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<HR>
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<DIV align=center><FONT color=#800000 size=5><STRONG><EM>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</EM></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><EM><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR>Año III - 7 de septiembre 2006 - Redacción: </EM></STRONG></FONT><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG><EM>germain5@chasque.net</EM></STRONG></FONT></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>América
Latina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Geopolítica de la deuda externa
latinoamericana <BR></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT
size=3></FONT></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Pablo
Dávalos</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo
(CADTM)</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.cadtm.org/"><STRONG>www.cadtm.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>6 de septiembre de 2006</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR>A pesar de su importancia la reflexión alrededor de la
deuda externa se ha ido difuminando y relativizando en los últimos años.
Mientras que en los ochenta la deuda externa fue el centro de los debates, dos
décadas después aparece como un tema marginal dentro de la discusión tanto de
políticas públicas de financiamiento al desarrollo alternativas al esquema
vigente, cuanto del pensamiento crítico. En la región ni siquiera se discute la
pertinencia de las políticas de estabilización. Argentina y Brasil pueden
deslindar su deuda con el FMI, pero al mismo tiempo sus gobiernos siguen fieles
al recetario de la estabilización. La misma CEPAL, antaño crítica al poder y
fuente de inspiración tanto para el pensamiento crítico cuanto de la adopción de
políticas públicas de crecimiento endógeno y redistribución del ingreso, ahora
se ha convertido en corifeo del pensamiento único.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Empero de ello, el tema de la deuda en las actuales
circunstancias quizá sea más estratégico e importante que en la misma década de
los ochenta cuando se suscitó la crisis de la deuda y se iniciaron los programas
de ajuste y de estabilización.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En efecto, las reflexiones sobre la deuda han venido
priorizando los aspectos financieros e incluso macroeconómicos en función del
financiamiento al desarrollo, pero no veían a la deuda como el detonante de
transformaciones radicales en la estructura del Estado y, ahora, en la concesión
y negociación de la soberanía territorial inherente a los tratados de libre
comercio. De la misma manera que el manejo de la deuda sirvió como “llave
maestra” para desmontar el proyecto de industrialización y de un estado
regulador, ahora sirve para dar consistencia y coherencia a los tratados de
libre comercio vinculando las reformas estructurales con megaproyectos de
explotación intensiva de recursos naturales y de fuerza de trabajo, en los
planes estratégicos del IIRSA y del Plan Puebla Panamá.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ha desaparecido, por ejemplo, la visualización de
operadores de reformas neoliberales, en el mismo sentido y con un alcance tan
vasto y profundo como en su momento cumplieron el FMI y el Banco Mundial, de la
Corporación Andina de Fomento (CAF), del Fonplata y del BID. De hecho, ni la CAF
ni el Fonplata aparecen en las reflexiones sobre la deuda como los nuevos
operadores políticos de la reforma neoliberal. Un acontecimiento de vital
importancia para la región, porque implica de hecho la concesión de la
territorialidad y sus recursos a las corporaciones por la presencia de la CAF
como financista del IIRSA, como es el caso de las reformas a los estatutos
internos de la CAF, incorporando como accionistas tipo “A”, a países como EEUU y
Brasil, ha pasado desapercibido en el debate teórico. No se han analizado las
consecuencias de que ahora la banca privada norteamericana pueda entrar a
financiar los más de trescientos megaproyectos del IIRSA.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tampoco se ha profundizado en una vinculación analítica
entre los nuevos procesos de endeudamiento multilateral, con el BID y la CAF,
con los tratados de libre comercio que EEUU está imponiendo en la región. Una
mirada más atenta a los procesos recientes da cuenta de que hay algo más que
coincidencias al hecho de que en las zonas más ricas de biodiversidad existan
bases militares norteamericanas, proyectos del IIRSA, o del Plan Puebla Panamá y
financiamiento multilateral. En esa perspectiva, habría algo más en los
discursos autonómicos en las elites de Zulia, o de Guayaquil, o de Tarija y
Santa Cruz, y que estaría relacionado con esta nueva modalidad de negociar la
soberanía estatal. Por todo ello, a no dudarlo, existe un panorama más denso y
complejo que aquel que visualiza la deuda solamente como un aspecto contable de
la financiación del desarrollo y del peso que tiene para cualquier país el pago
de la deuda.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora bien, para comprender esas nuevas dinámicas del
endeudamiento externo, y considerar a la deuda externa como un “operador de
transformaciones políticas” que relaciona a los tratados de libre comercio con
las exigencias de las corporaciones, es necesario desprenderse del enfoque
financiero y macroeconómico de la deuda, y visualizarlo como un problema
básicamente político. La deuda externa es esencialmente un fenómeno político que
actúa como dispositivo que permite realizar transformaciones radicales del
Estado, y de las sociedades, y que ahora adecua sus formatos y sus marcos
institucionales a los requerimientos del capitalismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una vez que la región ha interiorizado el discurso de la
estabilización como un discurso propio, y en el que las voces disidentes se han
extinguido, al extremo de que toda la política económica se ha convertido en
variantes sobre el esquema de estabilización. Una vez que la reforma estructural
del Estado se ha consolidado, y las sociedades se han disciplinado gracias a los
ejes transversales de la reforma estructural, como la lucha contra la pobreza,
la participación local, la lucha en contra de la corrupción, la
descentralización, de tal manera que hasta las voces críticas terminan
utilizando los mismos esquemas conceptuales del Banco Mundial como, por ejemplo,
el concepto del dólar diario para la definición de pobreza; se hace necesario,
para el poder, pasar a una fase más profunda, aquella que tiene que ver con el
desmantelamiento de la soberanía territorial de los estados, porque la soberanía
codifica el uso, la propiedad y la gestión de los recursos naturales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es necesario, entonces, desarticular las pretensiones de
soberanía que tendrían los estados sobre sus recursos naturales e incluso sobre
su población. La desarticulación de la soberanía está relacionada con los
tratados de libre comercio bilaterales que EEUU impone a los países de la
región. En efecto, los tratados de libre comercio, gracias a su formato único y
que impiden casi por definición cualquier estrategia de negociación,
desarticulan la soberanía territorial y abren los territorios para la acción de
las corporaciones y del capital financiero.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los tratados de libre comercio son el punto final de las
reformas estructurales. Se pretenden también como puntos de no retorno. Como
estrategias finales y absolutas. Ahora bien, el mecanismo que permite una
convergencia directa entre las corporaciones y el capital financiero, con el
control, manejo, gestión y propiedad de la soberanía territorial y de recursos
naturales es, precisamente, la deuda externa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es desde esta visión que propongo una lectura política
del endeudamiento externo en la región, en la que podrían identificarse tres
grandes procesos o etapas, complementarios entre sí, pero diferenciados en
función de la dinámica que los prioriza:</DIV>
<DIV align=justify><BR>a) Una etapa financiera en la que se rediseña la
arquitectura financiera mundial y se consolida y expande a la finanza
corporativa internacional como un actor fundamental de la globalización
financiera. Esta etapa financiera se caracteriza por la imposición de los
programas de ajuste estructural y de políticas de estabilización macroeconómica.
Esta etapa se inicia desde la crisis de la deuda en México en 1982 hasta el
presente. La institución fundamental de esta etapa es el Fondo Monetario
Internacional, y el esquema teórico legitimador de las transferencias de
recursos hacia el centro capitalista, será el monetarismo cuya expresión
concreta para garantizar el pago de la deuda y para articular los programas de
ajuste, es el enfoque monetario en balanza de pagos. Durante esta etapa, los
países deudores se convierten en exportadores netos de capital y se articula la
adopción de políticas públicas en función del pago de la deuda. La forma por la
cual se imponen esas políticas públicas, en el campo de la economía, son las
Cartas de Intención suscritas con el FMI;</DIV>
<DIV align=justify><BR>b) Una segunda etapa que se inicia a fines de 1985,
durante la reunión conjunta del FMI y del Banco Mundial en Corea del Sur, está
caracterizada por una serie de créditos del BIRF (Banco Mundial), orientados a
proyectos que reforman la estructura jurídica e institucional del Estado. Desde
que en 1985 James Baker, entonces secretario del Tesoro americano, define los
nuevos roles del Banco Mundial dentro del ajuste económico, hasta la publicación
en 1989 del Consenso de Washington, por Williamson, existe un periodo en el cual
las condicionalidades del FMI y del Banco Mundial se yuxtaponen creando a veces
contradicciones en los tiempos y velocidad del ajuste y de la reforma
estructural (condicionalidad cruzada). A inicios de los noventa se clarifican
los roles del FMI y del Banco Mundial, concentrando a éste en la reforma
estructural del Estado, esto es, en la realización de una serie de proyectos
cuyo objetivo fundamental es la transferencia de las atribuciones del estado
hacia el sector privado. Esta etapa, por tanto, puede ser definida como de
reforma estructural y cambio institucional del Estado. Los ejes fundamentales
son los de privatización, apertura de mercados, flexibilización laboral,
disminución del gasto público, y cambios estructurales en la conformación del
Estado y en la definición de las políticas públicas. El marco teórico que
legitima y otorga racionalidad a las estrategias planteadas en esta etapa es el
neoinstitucionalismo, en sus variantes económicas y políticas. Durante esta
fase, el nuevo endeudamiento es para programas y proyectos de control social y
de transformación institucional del Estado. Para otorgar coherencia normativa y
analítica a estas transformaciones, el Banco Mundial estructurará el equivalente
a las Cartas de Intención del FMI, con las denominadas Estrategias de Asistencia
País. El discurso legitimante será el de la lucha en contra de la pobreza, y la
constitución de la pobreza como un fenómeno económico, y dependiente del
crecimiento económico. El crecimiento, de su parte, se concibe desde el Banco
Mundial como una tarea y una responsabilidad exclusiva del sector privado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>c) Una tercera etapa, concomitante a la reforma
estructural del Estado, se relaciona con los “planes estratégicos”, que definen
megaproyectos de explotación intensiva de recursos naturales y de fuerza de
trabajo, como son los casos de Caña Brava en Brasil, o Camisea en Perú, o
Yacyreta en Argentina y Paraguay, entre otros. Estos megaproyectos se han
integrado en dos grandes iniciativas que incorporan a toda América Latina, son
el Plan Puebla Panamá, que se inicia en 1991 con los acuerdos de Tuxtla y la
Iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional en Sur América, IIRSA,
creado en la cumbre presidencial de Brasil en el año 2000. Esta etapa comprende
la creación de planes estratégicos en los que se integran las políticas de
reforma estructural, con las necesidades de extracción de recursos y creación de
una base física desde la cual expandir sus actividades por parte de las
corporaciones transnacionales y controlar recursos estratégicos como las fuentes
de energía, el agua, la biodiversidad, etc. Puede ser caracterizada como
estratégica, por la presencia de estos megaproyectos que privatizan los recursos
naturales y crean vastas zonas de explotación intensiva. Esta etapa complementa
el nuevo endeudamiento con la inversión privada y con la creación de los
mercados regionales, avalizados en los tratados de libre comercio entre los
diferentes países de la región con los Estados Unidos. Las instituciones claves
para esta etapa son el BID, la Corporación Andina de Fomento, CAF, y el
Fonplata. No existe un marco teórico comprehensivo de la misma manera que en las
etapas anteriores, sino propuestas teóricas puntuales y que desarrollan el marco
epistemológico general del liberalismo clásico para las nuevas situaciones. En
ese sentido, la creación teórica más importante para esta nueva etapa son los
esquemas de pagos por servicios ambientales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora bien, el ajuste y la reforma estructural del Estado
son procesos globales que definen la geopolítica del poder y la preeminencia del
capital financiero. Los planes estratégicos, son maniobras regionales realizadas
para asegurarse el control, dominio, posesión y usufructo de recursos naturales
estratégicos y de una provisión abundante de mano de obra. Tanto el Plan Puebla
Panamá, cuanto el IIRSA deben ser vistos en la geoestrategia mundial de lucha
por el control de zonas claves. La frontera que define el control de los
recursos estratégicos atraviesa puntos de conflicto bélico, por ejemplo la
guerra del coltan en el Congo (ex Zaire), o la guerra del petróleo en Irak
(ambas guerras aparecen en los medios noticiosos como “guerras civiles”). De ahí
que las bases militares norteamericanas en el caso del PPP y del IIRSA estén
bordeando las zonas más ricas en recursos, a saber: el Chocó andino, el acuífero
guaraní, la cuenca del Amazonas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para garantizar el acceso y el control a estas zonas,
EEUU ha intentado la conformación de un mercado regional en el que las
corporaciones norteamericanas tendrían acceso privilegiado e ilimitado a estos
recursos bajo la cobertura de la seguridad jurídica y los derechos de propiedad,
con el Área de Libre Comercio de las Américas, ALCA. Luego de su fracaso, EEUU
ha llevado adelante una estrategia bilateral de Tratados de Libre Comercio, con
los mismos temas del ALCA, con varios países de la región. EEUU ha negociado, y
en algunos casos suscrito, Tratados de Libre Comercio con los países de
centroamérica (CAFTA), con México y Canadá (NAFTA), con Colombia y Perú, con
Chile, y está en proceso de negociación con Uruguay, Paraguay y Ecuador.</DIV>
<DIV align=justify><BR>América Latina, entonces, y desde la doctrina Monroe del
siglo XIX, es el objeto de un control hegemónico de EEUU que ha oscilado desde
la intervención abierta y encubierta hasta el antagonismo directo con los
regímenes políticos que se separan o intentan hacerlo de ese control hegemónico.
La región, por tanto, tiene que ser comprendida en sus fenómenos económicos,
políticos, sociales o jurídicos, dentro de esa matriz geopolítica de
neocolonialismo, intervencionismo y control norteamericano.<BR>De ahí que la
deuda externa tenga que comprenderse como un fenómeno de geopolítica, en el que
la adopción de medidas en una región impactan, de hecho, en la metrópoli. Si en
la década de los ochenta, cuando se suscitó la crisis de la deuda, los países
latinoamericanos con endeudamientos más altos, como México, Brasil y Argentina,
hubiesen actuado de manera coordinada y estableciendo prioridades políticas
conjuntas de negociación, habrían alterado de manera significativa el orden
mundial.<BR>Por ello, una de las preocupaciones de la administración
norteamericana fue evitar precisamente una actuación coordinada y convergente de
los países latinoamericanos sobre el problema del endeudamiento externo. Los
EEUU se impusieron como tarea prioritaria evitar la conformación de un sindicato
de deudores, y, como segunda tarea, garantizar y proteger a su sistema
financiero interno transfiriendo los costos del exceso de crédito y de la falta
de regulación financiera a los países de la región a través de las políticas de
ajuste estructural.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay una relación entre la crisis de la deuda y la
expansión de la economía norteamericana. Quizá el ejemplo más dramático sea la
década de los noventa, a la que la Comisión Económica para América Latina, de
Naciones Unidas, CEPAL, la denominó como la nueva década perdida, mientras que
para los EEUU fue, en cambio, la década de los “felices noventa”, para adoptar
la expresión de J. Stiglitz, premio Nobel de economía. Los EEUU tuvieron un
crecimiento sin precedentes mientras que América Latina, en el mismo periodo de
tiempo, tuvo serios problemas para superar la crisis económica causada por la
deuda externa y las políticas de ajuste y de reforma estructural.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No solo ello, sino que a medida que los norteamericanos
transfirieron los costos de su propia crisis a los países latinoamericanos,
convirtieron el problema de la deuda en una oportunidad que les permitió un
mayor control geopolítico sobre la zona. Es en virtud de estas circunstancias
que se debe considerar a la deuda básicamente como un fenómeno geopolítico. Los
detalles financieros de la deuda son, a pesar de su abrumadora importancia para
los pueblos del continente, secundarios ante la estrategia neocolonial que en
verdad es inherente a la deuda externa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Apenas se suscita la crisis de la deuda en 1982, EEUU
rearticula el entramado financiero mundial y utiliza el FMI en función de sus
propios intereses. Mientras el FMI se reveló impotente para proteger al sistema
de Bretton Woods en la coyuntura de agosto de 1971, cuando el presidente
americano Richard Nixon decretó la inconvertibilidad del oro, en la crisis de la
deuda externa ocupó un rol fundamental.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se debe al FMI el hecho de que las políticas de
estabilización macroeconómica hayan sido la llave maestra para desarticular las
estrategias de industrialización y del Estado de bienestar en la región. Gracias
al FMI la región pasó de una priorización del empleo y el crecimiento, al
control de la inflación como meta fundamental de la política económica. Se
transitó, de esta manera, de las políticas de industrialización a las políticas
de estabilización. De las prioridades de la burguesía industrializante hacia los
requerimientos de una burguesía financiera y especuladora. En ya tres décadas de
estabilización, ajuste y reforma estructural, en la región se han elevado
dramáticamente el número de hogares en condiciones de pobreza y se ha suscitado
una inequitativa distribución del ingreso.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las crisis políticas en la región han sido correlativas
al ajuste, y la fragmentación y conflictividad social se alimentan desde las
dinámicas del ajuste y la estabilización macroeconómica impuestas por el FMI y
el Banco Mundial. Economías estables significa, en realidad, gasto público
deficitario para salud, educación y bienestar social, significa empleo precario,
desempleo creciente, migración, pobreza, desigualdad. Pero también significan
enormes rentabilidades para el capital financiero, enormes transferencias netas
de capital.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las políticas de ajuste del FMI fueron una especie de
ataque de artillería y de aviación sobre las posiciones de un Estado que
intervenía de manera activa en la regulación social y en la asignación de
recursos en función de metas de crecimiento, distribución del ingreso y creación
de empleo. Una vez desarmadas esas estrategias estatales por las políticas de
ajuste y estabilización, fue el tiempo de la entrada de la infantería del Banco
Mundial, quien gracias a sus proyectos de reforma estructural destruyó de manera
implacable aquellos marcos institucionales que de una u otra manera aún
subsistían y que proponían un Estado responsable por la distribución del ingreso
y la creación de empleo a través de políticas públicas. Cuando se vio que la
tarea del Banco Mundial de destrucción del Estado de bienestar estuvo en su fase
final, se entró a la ocupación del territorio vencido y derrotado a través de
los planes estratégicos como el Plan Puebla Panamá y el IIRSA.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La metáfora bélica utilizada tiene algo más de un recurso
de retórica cuando se piensa en que quizá el filósofo francés Michel Foucault
tenía razón cuando invirtió la fórmula de Clausewitz. Para Foucault la guerra no
es la continuación de la política por otros medios sino al revés. La política es
la continuación de la guerra porque la guerra y la violencia son la constante,
son la norma; todo lo contrario al proyecto iluminista de Kant de la paz
perpetua, lo que en realidad existiría sería un estado de guerra
permanente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las políticas de ajuste y de reforma estructural del FMI,
del Banco Mundial y ahora los planes estratégicos del BID y de la CAF son parte
de esa guerra perpetua. Una guerra que tiene propósitos de conquista, control
territorial, dominación y saqueo, como en toda guerra. Y no se trata de exagerar
los términos. Recuérdese que EEUU luego de invadir y conquistar Irak, propuso la
condonación de la deuda externa iraquí, y, de hecho, perdonó gran parte de la
deuda externa mientras ocupaba militarmente el país y se adueñaba de sus
recursos petroleros. La deuda externa iraquí fue utilizada como argumento
bélico, de ahí que no sea exagerado pensar en que la geopolítica de la deuda sea
también un causus belli, es decir, una estrategia bélica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Alguna vez, al leer el Informe Lugano de Susan George,
había pensado en la posibilidad de la exageración. George exageraba. El mundo
que ella proponía, en un ejercicio de heurística muy interesante, me parecía
demasiado violento para ser plausible. Pero la realidad siempre derrota a la
imaginación. Ahora pienso que George se ha quedado corta. Que aquella violencia,
aquel cinismo, aquellas pretensiones de violencia y dominio del Informe Lugano,
son más que plausibles, son absolutamente reales. Si el Plan Puebla Panamá y el
IIRSA finalmente se ejecutan y se ponen en marcha, los cientos de pueblos
indígenas que habitan en las zonas de intervención tienen los días contados. Los
campesinos tendrán también sus días contados. El bosque tropical que aún
subsiste desaparecerá y en su lugar estarán o el desierto o las plantaciones de
monocultivo de productos transgénicos. El acuífero guaraní será agotado en poco
tiempo. Del Chocó andino quedarán apenas vestigios luego de la tala maderera.
Los corredores multinodales no solo devastarán la naturaleza sino que generarán
más precariedad, más pobreza. El IIRSA y el Plan Puebla Panamá, son apenas la
punta del velo que cubre el rostro de la Medusa.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información contenida en el boletín es
de fuentes propias, sitios web, medios periodísticos, redes alternativas,
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Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
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size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>