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<DIV align=center><FONT color=#800000 size=5><STRONG><EM>Boletín informativo -
Red solidaria de la izquierda radical</EM></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><EM><IMG alt="" hspace=0
src="C:\Documents and Settings\EH\Mis documentos\germain 1.JPG" align=baseline
border=0><BR>Año IV - 2 de octubre 2006 - Redacción: </EM></STRONG></FONT><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG><EM>germain5@chasque.net</EM></STRONG></FONT></A> </DIV>
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<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Brasil<BR><BR>Un triunfo con sabor
amargo para el PT <BR><BR>Ganó Lula pero habrá segunda vuelta
</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Heloísa Helena: "espero que Lula no sea
reelegido"</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG>Agencias <BR></STRONG><BR></DIV>
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<DIV align=justify>El presidente Lula se impuso con el 49,06% de los votos, un
punto menos de lo necesario para evitar una segunda vuelta. El derechista
Alckmin obtenía el 41,11% de los votos para asegurarse un lugar en el ballottage
y la candidata del Frente Inzquierda Heloisa Helena consiguió el tercer ugar con
el 6,87% de los votos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los resultados fueron una derrota para el PT, que no
logró ganar gobernaciones en ninguno de los tres estados donde se decide
políticamente el país: San Pablo, Minas Gerais y Río de Janeiro, aunque Lula se
impuso claramente en las últimas dos. La performance petista en las disputas
estaduales fue pobre, aunque hubo algunas sorpresas favorables. En Río Grande do
Sul, que fuera el laboratorio del Foro Social Mundial, el ex gobernador Olivio
Dutra logró un lugar en el ballottage contra los pronósticos que lo dejaban
afuera, igual que su compañera, la candidata Julia Carepa, que disputará la
gobernación del estado amazónico de Pará el 29 de octubre. En Bahía, con el
cuarto mayor número de electores, el oficialismo estaba logrando una victoria
histórica, con Jaques Wagner, ex ministro de Trabajo lulista. Además, triunfó el
petista Binho Márquez en el estado de Acre. Por primera vez el PT gobernará el
principal estado del nordeste brasileño. Sería un golpe rotundo al caudillo
conservador Antonio Carlos Magalhaes, antipetista de paladar negro. El PT
también se impuso en los pequeños estados nordestinos de Piauí y Sergipe,
irrelevantes en el cuadro nacional.<BR><BR>El resultado dio aire a la oposición
encabezada por el ex gobernador de San Pablo Geraldo Alckmin, cuyo equipo estaba
seguro de que lograba el salto crucial a la segunda vuelta, prevista para el 29
de octubre. Lula, quien llegó con cierto desgaste a la elección por una andanada
de denuncias de corrupción muy mediáticas lanzadas contra su partido en los
últimos días por la oposición, reunió 48,91%, apenas a un instante de alcanzar
el límite de 50% para evitar el siguiente examen. Su adversario finalizó con
41,30% de los sufragios. El ministro de Relaciones Institucionales de Brasil,
Tarso Genro, admitió anoche que la elección presidencial será definida en
segundo turno. "Faltó un poquito. La votación fue muy expresiva", dijo el
ministro.<BR><BR>La histórica votación, en la cual participaron 125,9 millones
de electores, la tercera democracia en tamaño del mundo después de la India y
EE.UU., se desarrolló en calma pero con un reducido entusiasmo popular en
comparación con la elección que hace 4 años consagró al actual
mandatario.<BR><BR>En la votación también se presentaron dos ex aliados del
mandatario. La senadora Heloísa Helena, quien rompió con el oficialista PT en
repudio al giro ortodoxo de sus lineamientos económicos. Anoche, esta mujer
joven y de discurso encendido que se dirigió a la urnas proclamando "espero que
Lula no sea reelegido", reunía poco más del 6 por ciento de los votos, un caudal
que escapó de la agrupación del presidente. El otro es Cristovam Buarque, un
centroizquierdista que fue ministro del actual gobierno y logró alrededor de 2
por ciento. En una segunda vuelta, esos sufragios difícilmente irán a Alckmin,
un médico anestesiólogo, vinculado con la Iglesia Católica, el empresariado y
firme partidario de la libertad de mercado. <BR><BR>En toda la jornada se
eligieron a 19.000 candidatos, de 27 partidos, para 1.627 cargos desde diputados
distritales, gobernadores y presidente. Se renovó además la Cámara de Diputados,
de 513 escaños, y un tercio del Senado.<BR><BR>Según las cifras preliminares, el
PT de Lula obtenía más de 40 millones de votos, es decir un caudal superior a lo
logrado en la segunda vuelta de hace cuatro años, cuando ganó la presidencia. El
oficialismo retenía, además, 16 estados, contra 10 de la alianza
solcialdemócrata y del derechista Partido del Frente Liberal que sostiene a
Alckmin. Esa agrupación opositora concretó un previsible y amplio triunfo en San
Pablo, el mayor y más rico estado del país, que aporta el 35 por ciento del
producto bruto nacional. <BR><BR>La elección nacional fue el colofón de una
campaña enredada, cruzada de denuncias y niveles de agresión sin precedentes.
Aunque los sondeos garantizaban hace un mes que Lula se impondría con facilidad,
perdió votos en el camino particularmente con un escándalo que involucró a
militantes menores del PT que fueron pescados in fraganti cuando intentaban
negociar con la prensa un dossier con información comprometedora contra José
Serra, el opositor que ganó en San Pablo.<BR><BR>La alianza de Alckmin se tomó
de esa denuncia para sostener una ofensiva constante contra el Partido de los
Trabajadores, sugiriendo en todo momento que el presidente estaba al tanto de
esa maniobra ilegal. <BR><BR>El último debate de campaña con todos los
candidatos no contó con Lula, convencido de que sería una trampa. Pero esa
actitud también, según fuentes del campamento oficialista, le pudo recortar
votos. "El dossier perjudicó una elección que estaba ganada", declaró ayer uno
de los asesores del presidente, Gilberto Carvallo.<BR><BR>El ex presidente
Fernando Henrique Cardoso, la figura de mayor peso en la alianza opositora, no
perdió la oportunidad de golpear a Lula describiéndolo como un agente de
corrupción. La oposición, entre tanto, mantiene su compromiso de no darle
sosiego al próximo gobierno de Lula, que, dados los cálculos, parece muy
improbable que pierda la reelección. Hay una serie de pasos judiciales que la
gente de Alckmin ha puesto en marcha con la intención de lanzar un impeachment
contra el presidente y expulsarlo del poder. Es la síntesis de un futuro no muy
halagüeño, no sóio para el presidente sino para su país.
<HR>
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size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
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