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<DIV align=center><STRONG><EM><FONT color=#800000 size=5>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></EM></STRONG></DIV>
<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><EM><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR>Año III - 9 de septiembre 2006 - Redacción: </EM></STRONG></FONT><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG><EM>germain5@chasque.net</EM></STRONG></FONT></A></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Capitalismo</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Los negocios de la megacaridad
<BR><BR>Naomi Klein</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
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<DIV align=justify><STRONG>La Jornada y Rebelión</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción para La Jornada de Tania Molina Ramírez
</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>La Cruz Roja acaba de anunciar que tiene una nueva asociación
con Wal-Mart para responder en caso de desastre. Cuando llegue el próximo
huracán, será una coproducción de la megacaridad y el megasupermercado. Esto,
aparentemente, es la lección aprendida de la terrible respuesta gubernamental al
huracán Katrina: los comercios van mejor con los desastres. </DIV>
<DIV align=justify><BR>"Al final todo va a acabar en manos del sector privado",
dijo en abril Billy Wagner, jefe de manejo de urgencias para Florida Keys -que
actualmente monitorea la tormenta tropical Ernesto-. "Ellos tienen el
conocimiento. Ellos tienen los recursos". </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero antes de que este consenso avance, es hora de ver
dónde comenzó la privatización del desastre, y adónde llevará inevitablemente.
El primer paso fue la abdicación gubernamental de su responsabilidad central de
proteger de los desastres a la población. Bajo la administración de Bush,
sectores completos del gobierno, y particularmente del Departamento de Seguridad
Interna, se han ido transformando en santificadas agencias de empleo temporal, y
las funciones esenciales son contratadas de compañías privadas. La idea es que
la inversión privada, movida por la obtención de ganancia, siempre es más
eficiente que el gobierno. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Vimos los resultados en Nueva Orleáns: Washington se
mostró débil e incompetente, en parte porque sus expertos en manejo de urgencias
habían huido al sector privado y su tecnología e infraestructura era ya
positivamente retro. En una crisis, el gobierno se ve aterradoramente inepto,
mientras que el sector privado puede parecer moderno y competente, al menos en
comparación. </DIV>
<DIV align=justify><BR>De verdad, cuando se trata de la reconstrucción, los
contratistas no son unos magos. "Adónde se fue todo el dinero", pregunta la
gente desesperada, desde el Golfo Pérsico hasta la costa del Golfo de México.
Una gran parte se ha ido a gastos mayores de las corporaciones privadas. Fuera
del radar público, se han gastado miles de millones de dólares del erario en
infraestructura privatizada de respuesta a desastres: las nuevas oficinas
centrales ultramodernas del Grupo Shaw; los batallones de equipo para mover la
tierra de Bechtel; un campus en Carolina del Norte de 2 mil 400 hectáreas, de
Blackwater USA (con todo y campo de entrenamiento paramilitar y una pista de dos
kilómetros). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Llamémosle el complejo del capitalismo del desastre.
Estos contratistas pueden conseguir lo que sea que usted necesite cuando esté en
serias dificultades: generadores, tanques de agua, catres, excusados portátiles,
casas móviles, sistemas de comunicación, helicópteros, medicina, hombres
armados. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Este Estado dentro de un Estado ha sido construido casi
exclusivamente con dinero de contratos públicos, sin embargo todo está en manos
privadas. Los contribuyentes no tienen ninguna injerencia sobre él. Hasta ahora,
esta realidad no se ha digerido, porque mientras los contratos gubernamentales
pagan las cuentas de estas compañías, el complejo del capitalismo del desastre
provee sus servicios al público de manera gratuita. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero esta es la trampa: el gobierno estadunidense va
hacia la quiebra, en no poca medida debido a estos gastos locos. La deuda
nacional es de 8 billones de dólares; el déficit del presupuesto federal es de
al menos 260 mil millones de dólares. Eso significa que más temprano que tarde
se van a acabar los contratos. Y nadie sabe eso mejor que las mismas compañías.
Ralph Sheridan, director ejecutivo de Good Harbor Partners, una de los cientos
de nuevas compañías contraterroristas, explica que "los gastos gubernamentales
son esporádicos y llegan como burbujas". </DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando las burbujas exploten, firmas como Bechtel, Fluor
y Blackwater perderán su fuente de ingresos primaria. Todavía tendrán la
habilidad para responder a desastres -mientras que el gobierno habrá dejado que
esa valiosa destreza se mengüe-, pero ahora venderán de regreso la
infraestructura construida con el erario, al precio que el mercado aguante.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si continúan las tendencias actuales, he aquí una imagen
de lo que podría ocurrir en el no tan distante futuro: viajes en helicóptero
desde los techos de ciudades inundadas (5 mil dólares por cabeza sería una
tarifa típica para tal servicio; 7 mil dólares por familia, mascotas incluidas),
agua embotellada y "alimentos preparados" (50 dólares por persona; caro, pero
así está la oferta y demanda) y un catre de refugio con una regadera portátil
(muéstrenos su identificación biométrica, creada gracias a un lucrativo contrato
con Seguridad Interna, y luego lo rastreamos con la cuenta). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Antes de que diga, "no en Estados Unidos", pregúntense:
¿Dónde más que en Estados Unidos? El modelo es el sistema de salud
estadunidense, en el cual los ricos pueden tener acceso al mejor de los
tratamientos en ambientes tipo spa, mientras que 46 millones de estadunidenses
carecen de seguro médico. El modelo también encaja con la emergencia mundial del
sida, en el cual la destreza del sector privado ayudó a producir medicinas
salvadoras de vidas, que la mayoría de los infectados del mundo no puede
comprar. Si ese es el historial del sector privado en cuanto a desastres en
cámara lenta, ¿por qué habríamos de esperar valores diferentes en desastres de
cámara rápida, como huracanes y hasta ataques terroristas? </DIV>
<DIV align=justify><BR>Hace un año, los ciudadanos pobres y la clase trabajadora
de Nueva Orleáns estaban varados en sus tejados esperando una ayuda que nunca
llegó, pero aquellos que sí lo podían pagar escaparon. Esto podría incentivarnos
a echar reversa ahora que vamos en una dirección fatalmente equivocada. O podría
ser nuestro primer atisbo de desastres en los que "los usuarios pagan".
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información contenida en el boletín es
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size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><BR></FONT> </DIV></BODY></HTML>