrúpulos, siguen
acampados en sus autos, hostigados y arrestados, ahora que ya no es necesaria su
fuerza de trabajo<BR><BR>En la ciudad, la furia se mantiene al rojo vivo. Pero
en estos momentos el destino de la Costa del Golfo es un problema nacional
menor. La traición de los demócratas es casi tan grande, y por cierto
mucho más hipócrita, que la de la administración Bush.<BR><BR>Hilary Clinton y
sus secuaces están demasiado ocupados defendiendo el derecho de Israel a
destruir el Líbano, como para ni tan siquiera soltar lágrimas de cocodrilo por
los negros o por los pobres cajunes.<BR><BR>Debo confesar que estoy francamente
abrumado al comprobar la escasa pasión de los representantes de los
negros en el congreso, o la bajísima prioridad que el movimiento de los
trabajadores le otorgó a uno de los asaltos más brutales en contra de la clase
trabajadora en la historia moderna de los EEUU. <BR><BR>La mayor solidaridad con
Nueva Orleáns procede de grupos como Acorn (una unión nacional de propietarios
de inmuebles de clase trabajadora), Common Ground (una amplio movimiento
alternativo de izquierda antibelicista), y de una colisión de nacionalistas
negros y grupos afros, veteranos de los derechos civiles y antiguos Panteras
Negras.<BR><BR>En el mes de abril escribí lo siguiente para The Nation, y
desgraciadamente sigo pensando lo mismo [para verlo traducido en SinPermiso,
pulse aquí]:<BR><BR>“Sería verdaderamente inspirador ver que, en la última
batalla Nueva Orleáns, el nuevo o renovado movimiento en pro de los derechos
civiles basado en un valiente activismo local tenga su extensión en una
solidaridad significativa promovida por el movimiento sindical, los llamados
Demócratas progresistas e incluso los miembros del Congressional Black Caucus.
</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Promesas, declaraciones en la prensa
y el envío de delegaciones esporádicas, sí las ha habido hasta ahora; pero lo
que no ha habido aún es una denuncia nacional del atropello sufrido y un sentido
de la urgencia de que debería prestarse mucha atención al intento de asesinato
de Nueva Orleáns, precisamente en el cuadragésimo aniversario de la Voting
Rights Act [la ley que en 1965 ayudó a asegurar el derecho al voto de los
negros]. Como escribió el historiador Ted Tunnell, el fracaso de los Radicales
del Norte de 1874 para lanzar una respuesta armada de sus militantes contra la
insurrección blanca de Nueva Orleáns contribuyó a que se malograra la primera
Reconstrucción. ¿Nuestra pusilánime respuesta a los efectos del huracán Katrina
nos conduce a aceptar la palmaria reducción de la segunda gran reconstrucción?”
. </DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información
contenida en el boletín es de fuentes propias, sitios web, medios periodísticos,
redes alternativas, movimientos sociales y organizaciones políticas de
izquierda. Los artículos firmados no comprometen la posición editorial de
Correspondencia de Prensa. Suscripciones, Ernesto Herrera:
</FONT></EM></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
color=#000080 size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A> </DIV>
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<DIV align=justify><BR><BR></DIV></FONT></BODY></HTML>