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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#800000 size=5>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></EM></STRONG></DIV>
<DIV align=center><STRONG><EM><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR>Año III - 5 de septiembre 2006 - Redacción: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Palestina</FONT></STRONG></FONT><BR><BR><FONT face=Arial
size=2><STRONG><FONT size=3>Los argumentos por Palestina <BR><BR>Claudio Katz
[1]</FONT></STRONG><BR><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>La reciente guerra del Líbano tuvo
muchas aristas pero una causa evidente: la cuestión Palestina. El conflicto fue
consecuencia directa de varios meses de violencia extrema en Gaza y Cisjordania
y estuvo precedido durante la década pasada por tres acontecimientos ligados a
una oleada de refugiados palestinos: la guerra civil libanesa, la primera
invasión israelí y el nacimiento de Hezbolá. Por enésima vez, todos los
comentaristas vuelven a repetir que no “habrá paz en Medio Oriente si no se
resuelve el problema palestino”. ¿Pero cuál es la solución? </FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Quiénes atribuyen este drama a causas milenarias,
oposiciones religiosas y mentalidades irreconciliables consideran que la guerra
es una fatalidad. Esta opinión es muy generalizada, pero poco explicitada. Lo
más común es escuchar la interpretación oficial de Estados Unidos e Israel que
acusa a los palestinos de perpetuar el conflicto con la complicidad de varios
gobiernos árabes. Estos argumentos se han difundido masivamente en las últimas
semanas y se basan en viejos prejuicios, que tornan muy oscuro lo que debería
ser transparente. Desmistificar estas creencias es el punto de partida de
cualquier debate racional sobre las soluciones posibles al drama de Medio
Oriente.<BR><BR><STRONG>“DERECHO A DEFENDERSE”</STRONG><BR><BR>Las acusaciones
contra los palestinos siempre subrayan que Israel es un país acosado. En esta
oportunidad también se proclamó que “ninguna nación soberana puede aceptar ser
agredida” [2] . Pero la guerra no estalló por la captura de dos soldados en el
Líbano. Este tipo de operativos se ha registrado en muchas ocasiones y
frecuentemente concluyeron con intercambios de prisioneros. Esta vez lo novedoso
fue la magnitud de una operación ofensiva que el ejército israelí había
planificado con gran antelación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No es cierto que “Hezbolá instaló la guerra” [3] . La
captura de los israelíes estuvo precedida por el secuestro de varios civiles
palestinos y el fusilamiento indiscriminado de familias en las playas de Gaza.
Hezbolá reaccionó frente a la puntillosa masacre que perpetra desde hace meses
el ejército ocupante en esa zona.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por otra parte, es muy controvertido dilucidar en cada
ocasión, quién tiró la primera piedra. Israel atacó en 1956 y 1967 y recibió el
primer golpe en 1948 y 1973. Cuándo se adelanta, sus partidarios celebran la
astucia de un golpe preventivo y cuándo se retrasa, elevan un clamor de
indignación. Determinar cuál fue el detonante de la reciente guerra puede
conducir a un debate bizantino, pero la incalificable tragedia humana que
provocó Israel no está sujeta a ninguna controversia. <BR>Las atrocidades
cometidas contra la población civil libanesa superaron todo lo visto en los
últimos años. Bombardeos indiscriminados, matanzas de niños y mujeres en fuga,
aldeas arrasadas, ataques premeditados contra refugiados, utilización del
horroroso fósforo blanco y los proscriptos proyectiles de fragmentación,
destrucción de una joya cultural del Medio Oriente, catástrofe ecológica. Nadie
podrá olvidar la imagen de los niños grises masacrados en Qana, ni la montaña de
cadáveres que siguen apareciendo bajo los escombros, junto a 100.000 bombas sin
explotar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta vez el ejército israelí no tuvo contención interna,
ni mundial. Actuó sin frenos y se hundió en la oscuridad de la crueldad y la
venganza de un castigo colectivo. La foto de niñas escribiendo mensajes de
aliento en los obuses ilustra el tono de una carnicería. La ONU y los gobiernos
de Estados Unidos y Europa toleraron una masacre que selló el “apagón moral de
Israel” [4].</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>“GUERRA POR LA
SUPERVIVENCIA”</STRONG><BR><BR>Algunos presentan la agresión contra el Líbano
como la “sexta guerra por la supervivencia que ha librado el país” [5] . Afirman
que Israel es una nación muy pequeña, que a diferencia de sus vecinos “no puede
perder ninguna guerra”. Pero en su reducido espacio territorial, el país
concentra el mayor arsenal militar de la zona. Cuenta con el sostén financiero
de Estados Unidos, experimenta todas las invenciones del Pentágono y acumula 250
bombas nucleares, que según demostró el científico preso Vanunu alcanzarían para
borrar el mapa de Medio Oriente en pocos segundos. Como esta explosión hundiría
también a Israel, el armamento letal se mantiene por ahora en reserva para ser
utilizado en una situación extrema.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Quiénes argumentan que “Israel desea la paz, pero no lo
dejan” siempre aluden a ciertas resoluciones de Naciones Unidas, como el desarme
de Hezbolá. Pero nunca recuerdan las normas opuestas que demandan el retiro de
los territorios ocupados. Durante la última crisis se ha verificado, además,
hasta que punto la ONU no es un árbitro ecuánime del conflicto. Invariablemente
actúa en función de los compromisos que auspicia Estados Unidos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El Consejo de Seguridad ni siquiera condenó el asesinato
premeditado de cuatro funcionarios propios y demoró la petición del cese de
fuego, mientras esperaba que las tropas israelíes concretaran su fracasada
limpieza bélica. Por eso la indignación del mundo árabe con las Naciones Unidas
es tan intensa como el odio hacia Estados Unidos y el desprecio por
Europa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Israel actúa desde hace décadas como una fuerza militar
que se expande rompiendo todas las fronteras. Los generales han copado el manejo
del estado, sin necesidad de recurrir a un golpe de estado. Definen el momento
de cada guerra y probablemente atacaron el Líbano para saldar la cuenta
pendiente que arrastran desde su humillante retirada de la década pasada. De la
misma forma que en 1967 establecieron el límite del este en el río Jordán, han
ambicionado desde hace mucho fijar la frontera norte en el río Litani. La
coalición gobernante con los laboristas -que parecía distanciarse de este modelo
belicista- profundizó en los hechos el esquema militarista.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>“LA AMENAZA TERRORISTA”</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno israelí repite todo el tiempo el lema de
Bush: “Hay que derrotar al terrorismo” porque “son ellos o nosotros”. ¿Pero
quién ejerce la violencia sistemática contra la población civil? ¿Quién
planifica desde el estado los crímenes que se cometen contra los palestinos y
libaneses? </DIV>
<DIV align=justify><BR>El ejército israelí nunca limitó su acción a objetivos
militares. La matanza de varios miles de palestinos desarmados en Sabra y
Chatila fue perpetrada en 1982, por las milicias falangistas controladas por
Israel. Los métodos del terrorismo son aplicados cotidianamente sobre 10.000
presos políticos, que incluyen mujeres y niños encerrados sin derechos, en un
país que ha legalizado el uso de la tortura.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunos cínicos afirman que también la lucha contra el
nazismo produjo víctimas civiles [6] . Justifican el bombardeo contra la
población alemana al final de la guerra o el genocidio nuclear de Hiroshima y
Nagasaki y ocultan que estas masacres se concretaron cuándo ambos países ya
estaban derrotados. Al igual que la vandálica matanza de tres millones de
personas en Vietnam estas operaciones no perseguían objetivos bélicos [7]
.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La doctrina militar de Israel se basa en un alarde de
superioridad bélica a cualquier precio de víctimas. Propicia actos de terror
para crear la imagen de un país invencible y emiten mensajes prepotentes para
resaltar la indefensión de sus adversarios. Una forma brutal de este alarde fue
despreciar a un millón de libaneses desguarnecidos frente al bombardeo, mientras
se destacaba la “protección que tienen los israelíes en sus refugios”. Esta
actitud buscó incentivar un espíritu de venganza para que “el enemigo reciba su
merecido”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Israel magnifica el poderío de sus vecinos, apelando a
los mismos disparates que difundío Bush para invadir Irak (“desactivar las armas
de destrucción masiva”). También recurre a los mismos códigos que utilizaba la
dictadura argentina para presentar a sus víctimas como “terroristas
encubiertos”, aunque los cadáveres exhibidos solo retraten a niños y mujeres
indefensos. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Con asesinatos selectivos y detenciones indiscriminadas,
Israel anticipó los métodos que utiliza Estados Unidos en Guantánamo. Las
cárceles secretas de la CIA, las torturas de Abu Ghraib y la
institucionalización de los desaparecidos han sido ensayadas desde hace mucho
tiempo en Gaza y Cisjordania.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>“SON COMO BIN LADEN”</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Israel describe como terroristas a los integrantes de una
resistencia popular equiparable a cualquier movimiento de liberación
contemporáneo. La mayoría de la población sostiene a los guerrilleros porque se
identifica con su causa. Como esta solidaridad es un enigma indescifrable para
los opresores, calumnian a los combatientes (“se protegen con escudos humanos”)
o los retratan como descerebrados fanáticos religiosos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero es evidente que Hezbolá no es solo una organización
militar. Mantiene una importante una estructura política (con diputados y
representantes en el gobierno) y una gran red social de servicios (con fondos
para la reconstrucción que sustituyen la debilidad del estado). También actúa
disciplinadamente y respetando estrictos códigos morales. El gobierno de Israel
se empeña en asemejar a esta organización con Bin Laden, cuándo ellos mismos han
declarado su frontal oposición a las acciones de Al Qaida. Con esta burda
confusión trata de identificar la resistencia anticolonial con una brutal
modalidad de terrorismo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Al Qaida ejecuta atentados contra la población civil de
Occidente (Torres Gemelas, Atocha, Bali, Londres), que son totalmente
antagónicos con la acción defensiva que desarrolla Hezbolá. Mientras que los
grupos de Bin Laden fueron creados en los años 80 por la CIA en Afganistán para
participar en la guerra contra la URSS, Hezbolá nació para resistir la presencia
colonialista en el sur libanés.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El terrorismo de Al Qaida es reactivo y complementario
del terrorismo institucionalizado que implementa Estados Unidos. Realizan
sanguinarias matanzas de chiitas en Irak, que contribuyen a la guerra civil
tolerada por los norteamericanos para perpetuar su ocupación de ese país.
Hezbolá ha denunciado estas matanzas entre comunidades (que ya desgarraron a la
población de la ex Yugoslavia) y apunta sus cañones contra el ocupante
israelí.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es cierto que esta resistencia es muy variada e incluye
junto a legítimas formas de movilización y armamento popular, terribles y
desacertados atentados suicidas. Estas acciones han sido públicamente
cuestionadas por muchas corrientes del movimiento palestino. Pero lo importante
es no confundir ni siquiera en este caso, cuales son los bandos en lucha. El
terror desesperado de un suicida no se equipara con el terror planificado desde
el Pentágono. Entre ambos media la misma diferencia que separaba en Argentina la
represión de los militares de las operaciones de la guerrilla. Quiénes olvidan
estas distinciones terminan proyectando al Medio Oriente la “teoría de los dos
demonios”, que sitúa en un mismo plano ético, político y militar a los
resistentes y a los opresores [8] .</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>“EXTENSION DE LA DEMOCRACIA”</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>A veces se escucha que “Israel es la única democracia de
la región”, como si la posesión de este atributo legitimara sus guerras. Pero en
ese país funciona en realidad una democracia de Apartheid. Mientras que los
judíos-israelíes cuentan con derechos efectivos, los árabes-israelíes son
maltratados como ciudadanos de segunda categoría.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Israel carece de Constitución escrita. Esta ausencia no
obedece a un respeto a la tradición oral, sino a las ventajas que este bache
jurídico aporta para la expansión territorial. La democracia israelí no es muy
considerada con sus vecinos. Desde que el Hamas triunfo frente al Fatah en una
elección masiva y cristalina, el ejército ocupante ha secuestrado a medio
parlamento y a casi todo el gabinete.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En la actualidad el estandarte de la democracia sirve a
cualquier propósito. Bush lo esgrime para ocupar Irak y equiparar su invasión
con la gesta antihitleriana de Europa. Olmert recurre al mismo argumento. Pero
ambos ocultan que sus actos se asemejan más al opresor nazi que la resistencia
antifascista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con una gran retórica a favor de la democracia, Israel y
Estados Unidos apoyan los regímenes más despóticos de Medio Oriente. Presentan a
los mandatarios de Siria e Irán como la encarnación del totalitarismo, pero
elogian al mismo tiempo a presidentes semidictatoriales como Mubarak (Egipto) o
Musharaf (Pakistán). También son aplaudidos los señores de la guerra de
Afganistán y las monarquías del Golfo que gobiernan con alguna parodia de
elecciones. A ningún funcionario de Occidente le quita el sueño qué las mujeres
y las minorías carezcan de derechos en Arabia Saudita. Solo necesitan algún
simulacro de comicios municipales para preservar su veneración por la soberanía
ciudadana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La pasión por los mismos valores que exhibe Israel, no le
impidió descargar toneladas de explosivos sobre el pequeño país que protagonizó
el año pasado una gran irrupción democrática. Esta apertura -que siguió al
asesinato del ex premier Rafia Hariri- fue aplaudida por Bush, mientras el
movimiento parecía orientarse hacia el cuestionamiento de Siria y Hezbolá. Estos
elogios desaparecieron cuando Israel sepultó a bombazos a todos los sectores
pro-occidentales del gobierno libanés. No es la primera vez, que bajo el apuro
de un cambio de planes los imperialistas aplastan a sus propios aliados. Sadam
fue, por ejemplo, el gran socio del Pentágono en la guerra contra Irán, antes de
convertirse en el principal enemigo de la humanidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Estados Unidos e Israel no han podido tolerar en Medio
Oriente una paradoja de la democracia que alientan. Incentivaron elecciones para
gestar gobiernos pro-occidentales y se encontraron con masivos triunfos de
partidos islámicos antinorteamericanos, especialmente en Palestina e Irak. Por
eso el imperialismo ya declaró el réquiem de la primavera árabe y ha resuelto
congelar sus convocatorias a la democracia. Seguramente los expertos de la CNN
explicarán que la “mentalidad árabe” ya no es compatible con las instituciones
de Occidente [9].</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>“PAZ SIN CONTRAPARTIDA”</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Israel ha difundido nuevamente la creencia que propone
acuerdo y le contestan con bombas. Algunos afirman que “el premio recibido por
nuestro retiro de Gaza fue una escalada de los misiles”. Pero lo cierto es que
el ejército del país solo abandona parcelas de poca importancia para ocupar
terrenos de mayor gravitación. El resultado de esta estrategia es la continuada
expulsión de los palestinos y la creciente ampliación geográfica de
Israel.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este ensanchamiento no es un efecto guerras indeseadas,
sino el producto de una meditada política de anexión territorial. Por esta razón
fueron asesinados 150 palestinos en Gaza y Cisjordania mientras duró el ataque
al Líbano. La decisión de demoler cualquier atisbo de vida normal en los
territorios ocupados se mantiene luego de la tregua acordada en el frente
norte.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En los últimos años Israel instrumentó una “desconexión
unilateral” para remodelar las fronteras a su conveniencia. Captura las tierras
más valiosas de Cisjordania y perpetúa un cerco en torno al gran campo de
concentración que ha creado en Gaza. El eje de esta política es la absorción
definitiva de la primera zona y la destrucción de la segunda. Esta absorción
tuvo que un debut militar (1967-73) seguida por el asentamiento de colonos
religiosos (1974-77), fue coronada con la instalación final implementada por los
gobiernos derechistas del Likud.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Cisjordania se ha construido una constelación de
colonias, sostenidas con millonarias inversiones y sólidas administraciones
estatales. La población palestina ha quedado desperdigada en cantones
desconectados y solo puede circular en forma restringida, con documentación muy
específica. La vieja Jerusalem quedó totalmente absorbida y no es proclamada
oficialmente capital del país para evitar roces diplomáticos internacionales.
Todas las colinas y zonas de manejo de los recursos hídricos (mucho más baratos
que cualquier plan para desalinizar el agua) han pasado a manos de los
ocupantes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Israel aprovechó el período de negociaciones vigente
entre Oslo (1993) y Camp David (2000) para apropiarse del 60% del nuevo
territorio y del 80% del agua. Aumentó de 100.000 a 253.000 el número de colonos
y ahora construye el gran muro (a un ritmo de 500 metros por día) para completar
el encierro de la población palestina y precipitar su expulsión. Los registros y
chequeos permanentes persiguen este objetivo, porque de la vieja frontera del 67
ya no queda nada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los palestinos han quedado dispersados en un territorio
agujereado. Sufren la aplicación del modelo sudafricano del Bantustan, que
desgarra a su país en cantones incomunicados. Los que permanecen deben someterse
a las reglas de la dependencia financiera total, ya que sus ingresos son
confiscados por Israel y luego parcialmente devueltos. Por eso el ocupante puede
mantener, reducir o cortar a gusto estos fondos (como ha ocurrido luego del
triunfo del Hamas). Este proceso de expropiación no solo demuestra la
inexistencia de predisposición pacifista por parte de Israel, sino que ilustra
crudamente el sentido del proceso colonial precedente [10]
.<BR><BR><STRONG>“REPARACIÓN HISTÓRICA”</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los sionistas argumentan que la constitución del estado
de Israel constituyó una reparación internacional por los sufrimientos padecidos
por el pueblo judío. Erigieron el país recordando el holocausto, como una
tragedia que debería evitarse por la fuerza en el futuro. Con este espíritu de
venganza arremetieron contra palestinos que no tuvieron ninguna participación en
un genocidio perpetrado en Europa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En 1948 vivían en la zona 600.000 judíos y 1,2 millones
de árabes. La guerra derivó en la emigración forzada de de 750.000 miembros de
esta segundo colectividad, bajo el colapso provocado por la partición que
dispuso la ONU. Esta decisión fue adoptada sin ninguna consulta a la
población.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que habitualmente se reivindica como una decisión
equitativa de las Naciones Unidas fue un típico acto de reparto colonial de
territorios ajenos, por parte de potencias acostumbradas a recortar el mapa en
función de sus conveniencias. Una consulta a los interesados seguramente hubiera
demostrado que la mayoría se oponía a la partición. Los palestinos constituían
históricamente una comunidad multiétnica que incluía a judíos, cristianos y
musulmanes. La fractura del país provocó un conflicto que escaló sin pausa y
ensangrentó a varias generaciones de Medio Oriente [11] . </DIV>
<DIV align=justify><BR>La partición sepultó incluso el proyecto de un hogar
nacional judío, que podría haberse erigido mediante compromisos con los
habitantes de Palestina y convirtió una ideología de origen nacionalista -como
era el sionismo- en una doctrina colonialista. La idea de unir voluntariamente a
los judíos interesados en aglutinarse como nación se transformó en un proyecto
de despojo de otra comunidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con este giro comenzó a propagarse el mito de la “tierra
vacía” que han difundido todos los conquistadores de cualquier época. Afirmaron
que “no había nadie” en las zonas que ocuparon a punto de pistola y en un breve
período histórico implementaron la apropiación violenta que caracteriza a la
acumulación primitiva de capital [12].</DIV>
<DIV align=justify><BR>El experimento colonialista no se impuso en Medio Oriente
a través del exterminio físico generalizado (como en Ruanda), sino a través de
golpes específicos, destinados a confiscar las tierras de los palestinos y
forzar su partida. Algunos autores denominan “sociocidio” a este proceso de
demolición de una sociedad, a través de la conversión de los campesinos en
refugiados, el exilio de la intelectualidad y el desmantelamiento de las
ciudades (solo se salvó Nazareth para preservar las relaciones con el Vaticano)
[13] .</DIV>
<DIV align=justify><BR>La sociedad israelí se constituyó exaltando estas proezas
bélicas. La seguridad se transformó en el principio ordenador de un estado que
absorbe oleadas de inmigrantes en un espacio territorial minúsculo (la última
desde Rusia). Esta obsesión por el enemigo externo atenúa las tensiones internas
entre las distintas comunidades que arriban al país (especialmente entre
europeos y orientales). El precio de esta beligerancia ha sido el encierro
colectivo, en un espíritu guerrero que asfixia a los propios
conquistadores.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el mayor obstáculo de este atropello ha sido la
resistencia de los palestinos. Israel no pudo estabilizar su dominación por la
inviabilidad contemporánea de los tres recursos tradicionales de la conquista:
el exterminio (amerindios), la esclavización (africanos) y la expulsión del
territorio (típica de la Antigüedad). Estas formas de masacre eran corrientes
hasta el siglo XIX, pero no pueden implementarse en la actualidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Israel comenzó a desenvolver su colonialismo tardío en un
período signado por la descolonización y la lucha internacional contra el
racismo. Los palestinos resistieron su disolución en los países fronterizos, con
actos de heroísmo propios de David frente a Goliat, reproduciendo la acción de
los sublevados judíos del Gueto de Varsovia (1934).<BR><BR><STRONG>“UNA ALIANZA
NECESARIA”</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que más alimenta el belicismo de Israel es la relación
carnal que ha establecido con Estados Unidos. Los sionistas afirman que esta
estrecha conexión constituye un imprevisto efecto del ajedrez político
internacional. Proclaman con ridícula ingenuidad que “la ayuda de los
norteamericanos nos permite enfrentar a millones de árabes”, sin preguntar a
quién beneficia esa colaboración.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La amalgama con Estados Unidos no fue constitutiva de la
formación de Israel. La creación del nuevo estado contó con el visto bueno de la
URSS y en los 60 Francia era el principal abastecedor militar del país, porque
buscaba gestar una alianza antiárabe en plena guerra en Argelia. Cuándo Israel
ocupó la península de Sinaí -complementando el desembarco anglo-francés en el
Canal de Suez (1956)- Estados Unidos vetó la operación. Lo que indujo a la
primera potencia a consolidar un enclave de largo plazo con Israel fue la
fulminante victoria sionista de la guerra de los seis días (1967).</DIV>
<DIV align=justify><BR>A partir de ese momento se afianzó en Norteamérica el
famoso lobby israelí, como un grupo de presión más influyente que su equivalente
cubano o petrolero. Es una asociación muy vinculada con los neoconservadores de
Bush, que trabajó intensamente a favor de la guerra de Irak. No opera como una
red específicamente judía, puesto que dos tercios de esta colectividad no
participan en las organizaciones sionistas y se mantienen muy distantes de todos
los acontecimientos de Medio Oriente. El lobby es un grupo político-financiero
de composición muy cambiante.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El afianzamiento de las relaciones con Estados Unidos
facilitó, a su vez, la convergencia de la derecha israelí del Likud con las
corrientes cristianas reaccionarias que dominan en el partido republicano. Este
vínculo se reforzó con la llegada a Israel de colonos pertenecientes a las
sectas más cavernícolas de Estados Unidos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Bajo estas influencias el socio sionista ha quedado
ubicando en la primera línea de la batalla contra el mundo musulmán que
promueven los teóricos derechistas. Bush utilizó varias veces el término de
“cruzada” para sugerir la existencia de una guerra santa en Medio Oriente. Esta
acción -concebida como una gesta de la civilización “contra el complot
islámico”- es difundida con delirantes prejuicios por los grupos reaccionarios
de ambos continentes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El sionismo contemporáneo ya no preserva ningún vestigio
del comunitarismo igualitarista que incluyó en sus orígenes, especialmente en
las granjas agrícolas colectivas de los Kibutzim. Es una ideología plenamente
convergente con el fundamentalismo neoconservador. La superioridad de los judíos
es justificada en Israel con los mismos arcaísmos que se utilizan en Estados
Unidos para rechazar a Darwin.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Israel actúa desde hace cuarenta año como peón del
imperialismo. Tanto la superioridad militar como su permanencia en los
territorios ocupados se han transformado en componentes claves de la estrategia
mundial de Estados Unidos. Esta función geopolítica ha sido muy visible durante
la reciente guerra del Líbano [14].</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta agresión fue presentada como un acto de soberanía
fronteriza, pero muchos analistas israelíes no ocultaron que el destinatario del
operativo era Irán. [15] . Se buscó enviar una advertencia a un régimen
enfrentado con Estados Unidos, que ha retomado el desafió nuclear censurado por
las potencias de Occidente. Israel tiene experiencia en esta materia, porque en
1981 atacó desde el aire las plantas de procesamiento del cuestionado material
atómico que construía Irak. La arremetida al Líbano fue programada como un
eventual preludio del bombardeo este tipo instalaciones. No está claro si esta
operación quedará ahora suspendida o se mantendrá en la agenda de Bush [16].
</DIV>
<DIV align=justify><BR>El ataque israelí también buscó abrir un tercer frente en
la guerra regional que Estados Unidos inició en Afganistán. Pretendió compensar
los crecientes fracasos que enfrenta el Pentágono para convertir a Irak en un
manso protectorado petrolero. Con una victoria en el Líbano, Bush esperaba
contrarrestar las dificultades políticas que enfrenta dentro de Estados Unidos
(oposición de los Demócratas, encuestas en picada, cuestionamientos del
establishment). También intentó retomar el unilateralismo guerrero que naufraga
en el exterior. El bloque internacional con la “nueva Europa” ha quedado
disuelto desde la caída de Aznar y Berlusconi y Blair continúa tambaleando. El
operativo israelí representó una fuga hacia delante para sortear este cúmulo de
fracasos.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>“ODIARSE A SÍ MISMO”</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Las masacres en el Líbano desataron fuertes críticas a
Israel, que los sionistas interpretan como manifestaciones de un “antisemitismo
sin excusas” [17] . Exhiben como prueba algunas declaraciones efectivamente
insultantes e inadmisibles de sus adversarios. Pero simplemente olvidan que
ningún comentario por ofensivo que sea merece ser respondido con bombas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los sionistas alertan contra la “amenaza que sufre el
pueblo judío” y prometen contrarrestarla con el reforzamiento de Israel. Recrean
temores ancestrales y el espanto legado por el holocausto para justificar su
aplicación de la ley de la selva en Medio Oriente. Lo cierto es que las
comunidades judías no afrontan un riesgo significativo en el mundo, en
comparación a otras situaciones de potencial limpieza étnica. El antisemitismo
ya no tiene la incidencia del pasado y es utilizado para ocultar lo que está en
juego en Palestina.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este oscurecimiento se basa en la confusión creada por la
errónea identificación de tres conceptos: judaísmo, sionismo e Israel. Quiénes
presentan a estas nociones como indisociables bloquean cualquier reflexión
racional de la tragedia de Medio Oriente [18] . El judaísmo es una religión, una
cultura o una tradición de un pueblo diseminado por muchos países. El grado de
permanencia de su identidad diferenciada ha variado significativamente en cada
generación y en cada región. No solo hay más judíos en el mundo que en Israel,
sino que un importante número de ellos no tiene ningún vínculo con Medio
Oriente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Israel es un estado construido a partir de la hegemonía
confesional de los judíos. Pero actualmente incluye no solo una considerable
minoría de árabes-israelíes -hostilizados y separados del resto de los
palestinos- sino también a varios grupos de inmigrantes sin ningún lazo con
algún pasado judío. Finalmente, el sionismo es la ideología colonialista que
justifica los derechos de los invasores sobre las tierras que pertenecían a los
pobladores originarios de Palestina. Esta doctrina reivindica la superioridad de
los colonos apropiadores (“construimos un país en el desierto frente a la
inoperancia de los árabes”), con argumentos milenarios, sagrados o simplemente
pragmáticos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si se toma en cuenta estas diferencias, no es lo mismo
declararse antijudio, antisionista o antiisraelí. La primera definición es
racista y la segunda anticolonialista, mientras que la tercera no presenta un
significado nítido. Al igual que el antinorteamericanismo expresa más bien el
rechazo a la opresión imperialista, que un repudio de pueblo hacia otro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El sionismo ha demolido los valores de la tradición
judía. Su crimen contra el pueblo palestino destruye el fundamento ético y
humanista de ese legado cultural. La sociedad israelí adoptó un perfil
militarista que enaltece la violencia, en abierta oposición a la hermandad que
propiciaron los pensadores judíos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Reflexionar en torno a este contraste es un ejercicio
inconcebible para los sionistas. Interpretan que este cuestionamiento es propio
de “un judío que se odia a sí mismo”. ¿Pero quién carga con esta dualidad? ¿Los
antisionistas que aprueban el acto humano de la resistencia o los sionistas que
justifican los crímenes?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este tipo de fractura constituye en realidad un
padecimiento estructural de la sociedad israelí, que vive sometida a un estado
de psicosis colectiva y paranoia belicista. El clima de guerra permanente con
sus vecinos ha creado una patología de odio cada vez más descontrolada
[19].</DIV>
<DIV align=justify>+<BR>El sionismo levantó un muro artificial con los pueblos
árabes. Disolvió la historia común y la notoria integración -que a diferencia de
Europa- habían alcanzado las comunidades judías en esos países. También destruyó
la herencia de total ausencia de choques religiosos que distinguía a la relación
entre ambos credos de los conflictivos vínculos que los dos mantuvieron con el
cristianismo. El propio sionismo tuvo inicialmente poco basamento religioso,
pero bajo el efecto de la brutalidad bélica adoptó los agresivos principios del
misticismo fundamentalista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero ningún argumento histórico o coyuntural alcanza para
negar la realidad de los palestinos. Al cabo de 60 años la tragedia del oprimido
sacude la vida cotidiana del opresor y lo ocurrido en el Líbano replantea
traumáticos dilemas para Israel.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>NO HAY LIBERTAD COMO OPRESOR</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno de Olmert debió aceptar una tregua con la
sensación de haber padecido un pequeño Vietnam. No pudo doblegar al Hezbolá, ni
detener la lluvia de misiles sobre su territorio. Acostumbrado a lidiar con los
palestinos desarmados de Gaza y Cisjordania, el ejército israelí quedó
desconcertado frente a una sólida guerrilla y ensayó todas las opciones.
Asesinatos de dirigentes, operativos comando, ataques en pequeña escala y
ofensivas masivas. Finalmente debió avenirse al cese de fuego que inicialmente
rechazaba y toleró que el ejército libanés y la ONU coexistan con Hezbolá en su
frontera.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El contraste entre la euforia de los milicianos libaneses
y la amargura de las tropas sionistas no deja ninguna duda sobre el resultado
del conflicto. Fue solo un round de una pelea de varias décadas y conviene no
olvidar que en 1973 Israel terminó ganando en la negociación lo que perdió en el
campo de batalla. Pero por primera vez en mucho tiempo, una iniciativa militar
israelí concluye en un nítido revés.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este fracaso presenta una llamativa coincidencia de
resultados con las acciones norteamericanas de los últimos tres años [20] . La
devastación que ensayaron los pilotos israelíes ya fue practicada por sus
colegas estadounidenses y por eso la mitad de los muertos en Irak son mujeres y
niños abatidos por el fuego aéreo. Los generales de Pentágono pensaban concluir
su guerra con una espectacular operación en Falulla y el alto mando israelí
intentó alcanzar la gloria mediante una fulminante acción fronteriza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ambos apostaron al bombardeo desde el aire, creyendo que
la tecnología podía reemplazar a los soldados de carne y hueso. Bush cometió la
torpeza de disolver la milicia de Sadam y Olmert atacó sin sentido las
instalaciones del ejército libanés. El mismo imprevisto número de bajas que
afecta a los marines le impidió a Israel continuar la batalla. Un caído cada
diez libaneses es una proporción muy elevada, para un ejército basado en la
conscripción masiva y carente de una gran reserva de pobres para utilizar como
carne de cañón. Olmert intentó precipitar la misma guerra civil sucia que Bush
tolera en Irak, pero solo logró el rechazó unánime de toda la sociedad
libanesa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La misma ineptitud bélica que desató en Estados Unidos
tantas críticas (especialmente una carta pública de ex generales) está
provocando un vendaval en Israel. Arrecian las denuncias de los reservistas por
la confusión de órdenes, la inoperancia del aprovisionamiento, el
desconocimiento del adversario y la corrupción del alto mando. La tormenta
podría desembocar en una comisión investigadora para repartir culpas, precipitar
un cambio de gobierno o facilitar la revancha que alienta la derecha [21] . Pero
a mediano plazo nadie podrá evitar enfrentarse con el impasse histórico creado
por la interminable guerra con sus vecinos. La sociedad israelí carga con una
imposibilidad de progreso mientas actué de carcelera de otra nación. Un pueblo
que oprime a otro no puede ser libre.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>DILEMAS PALESTINOS</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los 60 años de lucha de los palestinos han sido una dura
gesta de heroísmo, sufrimientos y frustraciones. No lograron recuperar sus
tierras, ni construir su estado, pero han impuesto la legitimidad de su demanda.
Ya no pueden ser ignorados por Israel, ni borrados del escenario internacional.
Nadie desconoce formalmente su causa, ni propone “que arreglen sus problemas con
los árabes”. La tesis inicial de los sionistas (“hay mucho espacio para ellos en
Jordania, Egipto y Siria”) resulta actualmente impronunciable.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el movimiento de liberación palestino soporta las
consecuencias del nefasto padrinazgo que tradicionalmente ejercieron los
gobiernos árabes sobre su acción. Esta influencia socavó durante décadas la
efectividad de su resistencia y provocó incontables derrotas. Las clases
dominantes de los países circundantes de Israel siempre chocaron con un proyecto
sionista, que introducía un poder ajeno en su área de influencia geográfica. La
expulsión de los palestinos agravó todos los desequilibrios de la región:
aumentó la inestabilidad de los regímenes políticos y profundizó la degradación
de las economías ya depredadas por los colonialistas extranjeros y sus socios
locales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante los años 60 y 70 los gobiernos nacionalistas que
intentaron revertir parcialmente ese saqueo -como Nasser en Egipto y el Baath en
Siria- debieron enfrentar a Israel. Pero recurrieron al terreno de la guerra
convencional que favorecía a su enemigo y sufrieron escandalosas derrotas. El
nacionalismo buscaba limitar la interferencia que representaba Israel a la
modernización del capitalismo árabe y adoptó la causa palestina con este
restrictivo propósito. Nunca apostó a erradicar la opresión imperialista en
Medio Oriente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por eso los gobiernos árabes de la época buscaron la
regimentación política, la subordinación financiera y la dependencia militar de
ese movimiento. Trabajaron no solo para acotar su lucha, sino también para
evitar la convergencia de un movimiento nacional revolucionario con las demandas
sociales de los oprimidos de la zona. Esta tensión se tradujo en numerosos
enfrentamientos con los palestinos y en acciones represivas contra sus sectores
más radicalizados, especialmente en Jordania y el Líbano.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Estos choques y los sucesivos reveses frente a Israel
condujeron finalmente al hundimiento del nacionalismo. Los sucesores de esta
corriente abandonaron primero la opción militar y cambiaron luego directamente
de bando. Establecieron relaciones con Israel y se convirtieron en obedientes
socios del Pentágono. Esta subordinación ya es tan grande en la actualidad, que
Egipto y Jordania ni siquiera rompieron estos vínculos durante los recientes
bombardeos israelíes al Líbano.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Frente a esta agresión, la Liga Arabe se reunió, emitió
un comunicado de ocasión y bajo la influencia de los jeques de Arabia Saudita se
escucharon más condenas a Hezbolá que a Estados Unidos. En realidad, los
gobiernos árabes pro-imperialistas esperaban que los sionistas destruyeran a las
milicias islámicas que corroen la estabilidad de sus negocios petroleros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Siria subsiste el único régimen de origen
nacionalista. Mantiene un potencial conflicto con Israel y un férreo control
sobre los oprimidos de su país y el Líbano. Pero desde que perdió el padrinazgo
de la URSS, sus presidentes se han mostrado muy permeables a las presiones
norteamericanas. Por eso hay sectores del gobierno israelí que buscan empujar a
Siria por el camino de Egipto y Jordania, ofreciendo como zanahoria la
devolución de las alturas del Golán, que ya no tienen la relevancia militar del
pasado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La resistencia palestina ha debido lidiar con los
gobiernos árabes desde que la OLP se constituyó en una fuerza autónoma. Logró
desenvolver una extraordinaria lucha guerrillera y desembarazarse parcialmente
de esta sujeción durante los años 60 y 70 y también durante la primera Intifada
(1987). Esta “revolución de las piedras” fue un extraordinario levantamiento
masivo que incluyó formas muy avanzadas de autoorganización popular y
participación colectiva. Provocó la desmoralización del ejército ocupante, la
quiebra de la sociedad israelí e impuso el reconocimiento del interlocutor
palestino.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero Arafat aceptó los términos propuestos en Oslo (1993)
y Camp David (2000) que nunca contemplaron la constitución de un real estado
palestino y este aval provocó la pérdida de autoridad de la OLP. En un clima de
corrupción, proliferación de dudosas ONGs, financiación europea y verticalismo
autoritario, el Fatah fue cuestionado primero por militantes e intelectuales
(como Edward Said) y luego por el grueso de la población. En este contexto de
frustración, las provocaciones de Sharon desataron la segunda Intifada (2000)
más militarizada y bajo la creciente dirección del Hamas. Esta organización tomó
la posta del combate y garantizó la supervivencia de la sociedad palestina
frente al colapso de la OLP.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La lucha palestina se desenvuelve actualmente en un marco
de generalizada irrupción de los movimientos islámicos. El triunfo del Hamas
constituyó otro hito de este aluvión, que se ha reforzado con la victoria de
Hezbolá frente a Israel. Nasrallah ya alcanzó un nivel de popularidad en Medio
Oriente, equivalente al logrado por Nasser en los años 60. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En las nuevas circunstancias comienza a reaparecer el
viejo problema del control gubernamental sobre los movimientos de resistencia.
Hezbolá ha demostrado una postura de inédita solidaridad con los palestinos.
Pero sus allegados de Irán persiguen otros propósitos geopolíticos. Buscan
reducir la presión norteamericana sobre el programa nuclear y aumentar su
influencia sobre los chiitas de Irak para expandir el régimen de los
Ayatollahs.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El Hamas está sometido a un hostigamiento terrorista muy
superior a todo lo padecido por el Fatah. Israel no lo deja gobernar, ni permite
mantener en pie ninguna forma de vida organizada en Gaza y Cisjordania. Pero
también los gobiernos árabes aprovechan esta tragedia para hacer valer su
influencia económica. Son los únicos proveedores de recursos ante el corte de
suministros de Europa y Estados Unidos (que financiaban a la OLP) e intentan por
esta vía domesticar al nuevo gobierno palestino [22].</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los dilemas de esta resistencia y el impasse estructural
de la sociedad israelí convergen en torno a la gran pregunta de Medio Oriente:
¿Cómo solucionar el problema nacional de la región?</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>ISRAEL Y LOS REFUGIADOS</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Cualquier desenlace progresista de la cuestión palestina
requiere ante todo la derrota del expansionismo sionista. Este es el punto de
partida para evaluar una resolución del conflicto. Esta victoria de los
palestinos supondría el desmantelamiento del estado colonialista y de ninguna
manera la eliminación física de los israelíes. Conduciría a establecer la
igualdad derechos, anulando todos los principios que legalizan la ocupación de
territorios ajenos. Mientras Israel maneje los dispositivos de inmigración en un
espacio tan reducido, continuará funcionando una máquina de expulsar a los
pobladores originarios para establecer a los recién llegados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En lugar de discutir este problema los sionistas afirman
que los “árabes nos quieren echar al mar” e interpretan un lema bélico surgido
durante las primeras guerras (“destruir el estado de Israel”) como una
convocatoria al asesinato masivo de los judíos. Esa frase surgió como reacción
defensiva frente a la acelerada expansión del nuevo estado de colonos y
actualmente es poco utilizada. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Es cierto que recientemente la repitió el presidente de
Irán, aunque luego aclaró que proponía “borrar del mapa al régimen sionista y no
a Israel”. Pero lo esencial del tema es que ninguna propuesta concreta de los
palestinos plantea consumar actos de genocidio, ni imponer exilios forzados.
Endilgarle este propósito es una caricatura o un panfleto semejante al que
utiliza Bush, para justificar la “guerra preventiva” con algún video de Bin
Laden.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En la izquierda el uso de la vieja fórmula: “destruir el
estado de Israel” es claramente inconveniente. Es un planteo que se
malinterpreta con facilitad, ya que las luchas nacionales tienden a adoptar
siempre un programa positivo de reclamo de independencia, en desmedro de la
faceta negativa (eliminar el estado opresor). En las luchas antiimperialistas de
cualquier país, no es común convocar al “aniquilamiento del estado
norteamericano, francés o ingles” y ni siquiera el desmonte del Apartheid se
realizó bajo un llamado a “destruir del estado sudafricano”. En los hechos,
cualquier transformación progresista requiere abolir la situación colonial, pero
este objetivo tiende a ser enunciado en función de lo que se quiere construir y
no de lo que busca eliminar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Anular el carácter colonialista de Israel es
indispensable para zanjar el problema de los refugiados palestinos, que el
sionismo esperaba disipar con el paso del tiempo. Apostaba a un olvido
histórico, semejante al sufrido por los aborígenes en las reservas del oeste
norteamericano. Pero en el año 2001 había 1,2 millones de refugiados en los
campos y 2,6 millones fuera de estos albergues. Conforman un bloque de 3,8
millones de personas que demandan la restauración de sus derechos [23].</DIV>
<DIV align=justify><BR>La expectativa derechista de congelar el problema fue
demolida por la resistencia. Cada oleada de lucha palestina ha replanteado la
exigencia del retorno de los refugiados y esta demanda fue particularmente
contundente durante la primera Intifada Un aspecto clave del fracaso de Oslo y
Camp David fue justamente su total omisión de este problema. Existen discusiones
sobre opciones alternativas al simple retorno de los expropiados a sus hogares,
basadas en la devolución de pertenencias, reparaciones o compensaciones
equivalentes. Pero incluso estas posibilidades requieren primero anular el
carácter colonialista de Israel. La principal ley constitutiva de ese estado
asegura derechos territoriales al inmigrante judío a partir de la negación de
este mismo atributo para los refugiados palestinos. Bajo este sistema de
recepción y expulsión de habitantes en base a criterios étnicos, el conflicto
nunca tendrá solución.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>LA COEXISTENCIA DE DOS NACIONES</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En el campo progresista nadie pone en tela de juicio los
reclamos legítimos de los palestinos. ¿Pero que ocurre con los atributos
nacionales de los israelíes? También aquí están fuera de duda sus derechos
ciudadanos y libertades para vivir en la zona. Promover el retorno a sus países
de origen es un disparate reaccionario. ¿Pero qué sucede con su nacionalidad?
¿Podrían preservarla o deberían disolverla en pos de superar las confrontaciones
de Medio Oriente? </DIV>
<DIV align=justify><BR>Israel se construyó sobre la opresión de los habitantes
originarios, pero repitiendo lo ocurrido con países del mismo tipo (EEUU,
Canadá, Argentina, Nueva Zelanda), este crimen de nacimiento ha dado lugar a una
nueva nación que ya no puede abolirse. Al cabo de varias décadas de existencia
es evidente la consolidación de una nacionalidad de los israelíes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta singularidad se manifiesta tanto en el plano
objetivo (lengua, territorio, economía común) como en la esfera subjetiva de los
sentimientos de pertenencia a una misma comunidad (pasado y lazos culturales
compartidos, conciencia de grupo diferenciado). El afianzamiento de un idioma en
desuso como era el hebreo -para sustituir las lenguas maternales de los judíos
inmigrantes de distinto origen- ha contribuido a estabilizar esta nueva
nacionalidad. Cualquiera sea el criterio elegido para definir a una nación-
patrones objetivos, subjetivos o una combinación de ambos- es evidente que los
israelíes reúnen actualmente estos atributos [24]. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta conformación ha seguido el modelo de las naciones
gestadas a partir del establecimiento de un estado (Francia, Portugal, Gran
Bretaña, España). Expresa un desenlace histórico inverso al que seguirían los
palestinos si logran forjar su estado como coronación de un proceso previo de
formación de una identidad nacional. Este segundo curso repetiría el rumbo de
los países surgidos al calor de una lucha anticolonial (India, Argelia). Pero lo
importante es que como resultado de procesos históricos diferentes, tanto a los
israelíes como los palestinos les corresponden derechos nacionales y no solo
ciudadanos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Desconocer esta legitimidad conduciría a resucitar un
viejo error del siglo XIX: la creencia que existen “pueblos sin historia”,
inevitablemente condenados a actuar como peones de la reacción y “pueblos con
historia”, destinados a comandar la emancipación de sus vecinos junto a la
propia. La historia del marxismo ha sido un largo e inconcluso aprendizaje de
equivocaciones de esta índole [25] .</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Medio Oriente la autodeterminación de un pueblo
oprimido como es el palestino, no puede hacerse desconociendo los derechos
nacionales de los habitantes del estado de Israel que los oprime. La solución
del conflicto requiere este reconocimiento para abrir un escenario de
coexistencia entre las dos comunidades nacionales [26].</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>DOS ESTADOS SOBERANOS</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Una solución del conflicto comenzó a esbozarse a partir
de los años 70, cuándo en el movimiento palestino se acordó discutir la
formación de dos estados sobre la base del retorno de los refugiados y el retiro
israelí a las fronteras vigentes en 1967. Esta opción cobró más fuerza luego de
la primera Intifada. Pero Israel boicoteó sistemáticamente todas las
negociaciones. Obstaculizó cada tratativa para ganar nuevos pedazos de
territorio mediante operaciones militares.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Es completamente falso atribuir el fracaso de estas
conversaciones a los “fanáticos de ambos campos” [27] . En este caso no existen
“responsabilidades compartidas”, ni culpas equitativamente distribuidas entre
los asesinos de Rabin y los miembros de la Jihad islámica. La guerra que inició
Sharon y que continúa Olmert persigue el evidente propósito de sepultar
cualquier perspectiva de dos estados. Las negociaciones son impracticables,
mientras Israel continúe ejecutando su cuota de asesinatos diarios en
Gaza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero lo que entierra estructuralmente a estas
conversaciones es el grado de colonización perpetrado en Cisjordania. El número
de asentados, la dimensión de la infraestructura construida, el apoderamiento de
tierras torna muy difícil el retiro a las fronteras del 67. Y sin este repliegue
el estado palestino es completamente inviable. No hay margen para erigir esa
entidad en la geografía amurallada y desmembrada de la Banda Oriental.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Muchos autores progresistas igualmente sostienen la
factibilidad de esta opción [28] . Estiman que el retiro forzoso de varios miles
de colonos de Gaza por parte del gobierno de Sharon demostró que un retorno del
mismo tipo podría implementarse en Cisjordania. Pero aquí la diferencia de
cantidad determina un salto de calidad. Israel ha incorporado las principales
zonas de la Banda Oriental a su territorio de la misma forma que extendió sus
fronteras del esquema inicial de la partición al país existente en 1967. Tendría
que padecer una derrota de gran impacto, un desgaste insoportable como ocupante,
una fuerte corrosión interna o una pérdida de sostén internacional para resignar
las porciones ya recolonizadas de Cisjordania y Jerusalem. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Quiénes imaginan posible este retiro afirman que el
proyecto de dos estados no está destruido, sino solo afectado por la etapa de
agresión imperialista inaugurada el 11 de septiembre. Estiman que un giro hacia
el multilateralismo que incluya el fin de Bush arrastraría también a la derecha
israelí. Pero incluso en este escenario no se vislumbra una reducción del sostén
geopolítico que Estados Unidos brinda al sionismo y este apoyo implica una
política militar agresiva, que torna muy difícil la subsistencia de un estado
palestino soberano. Es cierto que el grado de asociación estrecha entre
Norteamérica e Israel solo tiene 40 años, pero se ha convertido en un pilar de
la estrategia imperialista en la principal zona periférica del planeta.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como esta simbiosis no existió con Sudáfrica, muchos
analistas estiman que resulta muy improbable en Medio Oriente la repetición de
un desmonte semejante al observado con el apartheid. Varios gobiernos
norteamericanos toleraron la campaña internacional contra el racismo en Africa
austral, pero ninguno aceptó la menor crítica a Israel. Este contraste ilustra
cuán diferentes son los intereses en juego en cada caso [29].</DIV>
<DIV align=justify><BR>Existe otro argumento mucho más pragmático a favor de los
dos estados, que simplemente subraya la inexistencia de otra alternativa
realista para superar el conflicto. Pero esta afirmación que parecía evidente en
los años 80 y 90 ha perdido credibilidad en la actualidad. La guerra permanente
contra los palestinos y la ocupación de Cisjordania han reducido drásticamente
la factibilidad de esa opción. Por eso no se vislumbra por ahora el retiro de
Israel al 67 y la negociación de las demandas de los refugiados.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>UN SOLO ESTADO LAICO Y DEMOCRÁTICO</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los impedimentos que afronta el proyecto de dos estados
soberanos ha resucitado la alternativa que promovía la OLP en los años 60:
construir un estado único, laico y democrático para los habitantes de la región,
que elimine todos los componentes de discriminación étnica o religiosa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este proyecto es el planteo tradicional de la izquierda
[30] . Pero lo novedoso es su embrionario resurgimiento como opción en Medio
Oriente, a partir de proyectos animados por algunos intelectuales y militantes
de la región. Proponen un programa de reorganización democrática, anulación del
estado étnico y el establecimiento de la ciudadanía por criterios de residencia
[31].</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta solución es la más avanzada y conveniente. Se basa
en el precedente republicano francés y reduce la utilización de estas creencias
religiosas como justificación bélica. Propone disolver los conflictos entre
comunidades reuniendo a todos los pobladores bajo un mismo techo, con derechos y
obligaciones ciudadanas equivalentes. Este camino de convergencia siguió la
conformación de muchos estados contemporáneos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El principal obstáculo que enfrenta esta opción es su
bajísima aceptación actual. Es un programa que tiene pocos defensores de peso,
porque la OLP abandonó esta propuesta, las corrientes islámicas nunca la
apoyaron y en Israel jamás tuvo avales significativos. La solución democrática
del problema nacional exige que cada comunidad defina libremente el tipo de
organización estatal que prefiere. Y es evidente que solo contados palestinos y
casi ningún israelí aceptarían actualmente la conformación de un estado en
común. Especialmente en Israel se ha difundido un terror generalizado por la
futura supremacía demográfica de los palestinos dada su alta tasa de natalidad.
Varias encuestas realizadas entre ambos grupos confirman esta mutua animosidad.
Pero como tampoco se percibe la viabilidad del modelo de los dos estados, todos
los deseos colectivos presentan un carácter transitorio y mutable.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Israel atraviesa un trauma político sin devenir
previsible. El sistemático giro hacia la derecha que ha prevalecido desde los 90
contrasta con el clima progresista que predominó durante las marchas que
reclamaban “Paz Ahora” en 1982 y 1988-90. Pero el reciente fracaso en el Líbano
permite concebir en algún momento un retorno a ese escenario, si las agresiones
militares no dan resultado. Por su parte, los palestinos se encuentran bajo el
shock del terror de la ocupación, en un marco de ascenso del Hamas que no ha
definido claramente cuál es su proyecto futuro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un segundo problema del estado único es su carácter
laico, opuesto tanto al molde sionista (confesional judío), como a la variante
multiconfesional libanesa (cristianos y musulmanes) o las vertientes teocráticas
que promueve el integrismo islámico. Pero este retroceso hacia propuestas
religiosas presenta muchos matices. El huracán islámico en curso es muy
heterogéneo en el plano político. Incluye vertientes de izquierda y derecha,
radicales y conservadoras, antiimperialistas y pro-norteamericanas. Reúne a los
fundamentalistas talibanes y a los respetuosos de las mujeres, las minorías
étnicas y otras creencias. La marea islamista canaliza corrientes progresistas
junto a planteos retrógrados. El Hamas, por ejemplo, es un movimiento político
que ha puesto distancia con el totalitarismo fundamentalista. Hezbolá en el
Líbano tampoco impulsa un régimen político excluyente, sino una variante del
sistema multiconfesional vigente. Hay que reconocer igualmente que el contexto
para un programa laicista es menos favorable que en el pasado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Sudáfrica la minoría blanca se avino a introducir la
ciudadanía formal y a compartir en los hechos el sistema político con las elites
negras y mestizas, a cambio de preservar sus privilegios económicos. Pero la
reproducción de este esquema no es sencilla. Allí no hubo creación de nuevas
estructuras nacionales y también existen ciertas diferencias
estructurales.<BR>Mientras que la economía sudafricana integraba a los
trabajadores negros como explotados en las minas, las fábricas y el campo, la
colonización israelí expulsa a los palestinos y tiende incluso a sustituirlos
por fuerza de trabajo de cualquier origen en los momentos de mayor crisis
(tailandeses, filipinos, turcos). Esta segmentación se traduce en una fractura
de la clase obrera de la región que conspira contra el estado compartido. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>LA PERSPECTIVA SOCIALISTA</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>La mejor propuesta para resolver el conflicto es el
estado único, democrático y laico. Podría emerger súbitamente como alternativa
en el escenario de un colapso catastrófico de Israel. Algunos autores imaginan
un fin comparable al padecido por el nazismo en Alemania. En el caso que Estados
Unidos se atreva a concretar la guerra contra Irán (y eventualmente Siria) que
proyectó Rumsfeld, cualquier tipo de estallido es posible. Y si Israel participa
en semejante aventura podría abrir las compuertas hacia su auto-destrucción, en
un marco de reorganización general de Medio Oriente. Pero este razonamiento
contiene demasiados ingredientes especulativos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En condiciones menos explosivas, la marcha hacia un
estado único podría transitar por incontables senderos de aproximación, signados
por victorias territoriales y avances en la gestación de una conciencia
democrática común entre palestinos e israelíes. Este curso presupone derrotas
del ejército sionista que lo obliguen a devolver las granjas de Cheeba al
Líbano, el Golan a Siria, hasta empujarlo al abandono de Cisjordania. No es
sencillo imaginar como podría concretarse este repliegue, pero tampoco se puede
pensar el nacimiento del estado palestino sin ese retiro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La historia de los procesos revolucionarios está signada
por numerosos ejemplos de concesiones territoriales al enemigo. Lenin aceptó en
Brest Listvosk un acuerdo con Alemania, Mao toleró la supervivencia de Taiwán y
Fidel convive con Guantánamo. También son completamente legítimas las treguas.
Hezbolá por ejemplo avaló recientemente la presencia de tropas de la ONU en el
sur libanés. Pero lo que no resulta viable es el modelo de una Palestina
desmembrada que ofrece Israel, copiando el modelo de las republiquetas
construidas durante el Apartheid sudafricano (los Bantustan).</DIV>
<DIV align=justify><BR>La batalla por el estado único podría seguir, por lo
tanto, un camino recto o sinuoso. Pero siempre estará asociado al grado de
aceptación que este propósito logre en ambas comunidades. Nadie puede anticipar
cuánto tiempo tardará en cicatrizar el abismo de sangre que ha creado seis
décadas de represión colonial ininterrumpida. La superación de esta herencia
requerirá nuevas relaciones sociales de fuerza, otro grado de conciencia
política y una experiencia de acciones comunes de los movimientos progresistas
palestinos e israelíes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero la verdadera distensión entre los pueblos y el fin
de los enfrentamientos nacionales exige erradicar el capitalismo. Este sistema
perpetúa las rivalidades étnicas para facilitar las ganancias de las grandes
corporaciones. Millones de individuos se enfrentan entre sí en Medio Oriente
para que los financistas de Wall Street, los jeques del petróleo, los generales
de Israel y los potentados del mundo árabe incrementen sus privilegios. Solo la
hermandad de todos los oprimidos contra sus opresores podría eliminar el
tormento de sangre que padece la zona. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Si judíos, cristianos, sunitas y chiitas de todas las
nacionalidades actuaran en común contra sus verdaderos enemigos, los cañones
apuntarían contra los culpables del drama regional. La constitución de una
federación socialista de todos lo pueblos es el único remedio de largo plazo
para los conflictos de Medio Oriente. El socialismo transita aquí como en
ninguna otra parte del mundo por el sendero de la emancipación nacional. Pero, a
su vez, esta liberación no se afianzará si no desemboca en la extinción de las
raíces capitalistas de todas las formas de opresión [32].</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>SOLIDARIDAD LATINOAMERICANA</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La causa palestina es una bandera compartida por todos
los movimientos sociales del planeta. Los sufrimientos de la población civil y
la resistencia popular en Medio Oriente despiertan un grado de simpatía y
adhesión internacional cada vez mayor. Esta lucha es vista como una batalla
contra la guerra que provocan los opresores y una campaña a favor de la paz que
demandan los oprimidos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las movilizaciones realizadas ante la reciente agresión
al Líbano han sido sin embargo relativamente limitadas fuera del mundo árabe. No
se registraron marchas masivas en Europa y Estados Unidos como consecuencia de
varias dificultades políticas. Luego de las grandes manifestaciones contra la
guerra de Irak de febrero de 2003 la protesta internacional perdió fuerza. Tanto
la a expectativa de revertir esta invasión por medio de la diplomacia europea,
como la esperanza de un desplazamiento electoral de Bush, afectaron al
movimiento. Por otra parte, las acciones de Al Qaida tienen un efecto devastador
sobre la lucha democrática. Pero este reflujo es coyuntural y tiende a
revertirse con las nuevas acciones que, por ejemplo, promueven las madres de
soldados estadounidenses caídos en Irak.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En América Latina el impacto del conflicto de Medio
Oriente es muy superior al pasado. Basta observar el lugar que ocupa el tema en
la prensa, para notar como el avance de la mundialización incrementó los
vínculos de la región con las conmociones internacionales. En toda la zona se
han observado expresiones contundentes de apoyo a la causa palestina, que han
provocado la indignación de los conservadores. La derecha no sale de su asombro
frente al creciente sentimiento antisionista que se registra desde México hasta
el Cono Sur [33].</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero más significativo aún es la influencia de ciertas
actitudes antiimperialistas. Chávez denunció que Israel actúa como Hitler y
retiró a su representante diplomático de ese país. Su actitud contrastó con Lula
y Kirchner que auspiciaron un acuerdo de librecomercio del MERCOSUR con Israel y
bloquearon cualquier condena de la agresión sionista.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La decisión de Chávez no fue una formalidad
propagandística. Ha sido un acto de gran solidaridad que impactó directamente
sobre el ánimo de la resistencia libanesa. Como señaló el líder de Hezbbolah:
“El presidente de Venezuela hizo lo que no hace la mayoría de los estados
musulmanes” y por eso agradeció su “apoyo moral a nuestra lucha” [34] . En todo
Medio Oriente la tradición revolucionaria latinoamericana mantiene una
influencia significativa, que se manifiesta por ejemplo en las fotos del Che
Guevara que invariablemente aparecen en las casas de los combatientes palestinos
y libaneses. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los resultados de la confrontación en Medio Oriente
influyen, a su vez, directamente sobre América Latina. Si en lo inmediato Israel
sufre una derrota importante, Estados Unidos tendrá menos poder para implementar
sus atropellos en la región. El ALCA seguirá bloqueado, los tratados bilaterales
continuarán enfrentando serios obstáculos y el imperialismo no podrá relanzar su
proyecto de recolonización política del hemisferio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una derrota de Israel reduciría concretamente el margen
de acción del Pentágono para abrir bases militares (como la construida
recientemente en Paraguay), desplegar tropas y seguir apadrinando -con el
pretexto de erradicar el narcotráfico- el estado terrorista de Colombia. Los
militares israelíes asesoraron en el pasado a Pinochet y a varios dictadores de
Centroamérica y están disponibles para cualquier aventura reaccionaria. Su
fracaso acentuaría las dificultades de Estados Unidos para atacar a Venezuela y
agredir a Cuba desde Miami. También crearía obstáculos al Departamento de Estado
para frenar el giro hacia la nacionalización de los hidrocarburos que ha
comenzado en Sudamérica, en medio del polvorín petrolero que ha generado en
Medio Oriente la ocupación imperialista en Irak.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>EL ESPEJO ARGENTINO</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El cambio de posturas que se observa en Latinoamérica
frente al conflicto de Medio Oriente se refleja nítidamente en Argentina. A
diferencia de lo ocurrido en las guerras anteriores, esta vez la conducta
pro-israelí no ha sido dominante en el país. Los representantes de las
organizaciones sionistas (DAIA-OSA) quedaron a la defensiva y los voceros de la
comunidad árabe -tradicionalmente silenciados- pudieron alzar su voz. Por
primera vez aparecieron en la televisión las dos campanas y los diarios debieron
brindar espacio a los críticos de la agresión.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta visibilidad expresó el rechazo mayoritario de la
población a los crímenes en el Líbano. Una encuesta en el Gran Buenos Aires y la
Capital Federal indicó que ocho de cada diez ciudadanos repudió el ataque
israelí. Ese índice superó ampliamente el patrón del 15% que habitualmente se
inclina por esta posición [35] . También la intelectualidad rompió
mayoritariamente con el clásico patrón de simpatía o neutralidad hacia Israel y
se pronunció contra las acciones del ejército sionista. Solo la derecha más
recalcitrante (Birmajer, Eliashev, Grondona, Aguinis) justificó la masacre,
recurriendo a los argumentos más pueriles del liberalismo [36].</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este cambio de clima obedece, particularmente en
Argentina, a la gran sensibilidad que existe frente a cualquier atropello a los
derechos humanos. Ver imágenes de terrorismo de estado rememora inmediatamente a
la dictadura y a los desaparecidos. Por otra parte, el nivel de conciencia
antiimperialista ha progresado significativamente desde el 2001 como lo
demostró, por ejemplo, el repudio a la visita de Bush.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero lo que más irrita a muchos sectores de la población
es la conducta del establishment sionista. Este grupo intenta reproducir la
acción del lobby norteamericano-israelí, sin registrar en que país actúa. Asume
los proyectos del Pentágono, propaga las exigencias del Departamento de Estado
contra Irán y calumnia a la comunidad árabe de la Triple Frontera. El embajador
israelí se comporta con el desparpajo propio de un cónsul colonial y exige
públicamente el despido de los periodistas que le disgustan.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A través de su diario predilecto (La Nación) repudia la
recolección de ayuda para el Líbano, como si fuera un delito socorrer a las
víctimas de un bombardeo o colaborar con la resistencia. La financiación de las
actividades criminales del estado de Israel se ha institucionalizado, en cambio,
como un episodio normal de la vida comunitaria. Cualquier crítica al sionismo en
la universidad, los sindicatos o en la fachada de un edificio es convertida en
un gran escándalo mediático. Pero lo novedoso es la oposición que desatan estas
conductas incluso dentro de la propia </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>colectividad judía. Ha crecido la desconfianza hacia los
dirigentes que colaboraron con el trabajo sucio que realizó la CIA y el Mossad
para evitar el esclarecimiento de los atentados a la embajada y la AMIA. Al cabo
de 14 años de pesquisas no se sabe nada sobre los responsables externos y sus
conexiones locales. En este complicado marco Kirchner hace malabarismos. Tomó
cierta distancia del liderazgo sionista, pero está muy lejos de imitar a Chávez.
Evita pronunciamientos y rechazó el envío de las tropas al Líbano que solicitó
la ONU para preservar un perfil político bajo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La reciente guerra precipitó en Argentina una división
política e ideológica totalmente divorciada de las creencias religiosas. A las
manifestaciones de Palestina concurre la izquierda y las marchas por Israel
aglutinan a la derecha. Este alineamiento resulta incomprensible para los
sionistas [37] . Pero en realidad ilustra cuán bien se ubica la izquierda en los
campos en conflicto. Deja de lado cualquier prejuicio nacional, étnico o
religioso y se coloca dónde hay que estar: junto a los oprimidos y contra los
opresores.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta postura de solidaridad es un acierto político
sostenido en una actitud ética. La causa palestina interpela a todos los
ciudadanos del mundo y obliga a definir conductas individuales. Nadie puede
ocultar cuál es su posición frente a un pueblo agredido. Afortunadamente, cada
día son más visibles las demostraciones de apoyo a una heroica
resistencia.<BR><BR>Buenos Aires, 3 de septiembre 2006.</DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U></U></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U></U></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>[1] Economista, Investigador del Conicet y profesor de la
UBA. Miembro del EDI (Economistas de Izquierda).<BR>[2] Rein Raanan. “Israel
tiene derecho a usar la fuerza”. Clarín, 7-8-06<BR>[3] Dzalb Damian “Hezbollah
decidió instalar la guerra”. Clarín 9-8-06<BR>[4] Así lo denomina: Levy Gideón.
“Un apagón moral para Israel” La Nación 1-8-06.<BR>[5] Grynwald Luis.”El estado
de Israel está frente a su sexta guerra de defensa”. Clarín, 3-8-06.<BR>[6]
Dzalb Damian “Hezbollah decidió instalar la guerra”. Clarín 9-8-06<BR>[7] Saxe
explica el sentido geopolítico de esta estrategia. Saxe Fernández John.
“Terrorismo de estado”. Página 12, 6-8-05<BR>[8] En los debates recientes sobre
el terrorismo se han resaltado estas y otras diferencias. Boron Atilio.
“Terrorismos”. Página 12, 9-7-05. Kepel Gilles. “Terrorismo: cuando Internet
funciona como una guarida” Clarín, 16-8-05. Bllin Arnaud, Chaliand Gerard. “Una
historia del terror”. Página 12, 13-9-04. Rozitchner León “Que piden los
terroristas” Página 12, 23-7-05. Tokatlian Juan. “El laberinto de Europa ante el
terror”. La Nación, 15-7-05.<BR>[9] Este giro político ha sido detallado varios
analistas. Kepel Gilles. “La democracia en la zona ya no es una prioridad para
EEUU” Clarín, 9-8-06. Febbro Eduardo. “Luces y sombras de la primavera árabe”.
Página 12, 20-3-05. Achcar Gilbert. “El agujero negro de los estados árabes”.Le
Monde Diplomatique, julio 2005.<BR>[10] Un informe detallado de la confiscación
de Cisjordania exponen: Editors. “¿Two status for a single land?”. Dialogue n
12, march 2005. También: Chomsky Noam. “Israel persigue anexionarse las tierras
más valiosas”. Rebelión. 4-8-06. Ali Tariq. “Hay una guerra colonial prolongada
por delante” Clarín, 5-8-06.<BR>[11] Ben David detalla los efectos de la
partición. Ben David Arie “The right of return: against the principle of the
ethnic state”. Dialogue n 10, august 2005.<BR>[12] Esta acción fue un ejemplo
contundente de lo que Harvey denomina “acumulación por desposesión”. Harvey
David. The New Imperialism, Oxford University Press, 2003 (cap 4).<BR>[13] Jawad
Saleh Andel. “Un sociocide”. Inprecor n 517, mai 2006, Paris.<BR>[14] La
relación de Estados Unidos con Israel es descripta por: Wallerstein Immanuel.
“¿Qué puede lograr Israel?” Rodela.net. 04-08-06. Walt Stephen, Mearsheimer
John. “El lobby israelí y la política exterior de EEUU”. Sin Permiso, 30-7-06.
Petras James. “El Líbano está peleando por su soberanía”. CX36 R. Centenario,
7-8-06.<BR>[15] “Irán es el enemigo estratégico de Israel”. Rein Raanan. “Israel
tiene derecho a usar la fuerza”. Clarín, 7-8-06.<BR>[16] Un detallado informe de
estos planes expone: Hersh Seymour. “Ensayo general para Irán”, El País,
20-8-07. Un análisis del mismo proceso plantea: Meyssan Thierry. “La guerra de
civilizaciones” (Red Voltaire. CO n 1035, 23-12-04. Meyssan Thierry. “Los
neoconservadores y la política del caos constructor”. Red Voltaire,
1-8-06.<BR>[17] Widder Sergio. “Antisemitismo sin excusas”. Página 12,1-8-06.
Desde el momento que están involucrados pueblos árabes de origen semita,
correspondería más bien el calificativo de “antijudío”.<BR>[18] “El lazo místico
que el judío tiene con la tierra de Israel… (obedece a que)…Israel representa
para el pueblo judío un elemento indisoluble de su identidad”. Goldman Daniel
“Un antisemitismo vergonzante”, Página 12.18-8-06. En oposición a este visión
simplificada, la relación entre sionismo y judaísmo fue planteada en términos
mucho más elaborados por los teóricos marxistas. El texto clásico de León puede
ser visto como una polémica con el sionismo de izquierda de Borojov. León.
Abraham. La concepción materialista de la cuestión judía, Ed. El Yunque. BsAs,
1975. Borojov Ber. Nuestra Plataforma, Bases del Sionismo Proletario. <BR>[19]
Una descripción de este drama presenta: Khalaf Issa. “La patología del poder
israelí”. Rebelión, 3-8-06.<BR>[20] Achcar describe algunos de estos paralelos.
Achcar Gilbert. “El doble ataque israelí sobre Líbano y Palestina”. Liberazione,
15-7-06. Achcar Gilbert. “Los planes imperiales de EEUU son un barco que se
hunde”. www. Espacioalternativo.org 6-8-06. También: Trablusi Fawaz. “Lo
importante es que por primera vez Israel no hay una victoria clara de Israel”.
Clarín, 31-7-06. Haddad Khaled.”Israel perdió la guerra y busca una victoria en
la ONU”. La Nación, 8-06. Otra visión ofrece: Luttwak Edgard. “Se equivocan los
que creen que ganó Hezbollah”. Clarín, 27-8-06.-<BR>[21] Todo lo visto
constituye “apenas un anticipo de la película principal” que será otra invasión
en mayor escala, anuncia un hombre de la derecha. Shalom Silván “Un acuerdo que
podría llevar a un nuevo conflicto”. La Nación, 14-8-06.<BR>[22] Achcar plantea
un balance de la Intifada, Mulhem analiza el régimen sirio y Massad describe los
condicionamientos al Hamas. Acchar Gilbert. “De la premiére intimada au succés
du Hamas”. Inprecor 517,mai 2006, Paris. Mulhem Monif. “Quand on decide se
battre, il faut accepter de se faire arreter”. Inprecor, 98-499-octobre novembre
2004. Massad Joseph. “Hamas and the conditions of funding”. Dialogue n 12, march
2005.<BR>[23] Khaled. Malik. “The right of return”. Dialogue n 1, 2002.<BR>[24]
Smith presenta una síntesis de las discusiones actuales sobre la definición de
nación. Smith Murray.”La question nationale en Europe occidentale”. Critique
Communiste n 171, hiver 2004.<BR>[25] El análisis clásico de este debate fue
planteado por: Roman Rosdolsky: Friedrich Engels y el Problema de los Pueblos
"Sin Historia", México, Pasado y Presente, 1980. <BR>[26] Este modelo binacional
es postulado por Warschawski Michel. “Face aux impératis de la revendication
nacionales des deux communautes”. Inprecor n 517,mai 2006, Paris. Warschavski
Michel. “La centralité de la question palestinienne”. Inprecor 498-499,
octobre-novembre 2004.<BR>[27] Esta tesis plantean entre otros: Sachs Jeffrey.
“Fanáticos y moderados” La Nación, 2-8-06. Gregorich Luis. “Medio Oriente, sin
finales felices”.
<HR>
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<HR>
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