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<DIV align=center><STRONG><FONT size=5><U>boletín informativo - red solidaria de
revistas<BR></U><FONT color=#800000 size=6><EM>Correspondencia de
Prensa</EM></FONT><BR>Año IV - 26 de octubre 2006 - Redacción:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=5>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt"><B
style="mso-bidi-font-weight: normal"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><FONT size=3><FONT
face="Times New Roman"></FONT></FONT></SPAN></B> </P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt"><B
style="mso-bidi-font-weight: normal"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><FONT size=+0><FONT
size=3>América Latina<o:p></o:p></FONT></FONT></SPAN></B></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt"><B
style="mso-bidi-font-weight: normal"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p><FONT
size=3> </FONT></o:p></SPAN></B></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt"><B
style="mso-bidi-font-weight: normal"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><FONT size=3>La
polarización inevitable <o:p></o:p></FONT></SPAN></B></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p><FONT
size=3> </FONT></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><B
style="mso-bidi-font-weight: normal"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><FONT size=3>De Brasil a
México y de Venezuela a Bolivia, el escenario latinoamericano atraviesa una
creciente polarización que se manifiesta tanto en los procesos electorales como
en la vida política cotidiana. Uno de los efectos de la actual ofensiva
conservadora, comandada por la administración Bush contra los gobiernos
progresistas y los movimientos sociales, es haber trasladado a la arena política
la polarización social y cultural pofundizada por el
neoliberalismo.<o:p></o:p></FONT></SPAN></B></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><B
style="mso-bidi-font-weight: normal"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p><FONT
size=3> </FONT></o:p></SPAN></B></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><B
style="mso-bidi-font-weight: normal"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><FONT size=3>Raúl
Zibechi *</FONT></SPAN></B></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"></SPAN> </P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">Poco importa que se
trate de gobiernos moderados como los de Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil) o
Tabaré Vázquez (Uruguay), o de gobiernos más audaces y transformadores como los
de Evo Morales (Bolivia) y Hugo Chávez (Venezuela). La polarización crece a paso
de gigante y, en gran medida, ha sido promovida por las derechas, las elites y
la política de George W. Bush. Sin embargo, es un fenómeno complejo, no
reducible sólo a la actitud de una de las partes temerosa de perder sus
privilegios -que no siempre están en juego- o al deseo del imperio de recuperar
el terreno perdido. Además de estos indudables factores, parece estar jugando de
modo relevante el papel más activo que están tomando los grupos sociales que
hasta ahora parecían condenados a soportar la dominación de forma
pasiva.<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">¿Porqué las elites
brasileñas quieren impedir el triunfo de Lula, cuando esas mismas elites se
beneficiaron de su política económica? ¿Es tan temible Andrés Manuel López
Obrador, quien se considera amigo del multimillonario mexicano Carlos Slim
Heliu? Puede entenderse la ofensiva política del imperio y de las elites contra
Hugo Chávez, y también contra Evo Morales, quienes encabezan gobiernos
dispuestos a promover cambios de fondo que -inevitablemente- perjudican a las
clases dominantes. Pero en muchos otros casos, no está en discusión ni el modelo
neoliberal ni los privilegios que gozan los poderosos. En líneas generales, no
hay una respuesta sencilla, pero la situación ha llegado a un punto en el que
los poderosos sienten que el suelo sobre el que viven está temblando. Y sienten
la ansiedad de que el temblor se convierta en terremoto. Hay por lo menos cuatro
razones para esta creciente polarización: el imperio necesita conquistar más y
más recursos naturales y para ello necesita gobiernos fieles; las elites locales
se sienten inseguras y buscan amarrar gobiernos amigos; los mínimos cambios no
estructurales que introducen algunos gobiernos progresistas, pueden darle fuerza
(<I style="mso-bidi-font-style: normal">empowerment</I>) a los más pobres; y
finalmente, los movimientos del abajo siguen avanzando y creciendo. Todo esto
genera una coyuntura, mirada con los ojos de los de arriba, de creciente
“inestabilidad” para sus intereses.<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><B
style="mso-bidi-font-weight: normal"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">Elites e
imperio<o:p></o:p></SPAN></B></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">Para los de arriba, lo
grave no es sólo lo que está sucediendo sino lo que puede venir. Ciertamente, el
imperio necesita seguir avanzando sobre los recursos naturales (petróleo y gas,
agua y minería) como forma de contrarrestar tanto su progresiva debilidad como
ante la inminencia del agotamiento de los hidrocarburos a plazo más o menos
fijo. La dependencia petrolífera de Estados Unidos es cada vez mayor, y contar
con fuentes seguras y accesibles es uno de los objetivos de la estrategia de los
halcones de Washington. El fracaso de la ocupación de Irak y las dificultades
para estabilizar toda la región del Oriente Medio, imponen volver la mirada a lo
que -supuestamente- era el espacio seguro, retaguardia y garantía última del
control planetario: América Latina. Es aquí donde la “acumulación por
desposesión” (explicitada por David Harvey como la forma de enriquecimiento de
las elites mundiales en el período actual) encuentra límites precisos por parte
de las sociedades.<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">Pero no es ése el único
problema del imperio. Como se sabe, el control político es clave para asegurar
el acceso a las materias primas y a cualquier recurso natural. Por otro lado,
Washington tiene una larga experiencia en el trato con gobiernos que le son
adversos y suele implementar formas de “ablande”, ya sea directas o indirectas,
político-militares o comerciales. El problema de fondo, es que la oleada de
gobiernos progresistas y de izquierda coincide con el ascenso de la movilización
social, que está fuera de control tanto del imperio como de las elites. Es esa
confluencia real, con o sin alianzas de por medio, la que impide a Washington y
a las elites operar al modo tradicional. ¿De qué sirve un golpe de Estado si la
gente sale masivamente a la calle y consigue neutralizarlo?
<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">Las elites locales se
sienten inseguras, por esos mismos motivos y por otros más. Los de abajo se han
vuelto ingobernables, y van a más. La experiencia de la “comuna de Oaxaca” es el
ejemplo más reciente. Pueden entrar a sangre y fuego. Pero, ¿quién les asegura
que el incendio no se propagará a otros estados, al propio México DF, con
resultados inciertos? La represión no es garantía de continuidad de la
dominación, como en tiempos anteriores. Hoy resulta inimaginable, aún en el
México gobernador por la derecha, algo similar a la masacre de Tlatelolco que,
38 años atrás, garantizó la paz de los sepulcros durante algún tiempo.
<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">Pero hay más. Las elites
latinoamericanas ya no se sienten seguras ni siquiera en sus recintos
amurallados, enrejados, vigilados y alejados de los pobres. Temen verse
obligadas a tener que seguir el camino de Gonzalo Sánchez de Lozada, el ex
presidente boliviano forzado a huir a Estados Unidos por una insurrección
popular. Sienten pánico hacia los jóvenes pobres -negros, indios o mestizos- o
sea a la inmensa mayoría de la población. Sienten que ya no pueden dominarlos
con prebendas clientelares. Peor aún, no tienen siquiera líderes con los que
negociar, a los que sobornar o asesinar. Y son cientos de millones aglomerados
en las periferias de las grandes ciudades, que tienen a “los dioses del caos de
su parte”, según la feliz definición del urbanista Mike Davis. Ese pánico
creciente, los lleva a buscar que “uno de los suyos” esté en el gobierno. Por
eso detestan a Lula, aún sabiendo que Lula no los va a expropiar ni va a poner
en cuestión sus privilegios.<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><B
style="mso-bidi-font-weight: normal"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">Poderes de
abajo<o:p></o:p></SPAN></B></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">Para muchos integrantes
de las elites, ha llegado el momento de poner freno al creciente poder de los
pobres. Por curioso que parezca, las políticas focalizadas para “combatir” la
pobreza, diseñadas por el Banco Mundial y puestas en marcha por los gobiernos de
Argentina, Brasil y Uruguay, entre otros, no son ya garantía de paz social. La
experiencia argentina reciente parece confirmarlo: los planes y subsidios
creados por Carlos Menem, no sólo no debilitaron la protesta social sino que la
potenciaron. Planes como Bolsa Familia, pueden contribuir a diferir la protesta
de los más pobres, pero no van a conseguir integrarlos como ciudadanos de
primera. Por el contrario, algunos indicios apuntan hacia un “empoderamiento” de
los más pobres, que pueden estar motivados a pedir más o a organizarse ahora que
hay un gobierno dispuesto a escucharlos.<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">Quiero decir que esos
planes, diseñados en efecto para dispersar y adormecer la capacidad de
movilización autónoma de los más pobres, pueden tener efectos contrarios. Sobre
todo en una situación de alza de los movimientos de los de abajo. No estoy
asegurando que algo así vaya a suceder, pero, en la mirada de las elites, es una
posibilidad, una eventualidad que sería mejor evitar. De ahí las críticas a los
planes sociales, en todos los países del continente.<o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">Por último, los
movimientos del abajo son ya imparables. Las elites y el imperio no saben cómo
hacerlo. Las sociedades empiezan a dividirse, hasta países enteros aparecen
divididos. El México del Norte vota derecha, en tanto el del Sur vota izquierda.
El Brasil del Sur y Sureste votan derecha donde antes habían votado izquierda,
mientras el Brasil del Nordeste, el Brasil pobre y profundo, se vuelca por
primera vez y masivamente a la izquierda. Y así en todas partes. En Bolivia, en
Ecuador y en Uruguay, en Caracas, Lima y Buenos Aires, en cada lugar a su modo y
con sus características propias, naciones, sociedades y ciudades exhiben sus
fracturas étnicas y clasistas. La novedad es que ahora la fractura social se
está convirtiendo en fractura política. La polarización social y cultural se
están politizando. Ahora los territorios de los ricos votan derecha y los
territorios de los pobres votan izquierda. Por eso los medios conservadores
están enloquecidos, porque la lucha social ha desnudado la máscara de la doble
ciudadanía. Y se ven forzados a construir murallas que separen barrios, y hasta
países. <o:p></o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"><o:p> </o:p></SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">Cuando los medios de los
poderosos se empeñan en fabricar “golpes de Estado mediáticos”, es señal de
desesperación, no de fortaleza. Cuando el velo de la dominación ha sido
arrancado por los hechos -ya sean hechos electorales o insurreccionales-, es la
propia dominación la que está en juego. James Scott nos recuerda en <I
style="mso-bidi-font-style: normal">Los dominados y el arte de la
resistencia</I>, un texto cada vez más actual, que cuando los oprimidos se
atreven a decir sus verdades a cara descubierta, en público, es porque sienten
que los días de la dominación están contados. Esta es, precisamente, la
percepción que tienen las elites, desde Washington a San Pablo. </SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"></SPAN> </P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt"></SPAN> </P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"><SPAN
style="FONT-FAMILY: Geneva; mso-bidi-font-size: 12.0pt">* Integra el
Consejo de Redacción del semanario Brecha (Uruguay), investigador y docente de
la Multiversidad Franciscana de América Latina, columnista del diario La Jornada
(México), del Programa de las Américas (IRC - Estados Unidos), y de la revista
Carta (Italia). </SPAN></P>
<P class=MsoNormal style="MARGIN: 0cm 0cm 0pt; TEXT-ALIGN: justify"></FONT><FONT
face=Arial size=2>
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A></DIV>
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