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<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><U><FONT size=5>boletín informativo - red
solidaria de revistas</FONT></U><BR><EM><FONT color=#800000
size=6>Correspondencia de Prensa</FONT></EM><BR>Año IV - 31 de octubre 2006 -
Redacción: </STRONG></FONT><A href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG>germain5@chasque.net</STRONG></FONT></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>México</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La batalla de Oaxaca
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Luis Hernández
Navarro</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La Jornada, México,
31-10-06</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2> </DIV>
<DIV align=justify>De hinojos, con la bandera nacional en alto, con su sangre
como ofrenda, un ciudadano se coloca frente a los vehículos de la Policía
Federal Preventiva (PFP) para tratar de evitar su paso. No es el único. No lejos
de allí, decenas de oaxaqueños se tiran al piso para formar una alfombra humana
que evite el avance de las tanquetas que lanzan chorros de agua a presión.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>En las calles de la Oaxaca son mujeres, niños, jóvenes,
ancianos quienes se enfrentan de manera no violenta a los gendarmes federales.
En pequeñas cartulinas escriben: váyanse, no son bienvenidos. Son miles de
personas las que usan su cuerpo como única arma para resistir la agresión
policial. Han convertido el miedo en rabia, la humillación en dignidad. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En tres barricadas la tensión sube de tono. Hay quienes
arrojan palos y piedras. Unos pocos quieren aventar molotovs. Otros más lanzan
cohetones. Grupos de jóvenes y pobres urbanos desean enfrentarse con los
uniformados. Desde Radio Universidad, voz del movimiento contra Ulises Ruiz, los
locutores insisten una y otra vez en enfrentar de manera pacífica la incursión
de los gendarmes federales. Paciencia, calma, inteligencia, recomiendan. No caer
en provocaciones, insisten. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El ofrecimiento gubernamental de un operativo de
disuasión limpio y sin contacto se esfuma desde los primeros momentos. Son
palabras. La policía arroja gases lacrimógenos, blande los toletes, dispara
armas de fuego, catea domicilios particulares, detiene ciudadanos, agrede a
periodistas y confisca su material gráfico. Su consigna es avanzar con todo,
tomar edificios públicos, borrar las huellas que den testimonio de sus
tropelías, hacer sentir su fuerza. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Como en Atenco, el gobierno monta una gran campaña
mediática para tapar las atrocidades de sus gendarmes. El secretario Abascal
declara que no hubo muertos, que el saldo es blanco. Lo mismo hace el presidente
Fox. Pero la voz de los difuntos los desmiente. Los más de 50 detenidos los
refutan. Los heridos lo niegan. Otra vez más, como en Lázaro Cárdenas y como en
el mismo Atenco, la agonizante administración de Vicente Fox se mancha las manos
de sangre. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Es la batalla de Oaxaca. Es la revuelta popular más
importante en muchos años y el intento de sofocarla por la vía de la represión.
En ella está contenida la prefiguración del rumbo que pueden tomar las protestas
populares en México. Aunque el poder diga que la incursión busca garantizar la
seguridad pública, lo que para él está en disputa ahora es la destrucción de la
nueva sociabilidad tejida desde abajo y el sotenimiento de Ulises Ruiz. En
cambio, para quienes intergran el movimiento lo que se pelea es su proyecto
autónomo, tanto como su vida misma. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La batalla de Oaxaca es un combate en el que el gobierno
federal juega sus cartas como siempre, pero el movimiento popular despliega las
suyas con imaginación y audacia. Mientras las fuerzas federales se comportan
como un ejército de ocupación extranjero engolosinado con las posiciones que
ocupa, los oaxaqueños enarbolan centenares de banderas patrias y cantan el Himno
Nacional. En la disputa por los símbolos patrios, la gobernación perdió el
primer asalto. No bien la PFP tomó el centro de la ciudad y posiciones
estratégicas, los ciudadanos levantaron nuevas barricadas a sus espaldas. La
gente que desde sus comunidades serranas había apoyado el movimiento baja a la
capital del estado. No van a marchar solamente. Los cercados rodean a sus
agresores. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En Oaxaca, Vicente Fox está pagando con sangre la alianza
política para avalar la toma de posesión de Felipe Calderón como Presidente de
la República el próximo primero de diciembre. "Yo no creé este problema", dice
el defenestrado mandatario estatal. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno federal se hizo cargo de la cuenta de las
tropelías de una administración local a la que sus ciudadanos repudian. Fox
cubrió la factura de Ulises Ruiz a un precio estratosférico. El Partido Acción
Nacional solventó el importe de las barbaridades perpetradas por el Partido
Revolucionario Institucional. La dimensión de este compromiso puede
ejemplificarse muy bien parafraseando la escena final de la obra de Bertolt
Brecht Los días de la Comuna, en la cual el aristócrata celebra el aplastamiento
sangriento de la Comuna de París de 1871, de la que la sublevación oaxaqueña es
hija legítima: </DIV>
<DIV align=justify><BR>PRIÍSTA (a media voz): Mister Fox, para usted esto
significa la inmortalidad. Ha devuelto Oaxaca a su verdadera soberana, México.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>FOX: México... son ustedes, los priístas, ladies and
gentlemen... </DIV>
<DIV align=justify><BR>Por lo pronto, el gobierno federal ha comenzado ya a
pagar el precio de la alianza. En varias ciudades europeas se han ocupado
consulados mexicanos o efectuado mítines frente a sus edificios. En México las
acciones de protesta contra la acción policiaca se han extendido a otros estados
y grupos de maestros preparan un paro nacional. Y según afirmó el dirigente
indígena Adelfo Regino: a ver cómo le hace ahora Felipe Calderón para ir a
Oaxaca. </DIV>
<DIV align=justify><BR>No hay regreso a la normalidad fincado en el uso de la
violencia. No hay forma de sanear el tejido social con la ocupación policiaca.
La gobernabilidad requiere de la aceptación de que los gobernados reconozcan la
legitimidad de sus mandatarios. Esa aceptación no existe y no vendrá con toletes
y botas. Por el contrario, el fermento de la inconformidad se ha esparcido a
todos los rincones de la entidad con el nuevo agravio. Si hasta ahora algunos
sectores de la sociedad habían permanecido neutrales, el atropello federal los
ha obligado a tomar partido. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El acuerdo con la dirección del sindicato magisterial
para volver a clases este lunes naufraga. No hay condiciones para hacerlo. La
sangre de los muertos está aún fresca y la indignación es enorme. Los maestros
que habían aceptado el repliegue se vuelven a movilizar. La presencia policiaca
es un agravio inadmisible que ha calado hondo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La batalla de Oaxaca no termina aún. Por el contrario, la
solución al conflicto en la entidad es hoy mucho más compleja que hace unos días
y parece más lejana. La frase es trillada, pero inevitable: quisieron apagar el
fuego echándole gasolina.
<HR>
<STRONG><EM><FONT color=#000080 size=3>La información difundida por
Correspondencia de Prensa es de fuentes propias y de otros medios, redes
alternativas, movimientos sociales y organizaciones de izquierda. Suscripciones,
Ernesto Herrera: </FONT></EM></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><EM><FONT color=#000080
size=3>germain5@chasque.net</FONT></EM></STRONG></A>
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>