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<DIV align=center><EM><STRONG><FONT color=#800000 size=5>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</FONT></STRONG></EM></DIV>
<DIV align=center><EM><STRONG><FONT size=4><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR>Año III - 23 de setiembre 2006 - Redacción: </FONT></STRONG></EM><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><EM><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></EM></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Argentina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Murió Enrique Gorriarán Merlo
</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>La vida a sangre y
fuego</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Se hizo masivamente conocido en 1989 con el
ataque a La Tablada, que le costó ocho años de cárcel, pero el ex jefe
guerrillero ya había dejado huellas con su participación en la fundación del
ERP, su protagonismo en las fuerzas sandinistas y la ejecución de Somoza. Sus
antiguos compañeros se dividen al analizar su
trayectoria.<BR><BR></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Susana Viau</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Página/12, Buenos Aires, 23-9-06</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR>El parte oficial consignó que la muerte de Enrique
Haroldo Gorriarán Merlo se produjo hacia las 16.30 a causa de la rotura de un
aneurisma en la aorta abdominal. Ingresó a la guardia del hospital Argerich en
parada cardiorrespiratoria. La noche anterior había estado con antiguos
compañeros en una reunión política. Gorriarán era considerado por la opinión
pública un hombre polémico. No se le perdonó el desastre de fuego y sangre
desatado en el copamiento del regimiento de La Tablada, el 23 de enero de 1989.
Sin embargo, luego de largos años de cárcel y de una durísima huelga de hambre,
obtuvo la libertad en mayo de 2003, por un indulto. Desde ese momento se preparó
para regresar. Estaba tratando de concretarlo a través del Partido del Trabajo y
el Desarrollo, un grupo de objetivos moderados y proyectos electorales asentado
en Santa Fe. Es probable que su muerte despierte sentimientos encontrados. Eso
sí, nadie podrá decir que no ha sido prematura: tenía 64 años y era uno de los
últimos mohicanos de la dirección del PRT-ERP, la guerrilla marxista más
importante de los años ’70.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La Tablada lo expulsó de la vida legal y de la lucha
democrática en la que, a diferencia de otros de sus camaradas, pretendió
incursionar. A mediados de los ’80 había realizado una autocrítica devastadora,
marcando como un error las acciones armadas llevadas a cabo bajo el gobierno de
Isabel Perón. Antes de La Tablada había cometido otro error: describir, sin una
pizca de pasión, los instantes finales de Anastasio Somoza, un personaje
siniestro y despreciable cuya muerte en atentado llevó la firma de un sector del
PRT-ERP que él lideraba. Ocurrió en Asunción del Paraguay, donde Somoza estaba
exiliado, el 17 de septiembre de 1980. Es curioso, la vida fue construyéndole
una imagen brutal que, quienes lo rodeaban, niegan de plano. “Tenía un enorme
sentido de la amistad –sostiene su amigo y conmilitón, el médico Roberto “el
Turco” Habichayn– y para mí lo fue. Un gran amigo, familiero, sin dobleces. Se
emocionaba con mi hijo, que tenía la edad de sus mellizas y estaban lejos.
Sentía una especial debilidad por su madre. Ella murió estando preso y no le
permitieron verla”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Daniel De Santis, ex miembro del Comité Central del PRT e
integrante de la corriente que siguió a Gorriarán al producirse en los ‘80 la
última y definitiva división de la organización, coincide con esa impresión. “Mi
relación con él era bastante buena. Lo que tenía para criticarle no me lo
callaba. El se revolvía en la silla, pero se lo aguantaba. Era un tipo que se
emocionaba con facilidad. Se le humedecían los ojos en cuanto hablaba de algo
que lo conmovía. Fue muy solidario conmigo.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Gorriarán había ingresado a mediados de los ’60 a Palabra
Obrera, la corriente trotskista que, fusionada con el Frente Revolucionario
Indoamericano Popular (FRIP, un movimiento indigenista impulsado por Mario
Roberto Santucho) dio origen al PRT. Había nacido en San Nicolás, de una familia
radical, pero Rosario y la universidad eran el polo de atracción para los
jóvenes de la ribera del Paraná. Con Luis Pujals, Emilia Susana Gaggero y Benito
Urteaga formaron parte de la “regional Rosario”, de enorme gravitación en el
desarrollo del PRT. En 1970 fue elegido delegado al Congreso que decidió la
fundación de un brazo militar: el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Ese
mismo congreso designó Secretario General a Santucho y a Gorriarán uno de sus
jefes militares. Santucho ya era “Carlos” y Gorriarán, “Ricardo”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las rupturas posteriores dejaron heridas y según
pertenezcan a uno u otro bando, las opiniones respecto de la capacidad política
y militar de Gorriarán, difieren: para De Santis, uno de sus antiguos hombres,
no es cierto que, tal como piensan muchos, “Ricardo” careciera de conocimientos
teóricos: “Al volver de Cuba, después de la fuga de Rawson, ocupó con Santucho
una casita en Gonnet. La había alquilado un pariente mío, que también militaba
en el partido. Cuando abrí la puerta me encontré con un pelado que estaba
leyendo El Capital. No era un hombre sin formación o que no hubiera estudiado el
marxismo. Ahora tenía tendencias socialdemócratas, eso es verdad, pero creo que
se trataba de una cuestión táctica. Estaba totalmente identificado con la
Revolución Cubana y la Revolución Bolivariana. En lo militar, tuvo que ver con
la construcción del ERP, estaba en el comando que dirigió la fuga de Rawson, fue
jefe del comando que ejecutó a Somoza y, más importante que eso, como estaba en
la inteligencia nicaragüense participó del ajusticiamiento del comandante Bravo,
en Honduras. Bravo era el jefe de las tropas especiales del somocismo que,
apoyado por la CIA, se había reorganizado alrededor de él”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Luis Mattini, nombrado secretario general del PRT tras la
muerte de Santucho, y adversario ideológico de Gorriarán, tiene una visión más
crítica :”Lo conocí en el 70, en el V Congreso. Y tenía prestigio en el aspecto
militar. Estuvo al frente del asalto a un tren pagador, en Rosario, y con ese
dinero se financió el congreso. Su primera acción militar importante había sido,
precisamente, durante “el rosariazo”. Ese congreso lo convirtió en miembro del
Comité Central y miembro del Estado Mayor del ERP. Santucho, era el comandante
en Jefe. En 1972 pasa a revistar en el Buró Político. Urteaga (“Mariano” era su
nombre de guerra) y Santucho tenían mucha afinidad y yo me entendía bien con
Domingo “el gringo” Mena y con Eduardo Merbilháa (“Alberto”). El Pelado era el
Pelado. No tenía un par en el Buró. Era muy solitario. Muy reservado”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mattini señala que la toma del cuartel de Azul marcó un
punto de inflexión en el prestigio militar de Gorriarán dentro de la
organización: “lo despromovieron del Estado Mayor y quedó en su reemplazo Juan
Ledesma, el “comandante Pedro”. Gorriarán nunca alcanzó el grado de
“comandante”. Era “capitán”.” A regañadientes, Mattini acepta explicar que la
despromoción se debió a “errores de mando”: en buen romance, una orden de
retirada prematura y sin asegurar que todas sus fuerzas estuvieran en
condiciones de abandonar el lugar. “Por eso lo enviaron a Córdoba, a realizar
trabajo en el frente de masas. Allí, una decisión suya, altamente arbitraria,
desencadenó su exclusión del Buró Político. Sin embargo, siempre permaneció como
integrante del Comité Central”. Mattini tiene ideas claras respecto de su viejo
compañero: “no es ni un héroe ni un demonio. Es como lo que produjo
latinoamérica, gente que dio mucho y erró mucho. Si se quiere tenía, en lo
operativo, un estilo desprolijo que le era muy característico, claro que en
medio de una desprolijidad general. Tenía la lógica del sentido común ¿Qué
entiendo por eso? El pensar linealmente que si algo se planifica bien, tiene que
salir bien. Su gran acción, la más meritoria, es la ejecución de Somoza. Lo que
hizo en Nicaragua no fue poca cosa, no”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algo muy parecido es lo que sostiene Humberto Pedregosa,
“Gerardo”, un ex importante cuadro militar del ERP. “El Pelado fue fundamental
en los inicios de la acción armada, en las primeras etapas de la organización
militar. Después, el surgimiento de nuevos cuadros militares y el salto
cualitativo del PRT-ERP lo relegaron a un segundo plano, su papel se diluía.
Pero lo que merece destacarse es que fue un hombre que nació en cuna de oro,
pertenecía a las clases medias altas y renunció a todos los privilegios para
abrazar una causa que implicaba muchos sacrificios. No era de los que estaban
obligados a luchar porque no les quedaba otra salida. Y desde el punto de vista
de su lealtad, era irreprochable”. Mattini no cree que la muerte de “Ricardo”
marque el fin de una época. “El fin de una época morirá cuando desaparezcamos
todos. Somos los últimos guevaristas. La revolución sigue, pero por otras vías.
Gorriarán fue reflejo de una época, con lo bueno y lo malo. Para evaluar una
época hay que agarrar las bolsas llenas y las vacías” .</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los restos de Enrique Haroldo Gorriarán serán velados
hoy, a partir de las 10 de la mañana, en la avenida Córdoba 3677.
<HR>
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Suscripciones, Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
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size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
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